Mostrando entradas con la etiqueta Félix. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Félix. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de mayo de 2021

Entre errores y la historia: el papa Félix.

San Félix I, papa. 30 de mayo y 30 de diciembre.

El “Liber Pontificalis” da algunos datos sobre este papa, pero que, a decir verdad, son imprecisos. Pero aun así, junto al “Catálogo Liberiano” o la “Crónica” de San Hipólito (22 de agosto) es la fuente más antigua para poder decir algo de él.

Según todos estos documentos, Félix nació en Roma y su padre fue un senador llamado Constancio. Fue elegido papa el 5 de enero de 269, para suceder a San Dionisio (26 de diciembre y 19 de enero). Se habría opuesto al hereje Pablo de Samosata, quien negaba la Trinidad, y escribió una carta dogmática sobre la fe católica en la unidad de las dos naturalezas de Cristo, perfectamente integradas en su única persona. Ante la deposición de este obispo de la importante sede antioquena, Félix reclamó la ayuda del emperador Aureliano, partidario de Pablo en principio, para poner paz en la iglesia antioquena. Félix recordaría que la comunión en la fe con la sede petrina era indispensable para mantener la comunión entre todas las iglesias. Pablo sería depuesto absolutamente, y requisada su posesión sobre la basílica antioquena. Curiosamente, Aureliano había perseguido a los cristianos y, en 275 desataría una nueva oleada de persecución.

El Liber igualmente le atribuye la norma litúrgica de que los sepulcros de los mártires sean utilizados como altares para la celebración eucarística. Pero en realidad esto ocurría ya desde antes. En caso de que se refiriera a que, además de las misas celebradas en las basílicas en forma pública, se continuara celebrando en las catacumbas, estaríamos hablando de una norma posterior a la paz de Constantino y que habría sido añadida en el Liber posteriormente.

Sobre la muerte del papa San Félix y el sitio de su sepultura hay igualmente algunos datos inexactos, aún no resueltos del todo. Mientras el Liber nos dice que murió mártir en 274, y que fue sepultado en una basílica edificada por él mismo en la Vía Aurelia, en el Calendario Romano, del siglo IV y de mayor venerabilidad, el papa Félix aparece en la “Depositio episcoporum” y no en la “Depositio Martyrum”. Además, nos informa que fue sepultado en las catacumbas de San Calixto (14 de octubre) en la Vía Appia en la tercera calenda de enero ("III Kal. Jan"), es decir, a 30 de diciembre. Y es que el Liber yerra, confundiéndole con el mártir San Félix, quien si fue sepultado en la Via Aurelia y a cuya memoria se le dedicaría luego una basílica.


Para más inri, el cronista del Liber cometió un error de escritura y “envió” al 30 de mayo la muerte del papa San Félix, al escribir “III Kal. Jun.” (tercera calenda de junio, o sea, 30 de mayo), en lugar de “III Kal. Jan", que, como ya vimos antes, es la tercera calenda de enero, 30 de diciembre. Estos errores persistieron hasta 1969, pues hasta este año, se mencionaba a San Félix I, papa y mártir, a 30 de mayo. Posteriormente su memoria fue sacada del Calendario Universal, y el Martirologio cambió su entrada para llamarle solamente “papa”, y ponerle a 30 de diciembre. Aún así, en los lugares donde su culto permanece, continúan celebrándole a día de hoy, 30 de mayo.

Fuente:
-Liber pontificalis.
-"Lives of Saints". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916. 

Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Inocencio I. 28 de julio.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.
San Gelasio I. 21 de noviembre. 
San Agatón. 10 enero.
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril.
Beato Benedicto XII. 25 de abril.
San Calixto I. 14 de octubre.

A 30 de mayo además se celebra a:







jueves, 6 de mayo de 2021

La muerte le salvó de ser injusto.

San Britto de Tréveris, obispo. 6 de mayo. 

Sucedió Britto a San Bonoso (17 de febrero) en la sede de Tréveris en el convulso momento de la herejía prisciliana y la condena de su propulsor, el obispo hispano Prisciliano. Este propagaba una serie de errores teológicos, que abarcaban desde el Panteísmo, el Sabelianismo o el Docetismo, la preexistencia de las almas, la condena del matrimonio y la no resurrección de los muertos entre otras cosas. En el Sínodo de Valence, en 374, en la condena de las doctrinas heréticas, mas no del obispo, a quien se le pide retractarse, la firma de Britto aparece justo después de la del papa San Dámaso (11 de diciembre) y la de San Ambrosio (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal). Esto indica la importancia de la sede de Tréveris. 

