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lunes, 24 de junio de 2013

Iconografía y regaños por San Juan Bautista

San Juan Bautista
Os traigo hoy unos resúmenes del conocido libro iconográfico "El Pintor Cristiano y Erudito", que da pautas para la representación de Cristo, la Santísima Virgen, ángeles y santos. A pesar de ser un libro del siglo XVIII, es de amena lectura, pues su autor, el mercedario Fray Juan de Ayala, intercala frases ingeniosas, detalles curiosos y regaños a los pintores caprichosos, sin andarse por las ramas ni dar tregua ni la más mínima licencia a las sensiblerías y fantasías. No debió ser alguien estimado en los ambientes artísticos, puesto que arremete sin piedad contra los artistas, como veréis. Su visión, ciertamente, está marcada por la moral y piedad de su siglo, y su criterio es evidente que es que el arte ha de estar supeditado totalmente al historicismo (en cuanto se puede haber de histórico en leyendas de santos), a la predicación y enseñanza de la Iglesia, sin margen apenas para la creatividad y la religiosidad popular.

Él mismo sabe que su obra será tenida poco en cuenta (en algunos casos está bien que así haya sido), pues tanto prelados, fieles y artistas muchas veces hacen lo que se les ocurre, o lo que ven que han hecho otros antes, sin mucho criterio. Sabiéndolo, él mismo dice que "es música para los sordos". Si llega a vivir en estas épocas en que los más elementales cánones iconográficos son pisoteados a capricho, como no, de prelados, fieles y artistas; si llega a vivir hoy, digo, se volvería a morir.

Veamos unos fragmentos de los capítulos XI y XII del Tomo Segundo, capítulos dedicados a San Juan Bautista (24 de junio, Natividad; 23 de septiembre, Imposición del nombre; 24 ó 21 de febrero, primera Invención de la cabeza; 29 de agosto, segunda Invención de la cabeza, hoy fiesta de la Degollación; 25 de mayo, tercera Invención de la cabeza).


Capítulo XI. Sobre las Pinturas e imágenes de la anunciacion que hizo el ángel de la concepcion de San Juan Bautista, ilustre Precursor de Cristo Señor nuestro:

Anunciación a Zacarías
"Habiendo visto yo muchas veces la Pintura de este hecho, no tanto me ha parecido ver pintada una narración verdadera de lo acontecido, como delirios de quien está soñando (...) nuestros Pintores, para representar, y ponernos a la vista semejante hecho, fingieron y pintaron (si puedo explicarme así) un cúmulo de errores. Primeramente suelen pintar un Templo; pero no el único que tuvo toda la nación de los Israelitas (...) sino otro muy distinto, cuyas ideas se figuraron ellos; esto es, un templo muy parecido a los nuestros. (...) Pintan después, o por mejor decir, figuran en lo más retirado del Templo la antigua Arca del Testamento medio cubierta con un velo: a sus lados, dos Querubines, y junto a ella a Zacarías en pie, o arrodillado; y (lo que es muy digno de advertirse) nos lo representan adornado con las vestiduras e insignias que solo correspondían al Sumo Pontífice [se da una larga explicación que demuestra que no lo fue]. Pintan también no muy lejos un Altar; pero no cual era el que había antiguamente, y cerca de él a un Ángel en pie. En lo restante del Templo, o no ponen ningún cuidado, o no tiene ninguna proporción con el antiguo. (...) Todas estas, y otras muchas cosas que omito de propósito, las saben muy bien aun aquellos que solo han puesto una mediana diligencia en leer los libros sagrados, pero son enteramente desconocidas a los pintores, aunque por otra parte sean muy peritos en el arte de la pintura, los cuales acomodando muchísimas veces las cosas a sus caprichos y antojos, no tanto refieren los hechos con el pincel, cuanto que los fingen y desfiguran".

"Que el Arca de la alianza la pinten en el Templo que había en los tiempos de Cristo, y aún después de la Cautividad de Babilonia es un error craso y disparatado, por cuanto el Arca ya de muchos tiempos antes, estaba escondida de la vista de los hombres. (...) el pintar a Zacarías arrodillado y orando descubierta la cabeza es una ignorancia, por no decir otra cosa más fuerte. Pues aunque algunas veces se lee también en la Escritura este género de adoración; es constante que no era frecuente , y que no lo usaban los Ministros y sacerdotes, los cuales por lo común, o por mejor decir, siempre, ejercían su oficio estando en pie como se convence por algunos lugares de la Escritura". (...)

