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viernes, 11 de junio de 2021

Amantísima del Cuerpo y Sangre de Cristo.

Santa Aleydis de Schaerbeek, virgen cisterciense. 11, 12 (cistercienses y trapenses) y 15 (en Malinas) de junio.

Nació a inicios del siglo XIII, en una familia de campesinos de Schaerbeek. Con 7 años de edad fue llevada monasterio cisterciense de Nuestra Señora de la Chambre, cerca de Bruselas, para que sirviera, al tiempo que recibiera educación. Sobre los 20 años se contagió de la lepra luego de atender a algunos enfermos y, además, quedó ciega. 

Fue relegada a una de las ermitas de la huerta del monasterio, donde comenzó una intensa vida de oración y penitencia. Todos sus sufrimientos los ofrecía constantemente por la salvación de los pecadores y las ánimas del purgatorio, una devoción creciente en su época. Era muy sabia, aunque probablemente no sabía leer, pues su sabiduría le venía del cielo. Su único consuelo le venía de la recepción de la Eucaristía, la cual le llevaba el capellán del monasterio, dejándola en la ventanita de su celda sobre un corporal. No le daban la Preciosa Sangre por miedo al contagio, y esto era de gran tormento para Aleydis, aunque nunca se quejó de ello. Al final de su corta vida Cristo mismo la consoló, confirmándole que en el Pan Eucarístico estaba completamente su Sangre redentora. Esto lo sabemos hoy perfectamente, mas en su tiempo las disputas teológicas sobre este asunto eran frecuentes.

La santa religiosa entró en el cielo sobre los 30 años, el 12 de junio de 1250. Su “vita” fue escrita por un religioso que la conoció personalmente y se dio a conocer, a pesar que no existir la imprenta, rápidamente en los monasterios y poblaciones cercanas. Su sepulcro se convirtió en meta de peregrinos, especialmente de enfermos desahuciados. 

Su culto antiquísimo logró que en 1702 el papa Clemente XI la reconociera como Beata y en 1907 fue nuevamente reconocido como culto inmemorial y, por tanto, canonizada. 

Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 4. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.

A 11 de junio además se celebra a:

San Remberto, obispo.
San Achaz, niño.
Ss. Félix y Fortunato
hermanos mártires.
La Traslación
de San Gregorio.






miércoles, 5 de mayo de 2021

Monje ejemplar, fundador y prelado humilde.

San Martín de Sigüenza, obispo cisterciense. 5 de mayo y 16 de septiembre. 

Nació sobre 1140, en la familia noble castellana de los Finojosa (o Hinojosa), emparentada con los reyes navarros. Sus padres fueron Miguel Muñoz de Finojosa, y Sancha Fernández. Fue un niño despierto para las letras, por lo que pronto comenzó a estudiar, a la par que acrecentaba sus virtudes. Siendo aún jovencito murió su padre, el cual fue enterrado en Silos. El día de los funerales, el ver la solemnidad de los monjes, su dedicación a la alabanza divina y su compostura, le decidieron a ser monje. Somo era el segundo de los hermanos, al decirle a su madre, esta no opuso reparos, pues la sucesión era toda del hermano mayor, Nuño.  

Sin embargo, Martín no se decidió por los benedictinos de Silos, sino por los cistercienses de Cántavos (primer monasterio de la comunidad que luego pasaría a Huerta), fundado en 1151. La vida ascética del Císter y su sencillez le atrajo mucho más que la benedictina. Junto con el hijo, la madre entregó al monasterio el pueblo de Boñizes, que le pertenecía al hijo. A pesar de su origen noble, Martín no desdeñó tareas impuestas: siempre callado, humilde y obediente, sus delicias eran la oración y el trabajo manual. Al poco tiempo de hacer sus votos ya era muy considerado por los monjes como un digno hijo de San Benito y San Bernardo. 

En 1162 la comunidad se trasladó al hermoso monasterio de Huerta, y Martín fue elegido como abad, habiendo fallecido el abad Dom Blas. Sólo tenía 26 años. Aparte de sus prendas, influyó, como no, su familia y su origen nobiliario. Su tiempo como abad hizo florecer Huerta, convirtiéndolo en un verdadero huerto de virtudes y erudición. El monasterio tiene una biblioteca estupenda que fue iniciada en tiempos de Martín, al que Huerta llama, con justicia, “nuestro Padre”.  

Sus ejemplos, escritos y la labor de los monjes hicieron al recinto y a Martín ganar la admiración del rey Alfonso VIII y de los nobles castellanos y leoneses. En 1179 comenzó la edificación de la nueva iglesia monástica, poniendo la primera piedra el rey y su mujer, la reina Leonor. Este rey, además, le concedió varios pueblos, salinas y no pocos beneficios de impuestos para que la obra no se detuviese. Los reyes de Aragón también fueron espléndidos con el monasterio, dotándolos con alhajas, exenciones, ricas telas y vasallos, a cambio de las constantes oraciones de los monjes por los monarcas y sitio de enterramiento. Incluso había una ceremonia para esto, en la cual, dicha la misa de la Santísima Trinidad, se acudía procesionalmente al claustro y allí el abad señalaba el lugar de la sepultura del noble o monarca protagonista de la ceremonia. Todavía hay allí una comunidad monástica masculina.