Britto también estuvo presente en el Sínodo llevado a cabo en su sede episcopal, en 384, en el que estuvo de parte de San Martín de Tours (11 de noviembre) en su intención de salvar al obispo Prisciliano, de quien el emperador Máximo, junto al obispo Itacio, quería la cabeza. San Martín insistió en que la excomunión pronunciada contra los herejes era más que suficiente castigo, y pensó lo había salvado, mas apenas se fue de la ciudad, los obispos lograron que el emperador Máximo ejecutara a Prisciliano y a sus principales discípulos, y además enviara órdenes a España para que se persiguiera y ejecutara a los priscilianos. La tortura le arrancó a Prisciliano una confesión, probablemente falsa, de prácticas impuras; y sobre esta base fue decapitado junto a otros seis. Otros fueron desterrados. 

Britto murió a inicios de 385, al mismo tiempo que esto ocurría, por lo que nada pudo hacer, de hecho su persona no consta en la condena de Prisciliano. Fue sepultado en la iglesia de San Paulino (31 de agosto), donde aún se veneran sus reliquias. Su sucesor fue San Félix (26 de marzo), un laico prominente de la ciudad, alejado de los poderes temporal y eclesiástico.  


Fuentes:
-https://heiligen-3s.nl
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 6 de mayo además se celebra a






viernes, 26 de marzo de 2021

San Félix de Tréveris, obispo.

San Félix de Tréveris, obispo. 26 de marzo.

Fue Félix un cristiano prominente de Tréveris que fue ordenado en los convulsos tiempos del hereje Prisciliano. A grandes rasgos: estos herejes, con el español Prisciliano a la cabeza, propagaban varios errores desde el Panteísmo, el Sabelianismo o el Docetismo, la preexistencia de las almas, la condena del matrimonio y la no resurrección de los muertos entre otras cosas. El emperador Máximo, junto al obispo Itacio, quería la cabeza de Prisciliano y los obispos aduladores no osaron negarse. Solo San Martín de Tours (11 de noviembre) clamó contra intervención del poder secular en causas eclesiásticas y contra el castigo de Prisciliano y sus discípulos, alentado desde España por los obispos ibéricos.

Martín insistió en que la excomunión pronunciada contra los herejes era más que suficiente castigo, y arengó con tal maestría que, en 384, luego del Sínodo de Tréveris creía que había logrado salvar a Prisciliano y los otros. Sin embargo, apenas se fue de la ciudad, los obispos lograron que el emperador Máximo ejecutara a Prisciliano y a sus principales discípulos, y además enviara órdenes a España para que se persiguiera y ejecutara a los priscilianos. La tortura le arrancó a Prisciliano una confesión, probablemente falsa, de prácticas impuras; y sobre esta base fue decapitado junto a otros seis. Otros fueron desterrados.

En 385 Martín regresó a Tréveris y junto a San Ambrosio (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal) intentó salvar a los herejes sobrevivientes, negando la autoridad de los obispos perseguidores. Al mismo tiempo intentó salvar a algunos seguidores del difunto emperador Graciano, a quienes el emperador Máximo pretendía condenar a muerte. El emperador entonces le dijo que si perdonaba a estos, tendría que permitir la persecución, confiscación de bienes y muerte de los priscilianos en España. Tuvo que ceder Martín, a regañadientes, y renunciar a su defensa de los priscilianos.

En medio de estos conflictos había fallecido el obispo de Tréveris, San Britto (6 de mayo), y se pensó para reemplazarle a alguien alejado del poder temporal, de los herejes y se eligió a nuestro santo. Félix fue consagrado al día siguiente de su elección. Félix fue un obispo misionero y muy celoso del culto de los mártires. En 396 trasladó las reliquias de su predecesor San Paulino (31 de agosto) y las colocó en la iglesia de San Mauricio (22 de septiembre), hoy iglesia de San Paulino. También recopiló todas las reliquias dispersas de los mártires San Palmacio y compañeros (5 de octubre y 12 de diciembre, invención de las reliquias), juntándolas en una iglesia, denominada Santa María y Todos los Mártires. En 398 renunciaría al gobierno de la sede para retirarse como ermitaño a cuidar de esta misma iglesia que había construido. Falleció a inicios del siglo V.

Fuente:
-https://heiligen-3s.nl


A 26 de marzo además se celebra a







 

lunes, 8 de marzo de 2021

Historiador, prelado y humilde monje

Beato Vicente Kadłubek, obispo cisterciense. 8 de marzo. 

