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sábado, 28 de junio de 2014

La escuela del Corazón de Jesús en el Carmelo Descalzo

"¡He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, que no ha escatimado en nada, hasta quedar agotado y consumido para testimoniarles mi amor!" (Jesús a Sta. Margarita Ma. de Alacoque).


La humanidad ha considerado desde la antigüedad al corazón como el lugar donde residen los afectos y sentimientos. Cuando hablamos del Corazón de Jesús estamos hablando del amor, de los sentimientos, del humanismo y la entrega de Jesús mismo.

Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto) nos habla de la necesidad de ver a Cristo como hombre, como un igual, que nos es muy buen amigo y dechado que nos sirve de ejemplo. Esta humanidad de Jesús, de la que Teresa nos insiste sea base y guía en nuestro camino, es la misma humanidad que nutre la devoción y espiritualidad del Sagrado Corazón.

La devoción al corazón de Jesús se convierte en escuela donde aprendemos a amar, sentir y actuar como Él. Su Corazón se vuelve el lugar de encuentro y amistad con su humanidad. Amor que lo encarnamos introduciéndonos en los sentimientos y acciones que hicieron darse al Jesús libertador de pobres, pecadores y marginados, teniendo como fundamento la contemplación del Evangelio y la silenciosa atención a la voz de la voluntad del Padre. Porque fue el mismo Jesús el que nos invitó a aprender de su modo de sentir, Él mismo nos invitó a dejarnos transformar por Él y en Él. Aunque el Corazón de Cristo no es de tradición carmelitana fué adoptada con gran cariño y rapidez. La fundadora Teresa de Jesús ya vislumbra el gran provecho de este fervor y escribe:
"...cuando este Esposo riquísimo la quiere enriquecer y regalar más, conviértela tanto en Sí, que como una persona que el gran placer y contento la desmaya, le parece se queda suspendida en aquellos divinos brazos y arrimada a aquel sagrado costado y aquellos pechos divinos." (Conceptos 4, 4).

Siguiendo el ejemplo fueron varias las almas de virtud que hicieron de este “Amoroso Órgano” su fuente de inspiración en su vida, entre las cuales encontramos nombres como: Santa Teresa Margarita Redi del Sagrado Corazón (1 de septiembre), Santa Teresa de los Andes (13 de julio), Santa Maravillas de Jesús (11 de diciembre) la Ven. Concepción de S. Jaime y Sta. Teresa, Santa Teresita del Niño Jesús (1 de octubre) y las Beatas Teresa de San Agustín y compañeras mártires de Compiègne (17 de julio).

En una época en la que esta devoción estuvo ligada a ritos exteriores, estas mujeres dan prueba de lo que verdaderamente es honrar al Corazón humano de Cristo, pues les hizo tocar sus fibras más intimas y las llevo a una perfección de la caridad tanto con sus hermanas de convento como con la gente que las rodeaba incluso con quienes no conocían. Pondremos ejemplos de cada una:

Santa Teresa Margarita Redi del Sagrado Corazón: Conocida como el ángel del convento, pues su vida fue un continuo servir a sus hermanas con amor y diligencia. Sin embargo, al compararse con el amor de Cristo se le hizo tan poca cosa lo que hacia que se sumergió en una noche profunda hasta su muerte donde se preguntaba si su amor había sido real.

Santa Teresa de los Andes: esta santa chilena del siglo XX fue una enamorada del Corazón de Jesús. Influenciada por las enseñanzas de las religiosas de su escuela, cuando estuvo de seglar se distinguía por su activo apostolado a favor de los pobres a los cuales también les infundía un amor por esta devoción. A su entrada en el Carmelo, podemos constatar en sus cartas, sigue bebiendo de esta espiritualidad que le es de gran provecho en sus momentos de prueba.

