domingo, 31 de enero de 2021

Del médico taumaturgo

San Ciro de Alejandría, médico, y compañeros mártires. 31 de enero y 28 de junio (traslación de las reliquias).

Fue Ciro un médico cristiano de Alejandría, quien atendía a los pobres sin cobrarles por sus servicios, y a quienes, sobre todo, evangelizaba con su palabra y ejemplo, convirtiendo a muchos a Cristo. Cuando estalló la persecución a los cristianos imperando Diocleciano, Ciro hubo de huir a Arabia, donde vivió como eremita, aunque sin abandonar su profesión de médico.

Allí se le unió Juan, un soldado de Edesa que estaba destinado en Jerusalén. En la Ciudad Santa supo del eremita egipcio que tantos portentos hacía y allí se fue a ser su discípulo en la oración y la penitencia. Al cabo de un tempo ambos conocieron como padecían los cristianos encarcelados en la ciudad de Canoppe. Especialmente les conmovió la historia que supieron de una mujer llamada Atanasia, quien padecía con sus hijas Teodota, Teoctista y Eudoxia, quienes estaban enfermas en la cárcel. Sin pensarlo allá se fueron a socorrerlas y con ellas a los demás.

Ambos fueron apresados y metidos con los demás en la cárcel, donde Ciro les alentó a perseverar en la fe de Cristo y como pudo les iba cuidando sus heridas. Fueron sometidos a varios tormentos y finalmente los seis invictos confesores fueron decapitados. Apenas la persecución terminó, las reliquias de los mártires, que habían sido cuidadosamente guardadas, fueron depositadas en el altar de la basílica de San Marcos en Alejandría. De allí San Cirilo de Alejandría (27 de enero) las trasladó a Menuthis en el siglo V, y las puso en un templo de Isis convertido en basílica, que tomó el nombre de Abukir, o sea, "Padre Ciro”.

Probablemente habría pasado desapercibido en Occidente de no ser por la traslación (o expoliación) que los cruzados hicieron de sus reliquias, llevándolas a Nápoles, desde donde su culto se extendió como santo médico taumaturgo. La iglesia de los jesuitas "Gesu Nuovo" obtuvo custodiar las reliquias, y desde allí muchos misioneros italianos llevaron partículas de sus reliquias a las misiones y de algún modo exportaron su devoción. Gran devoto suyo fue el misionero jesuita San Francisco de Gerónimo (11 de mayo), quien tenía consigo una reliquia del brazo del santo que le acompañaba siempre y por medio de la cual obró grandes milagros. 

A 31 de enero además se recuerda a:

Santa Ulpia, virgen.
Santa Marcela, viuda.

sábado, 30 de enero de 2021

reina del palacio del amado Esposo.

Santa Aldegundis de Maubege, abadesa. 30 de enero y 13 de noviembre, traslación de las reliquias.

Aldegundis perteneció a una familia franca de la baja nobleza muy peculiar, pues todos sus miembros conocidos son venerados como santos: sus padres fueron 
San Walbert IV, Conde de Hainaut (11 de mayo) y Santa Bertilia (18 de septiembre). Su hermana y su cuñado fueron Santa Waltrudis de Mons (9 de abril) y San Vincente Madelgar (14 de julio); y por tanto sus sobrinos fueron San Landeric de Metz (17 de abril), San Dentelin (16 de marzo), Santa Aldetrudis (25 de febrero) y Santa Madelbertis (7 de septiembre). Sus primos fueron Santos Aya e Hidulf de Lorena (18 de abril)

Cuéntase que al llegar Aldegundis a la edad de contraer matrimonio, sus padres la comprometieron con un príncipe inglés. Pero Aldegundis deseaba permanecer virgen por Cristo, y lo expuso a sus padres. Estos le replicaron que el compromiso estaba arreglado y solo le quedaba obedecerles, como mandaba la Escritura. Ella a su vez les enfrentó diciéndoles: "Y también dice la Escritura 'quien ama a su padre o a su madre más que yo, no es digno de mí'". Y huyó adonde su hermana Waltrudis, quen ya vivía retirada en un monasterio con el consentimiento de su marido. Waltrudis la protegió y apoyó en sus deseos de consagrarse a Cristo, escribiendo varias cartas a sus padres para calmarles. Estos accedieron a que Aldegundis permaneciera algún tiempo con su hermana, y entretanto Waltudis les fue convenciendo para que le dejaran a Aldegundis seguir su vocación.

