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viernes, 18 de junio de 2021

Del crimen más terrible del santoral.

Santa María Dolorosa de Brabante, “la Miserable”, virgen y mártir. 18 de junio. 

Fue María una piadosa joven que vivía en Woluwe-Saint-Lambert, un pueblo cerca de Bruselas, a finales del siglo XIII. Su devoción y profunda vida espiritual la llevaron a ser eremita junto a la iglesia de Stockel, dedicada a Nuestra Señora de los Dolores, por la cual María tomaría el apellido religioso de “Dolorosa”. Vivía en oración, trabajo, pedía limosna para ella y para los pobres, y daba consejos espirituales o de cualquier índole a los lugareños. Y esto a pesar de ser muy joven se le daba bien. Era muy querida y tenida por santa por los habitantes de la región. 

En 1290 se encaprichó de ella un joven, que comenzó a acosarla, llevado de sus bajas pasiones. La seguía, le hacía ofrecimientos de riquezas, la amenazaba, le hacía proposiciones indecentes... y nada hacía doblegar a la pobre ermitaña. Entonces, cegado de ira por no ser aceptado, tomó una valiosa copa de plata que le pertenecía y la escondió en la bolsa de las limosnas de la muchacha. Acto seguido, fue al magistrado de la ciudad y la acusó de haberle robado la copa. Además, la acusó de haberle recitado un hechizo para que no pudiera dejar de pensar en ella de día o de noche. 

María pidió a sus padres la defendieran, pero estos eran solo pobres campesinos y nada pudieron hacer. Fue arrestada y llevada ante el juez, y al ser preguntada por la copa hallada en su bolsa, respondió que no la había puesto ella, ni sabía cómo había llegado ahí. El juez, quien sabe si sobornado por el joven malvado, no le creyó y la condenó a muerte por robo y hechicería. Además, de un modo tremendamente cruel, como veremos.  

Antes de su muerte, tuvo María permiso para visitar la iglesia en la que había vivido, y allí rezó por su alma y por sus perseguidores. Acto seguido la sacaron fuera del poblado, cavaron una fosa en su presencia, la arrojaron viva allí, y acto seguido el verdugo clavó una estaca en su pecho al tiempo que decía tristemente "¡Reza por mí, María!". Luego, estando aún viva, cubrió la fosa con tierra. Os podéis maginar el dolor de los padres, allí presentes, y la agonía de la inocente joven. Ciertamente parece demasiada pena para tales delitos, más aún sin prueba alguna. Este tormento ciertamente se empleó al menos hasta el siglo XVIII, pero para criminales confesos, y no en toda Europa. Por su parte, la estaca remite al temor de que el fallecido volviera a la vida para atormentar a los vivos. En ciertas partes de Europa se realizaba aún en el siglo XIX. Pero esta acción siempre estaba relacionada con brujería o vampirismo, no se le hacía a simples ladrones como, según sus enemigos, habría sido la santa. Creo que la historia que nos ha llegado le faltan detalles que expliquen (no que justifiquen) esta horrenda muerte.

En cuanto al malvado joven, al pasar unos cuantos años y vivir atormentado por la culpa, confesó que lo había inventado todo, quedando limpia la memoria de la inocente María. Ella fue sacada de su fosa y trasladada a su iglesia parroquial. Este crimen le valió ser tenida como una santa mártir y ser venerada por toda la comarca y más allá. En 1363 se construyó una iglesia en su memoria, aún existente, llamada “de Santa María la Miserable”. El papa Urbano V concedió numerosas indulgencias a quienes veneraran sus reliquias, lo cual habla de una aceptación del culto popular tributado desde antiguo. 

Fuente:
-Vidas de los Santos. Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 18 de junio además se celebra a:






 


 

viernes, 30 de abril de 2021

El Santo Niño Mueve Corazones.

El Santo Niño Mueve Corazones. 30 de abril. 

La Infancia de Cristo es una de las devociones más extendidas entre los fieles, pero en el México de la primera mitad del siglo XX se volvió una de las más populares creando advocaciones diferentes, basándose en la necesidades de los devotos, o la espiritualidad de los institutos religiosos que las difundían. De esta manera, no se hace raro escuchar nombres como: El Santo Niño Limosnerito, Niño Doctor, de la Azucena, etc.

Una de esas imágenes de Cristo Niño basado en la espiritualidad de un instituto religioso, es el Santo Niño Mueve Corazones que se venera en el Santuario de Nuestra Señora de Loreto, en el Centro Histórico de la Ciudad de México. En 1909, llega a México la Congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones de Jesús y de María y de la Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento del Altar, o Misioneros de Picpus. Al poco tiempo de su llegada a la capital del país, el 15 de junio del mismo año, el Arzobispado de México les entregó el Santuario de Loreto donde desplegarán su apostolado, dado que la zona es de un aspecto popular. Los Padres de los Sagrados Corazones se harán querer por todo el vecindario, además que eran conocidos por ser excelentes guías espirituales; su fama hará que la más alta sociedad de la época se convierta en sus benefactores, que se tradujo en obras votivas que adornaran su Iglesia, siendo una de las más activas y concurridas en la ciudad.

Después de los tormentosos años de la Persecución Cristera, en la cual, el México católico acentuó con mayor interés el culto al Sagrado Corazón de Jesús, los padres misioneros de Loreto idearon poner una imagen de Cristo en su inocencia infantil que reflejara esa piedad sacrocorde tan propia de su familia religiosa, a la veneración pública, invitando a la conversión de los fieles. Será un sacerdote de la comunidad, de origen español, que en 1935 contratará a Nicolás Vidargas e hijos, escultores de origen guanajuatense, recién llegados a la ciudad, la hechura de la imagen que tenían en mente. 

Hay una pía leyenda dice, que el mismo Niño Jesús se le apareció al escultor para que hiciera bien la imagen, prometiéndole, que no podrían hacer réplicas igual de bellas que la original. Y en efecto ninguna réplica es tan bella como Él. Es este relato poético el que le dio fama, pues muchos expertos aseguran que los artistas que han intentado reproducir la imagen no tienen problema alguno al esculpir el cuerpo, pero cuando llega el momento de reproducir su rostro se dan cuenta de por más que lo intentan no pueden hacerlo. Lo cierto es que los Vidargas eran unos excelentes escultores y uno de ellos, que le ofrecieron hacer imágenes para unos hacendados, respondió: "¿cómo voy a tallar una imagen para que vaya a estar de adorno en la casa de algún rico?, no hago esas cosas, hago imágenes para las iglesias, para que la gente vaya a rezarles". Tal era su piedad que se tradujo en las magníficas tallas religiosas que salieron de sus manos, motivando la devoción entre los fieles.

