Estamos en un caso único del santoral: un “descanonizado”. Ahora veremos por qué, poniéndonos en contexto:
A la muerte de Constantino, el emperador Constancio, quien en origen era católico, intentó imponer en el Imperio la herejía arriana como “variante” del cristianismo. Para ello, intentó presionar al papa Liberio con amenazas y sobornos para que este accediera a sancionar la herejía arriana como la fe apostólica. En primera instancia Liberio aunque no respondió con firmeza, se negó a hacer semejante cosa y confirmó la fe católica. Además, mandó arrojar los regalos enviados por Constancio.
En un segundo momento, Liberio condenó a los arrianos lanzando un anatema contra la herejía. Constancio mandó apresar al papa Liberio y que fuera conducido a Milán. Otros obispos fieles a la fe católica también sufrieron el destierro, como San Osio de Córdoba (27 de agosto), San Eusebio de Vercelli (2 de agosto), San Lucifer de Cagliari (20 de mayo), San Dionisio de Milán (25 de mayo), San Hilario de Poitiers (31 de enero) o San Rodanio de Tolosa (10 de abril). Caso aparte fue San Atanasio (2 de mayo), quien ya había sido desterrado por Constantino y retornado a su sede por el mismo Constancio. Pero en esta ocasión, Constancio insistió en que un concilio confirmara su destierro. En primera instancia el papa Liberio no se sumó a esta condena, y fue desterrado a la Tracia.
Y aquí aparece nuestro Félix, impuesto por Constancio en 335. Era diácono de la Iglesia de Roma, por tanto cercano a Liberio. Según Atanasio fue elegido por tres eunucos en su habitación, y consagrado obispo por tres obispos arrianos sin legitimidad. De hecho fue consagrado obispo en el palacio de Constancio, pues el pueblo católico tomó las iglesias para impedir que se le consagrara en un templo. Mas aún, el clero romano juró no obedecer a aquel papa impuesto. Los historiadores eclesiásticos como Teodoreto o Sócrates dicen que aunque Félix suscribió el Credo niceno, también apoyó a los arrianos y estaba dispuesto a compaginar ambos credos, sin ser posible. Sozomeno dice: “siempre se adhirió a la fe nicena; y con respecto a su conducta en asuntos religiosos, fue intachable. Lo único que se alega contra él es que, antes de su ordenación, comulgaba con los heterodoxos". Como fuese, aceptar el papado sin la elección de la Iglesia y ser impuesto por el poder civil, eso fue suficiente como para ser considerado antipapa.
Al mismo tiempo, Liberio, debilitada su fortaleza en la Tracia, firmó el credo semiarriano de Sirmio, renunciando a defender a los obispos exiliados como Atanasio. Entonces Constancio, teniendo a Félix de su parte y débil a Liberio, intentó que ambos pontífices gobernaran la Iglesia, uno sobre los católicos y otro sobre los arrianos. Su intención era que el clero volviera a la sumisión con Liberio y los demás siguieran a Félix. Constancio organizó un espectáculo para publicar el edicto que “hacía la paz”, mas el pueblo clamó: "¡Un solo Dios! ¡Un solo Cristo! Un solo obispo".
Habiendo fracasado Constancio en esta falsa paz, en 357 Liberio regresó a Roma y fue recibido clamorosamente por el pueblo y el clero fiel. Félix, atemorizado, huyó de la ciudad, mas alentado por obispos ilegítimos como él, volvió a la ciudad y celebró la divina Liturgia en la Basílica Iulius, del otro lado del Tíber. Pero el pueblo se amotinó y enfrentados los dos partidos, la sangre corrió entre católicos y arrianos. Liberio llamó a la paz y, por su parte, Félix volvió a huir y se recluyó en una finca en el Porto, donde murió en 365. Por su parte, Liberio murió al año siguiente.
Habiendo fracasado Constancio en esta falsa paz, en 357 Liberio regresó a Roma y fue recibido clamorosamente por el pueblo y el clero fiel. Félix, atemorizado, huyó de la ciudad, mas alentado por obispos ilegítimos como él, volvió a la ciudad y celebró la divina Liturgia en la Basílica Iulius, del otro lado del Tíber. Pero el pueblo se amotinó y enfrentados los dos partidos, la sangre corrió entre católicos y arrianos. Liberio llamó a la paz y, por su parte, Félix volvió a huir y se recluyó en una finca en el Porto, donde murió en 365. Por su parte, Liberio murió al año siguiente.
Sorprendentemente, durante centurias Félix fue considerado santo y mártir, partiendo de una inscripción titulada "Corpus Felicis Papae et Martyris qui damnavit Constantium", que probablemente fuera apócrifa. Para más inri, en su corto “antipontificado” consagró una iglesia en la Via Aurelia en memoria del verdadero mártir San Félix (29 de julio), lo cual hizo que, para el siglo VI el Félix mártir se confundiese con el Félix antipapa, borrando su verdadera vida. Desde 1947 se le considera antipapa sin más, y de Félix I se salta a Félix III. Por eso al principio dije “fue descanonizado”, y lo entrecomillo pues no es literal. Sin embargo, como testimonio de esa “santidad”, queda el medallón de mosaicos de la Basílica de San Pablo Extramuros, y numerosos grabados antiguos, donde aparece con aureola y se le llama santo.
Fuente:
https://www.heiligenlexikon.de
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
A 29 de julio además se celebra a:
Ss Beatriz, Simplicio y Faustino, mártires. |
Santa Faustina, virgen y mártir. |
San Guillaume de St-Brieuc, obispo. |
Santa Marta, virgen. |
Pero ahora, ¿Su culto no es más permitido?
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