Martín tuvo gran estima a las monjas de Las Huelgas de Burgos, a las que donó tierras y beneficios que él recibía. Las visitaba con frecuencia y ellas lo agradecían con sus oraciones y primorosos trabajos de costura para su catedral. A las abadesas de Las Huelgas dio la sujeción de todos los monasterios de monjas de los reinos de Castilla y León, creando una especie de abadesa general. Decretó que todos los años se celebrase allí un Capítulo de monasterios femeninos, asistiendo él al primero, en 1189. 

Martín fue elegido obispo de Sigüenza por los canónigos de esta catedral en 1191, siendo confirmada su elección por el rey Alfonso y del papa Clemente III. Aunque Martín se negó, finalmente aceptó humildemente. Fue atento a la vida moral del clero, del cabildo catedralicio y de los monasterios. Dictó cánones para proteger a los presbíteros en los juicios, algunos de ellos hoy diríamos que injustos en cuanto bastaba la palabra de los sacerdotes para ser creídos. Ganó los viejos pleitos que el obispado tenía con los obispados de Osma y Tarazona, a cuenta de los límites territoriales, los pueblos que les pertenecían, con sus respectivos diezmos e impuestos. Fue padre providente de los pobres, desamparados y cautivos cristianos que estaban prisioneros de los musulmanes en otras partes de la península ibérica. 

Solo dos años fue obispo titular nuestro santo, el cual anhelaba tanto el claustro, que en 1193 pidió al papa Celestino III le permitiera renunciar, para volver al monasterio. Una vez obtenida la licencia papal y el permiso real, se despojó de todas sus insignias episcopales en una solemne ceremonia en la catedral, y vestido solamente con su usado hábito del Císter, emprendió el camino a pie a Huerta. Allí fue recibido por sus monjes con gran alegría, y el mismo lloró lágrimas de gozo al abrírsele las puertas. No está claro si siendo aún obispo titular o habiendo vuelto al monasterio, murió su madre, la cual quiso ser sepultada en Huerta, en una simple tumba detrás de la capilla mayor, sin reconocimiento alguno. Así lo hizo el santo, quien hubiera deseado una hermosa sepultura para su madre, pero prefirió cumplir su voluntad. 

En el monasterio vivió aún 20 años más entre rigores, oración, silencio y vida escondida. Tenía oración muy subida, y su carne era presa de grandes penitencias. Ejercía los más oficios humildes y obedecía prontamente como si de un novicio se tratase. En 1213, estando visitando a los monjes de Oliva, supo por revelación que moriría pronto. Emprendió camino de vuelta para morir en su amado Huerta, más pasando por el monasterio de Socota de Tajo, tuvo que detenerse para rendir su alma al Creador, el 16 de septiembre del mismo año, con 75 años de edad. 

El santo cuerpo fue trasladado a Huerta con tristeza, pero con alegría al mismo tiempo, como si de la traslación de las reliquias de un santo canonizado se tratase. Y no pocos favores dispensó a los que le rendían homenaje en el camino. Fue sepultado en la iglesia del monasterio en una sencilla sepultura en la tierra. En 1558 hubo una inundación en la zona y las sepulturas se hundieron, dejando ver la osamenta del santo, mas no la cabeza. Se identificó por las vestimentas episcopales que vestía y por el intenso perfume que brotó del sepulcro. Las reliquias se colocaron en el altar mayor. En 1662 se trasladaron a una bella urna de jaspe y bronce, que fue colocada en el retablo mayor. En 1776, concluido el hermoso retablo barroco de la iglesia, la urna fue puesta en este. 

Sobre la cabeza perdida, una leyenda dice que un ángel, vestido de peregrino la tomó y la entregó al Capítulo de Sigüenza, los cuales la colocaron en el retablo mayor. Sin embargo, otra leyenda dice que es la de San Sacerdote de Limoges (5 de mayo). 


Fuentes:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.
-
La leyenda de Oro. Tomo 2. Madrid 1853


A 5 de mayo además se recuerda a:

Santa Ferbuta,
virgen y mártir
.
San Ángelo,
protomártir carmelita
.
Santa Jutta,
viuda y eremita
.
San Maroncio, abad.






domingo, 25 de abril de 2021

El papa asno.

Beato Benedicto XII, papa. 25 de abril.

Nació en Sabardoun, sobre 1280 y su nombre de bautismo fue Jacobo. Su padre fue Guillermo Fournier, y su madre, cuyo nombre se ignora, era sobrina del controvertido papa Juan XXII. Desde sus más tiernos años manifestó el niño Jacobo una propensa inclinación a las letras, por lo cual sus padres, a pesar de no poseer pingues recursos, se preocuparon de que estudiara en los mejores colegios. Así, se formó en Gramática y Retórica en Sabardoun. Estudió Artes y Teología en Tolosa.

