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lunes, 3 de septiembre de 2012

Santa Febes de Corinto

Pregunta: Deseo saber todo sobre Santa Febe, 3 de septiembre.

Respuesta: La verdad es que “todo” sobre Santa Febe es poco, porque salvo lo que dice la Biblia... nada hay.

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Santa Febe, diaconisa.
Icono moderno.
Santa Febe o Febes de Roma, diaconisa. 3 de septiembre.
Febe sólo aparece mencionada una vez, en la Carta de San Pablo a los Romanos: "Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo" (Romanos 16:1,2). De este texto se pueden sacar varias conclusiones, como que Febe sería alguien importante y conocida en la iglesia corintia. El término diaconisa es solo dicho una sola vez en la Sagrada escritura y es aplicado a Febes. Es posible que hubiese otras diaconisas (tal vez Trifena, Trifosa o Pérsida, mencionadas en este mismo capítulo, en el versículo 12) que hacían su ministerio apostólico en la Iglesia, sirviendo a los pobres y las viudas. Puesto que estas mujeres servían a la Iglesia, deberían tomarse en relación a Febe la recomendación que San Pablo da en 1 Tim. 5, 9-10 para señalar a una mujer como Viuda (recordar, aquí viuda no solo es la que ha perdido el marido, sino una servidora de la Iglesia). Según Pablo “debe tener no menos de sesenta años, haber sido esposa de un solo marido, gozar de una buena reputación por sus obras, si ha criado hijos, si ha practicado la hospitalidad, si ha lavado los pies de los santos, si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra”.

Cencrea pertenece a Corinto, pero al parecer Febe se habría trasladado a Roma ya fuera permanente u ocasionalmente, no se podría decir con certeza; ni siquiera se puede determinar el motivo de su viaje, pero la tradición indica que ella misma sería portadora de la Epístola a los Romanos, es por ello que Pablo indica quien es y que ha hecho, como para que sea acogida con cariño y respeto, aunque el “saludad” de la Carta indica que ya era conocida, por tanto, son elucubraciones. El manuscrito del siglo XII (a la izquierda) recoge precisamente esta tradición, pues aparece San Pablo dando el pergamino a Febe, para que sea llevado a los cristianos de Roma (la diferencia de colores en la tierra indica lejanía y separación entre las personas, aunque los veamos juntos en la imagen). Se desconoce el año y lugar de su muerte, aunque debió ser después del 57, año en que se escribió la Carta a los Romanos. Los martirologios recogen desde muy antiguo su nombre, el 3 de septiembre.

Y, todo sea dicho, durante siglos, el texto "nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa", fue intencionalmente traducido como "nuestro hermano Febo, el cual es diacono". Por desconocimiento de la antiguedad, perplejidad ante el hecho que existieran estas diaconisas, o simple machismo. Pero yendo al original, la mención destacada de Febe entre todos los demás echa por tierra el famoso e injusto machismo de San Pablo, que muchos sueltan basándose en unos pocos textos sacados fuera de contexto, sin tener en consideración otras cosas.
la cabeza de la mujer es el varón”. I Cor 11,3.
un hombre es la imagen y gloria de Dios: pero la mujer es la gloria del hombre. Ni tampoco se creó el hombre para la mujer: sino la mujer para el hombre”. I Cor 11,7-9.
Pablo da a Febes la carta a los Romanos.
Bibilioteca Nacional de París. Siglo XII.
Pero, la pregunta es... ¿se inventa esto San Pablo? ¿No era así ya en la sociedad, tanto judía como romana o griega? San Pablo no está dando preceptos nuevos del cristianismo, ni siquiera proponiendo verdades divinas e incuestionables, solo expone realidades de su momento, de su época. Pero aún así, trasciende al judaísmo, en el que la mujer era un bien mas a contar entre los animales, o el mundo romano, donde la mujer no tendrá personalidad jurídica siquiera. Dentro de las limitaciones propias del momento, San Pablo, contra lo que se piense, está diciendo que ambos son complemento, y que la mujer es símbolo de la Iglesia, amada y sostenida por Cristo. 

A menudo se achaca a San Pablo el ser “anti-mujer”, basándose en una indicación del apóstol sobre la oportunidad de que la mujer hable en público:

A la mujer no le consiento enseñar ni arrogarse autoridad sobre el varón, sino que ha de estarse tranquila en su casa”. I Tim 2,12.
 "Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta a su cabeza. Y toda mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta, afrenta a su cabeza" 1 Corintios 11, 4-5. 



Al parecer no caemos en la cuenta que dicha prohibición tiene un carácter social, cultural, tradicional, machista si se quiere, pero no es un problema religioso, no es una indicación teológica, de hecho no se dice que la profecía de ella sea falsa, ni inapropiada. Pero en ningún caso es invento de San Pablo, ni este se oponía, por sus narices, a la labor de la mujer en la Iglesia, y la prueba la da el mismo apóstol en sus cartas:

“(…) Evodia y a Síntique (…) lucharon a mi lado en la predicación del mensaje de Dios..., sus nombres  ya están escritos en el Libro de la Vida”. Filipenses 4, 2-3.



Os recomiendo además nuestra hermana Febes, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea.”  Romanos 16, 1.

Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor.”  Romanos 16, 12.
Si consideramos el mundo judío donde se desarrolla la Iglesia de San Pablo, y la importancia de la mujer en la sinagoga (o sea, ninguna) sorprende ver a estas mujeres “diaconisas, trabajando para el Señor, inscritas en el libro de la Vida…”. Ellas participan activamente en la vida eclesial, no como los presbíteros ni obispos, sino de manera diferente, no menos digna ni menos santificante. Otra cosa son los siglos posteriores, con actitudes, prohibiciones y actitudes reprochables e innegables pero siempre inmersas en el contexto de cada época y, ni mucho menos, no culpa de San Pablo.


A 3 de septiembre además se celebra a 
San Remaclio, abad y obispo.
Santa Basilisa de Nicomedia, niña mártir

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