San Zacarías, con el incensario
"¿Cómo es posible, pregunto, pintar al Sacerdote Zacarías delante del Arca (que entonces ciertamente no estaba allí) y no delante del altar de los "thymiamas" o del incienso? Cuando es constante por el mismo Evangelio, que para ejercer Zacarías este ministerio había entrado en aquel lugar que llamaban Sancta: óigase el mismo Evangelio: 'Sucedió que ejerciendo (Zacarías) delante de Dios su oficio de sacerdote por turno, según la costumbre del sacerdocio, salió por suerte a poner incienso', a que se agregan aquellas otras palabras: 'Apareciósele el Ángel del Señor, que estaba a la derecha del altar del incienso'. Porque el que le pinten con un incensario de la misma forma que hoy los usamos, esto dimana del poco conocimiento y de la ignorancia de las cosas. Pues los incensarios (si así pueden llamarse) de que usaban los sacerdotes hebreos, eran un género de vasos o navecillas algo anchas, que solo servían para llevar dentro del altar del incienso las ascuas que sacaban del grande altar que había en el atrio".

"A fin de concluir esta materia solo resta que ya que hemos rechazado lo falso, establezcamos aquí brevemente lo verdadero y digamos de que manera deba representarse a Zacarías en esta descripción  y conforme debe pintarse toda esta historia: 

En lo primero [la primera estancia] estaban las lámparas, la mesa y los panes de la proposición, y a esto llamaban 'Sancto'. Después del segundo velo (¡examínense con reflexión estas palabras!) estaba el Tabernáculo, que se llamaba 'Sancta Sanctorum' (lugar santísimo). Y ya que suponemos que se pinta este hecho, y aún, que debe pintarse; conviene que se represente quitado el velo de la primera puerta, para así poderse ver el Ángel y Zacarías. (...) Debe representársenos [el ángel] como nos lo enseña la misma Sagrada Historia, no en otra postura sino estando en pie a la derecha del altar del incienso. (...) Zacarías no puede ni debe pintarse sino en pie. (...) Debe además estar adornado Zacarías con una cobertura blanca en la cabeza en la misma forma que las llevan los Turcos, y que comúnmente llamamos turbantes. Debe representarse también vestido de una túnica blanca de lino la, cual baje desde el cuello hasta los pies (que deberán pintarse enteramente desnudos , pues no podían de otro modo entrar en aquel lugar, aun los mismos sacerdotes, ni aun el Sumo) y ademas, debe estar ceñido con una faja también de lino, bien que hermoseada con algunos colores, cuyas extremidades llegaban hasta casi los pies. En la mano izquierda se le pintará teniendo aquel vaso de oro (de que hicimos antes mención) donde se ponían las ascuas que se quitaban de los sacrificios. Este será el modo más oportuno de pintar a Zacarías, padre del Santo Precursor [en la Anunciación]. Finalmente, será conveniente que el pintor erudito esté advertido de pintar de uno y otro lado del altar el candelero de oro y la mesa de los panes de la proposición".

Capítulo XII. Sobre las imágenes del mismo Precursor cuando muchacho, mozo o joven.