Tenía la intención de proseguir estudiando en la Universidad de París, mas otra cosa llamó la atención: en un viaje que realizó a su ciudad natal para visitar a sus padres, pasó la noche en la hospedería del monasterio cisterciense de Boulbonne. le bastó esa noche de conversación con los monjes y participar con ellos en la oración coral, para enamorarse de la vida monástica. Y sin ir a su casa a ver a sus padres, pidió el hábito y lo obtuvo ese mismo día. fue un monje ejemplar, lo cual, sumado a sus luces naturales y por el estudio, hizo que su abad le enviara a formarse al Colegio de San Bernardo de París, para que pudiera estudiar en dicha Universidad, como era su primer deseo. En París obtuvo el doctorado en Teología.

Una vez terminado sus estudios, fue nombrado Inquisidor para el Languedoc, donde los cátaros extendían cada vez más su herejía. Al mismo tiempo era nombrado abad del monasterio de Fontfroid, de Narbona. Su acción apostólica en la conversión y represión de los herejes, más su labor como abad, llevando al monasterio a altas cotas de santidad y erudición, hicieron que el papa Clemente V le nombrara obispo de Pamiers. En esta nueva labor apostólica, nuestro beato brilló por su acción pastoral y diplomática. Eran los tiempos del papado de Avignon, convulsos y de confusión, al hallarse el papa fuera de la Ciudad Eterna, y sucederse continuamente las intrigas y males que, años más tarde desembocarían en el Cisma de Occidente. El 18 de diciembre de 1327 Juan XXII le creó cardenal y le dio la misión de escribir contra las herejías que pululaban por la cristiandad. Era llamado "el cardenal blanco", pues siempre vestía su hábito del Císter.

Jacobo se dio a su tarea apologética, escribiendo varios opúsculos contra los "Fraticelli", un conjunto de sectas que reinterpretaban el Evangelio, llevaban la pobreza a extremos y que terminaron en la impureza y enemigos del papado. También escribió sobre la doctrina de la visión beatífica de las almas. Una corriente, de la que sería partidario el papa Juan XXII, enseñaba que las almas no gozarían de Dios sino hasta después del juicio final. Algunos han acusado al papa Juan XXII de ser hereje por tal creencia, pero en su favor hay que decir que no sería sino después de su muerte cuando se definiría la doctrina católica para siempre, la cual veremos enseguida.

Con esta trayectoria no es de extrañar que a la muerte del papa Juan XXII, el 4 de diciembre de 1334, fuera Jacobo el elegido para sucederle. Fue coronado en la iglesia de los dominicos de Avignon, el 8 de enero de 1335, tomando el nombre de Benedicto XII. Dícese que, al saber la noticia de su elección, dijo: "Han elegido a un asno". Apenas fue entronizado en la cátedra de San Pedro, se dedicó a una labor reformadora de la Iglesia, saneó cuentas, retiró prebendas, consolidó la autonomía de los monasterios, restauró varias basílicas de Roma y persiguió la simonía. Para zanjar el asunto teológico de la visión beatífica, en 1336 declaró ex-cathedra la doctrina católica sobre este punto: las almas de los fieles cristianos que mueren en gracia de Dios y los ya purgados, como también los infantes reengendrados por el Bautismo, al momento que expiran ven intuitivamente a Dios, y le gozan después del juicio particular. Esta doctrina sería confirmada por el Concilio de Trento. También escribió algunos tratados espirituales, dispuso cánones y escribió un "Comentario" al Evangelio de San Mateo.

Como monje que era, Benedicto XII fue muy celoso del restablecimiento de la observancia monástica, especialmente entre benedictinos y cistercienses. escribió cartas, firmó sentencias y exhortaciones. Recibió a varios abades y los conminó a la reforma. fue muy atento a las necesidades de los romanos, aunque vivía en Francia, Roma era su casa. En una ocasión en que Roma padeció una terrible hambruna envió a la ciudad 9000 florines de oro para socorro de los necesitados. Fue enemigo de la simonía y el nepotismo, manteniendo a sus parientes lejos, y vigilando no recibieran privilegios o cargos eclesiásticos algunos sin merecerlos. A una sobrina suya algunos príncipes quisieron casarla, o algunos prelados la quisieron para forja alianzas, más el papa no lo permitió, sino que bendijo su matrimonio con un desconocido mercader tolosano. Y un sobrino suyo que llegó a cardenal, no lo fue sino después de su muerte. A otra pariente que fue a visitarle para pedirle algún beneficio, le respondió: "Como Jacobo te conozco, pero como Benedicto no tengo parientes"; y así les despidió, dándoles algo de dinero para el camino de regreso.

En los temas de política, su principal conflicto lo tuvo con Luis IV de Baviera, quien ya estaba enfrentado a su antecesor Juan XXII. A Benedicto le costaba la reconciliación, por su temor a las represalias de los poderosos Roberto de Nápoles y Felipe VI de Francia. Los obispos alemanes apoyaban al emperador, así como los príncipes electores, y ante la indecisión del papa a hacer la paz y confirmar a Luis, proclamaron en 1338 que el emperador dejaba de pedir la confirmación papal para ser legítimo. Benedicto pasó esto por alto, mas no la ofensa que en 1342 le dispensó el emperador: usó su poder civil sobre la Iglesia, para decretar la disolución del matrimonio de la condesa de Tirol para casarla con su hijo Luis. Benedicto se limitó a que hubiera paz, a que el emperador no persiguiera a la Iglesia.