Los padres prometieron respetarle y Aldegundis dejó el monasterio de su hermana para volver a casa de sus padres, para prepararse para la vida monástica. Pero he aquí que el pretendiente inglés llegó a Bretaña y exigió se cumpliera la palabra dada, amenazando con una guerra si no se cumplía. Aldegundis imploró a Cristo fuera su valedor y el matrimonio fue pospuesto. Aprovechó Aldegundis para huir y sus padres y el novio se lanzaron en su persecución. En el camino tropezó la santa con el río Sambre, sin que hubiera allí barco alguno que pudiera transportarla. Se puso en oración la joven y aparecieron dos ángeles que la tomaron por los codos y la transportaron al otro lado del río. Vieron esto sus perseguidores y quedaron como petrificados. El novio volvió a Inglaterra, incapaz de forzar a una joven elegida por Cristo, y Walbert y Bertilia volvieron a casa, tristes, pero esperanzados en ver que su hija era una predilecta del Señor. Bertilia falleció poco tiempo después.

Una vez que Aldegundis fue libre para seguir su vocación, se dedicó a la vida eremítica en absoluta pobreza. A los cinco años se fue a Maubeuge, donde conoció a los obispos San Amando (6 de febrero) y San Autbert (13 de diciembre), quienes estaban alojados en el monasterio de Hautmont, donde vivía su cuñado Maldegar, luego de separarse de su hermana Waltrudis. Estos obispos quisieron imponerle el velo monástico para que dirigiera un monasterio femenino que pensaban fundar en la ciudad. Se preparó la ceremonia, que solía ser muy solemne, para domingo siguiente. Y ocurrió que, cuando llegó el momento de que los prelados tomaran el velo para cubrir a la Esposa de Cristo, una blanquísima paloma entró por un ventanal y tomando el velo en su pico, lo colocó sobre la cabeza de Aldegundis. Esto, por supuesto, fue visto por todos los presentes como un signo precioso de elección. Luego volvió a su vida retirada y poco tiempo después ya tenía numerosas discípulas en torno suyo para establecer el monasterio. Entre ellas estuvieron las primeras sus sobrinas Santas Aldetrudis y Madelbertis.

Hay ciertas leyendas que versan sobre su vida religiosa: dícese que un día Waltrudis fue a visitarla y ambas quisieron ir a ver la iglesia de San Pedro de Maubeuge, pero al llegar estaba cerrada. Entonces ambas hermanas tocaron las puertas y estas se abrieron solas. En otra ocasión conversaban de cosas celestiales cuando la única vela que las iluminaba cayó al suelo y se apagó. Entonces Aldegundis la tomó, tocó la mecha con sus dedos y la vela volvió a encenderse por sí sola. Una vez visitó a su amigo el abad San Humberto de Mariolles (25 de marzo) y al llegar al monasterio la santa tuvo sed, pero no quería perturbar la paz de los monjes, entonces hizo una oración y una fuente brotó milagrosamente en el claustro. Simpáticamente Humberto y Aldegundis se "culpaban" mutuamente del milagro, ponderando la santidad del otro.

Un día un pescador le regaló un pez enorme para que lo comieran, pero Aldegundis tuvo pena del animal y lo echó a la fuente del monasterio para que viviera allí con los otros. Por lo que fuera, el pez no estaba a gusto y de un salto cayó en medio del patio del monasterio, donde lo vieron unos cuervos y volaron a comérselo. Entonces de la nada apareció un cordero blanquísimo que cubrió al pez, repeliendo a los cuervos que huyeron graznando. Cuando las hermanas acudieron, vieron que el cordero que protegía al pez desaparecía y el pobre pez estaba vivo aún. Aldegundis le tomó con afecto, le susurró unas palabras y lo echó al agua. El pez nadó alegremente y vivió muchos años siendo la delicia de las monjas.

También se cuenta que Aldegundis vio el alma de San Amando subir al cielo acompañado por miles de ángeles. El diablo la tentaba constantemente con la desesperación sobre su salvación, hasta un día en que Cristo se le apareció y le confirmó que su alma era preciosa a los ojos de Dios y que perseveraría hasta el final.

Nuestra santa entró al cielo el 30 de enero de 680, luego de soportar varios años un horrible cáncer en el pecho. Cuando sintió que se acercaba el fin de la vida terrena, llamó a sus monjas y les dijo: "Mis hermanas e hijas queridas. No os sorprendáis de ver cuánto anhelo la muerte, porque sé que en ese momento entraré en el palacio de mi amado Esposo. No estéis tristes tampoco, ahora que vais a tener que echar de menos mi presencia y mi apoyo, porque aunque mi alma abandone este cuerpo miserable, eso no significa que yo os deje abandonadas. Sin el cuerpo, podré estar más cerca de vosotras en espíritu que nunca antes".

