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jueves, 23 de febrero de 2017

San Willig, entre el Imperio y la Iglesia.

San Willig de Maguncia, obispo. 23 de febrero. 

Nació en Schöningen, y fue hijo de un humilde carretero, oficio que aprendió en su infancia y con el que se pagó luego los estudios. Sobre los 24 años fue ordenado presbítero y su carrera sacerdotal fue ascendente desde el principio; su lucidez y piedad le granjearon admiración de prelados y nobles. Al año de ser ordenado le nombraron canónigo de Hildesheim, con una excelente renta, posibilidad de estudios y con el cargo de predicador de la catedral. En 969 fue nombrado capellán de la corte imperial y confesor de Otón I, gracias a la influencia del arzobispo de Meissen.

En 973 Otón II le eligió como Canciller, confirmando la confianza que su padre había tenido hacia Willig. Además, el mismo emperador le nombró arzobispo de Maguncia en 975. Willig fue un prelado amante de la cultura y el arte cristianos. Promovió la construcción y ampliación de bibliotecas, creó talleres para la realización de arte religioso e imágenes, y compendió obras musicales y composiciones litúrgicas. Fundó escuelas catedralicias en Dinamarca, Suecia, Holstein y Schleswig. Construyó o mejoró puentes, carreteras y otras infraestructuras de la ciudad. Fue preceptor del pequeño Otón III, durante la regencia de la madre y la abuela del niño, Santa Adelheid (16 de diciembre). Igualmente dedicó esfuerzos y dineros a la asistencia de los pobres y enfermos, y cada día sentaba a su mesa a 30 pobres.

Ordenó obispos a los grandes prelados San Adalberto de Praga (23 de abril) y San Bernward de Hildesheim (5 de mayo), y al Beato Meinwerk de Paderborn (5 de junio y 7 de agosto, traslación de las reliquias). En 996 el papa Benedicto VII le nombró legado para acompañar a al emperador Otón III a su coronación. Y cuando este murió prematuramente en 912, iniciándose una batalla por la sucesión, Willig zanjó la cuestión, coronando emperadores a San Enrique II (13 de julio) y a su esposa Santa Cunigundis (3 de marzo). Igualmente su mediación fue indispensable para que un nieto de Otón I, con solo 24 años, subiera al trono de San Pedro como Gregorio V. 

Willig dedicó la nueva catedral de Maguncia, que inexplicablemente se quemó el mismo día de la dedicación, 29 de agosto de 1009. No sería hasta mediados de siglo cuando uno de sus sucesores, el Beato Bardo (10 de junio) la reconstruiría. También construyó varios monasterios e iglesias, entre ellas la de San Esteban de Maguncia, donde fue sepultado al morir en 1011 y donde su tumba se venera. Por su familia y primer oficio, es abogado de los carreteros. Por ello el escudo de Maguncia luce una rueda de carreta.



Fuente:
http://www.newadvent.org/cathen/15645b.htm


A 23 de febrero además se celebra a





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