Para la imagen del Niño Mueve Corazones, es incierto en qué fuente gráfica se basó para modelar la talla según la idea de los religiosos, algunos suponen, dado las características de la escultura, se inspiraron en la imagen del Niño Jesús que tiene la Virgen, en la pintura de Nuestra Señora de la Luz de León, pues los Vidargas eran originarios de esa ciudad. Los religiosos al ver la escultura en el taller quedaron paralizados y lo único que se pudo decir mientras contemplaban la imagen, fue: “en efecto, mueve corazones” y así fue llamado en adelante porque se dice, que quien miraba su rostro se enamoraba de él, al punto de dejar sus pecados. La imagen fue entronizada en el Santuario de Loreto en 1936, ubicándose en la antigua Capilla de la Santa Casa, hoy del Señor del Trabajo. Es gracias al Padre Eduardo Lozano que en el año 2004, la imagen es llevada a una capilla lobular a lado del presbiterio del templo, donde ha recibido constante veneración por parte de los fieles. Estaba en un nicho que fue el expositor de madera que pertenecía al vecino templo de Santa Teresa la Nueva y sustituido por otro de cristal y hierro.

Desde su llegada, a la imagen se le atribuyeron fenómenos milagrosos y extraordinarios, uno de ellos fue el convertir a un pecador empedernido. De ahí que se le invoque como instrumento de conversión. Otro de los milagros más famosos, sin duda alguna, fue el caso de una mujer que no podía tener hijos y deseaba con toda su alma que Dios le concediera la dicha de ser madre, y para esto consultó a una infinidad de especialistas en la materia, sin obtener resultado alguno. Después de agotar todas las alternativas disponibles, acudió al Santo Niño Mueve Corazones invocándolo con mucha fe y devoción le concediera la bendición de la maternidad, lo que sucedió al poco tiempo, quedando encinta, pero como era una mujer madura, su embarazo era de alto riesgo, y para que este llegara a feliz término, le pidió al Niño la cuidara en todo momento y su bebé naciera sano. Pasó el tiempo y la criatura nació, y en agradecimiento de todas bendiciones dadas, la feliz madre acudió al Templo de Loreto, donde se encontraba la milagrosa imagen para que su hijita diera los primeros pasos ante los ojos del Santo Niño Mueve Corazones. El hecho lo hizo protector de embarazos y de los niños, especialmente de niños enfermos de leucemia.

Durante el año, los devotos entre los que se encuentran muchos padres de familia, ofrecen a manera de exvotos, infinidad de juguetes y dulces. No falta entre ellos quien también deja fotografías de sus hijos ya sean convalecientes o difuntos. Su fiesta se celebra el día 30 de abril y el domingo siguiente, donde se hace una solemne misa y se reparte a los niños los juguetes que ha recaudado la imagen a lo largo del año. 

El culto por esta imagen del Niño Jesús, ha llegado a lugares tan distantes como Monterrey, Jalisco, Hidalgo, Oaxaca, Puebla y la Península de Yucatán, gracias a los singulares prodigios obtenidos a los fieles que han acudido a Él. En el Barrio de Tlaxcala de la ciudad de San Luis Potosí, en la Calle Eje Vial, posee un nicho con una fotografía antigua, es venerado con sencillez por los más desfavorecidos, (prostitutas, drogadictos, inmigrantes y limosneros). Los devotos del vecino Estado de México, le han erigido un Santuario en la comunidad La Joya, Villa de Guerrero, cuya festividad es una de las más grandes en la zona.

La Imagen.
El Santo Niño Mueve Corazones, como lo hemos mencionado anteriormente, posiblemente está inspirado en la Imagen de la Madre Santísima de la Luz que se venera en la Ciudad de León, Guanajuato, teniendo en cuenta que ambas devociones tiene como objetivo principal, lograr la conversión, usando el mismo símbolo iconográfico del corazón como alegoría del pasaje de la Escritura: "Yo les daré un solo corazón y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. Y quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que anden en mis estatutos, guarden mis ordenanzas y los cumplan. Entonces serán mi pueblo y yo seré su Dios" Ezequiel 11,19. 

Katia Perdigón Castañeda en su libro “Mi Niño Dios”, nos describe la imagen: "representa a Jesús Infante con rasgos europeos, tez rosada, ojos entreabiertos de color café, cejas marcadas, nariz recta, mejillas regordetas, boca cerrada que muestra una ligera sonrisa. Se encuentra erguido sobre una peana, con una pierna ligeramente adelantada y la rodilla izquierda semiflexionada. Integrada a la talla de la vestimenta, la cual consta de un vestido blanco con diseños en rosa, puños, cuellos y orilla con motivos dorados, la mano derecha muestra un corazón y con la izquierda detiene el vestido y porta un pañuelo azul con cuatro corazones. Sobre la cabeza con cabello ondulado café, tiene una aureola metálica".

La Virgen de la Luz.
La misma autora nos sugiere el significado de sus elementos iconográficos: "Es probable que se trate de una alegoría cercana al Sagrado Corazón de Jesús… y que los cinco corazones representan las cinco llagas que obtuvo Jesucristo en manos pies y costado, mientras que el pañuelo azul posiblemente se relaciona con la bondad y el agua del bautismo. Desde el punto de vista técnico es una escultura bien lograda, a pesar de su pequeñez. La naturalidad de su expresión ha hecho pensar a los devotos “que está vivo y solo le falta hablar”. Como imagen religiosa es bellísima, además que desde el primer momento a la vista, invita a la oración y a la ternura, pues tiene muy bien ganado su nombre: Mueve corazones. Además, es la imagen de mayor culto después de la Santa Patrona, la Virgen de Loreto".

Tras el sismo que sufrió la Ciudad de México en septiembre de 2017, y que dañó considerablemente al Santuario de Loreto, el Párroco Felipe Rodríguez López con la autorización de las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia trasladó solemnemente las imágenes de Nuestra Señora de Loreto y el Santo Niño Mueve Corazones al vecino templo de Santa Teresa la Nueva, al año siguiente del temblor. Fue devuelto el antiguo expositor a su lugar original en el altar mayor y ahí se depositó la imagen del Santo Niño donde sigue recibiendo a los devotos.

Tacho Juárez Herrera.


A 30 de abril además se recuerda a:

San Quirino de Neuss,
tribuno mártir.
San José B. Cottolengo
presbítero fundador.
Santa María Guyart,
viuda y ursulina.
San Eutropio,
obispo y mártir.








domingo, 7 de marzo de 2021

Por devoción a los mártires, al martirio.

Santos Eubulo y Adriano de Cesarea, mártires. 7 de marzo. 

Su martirio lo recoge Eusebio en su “Historia Eclesiástica” al relatar la persecución en Palestina llevada a cabo por Diocleciano y Maximiano entre los años 303 y 310. En esta persecución padecieron numerosos mártires, uno más esforzado que el otro. Eusebio detalla bastante la persecución y da algunos nombres y como padecieron, y con el relato de nuestros dos mártires, los únicos cuyo culto trascendió, cierra su narración. 