Aldegundis fue sepultada en Cousolre, en la tumba de sus padres, pero al cabo de unos años Waltrudis concedió al monasterio de Maubeuge el poder tener las reliquias de su amada fundadora, por lo cual el cuerpo fue trasladado allí. Su sepulcro fue abierto en dos ocasiones, el 6 de junio de 1161 y el 27 de mayo de 1438, comprobándose el buen estado del santo cuerpo. Durante todo el medievo y la Edad Moderna, los peregrinos acudían constantemente al sepulcro de la santa, especialmente las mujeres aquejadas de cáncer, o las que querían lactar o quedar embarazadas, pues, como no, es abogada de los males de pecho y por extensión de otros males o situaciones de salud de las mujeres y sus bebés, como para que los niños no tengan dificultades al caminar. También se le invoca contra las fiebres y el dolor de cabeza, las enfermedades torácicas, oculares, las úlceras, los tumores, las inflamaciones, las lesiones y la muerte súbita.

Lamentablemente la iglesia monástica fue destruida durante la Revolución Francesa, y su magnífico relicaro fue destruido y fundido, aunque las reliquias se habían salvado antes. En 1808 se sacaron de su escondite y puestas al culto público en la parroquia de San Pedro y San Pablo, donde aún se le venera y acuden peregrinos.


A 30 de enero además se celebra a:

Beato Sebastián Valfré,
pres
bítero.
Santa Haberilla,
virgen
.
Santa Martina,
virgen y mártir
.





viernes, 29 de enero de 2021

De campanas, cefaloforias y perros con rabia.

San Gildas "el Joven", abad. 29 de enero y Lunes de Pentecostés. 

Nació alrededor del año 500, en Bath, Gales. Muy niño fue confiado por su padre al abad San Illtut (6 de noviembre), abad de Llancarvan. Allí fue condiscípulo de San Samson de Dol (28 de julio) y San Pablo de Léon (12 de marzo). Una vez llegada a la madurez y teniendo vastos conocimientos de teología y la Escritura, comenzó su peregrinaje para proclamar el Evangelio. Recorrió Escocia e Irlanda, en las costas de Bretaña, donde junto con sus compañeros Santos David y Kado (24 de enero) compuso una liturgia adaptada a la cultura del lugar. 

Abundan las leyendas en la vida del santo. Una muy simpática cuenta que Gildas tenía el oficio de fabricante de campanas. En una ocasión hizo una muy sonora y la enseñó a su amigo Kado, quien la quería para que cada toque le recordara la llamada a la Vida Eterna. Kado le ofreció plata y oro por ella, pero Gildas le dijo que la quería para llevarla a la Basílica de San Pedro en Roma. Kado, que había estado siete veces en Roma, le dejó claro que allá las tenían mejores, pero Gildas insistió y allá se fue. Al llegar frente al papa, este tomó la campana, la movió pero esta no sonó. El papa dijo a Gildas: "Tu campana no suena. ¿Es que no la probaste primero?" "Sí lo hice" – dijo Gildas – "con mi amigo el abad Kado allá en Bretaña, quien quería que se la regalara". El papa le respondió: "Ah, le conozco bien. Ha estado aquí al menos siete veces. ¿Sabes una cosa? Llévale esta campana que no suena, con mis saludos y mi bendición. Y créeme: no hay necesidad de traer campanas a Roma". Y Gildas volvió a Bretaña muy triste, pero obedeció al papa. Y, milagro, al entregar la campana a Kado, esta repicó alegremente y ambos amigos rieron de buena gana. 

Otra leyenda nos dice que mucha gente acudía a Gildas para pedirle consejo, milagros, que les predicara o les predijera el clima. Tanto le molestaban que Gildas no tenía tiempo para orar, por lo cual se fue al mar y clamó a Dios le socorriera. En ese momento, unas rocas se abrieron milagrosamente y el santo pasó entre ellas hasta la cima de la montaña donde construyó una ermita, adonde huía para rezar en paz. Actualmente hay allí una capilla, a la que acceden los peregrinos a pesar del difícil acceso. 

