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lunes, 30 de noviembre de 2015

San Tugdual, o el legendario León V

San Tugdual (Tudwal, Pabu o Paban) de Bretaña, obispo. 30 de noviembre.

San Tugdual.
Parroquia de Combrit.
Su “historia” cuenta que Tugdual era oriundo de Gales e hijo de Santa Pompeia (26 de julio) y del rey Hoel I de Bretaña. Nació en 509 y sus hermanos fueron Santa Sève (23 de julio) y San Lunaire (1 de julio; 2 de septiembre, Todos los Santos Obispos de Rennes, y 30 de julio, la liberación de Trélévern) con que se educó bajo la tutoría de San Illtud (6 de noviembre) en el monasterio de Lantwit Maior. La tradición galesa dice que salió para casarse con Nefydd, hija del mítico rey San Brychan (6 de abril), y fue padre de San Ifor (6 de enero) y San Cynfor (7 de mayo). En Carnarvonshire hubo una ermita dedicada a la memoria del santo, en la que la tradición local le pone retirándose a hacer vida eremítica.

Mientras, la tradición bretona, que es la más extendida, le hace abad del monasterio de Lantwit Maior luego de la muerte de Illtud, hasta que fue avisado por un ángel acerca que debía evangelizar en Bretaña. Así que se puso en marcha con los monjes San Ruellin (28 de febrero), San Kirecg (17 de febrero), San Goneri (18 de julio), San Loevan (2 de agosto) y San Brioc (17 de diciembre), San Meryn (4 de abril), y con Santa Libouban (25 de mayo), madre de Goneri, y Santa Meheleu (9 de octubre), una viuda que les atendía. Al llegar a la costa vieron un barco que les esperaba, subieron y aunque no había tripulación comenzaron a navegar hasta llegar a Ker-Morvan, región de Léon. Desembarcaron y el navío despareció. El señor local de Léon, Iona I (primo lejano de Tugdual), les dio unas tierras y Tugdual construyó un pequeño monasterio, donde hoy se encuentra la iglesia de Tre-Pabu. Junto a San Kirecg, predicaron el Evangelio y colaboraron con el obispo de Léon, San Pablo Aureliano (12 de marzo). Allí lo siguió su madre, Santa Pompeia, que quedó como ermitaña junto a la iglesia de Langoat, donde sería enterrada y se venera.

Viajó a París en el año 522, para pedir al rey permiso para tomar unas tierras para uso del monasterio. Su amigo San Albino de Angers (1 de marzo), le acompañó y le sirvió de intérprete. Al llegar a París sanó a muchos enfermos, resucitó a un muerto de tres días e hizo otros portentos. Su fama le precedió y no fue necesario rogar al rey, este le concedió lo que quería sin pedirlo. Estando en París, los habitantes de Lexobia le eligieron obispo luego de la muerte de San Tiridran (3 de marzo), pero Tugdual se negó. Mas el rey Childeberto y Albino le obligaron a aceptar. A cambio, obtuvo poder dirigir su diócesis desde un monasterio, y poder llevar una vida semi-monástica. Llegando a Treguier edificó un monasterio en un valle sombrío del que antes libró de una enorme serpiente que devoraba a los que allí se aventuraban. Como subprior eligió a San Pergat (1 de agosto).

Iglesia de
Pouldreuzic-Lababan
Un error de traducción dio pie a una fabulosa leyenda: en algunos textos en bretón antiguo, Tugdual aparece llamado “Pabu-Tugdual”, o sea “Abad Tugdual”, y en otros como “Lèon-Pabu”, o sea “Abad de Lèon”. Pues bien, en el siglo XII nació la leyenda que Tugdual se había convertido en el papa León V de esta manera: Huyendo Tugdual de su diócesis por el hostigamiento de algunos nobles, se fue a Roma, y llegando allí, halló que el papa había muerto y estaba el clero romano reunido para la elección del nuevo papa. Apenas entró Tugdual en la basílica de San Pedro, cuando una paloma se posó en su cabeza, lo cual fue visto como un presagio por parte de todos, y le eligieron Sumo Pontífice. Un año duró Tugdual en el trono de San Pedro, hasta que al cabo, un ángel le avisó que en Treguier las mujeres habían dejado de concebir durante su lejanía, por lo que era voluntad de Dios volviese a su tierra. El ángel le trajo un caballo blanco con alas sobre el que montó el santo, y volando llegaron hasta Treguier, posándose en un montecillo. Una vez entronizado el santo obispo en su sede, volvieron los embarazos y los partos. Gracias a este portento, Tugdual erigió una ermita a San Miguel Arcángel (29 de septiembre; 25 de abril, aparición en Roma, y en Tlaxcala; 6 de septiembre, aparición en Honaz; 19 de septiembre, aparición en Colosas, 8 de mayo, aparición "in Monte Gargano"; 16 de octubre, aparición en Mont Saint-Michel) en el monte donde el caballo le dejó. Por supuesto que esta leyenda no se sostiene con nada. Para empezar, Tugdual vivió en el siglo VI y León V en el siglo X, y aunque poco se sabe de su pontificado, conocido es que solo reinó treinta días. 

