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martes, 24 de julio de 2018

Santa Lewinna.

Santa Lewinna de St-Winoksbergen, virgen y mártir. 24 de julio y 26 de junio, traslación de las reliquias.

Sobre esta virgen mártir las noticias son pocas, pero fiables. Habría padecido el martirio en el siglo VII en Britania, bajo el reinado de Eubert y el episcopado de San Teodoro de Canterbury (19 de septiembre), sin embargo, su culto se desarrolló en Flandes, pues allí fueron trasladadas sus reliquias por miedo a las invasiones normandas. 

El monasterio de St-Winnoc, en Bergen, se convirtió en el centro neurálgico de su devoción, que parece haber sido fuerte en algún tiempo. El martirio lo padeció a 22 de julio, pero la memoria se trasladó al 24 del mismo mes por la concurrencia de la fiesta de Santa María Magdalena.


A 24 de julio además se celebra a:


Santa Cristina
la Admirable, mística.
San Declan de
Ardmore, obispo.
San Miliau,
conde mártir.





jueves, 1 de diciembre de 2016

Eloy, orfebre y testigo de Dios.

San Eloy de Noyon, obispo. 1 de diciembre y último domingo de junio (traslación de las reliquias). 


San Eloy y el caballo.
Introducción.
San Eloy es uno de los santos más importantes de la Galia medieval, y por ende, de toda la Iglesia occidental. Su labor evangelizadora y diplomática trascendió su reino, para convertirse en un referente para muchos prelados, siendo amado de príncipes y papas.

Familia, niñez y oficio.
Su familia era de origen galo romana, de noble abolengo pasado y venida a menos, pues su padre fue un artesano. Nació cerca de Limoges en 588. Cuando tenía 8 años su padre le puso de aprendiz de un herrero y orfebre prestigioso, llamado Abon. Su “vita”, como buena leyenda hagiográfica que se precie, tiene algunas leyendas inverosímiles que han configurado el culto al santo: una de ellas cuenta que a un caballo muy nervioso que no se dejaba herrar, Eloy le tomó la pata, la separó del animal, le herró con paciencia y luego la colocó en su sitio, sin que el caballo sufriera lo más mínimo. 

Orfebre y consejero real.
En aquel taller Eloy se hizo un hábil herrero y orfebre, y hay que decir que ni aún siendo religioso y obispo, abandonó el arte de la orfebrería, pues era su arte y pasión. Su talento llegó al tesorero de Clotario II, Bobbo, que llamó al joven Eloy a París y le encargó que fabricara para el monarca un trono laminado en oro y cuajado de piedras preciosas, para lo cual, le entregaron numerosas joyas y una buena cantidad de oro. Eloy, que era un joven cristiano a carta cabal, entendió que con todo el material podía fabricar no uno, sino dos bellos tronos, y eso hizo. No se quedó para si ni la más pequeña joya, ni un gramo de oro. Al saber Clotario esta anécdota que probaba la honradez del orfebre, le llamó a su presencia, le entrevistó y quedado prendado de sus cualidades, arte, inocencia de vida, le nombró Jefe de la Casa de la Moneda. De su época de orfebre se conservan, o se le atribuyen, algunas obras valiosísimas en historia, devoción y costo, como los relicarios de Santos Crispín y Crispiniano (25 de octubre), San Quintín (31 de octubre) o San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias ; 1 y 13 de diciembre, traslaciones). Por tanto, son doblemente relicarios, al estar hechos por la mano de otro santo. 


Trono de Dagoberto I,
atribuido a San Eloy
Biblioteca Nacional de Francia.
Su papel en la corte y su amistad con el rey hicieron de Eloy un personaje importante en la corte, al que muchos pretendían adular, pero el santo no pasaba por esas. Era íntegro y no soportaba la alabanza vana, la fatuidad ni las falsas amistades. Ni el mismo rey se libró de su sinceridad cuando le propuso un juramento de fidelidad, pero Eloy se negó a hacerlo, pareciéndole que jurar no era correcto. Aunque no le juró, el rey comprendió que la amistad y fidelidad de Eloy eran más seguras que las de algunos ministros que habían jurado prestos y con la sonrisa en la boca.

Eloy era muy piadoso, asistía a los oficios religiosos frecuentemente, rezaba diariamente y su caridad era proverbial en París, pues los pobres nunca se iban de vacío de su casa. Fue padre providencial de muchos esclavos, a los que rescataba con sus dineros y les daba la libertad, haciendo de algunos sus sirvientes con salario. Entre ellos estuvo San Tilo (7 de enero), quien luego abandonaría el mundo y sería monje. De otros santos eremitas, monjes u obispos de la época igualmente fueron compañeros suyos en la corte, como San Arnulfo de Metz (18 de julio), San Didier de Cahors (15 de noviembre) o San Ouen de Rouen (24 de agosto), quien escribió la “Vita S. Eligii”, aunque según Butler, ha de ser considerada posterior y de la mano de un monje anónimo de Noyon.

En 629 subió al trono Dagoberto I, el cual desde niño profesaba gran estima a Eloy, aunque su vida piadosa y moral dio dejó bastante que desear, pues si bien se dejaba aconsejar de Eloy, Ouen y Didier en asuntos administrativos, no se reducía a una vida y moral cristianas por nada del mundo, siendo así que tuvo concubinas y esposas de todo tipo, y unos cuantos hijos ilegítimos. Fue Eloy embajador de Dagoberto ante San Judicaël de Bretaña (17 de diciembre), el príncipe rebelde que pretendía arrancar el trono a su hermano San Salomón II (4 de octubre). Puso la paz entre ambos Eloy, logrando que Salomón reinase y que Judicaël tomase mejor estado: la vida monástica (aunque regresaría al trono después). En 632 Eloy consiguió que el rey le regalase unos terrenos en Solignac, Limoges, siendo el fundador y benefactor de un monasterio junto a San Remaclio (3 de septiembre y 15 de mayo, Todos los Santos Obispos de Maastricht) construido en dichas tierras. Otro monasterio, este femenino, fundó el santo en París, poniendo al frente a Santa Áurea (4 de octubre), siguiendo la Regla de Santa Cesárea de Arlés (11 y 12 de enero). La leyenda dice que el santo se tomó unas pulgadas más de las previstas en la construcción del monasterio y por ello fue a pedir perdón al rey, quedando este admirado de tal honradez.