Gildas fundó una abadía en la península de Rhuys, que pronto se llenó de monjes deseosos de aprender y santificarse. Allí también se buscó Gildas un sitio solitario para hacer oración cerca de Blavet, no sin hacer uno de sus portentos antes. Sucedía que los piratas invadían la zona, sembrando el terror entre los pobladores. Estos le pidieron a Gildas que les ayudara y este hizo una oración, haciendo surgir un banco de arena entre la playa y el mar abierto, haciendo que los piratas encallaran cada vez que intentaban el saqueo, dando tiempo a los pescadores a protegerse. En poco tiempo, los piratas no volvieron más. 

La leyenda de Santa Trifina (29 de enero; 21 de julio, en Bretaña, y 8 de noviembre) cuenta que esta joven fue casada con Conomor, Duque de Cornwall, el cual era conocido por su vida libertina y sus muchas mujeres, a las que abandonaba cuando se cansaba de ellas, hallaba alguna nueva, o se quedaban embarazadas. Todo fue bien hasta que Trifina quedó embarazada. Al saberlo Conomor, sin mediar palabra tomó una espada y decapitó a la muchacha. Gildas, que estaba en oración, fue al lugar del hecho e invocando a Dios, lanzó un puñado de tierra contra el castillo de Conomor, que se derrumbó al instante, quedando este mal herido. 

Luego Gildas tomó la cabeza de Trifina, la puso sobre sus hombros, la bendijo y ella volvió a la vida (!), quedándole para siempre la cicatriz en el cuello. Trifina quiso irse con Gildas a su monasterio de Rhuys, pero este no la aceptó, recomendándole que volviera a casa de sus padres y cuidara a su hijo. Ella lo hizo y dio a luz a San Tremeur (21 de julio). Cuando era aún pequeño, Trifina lo llevó al monasterio de Gildas, y ella misma ingresó en un monasterio de monjas, donde vivió piadosamente. 

Pero si esta leyenda anterior es algo extraña, la siguiente lo es más aún: Era San Bieuzi (24 de noviembre) discípulo de Gildas y había fundado su propio monasterio en Castennac, no lejos de Pontivy. Bieuzi tenía un don dado por Dios para sanar los perros enrabietados, por lo cual un señor local le envó llamar para que curase milagrosamente a sus perros de caza, atacados del mal de rabia. Bieuzi estaba a punto de celebrar misa y dijo que no podía ir, y empezó la misa. Entonces el caballero sacó su espada y la enterró en el cráneo del santo abad. El hombre volvió a su casa y sus perros con rabia se lo comieron. Por su parte Bieuzi terminó la misa con la espada en la cabeza y acto seguido se fue procesionalmente, con sus monjes y el pueblo, de camino a Rhuys para despedirse de Gildas. De camino, cerca de Morbihan Bieuzi y su comitiva se encontraron con Gildas y su propia procesión, que venía al encuentro de Bieuzi. El santo mártir abrazó a Gildas y expiró en sus brazos. 

Se conoce una obra histórico-poética llamada "La caída de Bretaña", en la cual relata los hechos históricos de la Bretaña, elogiando sus maravillas y llorando sus pecados. Especialmente sus lamentos se centran en las incursiones sajonas y los desastres provocados. No en balde se le ha llamado "el Jeremías de Bretaña". 

Gildas murió el 29 de enero de 570 en Houat, donde se dice que llegó subido sobre un viejo bote lleno de agujeros y usando su manto como vela. Su sepulcro aún se venera en la iglesia de Saint Gildas en Rhuys. 

Es abogado contra los dolores de cabeza y de muelas, aunque su especialidad es contra las enfermedades de los animales, especialmente los caballos y los cerdos. En toda Bretaña existían tradiciones con respecto a su culto y los animales, bendiciones, carreras, peregrinaciones. Ile-Saint-Gildas se bendecía un pan el lunes de Pentecostés, del cual debían comer los caballos cuando estuvieran enfermos. En Carnoiet los caballos daban vueltas a la capilla del santo, eran bendecidos y bebían del agua de la fuente del santo. Allí mismo se le ofrecían gallos y gallinas, y hasta entrado el siglo XX hubo la costumbre de arrojar un gallo desde el campanario, peleándose los hombres para hacerse con la cabeza del pobre animal. En Mellionec, cosa curiosa, aún en el siglo XIX se hacían peleas de perros en honor al santo. 

Fuentes:
-https://heiligen-3s.nl
-"Vie des bienheureux et des saints de Bretagne". MALO-JOSEPH DE GARABY. St-Brieuc, 1839.
-Vidas de los Santos. Tomo I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 29 de enero además se celebra a:













jueves, 28 de enero de 2021

Beata por error, mártir por convicción.