No sabemos de donde eran Eubulo y Adriano, naturales de Mangana, aparecieron en Cesarea de Palestina luego de unos días intensos para los cristianos, pues doce de ellos habían sido martirizados. Al llegar a la ciudad hallaron que los santos cuerpos de los mártires yacían a las afueras de la ciudad, a las expensas de las fieras. Allí debían permanecer hasta cuatro días, luego se permitía fueran enterrados. Si algún cristiano lo hacía antes (como solía ocurrir por la devoción que hacia los mártires se tenía) era inmediatamente arrestado. 

Eubulo y Adriano no se detuvieron ante aquel sacrilegio y, tomando las preciosas reliquias de los santos mártires, las enterraron piadosamente y al ser inquiridos por ello, confesaron que habían ido a la ciudad precisamente para ello, para socorrer a los cristianos. Fueron aprehendidos y llevados ante el gobernador Firmiliano. Este, hecho ya a los interrogatorios y los tormentos les hizo padecer el castigo de los garfios de hierro, que les desgarraron las pieles a nuestros santos. Así, hechos un guiñapo, arrojó a un león a Adriano en el marco de unas fiestas que se celebraban. El león no tocó al santo, que terminó siendo degollado. 

Por su parte, a Eubulo le intentó salvar el portaestandartes del gobernador. Tal vez le conocía, quien sabe. Intentó convencer a Eubulo para que sacrificara a los dioses y así salvara su vida. Eubulo, claro está, lo rechazó, y por ello, el 7 de marzo de 308 fue arrojado a las fieras en el anfiteatro, las cuales lo despedazaron y devoraron. 

Fuente:
-"Las Verdaderas actas de los Martires". Tomo III. Teodorico Ruinart. OSB. Madrid, 1776. 


A 7 de marzo además se celebra a:








sábado, 11 de agosto de 2018

De la leyenda filoménica (diseccionada).

Santa Filomena, virgen y mártir. 11 de agosto.

Hace algunos años una persona, gran conocedora de mártires cristianas, se dio a la tarea de desmenuzar la leyenda decimonónica de Santa Filomena, para publicarla en mi blog. Hoy rescato esos textos, resumiendo o actualizando algunos datos y redactando con mi propio estilo, pero aún agradeciendo el trabajo.

De Santa Filomena mucho se ha escrito y dicho, el auge, declive y resurgimiento de su devoción aún dará para mucho que escribir. Ciertamente, fue un verdadero fenómeno digno de estudio desde varios puntos de vista. Hoy en día vemos casi normal que una devoción se extienda, pero es que hoy todo se extiende pronto, se “hace viral” en unas horas, para luego esfumarse y ser olvidado. Pero el siglo XIX, cuando comenzó y se extendió la devoción a Santa Filomena era otra cosa, las comunicaciones eran más lentas, no había la vorágine de información que hay hoy y había otras (sólidas o no) devociones que le hacían competencia. Ya me gustaría tener tiempo para estudiar más a fondo este asunto. Por hoy analicemos la leyenda, transcribiéndola por tramos y examinándola. Primero, un breve recuerdo de los hechos: El cuerpo de “filomena” fue hallado en 1802 en las catacumbas de Priscila. Su leyenda fue redactada en 1832, a partir de las supuestas revelaciones de la Venerable Sor María de Jesús. Y comienza así:
"Yo soy la hija de un rey de un pequeño Estado de Grecia. Mi madre también era de sangre real."

Sin embargo, en el tiempo en que habría padecido Filomena, a finales del mandato de Diocleciano, ya no existía ningún "pequeño Estado de Grecia", pues todos los pequeños "reinos" griegos habían desaparecido. Primero por la conquista de Alejandro Magno, luego por la descomposición de Grecia en otros territorios y finalmente, por la anexión paulatina de estos reinos al Imperio romano. En tiempos de César gran parte de Grecia eran solo provincias imperiales, por lo que 400 años después, en tiempos de Diocleciano, no existía rey griego alguno.
"No pudiendo tener hijos, mis padres continuamente ofrecían sacrificios y oraciones a los falsos dioses para obtener un niño. Nosotros teníamos en nuestra familia a un doctor de Roma llamado Publius, que era cristiano. Él se compadeció de la ceguera de mis padres, y especialmente tuvo compasión de mi madre por su infertilidad. Inspirado por el Espíritu Santo, habló a mis padres de nuestra Fe, y les hizo esta promesa: 'Si queréis un niño, bautizaos y abrazad la religión de Jesucristo'. La gracia acompañó sus palabras, sus mentes fueron iluminadas y sus corazones ablandados. Aceptaron y siguieron el consejo de Publius. Fueron instruidos durante un tiempo y bautizados junto con varios de sus cortesanos. Al año siguiente -el 10 de enero para ser exacta- yo nací y fui llamada 'Lumina', porque había sido concebida y nací a la luz de la Fe, de la cual mis padres eran ahora verdaderos devotos. Cariñosamente me llamaban 'Filomena', o sea, 'Hija de la Luz', de esa luz de Cristo que habita en mi alma por la gracia que recibí en el bautismo."

Aquí la cosa tiene miga. Pasemos por alto el conocido recurso de los padres sin hijos, que conciben al convertirse o hacer alguna promesa. Es muy recurrido en las leyendas medievales, de donde, claramente, lo toma la de Filomena. Vayamos a lo importante: el nombre. Aquí, o "filomena" no sabía nada de su nombre (cosa imposible, pues está en el cielo), o el que escribió la leyenda no tenía ni idea de lo que decía: si era griega su nombre sería griego y no latino, por lo tanto, no tiene nada que ver con "filia luminis". En realidad, el nombre griego Filomena significa "que ama el canto" ("filo", amor, "menas", canto), incluso es el nombre antiguo del pajarito que mayormente conocemos por ruiseñor, pero que hasta los siglos XVI o XVII fue llamado así: filomena. No deja de tener gracia que, teniendo realmente la muchacha un nombre griego, se lo hayan latinizado. La explicación es sencilla, la leyenda recoge la teoría de los que compusieron la lápida rota, para crear el nombre "filumena". Pero el asunto de la lápida es aparte y ya lo trataré en la fiesta de la Invención de la santa. Sigue la leyenda:


"Debido a mi nacimiento muchas familias en el Reino llegaron a ser cristianas. Yo crecí en la enseñanza del Evangelio, que se grababa profundamente en mi corazón. Cuando tenía sólo cinco años, recibí por primera vez a Jesucristo en la Santa Eucaristía; y ese día, fue sembrado en mi corazón el deseo de estar unida para siempre a mi Redentor, Esposo de las vírgenes. A los once años me consagré a Él por voto solemne. Llegó el año trece de mi vida. La paz de Cristo que, hasta ese día, había reinado en la casa y en el reino de mi padre, fue perturbada por el orgulloso y poderoso emperador Diocleciano, quien, injustamente, nos declaró la guerra. Mi padre, comprendiendo que no podía enfrentarse a Diocleciano, decidió ir a Roma a hacer un pacto de paz con él. Era grande la tierna afección que mi padre tenía por mí, que no podía vivir sin tenerme a su lado. Es así que me llevó con él a Roma. Y mi madre, que no quiso dejarnos ir solos, nos acompañó.
Habiendo llegado a Roma, mi padre pidió audiencia con el Emperador, y el día señalado, quiso que mi madre y yo lo acompañaramos al palacio de los Césares. Introducidos en presencia del Emperador, mientras mi padre defendía su causa y denunciaba la injusticia de la guerra con que lo estaba amenazando, el Emperador no dejaba de mirarme. Finalmente Diocleciano, interrumpió a mi padre, y le dijo con benevolencia: 'No te angusties más. Tu ansiedad está por terminarse... consuélate. Tu tendrás toda la fuerza Imperial para tu protección y la de tu Estado, si aceptas una sola condición: darme a tu hija Filomena como esposa'. Enseguida, mis padres aceptaron su condición. Yo no dije nada, pues no convenía oponerme a mi padre frente al Emperador... pero en mi interior, dialogando con mi Esposo Jesús, estaba firmemente decidida en permanecerle fiel, a cualquier precio."

Bueno, aquí los errores son para llorar. Primero, ya vimos que Grecia era parte del Imperio hacía muchos siglos, así que Diocleciano no necesitaba declararse la guerra a sí mismo. Pero no solo eso, sino que Diocleciano ni siquiera gobernaba desde Roma, sino desde Rávena. El imperio estaba dividido en dos, y en Oriente reinaba Maximino, que residía en Constantinopla. Pero no es todo, sino que Diocleciano se había casado con la emperatriz Prisca, y era anciano en el tiempo de "filomena". Y no, no quedó viudo y quiso casarse, puesto que él murió antes que su mujer. Si Docleciano hubiera querido poseer a "filomena", lo habría hecho sin necesidad de casarse con ella. No era aceptable moralmente, pero vamos, de que pasaba, pasaba.

Y si hablamos de que "la comunión a los cinco años"… podríamos decir mucho, pues ni siquiera habría sido bautizada, menos aún aceptada a la mesa del altar. El bautismo de infantes comenzará en la iglesia posteriormente. El hecho de que San Policarpo, discípulo de Juan Evangelista fuera bautizado de niño es una excepción (por ello mismo es tan relevante, si hubiera sido común, no sería llamativo). Y continúa la leyenda:
"Muy contentos mis padres pensaron que todo estaba solucionado, pero al salir del Palacio de los Césares, con respeto, dije a mis padres que no aceptaba la proposición de Diocleciano, por más grandioso que se presentara mi futuro. Ellos trataron de convencerme de mil maneras, insistiendo sobre la suerte que tenía de llegar a ser Emperatriz de Roma. Sin vacilar ni un solo momento, yo rechacé la tentadora propuesta, diciéndoles que estaba comprometida con Jesucristo y que me había desposado con El, haciendo un voto solemne de virginidad, cuando tenía once años.
Mi padre trató de persuadirme, diciéndome que como niña e hija, yo no tenía derecho de disponer de mí misma, y usó de toda su autoridad para hacerme aceptar la propuesta. Pero mi Divino Esposo me dio la fortaleza para perseverar en mi resolución. Al ver que no cedía, mi madre recurrió a las caricias, rogándome tener piedad de mi padre, de ella, de mi país. Yo le contesté, con una firmeza que me sorprendía: 'Dios es mi padre y el Cielo es mi madre'.
Mis padres fueron incapaces de doblegarme. Frente a mi voluntad, estaban desarmados. Y lo que más les preocupaba, era que mi negación podía ser tomada por el Emperador como un mero pretexto de mala fe y la excusa de un engañador. Yo lloraba y les decía: '¿Vosotros deseáis que por amor a un hombre rompa yo la promesa que he hecho a Jesucristo? Mi virginidad le pertenece y yo ya no puedo disponer de ella.' 'Pero eres muy joven para ese tipo de compromiso', me decían, y juntaban las más terribles amenazas para hacerme aceptar la boda con el emperador.
Cuando mi padre tuvo que informar al Emperador de mi decisión, Diocleciano ordenó que fuera llevada a su presencia. Pero yo no quería ir. Cuando me vieron tan decidida en mi resolución, mis padres se arrojaron a mis pies y me imploraron aceptar y hacer lo que ellos deseaban, diciéndome: "¡Hija, ten piedad de nosotros! ¡Ten piedad de tu país y de tu reino!" Yo repliqué: 'Dios y la Virgen primero. Mi reino y mi país es el Cielo'.
Finalmente, frente a tanta presión, decidí presentarme frente al tirano, pensando que era necesario dar testimonio de Jesús. Diocleciano primero me recibió con mucha bondad y honor para hacerme acceder a sus requerimientos, y renunciar a mi decisión, pero no obtuvo nada de mí. Viéndome absolutamente firme y sin temor frente a su poder imperial, perdiendo su paciencia y toda esperanza de conseguir su deseo, comenzó a amenazarme. Pero, no pudo vencerme ya que el Espíritu de Jesús me daba fortaleza. Entonces, en un acceso de furia, bramando como un demonio, lanzó esta amenaza: 'Si tú no me tienes como amante, me tendrás como un tirano'. 'No me preocupa como amante, ni le temo como tirano', le repliqué.
El emperador, visiblemente furioso, ordenó que me encerraran en un calabozo, frío y oscuro, bajo la guardia del Palacio Imperial. Fui encadenada de pies y manos, y me daban de comer sólo pan y agua, una vez al día. Pensando que, con este régimen severo y duro, yo cambiaría de idea, Diocleciano venía diariamente a renovar su oferta y soltaba mis grilletes para que pudiese comer, y después renovaba sus ataques, que no hubiese podido resistir sin la gracia de Dios. Pero yo no estaba sola, mi celestial Esposo cuidaba de mí, y nunca cesé de encomendarme a Él y a su Purísima Madre.
Hacía treinta y seis días que vivía con este régimen, cuando la Santísima Virgen se me apareció, rodeada por la luz del Paraíso, con el Niño Jesús en sus brazos, y me habló así: 'Hija, ánimo, permanecerás tres días más en este calabozo y en la mañana del día 40 de tu cautiverio, dejarás este lugar de pesares'. Con estas palabras, yo me llené de alegría, pero entonces, la Virgen continuó hablándome: 'Cuando dejes esta celda, serás expuesta a una gran lucha de atroces tormentos por el amor de mi Hijo'.
Glorificación de la santa.
Inmediatamente me estremecí y me ví a mí misma en la angustia de muerte, pero la celestial Reina me dió coraje, diciéndome así: 'Hija mía, te quiero muchísimo, ya que llevas el nombre de mi Hijo. Te llaman Lumina, y mi Hijo es llamado Luz, Sol, Estrella; y a mí me llaman Aurora, Estrella, Luna. Yo seré tu Auxiliadora. Ahora, es la hora de la debilidad humana que te humilla, que te atemoriza, pero vendrá de lo alto la gracia de la fortaleza, la que te asistirá y tendrás a tu lado a un Ángel que te cuidará, la protección del Arcángel San Gabriel, cuyo nombre significa 'Fortaleza de Dios'. Este Arcángel fue mi protección en la tierra, y yo te lo enviaré para que te ayude, porque tú eres mi hija, la más querida hija entre todas mis hijas. Gabriel te asistirá y con él saldrás victoriosa.' Estas palabras reavivaron mi ánimo y coraje. La visión desapareció, dejando impregnado de fragancia mi prisión, y me consoló."