Murió el santo obispo a mediados del siglo VI, luego de designar a Ruellin como sucesor. Fue sepultado en la iglesia de Tréguier cerca del altar mayor. Su nombre aparece desde el siglo VIII en todos los calendarios bretones. Es uno de los Siete Santos Obispos de Bretaña, junto a San Brieuc (1 de mayo), San Corentin de Quimper (12 de diciembre), San Malo de (15 de noviembre), San Paterno de Vannes (15 de abril), San Pablo Aureliano de Léon (12 de marzo) y San Samson de Dol (28 de julio). Los breviarios de varias diócesis francesas lo incluyen entre los principales santos, con lo cual se puede deducir que su culto estuvo bastante extendido y en un momento el santo gozó de amplia devoción. Se le considera abogado de embarazos y partos. Sus reliquias se veneraron en Treguier hasta 878, cuando por miedo a las invasiones normandas se trasladaron a Chartres, dejando un fémur en Laval. La Revolución Francesa acabó con todas sus reliquias, salvo las de Laval y huesos de un brazo que se devolvieron a la catedral de Treguier.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 30 de noviembre además se celebra a 
San Andrés, Apóstol.
San José Marchand, presbítero y mártir. 

San Wachtang I de Georgia, rey

viernes, 27 de noviembre de 2015

Santos Facundo y Primitivo de Cea.

Pregunta: Hola, de antemano gracias por tu tiempo y un saludo desde Argentina. Quisiera saber si sabes algo sobre San Facundo y sobre todo si tiene una imagen de estampita o pintura y si sabes quien es el santo de los Ingenieros Quimicos, muchas gracias y que la paz de nuestro señor este contigo. Argentina.

Respuesta: Hola. El San Facundo más conocido es el mártir celebrado con su hermano Primitivo:

Arca relicario de Santos Facundo y Primitivo.
Santos Facundo y Primitivo, hermanos mártires. 27 de noviembre. 

Lo que se sabe de ellos es totalmente legendario, y es que eran hijos de San Marcelo Centurión (30 de octubre). Marcelo, originario de Tánger, se había trasladado a lo que es hoy la ciudad española de León. Allí, durante las fiestas por el cumpleaños del emperador Maximiano, se negó a participar en los rituales del sacrificio, ya que era cristiano. Arrojó sus armas y se arrancó las insignias militares; ambos gestos fueron tomados como traición y fue juzgado, torturado y finalmente decapitado. Según estas actas legendarias, el secretario, San Casiano (3 de diciembre), declaró que también era cristiano, por lo que fue martirizado unas semanas después.

Una tradición muy posterior dice que Marcelo tuvo doce hijos, todos mártires: Claudio, Lupercio y Victorio de León (también 30 de octubre); Facundo y Primitivo, Emeterio y Celedonio de Calahorra (3 de marzo); Servando y Germán de Cádiz (23 de octubre) y Marcial, Fausto y Genaro de Córdoba (13 de octubre). Después de la conquista de Tánger, las reliquias de Marcelo fueron trasladados a León. Pero Sevilla y Jerez también afirman que conservan sus restos. Mientras Claudio, Lupercio y Victorio son los patronos de la abadía benedictina de San Claudio de Galicia. No hay que conocer mucho de santos para notar lo que ha pasado aquí: Se ha dotado de una “vida” a mártires separados, y venerados en distintas regiones, para darle más consistencia a esos cultos. Se les hace hermanos entre sí, y a su vez, Marcelo se parece más aún a Cristo, que también tiene doce "hijos" a su alrededor.

En el caso de Facundo y Primitivo, que también fueron decapitados, su “passio” fue redactada sobre el siglo X, con lo que históricamente no tiene ninguna validez, salvo para confirmar la antigüedad de la veneración de sus reliquias. La tradición dice sus cuerpos fueron enterrados por los fieles en el mismo lugar del martirio, junto a la ribera del río Cea. Allí se habrían mantenido escondidos hasta que los cristianos edificaron una iglesia en tiempos de San Constantino el Grande (21 de mayo). Pero en realidad la primera documentación es del año 652, con la deposición de algunas reliquias suyas en Guadix. En el 872, Alfonso III restaura y dedica a su memoria una basílica junto al río Cea, que dona a los benedictinos. En el 883 ocurre un saqueo por manos de los árabes, y se reconstruye entre los años 905 y 935. Esta basílica y monasterio dieron origen a la actual ciudad de Sahagún (nombre que proviene de Facundo). Las reliquias se veneran en medio del retablo mayor en un arca de plata. En cuanto al culto litúrgico, aparecen en el primer calendario de Córdoba (961), y en el siglo XIII ya aparecen como hijos de Marcelo, hecho que recoge y no discute ni Baronio. Por su parte, la leyenda carmelitana, inverosímilmente les hizo santos propios.