Obispo y evangelizador.
En 639 Eloy, cansado de la vida del mundo, decidió renunciar a su cargo de consejero real, dejando todas sus propiedades (salvo sus amadas herramientas). A su abandono del mundo le acompañó como dije antes San Tilo y San Ouen. Junto a este último, Eloy fue consagrado obispo tan solo a los dos años de su vida monástica, en 641, por gracia del papa Juan IV. Si bien como cortesano Eloy había sido íntegro a toda prueba, como obispo no lo fue menos. Fue un gran evangelizador de la región de Tournai y Noyon, la grey que le fue encomendada, luego de la muerte de San Acario (27 de noviembre). En Tournai aún campeaba el paganismo por los campos y bosques, pues la evangelización había sido abandonada tiempo atrás y conservada en las ciudades. El santo se lanzó a una obra de fundación de monasterios e iglesias, conversión de santuarios paganos en cristianos, y la organización de la enseñanza y la caridad. Predicó por si mismo y también envió misioneros a los actuales Países Bajos, principalmente a Gante y Amberes, de cuya región bien puede considerársele apóstol. Llevó la justicia a donde imperaba la venganza tribal, y la fe a donde mandaba la superstición y la idolatría. Cada domingo celebraba la liturgia de manera solemne y los demás días de la semana los ocupaba en catequizar. Así, cada año bautizaba en la Pascua a cientos de cientos de nuevos cristianos, y reconciliaba a muchos bautizados devolviéndolos a la Iglesia luego de la penitencia cuaresmal.

Ya siendo obispo fundó un monasterio femenino en su ciudad episcopal: Noyon, en el cual quedó como abadesa Santa Godebertis (11 de abril y 3 de junio, traslación de las reliquias). También le hace la leyenda fundador del monasterio de Ourscamp (campo de osos), cerca de Noyon, que tiene su sabrosa leyenda: llevaba el santo las piedras en un carro tirado por un buey cuando salió del bosque un gran oso que hizo mató al buey de un zarpazo. Entonces el santo regañó al oso y le hizo ponerse frente al carro, lo unció y el animal hizo las funciones del buey acarreando piedras hasta que el monasterio estuvo listo. Una vez que terminó, el santo le dio la libertad, como se lee de otros santos. Fue consejero de la reina regente, Santa Bathildis (30 de enero), con la que logró uno de los grandes anhelos de ambos: la prohibición del comercio de esclavos y la obligatoriedad del descanso dominical para los que aún eran esclavos, en las tierras de los francos en el Concilio de Chalon en 647.

Muerte y reliquias.
Luego del verano de 660 Eloy tuvo la premonición de que su muerte estaba cercana y lo comunicó a su clero. A finales de noviembre cayó enfermo de fiebres, y subió al cielo el 1 de diciembre del mismo año, luego de 19 años como obispo. La reina Bathildis se encargó de sus funerales y dispuso el traslado de su santo cuerpo al monasterio de Celles, donde la misma reina se recogía y terminaría siendo religiosa. Pero el pueblo y el clero de Noyon se opusieron a sus planes y por nada del mundo consintieron en deshacerse de las reliquias de su santo obispo. Así que la reina, al ver el amor que le tenían, desistió y el santo fue sepultado en la iglesia de Santa María, de donde fueron trasladadas a la catedral el 24 de junio de 1739. Su martillo, o su supuesto martillo de orfebre, se venera en Vosselare, Flandes. En la sede fue sucedido por San Mumolin (16 de octubre).


Reliquias de San Eloy.
Catedral de Noyon.
Culto y devoción.
La devoción a San Eloy, más por sus habilidades de orfebre, que por su acción apostólica, se ha extendido por todo el mundo conocido. Las asociaciones y gremios de forjadores y orfebres le tienen por su patrón y aún celebran su fiesta, sobre todo en Francia, España y algunos sitios de América. Es abogado de artesanos, numismáticos, coleccionistas de monedas, herreros, obreros metalúrgicos, relojeros, mineros, caldereros, cerrajeros, en general todos los oficios relacionados con el metal, la precisión y la delicadeza. Además, por la asociación con la herrería y los caballos, se le invoca ante las enfermedades de los equinos, habiendo sido costumbre durante siglos bendecir caballos el último domingo de junio, coincidiendo con la conmemoración de la traslación de las reliquias.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo XV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916. 


A 1 de diciembre además se celebra a  
San Ansano de Siena, mártir.
Santa Florencia de Poitiers, virgen

lunes, 10 de octubre de 2016

San Ghislain, el caluroso.

San Ghislain, abad. 10 de octubre y 1 de junio.

Su "vita" (tardía) le hace nacido en Atenas, donde desde niño vivió con los monjes basilianos, cuyo hábito vistió y entre los cuales fue ordenado presbítero. En 650, movido por el ejemplo de San Abraham (9 de octubre), dejó su tierra natal para ir donde Dios le encomendara. Se fue a Roma, donde estando en la basílica de San Pedro, tuvo una visión del santo apóstol que le dijo: "Dios tiene un lugar para ti en Hainaut, cerca de un río, en un lugar llamado Ursidogne. Allí construirás una iglesia en mi memoria". Entonces partió Ghislain hacia Hainaut, donde se encontró con San Amando (6 y 13 de febrero; y 15 de mayo, todos los Santos Obispos de Maastricht) y le contó la visión que había tenido. El santo obispo le indicó de qué sitio hablaba la visión y Ghislain se encaminó allí, fundando una pequeña ermita dedicada a San Pedro y San Pablo. Pronto tuvo discípulos, por lo cual construyó un monasterio con ayuda del rey San Dagoberto II (23 de diciembre).

