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lunes, 2 de abril de 2012

Miércoles Santo: El Oficio de Tinieblas

Tenebrarium de la Catedral de Sevilla.
Empiezo hoy esta nueva plataforma del blog con un texto sobre una celebración que gran parte de los que formamos la Iglesia no hemos conocido, ni siquiera de oídas, tal vez por lo espantoso de su nombre: El oficio de Tinieblas. Se celebraba en la “Feria IV Majoris Hebdomadæ”, o sea, el Miércoles Santo y fue suprimido de la liturgia, no por la reforma del concilio, sino antes, porque ya no aparece en el misal de 1962. En las catedrales, iglesias monásticas y parroquias importantes era celebrado con toda solemnidad; en otras era una algazara de ruidos y gritos, y en otras no se celebraba.

El oficio litúrgico estaba basado en el hecho que dos días antes de la Pascua se reunieron los judíos para planear el apresamiento y la muerte de Cristo. Era un día de luto, tremor y pesadez, que preparaba a lo que se venía: la terrible muerte de Cristo y su triunfante resurrección. Utilizo estas palabras tremendistas porque era precisamente el espíritu que rodeaba el oficio: El mundo entero se entristecía y se hacía caos ante la traición de Judas, el contubernio de los sacerdotes, escribas y fariseos sobre necesaria sentencia sobre Jesús: su muerte. Es por esto que el Miércoles Santo era considerado tan de luto y de tristeza como el mismo Viernes, tanto que la Iglesia, al menos desde el siglo IV, consideró los ayunos y penitencias de los miércoles, como complemento de los viernes.
 

El introito de la misa de este día era tomado de la carta de San Pablo a los Filipenses, donde se destaca la humillación sin límites del Salvador y la gloria manifiesta y triunfante de la Resurrección de Cristo, al cual “a la invocación de su nombre doble la rodilla todo lo que hay en el cielo, en la tierra, y en los infiernos”. Se leía a Isaías, que habla de la derrota del siervo de Yahvé, para pasar enseguida a la victoria sobre el demonio y todos los infiernos. La Pasión que se leía era la de San Lucas, a modo de tres lectores, como la del Domingo de Ramos y la del Viernes Santo. Y claro, se lee como Judas conviene con los judíos entregarle al Señor y como estos planean hacerse con él, en medio de las tinieblas de la noche.

Tenebrarium. Convento franciscano
de San Gabriel, Cholula, Puebla.
Y son estas tinieblas, junto a las del infierno, contentas por la muerte y aparente derrota del Salvador, las que toman protagonismo. Al atardecer del miércoles Santo, luego de cantado el Benedictus del oficio de Maitines (1), quitados los candelabros del altar mayor y laterales, se apagaban todas las lámparas de la iglesia. Sólo se dejaba un candelero de gran tamaño, llamado (no por gusto) “tenebrarium” con quince cirios encendidos. Estos cirios se iban apagando uno a uno, luego de cada salmo del oficio litúrgico. Los tenebrarios solían ser de forma triangular, en cruz y aún como arañas, suspendidos en la iglesia. Esta última modalidad permitía fueran bajados y subidos luego de cada salmo, dando más sensación misteriosa, por el juego de luz y oscuridad. Así, apagados los cirios gradualmente, mientras se avanzaba en la recitación de los salmos, se acercaba la traición y el juicio y las tinieblas se hacían más espesas (2). Finalmente, solo quedaba un cirio encendido, que era ocultado, poniéndose junto al sagrario, para no dejar al Santísimo sin luz (3), se hacía un silencio espeso, y entonces… ¡comenzaba el estruendo! Se daban golpes, martillazos, se hacían sonar matracas, carracas, se palmoteaba y se hacía todo el ruido posible. Hasta aullidos, gritos y palabrotas.

En origen, el único ruido era el golpe que daba el obispo, abad u oficiante al cerrar su libro, o ponerlo sobre su sitial, para indicar que la celebración había terminado, para que el clero, monjes y pueblo salieran en silencio. Con el tiempo se fue añadiendo más ruido hasta llegar a la algarabía y convertirse en una fiesta ir a gritar a la iglesia a oscuras, desvirtuando el sentido original. Con el tiempo, cuando se impuso la tradición del ruido se le buscaron, principalmente, dos justificaciones: una terrenal, el caos y confusión de la tierra por la muerte de Cristo y la alegría por su resurrección. Y la espiritual, todo lo contrario el gozo del infierno ante la muerte de Cristo y su terror por la resurrección.
Todo un teatro, se entiende por qué se suprimió.

