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viernes, 23 de septiembre de 2016

Santas Polixena y Xantipa.

Santas Polixena y Xantipa. 23 de septiembre.

Santa Xantipa.
Introducción.
Las "Actas de Xantipa, Polixena y Rebeca" se considera una especie de apócrifo del Nuevo Testamento, y fue escrito entre los siglos III y IV, con un estilo muy alejado de los sobrios textos evangélicos y del canónico Hechos de los Apóstoles. Los personajes centrales son dos hermanas, Polixena y Xantipa. Consta de dos partes que se entrelazan, poniendo como hermanas a ambas santas. Aunque se presentan escritas por una sola persona, por San Onésimo (16 de febrero), el conocido discípulo de San Pablo (29 de junio, martirio; 30 de junio, conmemoración; 25 de enero, conversión; 18 de noviembre, dedicación de la basílica), se nota que son dos documentos redactados de diferente estilo y momento. La primera parte está dedicada a Xantipa, y la segunda a Polixena, ambas abundan en largas oraciones, sueños, alusiones a salmos y escritos paulinos, discursos, aventuras, etc., que las asemejan más a una novela que a otra cosa.

La inspiración de las "Actas de Xantipa, Polixena y Rebeca" pueden ser las apócrifas, y más antiguas, "Actas de Pablo y Tecla", pues parten del mismo supuesto: las correrías misioneras de San Pablo en España, supuestamente en Tarragona, sitio que tiene como sede la tradicional misión hispánica de San Pablo. Se notan los pasajes casi calcados, la presente manifestación de Cristo en San Pablo, que toma el aspecto del Señor, resplandeciendo cuando predica. O las escenas del soborno del custodio, el disfraz de hombre, la leona que aparece varias veces, etc. Y, claro, la coincidencia de la memoria litúrgica de estas santas con Santa Tecla, igualmente a 23 de septiembre, no es casual. Ciertamente, no hay vestigio de culto, ni mención algunos a estas santas en los Padres españoles, que no parecen conocerlas. No así los griegos, que las celebran entre sus santos "apostólicos" y las ponen realmente como apóstoles en tierras tarraconenses. Por último, aunque en el título se mencione a Rebeca, esta no pasa de ser un personaje secundario y a la cual si que no se le da culto como a las otras dos. La mención de Santas Polixena y Xantipa entró tardíamente al Martirologio Romano, de manos de Baronio en el siglo XVI, que la colocó a 23 de septiembre, siguiendo a los griegos. Hay que recordar que la mera inserción en el martirologio no significa la existencia de un culto público en la Iglesia, sino que solo es una mención. Hoy no existe dicha mención.

Las Actas.
Según estas, que resumiré muchísimo, cuenta que cuando San Pablo estaba en Roma, conoció a un esclavo de un prefecto de Roma en España, llamado Probo. Este esclavo conoció el Evangelio por parte del apóstol, pero no fue bautizado. De regreso enfermó y como era un esclavo muy querido por sus amos, les confesó que la causa de su mal era que le faltaba una medicina celestial: "la unción con aceite y lavado por el agua", que solo podía darle "un médico" que había conocido en Roma. La mujer, llamada Xantipa, preguntó por ese "médico" que sanaba los espíritus y al contarle de las maravillas obradas por San Pablo, todos los ídolos de la casa cayeron por tierra. Y Xantipa creyó en el nombre de Cristo, y cayó enferma del mismo mal que el esclavo: deseo por bautizarse y ser de Cristo totalmente, y por ello comenzó un ayuno que duró un mes.