Y en cuanto al santo patrón relacionado con la química, es San Alberto Magno (15 de noviembre), porque, entre otras disciplinas científicas y filosóficas, practicó la alquimia. Pero a este habrá que dedicarle otra entrada.




Fuentes:

-“Crónica General de España”. Tomo IV. AMBROSIO DE MORALES. Madrid, 1791.

-http://iteadjmj.com/SANTO/facundo.pdf 


A 27 de noviembre además se celebra a  
San Gulstan de Rhuys, eremita
San Santiago el Interciso, mártir

martes, 24 de noviembre de 2015

Francisco Gil de Federich, el santo académico.

San Francisco Gil de Federich, presbítero dominico y mártir. 24 de noviembre y 22 de enero.

Presbítero dominico catalán, académico, misionero y mártir del Vietnam, nacido en el seno de la noble familia de los Gil de Federich de Tortosa, el 14 de diciembre del año 1702. Fue admitido como novicio en la orden dominicana a los 15 años, en Vila d’Exemple, y profesó en el convento de Santa Caterina de Barcelona el año 1718. Durante su formación religiosa maduró el deseo de darse en la evangelización de los paganos y alcanzó el firme propósito de lograrlo siendo aún estudiante de teología en la alicantina Orihuela, en 1724. Su ordenación presbiteral tuvo lugar en 1727, luego fue nombrado maestro de los frailes estudiantes, ejerció durante varios años como profesor de filosofía y, el 1 de mayo de 1729, fue admitido como miembro de la Reial Acadèmia de les Bones Lletres, galardón que se añadió a su vertiginosa carrera humanista, reconociéndole sus méritos literarios como escritor, moralista e historiador.

Por fin, en 1730, pudo ver cumplido su deseo y consiguió embarcarse y partir como misionero a las Filipinas junto con otros 24 compañeros, entre los cuales Mateo Alonso de Leciniana. Una vez en Oriente pasó a Baatán y Pangasinán donde aprendió lenguas nativas. En Manila desempeñó durante dos años el cargo de secretario del Provincial. Durante ese tiempo jamás cesó de reclamar a sus superiores que le dejasen partir hacia Tonkin, región del Vietnam del Norte sumida en la persecución del rey Vuèh-Hun. Así, a los 33 años, el 20 de agosto de 1735, comenzó viaje hacia la zona meridional de ese país y en cinco meses consiguió dominar como un nativo la lengua annanita o tonkinesa, cuyo aprendizaje constituía una auténtica pesadilla para los europeos. En ese tiempo recibió el nombre vernáculo de Ku-tê, que significa “sacrificio”, y en los primeros años de estancia logró, no sin cierta dificultad, difundir la Palabra de Dios, administrar los sacramentos y auxiliar enfermos, olvidándose de la pena de muerte decretada para los misioneros y de los peligros a los que se exponía.

En 1737 fue aprendido y cuando se le llevó a una barca donde se hallaban prisioneros otros cristianos exclamó: “Ya me habéis hecho prisionero ¿por qué lleváis presos a éstos? ¡soltadlos!”. Inesperadamente liberaron a sus correligionarios pero Francisco permaneció cautivo por espacio de ocho años, en los que sufrió terrible prisión y fue expuesto a toda clase de tormentos. Sin embargo, a pesar de las humillaciones y enfermedades, ayudado por la viuda Ba-Gao, convirtió su cárcel en misión, protagonizó una ardua actividad pastoral y dirigió un fructífero apostolado durante su confinamiento. En el año 1744 el reencuentro con el padre Mateo Alonso Leciniana, preso también desde hacía un año, permitió a ambos mártires confesarse, celebrar la eucaristía y reconfortarse espiritualmente, además de compartir sus últimos meses de vida y recibir la absolución. Una vez conocida definitivamente la suerte que iba a correr, Francisco disuadió a su compañero de que enviara una instancia, que había preparado por su cuenta, pidiendo clemencia al rey: “Llevo ocho años en la cárcel y al fin Dios se ha apiadado de mi permitiéndome sufrir por Él. ¿Por qué quieres impedírmelo?”. De igual manera dijo a sus fieles, que querían pagar por su rescate: “...jamás consentiré que se gaste ni una sola moneda para librarme de morir por Dios, Nuestro Señor”.


