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lunes, 20 de febrero de 2017

San Euquerio de Orleans

San Euquerio de Orleans, obispo. 20 de febrero y 11 de agosto, traslación de las reliquias.

Este santo nació en Orleans hacia 690, en una noble familia, y fue su padre el célebre obispo-guerrero Savarico de Auxerre. Fue sobrino de San Severo de Orleans (5 de mayo) y de su infancia se cuentan numerosas leyendas tardías. Una de ellas cuenta que, volviendo su madre de maitines, se le apareció un ángel que le anunció que el niño que esperaba sería una gran bendición para la Iglesia, la familia y el mundo. Y lo mismo confirmó con gran consuelo San Ansbert de Autun (18 de abril) cuando le bautizó. Como esperaban, fue un niño piaoso, amante de la oración y la caridad. A los 7 años comenzaron a educarle y su formación abarcó todas las ciencias, las artes, la filosofía y teología, y con tanto provecho que a los 18 años ya era todo un sabio, pudiendo explicar las Escrituras y la teología, aunque por humildad nunca lo hacía.

En 714 tomó la sotana clerical y le confirieron las órdenes menores, que le fueron dadas por San Leodoberd (3 de mayo), siendo un ejemplo para los demás, incluso sacerdotes ancianos. Pero Euquerio, temiendo la vanidad del mundo, decidió vivir la soledad del claustro y se fue al monasterio de Jumièges, fundado por San Filiberto (20 de agosto) y San Ouen de Rouen (24 de agosto), donde fue recibido con aprecio. Durante 7 años vivió en oración penitencia y estudio, como deseaba. Obedecía puntualmente, era el primero en el coro y estaba siempre solícito a las necesidades de sus hermanos monjes. En el monasterio fue ordenado presbítero, siendo muy solícito celebrando la santa misa.

Sobre 721 murió su tío San Severo, que había dispuesto que su sobrino le sucediera en la sede. Aunque Euquerio se negó, tuvo que aceptar por las presiones del clero y del pueblo de Orleans. Incluso Carlos Martel envió una guardia a escoltarle, no fuera que huyese a la soledad de algún monasterio. Ya consagrado obispo, Euquerio comenzó su labor apostólica reformando al clero y reforzando la disciplina eclesiástica. Reparó iglesias, impulsó la evangelización de zonas rurales, y muchas veces él mismo visitaba a los más alejados de la ciudad para confirmarles en la fe o convertirles. Durante 16 años rigió la sede con paz, hasta que en 737 unos nobles, enfadados con él, porque se oponía a que administrasen bienes de la Iglesia, le calumniaron ante Carlos Martel, acusando a Euquerio de oponerse a las rentas eclesiásticas que el príncipe recaudaba para sus propios fines. Es cierto que el santo había denunciado dicho abuso, pero nunca se había opuesto directamente a la recaudación. Hay que recordar que el puesto de obispo de Orleans conllevaba ser mayordomo de palacio, por lo cual era gravísima.

Así, pasando por Orleans cuando volvía de Aquitania luego de vencer a los moros, tomó a Euquerio consigo y lo llevó consigo a Verneuil. Una vez allí, lejos de los fieles de Orleans, Carlos le dijo su verdadero propósito: desterrarlo a Colonia junto a su familia. No quiso oír Carlos la defensa de Euquerio, que se fue sin más. En Colonia el santo se retiró a un monasterio, pero de allí fue requerido por el pueblo para tratar asuntos espirituales o materiales, q ue el santo siempre dirimía con justicia y caridad. Sabiéndolo Carlos, le tomó más odio y mandó le llevasen prisionero a Hasbin, Lieja. Pero allí le tomó tanto afecto el señor del lugar que le trató como amigo y le nombró limosnero de su casa y de la Iglesia, pero al poco tiempo Euquerio le pidió le dejara retirarse a alguna abadía de Hasbin, y el señor se lo permitió.

Sepulcro de San Euquerio,
abadía de San Trudo.
Entonces Euquerio se retiró a la abadía de San Trudo, donde vivió santamente durante unos 12 años, en constante oración y penitencia, como siempre había deseado. Con su ejemplo reformó poco a poco a los monjes, que cambiaron de relajados a observantes. Allí, en la paz monástica subió al cielo el 20 de febrero de 743, siendo enterrado en la misma abadía. En 880 sus reliquias fueron elevadas junto a las de San Trudo (23 de noviembre). En 881 ambas reliquias fueron escondidas en una gruta por miedo a las invasiones normandas. El 11 de agosto de 1169 fueron trasladadas solemnemente a la abadía. Un hueso del santo se cedió en 1606 a la catedral de Orleans.

En ocasiones se le confunde con el octavo obispo de Tongeren, de igual nombre. El origen de esto está en el culto a ambos en la misma zona.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Volumen II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año. Febrero". RP. JEAN CROISSET. Logroño, 1851
-"Compendio cronológico de la historia eclesiástica". Tomo II. PHILIPPE MÁCQUER. Madrid, 1791.



A 20 de febrero además se celebra a  





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