Beata María Luisa Montesinos Orduña, virgen y mártir. 28 de enero y 22 de septiembre. 

Nació en Valencia, España, el 3 de marzo de 1901, hija de Rafael Montesinos, interventor de Ferrocarriles. fueron sus hermanos: Isabel, Severino, y Antonio. Desde niña fue muy piadosa y la buena educación que recibió dio buenos frutos espirituales y morales. Fue confirmada el 18 de marzo de 1907, con 6 años de edad. Fue catequista desde jovencita en la iglesia de San Andrés de Valencia, además, miembro de la Acción Católica y de la Congregación Mariana, ya que era muy devota de la Santísima Virgen. 

El 28 de enero de 1937, en medio de la persecución religiosa enmarcada en la Guerra Civil, María Luisa, su padre, sus tres hermanos y su anciana tía materna, llamada Concepción, fueron detenidos en su casa y llevados "a declarar". Mas fueron martirizados en la carretera de Valencia a Xàtiva, a la altura de Picassent. 

Según declaraciones de testigos, los criminales tenían orden de detener expresamente a su hermana Isabel por ser católica, pero arrestaron a toda la familia. Sin embargo, la que constó como mártir fue María Luisa, es la que fue beatificada como tal por Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001. Su cuerpo se venera en Planes, Alicante.


A 28 de enero además se celebra a:






miércoles, 27 de enero de 2021

Sucedido por su enemigo.

San Teodorico II de Orleans, obispo. 

Nació en Chateau Thierry, en una familia noble y rica. Muy niño fue llevado a la corte para formarse y servir al reino. Siendo joven tomó el hábito benedictino sin desligarse del todo de los asuntos de la corte. Fue gran amigo del rey Roberto el Bueno, quien le designó para la sede de Orleans a la muerte del obispo Arnolfo, con el beneplácito del clero de Orleans. Bueno, no de todo el clero, pues había un presbítero llamado Aldarico quien había deseado y luchado para ser nombrado obispo. El día de la consagración episcopal de Teodorico, este Aldarico irrumpió en la catedral con un piquete de mercenarios y arrojó al santo del altar, con vistas a atemorizar a los obispos presentes y lograr le consagraran a él como obispo de Orleans. Pero estos no temieron y continuaron con la ordenación episcopal.

Siendo ya obispo nuestro santo, Aldarico insistió en sus intenciones y una noche cuando el santo volvía de sus visitas a los pobres, le atacó con una espada y le arrojó a un barranco, huyendo después. Providencialmente la espada solo atravesó las vestiduras del santo, dejándolo ileso. Cuando ya le daban por muerto, Teodorico apareció en la ciudad y tomó posesión de su cátedra, una vez más. Ante esto, Aldarico, viendo cosa milagrosa en ello, pidió perdón a Teodorico, quien se lo concedió sin rencor.

El santo murió en 1022, en Tonnerre, donde fue enterrado y donde su pariente, el Conde Milo, construyó sobre su sepultura una iglesia dedicada a San Miguel Arcángel. Y, mirad que cosa, fue sucedido en la sede por el mismo Aldarico.


A 27 de enero además se recuerda a:

 
















martes, 26 de enero de 2021

Del segundo apóstol de China.

Beato Gabriel María Allegra, presbítero franciscano. 

Nació el 16 de diciembre de 1907 en San Giovanni la Punta, Catania. Desde muy niño quiso ser misionero y por ello a los 11 años entró en el Seminario Menor de los franciscanos en Acireale. En 1926, luego de terminar sus estudios teologicos y ser ordenado presbítero comenzó su preparación en el Antonianum de Roma para misionar en China. 

En 1931 Gabriel llegó a China y enseguida se dio a la tarea de traducir los textos bíblicos al mandarín, siguiendo el ejemplo del célebre del franciscano, misionero en China y primer obispo de los chinos, Juan de Montecorvino. De 1939 a 1944 trabajó en la traducción del Antiguo Testamento. En 1945 abrió un estudio bíblico en la Universidad Católica de Pekín, que durante tres años fue un excelente centro de conocimiento de la Escritura. En 1948, llegado el comunismo a China el centro tuvo que cerrar y Gabriel María se trasladó a Hong Kong en 1950, donde tradujo las partes restantes del Antiguo Testamento. En 1961 su obra de traducción fue completada, y comenzó la traducción de los últimos documentos papales, desde León XIII a Pablo VI. Además, se ocupó de promover el culto a los mártires de China. 