Y ocurrió que San Pablo llegó a Tarragona, y Xantipa le vio orar antes de entrar a la ciudad, y supo por revelación que aquel era quien Dios le enviaba para ser bautizada en nombre de Cristo. Y junto a Probo, le invitó a su casa. Y muchos fueron allí a oír la palabra del apóstol, y se convertían y sanaban de sus males, y aunque Probo en un principio se negó a que su casa pareciera una posada, por amor a su esposa, aceptó. Pero el diablo, que no quería que Xantipa fuera cristiano, inspiró a Probo arrojar a San Pablo de su casa. El Apóstol se fue y se alojó en la casa de Filoteo, que había sido prefecto de la ciudad. Cuando Probo se durmió, Xantipa sobornó a los guardias y se fue a casa de Filoteo. Los demonios desataron una feroz tormenta de rayos y truenos, pero ella no temió, se encomendó a Cristo y siguió su camino. San Pablo salió a su encuentro, la confortó y la bautizó, dándole la Eucaristía enseguida. Xantipa volvió a su casa y se le apareció Cristo para animarle a confesar su Nombre.

Santa Polixena.
Entretanto, Probo había tenido un sueño y se fue a que los hechiceros Barandus y Gnosteas le dieran un significado. Barandus le dijo que había soñado con el diablo, que se presentaba como rey del mundo, pero que su reino terminaba con el reinado del Cristo que predicaba Pablo, y que debían ser todos bautizados. Probo aceptó y antes quiso ver a Xantipa, preocupado por el largo ayuno que la mujer llevaba. Al acercarse a la alcoba la oyeron orando: "Alabad al Señor, los pecadores porque Él acepta sus oraciones también. Aleluya. Alabad al Señor los que habían perdido la esperanza, porque muchas son sus misericordias. Aleluya. Alabadle los malos, por los que fue crucificado. Aleluya. Alabadle vosotros, los que lucháis por la salvación de los pecadores, porque Dios os ama. Aleluya". Entonces los magos Barandus y Gnosteas pidieron el bautismo, y Xantipa les llevó a casa de Filoteo. Probo oyó la predicación de San Pablo y al regresar a su casa, oró al Señor, pidiéndole la fe. Al otro día fue bautizado y junto a su mujer hicieron una fiesta para invitar a todos a compartir su gozo.

En dicha fiesta estaba la hermana de Xantipa, la virgen Polixena (aquí comienza la segunda parte), que era más joven que su hermana, y estaba adornada con grandes virtudes y dones. Soñó esa noche Polixena que un dragón se la tragaba y que la liberaba un bello joven. Xantipa le explicó que el dragón era el diablo y que debía ser bautizada para que alcanzara la salvación que Cristo le ofrecía, y quedaron en que al día siguiente sería hecha cristiana. Pero esa noche un mago que deseaba a Polixena, con ayuda de los demonios la raptó y la metió en un barco camino de Babilonia, donde tenía familiares. Esa misma noche había tomado un barco el apóstol San Pedro (29 de junio; 1 de agosto, “ad Víncula”; 18 de enero, cátedra en Antioquía; 22 de febrero, cátedra en Roma; y 18 de noviembre, la Dedicación) camino a la Ciudad Eterna, avisado por Dios de que un mago llamado Simón había corrompido la iglesia local. Estando en la travesía Dios le habló diciéndole: "Pedro, mañana encontrarás en el mar una nave procedente de España; has de orar por el alma perturbada que en ella viaja". Y así lo hizo el santo, ocurriendo que al instante de pasar la barca de San Pedro junto a la Polixena, los demonios que conducían esta dijeron al mago que eran incapaces de seguir viaje y huyeron.

