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domingo, 10 de junio de 2018

Apasionado del arte, pero del pío.

Beato Juan Domingo Banchetti, cardenal dominico. 10 de junio.

Nació en Florencia, en 1376, en una familia de orígenes humildes. Gracias a la caridad de algunos clérigos pudo estudiar algunos rudimentos de las letras, aunque en su infancia padeció porque tartamudeaba y le costaba repetir lo aprendido, por lo cual era considerado lerdo y de pocas luces. En 1394 tomó el hábito dominico en Santa María de Novella, en la misma Florencia. Tal vez fuera la incapacidad de repetir verbalmente lo que oía, lo que ejercitó su memoria, de tal modo que aprendía fácilmente la filosofía, latín, artes. En poco tiempo fue un alumno aventajado y celebrado por sus maestros. Y, quien sabe, si esta confianza de los demás, junto a la inestimable gracia de Dios, hizo que su tendencia al tartamudeo desapareciera. Más que eso, sería un predicador elocuentísimo. 

Estudió en la Universidad de París, donde terminó la Teología, con excelentes resultados y sendos elogios de sus maestros. en esta época escribió varios tratados teológicos y algunos comentarios a las Escrituras. Su primera misión apostólica fue la enseñanza de la teología en Venecia, a la par de la predicación, ejercicio que mantuvo durante doce años. Probadas sus virtudes por parte de sus superiores, fue elegido prior del prestigioso convento de Santa María Novella de Florencia, donde él mismo había profesado 15 años antes. Su actividad predicadora en Florencia fue activísima, con gran fruto de numerosas conversiones. Tanto sería que se dice que terminando de predicar en Génova San Vicente Ferrer (5 de abril, segundo lunes de Pascua 17 y 18 de noviembre en Juchitán; 13 de junio, invención de las reliquias, 29 de octubre, traslación de las reliquias), le rogaron unos florentinos que fuera a su ciudad a predicar, y él les contestó: "No hay motivo de por qué yo vaya a Florencia; pues en ella predica de ordinario un predicador a quien, si no creen, no creerían aunque vinieran a predicarles los ángeles desde el otro mundo".  

También fue Juan Dominici prior del convento de Fiésole, y en esta función recibió en la Orden a San Antonino de Florencia (2 y 10 de mayo), quien a los 15 años se decidió a abandonar el mundo. Juan no creía que aquel niño tan poco curtido pudiera seguir las renuncias de la vida religiosa, por lo que, para dilatar su entrada, le preguntó sobre a cuales tipos de estudios le interesaría dedicarse en el futuro, y el jovencito le respondió: "A los decretos de los Sumos Pontífices tal como se hallan coleccionados en el libro de las Decretales". La respuesta de Juan fue: "Ea, pues, hijo, ve por ahora a casa, que yo te prometo recibirte cuando te sepas todo ese libro", pensando que esto le llevaría años y si volvía a pedir el hábito, ya sería más hombre. Pero he aquí que Antonino se empeñó tanto en el estudio, que al año siguiente ya podía repetirla y analizarla sin esfuerzo. Vencido, Juan le envió a Cortona, donde le recibió encantado el Beato Lorenzo de Ripafratta (27 de septiembre), y le admitió a la Orden. 

Juan Dominici fundó varios conventos de frailes y uno de monjas en Venecia, obra que amó toda su vida, estando muy pendiente de la observancia de las monjas, a las que llamaba “muy hijas suyas”. Además, se preocupó por el mantenimiento material y espiritual de los conventos de frailes, reformando siempre que era necesario, para que se cumpliera la Regla en toda su extensión. Fue gran colaborador del Beato Raimundo de Capua (5 de octubre) en esta labor de celo por la observancia. Fue un apasionado del arte, como hombre culto, pero fue muy crítico con las veleidades del arte renacentista, al que consideraba poco apropiado para las iglesias. Como contraparte promovió el arte sacro y que los frailes se formaran en el arte de la pintura. Tal vez por ello en su convento de Fiésole tomó el hábito el insuperable pintor dominico Beato Fra Angelico (18 de febrero). 

Juan fue también prolífico escritor, apologeta y diplomático. Durante el Cisma de Occidente fue un decidido defensor de los verdaderos papas, los de Roma, criticando con acidez a los antipapas y a los prelados que les apoyaban. En 1408 el Papa Gregorio XII lo nombró Arzobispo de Ragusa, actual Dubrovnik y cardenal de la Santa Iglesia. Fue Legado Papal entre 1414 y 1417 y su acción fue definitiva para lograr la abdicación del mismo papa en aras de terminar el Cisma. El nuevo papa, ya único, Martín V, también tuvo muy cerca de sí a Juan Domingo, y le envió como Inquisidor Mayor para alcanzar la rendición y la conversión de los herejes husitas Bohemia y Hungría, pero poco pudo hacer, pues los husitas estaban exaltados por la ejecución de Juan Huss y el rey Wenceslao temía ejercer más mano dura contra los herejes. 

Entonces Juan se fue a Hungría, en otra misión de legacía, pero a los pocos días de llegar murió de unas fiebres terribles, el 10 de junio de 1419. Los Religiosos Humillados de San Pablo, fundados en esta ciudad, acogieron con veneración el cuerpo del santo fraile, a quien debían la aprobación papal de su Orden, que el santo les llevó en su viaje. En aquella iglesia se veneran aún sus reliquias. Juan Dominici nunca fue beatificado oficialmente, pero en 1832 la Sagrada Congregación de Ritos aprobó su culto inmemorial y concedió a los dominicos celebrar su memoria litúrgica.  

 


Fuentes:
-"Sacro Diario Dominicano". FR. FRANCISCO VIDAL. O.P. Valencia, 1747.
-Vidas de los Santos. Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 10 de junio además se celebra a:


Santos Getulio y
compañeros mártires
.
Beato Bardo de
Maguncia, obispo.
San Landeric
de París, obispo.







jueves, 24 de mayo de 2018

La Traslación de Santo Domingo de Guzmán.

La Traslación de Santo Domingo de Guzmán. 24 de mayo.

La Orden de Predicadores celebra a día de hoy la fiesta de la traslación de su Padre fundador, Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre "in Soriano").