El padre Gabriel murió el 26 de enero de 1976. Fue beatificado el 29 de septiembre de 2012 por el papa Benedicto XVI en la catedral de Acireale.

Fuente:
http://www.franciscanos.org/


A 26 de enero además se recuerda a:


Santa Paula, viuda.
San Tito, obispo.
San Tujen, abad.

lunes, 25 de enero de 2021

"Nos corresponde estar siempre alegres"

San Apolo, abad. 25 de enero y 18 de abril. 

Su vida la conocemos gracias a Palladio, quien le conoció en persona, y a Sozomeno en sus adiciones a la "Historia Eclesiástica", aunque él lo llama Apolonio.

Apolo se fue al desierto de la Tebaida con solo 15 años, y como eremita vivió otros 40. Silencio, oración, trabajo y penitencia eran su día a día. Siendo un anciano, sintió la llamada divina a enseñar a otros como obrar en la vida monástica. Y fundó un monasterio en el Alto Egipto. Apolo quería que sus monjes estuvieran siempre alegres, pues su vocación les había apartado del mundo y las vanas preocupaciones. Decía: "Nos corresponde estar siempre alegres, porque no debemos estar tristes por nuestra salvación. Los gentiles están tristes, los judíos lloran, y los pecadores lloran, todos aquellos cuyos afectos están fijos en las cosas terrenales tienen causa para agitar su alma, pero no nosotros". Si alguno aparecía triste o taciturno, el santo sabía que era a causa del pecado, entonces le llamaba, y con palabras de reproche y consuelo, sanaba su alma, despidiéndole con el abrazo de paz.

En su monasterio se comulgaba diariamente. "Que los monjes comulguen todos los días" - exhortaba - "pues para los que se retiran de los Sacramentos, Dios se retira de ellos. Pero el que se acerca a ellos recibe asiduamente el Salvador. Cada día, por lo tanto, que los monjes se preparen, y que lo reciban cada día". Algunos monjes no comían nada durante años, viviendo solamente del pan eucarístico, y eran los más saludables. A los que eran muy penitentes y esforzados en la virtud, les recordaba: "Que la ascesis sea secreta. No me gustan los que se encadenan su cuello y lo hacen para ser vistos por los hombres; que ayunen en sus celdas, donde nadie sabrá nada al respecto". El encadenamiento del cuello al suelo fue un tipo de penitencia no muy común, realizado por algunos eremitas. Lo leemos, sobre todo, de las ermitañas Santas Marana y Cira (3 de agosto).

No solo a los monjes dio Apolo ejemplo de vida honesta y dedicada a Cristo, sino al pueblo también. Cuéntase que en una ocasión dos aldeas enfrentadas llegaron a las armas y Apolo se plantó en medio de la batalla clamando a su buen sentido para que no derramasen sangre. Una de las partes se retiró enseguida y la otra, comandada por un feroz caudillo, pretendió perseguirla. Entonces Apolo le dijo al jefe: "Hijo mío, baja tus armas, y rogaré a Dios que perdone tus muchas ofensas". Y el hombre, arrepentido, quiso hacer la paz.

En otra ocasión celebraban unos paganos la festividad de un dios y se disponían a realizar una procesión, cuando Apolo se introdujo entre el pueblo y oró a Dios para que impidiera que lo hicieran. Entonces el ídolo de madera se volvió terriblemente pesado, de modo que ni cien hombres podían moverlo. Los sacerdotes del ídolo dijeron: "Un cristiano ha hecho esto". ""- dijo Apolo - "lo he hecho con mis oraciones", y acto seguido exhortó a la gente a abandonar el culto a los dioses vanos.

La última noticia que nos dan los historiadores dice que, imperando Juliano el Apóstata, al enterarse Apolo de que su hermano, que era soldado, había sido encarcelado por ser cristiano, se fue con sus cincuenta monjes a visitarlo. El tribuno que comandaba la prisión, viendo a tantos monjes dentro, mandó cerrar las puertas, ordenando fueran alistados como soldados. Pero por la noche se les apareció un ángel a Apolo y sus hermanos, el cual abrió las puertas de la cárcel y los condujo fuera, yéndose todos con gran alegría a su amado desierto.

Fuente:
-Vidas de los Santos. Tomo XI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-https://www.heiligenlexikon.de/


A 25 de enero además se recuerda a:

Santa Elvira, mártir.
La Traslación de
S. Brígida de Irlanda.
El Niño Jesús de Beaune.







domingo, 24 de enero de 2021

San Manchan de Lemanaghan

San Manchan de Lemanaghan, fundador. 24 de enero. 