La leyenda cuenta que este mismo rey estaba cazando cuando sus monteros vieron un bello oso, al cual comenzaron a dar caza. La bestia se refugió tras bajo el hábito de Ghislain, el cual se lo había quitado y colgado de un árbol mientras se bañaba en un río. Los perros se detuvieron y ladraban, pero no veían al oso, y lo mismo los monteros, que acusaron a Ghislain de hacer magia para ocultar al oso y le amenazaron con el castigo del rey Dagoberto. Pero el santo no temió y dijo a los monteros: "Confío en Dios, mi Señor, y no temo las amenazas a pesar de que provengan del propio rey". Llegó el rey, y sabiendo lo ocurrido, quedó impresionado de la valentía y santidad de Ghislain y le dejó en paz, lo mismo que al oso. Está claro que esta leyenda surgió por el nombre del sitio: "Ursidogne" = "Guarida del oso".


Por su influencia Santa Waldetrudis (9 de abril; 12 de agosto, traslación de la cabeza; 3 de febrero, invención de las reliquias; 2 de noviembre, canonización) se retiró como ermitaña luego que su marido San Vicente Madelgar (14 de julio y lunes de Pentecostés) tomara el hábito monástico. Igualmente fue el apoyo de Santa Aldegundis de Maubegue (30 de enero) en su fundación monástica. Predijo su propia muerte que, finalmente, llegó en 683. Fue sepultado en su monasterio, que llegaría a ser una de las abadías más célebres de Bélgica: St-Ghislain. Su sepulcro atrajo peregrinos durante todo el Medievo, por los numerosos portentos que allí ocurrían. Y tanto fervor propiciaba, que en 930 las monjas de Maubeuge contrataron a unos sicarios para que robasen las reliquias y las llevasen a su monasterio. Pero el obispo las obligó a devolverlas bajo pena de excomunión.

Se le invoca contra las fiebres, el reuma, las infecciones de los animales y para hallar objetos perdidos. El oso forma parte imborrable de su iconografía.


A 10 de octubre además se celebra a  
San Cerbonio, obispo.
San Víctor de Xanten, soldado mártir

lunes, 3 de octubre de 2016

San Gerardo de Brogne, abad.

Pregunta: Me gustaría saber la vida de San Gerardo que su fiesta es el tres de octubre de 2016. Gracias. México.

Respuesta: De este año y de todos, desde el siglo X, el 3 de octubre tenemos a:

San Gerardo de Brogne, abad. 3 de octubre. 

Visión de San Pedro.
Relieve en la abadía las Ardenes.
Noble y caballero. 
Fue hijo de Stancio, pariente de Haganon, duque de la Austrasia, y de la princesa Plectrudis. Nació sobre 895 y desde niño fue piadoso, inteligente y obediente. Aunque era muy dado a las cosas de Dios, sus padres le hicieron seguir la carrera de las armas y le enviaron a la corte de Berenguer, conde de Flandes para que se formase como caballero. Por estar lejos de casa y en medio de una corte poco pía, no cambió el carácter ni la piedad del joven, siendo ejemplo de corrección, de mansedumbre y recato. No participaba en festejos, acudía siempre que sus deberes se lo permitían a la capilla del palacio donde oraba como un monje más. El conde le tenía gran afecto y le consultaba con confianza algunos asuntos del gobierno de su casa y tierras.

Un sueño y un mandato.
Un día que volvía de una montería, descubrió en un sitio apartado llamado Brogne, a tres leguas de Namur, una capillita en la espesura que había sido consagrada por San Lamberto (17 de noviembre), en tiempos de Pipino de Herstal. Se detuvo a hacer oración y como estaba tan cansado, pronto se quedó dormido. Se le apareció el apóstol San Pedro (29 de junio; 1 de agosto, “ad Víncula”; 18 de enero, cátedra en Antioquía; 22 de febrero, cátedra en Roma; y 18 de noviembre, la Dedicación) que le mandaba erigiese en aquel mismo sitio una iglesia, en la cual debían venerarse las reliquias de su discípulo San Eugenio, mártir. Despertó Gerardo sorprendido, pues no conocía de San Eugenio discípulo de San Pedro alguno, ni mucho menos sabía donde paraban sus reliquias. Pero a pesar de su desconcierto, supo que aquel terreno le pertenecería por herencia, así que lo pidió a sus padres y cuando lo obtuvo, construyó una nueva y bella iglesia, que fue consagrada en 914, y a la que Gerardo dotó de capellanes pagados por él.

Gerardo toma el hábito.
Relieve en la abadía las Ardenes.
En 922 Berenguer le envió a Francia a unos asuntos y Gerardo visitó el monasterio de San Dionisio de París. Estaba cantando el oficio litúrgico con los monjes cuando advirtió que entre los santos a los que daban culto estaba la conmemoración de San Eugenio, mártir. Preguntó que santo era y los monjes le respondieron que había sido discípulo de San Pedro, que había sido mártir de Cristo y que sus reliquias se veneraban allí. Contó su sueño al abad y pidió llevarse el cuerpo, a lo que, por supuesto, la comunidad se negó. Volvió a Namur con el dolor de no poder cumplir el deseo del Príncipe de los Apóstoles. Pero si bien no se había llevado a San Eugenio, se traía un tesoro: su vocación religiosa. Contó al conde lo ocurrido, y su amor por aquella vida de oración y penitencia que llevaban los monjes, y que quería ser uno de ellos. El conde le despidió con lágrimas, pidiéndole rezara por él. Así que Gerardo volvió a París y tomó el hábito benedictino en San Dionisio.