A mediodía del 22 de enero de 1745 se le leyó de nuevo su sentencia, tuvo una última oportunidad para abjurar de la Fe de Cristo pero se mostró firme en su convicción de morir como intrépido testigo de la divinidad de Jesús, se dejó atar a los palos y se enfrentó serenamente a su decapitación pública en Chà Cô. Algunos discípulos trasladaron su cuerpo a Luc-Thuy, le dieron cristiana sepultura y conservaron pañuelos y paños empapados en la sangre del mártir como reliquias. Los dos protomártires dominicos del Vietnam fueron beatificados por Pío X en 1906. Juan Pablo II les canonizó el 19 de junio de 1988, junto con otros 115 testigos de la fe en tierra vietnamita. La celebración conjunta de este grupo fue fijada en el calendario litúrgico latino el 24 de noviembre bajo la denominación de “San Andrés Dung Lac y compañeros”, pero el Martyrologio Romano conmemora separadamente a San Francisco Gil de Federich y a San Mateo Alonso de Leciniana en el aniversario de su nacimiento al cielo, el 22 de enero.

San Francisco Gil de Federich es abogado contra las fiebres tercianas y cuartanas que ocasiona el paludismo o malaria. Es también patrón de los misioneros dertosenses y de los comerciantes tortosinos. Así mismo son muchos los que le consideran el santo patrón de las Letras y de la Cultura Catalana. La singularidad de su vida radica sin duda en que es el único santo académico del que se tiene noticia. 

Vicent Josep Ruiz i Prades. 


A  24 de noviembre además se celebra a

lunes, 23 de noviembre de 2015

La Dama Gris.

Santa María Margarita de Youville, viuda y fundadora. 23 de noviembre.

Nació el 15 de octubre de 1701 en Varennes, Quebec. Fue la mayor de tres hermanas y tres hermanos. A los siete años quedó huérfana de padre y su familia atravesó un período de gran pobreza. Estudió dos años en las Ursulinas de Quebec. Cuando regresó a su hogar, ayudó a su madre en el cuidado de la casa y en la educación de sus hermanos. Más tarde siguió a Montreal a su madre, quien se casó nuevamente. Allí conoció a François d´Youville, con el que contrajo matrimonio en el año 1722 y del que tuvo seis hijos, de los cuales sólo dos sobrevivieron. Bien pronto comprendió que su marido no se interesaba por la familia y se ausentaba frecuentemente para el comercio del alcohol con los indios; a estas pruebas se añadía la convivencia con la suegra, que era muy exigente. Cuando su marido se enfermó de improviso, ella lo cuidó con gran ternura hasta que murió en el año 1730, dejándola encinta con el sexto hijo, que no sobrevivió. Fue entonces cuando comprendió mejor el amor solícito de Dios hacia todos los hombres.

Con gran confianza en la providencia de Dios Padre, emprendió muchas obras para responder a las necesidades de los demás. Siguió la educación de sus dos hijos, que se hicieron sacerdotes en 1737. Luego, con tres amigas, se consagró a Dios el 31 de diciembre de ese año, para servirlo en la persona de los más necesitados. Sin pretenderlo, Margarita se convirtió en la fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Montreal, más conocidas como “las damas grises”, por el color del hábito. Al ponerse al servicio de los pobres, Margarita revolucionó las costumbres sociales de su época, y fue objeto de maledicencias y calumnias por parte de los suyos y de su ambiente social. Sin embargo y a pesar de su delicada salud y de la muerte de una de las primeras que se le asociaron, perseveró en su proyecto. El 2 de febrero de 1745 ella y sus compañeras pusieron todo en común para ayudar a un número mayor de necesitados. Dos años más tarde asumió la dirección del Hospital de los Hermanos Charon, que había caído en ruina y lo convirtió en lugar de refugio para los desamparados.

En el año 1765 un incendio destruyó el hospital, pero no quebrantó la fe ni la valentía de esta mujer: exhortó a sus hermanas y a los pobres a reconocer la mano de la Providencia en esa prueba y a alabarla. A los 64 años emprendió la reconstrucción del hospital. Falleció el 23 de diciembre de 1771. Juan XXIII la proclamó beata el 3 de mayo de 1959 y Juan Pablo II la canonizó el 9 de diciembre de 1990, siendo la primera santa canadiense.




Fuente: 
Jhonatan Alarcón.


A 23 de noviembre además se celebra a
San Paulino de Withland, abad.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Santa Cecilia o un error milenario.

Santa Cecilia de Roma, mártir. 22 de noviembre, 14 de abril (martirologio pseudo-jeronimiano) y 20 de octubre (invención de las reliquias).



La figura de Santa Cecilia pasó la criba realizada en la revisión del calendario universal de la Iglesia, posterior al Concilio Vaticano II. Sobre esta reforma ya escribí en su momento, pero el caso de Cecilia es un buen ejemplo de como la devoción multisecular se impuso a la revisión historicista. Su culto era lo suficiente firme y antiguo como para mantener su memoria y algunos textos propios del oficio litúrgico, sin que esto implique que la Iglesia avale su leyenda, que es eso lo que nos ha llegado de ella.