Además, en el ámbito político, reconcilió a los reyes de Castilla y Navarra. hizo paz entre Castilla y Portugal, y entre Nápoles y Sicilia. Apoyó económicamente la reconquista española, y además, otorgó el perdón de los pecados a todos aquellos cristianos que murieran en aquella cruzada. Luego de la batalla de Tarifa, mandó cantar un solemne “Te Deum” en la catedral de Avignon, reconstruida por él mismo. En 1342 fue inflexible con los franceses, entre ellos algunos de la corte papal, quienes secuestraron y pusieron en peligro a unos embajadores del rey Eduardo de Inglaterra. Benedicto mandó apresar a los culpables y una vez liberados los ingleses, mandó ahorcaran a los culpables delante del palacio papal.

Benedicto entró a la paz del Señor el 25 de abril de 1342, tendido sobre el suelo y vestido solamente con su querido hábito del Císter, el cual nunca había dejado de usar debajo de sus ropajes papales. Fue sepultado en la Catedral de Avignon, donde aún se veneran sus reliquias. Curiosamente, en el siglo XVII el P. Pedro Lucio, carmelita, le incluyó entre sus santos, creyendo que en Avignon el epitafio del papa decía: "Hic iacet Benedictus, quem Carmelus protulit, Cassinus aluit, Vaticanus coronavit". En realidad este epitafio, sacado de "Epitafios Heroicos", de Claude de la Ville, no se refiere al papa Benedicto, sino a otra persona. Para colmo, también se le confundió con Benedicto V, a quien la Orden del Carmen tuvo también como santo propio.


Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 2. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.

Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.

San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.
  
San Calixto I. 14 de octubre.    
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Gelasio I. 21 de noviembre.

San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Agatón. 10 de enero.
San Celestino I. 6 de abril


A 25 de abril además se celebra a








lunes, 12 de abril de 2021

Ermitaño, quesero y santo coronado.

San Alejandro de Foigny, monje cisterciense. 12 de abril y 3 de mayo.  

Según la leyenda de Foigny, había cuatro hermanos príncipes que vivían en Escocia. Los dos mayores, hombres, se fueron de ermitaños y quedó la hermana, llamada Mechtilde y nuestro Alejandro. Cuando cumplió Alejandro cumplió 10 años Mechtilde le dijo: "Todos hemos cambiado los bienes terrenales por los celestiales. ¿Vas a ser el único de nosotros que no lo haga ahora?" El pequeño le respondió que le enseñara que debía hacer, y la hermana le llevó al granero. Allí le enseñó a ordeñar vacas, hacer mantequilla y queso, al tiempo que le enseñaba a pensar en Dios.  

Cuando Alejandro cumplió 12 años ambos cruzaron el océano y llegaron al continente. Mechtilde dejó al niño en la abadía cisterciense de Foigny, diciéndole: “aquí emplearás en todo lo que sabes”, y le despidió con un “Hasta la vida eterna”. El muchacho tomó el hábito de Hermano lego y fue un gran artesano del queso. Cuéntase que en una ocasión apareció un jabalí gigantesco que comenzó a atacar las vacas del monasterio. Un cazador intentó neutralizarlo, pero quedó paralizado de miedo. Entonces el jovencito Alejandro se le enfrentó al animal y con una oración la bestia desapareció.  

Alejandro murió joven, con fama de santidad, al poco tiempo de su muerte, un monje tuvo grandes dolores en el pecho y rezó en la tumba del joven con gran devoción. Al poco tuvo una aparición en la que Alejandro le sanó de su mal. Como se mostró llevando una corona en la cabeza y otra en la mano, el joven le preguntó que significaban, y el santito le respondió:  "La corona en mi mano indica mi origen, porque soy verdadero hijo de reyes. Mas la corona en mi cabeza indica que soy uno de los elegidos". 


A 12 de abril además se celebra a

San Alferio
de La Cava, abad
.
San Víctor de Braga,
mártir
.
San Erkenbod, obispo.
San Julio I, papa.








domingo, 11 de abril de 2021

Desposada con Cristo antes de nacer.

Santa Sancha de Portugal, reina y religiosa cisterciense. 11 de abril, 13 de marzo, 17 y 20 de junio. 

Nació en 1180 Fue hija de Sancho I de Portugal, y de la reina Dulce. Sus hermanas fueron Santas Teresa y Mafalda (17 y 20 de junio). Desde muy niña fue piadosa y muy devota de la Santísima Virgen. A los 5 años aprendió a leer, y el Oficio, las vidas de santos y tratados piadosos eran sus lecturas preferidas. A los 10 años comenzó a usar un cilicio pegado a las carnes, que la hacía sufrir muchísimo, pero lo soportaba por amor a la Pasión de Cristo. Cuando llegó a edad de buscarle marido, su madre le preguntó sobre con quien querría casarse llegado el momento, a lo que la princesa respondió: “Con aquel que me ha recibido por esposa antes de nacer”  

