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viernes, 30 de marzo de 2018

Pacificador, penitente y aplastado.

Beato Dodo de Haske, ermitaño premonstratense. 30 de marzo.


Nació en Frisia, a finales del siglo XII. Se casó, pero junto a su mujer tuvo un "matrimonio blanco", o sea, sin relaciones sexuales, aunque al cabo de unos años se separaron de común acuerdo. Ella se fue a las norbertinas de Bartlehiem, y Dodo se fue al monasterio de Mariëngaarde, siendo su abad San Siard (14 de noviembre), de quien ya hemos hablado antes. Dodo tomó el hábito de Hermano lego, aunque luego de su profesión, le fue permitido ser ermitaño en Bakkeveen.

Vivía en extrema penitencia, ayunando constantemente, orando y trabajando para mantenerse y no ser gravoso a los que le pedían oraciones o le daban algo de comer. Toda su vida vistió un cilicio de hierro pegado a las carnes, y sobre ese llevaba una áspera túnica. En las rodillas llegó a tener dos enormes callos, pues cada día hacía lo menos 5000 genuflexiones. Dios le premió con el don de los estigmas.

Sobre 1225 el párroco de Haske le pidió le acompañase en su predicación a los alejados de la fe y a poner paz entre sus feligreses. Dodo fue muy combativo contra la costumbre de la venganza, que se hallaba establecida con total normalidad. Su palabra, su acción y su oración produjeron el milagro de la reconciliación de muchas familias que llevaban más de 50 años enemistadas.

Dodo murió el domingo posterior a la Anunciación de la Virgen de 1231, de una manera inesperada y algo boba, como hemos leído de San Mariano (19 de agosto): Estando orando se derrumbó el techo de su cabaña y le aplastó.


Fue sepultado en la abadía que San Siard fundó en Bakkeveen, donde los premonstratenses le rindieron culto desde muy pronto.


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jueves, 29 de marzo de 2018

San Cirilo de Heliópolis.

San Cirilo de Heliópolis, diácono mártir. 29 de marzo.


Es Teodoreto en su "Historia Eclesiástica" quien da razón de estos mártires. Fue Cirilo un diácono de esta ciudad quien destacó en su predicación evangélica y por su celo contra la idolatría. Derribó varios altares de los ídolos y destrozó por su propia mano algunos de estos. En 361 subió al trono Juliano el Apóstata y ya sabemos cómo se dedicó a instaurar el antiguo culto a los dioses y al emperador, atrayendo la persecución para los cristianos que se le oponían. Ejemplo claro lo vemos en los Santos Juventino y Maximino (5 de septiembre, 25 y 29 de enero). 

Pues ocurrió que, sintiéndose protegidos los paganos de Heliópolis, capturaron a Cirilo, le apuñalaron varias veces, le abrieron y le arrancaron el hígado, el cual comieron como bestias. Dice Teodoreto que todos quedaron castigados, pues en menos de un día perdieron sus dientes, se les pudrió la lengua y finalmente terminaron todos ciegos y enloquecidos.


Fuente:
-"Las Verdaderas actas de los Martires". Tomo III. Teodorico Ruinart. OSB. Madrid, 1776.


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miércoles, 28 de marzo de 2018

Ni traicionar a Cristo ni a la conciencia.

Venerable Magdalena de la Cruz, virgen carmelita y mártir. 28 de marzo.

Nació esta carmelita en 1732, en Lyon, al parecer de padres humildes, aunque nada se conoce de su familia, pues sus datos se recogieron tardíamente. Como los archivos del monasterio fueron quemados, tampoco se conoce la fecha de su entrada al Carmelo y profesión religiosa. Pero, y esto es lo que realmente importa, sí que tenemos testimonios de primera mano de su entrega gozosa al Rey de los mártires.

El Carmelo de Lyon fue arrebatado a las carmelitas descalzas en 1791, por obra de la Revolución Francesa. Magdalena, junto a varias monjas se reunió en una casa privada donde, como podían, continuaron viviendo la Regla carmelitana y su espiritualidad teresiana. En 1793 se unieron a ellas 11 clarisas, luego del asedio de la ciudad. En 1794, a pesar de todas las cautelas, fueron delatadas las monjas y el 11 de febrero de ese mismo año, detenidas. Fueron llevadas a un sótano, donde debían dormir en el suelo y donde permanecieron tres días a oscuras. Algunos revolucionarios las aconsejaban firmar el juramento de Libertad-Igualdad. Otro, que era luterano, les dijo que simularan una abjuración de fe, para los jueces las dejaran en paz y pudieran salir de allí con vida, pero a este una de las monjas le respondió: "¡Eh! ¿Qué dice, señor, traicionar nuestra conciencia?".