El Niño San Juan
"No me detendré aquí en reprender la necedad que cometen las mujeres cuando ridículamente, aunque con buena intención adornan la imagen del Bautista quando niño, proponiéndolo casi, o enteramente desnudo, cubierto no con el pellejo sino con una corta piel, que apenas le cubre la mitad del cuerpo por las espaldas, calzado con pequeñas sandalias y, ademas, adornado con su cabellera rubia, peinada y rizada de mil modos, a que se añaden frecuentemente otras muchas tonterías de esta clase".
(...) "Nada se ve con más frecuencia que las pinturas de S. Juan cuando niño, jugueteando de mil maneras extrañas y ridículas con Cristo Señor nuestro también niño: a saber , ora cogiendo con su mano a un pajarillo atado con un hilo, ora poniendo al viento para que la mueva una veleta de papel o rehilete, ora (cosa verdaderamente ridícula) montado a caballo sobre un cordero. Todo esto, sobre ser un juguete ridículo y ajeno de la gravedad de las cosas sagradas , es totalmente falso, o representa cosas falsas e improbables". 
(...) "No cabe duda en que S. Juan Bautista, cuando aún muchacho, fue educado no con blandura y delicadez, sino en lugares desiertos, y en las mismas peñas, conforme convenía al que había de ser excelente pregonero de la penitencia. Dícelo claramente el Evangelio: el niño crecía, y era confortado del espíritu, 'y estuvo en los desiertos basta que se manifestó a Israel'. Esto es lo que niegan algunos (...) los cuales afirman que S. Juan fue educado en casa de sus padres, no solo cuando niño, sino cuando muchacho, y aun siendo joven. Y lo que dice de él el Evangelio 'y estuvo en los desiertos', pretenden únicamente que habitó en casa de sus padres que estaba en lugares de la montaña, o en la región montana de la Judea. Así se burlan del predicador de la penitencia y austeridad estos hombres entregados a una vida regalona y delicada, y así sienten de la virtud los que la aborrecen. (...) Háse, pues, de pintar al Santo Precursor como que moraba en un vasto y horrible desierto, ya se le pinte varón, ya joven o muchacho que aún no ha salido de los años de su infancia".
San Juan, joven.
(...) "Por lo que respecta al vestido, los pintores, sin dar en el blanco, acostumbraron pintar a Juan cuando muchacho, vestido con pieles de cabritos o de corderos; y cuando joven o ya varón  con pellejos más groseros como los de camello, y pendiente muchas veces de ellos parte de la cabeza del camello. (...) [Pero] no nos dicen los Evangelistas que el vestido de Juan fuese de pellejos de camello, sino de pelos de dicho animal, y que su vestido fue rudo, áspero y muy semejante a un cilicio. San Mateo dice así: 'Juan tenía su vestido de pelos de camellos, y un ceñidor de cuero alrededor de sus lomos'. (...) Con todo, es es cosa que se puede tolerar, como también el que le pinten medio desnudo cuando niño, pero es intolerable, el que así lo representen, y pongan a la vista cuando ya mozo de alguna edad, conforme he observado muchas veces aunque nunca lo he podido aprobar. Pero los pintores, no haciendo ningún caso de lo que debieran hacer, solo parece que se dedican o a ostentar su pericia en el arte, pintando desnudos los cuerpos, o a pintar según su capricho, No debe, pues, pintarse S. Juan vestido, o medio vestido con alguna piel, sino con una áspera túnica o cilicio, como es el que se hace de pelos de camello, y que le cubra desde los hombros hasta casi los pies, y ceñido con aquel basto ceñidor de pellejo: esto debe observarse principalmente cuando le pintan joven , o ya varón, pues no es decible, cuanto conviene esto a la dignidad y autoridad del Bautista".
(...) Píntanle finalmente, como que está abrazando algunas veces a un cordero: lo que si bien los Griegos [las Iglesias Orientales] no lo aprueban (...) es más que recibido entre nosotros semejante modo de pintar al Precursor: singularmente estando recibido por costumbre, que al cordero (que sin duda representa al mismo Jesucristo) para distinguirle del cordero irracional, se le pinte adornado con una corona en la cabeza, o con un resplandeciente círculo, y ademas una Cruz: aunque es verdad que la Cruz formada de dos varas atravesadas suele atribuirse por lo común al mismo S. Juan, y no al cordero; lo que no sé si se hace igualmente bien. Pero es evidente, que por la figura de este cordero, se pretende señalar como con el dedo, aquel excelente testimonio que dio el Precursor, cuando viendo que Jesús iba hacia él, testificó a alta voz: 'He aquí al cordero de Dios; he aquí al que quita el pecado del mundo'. (...) Esto ha sido lo que me ha parecido más digno de advertir acerca de las pinturas e imágenes del insigne Precursor".
Y terminamos con Fray Juan de Ayala. Hay que decir que otros atributos relativos a San Juan Bautista son el manto rojo, que recuerda el martirio, si bien choca con la austeridad del vestido de pelos de camello; y el otro es la concha bautismal que en ocasiones se pone a su imagen, aunque no sea una representación del Bautismo del Señor. Un tercer atributo, insinuado por el autor es el estandarte con las palabras "Ecce Agnus Dei", que, como dice, es el testimonio sobre Cristo. En la iconografía oriental es común lleve un libro, que simboliza la predicación de la Palabra de Dios, y también se le representa alado. 

¿Que que le parecería esto a Fray Juan? Podéis imaginároslo. 

3 comentarios:

  1. señor ramón aveces sus comentarios son un tanto insanos para la credibilidad de la gente cuando su fe es débil si es que la tienen,sin de meritar su trabajo es mas sano hacer la investigación lo mas veras y tener la certeza de ser publicada como información histórica

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    1. Piues has comentado eso en el artículo donde menos hay de mi cosecha, y el 90 % es extractado de un libro. Si la gente tiene fe débil, hora es que la fortalezcan con la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia, y la frecuencia de los Sacramentos, no en un simple blog sobre santos, como este, que no pretende sentar cátedra, si ser tenido en cuenta, ni como referencia de nada.
      Aquí lo mismo publico historia, que leyenda, que mi opinión sobre ciertos temas. Lo he dicho mil veces: Este no es un blog doctrinal, ni pastoral, ni catequético. Salvo algunas alusiones a documentos oficiales de la Iglesia, no se pretende sentar autoridad, ya que la autoridad la tiene la Iglesia, no yo.

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  2. He leido con gusto a Fray Juan, pienso que muy bien pudo haber tenido una escuela y ser tú su alumno más aprovechado. O él ser tu su padre y tú su hijo, sino es porque es fray.
    Díria más bien que es el Ramón del siglo XVIII o tú el fray Juan del siglo XXI.
    Gracias por enseñarnos tanto, amigo mio.

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