En 1198 murió su madre y el rey Sancho, viendo la determinación de su hija a ser toda para Cristo, le regaló uno de su castillo de Alenquer para que ella lo convirtiese en su morada personal, alejada de la corte. Sancha eligió a los parientes y sirvientes más devotos y rectos para que le acompañaran en su casa. Allí no había vanidades ni vida frívola como en la corte: se rezaba frecuentemente, se hacían actos de cariad y se atendía a los pobres. Todos los miércoles del año Sancha daba de comer a 12 mujeres pobres a las que ella misma lavaba y vestía. Les daba limosnas y a algunas las seguís socorriendo si eran enfermas, o las colocaba de sirvientas en casas honestas. En esta villa donde vivía había un beaterio en el que mujeres pobres y penitentes se santificaban, Sancha las visitaba en ocasiones, aprendía con ellas de la vida espiritual, tenían oración en común, y la reina siempre les daba alguna limosna.  

A la muerte de su padre, en 1112, su hermano Alonso tomó el reino en sus manos y una de sus primeras acciones fue reclamar la villa y castillo de Alenquer para sí. Sancha, tanto por ella misma, como por sus siervos, en unión con su hermana Teresa, igualmente en peligro de perder sus posesiones, se rebeló contra su hermano. Organizó un ejército que plantó cara a Alonso a las afueras de Alenquer, donde el rey comenzaba el sitio. Lo contuvo un tanto, pero Alonso no cejó en sus pretensiones, por lo cual Sancha apeló al papa Inocencio III, el cual reconoció como legítimas las donaciones del rey Sancho, zanjando el asunto. A cambio, ella y Mafalda renunciaron al título de reinas.  

Luego de esta situación Sancha quiso tomarse más en serio su consagración, recibió de su hermano Alonso el permiso para fundar un monasterio cisterciense en Vimarens, que tomó el nombre de Santa María de Celas. Lo fundaría con las beatas que conocía de Alenquer y algunas monjas profesas del Císter autorizadas a trasladarse allí para enseñar a todas los usos y costumbres de la Orden. El abad de Alcobaça les dio el hábito a todas, menos a Sancha, que no sería monja sino hasta más tarde. En este tiempo ocurrió que el rey San Fernando III de Castilla (30 de mayo) pidió la mano de Sancha a Alonso de Portugal y este mandó a Sancha que accediera. Dos años duraron las amenazas, las promesas, las renuncias y las defensas de Sancha. Diría a su hermano en una ocasión: "Mas fácil me sería, hermano, dejarme arrojar en un horno ardiendo, o con una piedra al cuello en el profundo del mar, o cortar mis miembros uno a uno, que casarme con hombre nacido: y si en alguna cosa deseas darme gusto, será en no hablarme más deel asunto”. Finalmente, San Fernando desistió.  

Para librarse en lo sucesivo de otro intento de matrimonio, Sancha hizo voto de castidad perpetua ante el obispo de Coimbra y el clero. Luego  se despidió de los franciscanos de Alenquer, a los que había traído, fundando el primer convento de franciscanos de Portugal en su amada villa de Alenquer. Anotamos aquñi que cuenta la leyenda que, en agradecimiento, San Francisco de Asís (4 de octubre, 17 de septiembre, Impresión de las llagas; 25 de mayo, traslación de las reliquias a la basílica de Asís) le envió a San Berardo y a sus compañeros (16 de enero), que iban de camino de África a predicar. Estos santos dieron encendidas pláticas a las religiosas del monasterio, dejándolas llenas de deseos de servir mejor a Dios. Al año siguiente de esta visita, estando Sancha orando, se le aparecieron los franciscanos con gran gloria, revelándoles su martirio gozoso por Cristo.  

En fin, que libre de ataduras, Sancha se fue al monasterio de Cela, donde tomó el hábito del Císter. La leyenda del Císter le hace una monja perfecta, muy fervorosa. Tuvo varias gracias místicas como la profecía, el don de corazones. Fue muy penitente y constantemente llevó un cilicio que le cubría todo el torso y una cuerda de esparto a la cintura. Era también muy humilde, siendo la primera en servir a las demás, en hacer los trabajos más bajos de la casa y la primera en pedir perdón por lo que ella consideraba sus faltas. También tuvo el don de milagros, pues se nos dice que a varias religiosas aquejadas de dolores, tumores o infecciones, sanó con trazar la señal de la cruz sobre ellas.

Con su hermana
Santa Teresa.

Sancha entró al Reino de su Divino Esposo el 13 de marzo de 1229. El cuerpo fue trasladado al monasterio de Lorban, donde su hermana Santa Teresa vivía, a pesar de que las monjas de Cela la querían sepultar entre ellas, como tal había vivido. En Lorban el cuerpo fue depositado en el sepulcro de piedra labrada que Teresa tenía preparado para sí misma. Las crónicas del Císter nos cuentan que realizó numerosos milagros y que, incluso, más de una vez fue vista por alguna monja aparecer en el coro y cantar el Oficio Litúrgico con las monjas.