Monje santo. La reliquia de San Eugenio.
Desde el inicio fue el santo un monje ejemplar, puntual, obediente y amante del silencio y la oración. Al poco tiempo, recibiendo formación suficiente, el abad le concedió las órdenes menores, y a los cinco años de profesión, le ordenaron presbítero. Cada día celebraba misa como si fuera la primera y la última, llegando a derramar lágrimas en ocasiones. Pasaron los años, pero Gerardo no se olvidaba de su visión, así que lo propuso al capítulo conventual, y lo hizo con tanto ardor, que los monjes accedieron a darle las reliquias de San Eugenio. La traslación ocurrió el 18 de agosto de 930 y si por una parte atrajo la devoción de los fieles, provocó las quejas de los capellanes de la iglesia de Brogne, desbordados de trabajo. Se quejaron al obispo de aquella nueva devoción que les daba más trabajo, por lo que el obispo de Lieja anunció que la prohibiría, pero enfermó de muerte, así que invocó a San Eugenio y sanó. Y está claro que no solo autorizó el culto, sino que lo enriqueció con beneficios espirituales. Pero siguieron los capellanes erre que erre, así que Gerardo, que era quien les proveía, los echó y llevó a su iglesia a los benedictinos para que se hicieran cargo del culto a San Eugenio.

Traslación de San Eugenio.
Relieve en la abadía las Ardenes.
Sobre estas reliquias, la leyenda yerra, puesto que el supuesto discípulo de San Pedro llamado Eugenio, la tradición española le hace primer obispo de Toledo, siendo su memoria a 15 de noviembre y que, ciertamente padeció martirio cerca de París y cuyas reliquias aparecen veneradas aún en el siglo XII en dicho monasterio parisino, según el testimonio de Raimundo, arzobispo de Toledo en 1152. Aún en el siglo XVI consta el mandato real de que los monjes entreguen a Francisco Manrique de Lara el cuerpo de San Eugenio (y le llama obispo de Toledo) para que sea trasladado a Toledo, como ciertamente se hizo. Aunque no el cuerpo completo, sino solamente el brazo derecho dieron los monjes. Así que, o lo que Gerardo se llevó a Brogne fue una reliquia insigne del santo, o simplemente fue otro cuerpo de otro mártir Eugenio, al que la leyenda posterior identificó con el Eugenio "apostólico", sabiendo que se veneraba en París.

Fundador y reformador.
Fue este el origen del monasterio de Brogne del que Gerardo fue elegido abad, aunque no era esa su voluntad, sino que quiso que el obispo le dispensara de su cargo. Como no lo logró, se hizo construir una celdita donde vivía recluido siempre que podía, y donde hallaba sus delicias. Pero poco podía, pues la Iglesia le necesitaba: el obispo de Cambrai le solicitó parta que reformarse a los canónigos regulares de Hainaut, que habían caído en la inobservancia. El santo les introdujo la regla de San Benito, pasándoles a monjes de su Orden. Y no fue el único, pues en todo el territorio de los actuales Países Bajos (Gante, Arras, Turhoult, Tornay, etc.) trabajó reformando casas religiosas, y en algunas fue abad. Y lo mismo en algunas zonas de Francia (de Mauson, Thin, Reims, etc.). En una de estas instancias, sanó del mal de piedras en los riñones al conde Arnol de Flandes, y además, le convirtió de su vida disoluta, llamándole a hacer penitencia toda su vida. En 930 escribió la primera "vitae" oficial de San Gerulf de Drongen (25 de septiembre y 7 de octubre) con motivo de la traslación de las reliquias de este a Drongen.

San Gerardo reformadoy y fundador.
Relieve en la abadía las Ardenes.
Entrada en el cielo. Culto.
Ya anciano se dirigió a Roma, donde el papa Juan XII bendijo toda su labor de fundador y reformador. A su regreso visitó todos los monasterios y llegando a su amado Brogne, se retiró a su celdilla para dedicarse a orar y meditar en la eternidad. Allí falleció el 3 de octubre de 959, siendo sepultado en la iglesia abacial. En 1131 se elevaron las reliquias, lo que equivale a su canonización. Se le invoca contra las fiebres, ictericia e hinchazones glandulares. Incluso hay un remedio natural contra la ictericia que se llama "Saint-Gerard".


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.


Otros santos del mismo nombre son:

San Gerardo Sagredo, obispo y mártir. 24 de septiembre.
San Gerardo de Joigny, monje. 6 de diciembre.
San Gerardo de Sauve-Majeur, abad. 5 y 27 de abril (traslación de las reliquias)
San Gerardo María Majella, religioso redentorista. 16 de octubre.
San Gerardo de Potenza, obispo. 30 de octubre. 
San Gerardo del Monte Carmelo, carmelita mártir. 1 de noviembre.
San Gerardo de Monza, laico fundador. 6 de junio. 
San Gerardo de Gallinaro, peregrino. 11 de agosto
San Gerardo de Toul, obispo. 23 de abril. 
San Gerardo de Aurillac, monje. 13 de octubre.
San Gerardo de Béziers, obispo. 5 de noviembre.
San Gerardo de Macon, obispo. 29 de mayo. 
Beato Gerardo de Claraval, abad. 13 de junio.
Beato Gerardo de Lunel, terciario franciscano. 25 de mayo.
Beato Gerardo Lützelkob, franciscano mártir. 30 de julio.
Beato Gerardo de Fossa-Nova, abad y mártir. 16 de octubre.
Beato Gerardo de Nydal, cisterciense. 9 de octubre. 
Beato Gerardo de Cambron, cisterciense. 28 de abril.
Beato Gerardo de Serradiconti, camaldulense. 1 de abril, 20 de mayo (traslación de las reliquias), 25 de octubre y 18 de noviembre.
Beato Gerardo de Cluny, peregrino y monje. 15 de abril.
Beato Gerardo de Cagnoli, franciscano. 2 de enero. 
Beato Gerardo de Villamagna, franciscano conventual. 13 de mayo.


A 3 de octubre además se celebra a  
San Menna, eremita. 

lunes, 29 de agosto de 2016

Siete grados, solo un Amor.

Pregunta: Buen día, Me pueden orientar en donde obtener información sobre la beata Beatriz de Nazaret y su obra los siete modos del amor divino, por favor?

Respuesta: Intentaré hacer lo que pueda, porque resumir temas sobre mística es algo complicado. Primero me gustaría una reseña sobre la vida de esta beata, llamada santa en ocasiones, y luego adentrarme en su obra.