Tradicionalmente se le identifica como el fundador de un monasterio en el islote de Lemanaghan, Irlanda. Y esta fundación ocurrió así: en 645 el rey Diarmuid, cristiano se entfrentó con el rey Guaire de Connacht. Los monjes de Clomacnoise, de donde era monje nuestro santo, invocaron el auxilio de su fundador, San Kieran (9 de septiembre), y el rey cristiano ganó la batalla, tomando bajo su cargo la isla de Lemanaghan, donde el rey Diarmuid conminó a los isleños a convertirse a Cristo, y para ello ordenó la construcción de un monasterio. Manchan fue elegido para fundarlo, y lo hizo acompañado de su madre Santa Mella (3 de septiembre), quien vivió toda su vida junto al monasterio, en una ermita que aún se conserva. 

Manchan murió durante la epidemia de peste de 664-666. Lo que queda de sus reliquias se venera en la iglesia parroquial de Boher, en un relicario fabricado en Clomacnoise en 1130. En Lemanaghan aún tiene su iglesia y allí se le venera como patrono contra las epidemias.


Fuente:
Omnium Sanctorum Hiberniae

A 24 de enero además se recuerda a:

San Cadoc,
abad y mártir.
San Babilás,
obispo y mártir.
Nuestra Señora de la Paz.








sábado, 23 de enero de 2021

No hablaba ni por la fuerza.

San Salomón Silenciario, eremita. 23 de enero. 

Solo se le menciona de pasada en las vidas de los ermitaños del Desierto. Solo una vez al año dejaba su ermita para buscar algo de comer, que le duraba todo el año. Desde joven guardó riguroso silencio que jamás rompió, ni cuando su obispo fue a verle con la intención de ordenarle presbítero. Como Salomón no abrió la boca, el obispo dudó y no osó ordenarlo por la fuerza, sin obtener su consentimiento. 

Tampoco abrió la boca cuando los habitantes de un pueblo cercano, que lo querían en medio de ellos, destrozaron su ermita, lo llevaron a hombros a su aldea y le construyeron allí una nueva casita. Lo soportó en silencio, continuando con su estilo de vida callada hasta entrar en el cielo en el año 400.



A 23 de enero además se recuerda a:

S. Mariana de Molokai,
virgen
.
Santa Eusebia de Milasa,
abadesa
Los Desposorios
de la Virgen y San José.

viernes, 22 de enero de 2021

De el Hermano María.

San Walter de Himmerod, cisterciense. 22 de enero.

Nació en 1165 en Bierbeek, Flandes. Recibió formación para la vida militar, sirvió en varios ejércitos y era muy bueno en los torneos de caballería. Era devotísimo de la Virgen María, a la que siempre dedicaba sus victorias, como su dama preferida. Adornaba los altares de la Señora y siempre que podía asistía a misa en sábado. 

Cuenta la leyenda que, en una ocasión en que iba a un torneo con sus amigos, pasó por una iglesia, donde iban a celebrar la misa de una festividad mariana. Dijo a sus compañeros que no podía dejar de honrar a la Madre de Dios, que siguieran ellos al torneo, que él les alcanzaría. Y se fue a la misa. Pero he aquí que el sermón y las oraciones fueron muy largas, y Walter ni vio pasar el tiempo. Entretanto, el torneo comenzó y sus amigos le vieron llegar de pronto, competir, obtener la victoria y salir del campo tan pronto. Cuando emprendieron el regreso, le hallaron aún en la iglesia, y al constatar que él no había salido del templo, todos no pudieron sino concluir que la Santísima Virgen había competido en la justa en su lugar, para agradecerle su devoción.

Tanto favor de la Virgen, no hizo sino que Walter dejara el mundo y tomara el hábito monástico en la abadía cisterciense de Himmerod, llamándose el "Hermano María". Era totalmente analfabeto, por lo cual un día su abad, Eustacio, le preguntó como rezaba en el coro, o que leía. Walter le respondió: "Sólo considero la vida de Jesús y su Madre. A la mesa pienso en su vida pública, en el coro en su Pasión y Muerte, en el trabajo, pienso en la gloria del cielo". El abad y los monjes quedaron muy edificados con su respuesta. Por ello, accedió el prelado a que Walter estudiara y, al cabo de saber la teología, se le ordenó presbítero.