Esta parte, cual novela romántica del XIX, está llena de pasajes que nunca se ven en auténticas Actas martiriales. El tema de la virgen que no quiere casarse para pertenecer a Cristo aparece en casi todas las leyendas tardías de santos. Ciertamente la virginidad por el Reino forma parte del Evangelio y fue practicada por los cristianos desde siempre, en parte por el milenarismo que en parte acompañaba a la práctica de la fe cristiana. Pero esto no implica que, realmente, el matrimonio fuera visto como un obstáculo para el servicio de Cristo.

Aquí aparece una extraña devoción mariana en "filomena". Extraña para el siglo III, no para el XIX, ciertamente. Los títulos de "Aurora" o "Reina", son realmente anacrónicos y no responden a la piedad cristiana primitiva, menos aún greco-romana, pues la figura de la Madre de Dios comenzará a ser tomada en cuenta y venerada con entusiasmo en Oriente, a partir del siglo IV, y siempre como una consecuencia de la reflexión teológica en torno a la Trinidad y la Encarnación del Verbo. Por otro lado, la ausencia de apariciones marianas (o no) en las verdaderas Actas de los Mártires ya deja por tierra todo este relato. Para colmo, la Virgen también habría latinizado el nombre griego de "filomena".

El relato habla de una cárcel en el palacio imperial, cosa que es irreal. Y si fuera en otro sitio, es impensable que un emperador fuese a aquellos sitios inmundos como eran las prisiones romanas, verdaderas cloacas.
"Al cabo de este tiempo, Diocleciano empezó a ponerse nervioso esperando mi decisión; cuando pasaron los 40 días, tal como lo había anunciado la Santísima Virgen, el tirano me hizo sacar de la prisión, resolvió torturarme y amenazarme para que me retractara del voto de virginidad que había hecho a mi Esposo. Luego, en presencia de muchos de sus hombres de armas y otros oficiales del Palacio me hizo atar a una columna para ser azotada cruelmente, diciendo: 'Después que esta niña cualquiera rehusó obstinadamente a un Emperador, por amor a un malhechor, que como todos saben, fue condenado a muerte en la cruz por sus propios compatriotas, ella merece ser tratada como Él por mi justicia'. Al ver mi cuerpo ensangrentado y cubierto de heridas, y que la vida se me iba, ordenó que me llevaran de vuelta al calabozo para morir. Tirada en el suelo, y con el cuerpo ardiendo en fiebre, yo esperaba la muerte. Entonces, dos ángeles se me aparecieron, y con un aceite precioso ungieron mi cuerpo malherido y me sanaron."

Sobre lo ridículo de que un emperador castigue tanto el cuerpo que quiere poseer, no hay mucho que decir. No lo necesitaba realmente. La flagelación ciertamente era un castigo frecuente entre los romanos, pero podemos sospechar que aquí lo han añadido porque en la lápida de "filomena" aparecen (o dicen que aparecen) unos flagelos. Realmente solo en representaciones estilizadas e influidas por la versión generalizada, aparecen tales flagelos. En la lápida solo hay una raya con dos círculos en la punta que alguien interpretó como azotes. Ya lo veremos en otro artículo. Finalmente, ángeles que aparecen en la celda para sanar al mártir, pues es algo típico de las leyendas tardías sobre mártires.


"Al día siguiente, el Emperador ordenó que la doncella compareciese en su presencia; Filomena heroica y sonriente, apareció tranquila ante el tirano. Cuando el Emperador vio que habían desaparecido las huellas de los azotes, quedó pasmado. Al verla con perfecta salud y con la misma belleza que lo había obsesionado, trató de hacerle creer que debía este favor a Júpiter, su falso dios, que la había curado porque su destino era ser la esposa del Emperador. Le habló en estos términos: -'Tu juventud y hermosura me inspiran lástima; Júpiter es clemente contigo; renuncia a tus pasados errores y ven conmigo a compartir el solio real'.
-'Nunca, nunca -contestó Filomena- Mi Dios quiere que sólo a Él pertenezca'.-'Te arrepentirás'.-'Conquistaré las bendiciones del Cielo con los tormentos de la Tierra'.-'Morirás hoy mismo'.-'Reviviré a eterna vida, en el seno de Dios'.-'Pero, ¿te olvidas de tus padres, desdichada?'-, prorrumpe al fin el tirano, no sabiendo como vencer tan firme resistencia.
El asaeteamiento.
La joven vaciló un momento, pensando en aquellos ancianos cargados de años y pesadumbres. El recuerdo de los días felices vividos con sus padres la sobrecogió un instante, sólo un instante, por la gracia de Dios, recuperó su serenidad y contestó con voz tranquila: -'Dios les dará consuelo y resignación; yo muero contenta, fiel al celestial Esposo, que mi corazón ha elegido'. -'¡Calla, calla, no blasfemes! Sacrifica a los dioses y quedas perdonada'.
Entonces el emperador, cogió de la mano a la cristiana y la condujo frente a la estatua de Júpiter, pero ella se cubrió la cara para no ver al ídolo, diciéndole: -'Es inútil, yo sólo rindo culto a mi dios; sus falsos dioses no tardarán en caer de los altares'. Estas palabras provocaron un tumulto entre los presentes, el Emperador lívido de cólera, sin comprender cómo podía soportar tantas pruebas y sufrimientos, soltó la mano de la joven y volviéndose a sus servidores ordenó en voz breve y severa que atada a un ancla de hierro al cuello, fuese tirada al río Tíber."

Curiosamente, el relato pasa de la primera a la tercera persona. No sabemos por qué, pero deja bastante claro que no lo ha contado "filomena". Es imposible que "filomena" haya sido lanzada al río, y menos con un ancla. Sí, imposible, pues el río Tiber era usado por los romanos para el comercio, regar los campos. Aunque no bebían de él, no lo contaminarían con cuerpos. A esto se puede objetar que, por ejemplo, Santa Beatriz (29 de julio) fue arrojada al Tíber. Sí, pero no lo fue por orden de nadie, sino porque fue asesinada para poder quedarse con sus numerosos bienes. Si "filomena" fue arrojada a algún lado, habría sido al mar, lejos de la ciudad. Además, el mar tenía un componente purificador en la mitología pagana: el salitre de sus aguas purificaban a los blasfemos y pecadores.