Nació en Karvou, Cracovia. Sus padres se llamaron Bogumir y Benigna, y al parecer fueron nobles y emparentados con la nobleza palatina de Polonia y Alemania. Fue educado piadosamente por sus padres, dando como fruto un niño piadoso, obediente y pronto a cumplir con las cosas de la religión y el estudio. A los 15 años comenzó a estudiar la filosofía y la teología en la Universidad de Cracovia, y allí mismo se doctoró a los 21 años, comenzando a impartir Filosofía él mismo. A los 25 años publicó "Anales de Polonia” una obra de carácter histórico en la que trabaja desde muy jovencito y que le valió el aplauso de los catedráticos y prelados de su tiempo, y el elogio personal del rey Casimiro II. 

El mundo y la Iglesia se disputaban su persona, por docto y por santo, y aunque le esperaba un futuro prometedor como profesor, cortesano o funcionario real, el santo acudió a la llamada del obispo de Cracovia, y se ordenó sacerdote para servir al rebaño de Cristo. Acto seguido, el obispo le dio el cargo de Deán de la Colegiata de Sandomir, donde dio ejemplo a todos los presbíteros. Empleaba casi todo su pingüe salario en cosas del culto o socorrer a los pobres, vivía en una pequeña habitación de la casa que le correspondía, dormía en el suelo y ayunaba frecuentemente. 

A la par de su labor apostólica ayudó a su reino con la diplomacia, haciendo la paz entre los húngaros, logrando que Coloman de Hungría pudiera alcanzar el trono de Halic, que le correspondía. También concertó el matrimonio de de este monarca con la princesa Salomé de Polonia, para que la paz fuera duradera. Tantas acciones loables llegaron a conocimiento del papa Inocencio III, quien recomendó a los prelados polacos le trataran como a uno de ellos. En este tiempo falleció el obispo Fulco de Cracovia y los canónigos de la catedral eligieron a Vicente como su obispo. Vicente se negó, pero al saberlo el papa le ordenó que aceptara la voluntad divina de recibir la mitra.  

Fue obispo diligente para el culto, la piedad y la disciplina. Reformó la vida del clero y de los monjes, exhortándoles, visitándoles y dándoles ejemplo constante. Fue amigo personal del dominico San Jacinto de Polonia (17 de agosto), quien era cura beneficiado suyo antes de entrar a la Orden dominica. También fue padre providente de los pobres, empleando gran parte de su herencia en obras de caridad para con los pobres y enfermos. Bajo su gobierno se reconstruyó la catedral de Cracovia, que se había incendiado años antes a causa de un rayo. Luego de esta magna obra, el santo obispo renunció a su cayado para vivir una vida más estrecha en la religión. Antes de hacerlo público presentó sus razones al papa Honorio III, quien le concedió retirarse a la soledad. El clero y el pueblo protestaron, pero nada pudieron hacer, pues Vicente estaba decidido. En una ceremonia en la catedral, se despojó de sus insignias episcopales ante el clero y la ciudad. Se descalzó y solo vestido con una túnica se fue al monasterio Andreoviense, de la Orden del Císter.  

Si como obispo había sido santo, como monje no lo sería menos. Se dio a la observancia de la Regla hasta en el más mínimo punto. Rindió toda su voluntad, y aquel que había decidido y ordenado en el mundo y en la Iglesia, se convirtió en toda obediencia. Poco tiempo vivió en el claustro, pero feliz y en gracia. El 8 de marzo de 1223 su alma voló al cielo. Fue sepultado en el coro de la iglesia monástica y pronto comenzaron a ocurrir los prodigios en torno a su tumba. El papa Clemente XIII mandó en 1764 que su memoria fuera celebrada en toda la Orden del Císter y la iglesia de Cracovia. Fue beatificado formalmente por Pío VI en 1780. 


Fuente:
-"Médula Histórica Cisterciense". Volumen 3. ROBERTO MUÑIZ O.Cist. Valladolid, 1780. 


A 8 de marzo además se recuerda a:

San Juan de Dios,
fundador
.
San Félix de Dunwich,
obispo
San Senan, abad.
San Hunfrid, obispo.





martes, 5 de enero de 2021

"Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos"

Santa Emiliana de Roma, virgen. 5 de enero.

Lo que sabemos de Emiliana y sus hermanas aparece en los "Diálogos" del gran San Gregorio Magno (3 de septiembre y 12 de marzo), quien también da otros detalles en un sermón que predicó el domingo XXI después de Pentecostés, sobre el Evangelio de San Mateo 22, 1-14. En este episodio se narra la parábola de las bodas, y sobre la actitud negligente de los invitados, que hace que el esposo invite a cualquiera que se halle por las plazas. Es el evangelio del célebre "Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos". El santo papa, para puntualizar más sobre el asunto y ejemplificar a los fieles, les pone un ejemplo, no de los tiempos pasados ni de género parabólico, sino como él mismo dice "algo de mi entorno inmediato", y les narra la historia de estas santas.

