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lunes, 5 de septiembre de 2016

San Bertin de Sithiu.

San Bertin de Sithiu, abad. 5 de septiembre.

Nació a finales del siglo VI en Constanza, y era pariente cercano de San Omer (9 de septiembre), perteneciendo ambos a una de las más poderosas familias del país. Recibió una esmerada educación, impregnada de piedad y ciencias. Como su pariente Omer, a quien quería mucho, cuando Bertin llegó a la juventud, junto a sus amigos San Mumolin (16 de octubre) y San Ebertram (24 de enero), se fue al monasterio de Luxeuil, donde les recibió el abad San Walbert (2 de mayo) y les dio el hábito monástico.

Su leyenda nos dice, como no, que desde el primer día fue un modelo de todas las virtudes, superando en ejemplaridad a monjes más ancianos y con años de vida religiosa. Obediente, cumplidor, caritativo, orante, penitente… etc. A los cinco años los tres amigos fueron ordenados presbíteros al mismo tiempo. En 637 Omer fue nombrado obispo de Thérouanne, y al poco tiempo llamó a su lado a su pariente y sus amigos para ayudarse de su saber y ejemplos para la evangelización de su vasta diócesis. Bertin se dedicó esmeradamente a extirpar los vestigios de paganismo de las gentes del campo. Predicaba, bautizaba, hacía la paz entre los feroces clanes, socorría a los pobres y realizaba portentos para con los enfermos y necesitados.

Diez años gastó el santo en la expansión del evangelio cuando Adrowald, señor de Thérouanne, pidió a San Omer para que fundase un monasterio, dándole la tierra que el santo eligiera. Bertin y Omer se subieron a una barca y se dejaron llevar. Allí donde el barquito encalló, a la altura de Sithiu, desembarcaron y comenzaron la construcción del monasterio. Una vez construido, muchos de los conversos llamaron a sus puertas y Omer pensó en Bertin para que fuera s abad y encaminase los fervores de los nuevos cristianos que querían consagrarse a Cristo. Pero Bertin se negó una y otra vez, por lo que Omer tuvo que poner de abad al no menos santo Mumolin. Celebraban los monjes continua liturgia, sustituyéndose unos a otros, cual acemetas. Aunque tenían numerosas posesiones vivían, en origen, en gran austeridad y pobreza, destinando grandes partes de sus ganancias al culto y a hospital adjunto. En 659 murió el obispo de Noyon y Tournai, el gran San Eloy (1 de diciembre y último domingo de junio, traslación de las reliquias) y San Mumolin fue elegido para sucederle. Ante esto, volvió el báculo abacial a rodear a Bertin, que esta vez no pudo negarse, y fue nombrado abad, con contento de todos los monjes. Bajo su gobierno se trasladó el monasterio a una iglesia cercana dedicada a Nuestra Señora, haciéndolo más grande y bello. Pero a los pocos años igualmente fue necesario trasladarlo por la cantidad de monjes que lo poblaban. El señor de Worenhult le donó un castillo, que el santo convirtió en monasterio, dando pie a la abadía hoy conocida como St-Berthin, célebre por ser un centro importantísimo de santidad y erudición.

Su leyenda no deja de regalarnos con algunos milagros, como el realizado al conde Walbert. Todos los años visitaba este noble la abadía, confesando y comulgando, y nunca se iba antes de pedir la bendición al santo abad. Un día se fue de prisa por resolver un negocio y no pidió la bendición de Bertin. Un monje se extrañó y lo comentó al santo abad, que solo dijo: "Ya Dios se encargará, y con severidad". Y al punto llegó un criado del conde, pidiendo a Bertin que sanase a su amo, enfermo de muerte. Bertin bendijo un odre de vino y lo mandó al conde, que con solo beberlo, sanó y en seguida fue a dar gracias al santo abad.

Bertin y Omer
construyen el monasterio.
Bertin rigió el monasterio con santidad, justicia y caridad durante muchos años, hasta que se sintió cansado del gobierno y pasó la dignidad abacial al monje Rigoberto. A partir de entonces se dedicó a vivir en oración en la soledad de una ermita dedicada a la Santísima Virgen en el cementerio del recinto, esperando la definitiva llamada del Señor. El 5 de septiembre de 709, a los 112 años, expiró dulcemente. Fue sepultado en la iglesia abacial, con gran devoción de los monjes y el pueblo, que le veneraron como santo desde el primer momento. En 840, temiendo las incursiones normandas se escondieron las reliquias del santo, perdiéndose hasta 1042 cuando fueron halladas en la construcción de la nueva iglesia abacial, de estilo románico. 

En cuanto a la abadía, en el siglo XIV se reformó al estilo gótico y los monjes la ocuparon hasta la Revolución Francesa, cuando fueron expulsados y el recinto saqueado y destruido finalmente en el siglo XIX. Las reliquias del santo, que se salvaron, pasaron a la iglesia parroquial, donde se veneran en un bello relicario.




Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo X. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 5 de septiembre además se celebra a 
Santa Raïssa de Antinoe, virgen y mártir.
Santos Juventino y Maximino, mártires

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