En 1576 el rey Sebastián de Portugal y el obispo de Coimbra iniciaron las gestiones para que ambas reinas
hermanas fueran canonizadas, debido al culto que recibían de parte de las monjas. En 1695 el papa Inocencio XII dio visto bueno al proceso de canonización. El 23 de diciembre de 1705 el papa Clemente XI autorizó que fueran llamadas santas, canonizándolas directamente, sin beatificarlas oficialmente, pues se consideró que el culto permitido por los obispos y los papas anteriores era una intrínseca beatificación.   

Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 4. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.  


A 11 de abril además se celebra a

San Antipas de Pérgamo,
obispo y mártir
.
Beato Jorge Gervase,
benedictino mártir
.
Santa Godebertis,
virgen
.
San Guthlac,
ermitaño
.







domingo, 4 de abril de 2021

Santos y padres de santos.

Beatos Aleydis y Tescelin, esposos. 4 de abril.

Aleydis fue hija del señor de Montbard, desde niña se inclinó por la vida religiosa, pero a los 15 años fue casada con Tescelin de Fontaine-les-Dijon. Allí nacieron sus hijos San Bernardo de Claraval (20 de agosto), Santa Humbelina (12 de febrero, 21 de agosto y 10 de julio), San Nivardo (7 de febrero), los Beatos Andrés, Bartolomé (ambos a 9 de diciembre), Gerardo (13 de junio) y Guido (11 de mayo).

A pesar de su patrimonio, la familia vivía austeramente, sin lujos innecesarios y en un ambiente piadoso. No son pocos los que señalan que más que castillo, la vivienda era un monasterio, donde las ceremonias religiosas, la oración, penitencia y caridad eran constantes en los padres y los hijos. La entrada de todos sus hijos en la vida monástica fue para ellos una gran alegría, y una vez que quedaron solos y sin tener que heredar a sus hijos, Aleydis y Tescelin se volcaron en la asistencia a los pobres.

Era Aleydis muy devota de San Ambrosiano (4 de abril), cuya fiesta mandaba celebrar con actos piadosos y de caridad. La última que celebró, sobre 1120, lo hizo con la certeza de que sería su último día de vida, según Dios le había revelado. Por ello reunió a sus hijos, se despidió de ellos con toda tranquilidad. Nada parecía darle la razón, pero el mismo día 4 de abril se sintió desfallecer, le dieron los últimos sacramentos y piadosamente entró en el cielo al momento en que hacía la señal de la cruz, quedando el cuerpo con la mano en alto. Sus reliquias se veneran en Longchamp-sur-Aujon.

Luego de enviiudar, Tescelin pidió el hábito del Císter a su hijo Bernardo. Vivió muchos años más y fue un ejemplar monje. San Bernardo le atendió en su última agonía.

A 4 de abril además se celebra a

San Tigernach,
abad y obispo
.
San Meryn,
ermitaño
.
San Emebert,
abad y mártir
.
San Zósimo, abad.










domingo, 21 de marzo de 2021

"Juan, hombre religiosísimo"

San Juan de Valence, abad cisterciense y obispo. 21 de marzo y 26 de abril (en Valence). 

Sepulcro del santo. Catedral de Valence
Fue nuestro santo natural de Léon de Francia. Fue educado piadosamente, y cuando llegó a la juventud un arzobispo pariente suyo le consiguió una canonjía y le ordenó presbítero. En aquel tiempo se fundaba la Orden del Císter y Juan, buscando una vida de más perfección prometió a Dios tomar el hábito monástico. Sin embargo, para prepararse a ello, decidió primero emprender la peregrinación a Santiago de Compostela. Así lo hizo, pero he aquí que al regreso, se enfrió en él el deseo de entrar en religión. 

Una noche soñó que veía al Señor acompañado de los apóstoles San Pedro y Santiago el Mayor. Traía San Pedro en la mano un libro en que estaban escritos con letras de oro los nombres de los elegidos a la vida eterna, y leía los nombres allí escritos. Al pronunciar el nombre de nuestro Juan habló Cristo y dijo a San Pedro: “Ese nombre bórralo, porque habiendo prometido ser mío, se ha vuelto atrás en su promesa”. Al decir esto se el apóstol Santiago suplicó a Cristo que no hiciera borrar del libro de la vida el nombre de su devoto peregrino. Cristo, aún airado replicó: “Debía ser no peregrino, sino ciudadano mío”. Por segunda vez suplicó Santiago al Señor, prometiéndole que Juan no tardaría sino 15 días en cumplir su promesa de ser religioso del Císter. Despertó Juan al momento y agradeció a Santiago Apóstol su intercesión ante él, y se determinó a tomar el hábito. 