Algunos revolucionarios influyentes abogaron por las clarisas, pues estas eran muy queridas por la ciudad de Lyon, por lo cual, las libraron a ellas y a las carmelitas también, pues entre todas no hicieron distinción. Sin embargo, un mes más tarde, el 13 de marzo de 1794, fueron apresadas de nuevo por órdenes "de muy arriba". Los soldados, lioneses, las trataron con cortesía e incluso las protegieron de los alborotadores del pueblo. El día 14 fueron interrogadas con las mismas preguntas una y otra vez. Se le preguntó a nuestra mártir por qué no había firmado el juramento. "Porque mi conciencia se niega", fue su respuesta. A la pregunta sobre si amaba la República, Sor Magdalena contestó: "Nunca he perturbado el orden público". Manifestó, y las demás monjas, que no se inclinaban por partido alguno, sino que solo rezaban para que en todo se cumpliera la voluntad de Dios. Le preguntaron como miraba al decapitado rey. "Como un infeliz príncipe". "Si hubieras juzgado al rey, ¿cómo lo habrías juzgado?", le preguntaron. - "Habría examinado su conducta ante Dios, y luego juzgado por mi conciencia".

La pregunta más directa fue: - "¿Renuncias a tus votos?", a la que todas contestaron con fuerza "No, por supuesto que no". Entonces el secretario se dirigió a una de las monjas con dureza para decirle que por ello podría ser guillotinada. Esta le respondió -"No ignoro que las respuestas que dé quizá me lleven a la muerte mañana". Aunque esta respuesta no fue de boca de Sor Magdalena, igualmente ese era el sentimiento de su corazón.

Luego fueron trasladadas al Ayuntamiento para ser juzgadas por la severa Comisión Revolucionaria. Pasaron entre una turba que les ofendía constantemente, blasfemaba y pretendía pegarles. Allí fueron interrogadas nuevamente y metidas en un calabozo. La que narra el relato dice que la Hermana Magdalena era la más intrépida de todas, a las que animaba constantemente a no cejar y a permanecer fieles a sus votos. Por ello, dice, los jueces que sabían de su influencia, la interrogaban más severamente y que fue la primera en ser juzgada y sentenciada. Dice esta religiosa: "… se presentaba animada por un santo ardor por el martirio, como otra Anastasia: la firmeza que ponía en sus respuestas excitaba cada vez más la ira de los jueces. Entró en el paroxismo por la forma en que Sor Magdalena respondió a una petición que tenía por objeto envolver en su condena a las personas caritativas que tuvieron el valor de ayudarnos de nuevo en la cárcel".

La Hermana Magdalena fue sentenciada a muerte el día 27 de marzo y decapitada en la guillotina el día siguiente, 28 de marzo, a los 62 años de edad. Sea porque su muerte calmó a la turba y a los revolucionarios, o por la próxima derrota de los revolucionarios, las demás monjas, clarisas y carmelitas, fueron liberadas.


Fuente:
-"L'ordre de Notre-Dame du Mont-Carmel Carmes et Carmélites". R. P. ALBERT DE SAINT SAVIEUR. OCD. París, 1880.


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martes, 27 de marzo de 2018

Profeta, orante y sanador.

San Juan de Egipto, monje. 27 de marzo.

Nació en 304, en Licópolis, la actual Asyut, en una familia de artesanos de la madera, y él mismo llegó a ser buen carpintero. En 339, con 25 años, abandonó su negocio y el mundo para retirarse al Desierto bajo la guía de un santo eremita. Este le probó en la obediencia hasta grados absurdos, como mandarle tirar la cena, o regar un palo seco durante un año. Juan sin replicar obedecía, y regaba el palo como si una planta fuera. Y tal vez había seguido haciéndolo si al cabo de ese año de formación espiritual su maestro no hubiera fallecido. Ya solo, Juan conoció varios cenobios de la Tebaida, pero ninguno le satisfacía. Por ello, se retiró a lo alto de una colina de difícil acceso cerca de Licópolis, donde cavó tres agujeros en la piedra para usarlos como celda, taller y oratorio. Tapió la entrada y solo dejó un agujero por donde hablaba a aquellos que buscaban su consejo (pues los había que subían hasta allá para ello) o recibir algo de comer a cambio de sus cestos, esteras u otros trabajos de madera.