El mago, asustado, abandonó a Polixena en Grecia, donde esta encontró al apóstol San Felipe (28 de febrero; 1, 3 y 11 de mayo; 11 de octubre, Iglesias Orientales; 14, 17, Iglesia Armenia, y 18 de noviembre, Iglesia Copta), que igualmente por una revelación, acudió a la orilla del mar y recibió a Polixena, encomendándola a sus discípulos mientras él seguía su apostolado. Pero uno de estos tuvo malas intencions con ella, y Polixena salió en tras el apóstol. En el camino se encontró con una leona, y la santa mujer oró: "Por el Dios de Pablo, oh bestia salvaje, ten compasión de mí y no me desgarres no hasta que reciba el bautismo". Y el animal la dejó en paz y, además le enseñó el camino de salida del bosque. Saliendo de este, halló al Apóstol San Andrés; apenas le vio Polixena supo que era un hombre de Dios, le habló de San Pablo y de su deseo de ser bautizada. San Andrés se alegró de saber de los logros apostólicos de Pablo en España y accedió a bautizar a Polixena. Se encaminaron a un pozo, donde hallaron a Rebeca, una israelita que al ver a Andrés, le pidió recibir el bautismo. Así que Andrés las bautizó a las dos. Y he aquí que volvió a aparecer la leona, que dejó que las jóvenes la siguieran a su cueva, donde Andrés las dejó para que hicieran vida eremítica.



Un tiempo estuvieron allí, hasta que conocieron a un arriero. Este había sido discípulo de San Felipe y tentado por Satanás, había metido mano en el dinero y bienes destinados por el apóstol a los pobres, por lo que había huido y estaba arrepentido. Polixena le dijo que si las llevaba de vuelta a España, Dios tendría misericordia de él. El hombre accedió y se pusieron de camino rumbo al mar, pero primero Polixena se vistió de hombre, para que a causa de su belleza, no sufriera peligro a manos de desalmados. Descansaron en una posada, donde Polixena fue descubierta como una mujer y un prefecto la retuvo para sí. El arriero huyó y encontró a San Felipe, al que contó lo ocurrido. Felipe supo que era la misma Polixena que él había dejado con sus discípulos. Mientras, las jóvenes fueron encerradas, pero Rebeca escapó y se refugió donde una anciana. Mientras, Polixena fue llevada a la cámara del prefecto, pero el hijo de este le reveló que conocía de Cristo, y que este le había elegido para custodiar su virginidad. Se había convertido el joven por la predicación de una virgen llamada Tecla, compañera de "un varón de glorioso semblante" llamado Pablo. Polixena le dijo que Pablo estaba en su ciudad, y convino escaparse con el joven rumbo a España. Pero ocurrió que un esclavo les oyó y les denunció al prefecto, que mandó que Polixena y su hijo fueran arrojados a las fieras. Cuando estaban en la arena, una leona (la misma?)les protegió y lamía sus pies. El prefecto reconoció en ello la obra de Dios y renegó de los ídolos y se convirtió junto con toda su corte. Polixena le prometió que enviaría a San Pablo para que les instruyera en la fe de Cristo.

Llegando a la orilla, hallaron a Onésimo (el mismo que dice escribir el relato), que había recibido el mandato divino de llevar a los jóvenes a España. Antes de embarcarse estuvieron siete días predicando hasta desterrar el paganismo. Al cabo, Polixena y el hijo del prefecto se fueron a España, pasando por un ataque de bandidos que Polixena repelió con gran confianza en Dios. Llegaron a Tarragona (?) y San Pablo la recibió con gran alegría, lo mismo su hermana Xantipa, aliviada por ver a Polixena en paz, falleció dulcemente. Y he aquí que apareció de nuevo el hechicero que había raptado a Polixena, San Pablo le convirtió y le bautizó. Y terminan las Actas diciendo: "A partir de ese momento ella se separó del bienaventurado Pablo. Estas cosas ocurrieron así para gloria Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios, a quien es la gloria y el poder, ahora y siempre y por toda la eternidad. Amén".


Fuentes:
-"Las Vírgenes cristianas de la Iglesia primitiva". P. FRANCISCO DE B. VIZMANOS, S. I. BAC. Madrid, 1949.
-"España Sagrada". Tomo III. P ENRIQUE FLOREZ OSA. Revista Agustiniana. Madrid, 2002.
-http://www.tertullian.org/fathers2/ANF-10/anf10-20.htm#TopOfPage

A 23 de septiembre además se celebra a  
San Lino, papa.
Santos Pacencio y Albina, mártires

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