Fue Emiliana tía del mismo San Gregorio, hermana de su padre y de otras dos mujeres: Gordiana y Santa Tharsilla. Emiliana y Tharsilla muy pronto comprendieron la vanidad del mundo y consagraron su virginidad a Jesucristo, manteniéndose en perpetua castidad, ayunando, orando y dedicadas a la caridad. Solo salían de su aposento solo para el culto y la caridad, y esto aún con gran recogimiento. Por su parte, Gordiana, aunque devota, poco a poco se fue distanciando de sus hermanas, seducida por lo que el mundo le ofrecía, como joven, bella y de familia con fortuna como era. Primero oía las exhortaciones a la virginidad que sus hermanas le hacían, luego las soportaba y finalmente decidió rehuirles del todo.

Tharsilla murió santamente el 24 de diciembre de 580 luego de una aparición de su bisabuelo, el papa San Félix II (25 de febrero). Cuando lavaron su cuerpo para la sepultura vieron que sus rodillas eran puros callos, de tantas horas que había pasado en oración. Esa misma noche, apareció Tharsilla radiante a nuestra Emiliana, diciéndole: "La Navidad la pasé sin ti, pero la Epifanía quiero vivirla contigo". Emiliana, aún gozosa por ir al cielo, dijo a su santa hermana: "¿Y cuándo me haya ido, a quien dejo a cargo a nuestra hermana Gordiana?" Y la aparición, cambiando su semblante a la tristeza, le respondió: "Ven conmigo, el sitio de nuestra hermana Gordiana está entre mujeres mundanas". Así ocurrió, la víspera de Epifanía, Emiliana voló al cielo luego de tres días de enfermedad. En cuanto a Gordiana, el mismo Gregorio lamenta en su sermón que se olvidó de su nobleza y honor y se hizo amante del administrador de sus propiedades.

Y concluye San Gregorio exhortando al pueblo acerca de cómo su ejemplo muestra de tres personas que inicialmente tuvieron el mismo ideal, pero no todas perseveraron. Dice "sabéis lo que pasa hoy, pero lo que va a ser mañana, no sabéis. Nadie debe sobreestimar su propia obra y regocijarse en la confianza en sí mismo. Debido a la incertidumbre de esta vida, nunca se sabe cómo esta va a terminar. Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos".

Fuente:
-Diálogos de San Gregorio. IV, XVI.

A 5 de enero, además, se celebra a:


San Telesforo,
papa carmelita
.
San Simeón Estilita.
San Gerlach, eremita.







lunes, 24 de septiembre de 2018

De los Santos Apóstoles de Saulieu.

Santos Andoche, presbítero, Tirso, diácono, y Félix, laico, mártires. 24 de septiembre.

Su leyenda se relaciona con la de San Benigno de Dijon (1 de noviembre), haciéndoles contemporáneos y compañeros. Según estas tradiciones Benigno y Andoche eran de Esmirna y fueron discípulos de San Policarpo (23 de febrero), quien a su vez había sido discípulo de San Juan Evangelista (27 de diciembre). Una vez estuvieron formados en la fe y la predicación Policarpo les envió junto al diácono Tirso y el subdiácono Andeol (1 de mayo) a la Galia. Andeol (o Anatolio) predicó en Carpentras y en Viviers donde fue martirizado por su fe. Benigno se nos dice fue a Autun, donde convirtió al senador Fausto y a su hijo, el ínclito mártir San Sinforiano (22 de agosto). Fausto pidió a los apóstoles que predicaran en Langrés y que convirtiera a los hermanos trillizos Santos Espeusipo, Eleusipo y Meleusipo, quienes también serían mártires junto a su abuela Santa Leonila (todos a 17 de enero).

Luego de esto Andoche y Tirso se fueron a Saulieu, donde les acogió un rico mercader llamado Félix. Allí predicaron y convirtieron a muchos paganos, con portentos y su palabra encendida. Allí también les alcanzó la persecución del emperador Septimio Severo, y fueron arrestados. Como se negaron a sacrificar a los dioses, los tres santos fueron flagelados, luego colgados por los pies, arrojados a una hoguera que sobrevivieron, pues una terrible tormenta apagó el fuego al acto de ser encendido. Como último tormento, les golpearon con mazas hasta matarles.

