San Siard de Mariëngaarde, abad premonstratense. 14 de noviembre.
Siard nació en una familia de la pequeña nobleza frisona y de niño fue discípulo del Beato Federico de Hallum (3 de marzo), fundador y abad del célebre monasterio premonstratense de Mariëngaarde, Frisia. Era un niño amante de la piedad, el estudio y la sencillez, por lo cual, cuando tuvo la edad pertinente para tomar estado, en lugar de volver a su casa, decidió tomar el hábito de los Canónigos Regulares de Premontré. Igualmente fue monje ejemplar, destacando por su celo en la conservación de la Regla y en la caridad encendida que vivió para con sus hermanos y con los forasteros y peregrinos. Dormía en una dura cama, se disciplinaba siempre que podía y ayunaba frecuentemente, a pan y agua. Leche y mantequilla no las probaba salvo en contadas ocasiones, y aun estando enfermo, en una ocasión llevó su pan y puré a un trabajador que cavaba con gran esfuerzo una zanja junto al monasterio.
En 1196 fue nombrado abad, siendo el quinto en la sucesión. Entre sus novicios estuvo el Beato Dodo de Haske (30 de marzo). Padecía de dolores estomacales, debido a su parca dieta, y un día en que entró a la cocina, vio que el Hermano cocinero tenía una olla con verduras más frescas y delicadas puestas en un fuego aparte. Le preguntó que era aquello y el Hermano le respondió: "Verduras finas, padre, que he destinado para ti, y que van a aliviar tus dolencias". Y Siard respondió: "Si el Señor Dios no me cura, no me van a ayudar las verduras", y tomándolas, las vertió en la olla donde se cocinaba la comida de todos los demás religiosos, añadiendo: "Y por otro lado, si fueran buenas para mí, también serán buenas para los demás". Y así por el estilo, como abad no quería privilegio ni detalle alguno en el que sobresalir, siendo el primero en los trabajos fuertes, y cuando decidió la construcción de un dique para las obras y campos del monasterio cargaba pesadas cubas de piedras y tierra, o cortaba madera como los demás. La tradición monástica y popular manifiestan que nunca ha habido que reparar el dique ni en lo más mínimo.
Algunas otras anécdotas se cuentan, como que en una ocasión en la que trabajaban, junto al dique pasó un cortejo nupcial en el que se cantaba y danzaba. Siard mandó interrumpir el trabajo para que los monjes tomaran aquello como punto de meditación de como Cristo desposa a las almas con alegría. Otra narra que un día de la Candelaria, durante la procesión de las velas, un viento fuerte apagó todas las velas de los hermanos menos la del abad Siard, que hizo una oración, y todas las velas se encendieron nuevamente. Una tercera dice que estando en oración, una mujer se acercó a él para pedirle que orara por una intención que traía, pero antes que le hablara, el santo se volvió y le dijo: "Ve en paz, la mujer de tu hijo traerá a su niño a este mundo con salud y alegría", quedando la mujer sorprendida pues eso mismo venía a pedirle, que orara por su nuera.
Finalmente, luego de una larga vida religiosa, murió de vejez el 13 de noviembre de 1230. Fue sepultado en la iglesia abacial y su culto se mantuvo constante durante siglos. En el siglo XVI el monasterio fue saqueado por los herejes luteranos, pero los monjes salvaron antes las reliquias, que depositaron en la iglesia de Nuestra Señora de Tongerlo, donde aún se veneran. Es abogado de las mujeres embarazadas, para lograr embarazos y buenos partos, también para alcanzar la salud de los niños enfermos y contra los males de estómago y del riñón.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 14 de noviembre además se celebra a
Todos los Santos Carmelitas.
Santa Trahamunda de Pontevedra, virgen.
San Amando de Rennes, obispo.
Siard nació en una familia de la pequeña nobleza frisona y de niño fue discípulo del Beato Federico de Hallum (3 de marzo), fundador y abad del célebre monasterio premonstratense de Mariëngaarde, Frisia. Era un niño amante de la piedad, el estudio y la sencillez, por lo cual, cuando tuvo la edad pertinente para tomar estado, en lugar de volver a su casa, decidió tomar el hábito de los Canónigos Regulares de Premontré. Igualmente fue monje ejemplar, destacando por su celo en la conservación de la Regla y en la caridad encendida que vivió para con sus hermanos y con los forasteros y peregrinos. Dormía en una dura cama, se disciplinaba siempre que podía y ayunaba frecuentemente, a pan y agua. Leche y mantequilla no las probaba salvo en contadas ocasiones, y aun estando enfermo, en una ocasión llevó su pan y puré a un trabajador que cavaba con gran esfuerzo una zanja junto al monasterio.
En 1196 fue nombrado abad, siendo el quinto en la sucesión. Entre sus novicios estuvo el Beato Dodo de Haske (30 de marzo). Padecía de dolores estomacales, debido a su parca dieta, y un día en que entró a la cocina, vio que el Hermano cocinero tenía una olla con verduras más frescas y delicadas puestas en un fuego aparte. Le preguntó que era aquello y el Hermano le respondió: "Verduras finas, padre, que he destinado para ti, y que van a aliviar tus dolencias". Y Siard respondió: "Si el Señor Dios no me cura, no me van a ayudar las verduras", y tomándolas, las vertió en la olla donde se cocinaba la comida de todos los demás religiosos, añadiendo: "Y por otro lado, si fueran buenas para mí, también serán buenas para los demás". Y así por el estilo, como abad no quería privilegio ni detalle alguno en el que sobresalir, siendo el primero en los trabajos fuertes, y cuando decidió la construcción de un dique para las obras y campos del monasterio cargaba pesadas cubas de piedras y tierra, o cortaba madera como los demás. La tradición monástica y popular manifiestan que nunca ha habido que reparar el dique ni en lo más mínimo.
Algunas otras anécdotas se cuentan, como que en una ocasión en la que trabajaban, junto al dique pasó un cortejo nupcial en el que se cantaba y danzaba. Siard mandó interrumpir el trabajo para que los monjes tomaran aquello como punto de meditación de como Cristo desposa a las almas con alegría. Otra narra que un día de la Candelaria, durante la procesión de las velas, un viento fuerte apagó todas las velas de los hermanos menos la del abad Siard, que hizo una oración, y todas las velas se encendieron nuevamente. Una tercera dice que estando en oración, una mujer se acercó a él para pedirle que orara por una intención que traía, pero antes que le hablara, el santo se volvió y le dijo: "Ve en paz, la mujer de tu hijo traerá a su niño a este mundo con salud y alegría", quedando la mujer sorprendida pues eso mismo venía a pedirle, que orara por su nuera.
Finalmente, luego de una larga vida religiosa, murió de vejez el 13 de noviembre de 1230. Fue sepultado en la iglesia abacial y su culto se mantuvo constante durante siglos. En el siglo XVI el monasterio fue saqueado por los herejes luteranos, pero los monjes salvaron antes las reliquias, que depositaron en la iglesia de Nuestra Señora de Tongerlo, donde aún se veneran. Es abogado de las mujeres embarazadas, para lograr embarazos y buenos partos, también para alcanzar la salud de los niños enfermos y contra los males de estómago y del riñón.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 14 de noviembre además se celebra a
Todos los Santos Carmelitas.
Santa Trahamunda de Pontevedra, virgen.
San Amando de Rennes, obispo.
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