Su ayuno duraba durante todo el día, y todos los días del año. Así que solo al atardecer comía alguna legumbre o frutos secos, hierbas, etc. Nunca fundó un recinto monástico, pero a su alrededor se establecieron varios discípulos suyos que aprendían de sus enseñanzas y máximas espirituales a través de la ventanita. Cuando eran muchos, hicieron una hospedería y una iglesia, pero Juan siempre se negó a administrarlo o mandar en algo.

Tuvo el santo los dones de conciencia y de sanación. Cuando le visitaba un clérigo Juan siempre lo sabía, aún cuando se ocultara entre los fieles, y más aún, sabía sin equivocarse si era diácono, presbítero u obispo. Realizó numerosos milagros a aquellos que, purificados previamente de sus pecados, le pedían oraciones. También gozó del don de profecía: Al emperador San Teodosio I (17 de enero) Juan le profetizó que los bárbaros invadirían el Imperio, y que vencería a su enemigo, Máximo, como así ocurrió. En 392 Teodosio volvió a preguntar al santo, quien estaba decepcionado del emperador por sus actos sangrientos. A pesar de ello, como aviso, Juan le mandó decir que sería vencedor una vez más, pero a causa de sus pecados, la victoria sería corta para él y no salvaría a su Imperio. Efectivamente, Teodosio venció a Eugenio en 394 y murió meses después, dejando el Imperio dividido entre sus dos hijos Arcadio y Honorio.

Otra de sus célebres profecías fue la realizada a Palladio, el conocido escritor eclesiástico. Vivía Palladio en el desierto de Nitria, cuando quiso conocer de primera mano si todo lo que de Juan se decía era cierto y realmente era un hombre de Dios. Juan tenía por norma que solo hablaba con los hombres los sábados y domingos, dedicando todos los demás días a hablar con Dios. Paladio tuvo paciencia y esperó. Llegó el sábado y Juan, sin que nadie le dijera, saludó a Palladio y le preguntó por Evagrio, su maestro. En eso estaban cuando llegó Alipio, el gobernador de la provincia, y Juan alejó a Palladio discplicentemente para escuchar al magnate. Palladio se decepcionó y pensó que Juan no era tan santo y que estaba vencido por la adulación al mundo. Cuando Alipio se fue Juan llamó a Palladio y le regañó por sus ocultos pensamientos sobre él. Y además le dijo: - "¿No es el cierto que los enfermos son los que necesitan al médico? Tú te dedicas constantemente a trabajar por tu salvación, pero ese hombre está inmerso en el mundo, y apenas puede tener una hora libre de sus asuntos para el cultivo de su alma. ¿A quién debo saludar y preferir entonces?". Palladio quedó avergonzado, pero al mismo tiempo edificado. Además, Juan continuó exponiéndole asuntos del alma de Palladio: - "Sé que los pensamientos sobre tu padre anciano te han distraído últimamente, y has estado pensando en abandonar la vida solitaria para regresar al mundo. Pero has de saber que él y tu hermana han entrado en monasterios como tú. No pienses más en volver a tu casa, porque está vacía. Recuerda que quien pone su mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios". 

Luego preguntó Juan al joven -"¿Quieres ser obispo?" "Obispo soy ya, como indica mi nombre" - respondió Paladio, y añadió - "Gobierno la diócesis de la cocina, y mi jurisdicción episcopal se ejerce sobre ollas y sartenes". Juan rió y le profetizó: -"Un día serás obispo y sufrirás muchas contradicciones. Pero recuerda, solo serás obispo si por cualquier causa dejas la soledad. Mientras estés en tu monasterio nadie te ordenará obispo". Y así fue exactamente, pues en unos años, estando Palladio enfermo de hidropesía, hubo de ir a sanarse a Alejandría y Bitinia, donde los presbíteros aprovecharon para proclamarle obispo de Helenópolis. Padeció mucho Palladio por la causa de San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan, Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia oriental; 15 de diciembre consagración episcopal), llegando a tener que incluso vivir oculto durante casi un año a riesgo de su vida. No se olvidaría nunca de la profecía de Juan, pues él mismo la pondría por escrito.