Al día siguiente se fue al monasterio de Císter donde fue recibido el abad y fundador, San Esteban Harding (26 de enero). A los 15 días justos de su entrada tomó Juan el hábito de Císter, siendo desde entonces un monje ejemplar. Hizo su profesión al tiempo requerido y en 1118, a los cuatro años de ser religioso, Esteban le destinó para la fundación de Bonaval con el cargo de abad. De él nos dice el Beato Amadeo de Lausana (28 de enero):  

"Era superior en Bonaval Don Juan, hombre religiosísimo, primer abad de aquel monasterio, y después Obispo de Valence , cuya vida santísima ha comprobado el Señor con frecuentes milagros obrados en su sepulcro. Era entonces esta casa una planta nueva, y por lo mismo escasa de todo lo necesario a la vida humana, y aun también de habitantes, pero rica de piedad y fama sobre todos los monasterios de Delfinado. Labraban los monjes por si mismos la tierra de mucho tiempo inculta, extirpaban los terrones, podaban los árboles; y en fin se ocupaban en todos aquellos ejercicios propios del más pobre, y necesitado labrador. Después de ejercicio tan pesado, y sofocados con el calor del sol y con el ardor del fuego re retiraban al monasterio a cantar Nona, de la que se seguía la comida, que se reducía a una libra escasa de pan negro mezclado de cebada y centeno, y aun poco de vino mixturado con agua.  Concluida la comida iban todos en procesión a la Iglesia a dar gracias al Dador de todo bien. Lo restante del día lo empleaban en lección y oración hasta Vísperas y Completas, después de las cuales salían todos con sumo silencio a recogerse en sus lechos. Este modo de vida causaba tanta admiración a todos los habitantes de aquellos contornos que nadie se atrevía a abrazar un género de vida tan austera”. 

Mas ciertamente esta vida rigurosa atrajo algunos bien decididos al seguimiento de Cristo. Pocos al principio, pero santos. Entre ellos a San Pedro de Tarantasia (8 de mayo), quien tomó el hábito de manos de Juan. Y pronto vendrían algunas sonadas conversiones, como la del Señor de Altaripa, el Beato Amadeo (14 de enero), quien con otros 16 caballeros tomó el hábito cisterciense. Juan fundó varios monasterios dependientes de Bonaval, en los cuales velaba se cumpliera la vida regular con exactitud. 

En 1141 el papa Inocencio II depuso al obispo Eustaquio de Valence a causa de sus numerosas ofensas a la moral y la justicia. El abad de Claraval San Bernardo (20 de agosto) propuso a nuestro Juan para suceder a Eustaquio en la sede, recomendación que fue aceptada por el papa, amigo y admirador de Bernardo. Así, Juan pasó de la tranquilidad monástica a una convulsa sede, cuyo gobierno le costó muchas amarguras. Fue consagrado obispo el 26 de abril del mismo año. El clero relajado y los vengativos parientes del anterior obispo fueron sus principales enemigos. Padeció muchas intrigas, intentos de destituirle, tentaciones e intentos de sobornos, pero todo lo venció poniendo a Cristo por delante de todo. En 10 años logró alejar a los malos consejeros, reformar al clero y los monasterios, avivar la piedad de sus fieles y organizar una extensa obra caritativa y misionera.  

A inicios de 1145 supo que le llegaban sus últimos días y lo comunicó a sus fieles, pidiéndoles sus oraciones. En la Cuaresma le acompañaban muchos clérigos y los obispos de Vienne, Die, y Viviers, quienes le dieron el viático y la absolución. El 21 de marzo pidió ser puesto en tierra y ceñido con el cilicio, y allí tendido bendijo a todos, expirando dulcemente y entrando a ser, definitivamente, ciudadano de la Patria celestial a la que Cristo le había llamado en su visión.  

Durante sus funerales se produjeron los primeros portentos. Dícese se vio a Santiago Apóstol rendirle homenaje a su cuerpo. El canónigo Bertand sanó de unas fiebres constantes al ofrecerle unas velas bendecidas para el funeral. El cuerpo fue depositado en la primera capilla de la catedral de Valence y allí los portentos continuaron. Durante la Revolución Francesa la catedral fue saqueada, pero las reliquias se salvaron. 


Fuentes:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780.


A 21 de marzo además se celebra a

San Serapión
el Sindonita, monje
.
San Absalon de Lund,
obispo
.
San Jacobo el Confesor,
obispo
.
San Enda de Aran,
abad
.







lunes, 8 de marzo de 2021

Historiador, prelado y humilde monje

Beato Vicente Kadłubek, obispo cisterciense. 8 de marzo. 

Nació en Karvou, Cracovia. Sus padres se llamaron Bogumir y Benigna, y al parecer fueron nobles y emparentados con la nobleza palatina de Polonia y Alemania. Fue educado piadosamente por sus padres, dando como fruto un niño piadoso, obediente y pronto a cumplir con las cosas de la religión y el estudio. A los 15 años comenzó a estudiar la filosofía y la teología en la Universidad de Cracovia, y allí mismo se doctoró a los 21 años, comenzando a impartir Filosofía él mismo. A los 25 años publicó "Anales de Polonia” una obra de carácter histórico en la que trabaja desde muy jovencito y que le valió el aplauso de los catedráticos y prelados de su tiempo, y el elogio personal del rey Casimiro II. 

El mundo y la Iglesia se disputaban su persona, por docto y por santo, y aunque le esperaba un futuro prometedor como profesor, cortesano o funcionario real, el santo acudió a la llamada del obispo de Cracovia, y se ordenó sacerdote para servir al rebaño de Cristo. Acto seguido, el obispo le dio el cargo de Deán de la Colegiata de Sandomir, donde dio ejemplo a todos los presbíteros. Empleaba casi todo su pingüe salario en cosas del culto o socorrer a los pobres, vivía en una pequeña habitación de la casa que le correspondía, dormía en el suelo y ayunaba frecuentemente. 