La leyenda dice que Fausto y Sinforiano les enterraron, pero la "vita" de Sinforiano, bastante creíble, no menciona a estos santos y, para más inri, deja claro que Sinforiano había padecido el martirio en 178, 24 años antes de 202, año del martirio de Andoche y compañeros. Lo más probable es que se les haya unido a todos en una sola leyenda para darles relevancia a unos a costa de los otros. Suele pasar en leyendas de santos, contemporáneos o no. También puede ser que Andoche, Tirso y Félix hayan sido mártires de Autún y luego de una traslación de sus reliquias a Saulieu se les haya hecho mártires locales. Como digo siempre, en el cielo lo sabremos.

Fuente:
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.

A 24 de septiembre además se celebra a:

San Hermann
el Paralítico, monje
Beato Marcos Criado,
trinitario mártir
.
San Gerardo Sagredo,
obispo y mártir.


lunes, 12 de febrero de 2018

"Sin el Domingo no podemos vivir".

San Saturnino de Abitinia y compañeros mártires. 12 de febrero.

En 303, imperando Diocleciano, se emitió otro edicto de persecución contra los cristianos. En Abitinia padecieron muchos mártires, entre ellos los que hoy traigo.

Un domingo de 304, estando el sacerdote Saturnino, sus cuatro hijos y otros muchos cristianos en la celebración de la Eucaristía en casa de un fiel llamado Octavio Félix, los soldados imperiales irrumpieron en la casa y se los llevaron presos. Los dos hijos mayores del sacerdote, Saturnino y Félix, eran lectores, su hija María había consagrado su virginidad a Dios, e Hilarión era todavía un infante. Entre los otros prisioneros estaban Dativo, quien era un noble senador, Ampelio, Rogaciano, Januario, Casiano, Victoriano. En total eran 30 hombres y 19 mujeres. Dativo era quien más defendía al presbítero Saturnino y en todo momento estaba junto a él, como sus hijos.

Cuando fueron llevados ante los magistrados, confesaron a Cristo tan firmemente, que los jueces aplaudieron su coraje. Pero aún así, todos fueron encadenados y enviados a Cartago, ante el procónsul Anulino. Durante el trayecto no cesaban de cantar himnos y cánticos al Señor, alabando a Dios por permitirles ser mártires. Llegados ante el magistrado, este se dirigió a Dativo, por ser un noble. Le inquirió si había participado en "la Colecta" (el modo antiguo de referirse a la reunión de los cristianos) y quien la presidía. Dativo respondió que asistía cada domingo y que en su casa se celebraba la Eucaristía, pero calló sobre quién era el presbítero, por lo cual fue sometido al potro y al desgarramiento de los costados con garfios de hierro. Tras él, todos fueron interrogados y sometido a iguales tormentos, pero ninguno dejó ni renegó de Cristo.

Luego preguntó Anulino a Félix si había estado en "la asamblea". Félix respondió: - "Soy cristiano". "Yo no pregunté eso" – dijo el magistrado – "sino si has estado en la colecta". "¡Oh, juez ignorante!" – gritó Félix – "¿sería yo cristiano y no estaría presente? Como si la reunión del día del Señor fuera sin el cristiano, y el cristiano sin la reunión del día del Señor. ¿No sabes que uno fue hecho para el otro, y que no puede ser sin el otro?" por encararse así con el procónsul, fue salvajemente golpeado y enviado a prisión.

Entre los presos estaba Victoria, una virgen consagrada que desde niña había prometido castidad a Cristo. Aunque sus padres paganos la habían ofrecido a un noble, ella escapó de su casa, se refugió en una iglesia, donde consagró su virginidad a Dios según se acostumbraba ya en las iglesias orientales. El procónsul le preguntó cuál era su religión y la respuesta de Victoria fue "soy cristiana". Estaba allí un hermano de Victoria, llamado Fortunaciano, quien intentó declarar que la chica era loca y no sabía lo que decía, pero Victoria respondió cabalmente a las preguntas y clamó bien fuerte que nadie la había obligado a ser cristiana. Le fue preguntado si quería volver a casa con su hermano y dijo - "siendo cristiana, no reconozco a nadie como hermanos sino a los que guardan la ley de Dios". Fue enviada a un juez, que intentó convencerla con diferentes argumentos, pero ella rechazó uno tras otro.

También esta Emérito, quien al serle preguntado el por qué se reunían para la asamblea, estando prohibido, respondió: "Sin el Domingo no podemos vivir".

Anulino entonces se centró en el pequeño Hilarión, pensando que al ser un niño tan tierno, sería fácil reducirle. Pero el niño despreció las amenazas como un hombre y dijo: "soy cristiano, he estado en la colecta, y fue de mi propia elección, sin ninguna coacción". Le dijo Anulino: - "Te cortaré la nariz y las orejas". "Podrías hacerlo, pero yo aún sería cristiano". Entonces el procónsul mandó fuera llevado a la cárcel e Hilarión gritó: - "¡Gracias a Dios!"