La leyenda, que ya circulaba en el siglo V, todos la conocemos: Era Cecilia una noble dama romana, del clan Metela, cristiana y muy caritativa. Había hecho un voto de virginidad, pero fue comprometida con Valeriano (14 de abril), al cual ella advirtió que un ángel protegía su castidad, si él osaba tocarla. Valeriano le dijo que quería ver el ángel, ella le replicó que debía ser cristiano antes. Valeriano accedió y fue bautizado por el papa San Urbano (23 de mayo). Y puestos en oración, fueron coronados por ángeles, hecho que contempló Tiburcio, hermano de Valeriano, el cual se convirtió y bautizó. Una vez que ambos hermanos fueron bautizados, se dedicaron a rescatar los cuerpos de los mártires y enterrarlos, causa por la cual alcanzaron el martirio. Cecilia donó sus bienes a los pobres y se dedicó a la oración y la caridad, llevando a muchos a conocer a Cristo y ser bautizados por Urbano. Esta mudanza de vida la delató como cristiana, fue apresada y luego de varios tormentos fue condenada a morir en un baño de vapor. Todo un día estuvo allí, pero el calor no hacía mella en ella ("nulla pars omnino ejus membris vel minimo sudoris signo fuit humectata"). Al saberlo Almaquio, el gobernador, mandó le decapitaran. Tanto escrúpulo tuvo el verdugo que necesitó tres golpes, y ni aun así logró separar la cabeza del cuerpo. Tres días más estuvo agonizando la santa; días en que muchos cristianos mojaban paños en su sangre para guardarlos como reliquias. Finalmente falleció y fue enterrada por Urbano en el cementerio de San Calixto. Y toda esta leyenda anterior, sazonada con belleza simpar, dotes morales, linajes nobles, riquezas, etc.

Sin embargo, la historia de la “santa de la música” hay que comenzarla en el siglo IV, época en la que se puede probar que su culto ya es conocido entre los cristianos, pero no los romanos, sino los griegos. Si bien el martirologio pseudo-jeronimiano del siglo IV la trae a 14 de abril, asociada a los mártires Tiburcio, Valeriano y Máximo, ni la "Depositio martyrum" romana del siglo IV, ni el martirologio cartaginés de principios del siglo V, conocen la memoria de Santa Cecilia. Sí que la incluye el misal del papa San Gelasio (20 de noviembre), con lo cual se puede decir que ya era venerada. En Roma llegó a tener tres iglesias dedicadas, una en Monte Iordano, otra en Campo Marzio, que la tradición identificaba como la casa natal de Valeriano, y la que queda hoy en día la del Trastévere, que se dice está edificada sobre su casa natal. En 821 el papa San Pascual I (11 de febrero) habría tenido una visión en la que la santa le decía que estaba enterrada en el cementerio de San Calixto, junto con Valeriano. Excavaron en el sitio "señalado", y hallaron los tres sepulcros de Cecilia, Valeriano y Tiburcio. El cuerpo de ella estaba envuelto en una rica tela, cubierto el rostro por un velo y las señales de los antes mencionados tres golpes en el cuello. Trasladaron el cuerpo a esta iglesia y monasterio benedictino dedicados a la memoria de Santa Cecilia. En el siglo XIII las monjas camaldulenses sustituyeron a los monjes.

Esta traslación y enterramiento del siglo IX evidenció una veneración temprana, aunque con el tiempo, las reformas y las destrucciones, haya quedado olvidado el cuerpo hasta ser descubierto el 20 de octubre de 1599, por el cardenal Sfondrati, sobrino del Gregorio XIV, “párroco” de esta iglesia. Estaban en obras, cuando descubrieron una cripta y en ella las reliquias, que fueron puestas en un arca de plata. Además, se descubrieron mosaicos en los cuales aparece la santa, Valeriano y el papa Pascual I. Con esta invención la iglesia ganó indulgencias y beneficios eclesiásticos, y se hacía estación penitencial el tercer miércoles de Cuaresma. Luego de este descubrimiento, las reliquias se pusieron a la veneración pública bajo el altar, donde también se puso una escultura que reproduciría el cuerpo incorrupto que el cardenal Baronio habría visto dentro de la sepultura. Yo sinceramente lo dudo, pues ¿quién se cree que en el siglo XVI, con el auge de las reliquias y el culto a estas como bastión de la contrarreforma, no se iba a exponer el cuerpo incorrupto de una de las mártires más insignes de la Iglesia, al menos en cuanto a devoción? No casa con otros casos y menos aún con Baronio, entusiasta del culto a los santos y sus reliquias. 

Este descubrimiento trajo una ola de devoción, más artística que piadosa. En 1594 Gregorio XIII la canonizó formalmente y la nombró patrona de la música. Numerosos pintores, músicos, escultores, pusieron su arte al servicio de la santa, componiendo o pintando magistrales escenas de su vida. Su día se convirtió en el “Día de la música”, siendo tradicionales los conciertos, los estrenos de óperas y otros certámenes musicales.