El santo falleció en Bolonia el 6 de agosto de 1221, en medio de fervores y señales maravillosas. Sus funerales fueron concurridísimos, aunque los frailes habían pensado enterrarlo en intimidad y luego de unos funerales sentidos, pero pobres. Sin embargo, no fue así, pues el célebre cardenal Hugolino que se hallaba de paso por la ciudad, quiso se celebraran unos funerales como aquel bendito padre merecía. Nobles, clero y mucho pueblo velaron al santo, se encomendaron a él, y finalmente le sepultaron no lejos de la iglesia de los dominicos, en una sencilla sepultura, a la cual se le colocó una pesada losa encima. El mismo día del entierro a la vera del sepulcro del santo se produjo la sanación de un endemoniado. Este milagro sería el primero de muchos que ocurrirían, aumentando la fama de santo de la cual ya gozaba Domingo en vida. Ahora se confirmaba no más. Por ello, los religiosos y la misma iglesia, urgían su canonización, que todos tenían por cierta.

Doce años después de la muerte del santo, su sepultura aparecía descuidada a pesar de la devoción popular. Supo de ello el papa Gregorio IX y sabiendo que el pueblo quería la canonización de Domingo, mandó se trasladase su cuerpo a un sitio más honroso en alguna iglesia. Para ello envió como legado al arzobispo de Rávena.

En la Pascua de 1233 celebraron los dominicos Capítulo General en Bolonia, y durante el mismo se acordó hacer la traslación como coronamiento de la magna reunión. El Beato Jordán de Sajonia (13 de febrero), General de la Orden, autorizó el traslado, que se fijó para el Lunes de Pentecostés, 24 de mayo del mismo 1233. El día señalado, los frailes y los arzobispos de Rávena, Bolonia, Módena y Brescia se fueron al sepulcro y levantando acta de todo, abrieron la losa. Inmediatamente un olor suavísimo salió de la sepultura, siendo las reliquias del santo la causa. Aquel olor producía honda emoción en los asistentes, y quedó impregnado en las manos y ropas de todos los que tocaron las reliquias.


Cráneo de Santo Domingo.
El cuerpo del santo fue puesto en una bella arca, y la cabeza depositada en un cojín que portó el Beato Jordán en la procesión hasta la iglesia de San Nicolás, donde se veneraron expuestos hasta el 9 de junio, día en que se sepultó nuevamente en una capilla lateral de la iglesia, que pasaría a llamarse "de Santo Domingo", posteriormente a su canonización, en 1234 por el mencionado Gregorio IX. En 1267 las reliquias se depositaron en una bella arca que con el paso del tiempo ha ido embelleciéndose. En 1943 se trasladaron temporalmente para protegerlas de los bombardeos de la II Guerra Mundial. En ese momento se hizo la fotografía lateral.


Fuente:
-"Vida del glorioso Padre y Patriarca Santo Domingo de Guzmán". BEATO FRANCISCO DE POSADAS. Madrid, 1746.


A 24 de mayo además se celebra a:


Santa Afra de Brescia, mártir.
San Vicente, monje.
N. S. María Auxiliadora.
San Juan Estilita.













Y además podéis leer:

De la Invención y Traslación de reliquias en la Iglesia.
La Invención de las reliquias de San Esteban.
La Invención de Santiago Apóstol.
La Traslación de Santiago Apóstol.
La Traslación de San Gregorio Nacianceno.
La Traslación de San Phantalo.
La Traslación de los Reyes Magos.
La Traslación de Santa Juana de Lestonnac.
La Traslación de Santo Tomás de Aquino.
La Traslación de San Mateo Evangelista.
La Traslación de San Juan de Mata.
La Traslación de Santa Isabel de Hungría.

lunes, 12 de febrero de 2018

"Sin el Domingo no podemos vivir".

San Saturnino de Abitinia y compañeros mártires. 12 de febrero.

En 303, imperando Diocleciano, se emitió otro edicto de persecución contra los cristianos. En Abitinia padecieron muchos mártires, entre ellos los que hoy traigo.

Un domingo de 304, estando el sacerdote Saturnino, sus cuatro hijos y otros muchos cristianos en la celebración de la Eucaristía en casa de un fiel llamado Octavio Félix, los soldados imperiales irrumpieron en la casa y se los llevaron presos. Los dos hijos mayores del sacerdote, Saturnino y Félix, eran lectores, su hija María había consagrado su virginidad a Dios, e Hilarión era todavía un infante. Entre los otros prisioneros estaban Dativo, quien era un noble senador, Ampelio, Rogaciano, Januario, Casiano, Victoriano. En total eran 30 hombres y 19 mujeres. Dativo era quien más defendía al presbítero Saturnino y en todo momento estaba junto a él, como sus hijos.

Cuando fueron llevados ante los magistrados, confesaron a Cristo tan firmemente, que los jueces aplaudieron su coraje. Pero aún así, todos fueron encadenados y enviados a Cartago, ante el procónsul Anulino. Durante el trayecto no cesaban de cantar himnos y cánticos al Señor, alabando a Dios por permitirles ser mártires. Llegados ante el magistrado, este se dirigió a Dativo, por ser un noble. Le inquirió si había participado en "la Colecta" (el modo antiguo de referirse a la reunión de los cristianos) y quien la presidía. Dativo respondió que asistía cada domingo y que en su casa se celebraba la Eucaristía, pero calló sobre quién era el presbítero, por lo cual fue sometido al potro y al desgarramiento de los costados con garfios de hierro. Tras él, todos fueron interrogados y sometido a iguales tormentos, pero ninguno dejó ni renegó de Cristo.

Luego preguntó Anulino a Félix si había estado en "la asamblea". Félix respondió: - "Soy cristiano". "Yo no pregunté eso" – dijo el magistrado – "sino si has estado en la colecta". "¡Oh, juez ignorante!" – gritó Félix – "¿sería yo cristiano y no estaría presente? Como si la reunión del día del Señor fuera sin el cristiano, y el cristiano sin la reunión del día del Señor. ¿No sabes que uno fue hecho para el otro, y que no puede ser sin el otro?" por encararse así con el procónsul, fue salvajemente golpeado y enviado a prisión.

Entre los presos estaba Victoria, una virgen consagrada que desde niña había prometido castidad a Cristo. Aunque sus padres paganos la habían ofrecido a un noble, ella escapó de su casa, se refugió en una iglesia, donde consagró su virginidad a Dios según se acostumbraba ya en las iglesias orientales. El procónsul le preguntó cuál era su religión y la respuesta de Victoria fue "soy cristiana". Estaba allí un hermano de Victoria, llamado Fortunaciano, quien intentó declarar que la chica era loca y no sabía lo que decía, pero Victoria respondió cabalmente a las preguntas y clamó bien fuerte que nadie la había obligado a ser cristiana. Le fue preguntado si quería volver a casa con su hermano y dijo - "siendo cristiana, no reconozco a nadie como hermanos sino a los que guardan la ley de Dios". Fue enviada a un juez, que intentó convencerla con diferentes argumentos, pero ella rechazó uno tras otro.