Beatriz como iluminadora.
Beata Beatriz de Nazaret, virgen cisterciense, mística. 29 de agosto.

Nació sobre 1200, y su padre fue el Beato Bartolomé de Tienen (24 de agosto), a quien la leyenda hace amigo de San Arnik de Averbodes (17 de marzo). Su madre se llamó Gertrudis, ambos emparentados y pertenecientes a la prestigiosa familia Tirlemont. Beatriz nació en 1200 y fue la última de los seis hijos, cuatro hermanas y dos hermanos, todos beatos cistercienses, entre ellos la Beata Sibila de Aywières (9 de octubre). Siendo muy pequeña murió su madre y el padre internó a sus niños y niñas en monasterios para ser educados. Beatriz y sus hermanas fueron a las beguinas de Zoutleeuw, un sitio de gran actividad espiritual e intelectual de la sociedad e Iglesia flamenca. De ahí pasó, con 10 años, a la abadía benedictina de Florivall, donde profesó teniendo 16 años, en la Pascua de 1216. En 1218 este monasterio se pasó a la reforma del Císter. Con poco tiempo de profesa, fue enviada por la abadesa a la abadía de Rameé, para que se perfeccionase en el arte del copiado de libros, la miniatura y la caligrafía. Allí se instruyó con la Beata Ida de Lovaina (13 de abril), otra importante mística cisterciense, y una vez dominadas estas artes, la enviaron a ejecutarlas y enseñarlas a la abadía de Oplinter, donde vivió 14 años. 

Fue una mujer muy culta, versada en latín, artes, música, poesía, Sagrada Escritura, Santos Padres, etc. Fue devotísima de la Santísima Trinidad. Escribió varios tratados espirituales, perdidos la mayoría. Tuvo varias gracias místicas, principalmente la de la Trasverberación del corazón, que ella misma narra: "Tras permanecer en paz de corazón y dulzura de la mente, al irrumpir el canto del Aleluya, el Señor de eterna misericordia atravesó de pronto mi alma con el fuego de su amor con una lanza ardiente, y con la gran fuerza de la embestida me penetró con una espada llameante".

En 1235 su padre funda el monasterio de Santa María de Nazaret, en Lieja (y aún fundaría otros dos más), donde en 1236 va Beatriz como priora, para serlo durante 34 años, hasta que murió en 1269. Al morir fue enterrada en el mismo monasterio, donde se veneraron sus reliquias hasta que hubo que esconderlas en el siglo XVI, por los ataques de los calvinistas y nunca más se hallaron.

Su obra.
Su principal legado a la mística universal son los "Siete Grados del Amor", una obra que solo fue publicada en 1895 y no le fue atribuida ya sin dudas hasta 1925, luego de siglos de investigaciones. Hasta entonces se dudaba si habría sido de su autoría, siendo que solía atribuirse a la Beata Hadewych de Flandes (15 de diciembre). Es esta una obra en prosa y poesía que trata del deseo de Dios, expresado desde los deseos más rudimentarios y sencillos hasta los más sublimes y elevados, siendo todos por inspiración del mismo Dios. Es una composición que gira en torno al deseo-inspiración por la salvación y la posesión de Dios en el alma. Es como un "juego" entre el deseo humano y las inspiraciones por parte de Dios, siendo este el primer y último protagonista del encuentro.

LOS SIETE GRADOS.

1. Deseo activo de amor: 
Es un deseo que parte del corazón humano y sus necesidades de amar y ser amado. Es un deseo permanente, que no cesa nunca y es el eje de todos los grados. A veces no se reconoce y si no se dirige a Dios y es iluminado por Dios, puede confundir, perderse en las criaturas y si no es encaminado, puede desembocar en afectos desordenados, aficiones, amistades impropias, y claro, en el pecado de la lujuria. Por eso el alma ansía la pureza, se cuida de los afectos y constantemente busca la presencia de Dios. 

2. Gratuidad del amor:  
Reconocimiento de la gratuidad del amor divino, de su permanencia y sobrenaturalidad. En el alma implica la renuncia a la utilidad del amor, es servicio. La instrumentalización del amor queda excluida, el básico deseo de amor se vive con serenidad y se dirige a Dios y por ende, a los demás, por pura gratuidad.

San Agustín muestra su
corazón trasverberado
a Beatriz.
3. Dolor por no corresponder al Amor:  
Una vez integrados el deseo de amor y el reconocimiento de la gratuidad de este, el alma toma conciencia de no poder corresponder al amor de Dios sin reservas. Entra la insatisfacción y la tentación de abandonar, de no poder saldar "la deuda". Todas las obras y oraciones parecen pocas. Se padece un “infierno” de purgación de deseos y afectos, porque no se puede corresponder a ese amor. Es un paso importantísimo, porque en él se continúa por el camino emprendido o se abandona. Dios está actuando en esta purificación. La "solución" es abandonarse completamente al Señor, tomar el deseo de amar y entregarlo totalmente a Cristo, teniendo en cuenta que ese amor que se quiere corresponder con entrega, es en primer lugar una acción de Dios. Es Él el primer amante. 

4 y 5. Consuelo y aflicción: 
Se da una paradoja entre el desborde de amor que siente el alma y su incapacidad para recibirlo y darlo. La imagen usada es la de una copa: Siempre es la misma, pero el amor que recibe es cada vez más, hasta que se desborda y la sobrepasa, desbordando el amor más allá de los primeros deseos. Así, llena de amor todo divino, el alma está santificada, las potencias del alma (memoria, entendimiento y voluntad) están transformadas y aunque no pierden sus características humanas, el amor las subyuga, sumerge, inunda. En resumen: cristifica, o sea, el alma siente con los sentimientos de Cristo. Esta unión tempestuosa y delicada hace al alma estallar de amor. Se anonada, todo en el mundo le parece poca cosa y solo quiere saber de Dios. 