Como fuese, puesto que de Cecilia solo conocemos el sitio de su sepultura, ¿de dónde salió su relación con la música? Pues sale de un error de traducción de la “passio”, cuyo origen está en San Simeón Metafrastes (27 de septiembre): Esta passio dice, literalmente “venit díes in quo thálamus collacatus est, et, cantátibus órganis, illa in corde suo soli Domino decantábat: Fiat Dómine cor meum et corpus meus inmaculatum et non confundar”. Lo que significa “llegó el día en que subió al tálamo, y, mientras los instrumentos, ella en su corazón a su único Señor cantaba: Haz, Señor, mi corazón y mi cuerpo inmaculados, y no sea yo defraudada”. Entendamos "tálamo", no como el lecho nupcial, al que no llegó a subir según la misma leyenda y "passio", sino como el momento cumbre del desposorio con Cristo. Y entendamos el “mientras” como un “a la par”, o “al mismo tiempo”. Con lo que la frase lo que quiere decir es que Cecilia cantaba en su corazón a la par de los instrumentos. El error de la traducción estuvo en traducir “órganis” como instrumento musical, cuando solo se refiere a instrumentos (en este caso los martiriales) y “cantátibus” como “cantar” o “sonar”. De ahí a creer que el órgano emitía música y Cecilia cantaba no hubo más que un paso que la iconografía completó añadiéndole como atributo un pajarito cantor, que luego el renacimiento y el barroco cambiarían en un órgano tubular. Aunque el órgano como instrumento musical es antiguo y ya era conocido por los romanos, su uso era escaso y en la Iglesia, solo en algunas, no entró hasta el siglo VIII, no antes. Últimamente, según avanza la decadencia de la música litúrgica, la vemos representada con guitarras y hasta maracas.

Diferentes leyendas cambiarían esta frase de contexto, pues si se refiere a instrumento musical no pintaría nada en medio del tormento, que es donde realmente hay que ubicarla. Así que la leyenda, para reafirmarse a sí misma, contó que mientras sonaban los órganos en el banquete de su boda, Cecilia cantaba melodías celestiales en su corazón. Y esta es toda la asociación con la música: un error. Un error aumentado por la iconografía, la piedad y la espiritualidad devota. Solo un ejemplo, tomado de un sermón en honor a la santa: "...esta Virgen no se emplea en otra cosa que en alabar a su Esposo, en bendecir su bondad, en implorar su misericordia, en aplacar su justicia, y en hacerle favorable a todos los hombres (...) Mas como sabia muy bien que la música no puede menos de ser grata a aquel que todo lo hizo con harmonía, (...) acompaña al órgano su delicada voz, y dando vida a aquel instrumento inanimado, enseña a las criaturas insensibles a cantar las alabanzas de su Esposo. 'Cantantibus organis decantabat Cecilia'". Aquí incluso con las palabras cambiadas. Aunque algo sí que la salva, es cierto que, según la “passio”, al menos en su corazón, Cecilia cantaba u oraba con el salmo 70.

Pero es que no es tan sencillo, pues hay, al menos, dos contradicciones entre la “passio”, la leyenda y la historia:

1. La “passio” dice que la martirizaron con varios tormentos, pero incurre en una contradicción, pues si Cecilia era una matrona romana de linaje, no habría sido martirizada, pues la ley lo prohibía. Solo podían ser ajusticiados mediante la pena "capital", o sea, la decapitación. Así que, o Santa Cecilia era una dama noble y no fue martirizada, o fue una mártir sin ascendencia noble.

2. San Urbano no vivió en tiempos de persecución, sino en tiempos de Alejandro Severo, el cual no persiguió cristianos por las razones dadas en la leyenda: enterrar cristianos. Algunos cristianos serían juzgados, nadie lo duda, pero como cualquier ciudadano y no por el hecho de practicar la fe de Cristo. Así que, o Tiburcio Valeriano y Cecilia no fueron mártires, o lo son de otro momento. Como la mayoría de martirologios los hacen mártires, incluso Usuardo pone a Santa Cecilia padeciendo bajo Comodo, y Molano la pone imperando Marco Aurelio lo más probable es que la relación entre Urbano y los mártires, sea únicamente la veneración a su sepulcro en tiempos de paz, probablemente sería Urbano quien edificó el primer lugar de culto en las catacumbas.