También esta Emérito, quien al serle preguntado el por qué se reunían para la asamblea, estando prohibido, respondió: "Sin el Domingo no podemos vivir".

Anulino entonces se centró en el pequeño Hilarión, pensando que al ser un niño tan tierno, sería fácil reducirle. Pero el niño despreció las amenazas como un hombre y dijo: "soy cristiano, he estado en la colecta, y fue de mi propia elección, sin ninguna coacción". Le dijo Anulino: - "Te cortaré la nariz y las orejas". "Podrías hacerlo, pero yo aún sería cristiano". Entonces el procónsul mandó fuera llevado a la cárcel e Hilarión gritó: - "¡Gracias a Dios!"

Y así se cortan las Actas, sin que sepamos el tipo de martirio que padecieron. Una mano con más piedad que respeto por la historia añadió siglos después muchos nombres y terminó las Actas con estas palabras: "Estos benditos mártires, desprovistos de todo alimento para sus cuerpos, uno por uno y gradualmente, emigraron al reino celestial con la palma de la victoria, sosteniéndolos nuestro Señor Jesucristo, que con el Padre reina a través de los siglos. Amén."



En 404 estas Actas fueron un documento esencial para combatir a los donatistas, pues ellas dejan claro que ni por la persecución los cristianos dejaban de asistir a los Oficios Divinos. En 406, en su obra "Contra Cresconio" San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental) da testimonio de su culto en las iglesias de África, señalando su día de memoria a 12 de febrero. De él lo toma Usuardo para introducirlos en el Martirologio Romano.

Ocasionalmente son mencionados entre los llamados "Mártires de la Eucaristía". por ello, el 29 de mayo de 2005, en la Clausura del Congreso Eucarístico de Bari, el papa Benedicto XVI se refirió a estos santos mártires, tan antiguos y tan actuales:
"Sobre la experiencia de los mártires de Abitina debemos reflexionar también nosotros, cristianos del siglo XXI. Ni siquiera para nosotros es fácil vivir como cristianos, aunque no existan esas prohibiciones del emperador. Pero, desde un punto de vista espiritual, el mundo en el que vivimos, marcado a menudo por el consumismo desenfrenado, por la indiferencia religiosa y por un secularismo cerrado a la trascendencia, puede parecer un desierto no menos inhóspito que aquel 'inmenso y terrible' (Dt 8, 15) del que nos ha hablado la primera lectura, tomada del libro del Deuteronomio".


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 12 de febrero además se celebra a
Santa Humbelina de Jully, abadesa.
San Melecio de Antioquía, obispo.

jueves, 1 de febrero de 2018

Del santo receptor del escapulario dominico.

Beato Reginaldo de Orleáns, presbítero dominico. 1, 12 y 17 de febrero.

Sobre este pilar de la Orden de Predicadores se desconoce todo acerca de su origen e infancia, salvo que nació en la ciudad francesa de Orleáns. Se graduó con honores de Derecho en la Universidad, y en la misma Universidad ganó una oposición para profesor. En 1212 fue nombrado canónigo de Saint-Aignan y nombrado Decano del mismo cabildo. Era este un puesto codiciado, por los pingües beneficios que reportaba a su poseedor, y solo nobles o incluso reyes franceses accedían a él. Esta circunstancia nos aclara que Reginaldo o bien era noble o estaba muy bien emparentado con algún noble o poderoso arzobispo. 

Fue Reginaldo acogido con frialdad por los otros canónigos, acostumbrados ya a que sus Decanos estuvieran ahí por privilegios y no por devoción ni rectitud de vida. Sin embargo, al poco tiempo comprobaron la piedad, caridad, mansedumbre y sencillez del Decano. Su obispo Manasés de Seignelay, vio los cielos abiertos con tal santo Decano y entabló una fuerte amistad con Reginaldo. Juntos planearon visitar los Santos Lugares para vivir más cerca a Cristo, siendo que en el caso de nuestro Beato, lo que buscaba era luz a su inquietud: como hacer una vida más estrecha, mortificada y apostólica al mismo tiempo. Llegados a Roma, ocurrió que Reginaldo contó a un cardenal su inquietud y este le habló del glorioso Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre "in Soriano"), quien estaba fundado una Orden de varones apostólicos y quien se hallaba, precisamente, en Roma. Entrevistáronse ambos y Reginaldo quedó contentísimo del proyecto evangelizador del santo Patriarca, y le pidió le admitiera en la Orden. Domingo vio grandes prendas en Reginaldo y aceptó, aunque dejando para más tarde la admisión formal.

Pensaba Reginaldo continuar viaje a Tierra Santa, cuando cayó enfermo de unas fiebres malignas. Entonces Santo Domingo oró a Dios para que le sanara, y ocurrió este milagro: Estando Reginaldo postrado, se le apareció la Santísima Virgen María acompañada de Santa Cecilia (22 de noviembre) y Santa Catalina (25 de noviembre). La Madre de Dios ungió a Reginaldo con un ungüento que portaba Santa Cecilia, y le dijo al ungirle los pies: "Unjo tus pies para que corran predicando el evangelio de la paz". Luego, tomando un escapulario blanco que Santa Catalina traía en sus manos, le dijo Nuestra Señora: "He aquí el hábito de tu Orden". La visión desapareció, y Reginaldo quedó sano, y jamás enfermó sino hasta su muerte. Esta visión también había sido recibida por Santo Domingo, quien a los tres días impuso a sus religiosos el escapulario blanco sobre la túnica canonical que todos vestían, quitándoles el roquete. Entre estos religiosos estaban San Jacinto de Polonia (17 de agosto) y su hermano San Ceslao (15 de julio). Esta leyenda hizo que la Santísima Virgen fuera graciosamente llamada "la Ropera de la Orden".

Profesó Reginaldo en la Orden de Predicadores y continuó su viaje a Tierra Santa con el obispo Manasés, donde veneraron todas las Reliquias Santas. Tres años permaneció allí Reginaldo, predicando la Palabra de Cristo. Cuando regresó a Europa, lo hizo por Sicilia, donde fundó un convento dominico en en Agosta, Siracusa. Dícese que teniendo los religiosos poca sombra en el patio, el beato plantó el bastón que Domingo le había dado y al otro día había allí un ciprés. Que tampoco es que diera mucha sombra, todo sea dicho.