Juan murió en 394, a los 90 años de edad, rodeado del cariño de sus discípulos y la admiración de la Iglesia de su tiempo. Murió de rodillas y en medio de un éxtasis. En 1901 se hicieron unas excavaciones en su lugar de retiro y fueron halladas sus celdas, mas no su sepulcro. Actualmente hay allí un santuario dedicado a la memoria del santo monje.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


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Beata Panacea,
virgen y mártir
.
San Mateo,
cruzado mártir
.
San Ruperto, obispo.
Ss Phileto, Lydia
y comp. mártires.







lunes, 26 de marzo de 2018

Por el Rey del cielo, que esperen otros reyes.

San Ludger de Münster, obispo. 26 de marzo y 3 de octubre (traslación de las reliquias).

Su vida fue escrita por su sobrino San Altfried (22 de abril), quien fue uno de sus sucesores en el episcopado, y lo hizo basándose en testimonios de personas que conocieron al santo, entre ellos Santa Herburgis, (16 de octubre), hermana de nuestro biografiado.

Nació Ludger en Columns, Utrecht, sobre 742. Siendo niño sus padres hospedaron a San Bonifacio (5 de junio) cuando el santo y sus compañeros se dirigían a su misión evangelizadora entre los frisones. La persona y el posterior martirio de Bonifacio hizo profunda impresión en Ludger, quien prometió servir a Cristo y seguir los pasos de Bonifacio algún día. En 755 Ludger entró a la escuela monástica dirigida por su obispo San Gregorio de Utrecht (25 de agosto), donde recibió sólida formación. En 758 le hallamos estudiando en Inglaterrabajo la dirección de San Alcuin de York (19 de mayo). Alli completó su formación y fue ordenado diácono.

En 773 regresó a Utrecht y sirvió en varias iglesias, siendo de gran ayuda a su obispo, que aún era San Gregorio. En 777 Ludger, ya presbítero, fue enviado a la evangelización de los frisones, tal como era su deseo "de siempre". Predicó en Groningen, donde curó milagrosamente a un juglar ciego. Evangelizó en Devender, donde edificó la iglesia de San Lebuin (12 de noviembre). Lamentablemente, los sajones invadieron la zona y todos los cristianos o padecieron martirio o tuvieron que huir. Ludger se fue a Roma, donde le recibió emocionado el papa Adriano, quien conocía de sus desvelos por el Evangelio. Luego pasó al monasterio de Montecassino, donde vivió tres años retirado, en oración y penitencia.

En 783 San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) sometió a los sajones y forzó la "conversión" de su jefe, quien ha pasado al Martirologio como San Widukind (7 de enero). Entonces Ludger pudo volver a dedicarse a la conversión de los frisones y de los sajones. Una leyenda cuenta que algunos presbíteros, celosos del respeto que el emperador tenía por Ludger acusaron a este de haber enajenados algunos bienes que el monarca había dado al santo para que fueran de uso eclesiástico. Carlomagno mandó a un sirviente que llamara al santo, quien respondió que primero debía hacer sus oraciones, por lo cual pedía al emperador le esperara. Así una segunda y una tercera vez. Solo a la tercera petición Ludger se presentó ante Carlomagno, quien le preguntó cómo se había atrevido a ignorar su llamada. - "Estaba en una audiencia con Dios, y Dios está por encima del emperador" - respondió Ludger, añadiendo, además- "Espero que Su Majestad esté de acuerdo conmigo". Ante esta muestra de entereza, Carlomago concluyó que un religioso con tal integridad, sería imposible que cometiera delito alguno, y le dejó en paz.

Ludger y el ciego.
En 804 Ludger fue nombrado obispo de Mimigerneford (la actual Münster). Ludger construyó la catedral y facilitó la fundación de varios monasterios, focos de cultura y fervor. Para su hermana fundaría el monasterio de Nottuln. Especial atención prestó a la abadía de Werden, la cual quiso fuera un segundo Montecassino, de tan buen recuerdo que de allí guardaba. Primero quiso fundarlo donde San Bonifacio había sido martirizado, pero el temor a los normandos le hizo desistir. Quiso fundarlo en Neuss, pero luego de una noche en oración el Señor le reveló que ese no era el lugar elegido por Él. Entonces, luego de largas oraciones, tuvo la inspiración de que el lugar perfecto era en el valle de Ruhr. Un obstáculo tenía delante, para construir era preciso talar parte de un denso bosque, y no tenía brazos suficientes. Guiado por Dios el santo se fue allá y en medio de la noche, hizo oración y a la manana siguiente todos los árboles necesarios yacían en el suelo. Esto habría ido contado por el monje Thiadbald, quien acompañaba al santo obispo esa noche.