Para los historiadores serios, entre ellos el Bollandista Delehaye, el origen de la figura de Santa Cecilia está en una matrona romana que habría venerado a los mártires Tiburcio y Valeriano, junto a los cuales quiso ser sepultada, en tiempos del papa Urbano, como sí ocurrió. Lo demás, como vimos, pues errores, alusiones, iconografía y devoción.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-“Grandezas y maravillas de la Ciudad de Roma. S.E. GABRIEL DÍAZ VARA CALDERÓN Y CORONADO. Madrid, 1673.
-"Santa Cecília, l'evangeli al cor". JOSEP. M. DOMINGO. Barcelona, 2001.
-“Sermones panegíricos de los Santos más celebrados en la Iglesia”. Tomo VI. P. JEAN FRANÇOIS SENAULT. Madrid, 1786.
-"Martirologio Romano". Madrid, 1791. 


A 22 de noviembre además se celebra a
Beato Salvador Lilli, franciscano, y compañeros mártires.

sábado, 21 de noviembre de 2015

De tres andaluces que eran de más lejos.

Santos Honorio, Eutiquio y Esteban, mártires. 21 y 24 (en Jerez de la Frontera) de noviembre.


San Honorio. Retablo de San Dionisio.
Jerez de la Frontera.
A estos tres mártires la devoción les creó una layenda, y la historia los colocó “en su sitio”. Es un buen ejemplo de lo serios que pueden llegar a ser un error, una coma, una insinuación, o una sugerencia. Vamos por partes, primero la leyenda y luego la historia y las aclaraciones:

La leyenda:
Santos Honorio, Eutiquio y Esteban, patronos de Jerez de la Frontera, España, nacieron y fueron martirizados en Asta, colonia romana de la provincia Bética (la actual Andalucía) y de la que aún se ven ruinas cerca Jerez de la Frontera. Los tres llegaron a la fe de Cristo por medio de alguno de los Siete Santos Varones Apostólicos, aquellos discípulos de los Apóstoles que misionaron en España: Tesifonte, Torcuato, Segundo, Indalecio, Eufrasio, Hesiquio y Cecilio. Una leyenda que también merecería su artículo. Pues eso, que una vez que se convirtieron al Dios verdadero, no se guardaban su fe, sino que la predicaban en público, por calles y plazas. Llegó a la ciudad un edicto imperial que mandaba hacer un sacrificio público a los dioses (eran frecuentes, para impetrar bienes, conjurar males, pedir protección al Imperio, etc). Los tres santos se negaron y fueron apresados, llevados ante el juez, el cual los mandó torturar hasta que consintieran en sacrificar.

Pero ellos aprovecharon su presencia entre los magistrados para enseñarles las tinieblas de su superstición, y llevarlos a la luz de Cristo. Manifestaron el error que era sacrificar a dioses falsos, y cuyas historias los hacían más viles que los hombres. A todas las amenazas de más tormentos respondían que solo esperaban padecer más por Cristo, y que sea era su felicidad. “Bienvenidos sean los martirios si nos llevan al cielo”, decían. Cansado el juez, viendo que ni los azotes, ni el fuego, ni el potro lograban algo, mandó les decapitasen, el 21 de noviembre, imperando Trajano. Otros cristianos recogieron los cuerpos y los enterraron para venerarlos como mártires. Sus reliquias y veneración se mantuvieron llegada la paz de Constantino, pero se perdieron con la dominación musulmana.

La historia:
Hasta el siglo XVI, Jerez de la Frontera no supo que había tenido tres ilustres mártires entre sus vecinos. No había culto, ni reliquias, ni documento alguno que lo avalase. En 1597, los jesuitas de Jerez de la Frontera emprenden una cruzada para revitalizar la veneración de unos mártires españoles que habrían padecido en Asta, según el calendario editado en Ronda en 1538. Clemente VIII manda investigar aquello y, efectivamente, consta ese martirio en la ciudad llamada Asta, que los jesuitas, insignes hombres y letrados del momento, identifican con la Asta bética. Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla era ferviente promotor de la idea, pero murió antes de terminar, y la conclusión del caso lo llevó a cabo Fernando Ñuño de Guevara, cardenal presbítero. Este aceptó gratamente las investigaciones de los jesuitas y las presentó en Roma. En 1603 se aprueba el culto y comienza una espiral de devoción: patronato sobre la ciudad, retablo en la iglesia jesuita, procesiones y votos por parte del Ayuntamiento y pueblo, etc. Para día de la memoria se eligió el mismo del martirio, el 21 de noviembre, pero chocando con la Presentación de la Santísima Virgen, se movió al 24 del mismo mes, porque el 22 y el 23 ya estaban ocupados por las memorias de Santa Cecilia y San Clemente, respectivamente. En 1605 la festividad se enriquece con algunas indulgencias, con vistas a promover la devoción a los santos. La primera “vita” se escribe en 1617, que es más un panegírico que otra cosa. A falta de datos se sacan conclusiones, se narran tormentos leídos en otros santos. En 1624 la diócesis de Sevilla los introdujo en su santoral propio. En 1714 San Dionisio obispo (9 de octubre) fue proclamado patrón de Jerez, en los actos conmemorativos de los 500 años de la reconquista de la ciudad por parte de los cristianos. Este patronato compartido mermó un poco la devoción a los tres mártires patronos.