En 1218 ya está de nuevo en Roma Reginaldo, y el santo fundador lo envió de prior a Bolonia, donde llegó el mismo año. El convento de Bolonia era pobre y muy austero. Un día en el que los religiosos no tenían que comer, Reginaldo hizo una oración y aparecieron dos ángeles con cestos de pan para los pobres frailes. El Beato Jordán de Sajonia (13 de febrero), que conoció a Reginaldo, habla de él con gran admiración: "Desde que llegó comenzó a darse a la predicación, y su elocuencia era como llama de fuego, que inflamaba los corazones, hasta el punto de no hallar uno que, oyéndole, no quedara cautivo. Toda Bolonia hervía, cual si un nuevo Elías se hubiera levantado". Y ciertamente, el don de oratoria de Reginaldo hizo que muchos se convirtieran, dejando la vida de pecado o molicie para servir a Cristo con firmeza. Entre ellos un catedrático apellidado Moneta, quien se vanagloriaba de no caer bajo el "embrujo" de la predicación de Reginaldo. Hasta un día en que no tuvo más remedio que acompañar a sus alumnos a uno de los concurridos sermones del beato en la catedral. Apenas oyó las primeras palabras, Moneta cayó arrepentido de sus pecados, y no solo eso, sino que hizo voto de ser fraile predicador. El mismo Reginaldo le daría el hábito al año siguiente. En Bolonia también conoció a quien sería la primera monja dominica, la Beata Diana de Andallo (9 y 10 de junio).

Tuvo, además, Reginaldo, don de conciencias, lo cual aprovechó para encaminar a algunos religiosos tibios o que caían en pecados. Igualmente tuvo poder sobre el demonio, liberando a más de un fraile de sus insidias y tentaciones contra los votos religiosos.

La "vestición".
En 1219 le envió Santo Domingo a París, para que allí también diera fruto su palabra encendida. Solo vivió allí 6 meses, durante los cuales predicó incansablemente, convirtiendo a muchos. A inicios de 1220 Reginaldo se sintió morir y al ofrecerle los Sacramentos dijo: "No temo la muerte; antes bien la espero con alegría. María, la Madre de misericordia, vendrá a salvarme. Aunque ella se dignó ungirme en Roma con óleo del cielo, no me niego a recibir la santa unción de la Iglesia: la quiero y la pido". Le tendieron en el suelo, sobre ceniza, según la piadosa costumbre monástica, y allí expiró dulcemente, a inicios de febrero de 1220. Ese mismo día un viejo y santo religioso tuvo una visión que no entendió sino a los años: vio una fuente que se secaba y como del mismo sitio brotaban dos fuentes. Y es que el día 12 del mismo mes de febrero profesaban los Beatos Jordán de Sajonia y Enrique de Colonia (15 de febrero).

Fue sepultado Reginaldo en el priorato de Nuestra Señora de los Campos, pues no tenían los frailes cementerio en su convento, y nunca se le trasladó de allí. Numerosos milagros ocurrieron en su sepultura, lo cual hizo que su culto se extendiera. En el siglo XVII la Beata María de la Encarnación (18 de abril) establece allí a las carmelitas descalzas, quienes continuaron el culto del beato. Por esas mismas fechas se abrió el sepulcro y se halló incorrupto al Beato Reginaldo. El cuerpo fue trasladado a un lugar más digno y expuesto. Allí estuvo hasta 1790, cuando fue profanado y destruido el santo cuerpo, en la vorágine de la Revolución Francesa. 

El Beato Pío IX (7 de febrero) beatificó a Reginaldo en 1875. Su memoria se estableció a 17 de febrero, pasando luego al 12 de febrero y finalmente al 1 del mismo mes.


Fuente:
-"Santos, Bienaventurados, Venerables de la Orden de los Predicadores". Volumen Primero. FR. PAULINO ALVAREZ. O.P. Almería, 1919.


A 1 de febrero además se celebra a






viernes, 8 de septiembre de 2017

Del rosario y su caballero.

Beato Alain de la Roche, presbítero dominico. 8 de septiembre.

Nació en Plouër-sur-Rance, sobre 1428. No se sabe nada de su infancia y juventud, salvo que tomó el hábito dominico en Dinan, sobre 1450. La vida religiosa no le satisfacía del todo (la santidad no es cosa de mediocres) y pasó una crisis espiritual. La venció con oración y penitencia, y buscando otros aires, se trasladó a los Países Bajos, donde los conventos de la Orden de Predicadores florecían en vida observante. Fue predicador itinerante en Como buen religioso dominico, Alain era devotísimo de la Santísima Virgen, y siempre andaba con el "Ave María" en el corazón, "esta oración continuamente venía a sus labios en sus predicaciones, en sus conversaciones privadas, en sus viajes y en su trabajo", testificará uno de sus novicios. Y en relación a la Madre de Dios es la mayor gloria del Beato Alain, que fue la promoción del rezo del Rosario.

Sobre el Rosario mucho se ha dicho, y es poco aún, siendo una oración tan importante en la vida de la Iglesia. Comúnmente, y con cierta simpleza, se dice que Nuestra Señora se le apareció a Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias, y 15 de septiembre "santo Domingo in Soriano") y le dio el rosario, enseñándole como rezarlo. Pero la historia nos demuestra otra cosa: Brevemente, el origen del rosario está en la costumbre monacal de rezar los 150 salmos cada día; los monjes legos, que no sabían leer, o se aprendían los salmos de memoria, o los sustituían por 150 padrenuestros. Hay que notar que este orar repetitivo entronca perfectamente con la tradición judía de repetir palabras insistentemente (lo que hoy se llama "mantra", como si se hubiera inventado ahora), como haría el mismo Cristo en su vida. En el siglo IX encontramos en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, los Padrenuestros o las Ave María. Esta costumbre se uniría a la de ofrendar las coronas de flores o rosas a las imágenes marianas, tradición proveniente de cultos pre-cristianos. Así que es totalmente cierto decir que en el siglo X ya se conocía esta devoción, por más que se conformara con el tiempo. Eso en Occidente, porque en el cristianismo oriental, en el Islam o el Budismo, igualmente existe la costumbre de orar repetitivamente usando cuentas. 