En un viaje que hizo con su abad, estando de paso en el monasterio de Villers, mientras celebraba la misa de Nuestra Señora, se le apareció María, quien le prometió que pronto podría verla para siempre. Al día siguiente regresó a Himmerod con su abad y poco después murió, el 22 de enero de 1222.


A 22 de enero además se celebra a:


San Anastasio,
carmelita y mártir
.
San Vicente Pallotti,
presbítero
.

jueves, 21 de enero de 2021

De palomas, leones y lanzas.

San Neófito de Nicea, niño mártir. 21 de enero.

Sus Actas están mezcladas con relatos legendarios y, claro está posteriores. Su leyenda cuenta que desde su nacimiento en 286 Neótifo estuvo dotado de dones sobrenaturales, de hecho, revivió a su difunta madre, muerta del parto. Con 5 años una paloma sobrenatural le condujo al Monte Olimpo, donde un león le dejó su cueva para que se instalara allí a hacer vida eremítica.

A los 15 años supo de la persecución feroz hacia los cristianos desatada por el emperador Diocleciano, y sin esperar ni un minuto, se presentó en su natal Nicea para acompañar a los cristianos en su suplicio. Fue rápidamente apresado y sometido a la flagelación. Le arrojaron al fuego, pero salió ileso, y luego le soltaron un león para que lo devorara, pero el animal se acercó sin hacerle daño alguno. Vio Neófito que era el mismo león que le había cedido su cueva y, sabiendo que ya solo le quedaba el cielo, autorizó a la criatura que volviera a su guarida. Y la bestia escapó del circo. Finalmente, Neófito subió al cielo luego de ser atravesado su corazón con una lanza, el 22 de enero de 302. 

El Concilio de Nicea hace referencia somera a su martirio, aunque sin mencionar los aspectos legendarios, solo referenciando su martirio.

Fuente: 
https://heiligen-3s.nl


A 21 de enero además se recuerda a:



miércoles, 20 de enero de 2021

"Es digno"

San Fabián, papa y mártir. 20 de enero. 

Sobre este santo papa, el "Liber Pontificalis", libro apócrifo y que hay que tomar con cuidado, nos cuenta algunos detalles, pero los más importantes los podemos obtener de Eusebio, de San Cipriano (16 de septiembre) o San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias). Según estos textos Fabián no era romano, pero estando visitando la ciudad, ocurrió la muerte del papa San Antero (3 de enero). Los diáconos trataban de elegir a un obispo para Roma cuando apareció entre ellos Fabián, y sobre él se posó una blanca paloma. Entonces el clero exclamó "Es digno", y le entronizaron en la cátedra. 

Gobernó 16 años la iglesia de Roma, ordenó a algunos diáconos, entre ellos a quien sería el papa San Lucio I (4 de marzo). Durante su pontificado la Iglesia se expande muchísimo por la Galia e Inglaterra. Aparece como quien envió a numerosos apóstoles, entre ellos a San Gaciano de Tours (18 de diciembre), San Pablo de Narbona (22 de marzo), San Dionisio de París (9 de octubre), San Saturnino de Tolosa (29 de noviembre), San Trófimo de Arlés (29 de diciembre, 14 y 15 de abril, Iglesias Griegas, 29 de junio, 31 de julio y 29 de octubre), San Marcial de Limoges (30 de junio), y a los presbíteros Santos Nectario y Auditor (9 de diciembre). Aunque ya sabemos que la leyenda hace retroceder en el tiempo a todos estos santos, haciéndoles personajes del Evangelio y discípulos directos de los apóstoles Pedro y Pablo. 

Fue Fabián un protector de los pobres y viudas. cuidó de las catacumbas y preservó de la persecución las reliquias de los mártires Poncio e Hipólito. Eusebio dice que Fabián habría bautizado al emperador Felipe, quien fue sucedido por Decio, un feroz perseguidor de la Iglesia y quien llevaría a nuestro Fabián al martirio. Fue sepultado en las catacumbas de San Calixto (14 de octubre). Algunas reliquias del santo se veneran en las iglesias romanas de San Martín al Monte, Santa Práxedes y, la más venerada, su brazo, en la iglesia de San Sebastián, dedicada, además, a la memoria de San Fabián luego de esta traslación. Por esta causa es que su memoria coincide con la del mártir Sebastián, por compartir patronato sobre esta iglesia romana. Fue sucedido en el papado por San Cornelio (16 de septiembre). 

Es San Fabián patrono de los alfareros y los fabricantes de vasijas de peltre. 

Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.
San Gelasio I. 21 de noviembre.
San Agatón. 10 de enero.
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril.

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