Es el momento de esa "herida" que Dios hace en el alma cristificada, expresada en el fenómeno místico de la Transverberación (leer sobre este fenómeno aquí). Es gozo y dolor juntos. Es una caridad que impele a salir, a hablar de Dios, a llevarle a todas las almas, para que todas las almas le amen y gocen de esta dulzura del amor divino. Son los gritos "el amor no es amado", de Santa María Magdalena de Pazzi, el suspiro "muero porque no muero" de Santa Teresa, o la constatación de la "regalada llaga" de San Juan de la Cruz, siglos más tarde.

6 y 7. Reposo del alma y unión total: 
El alma está liviana, desasida y en paz. Beatriz usa la imagen de la mujer que una vez hechas sus tareas, se sienta a descansar con la tranquilidad de que todo está terminado. Es un tiempo nuevo en la relación Dios-alma. Ya no hay deseo, pues ya se posee a Dios, es decir, el deseo permanece (pues Dios no violenta a nadie), pero está purificado y no se padece por tenerle pues ya se vive en Él. Esta unión se conoce como matrimonio espiritual, y consiste en que Cristo y el alma forman una unión indisoluble. Aunque seres diferentes, son uno en la acción y en el sentir, y esto por acción de Cristo, el cual desde el primer grado ha ido entrando en el alma, y esta se ha ido dejando penetrar por él. Finalmente consuman la unión, que los todos los místicos describen bellamente. Baste este texto de Santa Teresa para describirlo: 
"...es [esta unión] como si cayendo agua del cielo en un río o fuente, adonde queda hecho todo agua, que no podrán ya dividir ni apartar cual es el agua del río, o lo que cayó del cielo; o como si un arroyico pequeño entra en la mar, no habrá remedio de apartarse; o como si en una pieza estuviesen dos ventanas por donde entrase gran luz; aunque entra dividida se hace todo una luz. Quizá es esto lo que dice San Pablo: El que se arrima y allega a Dios, hácese un espíritu con El, tocando este soberano matrimonio, que presupone haberse llegado Su Majestad al alma por unión. Y también dice: 'Mihi vivere Chistus est, mori lucrum'; así me parece puede decir aquí el alma, porque es adonde la mariposilla que hemos dicho [el alma], muere y con grandísimo gozo, porque su vida es ya Cristo." (7 Moradas 2, 4, 5).

Además, se entra en la visión beatífica, que en el caso de Beatriz, incluye muchas visiones de la Santísima Virgen, ángeles y santos, goce del cielo, anonadamiento en Dios, etc.

Como vemos, tanto Beatriz de Nazaret, como otros místicos y pienso en Santa Ángela de Foligno (4 de enero), o en la escuela carmelitana, describen este tránsito con semejantes palabras, que siempre son pocas para describir lo que está ocurriendo y que solo los agraciados alcanzan. AMDG.


Fuentes:
-“La mirada interior: Escritoras místicas y visionarias en la Edad Media”. VICTORIA CIRLOT y BLANCA GARÍ. Ediciones Siruela. Madrid, 2008.
-“Prophets in Their Own Country: Living Saints and the Making of Sainthood in later Middle Age”. AVIAD M. KLEINBERG. Chicago, 1992.
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Los siete modos de amor de Beatriz de Nazareth. Caleidoscopio estético-místico del deseo de Dios". CECILIA INÉS AVENATTI DE PALUMBO. Revista Teología Tomo XLVII. Nº 104. Abril 2011.


A 29 de agosto además se celebra la 
Segunda Invención de la cabeza de San Juan Bautista
San Sebbi de Essex, rey.

domingo, 10 de julio de 2016

San Etto, obispo.

San Etto de Dompierre, obispo. 10 de julio y 22 de junio, traslación de las reliquias.

Su "vida" fue escrita por un monje de Liesse, y es lo suficientemente tardía como para dudar en los detalles. Etto fue natural de Irlanda, y floreció a inicios del siglo VII. Fue versado en las Escrituras, virtuoso y amante de compartir con los monjes y misioneros, de los que aprendía. Fue discípulo de San Fursey (16 de enero) y junto a este, y junto a San Foillan (30 de octubre), San Ultan (2 de mayo), San Dichull (7 de septiembre) y San Gobain (20 de junio) llegó a Anglia. Allí (o en Irlanda, según la versión) el grupo conoció a San Vicente Madelgar (14 de julio y lunes de Pentecostés) y su mujer Santa Waldetrudis (9 de abril; 12 de agosto, traslación de la cabeza; 3 de febrero, invención de las reliquias; 2 de noviembre, canonización). Ambos esposos rogaron a Fursey, Ultan y Etto que les acompañaran al continente, y para ellos fundaron el monasterio de Lagny.

Etto peregrinó a Roma, a venerar los sepulcros de los apóstoles y los mártires, allí en Roma fue consagrado obispo y regresó a Lagny. La leyenda le pone predicando junto al obispo San Bertuin (8 de septiembre), aunque la leyenda de este no menciona a Etto para nada. Predicó el Evangelio en los Países Bajos junto con algunos compañeros. Construyó una iglesia en Maloigne, y luego de años de apostolado tuvo la inspiración de dedicarse a la vida eremítica, a la par que a la evangelización. Eligió un sitio junto al río Corbriol, cerca de Cambrai; era un lugar lleno de zarzas, pero apenas el santo las tocó, estas desaparecieron, dejando un claro donde el santo construyó su ermita. Tuvo la oposición de un tal Jovin, que reclamaba los terrenos como suyos, y por más que el santo ponía razones fue preciso un milagro: los bueyes de Jovin quedaron paralizados al punto de tocar la tierra de Etto. Hasta que su dueño no reconoció el milagro y prometió dejar en paz a Etto, los animales no se movieron.

Entre el retiro y el apostolado, Etto conoció a San Amando de Maastricht (6 de febrero), San Wasnut (15 de mayo) y a San Humberto (3 de noviembre). Desde su ermita irradiaba Etto la luz del Evangelio, ya fuera predicando por los pueblos, que recibiendo a los que buscaban su consejo espiritual, moral o material. Además, realizó varios portentos, como dar la voz a un pastor mudo. Era un verdadero padre de los pobres y los enfermos, a los cuales atendía y por los que más de una vez se enfrentó a poderosos.