Ciertamente, cuando Santo Domingo de Guzmán comienza su obra evangelizadora y apologética ante la herejía albigense, descubrió la importancia de la devoción mariana como elemento fortalecedor de la fe cristiana y lo aprovechó en su labor misionera con excelentes frutos. Esa necesidad devocional, sumada a la facilidad del rezo, incluso para los que no sabían leer, dieron como fruto que la Orden Dominica se lanzara de lleno a la propagación de esta devoción, a la que surgirían, con el tiempo, algunas parecidas, como la corona de Santa Brígida, el rosario de las Llagas de Cristo... etc., etc. Un hito importantísimo sería la división en "misterios" del Evangelio, hecha por el cartujo Egher de Kalgar. La primera meditación de pasajes evangélicos unidos al rosario es del benedictino inglés Dominique Hélion (he aquí el origen de la leyenda sobre santo Domingo y el rosario: en otro Domingo). Ambos aportes datan de inicios del siglo XV, cuando nace nuestro Beato.

Con Alain de la Roche, la devoción tuvo un nuevo empuje. Predicando, disciplinándose, organizando procesiones y devociones públicas, poco a poco el Beato Alain hizo del rosario la oración mariana predilecta del pueblo y de la Iglesia. su obra piados principal fue la fundación de la Cofradía del Rosario, llamada en origen "Cofradía del Salterio de Jesús y María", recogiendo el origen monástico del rosario, fundada en 1470 en Douai, y en apenas un año ya tenía 50.000 miembros. Fue este el origen de la "Hermandad del Rosario", establecida hasta hoy en casi todas las iglesias dominicas. Alain, además, fue maestro en Teología, de la que se había doctorado en 1474. Tuvo cátedra en París, Lille y Douai. Y en la Orden tuvo el cargo de visitador, por lo que viajó por varios países europeos, como Polonia o Alemania. Y siempre predicando sobre el Santísimo Rosario.

La Santísima Virgen con
Domingo y Alain.
La leyenda, que no falta, nos dice que la Virgen se le apareció muchas veces, alentándole a perseverar, y que le profetizó el nacimiento de la herejía luterana, siendo el Rosario un eficaz remedio contra dicho mal. También le mostró los males que atraería para toda la Iglesia el abandonar su rezo, que ella lo tenía como preferido por sobre todos. Apariciones marianas como Lourdes o Fátima corroborarían este amor de la Santísima Virgen al Santo Rosario. 
Igualmente se cuenta que recibió la especial gracia de los desposorios místicos, en los cuales un ángel unió su mano a la de la Virgen Santísima, poniendo un anillo en sus manos. Una experiencia parecida se lee del premonstratense San Hermann José de Steinfeld (7 de abril y 24 de mayo, traslación de las reliquias), de San Roberto de Molesmes (17 de abril y 26 de enero), de San Edmundo de Canterbury (16 de noviembre), o de San Juan Eudes (19 de agosto).

En el siglo XIX se hicieron famosas las "15 promesas del rosario", que la Virgen habría dado a Alain, pero lo cierto es que solo se hallan si se entresacan y se interpretan de sus textos. Como las conocidas 12 promesas del Sagrado Corazón a Margarita de Alacoque, no existen como tal, sino que son interpretaciones posteriores.

Alain falleció en Zwolle, Holanda, el 8 de septiembre de 1475, como había profetizado y deseado, por ser el día de la Natividad de María. La Orden lo celebra como Beato aunque nunca ha sido beatificado oficialmente. El primer manual impreso de la Cofradía del Rosario, que explicaba cómo rezarlo, fue publicado en Colonia en 1476. Sus obras teológicas, cartas y textos piadosos fueron publicados por primera vez en Estocolmo, en 1498.


Fuentes:
-"Vida de los Santos para todos los días del año". AB. L. JAUD, Tours, 1950.
-"Sacro Diario Dominicano". FR. FRANCISCO VIDAL. O.P. Valencia, 1747.


A 8 de septiembre además se celebra a
San Sergio I, papa. 
La Traslación de San Adrián, mártir. 
Nuestra Señora de la Caridad.

sábado, 31 de diciembre de 2016

De Zamora a Córdoba, y luego al cielo.

Santo Domingo Jáñez, mártir. 31 de diciembre.

Sobre este santo, aunque se tienen noticias, algunas son legendarias, siendo lo más probable que en lugar de un mártir por la fe, se trate de algún soldado, del que desconocemos su fe o falta de ella, que fue asesinado por los musulmanes, y cuyo sepulcro con el tiempo se confundió con el de un mártir de la fe, comenzando así su culto.

Según su leyenda, fue natural de la ciudad de Zamora, donde comenzó la carrera militar. se destacó en su defensa de la fe frente al Islam, liberando a muchos cautivos cristianos de los musulmanes. Se hallaba Domingo en la ciudad de Simancas cuando los mahometanos invadieron dicha ciudad. Asesinaron a muchos, saquearon la ciudad e hicieron varios cautivos, entre ellos a nuestro santo. Volvieron los moros a Córdoba, adonde llevaron los esclavos. Allí reinaba Isen, el cual mandó encerrar a Domingo en una cárcel lóbrega. Dos años y medio padeció Domingo los maltratos, castigos e inducciones para que abandonara a Cristo. Su mujer, llamada Violante, le siguió a Córdoba, donde intentó rescatarle, pero no pudo. Tampoco podía pagarlo, pues el rey Ramiro III de León se había hecho con sus bienes para sufragar la campaña contra los moros.

Resignación era lo que quedaba a ambos esposos y a los demás cristianos, esperando de la misericordia de Dios, y esta les llegó en forma de martirio: el 31 de diciembre de 985, viendo los moros que no lograban rescate por los prisioneros, los degollaron a todos. Luego de la muerte del rey Ramiro, subió al trono el rey Bermudo, quien sí se interesó por los cautivos cristianos en Córdoba. Pero era tarde, ya habían sido muertos. Bermudo entonces, no queriendo poseer los bienes de Domingo, con los que habría podido salvarse, de no ser por la usurpación de su predecesor, donó las posesiones del “mártir” a la iglesia de Compostela, para que sirviese para el culto del Santo Apóstol Santiago. Violante, luego de la muerte de su marido, quedó en Córdoba, donde se dedicó a las obras de piedad. Al fallecer un año más tarde, fue sepultada en la iglesia de Santos Acisclo y Victoria.

En 1236, reconquistada la ciudad por San Fernando III (30 de mayo), las reliquias de Domingo, ya tenido como mártir de la fe, fueron trasladadas a Zamora, donde se depositaron en una ermita.


Fuente:
-"Biografía eclesiástica completa". Volumen 5. Madrid, 1853.


