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domingo, 18 de septiembre de 2016

San Ferreol, el encadenado.

San Ferreol de Vienne, soldado mártir. 18 de septiembre.

Ferreol era natural de Vienne, en la Galia, y llegó a ser tribuno de la guardia romana. Imperando Diocleciano se desató la persecución y Ferreol, que sabía que entre sus tropas estaba el soldado San Julián (28 de agosto), que era cristiano, le animó a irse de la ciudad. La leyenda dorada de Santiago La Vorágine (13 de agosto) cuenta que no fue por huir, sino por poder padecer martirio con más gloria al ser mártir en un sitio donde no fuera conocido, además de para no dejarse convencer de sus padres. Pero eso se lo inventa el escritor porque le parece que por irse el santo tiene menos mérito. Ya sabemos cómo era La Vorágine.

Pues una vez que Julián partió, el gobernador Crispín mandó apresar a los cristianos que había en la ciudad, sobre todo a los principales, con especial encomienda que apresaran a Ferreol, del que se decía era cristiano. Cuando estuvieron frente a frente, Crispín intentó hacer que Ferreol sacrificara a los dioses, a lo que respondió el santo: "Yo soy cristiano, y no puedo adorar a tus dioses. A los Emperadores he servido en la milicia el tiempo que les podía servir como cristiano, y cuando di la obediencia, determiné de obedecer leyes justas, y nunca a leyes injustas, sacrílegas y malas; y así tengo puesto de militar contra los enemigos del Estado como debo, pero no contra los cristianos". Y un largo diálogo, legendario, tuvo lugar, para concluir Ferreol: "Me he propuesto adorar al Criador, y no a la criatura, ni a tus dioses, hechos por manos de hombres".

Viendo Crispín la constancia de Ferreol, lo mandó a azotar, y echarlo después a la cárcel cargado de cadenas. Pero al tercer día de estar en ella cayeron milagrosamente las cadenas quebradas en mil pedazos, y se le abrieron las puertas de par en par. Reconoció el santo este singular favor de Dios, y comprobando que los guardas dormían, salió del calabozo y de la ciudad, y se fue camino a Lyon. Pero dos leguas más arriba de Vienne, cayó otra vez en manos de sus perseguidores, que le ataron y le llevaron de nuevo a la ciudad, pero a medio camino le cortáron la cabeza a las orillas del Ródano sobre el año 304.

Las leyendas en torno a Ferreol y Julián son confusas, pues hay varias versiones. La más extendida cuenta que los verdugos llevaban la cabeza de Julián, la enseñaron a Ferreol y le dijeron: "Esto haremos contigo si no sacrificas a nuestros dioses", y como Ferreol se negó, le martirizaron y le sepultaron con la cabeza de Julián en las manos. En 431 San Mamerto de Vienne (11 de mayo) halló las reliquias de Ferreol y Julián, pero no falta la versión que dice que fue San Germán de Auxerre (31 de julio). Ambas versiones sí que coinciden en que la cabeza de Julián y el cuerpo de Ferreol estaban incorruptos, como acabados de enterrar.

La devoción a San Ferreol pasó a España y en Cataluña tuvo alguna devoción, llegando a trasladarse algunas reliquias suyas a Besalú, donde aún se le venera. En Olot, Gerona, se le venera también.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo X. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000. 
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Septiembre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.


A 18 de septiembre además se celebra a 
San José de Cupertino, religioso franciscano
San Lantpert de Friesing, obispo.

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