Santa Maravillas de Jesús: Sin duda esta monja carmelita fue una de las más grandes devotas, no solo se dedico a propagar el cariño entre los pobres y su familia cuando era seglar, también lo hizo con fuerza en su vida de carmelita, recordemos tan solo la fundación en el Cerro de los Ángeles, monasterio que serviría de lámpara contemplativa para acompañar al monumento del Sagrado corazón que esta instalado en ese lugar. Su devoción le llevaría a ser un alma tan entregada a los pobres y marginados que se dedico desde su clausura a apoyarlos financiando un caserío para esta gente desprotegida, en tiempos de guerra le serviría de consuelo y fuente de fuerza para sacar a flote a una comunidad confundida y asustada, ayudando no solo a sus hermanas también a las de otros monasterios, congregaciones y varios seglares.

Ven. Concepción de S. Jaime y Sta. Teresa: Movida por su ardiente amor al Corazón de Jesús y, con unos deseos de no defraudarle, empleará toda su fuerza de voluntad para saltar con confianza los obstáculos mas dificultosos hasta llegar a un estado de unión con Cristo, que se vio reflejado hasta sus últimos días en su relación con sus hermanas a las cuales nunca dejó de apoyar y aconsejar sin importarle las enfermedades o limitaciones que la aquejaban.


Estos son solo pequeños ejemplos del como la espiritualidad del corazón ha permeado y matizado la espiritualidad carmelitana, haciendo énfasis no en los rituales si no en la vida. Es una invitación a todos nosotros para reflexionar sobre nuestro camino como cristianos. Pero también es una llamada para adentrarnos en la escuela que Jesús mismo nos presenta y recomienda: la de su Amor. No me queda mas que terminar y resumir todo en unas sencillas palabras: “Descansemos en el Corazón de Jesús y en Él aprenderemos el camino de la santidad y la ciencia del perfecto amor.“(Sta. Maravillas de Jesús. B2079)

Miguel Angel Aguilar Arreola .

Y quiero añadir a estos ejemplos, dos más:

Santa Teresita del Niño Jesús: Es la gran impulsora, sin pretenderlo, dentro del Carmelo, de la devoción al Corazón de Cristo en el siglo XX mediante sus obras. Hija de su época, ama y hace amar al Sagrado Corazón, más allá de "las mieles" de esta devoción. Para Teresita, el Corazón de Jesús es el abismo donde perderse, donde descansar, es el sitio del alma enamorada. Todo su Jesús se resume en el Corazón de este. Y así, le dedica una hermosa poesía, que extracto:

"¡Corazón de Jesús, tesoro de ternura, 
tú eres mi dicha, mi única esperanza! 
Tú que supiste hechizar mi tierna juventud, 
quédate junto a mí hasta que llegue 
la última tarde de mi día aquí. 
Te entrego, mi Señor, mi vida entera, 
y tú ya conoces todos mis deseos. 
En tu tierna bondad, siempre infinita,
quiero perderme toda, Corazón de Jesús". 

Beatas Teresa de San Agustín y compañeras mártires de Compiègne: Al arreciarse la persecusión y martirio de los religiosos o seglares, producto de la Revolución Francesa, la priora del monasterio de Compiègne, tuvo la inspiración, de hacer un voto al Sagrado Corazón de Jesús, de ofrecimiento como víctimas, ofreciéndoles para aplacar la cólera divina y para que la paz volviera a la Iglesia y a Francia. Hecho el voto, lo renovaban día tras día. Una vez que fueron denunciadas, apresadas y acusadas de conspiración, reuniones ilícitas la prueba "incriminatoria" fue precisamente una estampa del Sagrado Corazón de Jesús: la realeza de Cristo, el reinado de su Corazón, eran (y son) términos chirriantes a las llamadas democracias. El catolicismo era una cuestión de Estado, ser católico era ser regalista casi necesariamente. Una popular imagen del Sagrado Corazón, usada como estandarte, resumía esta creencia y fue la hallada a las mártires.

Santa Isabel de la Trinidad: "¡Oh, mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para vuestro Corazón; quisiera cubriros de gloria, amaros… hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia y os pido os dignéis revestirme de Vos mismo, identificad mi alma con todos los movimientos de la vuestra, sumergidme, invadidme, sustituidme, para que mi vida no sea más que una irradiación de vuestra vida".

Ramón

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