Y así se cortan las Actas, sin que sepamos el tipo de martirio que padecieron. Una mano con más piedad que respeto por la historia añadió siglos después muchos nombres y terminó las Actas con estas palabras: "Estos benditos mártires, desprovistos de todo alimento para sus cuerpos, uno por uno y gradualmente, emigraron al reino celestial con la palma de la victoria, sosteniéndolos nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre reina a través de los siglos. Amén."



En 404 estas Actas fueron un documento esencial para combatir a los donatistas, pues ellas dejan claro que ni por la persecución los cristianos dejaban de asistir a los Oficios Divinos. En 406, en su obra "Contra Cresconio" San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental) da testimonio de su culto en las iglesias de África, señalando su día de memoria a 12 de febrero. De él lo toma Usuardo para introducirlos en el Martirologio Romano.

Ocasionalmente son mencionados entre los llamados "Mártires de la Eucaristía". por ello, el 29 de mayo de 2005, en la Clausura del Congreso Eucarístico de Bari, el papa Benedicto XVI se refirió a estos santos mártires, tan antiguos y tan actuales:
"Sobre la experiencia de los mártires de Abitina debemos reflexionar también nosotros, cristianos del siglo XXI. Ni siquiera para nosotros es fácil vivir como cristianos, aunque no existan esas prohibiciones del emperador. Pero, desde un punto de vista espiritual, el mundo en el que vivimos, marcado a menudo por el consumismo desenfrenado, por la indiferencia religiosa y por un secularismo cerrado a la trascendencia, puede parecer un desierto no menos inhóspito que aquel 'inmenso y terrible' (Dt 8, 15) del que nos ha hablado la primera lectura, tomada del libro del Deuteronomio".


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 12 de febrero además se celebra a
Santa Humbelina de Jully, abadesa.
San Melecio de Antioquía, obispo.

domingo, 11 de junio de 2017

"Lo que está reservado para nosotros es el cielo".

Santos Félix y Fortunato, hermanos mártires. 10 y 11 de junio, 14 y 19 de mayo.


Imagen venerada en Foggia.
Los dos vivieron a finales del siglo III, y eran cristianos reconocidos por su predicación y caridad. En 295 el emperador Diocleciano emitió un edicto de persecución, y a la provincia de Aquileia fue enviado el prefecto Eufemio, para hacer cumplir la ley. Apenas llegó a la ciudad, se dirigió al templo de Júpiter, donde organizó sacrificios, a los que debían ir todos los habitantes de la ciudad, sin excepción. De entre los cristianos, algunos fueron por miedo, otros por aparentar, algunos huyeron y seguramente lo más, se negaron rotundamente a participar en el sacrificio. Entre estos estuvieron nuestros santos que, no siendo de la ciudad, se presentaron allí aposta, como cristianos valientes. Eufemio entonces mandó que los apresaran y los llevaran a su presencia. Cuando los soldados les prendieron, los dos hermanos clamaron: "Tú, oh Dios, eres nuestro refugio de una generación a otra: antes de que los montes fueran elevados, o la tierra y el mundo fueran hechos, Tú eres Dios desde los siglos de los siglos. Amén." Luego les pusieron cadenas en el cuello, manos y pies, y así los presentaron ante Eufemio, y comenzó el interrogatorio.

Eufemio: ¿Cuáles son sus nombres?
Félix: Mi nombre es Félix, mi hermano se llama Fortunato y ambos somos cristianos.
Eufemio: ¿Eres natural de esta ciudad, o de dónde vienes?
Félix: Hemos venido a esta ciudad desde un pueblo vecino, no muy lejos. Vimos que el pueblo adoraba ídolos vanos, y resolvimos irnos a los bosques, prefiriendo estar con las bestias salvajes que con los idólatras.
Eufemio: ¿No has oído el edicto del emperador, que los que adoran a Cristo deben morir muertes dolorosas?
Félix: Lo oímos, pero obedecemos a un rey en el cielo, que no tiene comunión con los ministros de Satanás".