Ludger entró al cielo el Domingo de Pasión, 26 de marzo de 809, en Billerbeck, donde se hallaba de misión. Es llamado "el apóstol de los sajones", y su culto permanece vivo en la abadía de Werden. Reliquias suyas hay tanto en Werden como en Billerbeck y en otros lugares, luego de una disputa sobre las mismas, en la cual tuvo que intervenir el emperador. 

Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


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domingo, 25 de marzo de 2018

Sea en marzo o diciembre, fiesta grande es.

La Anunciación de la Santísima Virgen María. 25 de marzo.

Esta festividad está unida indisolublemente a la Pascua. Desde el siglo III ya era creído en la Iglesia que Nuestro Señor Jesucristo había padecido en la Cruz un 25 de marzo. Un testimonio de ello lo da Tertuliano en su "Adversus Iudeos". Una tradición judía, extrabíblica, decía que los profetas morían el mismo día en que se encarnaban. Reminiscencia de ella la hallamos en San Hipólito (22 de agosto), o más acá en el tiempo, en San Agustín, quien en "De Trinitate" dice que Jesús fue ejecutado a 25 de marzo, el mismo día en el cual que había sido concebido. Siguiendo esta creencia piadosa, la Iglesia colocó la Encarnación del Verbo Eterno el mismo día de la Muerte del Señor, a 25 de marzo. Esta fiesta habría sido una de las primeras en ser celebradas por la Iglesia y marcaría todo el Año Litúrgico, pues a partir de ella se colocarían otras festividades: la Natividad del Señor a 25 de diciembre, la Circuncisión a 1 de enero y la Presentación a 2 de febrero. Igualemente hay que recordar que esto no es lo importante, sino los acontecimientos, pues la Iglesia celebra sucesos y no fechas históricas.

Es en este marco de la contemplación de Pascua en el que es colocada esta festividad, sin tener una connotación mariana. Para ello tendremos que esperar más en el tiempo y en la evolución de la comprensión del misterio mariano dentro de la teología y la liturgia de la Iglesia. Pascua, Pentecostés, Encarnación y Natividad van a ser las primeras fiestas de la Iglesia, junto a las memorias de los mártires, siempre de manera local. La Anunciación se enmarca siempre unida a la primera: la Pascua. Testimonio importante es la dedicación de una iglesia a este Misterio de la Anunciación en Nazaret, nada menos que en el año 400. La Dedicación de las iglesias solían ser acontecimientos con gran carga teológica, y si una se dedica a este hecho sin duda estamos ante una prueba de una celebración litúrgica de lo conmemorado. En este mismo siglo San Proclo de Constantinopla (24 de octubre) dedica un sermón a este misterio de fe, enmarcado en su celebración.

Sin embargo, la importancia que la Cuaresma va tomando a partir del mismo siglo V, hará que tanto en Oriente como en Occidente, la Anunciación no se establezca por igual en todos lados, ni aparezca con la solemnidad que merecería, sino que en algunos años sea suprimida o al menos pasada por alto. Tal vez por ello existió, según testimonio de San Abramio (16 de marzo) esta misma fiesta el Domingo anterior a Navidad, el actual IV Domingo de Adviento, el cual aún tiene cierta connotación mariana. Aparece establecida a 18 de diciembre en el "Chronicon Paschale", de mediados del siglo VII. El Concilio de Toledo de 656 declara expresamente que, ya que era evidente la dificultad de celebrar la fiesta de la Madre de Dios (ya es una fiesta eminentemente mariana) en su día preciso (25 de marzo), debido a que podría caer en la Semana de Pasión, no debía ser omitida, sino celebrarse a 18 de diciembre, exactamente una semana antes de Navidad. Esta fecha la tomarían otros misales, como los de Milán, Rávena y, por supuesto, el de Toledo. Es esta la razón por la cual en el rito mozárabe aún tenemos a 18 de diciembre a Nuestra Señora de la Encarnación, de la Esperanza o de la O.