Dícese que la santa fue arrojada con un ancla al cuello. Pues tampoco. Las anclas eran elementos valiosos y útiles, nadie los desperdiciaría solo por ahogar a alguien. No vale citar el caso de San Clemente, papa y mártir (23 de noviembre), otro de quien se dice que le arrojaron a las aguas con un ancla al cuello. Y no vale porque es una leyenda muy posterior al santo, incomprobable. Sí que tenemos otros ejemplos de santos a los cuales se les ataron pesadas piedras para que se hundieran. La piedra es un elemento común, desechable y que poco importa tirar al mar.

De nuevo hay que recurrir a la lápida para explicarse este absurdo pasaje. En esta aparece muy bien grabada un ancla. Pero las anclas son frecuentes en las catacumbas y en la iconografía cristiana hasta hoy: simbolizan la esperanza firme en las promesas salvíficas de Cristo. Así como el ancla resiste clavada en la arena y sujeta la barca contra los embistes de los elementos, el alma cristiana permanece fiel por la esperanza que la anima. Y seguimos escuchando a "filomena":


"Arrastrada por la corriente y creyendo morir, abracé mi ancla como Jesús abrazó su Cruz. Pero Jesús, mostrando su omnipotencia, para la confusión del tirano y de los idólatras, mandó de nuevo a sus ángeles, para que rompieran la cuerda amarrada a mi cuello. El ancla cayó en las profundidades del Tíber, donde aún permanece cubierta de lodo. Sostenida por las alas de un ángel, fui llevada a la costa, sin que una gota de agua me hubiera mojado. Cuando la gente me vió así, en seguridad y perfectamente seca, esparcieron la noticia, y muchos se convirtieron a la Fe.
El tirano, furioso y desesperado, gritó que todo era magia y hechicería, y más obstinado que el Faraón con Moisés, ordenó que fuera atravesada por flechas y arrastrada por todas las calles de Roma. Pero cuando me vio atravesada por las saetas, desfalleciendo y muriendo me lanzó cruelmente a prisión, para que muriera desamparada sin ningún auxilio.
A la mañana siguiente, esperando encontrarme sin vida, ya que me había visto en pésimo estado, quedó estupefacto al encontrarme sonrosada y alabando a Dios con salmos y cantos, como si nada hubiera pasado. En la noche, el Dios Todopoderoso me había dado un dulce sueño, y había mandado a un ángel para que sanara mi cuerpo, untándolo con un fragante ungüento, no dejando ninguna huella de las heridas. Por el mucho amor que tenía a Jesús, había deseado tener mil vidas para ofrecérselas... una sóla vida me parecía poco... y estaba feliz de sufrir en unión con Él. Por eso fui preservada tantas veces de la muerte y sufrí varias torturas."
Ahora el relato vuelve a ser contado por "filomena". No se hunde ni se moja. Esto no necesita mucho análisis, ¿verdad? Luego tenemos el asaeteamiento, el cual era un tormento frecuente y lo leemos de otros mártires. No es creíble que si quedó moribunda fuera arrojada a una cárcel (otra vez) para que muriera allí. Lo frecuente es que sencillamente arrojaran al reo a una fosa a que muriera, lejos de los demás. Otra vez tenemos la curación milagrosa, que prolongará el martirio una vez más para gloria del santo.
"Esta vez, el Emperador sintiéndose burlado e impotente, entró en tal furia, que ordenó me dispararan con flechas hasta que muriera. Los arqueros doblaron sus arcos, pero las flechas no podían moverse. El tirano me maldijo, acusándome de ser una bruja. Pensando que con el fuego, la hechicería sería neutralizada, ordenó que las flechas fueran calentadas al rojo vivo en la caldera. De nuevo, mi Esposo me salvó de éste tormento. Tuve un rapto de éxtasis. Las flechas que iban hacia mi cuerpo se devolvieron hacia los arqueros, y seis de ellos fueron atravesados y murieron."
El detalle de las flechas calientes es verídico, pues por este medio se buscaba purificar al blasfemo, según la mentalidad religiosa romana. Aún nosotros los cristianos usamos esa imagen simbólica del fuego purificador. Pero vamos, que se hayan atascado o regresado a quienes las disparaban es un recurso piadoso, otro más, para hacer aún más prodigioso el padecer del mártir en cuestión. La leyenda de San Cristóbal (10, 25 de julio y 16 de noviembre) es uno de los ejemplos más conocidos.


Imagen yacente que recoge las reliquias
de "filomena" en Mugnano.
Llama la atención una cosa. El tormento de las flechas ocurre por dos veces, cosa infrecuente en las Actas comunes, incluso las legendarias. Pero aquí sabemos por qué ocurre: en la inscripción de "filomena" aparecen tres flechas, o dos flechas y una lanza (no está claro). Podría haber dicho la leyenda que le dispararon dos flechas, pero claro, no sería lo mismo que sendas tandas de flechas. Que haya flechas podría ser por diversas causas, para mí son símbolo de intrepidez y resolución.
"A la vista de este nuevo milagro, muchos se convirtieron, y la gente empezó a cambiar de vida y tomar el camino de la fe en Jesucristo. Temiendo serias consecuencias, el tirano ordenó que fuera decapitada sin más demora. Es así como mi alma voló triunfante y gloriosa al Cielo, para recibir de mi Esposo Jesús la corona de la virginidad que para preservarla me había costado sufrir varios martirios. Esto ocurrió el 10 de agosto, era un viernes a las tres y media de la tarde. Por lo tanto, como ya te lo he contado, el Altísimo quiso que mi traslado a Mugnano se realizara en este día, con tantas señales de la ayuda del cielo, que Él quería que fueran conocidas de ahora en adelante".

Y se acaba la "revelación filoménica". La muerte por decapitación probablemente sea lo único real en toda esta leyenda, pues ciertamente "filomena" fue mártir y la decapitación era lo más frecuente, junto al degollamiento. Un asunto espinoso aquí es la “corona de la virginidad” preservada. Digamos que no, pues en la legislación romana las vírgenes no podían ser ejecutadas ni torturadas, por lo cual lo primero que se hacía era acabar con tal virginidad. Era la norma.

Luego podríamos hablar de la fecha. ¿Quien redactó la leyenda no sabía que los calendarios han cambiado muchísimo en casi 2000 años? Hacer coincidir providencialmente el día de la traslación de las reliquias con el del martirio es solo intentar rizar el rizo y darle más tintes sobrenaturales al asunto. Viernes y 3 de la tarde… pues eso, una configuración simbólica con Cristo, el Mártir por excelencia.

Y concluimos:
1. La leyenda de Santa Filomena es una construcción piadosa y nada en ella indica revelación alguna. No sabemos quién la compuso, pero desde luego que de historia poco sabía. Como en otras leyendas, el fin de promover la devoción a “filomena” y saciar la curiosidad de los fieles justificó la acción de crear una leyenda a partir de otras muchas leyendas medievales de santos dándoles tintes propios basándose en los símbolos de la lápida, que interpretó como le convino.