Eufemio mandó les azotaran con varas, a lo que los santos respondieron orando pacientemente. Eufemio les recriminó: "Estáis locos, los emperadores se irritan mucho contra los que invocan el nombre de Cristo". "Cuanto más ardiente es su ira" – replicó Félix – "más brillante es nuestra gloria". Eufemio se rió con sorna y les dijo: "Miserables, si ordeno que os corten las cabezas, ¿qué gloria ganaréis por eso?" Fortunato entonces le respondió: "La gloria que esperamos es espiritual, celestial, no es como la de este mundo, porque este mundo pasa, y toda su gloria; pero lo que está reservado para nosotros es el cielo, que es eterno. Es lo que Dios ha preparado para los que creen en Él. ¿Y qué sois tú y tus príncipes, y toda tu pompa y gloria, sino humo que es arrastrado por el viento?"

Entonces Eufemio, muy enojado, ordenó que los hermanos fueran atados al potro y les quemaran los costados con antorchas. Félix y Fortunato entonces alabaron a Dios: "Señor, Rey de los santos ángeles, envía al Arcángel Miguel para que nos ayude y confunda a todos los que adoran imágenes esculpidas, y se deleitan en dioses vanos. Que queden quebrantados, y nosotros seamos liberados. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor, que hizo los cielos y la tierra". "Estas son palabras vanas" – dijo Eufemio – "venid y sacrificad al gran Júpiter, y encontrarás verdadera salvación". Félix respondió: "Nuestra salvación es muy diferente de lo que prometes; Cristo es nuestra salvación". Entonces Eufemio mandó derramaran aceite hirviendo sobre sus estómagos, pero los santos no cejaron en su alabanza. Y el prefecto, exasperado por su resistencia, mandó a los verdugos que les rompieran las mandíbulas con mazas. Y Fortunato, mirándole fijamente, le dijo: "¡Oh, ministro del diablo, busca un tormento más salvaje si quieres!, pero sabe que el Ángel del Señor está junto a nosotros y alivia a nuestros miembros sufrientes". En ese momento un funcionario dijo a Eufemio: "De nada sirve intentarlo más, ordena pues que sus cabezas sean cortadas y termina este espectáculo, antes que el pueblo se soliviante". Y Eufemio dio la orden, y con un golpe de la espada, los dos mártires recibieron su corona.

Su nombre aparece inscrito en todos los martirologios desde el siglo IV. En algunos aparecen en diversos días, pero siempre se refieren a los mismos. Sus Actas son antiguas, aunque no originales, sino que presentan algunos añadidos. Aun así, se consideran auténticas. Una tradición posterior los hace oriundos de Vincenza, donde se venera su supuesta sepultura y reliquias, menos una parte que fueron donadas a Chioggia, cerca de Venecia. Otras reliquias se veneran en Abdinghof, Paderborn.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 11 de junio además se celebra a
San Achaz, niño.
La Traslación de San Gregorio Nacianceno.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Colaborador y redentor.

San Félix de Valois, religioso, cofundador de los Trinitarios. 20 de noviembre.

Sobre este oscuro santo se han tejido leyendas, la mayoría tardías y para rellenar lo que se desconocía: orígenes, infancia, juventud, etc. Su "vita" la podemos dividir en dos:

Leyenda:
Nació Félix el 19 de abril de 1127, en la ilustre y real casa francesa de los Valois y, claro, desde niño fue extremadamente piadoso, amigo de devociones y penitencias, a la par que de la caridad. No tenía nada suyo, sino que todo daba a los niños más pobres: comidas, ropas, monedas, regalos, etc. Incluso se privaba de los mejores manjares para guardarlos en servilletas que luego pasaba a los pobres. Aún niño pidió a su padre el perdón de un condenado a muerte por homicidio, profetizando que se convertiría y sería un religioso ejemplar. Y así fue. Cuando llegó a la juventud, ya su corazón ardía por la soledad, la oración y la penitencia, a pesar de que su destino era reinar en Francia ya que sobre él solo había mujeres en su familia, a las que se les impedía reinar por si mismas. Así que, resuelto a seguir su vocación, pidió y obtuvo ser ordenado sacerdote, bloqueando toda opción de reinar. Así, libre, decidió alejarse del mundo y entró a la recién fundada Orden del Císter, tomando el nombre de Hugo y siendo discípulo de San Bernardo (20 de agosto). Pero aún la austeridad cisterciense y su silencio era poco para él, por lo que decide retirarse a un bosque en Cerfroid, donde comienza una vida verdaderamente penitente y orante.