Las conclusiones.
La primera estocada contra la leyenda y el culto la dio el agustino Enrique Flórez en su “España Sagrada”, una monumental obra del siglo XVIII que desgrana la geografía española según sus santuarios, reliquias veneradas y sus santos. El P. Flórez prueba que el martirologio romano dice que los tres santos fueron martirizados en Asti, Italia, y no Asta. Y el pseudo-jeronimiano pone a Honorio padeciendo en Antioquía, mientras que Eutiquio y Esteban padecen en Austis (la actual Ostia). Además, añade que el martirologio Auterpiense llama “Honorato” a Honorio, y que añade algunos compañeros. El de Aquitania los pone padeciendo en “civitate Ostia”.

Pone Flórez otros ejemplos, como algunos mártires de Cartago de África llegaron a ser considerados de Cartago Nova, la española, o de Valence de Francia, pasaron a Valencia de España. El P. Flores prueba también que ningún martirologio español, ni breviario de las iglesias béticas o de otra parte de España (ni los anteriores a la conquista) trae dicha memoria de los tres santos “andaluces”. Santos de los que vemos que su recorrido fue corto.


Fuentes:
-“Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año”. Noviembre. P. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-“España sagrada, teatro geográfico histórico de la Iglesia de España”. Volumen X. P. ENRIQUE FLÓREZ. O.S.A. Madrid, 1792.
-http://elbarrocojerezano.blogspot.com.es


A 21 de novoembre además se celebra a
San Gelasio I, papa.
San Mauro de Porec, obispo y mártir.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Maxence, sin cabeza y caminando.

Santa Maxence de Senlis, virgen y mártir. 20 de noviembre.

Imagen que se venera en su santuario
de Senlis.
Según la leyenda, Maxence fue hija de un rey escocés, llamado Malcolm, y fue convertida a la fe cristiana por San Patricio (17 de marzo). Decidió permanecer virgen por amor a Cristo, pero su padre, aún pagano, tenía un pretendiente para ella: Avicin, un noble local. Huyó del palacio en compañía de sus esclavos Barbentio y Rosebia, embarcándose hacia el continente. Se establecieron en Levandriac Oise, cerca de Senlis (llamado Litanobriga en el siglo V), donde Maxence comenzó una vida eremítica como reclusa. La leyenda local dice que antes de llegar al sitio definitivo tropezaron con el río Oise, infranqueable, pero cada uno lanzó una piedra, que crecieron al tocar el agua, formando un acceso. Allí pueden verse aún. Avicin no se resignó a perder a la que quería como esposa y salió tras ella. Cuando la halló, le hizo ruegos, promesas, le ofreció dinero y joyas al siervo Barbentio, que se negó a aceptar el soborno. Nada podía apartar a Maxence de su ideal eremítico. Así que Avicin trocó su amor en odio a ella y al cristianismo. Pasó a las amenazas y como estas tampoco surtieron efecto, tomó su espada, le agarró del pelo y le cortó la cabeza, y acto seguido también decapitó a Barbentio y Rosebia. La santa virgen tomó su cabeza ante la vista de algunos y caminó hasta el sitio donde debían enterrarla, como se suele leer de los santos cefalóforos. Así lo hicieron, y levantaron una capilla en su memoria. En el siglo VIII San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) amplió y enriqueció el santuario, lo dotó de tierras y beneficios. Es la patrona de Pont-Sainte-Maxence.

En esta leyenda poco hay de verdad. Los historiadores se dividen en varias hipótesis. Unas plantean que realmente fue una ermitaña local, asesinada tal vez por ladrones. Otras que sus reliquias llegaron de algún punto a través del Oise hasta Levandriac. En el siglo VII el culto estaba consolidado, aunque la “passio” más antigua que se conoce es del siglo XI. El culto se extendió por los lugares “de origen” de la santa. En Irlanda su memoria es a 24 de octubre, en Inglaterra y Escocia a 6 de abril, pero su fecha litúrgica más extendida es la del 20 de noviembre, día que dice la “passio” que ocurrió su martirio, sin que se sepa el porqué de esta elección. 

Luego de las persecusiones anglicana y protestante su culto decayó bastante. Una pequeña capilla fue levantada en el sitio de la ermita y del martirio, donde se realizaba una procesión el Lunes de Pentecostés. Fue reconstruida en 1699 y demolida en 1794, por los revolucionarios. También padecieron las reliquias de la santa la Revolución, pues el arca que las contenía fue profanada y se perdieron los huesos. Actualmente una procesión se realiza el tercer domingo de noviembre en Senlis.


Fuentes: 
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-http://paroissesaintemaxence.net


A 20 de noviembre además se celebra a 
San Félix de Valois, cofundador trinitario
San Agapio de Gaza, mártir.