A 31 de diciembre además se celebra a  
San Silvestre, papa
Santa Melania "la Joven", religiosa.

viernes, 14 de octubre de 2016

Santo Domingo, el armado por Dios.

Santo Domingo "Loricato", penitente. 14 de octubre.

Nació Domingo en Cagli, en 990 y fue hijo de padres nobles y cristianos, que inescrupulosamente le encaminaron al estado eclesiástico para labrarle un futuro prometedor. Para que le dieran las órdenes, sus padres sobornaron al obispo con una hermosa capa de piel. Fue ordenado Domingo y al poco tiempo de ser sacerdote supo lo ocurrido y se horrorizó al saber que era sacerdote a causa de la simonía´, negándose a celebrar misa nunca más. Temiendo por su salvación y la de sus padres, abandonó el mundo para hacer una áspera penitencia: ya que el premio de su ordenación había sido un vestido noble, él llevaría un vestido grosero. Y tanto que lo era, pues se ciñó una coraza metálica de púas y cadenillas. Armado con aquella loriga viviría toda su vida y le ganaría el nombre de "loricato", o sea "ceñido por armadura". Se retiró a un desierto en los montes Apeninos, donde el santo varón Juan de Montefeltro y sus discípulos vivían una vida austerísima, privándose de exceso de alimento, bebida y cualquier regalo. Oraban constantemente, hacían penitencia y trabajaban para sostenerse. El silencio era solemne y perpetuo, salvo los domingos. Allí vivió purgando el pecado de sus padres nuestro santo hasta 1042, cuando pasó al monasterio de Fonte Avellane, dirigido a la sazón por el gran San Pedro Damiani (21 de febrero), bajo la regla camaldulense de San Romualdo (19 de junio).

El Damiani le aceptó admirado de aquella penitencia, y luego escribiría su biografía. Sin embargo, Damiani intentó templar sus fervores penitenciales, por saber de falsos penitentes que comenzaban a poblar los monasterios, que buscaban más la atención del mundo que la verdadera disciplina. Sabiendo que había disciplinas que no nacían de la humildad, sino de la soberbia, la Iglesia estaba vigilante y ponía orden llamando a la obediencia, cambiando la disciplina por oración y obras de caridad. Por ejemplo, la costumbre de recitar el salterio disciplinándose con ¡15000 azotes! fue sustituida por cien años de penitencia canónica. Sin embargo, con Domingo no hubo forma de sacarle de su penitencia extrema. Podemos afirmar que si no pudo sacarle la coraza Pedro Damiani, hombre de carácter fuerte y con autoridad, es porque vio en él espíritu divino y no otras cosas. Cuentase que una ocasión en que Damiani estaba fuera, al regresar al monasterio, Domingo le confesó con lágrimas en los ojos: "He sido un hombre sensual". ¿La razón? Pues haber añadido algo de hinojo amargo al pan seco con el que se alimentaba.

Pedro Damiani le encomendó ser superior del monasterio del Monte Vicinio, cargo que aceptó solo por obediencia, aunque poco mandó, pues su única acción era la oración y la penitencia. Murió el 11 de octubre de 1060, mientras cantaba con sus hermanos monjes la hora canónica de Prima. 


Fuente: 
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.


A 14 de octubre además se celebra 
Santa Angadrême de Beauvais, abadesa.
San Calixto I, papa.

domingo, 9 de octubre de 2016

San Luis Bertrán, protector de los desvalidos.

San Luis Bertrán, presbítero dominico. 9 de octubre.


Pila bautismal de los santos.
La tradición dice que los ahí bautizados
no morirán por accidente.
Infancia y juventud.
Nació en Valencia el 1 de enero de 1576, en una casa junto a la iglesia de San Esteban, en la que fue bautizado a los pocos días, y en la misma pila bautismal en la que lo fue San Vicente Ferrer (5 de abril y segundo Lunes de Pascua), pariente suyo por parte de madre. Cuando pequeño y lloraba, solo tenía consuelo cuando le llevaban a las iglesias y veía las imágenes y sobre todo a Nuestra Señora. A los 15 años eligió por confesor a Fray Ambrosio de Jesús, un religioso mínimo, que le encaminó en la oración, la penitencia sin descuidar el estudio. Sobre esta edad recibió la primera comunión. A los 16 años se escapó de su casa para peregrinar a Santiago, pero su familia le alcanzó en Bunyol, obligándole a regresar. Su padre le permitió ser clérigo, y Luis se dedicó a servir en el Hospital de la Ciudad, sirviendo a los pobres día y noche. Para poder comulgar frecuentemente ideó la estratagema de ir a diferentes iglesias y así comulgar sin llamar la atención por la frecuencia. Pero su confesor le regañó por actuar con doblez y no lo hizo más.

Religioso dominico.
A los 17 años determinó tomar el hábito dominico, pero sus padres se opusieron por su débil salud. Entristeció el joven que, de vez en cuando, se escondía en una capilla del claustro para ver a los religiosos, oír sus cantos y en ocasiones escuchar las pláticas del maestro de novicios. Finalmente, viendo sus padres la melancolía de Luis, le dieron su bendición para ser fraile. Tomó el hábito el 26 de agosto de 1544, pero aún así tuvo que defender su vocación dominica ante su padre, que le quería pasar a la Orden Jerónima, mucho menos austera. Luego ocurrió que el demonio tentó a un seglar prominente que soltó un chismorreo acerca de Luis, por lo que el prior determinó quitarle el hábito y mandarlo a su casa, pero Luis clamó al cielo y el mentiroso se desdijo y Luis pudo profesar el 27 de agosto de 1545.

Fue ejemplar religioso, muy penitente, austerísimo aún en el trato y las conversaciones, pues jamás dijo alguna palabra para provocar risa o gracia. Se disciplinaba siempre que le permitían, y tanto que la sangre salpicaba las paredes, y llevaba varios cilicios. Siempre llevaba los ojos bajos, las manos recogidas y el pensamiento puesto en Dios, quiso dejar el estudio y ser solo un Hermano Lego porque decía que el estudio le distraía de la contemplación, pero no se lo permitieron y con los años confesó que eso era tentación del demonio. E hizo bien, porque fue un docto religioso, muy versado en la Escritura y la doctrina de Santo Tomás de Aquino (7 de marzo y 28 de enero, traslación de las reliquias). Fue ordenado presbítero en 1547 por Santo Tomás de Villanueva (22 de septiembre y 10 de octubre) y fue destinado al convento de Santa Cruz de Lombay. Allí tuvo una revelación de que su padre moría, y partió a Valencia antes que llegara el mensajero con la noticia y ayudó a bien morir a su padre. Sufrió purgatorio muy doloroso, según supo Luis por gracia de Dios, viendo los tormentos que padecía: era arrojado de una torre, le molían los huesos, le apuñalaban, etc., así durante ocho años durante los cuales el santo ofreció la misa, se disciplinó duramente hasta que le vio subir a la gloria.