En 692 el Concilio "in Trullo", definirá que la Anunciación del Señor se exime de la norma de no celebrar fiestas durante la Cuaresma, permitiéndose esta precisamente por su vinculación con la Pascua. Esta será la costumbre de Roma, celebrarla en marzo como las iglesias griega y constantinopolitana, y queda claro cuando en el siglo VII el papa San Sergio I (8 de septiembre) la establece para la ciudad junto a las otras fiestas marianas de La Asunción, a 15 de agosto, y la Natividad, a 8 de septiembre, ambas de larga tradición en Oriente. De ahí de estableció en todo Occidente como parte de la progresiva romanización litúrgica de las iglesias locales. Actualmente se celebra como una gran solemnidad que "rompe" de alguna manera la penitencia cuaresmal (aunque siempre haya que orientarla a la Pascua) y, en caso de que el 25 de marzo caiga dentro de la Semana Santa, se trasladará al próximo día libre después de la Octava de Pascua, que es el lunes siguiente. Por ejemplo, en 2018 el 25 de marzo fue Domingo de Ramos, por ello la Anunciación se trasladó ese año al 9 de abril.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


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sábado, 24 de marzo de 2018

Esposa del Esposo.

Santa Catalina de Suecia, religiosa. 24 de marzo.

Fue hija de Ulf de Guthmarson y de Santa Brígida (23 de julio y 7 de octubre, Traslación de las reliquias), y nació sobre 1330. Muy niña fue entregada por sus padres a las monjas cistercienses para que la educaran. A los siete años tuvo su primera visión, en la que vio a Cristo disgustado con ella por no cumplir sus tareas por estar jugando. Desde ese día jamás volvió a dejar de cumplir con sus obligaciones. A los 16 años fue prometida a Edgar, un príncipe sueco, aunque ella había prometido virginidad perpetua a Dios. Catalina advirtió a sus padres de su voto, pero aún así hubo de casarse. Se dice que vivió en un matrimonio blanco, o sea, sin relaciones sexuales, pues convenció a su marido de vivir en continencia. Tuvo la santa mucho que sufrir a algunos de sus cuñados, quienes intentaban ponerle tropiezos para que su virtud decayera, o luciera galas, pero ella, confiada en Cristo, se mantuvo firme en sus convicciones.

Cuando su padre murió, en 1344, Santa Brígida se dedicó con más atención al monasterio fundado por ella en Vastedna. En 1439, en medio de una intensa vida de piedad, emprendió un viaje piadoso a Roma, en el cual Catalina le acompañó. Veneraron muchas reliquias y santos lugares, ayudaron a muchos enfermos y moribundos que hallaron en su camino y aprendieron mucho de las monjas con las que se hospedaban. En Roma se establecieron en una casa, hoy iglesia, junto al Tíber. Estando en Roma murió Edgar, dejando a Catalina viuda con 18 años. En Roma algunos parientes quisieron buscarle marido, siendo noble y hermosa. Sin embargo, Catalina alentada por su madre, rechazaba todo pretendiente. Uno de ellos pretendió secuestrarla, tendiéndole una emboscada una mañana cuando Catalina iba a la iglesia, pero en el momento en que iban a raptarla, un ciervo del que nadie supo de donde salió, defendió a la santa. Aquel acoso la sumió en una profunda tristeza y en un fuerte deseo de volver a Suecia. Enfermó gravemente de melancolía, y supo su madre por revelación que aquella tristeza era tentación del maligno. Ambas entonces redoblaron sus oraciones y penitencias, quedando sana y consolada al poco tiempo.

Oración, trabajo, lectura y caridad era el día a día de Catalina y su madre. Sus conversaciones eran todas sobre temas espirituales. Catalina acompañó a Brígida en su peregrinación a Tierra Santa, un viaje que les fue durísimo. Allí Brígida enfermó y supo que debía volver a Roma, donde entraría en el cielo. Así, el 23 de julio de 1373 Brígida falleció. Catalina y algunos de sus amigos trasladaron sus reliquias el 7 de octubre del mismo año a Vastedna. Catalina, solo entonces, tomó el hábito "brigidino" en la Orden del Santísimo Salvador, fundada por su madre. Su ejemplo y cercanía a Brígida la hicieron muy amada por las demás monjas, que la hicieron abadesa. Solo abandonó el monasterio para volver a Roma a solicitar del papa Urbano VI la canonización de Santa Brígida. El papa la concedió gustoso, pero los problemas político-religiosos del Cisma de Avignon impidieron la celebración. Catalina regresó a Suecia, sabiendo que pronto se iría al cielo.