En este desierto de Cerfroid ocurrió el encuentro que cambiaría su vida totalmente: a su encuentro fue el joven San Juan de Mata (17 de diciembre y 7 de mayo, traslación de las reliquias), el cual había sido ordenado de presbítero. Ya había tenido el santo presbítero la visión sobre su misión de fundar una Orden destinada a la redención de los cautivos cristianos. Juan de Mata refirió la visión al santo eremita y en ese momento (dice la leyenda), ambos vieron aparecer ante ellos a un hermoso ciervo entre cuyas astas resplandecía una cruz azul y roja, exactamente como la vista por el Juan de Mata en su visión. Visto esto, Félix se rindió a la evidencia de que la obra proyectada por Juan era de Dios y pesar de tener casi 60 años, se puso bajo el mando del joven presbítero. Y ambos se fueron a Roma a pedir la aprobación al Santo Padre. El papa Inocencio III, teniendo recomendaciones de algunos prelados, vio aquella obra como inspirada por Dios y luego de varias audiencias, aprobó su Regla, estableciéndola como Orden de la Santísima Trinidad, para la Redencion de Cautivos.

Regresaron a Francia y allí mismo en Cerfroid fundaron el primer convento trinitario. Allí, años después, recibió San Félix una gracia de Nuestra Señora: una noche antes que los frailes llegaran al coro a maitines, se le apareció la Virgen a Félix, llevando el mismo hábito que los Hermanos, rodeada de ángeles que alababan a Dios. Supo por esta revelación que poco tiempo le quedaba de vida y convocando a los religiosos, les alentó a vivir en caridad entre ellos y con los pobres cautivos. Y así, lleno de Dios, murió el 4 de noviembre de 1212, con 85 años de edad.

Félix y la primera
comunidad trinitaria.
Historia.
Ciertamente la historia demuestra que a Félix fue Ministro de la casa de Marsella, la más importante de la Orden, en 1203, mientras Juan establece y funda más casas. Luego nos consta su muerte el 4 de noviembre de 1212 siendo Ministro del convento trinitario de Cerfroid, como dije antes. La tradición le hace a Félix ser fundador junto a San Juan de Mata de la Orden Trinitaria, pero la Bula papal "Operante Divine Dispositionis" dice claramente: "hace algún tiempo viniste a nuestra presencia y pusiste interés en manifestarnos humildemente tu proyecto", refiriéndose en exclusiva a Juan, y no a ningún otro fundador. Y la misma idea se lee en el epitafio de la tumba de Juan: solo él es el fundador. Sin embargo en una carta dirigida al rey de Marruecos en 1119, el mismo papa dice: "unos hombres, entre los que se encuentran los redentores portadores de la carta divinamente inspirados, han fundado hace poco una Regla y una Orden", con lo que parece aludir a un grupo o al menos un dúo de fundadores.

Pero más importante parece la primera redacción propiamente trinitaria sobre la fundación de la Orden, que data sobre 1250, donde se dice que tres personas escribieron la Regla: Juan de Mata, el obispo de París y el abad de la colegiata de San Víctor. Nada habla de San Félix. Igualmente menciona a cuatro eremitas a los que Juan halla, narra su intención fundacional y ellos se ponen a su servicio para formar parte de ella, pero no hay nombres. Ya en el siglo XIII, en una "Secuencia" acerca de los orígenes de la Orden Trinitaria, aparece que “dos ermitaños fueron a Roma a solicitar al papa Inocencio III la aprobación de la nueva obra apostólica en la Iglesia. No se dicen nombres, pero la tradición unánime ve en ellos a Juan y Félix.

La primera referencia explícita de San Félix como cofundador aparece en el siglo XV, en un documento redactado por Robert Gaguin, Ministro General de la Orden, en el que dice que la Orden fue fundada por Juan de Mata y Félix el anacoreta. Y esto sentará las bases para la historia y la leyenda posteriores, pues en adelante nadie pondrá en duda que San Félix es cofundador de la Orden Trinitaria. Los Trinitarios descalzos además, asumen como a su "tercer padre fundador" a San Juan Bautista de la Concepción (13 de febrero). En 1969 el Capítulo General definió que el único fundador era San Juan de Mata, y así lo recogen las Constituciones actuales. Sin embargo, la liturgia propia de la Orden llama "cofundador", en su acepción de "colaborador" a San Félix de Valois.

San Félix fue canonizado (por aprobación de culto) a la vez que San Juan de Mata, el 21 de octubre de 1666, bastante tardíamente. En 1679 su memoria litúrgica la trasladó Inocencio IX al 20 del mismo mes, extendiendo su memoria a toda la Iglesia. En 1969 fue suprimida su memoria del Calendario Universal.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año: Noviembre". JEAN CROISSET. Barcelona, 1863.
-http://meditacionestrinitarias.blogspot.com/2014/11/san-felix-de-valois-fundador-cofundador.html


A 20 de noviembre además se celebra a  
San Maxence de Senlis, virgen y mártir
San Agapio de Gaza, mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...