Cuando estaba ya mayor y cansado, se retiró al priorato de Fiscau, dependiente de la Abadía de Liesse. Aquí vivió retirado del mundo, absorto en la oración y la penitencia. Al final de sus días reunió en torno suyo a los que le seguían y les instruyó en la caridad y el perdón mutuos, en el cumplimiento exacto de los deberes monásticos o civiles. Les pidió que no estuvieran tristes y de hecho, al darles una bendición especial, los presentes no pudieron sentirse tristes, sino que sentían un gozo tremendo porque su amado padre entraba en la gloria. Luego quedó solo y redobló sus oraciones y penitencias. La noche antes de su muerte tuvo una visión sobre donde debía estar su sepultura. Ocurrió que monjes no habían preparado aún un ataúd, pero el santo les dijo no se preocuparan por ello, que Dios proveería. Recibió los sacramentos y falleció santamente, el 10 de julio de 670, teniendo 65 años. Como había dicho, en el momento de su muerte apareció en el priorato un buey que portaba un hermoso ataúd.

Culto y reliquias.
En 1162 ya consta su culto y numerosas donaciones para el mismo. Sus reliquias eran veneradísimas sobre todo por la gente del campo, para invocar la protección sobre el ganado. A inicios del siglo XVI, por miedo a las profanaciones de los herejes sus reliquias fueron trasladadas a Mons, junto a las de otros santos. Posteriormente regresaron a Liesse en una solemne traslación, y el 22 de junio de 1559 fueron depositadas en un bello relicario. Su memoria se converva en varias iglesias del mundo rural de los Países Bajos, Bélgica y Francia, donde se le conoce como Saint Zé.


Fuente:
-“Lives of Irish Saints”. John Canon O'Hanlon.


A 10 de julio además se celebra a  
San Erik IX de Suecia, rey y mártir.
San Cristóbal, mártir.
San Valente de Vinaroz, mártir

domingo, 10 de abril de 2016

San Macario, el de Gante.

San Macario III de Antioquía, obispo. 10 de abril.

Sobre San Macario tenemos pocos datos históricos, que se mezclan con la leyenda posterior a su culto. Según la leyenda nació Macario a finales del siglo X, y fue hijo de Miguel y Mana, miembros de una familia ilustre del Imperio de Oriente. Pariente suyo fue el obispo Macario II de Antioquía, que fue su padrino en el bautismo, imponiéndole su propio nombre. Además, cuando el niño tenía unos cinco años, lo tomó bajo su custodia para educarle en la virtud y las letras. Era un niño despierto y abierto a todo aprendizaje y buenos ejemplos. Con lo cual en unos años era versado en las Escrituras, los Santos Padres, Historia Eclesiástica, Derecho, música, etc. 

Tan dispuesto lo vio el obispo a la vida clerical, que le ordenó presbítero, estado en cual fue ejemplo para todos los demás sacerdotes de la ciudad. Era la mano derecha del obispo, ponía paz, resolvía problemas, a la par que mantenía su amor por la oración, la soledad y la vida austera. Así que no extrañó a nadie que, cargado con los años y las enfermedades, Macario II le eligiera como sucesor. Juntó el obispo al clero y al pueblo en la catedral y les habló: "Ya veis, amados hijos y hermanos, que la muerte está llamando a las puertas de este pobre viejo, aun más agobiado con el peso de la obligación, que con el de su avanzada edad. Llamánme ya para que de cuenta de mi administración; y a fin de que el cargo sea menor, os he convocado para daros mis últimos consejos, y para encomendarme en vuestras oraciones. Me veis ya tocando con la mano el término de mi penosa y dilatada carrera: ninguno se interesará más que vosotros en nombrarme un sucesor que repare mis defectos. Muchos sujetos tenéis que sean beneméritos y dignos; pero si mi voto vale algo, creo que el cielo os señala como con la mano por vuestro pastor a mi sobrino Macario. No os persuadiréis que influye la carne y sangre en esta confiada manifestación que os hago del concepto que yo formo: su notoria virtud y sus méritos sobresalientes me libran de esta sospecha; y creeré que sin mi recomendación ellos mismos clamarían por todos vuestros sufragios". 

Apenas acabó el santo obispo de pronunciar estas palabras, cuando toda la asamblea clamó a una voz: "Macario será vuestro sucesor: no queremos otro pastor más que el joven Macario". Pero no contaban con la voluntad del joven Macario, que era ajeno a dignidades y cargos. Ni los deseos de su tío, ni la aclamación del pueblo le valían, y aún más indigno se encontraba de ser obispo mientras más se lo pedían. Pero no más falleció el obispo, no le quedó más remedio que obedecer al clero y al pueblo, por los cuales Dios hablaba claramente. Fue consagrado y entronizado con la bendición de los obispos pertenecientes a Antioquía, y aún, dice la leyenda del emperador Basilio II. La dignidad episcopal solo sirvió para hacerle más humilde, y aprovechó su autoridad para extender el bien. Su celo apostólico le llevó a visitar a los que padecían, consolar a los enfermos y pobres. De sus rentas casi nada se quedaba, sino que mandaba fuera distribuido a los pobres. Todos los días predicaba al pueblo, exhortándoles a vivir en la virtud y la confianza en la Providencia Divina. Predicaba tan vehemente que más de una vez salían lágrimas de sus ojos, siendo necesario tener siempre a mano un pañuelo para enjugárselos. La leyenda dice que habiendo llegado uno de estos pañuelos a manos de un leproso, fue solo tocarse el cuerpo con él, y quedar sanado milagrosamente. Y otros se cuentan, como algunas resurrecciones o multiplicación de pan para los necesitados. 