Madre e hija
en peregrinación.
En febrero de 1381 Catalina enfermó gravemente. Se confesaba frecuentemente y aunque no podía comulgar, constantemente tenía el Sacramento en su celda. Haciendo actos de fe, esperanza y caridad falleció el 24 de marzo del mismo año.

El papa Inocencio VIII la canonizó en 1484, permitiendo fuera llamada segunda fundadora de la Orden.



Fuente:
- "Nuevo Año Cristiano". Tomo 3. Editorial Edibesa, 2001.

 
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viernes, 23 de marzo de 2018

Santos hermanos rehenes y mártires.

Santos Fingar y Piala, virgen; mártires. 23 de marzo y 14 de diciembre.

San Guignier (Fingar).
Iglesia de Pluvigner.
Su leyenda durante mucho tiempo se creía escrita por San Anselmo de Canterbury (21 de mayo), pero al parecer es anterior a este santo. Esta versión dice que Fingar (o Gwinear, Guigner) y Piala fueron hijos de un rey pagano irlandés llamado Clyto. Fingar, Piala y el hermano mayor, San Ia (3 de febrero) se convirtieron a la fe por la predicación de San Patricio (17 de marzo) y Fingar huyó de su país para evitar el castigo de su padre. Junto a otros jóvenes nobles se fue a Bretaña, donde levantó unas cuantas ermitas y una capilla. 

Después regresó a Irlanda, donde predicó a muchos, ganándolos para Cristo. Con 800 personas, entre ellos siete obispos y su hermana Piala, se fueron a Hayle con vistas a embarcarse rumbo al continente. Antes de embarcar, toda la comitiva pernoctó junto a la cabaña de una piadosa mujer, quien mató a su única vaca para darles de comer a todos. Una vez que comieron, Fingar reunió los huesos y la piel y resucitó la vaca, devolviéndosela a la mujer. Y allí estaban, cuando pasó por allí Corotic, conde de Cornualles, un feroz enemigo de los cristianos, quien apresó a ambos hermanos y les decapitó junto a la comitiva, sobre 450. La leyenda dice que Fingar clavó su cayado en la tierra e inclinó su cabeza ante la espada. Allí donde cayó su sangre brotó una fuente milagrosa y su cayado reverdeció, echó ramas y se convirtió en un árbol.

Otra versión del hecho dice que Corotic invadió Munster luego que San Patricio se hubiera ido, y capturó a numerosos neófitos. Corotic asesinó a muchos y se llevó con él a un considerable número de cristianos, a quienes vendió como esclavos a los escoceses y a los pictos. San Patricio habría escrito a los captores reclamando a los cristianos, pero estos solo se burlaron. Entonces el santo les habría excomulgado, llamándoles ladrones y asesinos, y prohibiendo a los cristianos recibirlos y darles de comer o beber. La respuesta habría sido que muchos cristianos terminaron mártires. Probablemente Fingar fue uno de los tantos que ciertamente padecieron bajo Corotic, no lo sabemos.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 23 de marzo además se celebra a
San Nicon de Sicilia y 199 comp. mártires.
San José Oriol, presbítero.
Santos Victoriano, Liberato y los mártires de Cartago.

jueves, 22 de marzo de 2018

Mártir de la propiedad.

San Conrado II de Mondsee, abad y mártir. 22 de marzo y 15 de enero.

Nació sobre el año 1100 cerca de Tréveris, sin que se sepa mucho más de él hasta su profesión como monje benedictino en Siegburg, en el año 1118, siendo abad Kuno, quien sería luego obispo de Ratisbona.

En 1127 el mismo Kuno le nombró abad del monasterio de Mondsee, propiedad del obispado de Ratisbona desde 833, siendo el segundo abad de este nombre. Un largo pleito por las propiedades y rentas del monasterio entre los abades y los feudatarios se había encarnizado en los últimos tiempos. Conrado, que era un hombre espiritual, pero emprendedor, no se dejó vencer. Primero logró acrecentar el prestigio del monasterio con una vida espiritual e intelectual más sólida, y luego se granjeó la ayuda de importantes e influyentes amigos. Junto a estos y Kuno, logró que el onasterio pasara a ser de obediencia directa del papa, con lo cual los señores feudales perdían su privilegio de nombrar y deponer abades, siendo los monjes los encargados de ello. Además, el pleito sobre las propiedades debía cesar, pues pasaban a la supervisión papal, para ser nombrado luego el abad de turno como administrador.

