Santas Máxima, Donatilla y Segunda, vírgenes mártires. 30 de julio.
Máxima y Donatilla eran hermanas que vivían en Thuburbo Majus, en el norte de África. Sobre 303 fueron arrestadas por su fe cristiana y llevadas ante el gobernador Anulino. Mientras las conducían al juicio eran insultadas y golpeadas por la turba. Ocurrió que una niña de 12 años llamada Segunda (Séptima según otras versiones) se asomó a una ventana y al ver lo que ocurría confesó a gritos que era cristiana y fue sumada a la comitiva para ser juzgada por cristiana.
Máxima y Donatilla fueron condenadas a sufrir varios tormentos para que renegasen de Cristo. Se les flageló y luego se vertió cal en sus heridas. Al otro día fueron llevadas al potro y extendidas sobre brasas, ofreciéndoles agua de una nmunda charca para beber cuando el calor las sofocaba. Y al tercer día, heridas y débiles, fueron lanzadas a la arena del teatro para que fueran golpeadas por la gente. Pero ni con todo eso cejaron de su fe en Cristo. Por su parte, Segunda fue arrojada a las fieras en el circo, mas estas no la tocaron. Después de tanto tormento inicuo, las tres muchachas fueron decapitadas.
En 411 San Agustín les dedicó una parte de un sermón:
“Hoy celebramos la festividad de las mártires de Thuburbo. Vuestro Señor, nuestro Señor, el Señor de ellas, el Señor de todos, el redentor de la vida, al precedernos, convirtió el camino estrecho en llano, real, protegido y limpio, por el que hasta las mujeres sintiesen agrado en andar. ¿Y eres perezoso aún? ¿No quieres derramar tu sangre por tan gran sangre? Esto es lo que te dice tu Señor: 'Yo he padecido antes por ti; da lo que recibiste, devuelve lo que bebiste'. ¿No puedes tú? Lo pudieron niños y niñas; lo pudieron hombres y mujeres delicados; lo pudieron ricos y grandes ricos, quienes, al surgir de repente la prueba de la pasión, no se sintieron retenidos por la abundancia de sus riquezas ni apresados por la dulzura de esta vida, pensando en aquel rico que, al acabársele los deleites, se encontró con los tormentos; ellos no enviaron delante sus riquezas, sino que más bien las precedieron ellos en su martirio.
Teniendo delante tantos ejemplos, ¿eres aún perezoso? Y, no obstante, celebras la fiesta de las mártires. 'Hoy es el día del nacimiento de los mártires; iré, dices, y quizá con la mejor túnica’. Mira con qué conciencia lo haces: ama eso que haces, imita lo que celebras, haz lo que alabas. 'Pero yo no puedo'. El Señor está al lado; nada os turbe. 'Yo, repites, no puedo'. No temas la fuente misma; la que las llenó a ellas puede llenarte también a ti si te acercas con deseo, si no te hinchas como una colina, sino que te humillas como un valle para ser llenado”.
Fuentes:
https://www.augustinus.it
https://heiligen-3s.nl/
A 30 de julio además se celebra a:
Beata Ingeborg
de Dinamarca, reina.
Santa Julita de Cesarea, mártir. |
Santos Abdón y
Senén, mártires.Santa Erentrudis,
abadesa.
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