2. Esta leyenda recibió el "visto bueno" por la Iglesia única y exclusivamente por no tener nada contrario a la fe y la moral cristianas. Es a eso a lo que se limitaba el "imprimatur", que ya no existe. La Iglesia no obliga a nadie a creérsela, ni pretendió certificar su sobrenaturalidad. De hecho poco se investigó sobre si eran reales o no. Usted puede creerla, a pesar de sus incongruencias (algunas tremendas), o no.

3. Si la leyenda fuera falsa, eso NO quiere decir en modo alguno que la santa no exista ni que no fuera mártir. Las evidencias constatan la veracidad de su cuerpo adolescente, su condición de mártir e incluso cierta importancia al poner tanto símbolo en la lápida. Pero eso, repito, es tema de otra entrega.

A 11 de agosto además se celebra a:


Santa Susana de Roma,
virgen y mártir
.
San Ergat, eremita.
San Tiburcio de Roma,
mártir
.






martes, 24 de julio de 2018

Santa Lewinna.

Santa Lewinna de St-Winoksbergen, virgen y mártir. 24 de julio y 26 de junio, traslación de las reliquias.

Sobre esta virgen mártir las noticias son pocas, pero fiables. Habría padecido el martirio en el siglo VII en Britania, bajo el reinado de Eubert y el episcopado de San Teodoro de Canterbury (19 de septiembre), sin embargo, su culto se desarrolló en Flandes, pues allí fueron trasladadas sus reliquias por miedo a las invasiones normandas. 

El monasterio de St-Winnoc, en Bergen, se convirtió en el centro neurálgico de su devoción, que parece haber sido fuerte en algún tiempo. El martirio lo padeció a 22 de julio, pero la memoria se trasladó al 24 del mismo mes por la concurrencia de la fiesta de Santa María Magdalena.


A 24 de julio además se celebra a:


Santa Cristina
la Admirable, mística.
San Declan de
Ardmore, obispo.
San Miliau,
conde mártir.





sábado, 16 de junio de 2018

De una anti-patrona para aprender idiomas.

Santa Lutgarda de Tongeren, virgen cisterciense. 16 de junio.

Nació en 1182 en Tongeren. Su padre era un rico comerciante y tenía en mente un matrimonio favorable para su hija. Su madre, por otra parte, le enseñó el amor a la vida espiritual y el amor por la vida religiosa. Así, a los 12 años Lutgarda entró al monasterio de las benedictinas de Santa Catalina en Sint-Truiden, no para ser monja, sino con vistas a formarse con vistas al matrimonio ventajoso al que aspirara el padre de Lutgarda. Ella misma estaba de acuerdo con vivir en el mundo, pues nada le llamaba a ser religiosa, si bien era piadosa.

Pero he aquí que un caballero, pariente de una de las monjas que allí vivía, conoció a Lutgarda en una de sus visitas. Enseguida se prendó de la niña, ya casadera a sus 12 años, en aquella época. El joven, presa de una pasión exacerbada, llegó a colarse en la parte del monasterio reservada a las educandas a romancear con Lutgarda. Así más de una vez, hasta que un día en que Lutgarda llegó al sitio oculto donde se veía con su pretendiente, ocurrió que quien la esperaba, en una visión, era Nuestro Señor herido en su Pasión, quien dijo a la niña: "De aquí adelante serás Esposa mía, no busques ya deleites del mundo. En mi corazón puedes morar y en el será donde debes colocar tu afecto. En mi pecho, que es la fuente de amor casto, hallarás recreos puros y limpios, y sin mezcla de amargura". Acto seguido Lutgarda despidió inmediatamente a aquel hombre y se determinó a consagrarse a Jesucristo.

Con esta determinación volvió Lutgarda continuó su vida en el monasterio, esperando tener la edad precisa para poder tomar el hábito monástico. Pero ocurrió que un militar amigo de su padre se prendó de ella y le propuso matrimonio. Lutgarda le rechazó firmemente. Resentido el militar de verse despreciado juró vengarse de la santa niña. Así, un día que Lutgarda iba a casa de una hermana suya el militar le salió al encuentro con unos amigos y la agarró en sus brazos llevándola a un bosque apartado donde por milagro, todos los malvados quedaron cegados y huyeron temerosos, dejando a Lutgarda sola. Entonces se le apareció su ángel guardián y la sacó de aquel apartado lugar, llevándola salva a su casa.

Al fin tomó Lutgarda el hábito en el mismo monasterio benedictino de Santa Catalina y ya desde novicia se resolvió a vivir una vida sumamente penitente y orante. Temía la joven flaquear en su decisión y volver a los deseos de mundo, cuando un día se le apareció la Santísima Virgen, que le dijo: "No temas hija mía, que no sucederá como presumes: ya no volverás a las imperfecciones pasadas, porque yo te tomo bajo mi protección. Y no sólo no incurrirás en los defectos pasados, como temes, antes bien crecerán en ti cada día la gracia, el fervor y devoción". Su primer éxtasis de muchos que vendría, lo tuvo siendo aún novicia, un día de Pentecostés. Estando cantando con las demás monjas el "Veni Creator Spiritus" fue arrebatada e incluso su cuerpo levitó durante el transcurso del himno. Al poco tiempo se vio resplandecer un rayo de luz que seguía a la santa donde quiera que iba.

Luego de su noviciado emitió Lutgarda sus votos monásticos en manos del obispo de Lieja, quien al ponerle la simbólica corona de flores sobre su cabeza, le pareció que esta era de oro finísimo y más adornada que las de otras dos religiosas que profesaban. Muchos más consuelos divinos tuvo la santa, como aparecérsele Cristo en forma de cordero y besarle la boca, dándole desde entonces mejor voz que las demás monjas para entonar los cánticos e himnos en el coro.


El "intercambio de corazones"
Era obedientísima, muy esforzada en su trabajo y nunca faltaba a sus deberes. En una ocasión en que se hallaba débil llamaron al coro y pensó si el levantarse le sería malo para la salud. Estaba en dudas cuando una voz le dijo "¿Qué haces, hija mía, descansando en el lecho, cuando los pecadores me están ofendiendo? Haz penitencia por ellos y no cuides de tu regalo, sino de mis ofensas". Bastaron estas mociones internas para que Lutgarda se levantara inmediatamente y aún llegara la primera al Coro. Allí se abrazó al crucifijo que presidía el coro, el cual vio manando abundante sangre, y le abrazó compadecida. Y he aquí que en ese momento, el Santo Cristo desclavó sus brazos y tomando la cabeza de la santa, aplicó la boca de Lutgarda a su llaga del costado, para que bebiera de su sangre. 