Otros artículos sobre Semana Santa y Pascua:

El Domingo de Ramos, de un lado a otro.
El "no" monumento del Jueves Santo.
La Pascua y sus signos
El Discípulo vio y creyó, pero ¿qué?.
El Resucitado y su Madre.
 


(1) El oficio de Maitines, celebrado antes del amanecer y aún de madrugada, en origen no se diferenciaba del de Laudes. Luego se fue separando, iniciándose de madrugada, separando algunos descansos, aunque con el tiempo y ocasiones especiales, como este Oficio de Tinieblas, se hicieran más cerca del día. En las iglesias de canónigos terminó cantándose por las mañanas, junto a Laudes, hasta desaparecer de casi todas las órdenes religiosas e iglesias luego de la reforma conciliar. En cuanto al Oficio de Tinieblas, aunque se celebraba el miércoles por la tarde, en origen era el jueves de madrugada, pero al comenzar a hacerse con participación del pueblo, se fue adelantando hasta terminar siendo el miércoles por la noche.
(2) Este apagado sucesivo de los cirios también recordaba el abandono de los apóstoles, a los que la llama del ardor de la fe y el amor les iba abandonando en las horas cercanas a la Pasión. De hecho, muchos tenebrerarios, como el de la imagen tenían figurillas de los apóstoles.
(3) El cirio se conservaba encendido y luego se sacaba para encender la lámpara del santísimo. El sentido del cirio escondido y vuelto a sacar era significar la muerte y resurrección de Cristo.


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12 comentarios:

  1. Me parece interesante que un ritual haya sido eliminado de los festejos de Semana Santa por sus efectos en las personas y en sus creencias... Sería interesante ver qué ocurriría ahora en nuestros templos cuando la celebración religiosa nos hiciera tomar conciencia de la participación que tenemos en la muerte de Jesús. Bastante traumático me parece.
    También aprendí una nueva palabra... bueno dos... me encanta tu blog...

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    1. Estimada, es un placer que seas la primera en comentar y claro, que te haya gustado la página en su nuevo formato.

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  2. Mi hermano Ramón.
    Excelente artículo. Hace tiempo quería saber sobre el tema.
    Siempre es un gusto aprender de vos.
    Soy Rodolfo.

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  3. Gracias a ti, Rodolfo, por "seguirme" hasta aquí.

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  4. Muy interesante, en mi pueblo aun se realiza el oficio de Tinieblas los miercoles santos y buscando información al respecto llegue a tu blog, muchas gracias, ¡Saludos!

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  5. Gracias a ti por leerme. Sería interesante saber como se celebra hoy en día.

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  6. vayas donde vayas, ahi me tendras.Y si es para mejor, como ahora, asi serà. (Auqnue ya me habia acostumbrado a la otra, como que era mas familiar)Y soy German. No entiendo eso que ponen como perfil.

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  7. Si vieras como me he reído, aunque se que esto no fue escrito con fines humorísticos. "convertirse en una fiesta ir a gritar a la iglesia a oscuras" Ja.
    En fin, me ENCANTA tu blog. Uno de los mejores, felicidades.
    Saludos desde EEUU

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    1. Andresito, siempre me gusta poner una nota irónica o simpática. Es el estilo de mis redacciones, porque yo soy así. Gracias por ese elogio, solo hago lo que puedo. Espero tu lectura y artículos, como siempre.

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    2. de que parte de EEUU eres?? seri interesante asistir.

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  8. Hola! Creo que la liturgia la han simplificado tanto que la han vaciado de muchas manifestaciones, teatrales o no, que llegaban al alma y a la conciencia del pueblo. Hoy dia, como efecto de ello y de otras causas, vemos iglesias vacias, curas que no creen y que niegan los dogmas, y un largo etc. La sociedad necesita signos y si no los tienen, los buscan incluso entre los herejes y sus sectas histericas. Saludos y Dios te bendiga!

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    1. Tienes razón, aunque todo ha de moderarse y reformarse si es necesario. Hoy en día hay sitios que han retomado el Oficio de Tinieblas, evitando el final estruendoso. Dios te bendiga también.

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