Esto encendió los ánimos de los enemigos de Conrado, quienes le asesinaron el 15 de enero de 1145 en Oberwang, mientras estaba de viaje. Conrado fue sepultado en su monasterio, donde los monjes pronto le dieron culto, que fue tolerado por Roma. En 1679 las reliquias fueron elevadas y en 1732 su esqueleto se recompuso, se revistió y se colocó en el altar mayor, en una manera muy peculiar de algunos sitios de Europa.


Fuente:
-https://www.heiligenlexikon.de


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miércoles, 21 de marzo de 2018

San Enda de Aran.

San Enda de Aranmore, abad. 21 de marzo.

San Enda es, junto a San Finian de Clonard (12 de diciembre), padre del monaquismo en Irlanda. No por haber sido el primer monje o abad, sino por haber llevado a cabo una impresionante expansión. 

Su leyenda le hace hijo del rey Conall Derg de Oriel, en Irlanda. Sus hermanas fueron Santa Carecha de Clonburren (9 de febrero), Santa Fanchea de Ross Oithir (1 de enero), Santa Lochein (12 de junio), y Santa Darenia (3 de septiembre). Nos dice esta misma leyenda que primero se dedicó a las armas. En una ocasión en que volvió victorioso de una batalla, su hermana Fanchea, que era monja en Ross Oirthir, le reprochó estar envuelto en hechos sangrientos, siendo que ella había tenido la revelación de que él debía dedicarse a Dios. Enda no le hizo mucho caso, pero prometió a su hermana alejarse de las batallas si ella le daba una de sus monjas para casarse y fundar una familia. Pensó Enda que Fanchea no consentiría, pero ella, impulsada por Dios, asintió.

Fanchea entonces le dijo que regresara en un par de días a ver a su novia. Cuando Enda regresó, su hermana le llevó ante el cadáver de una monja muy joven y bella que recién había muerto, dándosela por esposa. Enda quedó petrificado, consideró la frivolidad de la vida del mundo e inmediatamente se entregó a una vida monástica. La misma Fanchea le tonsuró y le enseñó a que, cada vez que quisiera volver al mundo, se tocara la cabeza rasurada para que recordara que ahora no llevaba sino una corona por Jesucristo. Otra leyenda dice que por consejo de Fanchea, Enda abandonó Irlanda y fue a Roma, donde vivió largo tiempo. Allí le visitó su hermana, quien hizo el viaje subida sobre su manto y bordeando toda la península ibérica y atravesando el Mediterráneo (!). Una vez allí, le instó a volver a Irlanda, cosa que Enda hizo al año siguiente, habiendo muerto ya su hermana.

Sinceramente, y no hay que pensarlo mucho, todo lo dicho antes, es legendario y sin fundamente, salvo para darle una "historia" al santo. Ciertamente, su historia comienza establecido en Irlanda. Tal vez si podría ser cierta su visita al monasterio de San Ninian (16 de septiembre) en Galloway. Siendo ya presbítero, Enda se fue a Drogheda, donde levantó algunas iglesias junto al río Boyne, dejando en algunas a monjes para que sirvieran en el culto y predicaran por la región. Después visitó a Oengus, rey de Munster, cuñado suyo, a quien pidió autorización para fundar un monasterio en la isla de Aran. Oengus le ofreció tierras mejores, pero Enda le dijo que era allí donde Dios quería establecerlo.

Este monasterio pronto fue famoso por su austeridad y santidad, atrayendo a muchos a alistarse en sus filas, entre ellos el famoso San Kieran (4 de junio), o San Iarfhlaith (6 de junio y 26 de diciembre). En el lado oriental de la isla Enda construyó el célebre monasterio de Killeany, el más grande que fundó en la misma isla. Enda llevó allí una vida muy penitente, la cual exigía a todos los que querían morar en Killeany. La leyenda dice que cada noche Enda se probaba a sí mismo y a sus monjes de una peculiar manera: Se metían por turno en canoa de mimbre, que ponía a flote sin la envoltura de cuero que la hacía hermética, y si flotaba, era que el que estaba dentro estaba limpio de pecado mortal. En una ocasión el monje Gigniat, cocinero, se hundió, y al ser interrogado por Enda, confesó haber añadido a su porción una parte del alimento de otro monje. Entonces San Enda le mandó abandonar la isla, diciendole: "En modo alguno toleraré esto. No hay lugar aquí para ladrones".

Enda falleció sobre 530.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 21 de marzo además se celebra a