Santa Pelagia de Limoges, viuda y fundadora. 26 de agosto.
Poco se conoce de ella, más de su muerte que de su vida. Fue Pelagia una noble, casada con Jucunde, príncipe de Limoges. Cuando su marido partió a la guerra con el rey Alarico, Pelagia gastaba su tiempo en la oración y la caridad. De esta guerra quedó la pobre mujer viuda, dedicándose con ahínco a la educación santa de su hijo San Yrieux (25 de agosto). Vivió una vida de austeridades, penitencia, oración y caridad, y cuando su hijo fue un hombre, le ayudó a fundar un monasterio en Attanum.
Murió en 586, y San Gregorio de Tours (17 de noviembre), cuenta en su libro "La Gloria de los Confesores", que estando para morir, Pelagia llamó a su hijo para pedirle que la enterrase solo después de cuatro días de muerta, para que todos sus amados pobres y sus esclavos pudieran rendirle homenaje, a lo cual ella respondería con su amor desde el cielo. Así lo hizo Yrieux, el cual preparó el cuerpo y lo llevó a la iglesia. Durante los cuatro días en que estuvo el cuerpo siendo venerado, un olor dulcísimo emanaba del mismo, llenando la iglesia y aun sintiéndose fuera de esta. También fue vista una columna de fuego sobre la iglesia, de tal modo que parecía de día. Algunos fieles incluso dijeron haber visto a San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias ; 1 y 13 de diciembre, traslaciones) bajar del cielo para estar en el funeral de Pelagia.
Después de su entierro, como era costumbre, los fieles pusieron una vela sobre el sepulcro, en la zona de la cabeza. Se percataron que la vela era muy pequeña, y se lamentaron que no estaría encendida al otro día para los Maitines, pero he aquí que al otro día, cuando abrieron la iglesia, la vela permanecía encendida y ni siquiera se había gastado. Su culto permaneció en Limoges durante siglos. Luego vino a menos, aunque su memoria aún es celebrada. Según la tradición, a partir de su muerte preciosa, comenzó a utilizarse la expresión "morir en olor de santidad".
Fuente:
-"Histoire sacrée de la vie des saints principaux et autre personnes plus vertueuses". M.I.COLLINS. Limoges, 1672.
A 26 de agosto además se celebra a
San Ceferino, papa.
La Trasverberación de Santa Teresa.
Poco se conoce de ella, más de su muerte que de su vida. Fue Pelagia una noble, casada con Jucunde, príncipe de Limoges. Cuando su marido partió a la guerra con el rey Alarico, Pelagia gastaba su tiempo en la oración y la caridad. De esta guerra quedó la pobre mujer viuda, dedicándose con ahínco a la educación santa de su hijo San Yrieux (25 de agosto). Vivió una vida de austeridades, penitencia, oración y caridad, y cuando su hijo fue un hombre, le ayudó a fundar un monasterio en Attanum.
Murió en 586, y San Gregorio de Tours (17 de noviembre), cuenta en su libro "La Gloria de los Confesores", que estando para morir, Pelagia llamó a su hijo para pedirle que la enterrase solo después de cuatro días de muerta, para que todos sus amados pobres y sus esclavos pudieran rendirle homenaje, a lo cual ella respondería con su amor desde el cielo. Así lo hizo Yrieux, el cual preparó el cuerpo y lo llevó a la iglesia. Durante los cuatro días en que estuvo el cuerpo siendo venerado, un olor dulcísimo emanaba del mismo, llenando la iglesia y aun sintiéndose fuera de esta. También fue vista una columna de fuego sobre la iglesia, de tal modo que parecía de día. Algunos fieles incluso dijeron haber visto a San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias ; 1 y 13 de diciembre, traslaciones) bajar del cielo para estar en el funeral de Pelagia.
Después de su entierro, como era costumbre, los fieles pusieron una vela sobre el sepulcro, en la zona de la cabeza. Se percataron que la vela era muy pequeña, y se lamentaron que no estaría encendida al otro día para los Maitines, pero he aquí que al otro día, cuando abrieron la iglesia, la vela permanecía encendida y ni siquiera se había gastado. Su culto permaneció en Limoges durante siglos. Luego vino a menos, aunque su memoria aún es celebrada. Según la tradición, a partir de su muerte preciosa, comenzó a utilizarse la expresión "morir en olor de santidad".
Fuente:
-"Histoire sacrée de la vie des saints principaux et autre personnes plus vertueuses". M.I.COLLINS. Limoges, 1672.
A 26 de agosto además se celebra a
San Ceferino, papa.
La Trasverberación de Santa Teresa.
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