Maestro de novicios.
En 1549, con 23 años de edad fue nombrado Maestro de novicios, oficio que ejerció con gran ejemplo para sus religiosos, aunque conocida es su severidad y aspereza para con los nuevos religiosos. Pero si les disciplinaba, luego lo hacía él el doble. Conocido es que aunque les animaba a perseverar, al mismo tiempo les quitaba el hábito a la primera que no mostraban juicio u observancia religiosa. Siempre que echaba a uno preguntaba a los demás quien quería volver al mundo. Con solo mirarles, atinaba si tenían devoción o la fingían, y les echaba. No soportaba a los mentirosos, los holgazanes o los escrupulosos, a todos les echaba. Quería novicios y religiosos santos y sabios, por lo que insistía en la claridad de mente, la inteligencia y la perseverancia en el estudio para ser un buen hijo de Santo Domingo; eso para los que serían presbíteros, a la par que a los novicios que iban para Legos, les daba algún libro piadoso o las Constituciones de la Orden, diciendo que con eso les bastaba, para preservarles su sencillez y simpleza. Quiso estudiar en el célebre convento salmantino de San Esteban de los dominicos, para tener título universitario, pero su prior, Fray Micón le hizo desestimar aquello como algo no necesario para formar novicios. Insistió, pero un fraile de la Orden le dijo no era la voluntad de Dios, sino que se complacía en que formase a los novicios.

En 1557 se destacó como predicador y auxilio de los pobres durante una epidemia en Valencia. Se prodigó socorriendo, enterrando difuntos, repartiendo pan y limosnas, predicando y celebrando devociones y haciendo penitencia pública. En su mismo convento murieron 22 frailes, entre ellos el prior, Fray Miguel de Santo Domingo, que no se había reservado en los actos de caridad. Dios le reveló a Luis que había entrado en el cielo por su gran caridad. A una mujer cuyo hijo le pidió el demonio en forma de fraile para "hacerle santo", Luis le contó la verdad: era un diablo que le quería arrebatar a su hijo. En 1560, terminada la peste, atracó en Valencia una flota de moros para tratar el rescate de los cautivos cristianos que poseían. San Luis dijo a sus novicios: "¿Cómo se puede sufrir que los enemigos de Jesucristo, se paseen por esta ciudad, y se gloríen de pasar entre cristianos? A nosotros toca, hermanos, terminar este negocio. Arrodillémonos todos y vueltos hacía la mar digamos con devoción contra los moros el salmo que compuso el santo rey David contra los enemigos del pueblo de Dios". Y una vez que se hizo el cambio, y los moros emprendieron viaje una tormenta los echó a fondo.

Ese mismo año al parecer recibe una carta de la Madre Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto, la Trasverberación) en la que, la santa le consulta su intención de fundar un convento más austero y sencillo, donde servir a Dios. Y digo “al parecer”, porque dicha carta no se conserva, pero sí que se conoce la respuesta que habría dirigido a la Santa: "Madre Teresa, recibí vuestra carta, y porque el negocio sobre que pedís mi parecer, es tan en servicio del Señor, he querido primero encomendárselo en mis pobres oraciones y sacrificios, y esto ha sido la causa de haber tardado en responderos. Ahora os digo en nombre del mismo Señor, que os animéis para tan grande empresa, que Él os ayudará y favorecerá: y de su parte os certifico que no pasarán cincuenta años que vuestra Religión no sea una de las más ilustres en la Iglesia de Dios". Personalmente tengo dudas sobre su autenticidad, sobre todo porque en 1560, la Santa Madre no pensaba ni por asomo ni reformar la Orden del Carmen, ni mucho menos fundar una Orden nueva.


San Luis bautiza a un indito.
Apóstol de Indias.
Pasaron por Valencia dos frailes, misioneros en Indias, y contaron a los religiosos la falta que hacían apóstoles de Cristo en Nueva Granada (la actual Colombia y Venezuela) y Luis enseguida supo que Dios le quería para ello, aunque fuera para morir comido por los infieles, como muchos creían que pasaba. El deseo de salvar almas creció en él con gran ímpetu, y el primer Sábado de Cuaresma de 1562 salió de Valencia con otros religiosos rumbo al Nuevo Mundo. Llegaron el 28 de septiembre del mismo año y apenas desembarcar, un indio corrió hacia él para que bautizase a su hijo que se moría y quería que se salvase. Habitó en el convento de San José que los dominicos habían fundado en Cartagena de Indias y desde allí misionó en Cipacoa, Sierra de Santa Marta, Tubara, Tuneara, Tenerife, Mompoix y Pelvato. Predicaba constantemente y tuvo Dios de lenguas, pues los indios le entendían en su propia lengua, obrando muchas conversiones. A pesar del clima, los trabajos, el hambre…, nunca abandonó sus penitencias, ayunos y horas de contemplación. Amansaba a las fieras que se cruzaba en la selva solo con hacer la señal de la cruz. Famosas fueron sus predicaciones de Cuaresma y Semana Santa en Cartagena, donde convertía, reconciliaba y denunciaba a los que maltrataban a los indios.

En Tubara convirtió a los indios y desterró a un demonio que les asustaba para que no se adhirieran a Cristo. Un indio polígamo que reprendió le lanzó una saeta, que cayó a los pies del santo como detenida por un escudo invisible. A otro que había sido sacerdote de los dioses, le libró del demonio y le ayudó a bien morir luego que la Virgen del Rosario le advirtiera del peligro al que estaba sometido el indio. Los indios, testigos de su éxtasis, le veneraban en vida y escuchaban hasta sus más sencillas palabras como si vinieran del cielo. Y es que a su ejemplo sumaba los portentos: atraer o alejar la lluvia, cruzar rezando el rosario él y sus compañeros el río Cinoga, que estaba crecido y salir ilesos. Se le vio predicando y a su lado asistiéndole aparecían San Ambrosio (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal) y Santo Tomás de Aquino. Otro día mientras se disciplinaba abrazó un árbol y al separarse dejó impresa la huella de una cruz, que convirtió a muchos. Por la conversión de los indios ofrecía la penitencia de quitarse la camisa por las noches, dejando que le picaran los mosquitos, a los que decía: "Hermanos mosquitos, ya habéis comido suficiente, dejad sitio a vuestros compañeros".