A la par de su labor apostólica ayudó a su reino con la diplomacia, haciendo la paz entre los húngaros, logrando que Coloman de Hungría pudiera alcanzar el trono de Halic, que le correspondía. También concertó el matrimonio de de este monarca con la princesa Salomé de Polonia, para que la paz fuera duradera. Tantas acciones loables llegaron a conocimiento del papa Inocencio III, quien recomendó a los prelados polacos le trataran como a uno de ellos. En este tiempo falleció el obispo Fulco de Cracovia y los canónigos de la catedral eligieron a Vicente como su obispo. Vicente se negó, pero al saberlo el papa le ordenó que aceptara la voluntad divina de recibir la mitra.  

Fue obispo diligente para el culto, la piedad y la disciplina. Reformó la vida del clero y de los monjes, exhortándoles, visitándoles y dándoles ejemplo constante. Fue amigo personal del dominico San Jacinto de Polonia (17 de agosto), quien era cura beneficiado suyo antes de entrar a la Orden dominica. También fue padre providente de los pobres, empleando gran parte de su herencia en obras de caridad para con los pobres y enfermos. Bajo su gobierno se reconstruyó la catedral de Cracovia, que se había incendiado años antes a causa de un rayo. Luego de esta magna obra, el santo obispo renunció a su cayado para vivir una vida más estrecha en la religión. Antes de hacerlo público presentó sus razones al papa Honorio III, quien le concedió retirarse a la soledad. El clero y el pueblo protestaron, pero nada pudieron hacer, pues Vicente estaba decidido. En una ceremonia en la catedral, se despojó de sus insignias episcopales ante el clero y la ciudad. Se descalzó y solo vestido con una túnica se fue al monasterio Andreoviense, de la Orden del Císter.  

Si como obispo había sido santo, como monje no lo sería menos. Se dio a la observancia de la Regla hasta en el más mínimo punto. Rindió toda su voluntad, y aquel que había decidido y ordenado en el mundo y en la Iglesia, se convirtió en toda obediencia. Poco tiempo vivió en el claustro, pero feliz y en gracia. El 8 de marzo de 1223 su alma voló al cielo. Fue sepultado en el coro de la iglesia monástica y pronto comenzaron a ocurrir los prodigios en torno a su tumba. El papa Clemente XIII mandó en 1764 que su memoria fuera celebrada en toda la Orden del Císter y la iglesia de Cracovia. Fue beatificado formalmente por Pío VI en 1780. 


Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780. 


A 8 de marzo además se recuerda a:

San Juan de Dios,
fundador
.
San Félix de Dunwich,
obispo
San Senan, abad.
San Hunfrid, obispo.





viernes, 22 de enero de 2021

De el Hermano María.

San Walter de Himmerod, cisterciense. 22 de enero.

Nació en 1165 en Bierbeek, Flandes. Recibió formación para la vida militar, sirvió en varios ejércitos y era muy bueno en los torneos de caballería. Era devotísimo de la Virgen María, a la que siempre dedicaba sus victorias, como su dama preferida. Adornaba los altares de la Señora y siempre que podía asistía a misa en sábado. 

Cuenta la leyenda que, en una ocasión en que iba a un torneo con sus amigos, pasó por una iglesia, donde iban a celebrar la misa de una festividad mariana. Dijo a sus compañeros que no podía dejar de honrar a la Madre de Dios, que siguieran ellos al torneo, que él les alcanzaría. Y se fue a la misa. Pero he aquí que el sermón y las oraciones fueron muy largas, y Walter ni vio pasar el tiempo. Entretanto, el torneo comenzó y sus amigos le vieron llegar de pronto, competir, obtener la victoria y salir del campo tan pronto. Cuando emprendieron el regreso, le hallaron aún en la iglesia, y al constatar que él no había salido del templo, todos no pudieron sino concluir que la Santísima Virgen había competido en la justa en su lugar, para agradecerle su devoción.

Tanto favor de la Virgen, no hizo sino que Walter dejara el mundo y tomara el hábito monástico en la abadía cisterciense de Himmerod, llamándose el "Hermano María". Era totalmente analfabeto, por lo cual un día su abad, Eustacio, le preguntó como rezaba en el coro, o que leía. Walter le respondió: "Sólo considero la vida de Jesús y su Madre. A la mesa pienso en su vida pública, en el coro en su Pasión y Muerte, en el trabajo, pienso en la gloria del cielo". El abad y los monjes quedaron muy edificados con su respuesta. Por ello, accedió el prelado a que Walter estudiara y, al cabo de saber la teología, se le ordenó presbítero.

En un viaje que hizo con su abad, estando de paso en el monasterio de Villers, mientras celebraba la misa de Nuestra Señora, se le apareció María, quien le prometió que pronto podría verla para siempre. Al día siguiente regresó a Himmerod con su abad y poco después murió, el 22 de enero de 1222.


A 22 de enero además se celebra a:


San Anastasio,
carmelita y mártir
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San Vicente Pallotti,
presbítero
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Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...