Con este refrigerio quedó la santa tan llena de dulzura y fortaleza, que nunca más sintió debilidad ni tentación por faltar a la oración o al trabajo. Y más aún, su saliva quedó para siempre de sabor dulce, y por su medio realizó la santa varios milagros, aunque esto último le fue de gran carga, pues la importunaban demasiado para que atendiera personalmente a los enfermos y aquejados. Por ello un día se quejó a Cristo diciéndole: "¿Hasta cuándo Señor ha de durar esta gracia, que tanto me aparta e impide comunicarme sólo contigo? Quitámela, pero sea de modo que me la cambies en otro favor mejor". "Que quieres recibir en su lugar", le dijo el Señor. "Entender el Salterio, para rezar con más fervor", respondió la Santa. Y se lo concedió el Señor.

Un tiempo después Lutgarda que aún no hallaba la necesaria devoción en la oración, volvió a quejarse a su Divino Esposo: "Es posible, Dios mío, que nunca llegue a penetrar los secretos de la Sagrada Escritura. Dame otro don mejor. Dame tu corazón". "Pues yo también quiero el tuyo", repuso el Señor. Y desde aquel momento se efectuó el intercambio de corazones. Este fenómeno místico, asociado al "matrimonio espiritual", es un grado de unión de Cristo y el alma, en el que Cristo toma todos los afectos, preocupaciones y deseos del alma y las hace suyas, purificándolas definitivamente, y pone sus intenciones, amor y todo Él en el corazón del agraciado. Para el alma ya no hay más afectos, ni consuelos, ni otra cosa que no sea amar a Cristo y por Él a los demás. La salvación de las almas, el que se conozca a Cristo y su misericordia lo llena todo. Este fenómeno se lee también de otros santos como Santa Margarita María (16 de octubre), Santa Teresa (15 de octubre y 26 de agosto, la Trasverberación), Santa Catalina de Siena (29 de abril y 1 de abril, impresión de las llagas) o San Miguel de los Santos (8 de junio y 10 de abril).

Pero vamos, que realmente fue Lutgarda una mujer muy inteligente y versada en las Escrituras. El célebre dominico Tomás de Cantimpré, que la trató y tuvo largos y elevados coloquios espirituales con Lutgarda, escribe de ella: "descubrí en ella un fondo de penetración tan elevado de los Divinos misterios, que yo mismo no llegaba a comprenderlos (…) en una ocasión fueron tan vivas y penetrantes sus palabras, y tanta la impresión que hicieron en mi alma, que si ella hubiera proseguido, sin duda yo habría muerto o quedado privado de juicio". También la trató Santa Cristina "la Admirable" (24 de julio), hallando consuelo y apoyo una en la otra.

Tantas virtudes en la santa despertó en las monjas el deseo de tenerla por abadesa, aunque aún no había cumplido ni 24 años de edad. Mucho batallaron las monjas por lograrlo, pero más aún se mostró firme Lutgarda negándose. Y a tanto llegó su repudio a la prelacía del monasterio, que decidió pasar al monasterio cisterciense de Aquiria, Brabante, con la aprobación y bendición del Señor y su Madre en una visión. Y para evitar que allí también la eligieran para algún cargo de poder, pidió a Crsto le negase el conocimiento del francés. Y tanto se lo concedió Jesús que, aún viviendo allí 40 años, solo aprendió Lutgarda a pedir perdón o algo de pan.

Suplicaba Lutgarda al Señor como servirle con más resolución cuando se le apareció la Virgen Santísima con semblante triste y melancólico, y dijo a Lutgarda: "Hija mía los herejes [los albigenses] y malos cristianos quieren de nuevo crucificar a mi Hijo. Llora esta desgracia por siete años continuos y condénate aun ayuno riguroso para que así mitigues la ira de mi Hijo, que amenaza a todo el Universo". Sin más, Lutgarda comenzó a orar seguidamente por aquella intención, y durante 7 años se mantuvo con solo pan y cerveza, sin que hubiesen podido lograr que comiese otra cosa. Cuando por obediencia le obligaron a probar queso u otro alimento, lo hacía, pero le era imposible masticarlo y tragarlo. Y, cosa divina, fueron los años en los que más buena salud tuvo la santa virgen, aunque ella creía que moriría sin comer nada fuera del pan y la cerveza. Al cabo de los 7 años, alentada por una visión en la Cristo le mostraba sus preciosas llagas, Lutgarda renovó su parca dieta por otros siete años.

Era Lutgarda muy devota de Santa Inés mártir (21 y 28 de enero), y ansiaba padecer el martirio como la inclíta niña, derramando toda su sangre por Cristo. Y he aquí que llegó un día en el que su corazón se inflamó tanto en amor de Dios y deseo del martirio, que le reventó una vena del pecho y manó abundante sangre. Al volver del éxtasis supo que el Señor la honraría como a mártir, porque su aspiración de martirio había sido tan agradable a sus ojos como el holocausto de la joven Inés.

En 1235 Lutgarda quedó ciega, pena que ofreció por los sufrimientos de Cristo, y lo hizo con tanta perfección que el Señor le consoló diciénole que, como premio, la llevaría directamente al cielo, sin Purgatorio y que todos sus familiares y amigos se salvarían. En 1241 supo nuestra santa, por revelación, que le quedaban exactamente cinco años de vida en la tierra. Ese día se leía la parábola del Banquete del rey, y dijo la Santa a una monja: "El domingo en el cual se vuelva a cantar este Evangelio, partiré de esta vida". Y así fue, cinco años más tarde, el domingo 16 de junio de 1246, se le aparecieron la Virgen Santísima y San Juan Bautista, y otros muchos Santos, y le avisaron que sería pronto su partida. Entró en agonía la santa al poco rato, recuperó la vista momentáneamente, para ver, sonreír y bendecir a las monjas por ultima vez. Miró al cielo, tuvo un éxtasis y falleció dulcemente. Tenía 64 años.


Muerte de la Santa.
Quedó su rostro blanco como la nieve y su carne tersa como la de una niña. Un olor dulce y penetrante recorrió todo el monasterio y aún se sintió más allá de los muros del recinto. Fue imposible cerrarle los ojos, que permanecieron brillantes y con la misma expresión feliz de antes de morir. El santo cuerpo fue sepultado en la iglesia, del lado del Evangelio. En 1565, ya siendo muy venerada, se trasladaron las reliquias bajo un altar dedicado a su memoria en la misma iglesia. Otras reliquias se trasladaron a Portugal y a Amberes. La Sagrada Congregación de Ritos concedió su Oficio Litúrgico propio a la Orden del Císter en 1701. Es abogada de ciegos y parturientas y es patrona del Movimiento Flamenco, una asociación político cultural de corte nacionalista que aboga por el rescate del flamenco en detrimento del francés en Bélgica. La razón es evidente: porque la santa se negó a aprender francés.


Fuente:
-"Medula Histórica Cisterciense". Volumen 4. R.P.F Roberto Muñiz O.CIST. Valladolid, 1786.


A 16 de junio además se celebra a:

Santos Julita y
Quirico, mártires.
San Aureliano de
Arlés, obispo.
San Benno de
Meissen, obispo.





Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...