También tuvo enemigos, como aquel indio que le dio a beber un veneno y que el santo lo tragó sin sucederle nada, salvo que al cabo de cinco días vomitó algunas culebras pequeñas. También, por su protección a los indios, un español apuntó su arcabuz para dispararle y el cañón de este se transformó en un crucifijo. Y a su iconografía han pasado estos milagros.

De nuevo España.
Su pelea con los encomenderos y su defensa por los indios (en ocasiones se los sacaban de la iglesia para que fueran a trabajar) melló su firmeza y en 1569 regresó a España. Volvió a Valencia como un fraile más y de allí le destinaron en 1570 al convento de San Onofre como prior. En 1575 regresó a Valencia como prior, continuando dando ejemplo a los religiosos. En una ocasión, se fue a la celda que había sido de San Vicente Ferrer y ante su imagen se desahogó: "Padre San Vicente, me me han hecho prior de esta casa, habiendo en ella personas muy dignas. Yo renuncio el Priorato en vuestras manos. Sed vos el prior, mandad y regid a vuestro modo, que yo seré subprior y gobernaré según vuestras órdenes". Y quiso besar las plantas del santo, cuando la imagen de San Vicente se animó y doblándose, le abrazó.

Fue amigo del franciscano Beato Nicolás Factor (18 de agosto), el cual durante un éxtasis en público exclamó: "Yo no soy santo, pero Fray Luis Bertrán sí". Y aquí que ocurrió que a los pocos días, cuando Luis predicaba en la catedral de Valencia enseñó a los fieles que no todos los arrobamientos eran divinos, algunos entendieron que hablaba mal de Nicolás, juzgándole por falso místico. Ambos amigos pusieron rápidamente fin al malentendido. Se cuenta que el 29 de septiembre de 1579, al salir de maitines se le aparecieron los Santos Padres San Francisco (4 de octubre; 17 de septiembre, la Impresión de las Llagas, y 25 de mayo, traslación de las reliquias) y Santo Domingo (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre "in Soriano"), que le bendijeron y le consolaron en sus pesares, enfermedades y tentaciones del demonio. Porque mucho le atacó el maligno, apareciéndosele en forma de perro que le impedía llegarse al agua bendita a persignarse.

En 1581 los achaques se le arreciaron, perdió visión, agudeza, oído, teniendo que suspender algunas predicaciones que ya tenía concertadas. A finales de verano tuvo que guardar cama, y le administraron el viático, estando presente el Arzobispo de Valencia, San Juan de Ribera (14 de enero). Profesó su fe católica, pidió el auxilio de la Virgen del Rosario y sus santos dominicos y franciscanos. Comulgó con ardor y luego tuvo una leve mejoría. Gustaba de las visitas de los demás religiosos, a los que pedía perdón y besaba las manos, a la par que impedía besaran las suyas, huyendo de reverencia alguna. Un religioso que pretendió tomarle las manos, le quitó las sábanas y vio que tenía bajo la espalda un ladrillo. Le preguntó que era aquello, estando tan mal de salud. "Hermano mío, ya se acerca la jornada y es menester mucho para ir al cielo. Mas, mire que le conjuro que no de parte de esto a persona del mundo", fue la respuesta.

San Juan de Ribera le llevó consigo a Godella, donde tenía una casa de descanso, y allí le servía de su mano, le complacía y entretenía. Volvió a Valencia cuando agravó y fue hospitalizado en el Hospital de los Clérigos, y luego a su convento, al ser previsible su muerte. El 6 de octubre reveló que moriría en cuatro días. El día 9 un franciscano que no alcanzó a conocerle, le vio por revelación siendo protegido por Santo Domingo, Santo Tomás de Aquino y San Pedro Mártir (6, 29 y 30, en Canarias, de abril, y 4 de junio, traslación de las reliquias). A las 10 de la mañana del 9 de octubre dijo al arzobispo: "Despídame, que ya me muero", pidió a los religiosos rezasen por él las típicas oraciones de la Orden por sus difuntos y expiró suavemente, al tiempo que se vio una luz sobrenatural sobre él, y un olor suavísimo emanó de su cuerpo. 9 de octubre de 1581. Varios días duraron los funerales, durante los cuales el pueblo acudió en masa para venerarle y llevarse, como no, reliquias de su hábito o tocar objetos a su cuerpo. Llegó la histeria a tanto que al ir a enterrarle, fue necesario apartar con antorchas a la multitud que le arrancaba el hábito. Y aún así algunos prefirieron les quemaran las manos, quedando el cuerpo casi desnudo. Esa noche cuatro religiosos bajaron a la cripta y le vistieron decentemente, hallándole flexible y emanando un leve resplandor.

En 1582 se exhumó el cuerpo y fue hallado incorrupto, fue sepultado de nuevo y junto a él se pusieron los huesos de sus padres, enterrados en la iglesia de San Juan del Mercado. En esta ocasión Felipe II se procuró un escapulario hecho con el escapulario del santo fraile, para protección de su hijo mayor. En 1585 se inició el proceso de canonización, impulsado por el arzobispo Ribera. El papa Pablo V le beatificó el 19 de julio de 1608, y el 18 de noviembre del mismo año la Ciudad de Valencia le nombró patrono de la misma. Alejandro VII le nombró santo patrono del Nuevo Reino de Granada. Clemente X le canonizó el 12 de abril de 1671. Su cuerpo fue profanado y desapareció durante la persecusión religiosa en España luego de 1936, aunque algunas reliquias se conservan en la catedral valenciana. 

En Cuba se le considera protector de los niños, especialmente contra "el mal de ojos", siendo costumbre que su oración sea puesta bajo las sábanas de los infantes.


Fuentes:
-"Santos, Bienaventurados, Venerables de la Orden de los Predicadores". Volumen Primero. FR. PAULINO ALVAREZ. O.P. Almería, 1919.
-"Sacro Diario Dominicano". FR. FRANCISCO VIDAL. O.P. Valencia, 1747.
-"Compendio histórico de las vidas de los Santos canonizados y beatificados del Sagrado Orden de Predicadores". FR. MANUEL AMADO. O.P. Madrid, 1829.


A 9 de octubre además se celebra a 
Santa Publia, abadesa
Santos Andrónico y Anastasia, esposos y monjes.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...