En breve, su fama de santo llegaba a todos, y siempre había quien quería verle, tocarle, oír sus palabras y sermones. Tanta veneración comenzó a asustarle, pensando que podría hacer mella en su humildad y austeridad. Honores del día a la noche empezaron a agobiarle y le enfermaron, literalmente. Y la cosa iba a más. Así que, una vez sano, decidió precisamente, cortar por lo sano, y huir en busca de una vida solitaria y penitente. Encargó el cuidado de la iglesia antioquena a su presbítero Eleuterio, repartió lo poco que tenía a los pobres y salió secretamente de la ciudad, acompañado solo de cuatro de sus más fieles amigos, que no quisieron dejarle.  Tomaron rumbo a los Santos Lugares, para cumplir su gran anhelo de visitar los sitios santificados por Cristo. En Jerusalén, por más que intentó pasar desapercibido, el patriarca Juan, que le recibió con los honores correspondientes a su dignidad y persona. No pudo tolerarlos, y aceleró su partida de la Ciudad Santa. Continuó vagando por Palestina, infestada de sarracenos, entre los cuales también predicó a Cristo, y si bien esto le valió palos y prisión, fueron no pocos los que abjuraron su fe errónea, y pidieron el bautismo. Una de esas veces en las que estuvo prisionero, le atormentaron tendiéndole en el suelo en forma de cruz,  la ataron los pies y las manos con cordeles amarrados a unos clavos y cargaron sobre su estómago una gran piedra caliente, mientras le pinchaban o tiraban de los dedos de manos y pies. Todo lo sufría con paciencia el santo obispo, y aún más, con felicidad, pues pensaba moriría mártir por Cristo. Pero se le apareció un ángel que le liberó delante de todos sus captores, y le mandó le siguiera. Muchos se convirtieron al ver esto. 

Siguieron Macario y sus discípulos al ángel, el cual al llegar a las afueras de la ciudad, mandó a los cuatro amigos a que volvieran a Antioquía y contaran lo que habían visto, y a Macario que prosiguiera su viaje apostólico. Los presbíteros se fueron, y Macario sabiendo que al saber lo ocurrido, los antioquenos querrían obligarle a volver a su silla arzobispal, se embarcó hacia poniente. Atravesó Grecia, Dalmacia, Maguncia, Colonia. En Baviera se hospedó en casa de un noble cuya familia, al ver los portentos que Macario realizaba con su pañuelo, intentaron robárselo para lucrarse con los prodigios que pensaban haría en su poder. Pero enfermaron gravemente y no se sanaron hasta que se arrepintieron y el santo les sanó milagrosamente. En Colonia liberó de epilepsia a una mujer que le dio hospitalidad, en Malinas apagó un furioso incendio y en Tornai puso paz en la ciudad, pero a pesar de ello no le reconocieron en el monasterio de San Pedro, donde pidió hospedarse.

Llegado a Cambrai, fue a visitar la iglesia principal como era su costumbre, pero estaba cerrada y un ángel le abrió las puertas. En Maubegue veneró las reliquias Santa Aldegundis (30 de enero) y realizó varias profecías que se cumplieron mientras estaba allí. En Mechelen veneró a San Rombout (24 de Junio; 1, Malinas-Bruselas; y 3 de julio, Irlanda) y fue recibido por el pueblo con gran cariño. Y el santo se los pagó con creces: Esa misma noche se produjo un incendio en la ciudad, que se extendía rápidamente. Macario se subió a la techumbre de una de las casas incendiadas, arrancó un puñado de paja en el techo, lo bendijo y lo lanzó contra las llamas, que inmediatamente retrocedieron y se apagaron. Quiso la ciudad premiarle con la silla episcopal, pero cuando le buscaron ya Macario se había alejado en la oscuridad. 

Macario socorre
a los apestados.
Finalmente en 1010 llegó a Gante, y se retiró al monasterio de San Bavon, donde le recibió el abad San Ethembold (1 de mayo). Como su fama de predicador y taumaturgo le precedía, allí le tomaron afecto enseguida e hicieron todo lo posible porque terminara allí sus peregrinaciones y fuera monje entre ellos. Permaneció en el monasterio todo un año, así que en 1011 quiso embarcarse para volver a su iglesia antioquena, pero cuando llegó al puerto, le acometieron unas fiebres altísimas, que le obligaron a detenerse. Los monjes de San Bavón fueron a buscarle, y lo mismo hicieron los de San Pedro de Tornai, enfadados consigo mismos por no haberle reconocido antes. Se pelearon ambas comunidades por alojar a Macario, mediando el  conde Robert de Tornai. Finalmente, Macario eligió volver a San Bavón. Esa noche se le apareció San Landoald (19 de marzo y 13 de junio) que le sanó. Estando curado, volvió a hacer planes para regresar a Antioquía, pero en ese tiempo se extendía la peste negra por los Países Bajos cuando el abad pidió a Macario que intercediera ante Dios, lo hizo el santo anunciando que él mismo perecería de ella, en prenda de la extinción de la plaga. Indicó que habían de enterrarle en una bóveda que había de la capilla de la Santísima Virgen en la iglesia abacial, de la que los monjes desconocían su existencia por haber sido tapiada años ha. Asistió a los enfermos, predicándoles, cuidándoles y sosorriéndoles, hasta que cayó presa de la peste. Cinco meses estuvo enfermo, tiempo en el cual edificó a los monjes y no dejó de hacer portentos. 

Finalmente, el 10 de abril de 1012 falleció, y al instante cesó la peste, y los enfermos sanaron de su mal. Fue enterrado donde quería, habiéndose descubierto la bóveda. Su devoción fue instantánea, pues junto a su tumba los milagros se sucedían. El 9 de mayo de 1067 se elevaron las reliquias y se trasladaron al altar mayor, por parte de Siger, abad de san Bavon, a petición de Balduino V, conde de Flandes, y de Felipe I, rey de Francia. El patrón de las ciudades belgas de Gante y Mons. Se le invoca contra la peste y otras enfermedades infecciosas, así contra el fuego y para tener buen viaje. Sus reliquias aún se veneran.

Y para terminar, no hay que saber mucho de santos para darnos cuenta que la “vida” de Macario es solo una leyenda para dar respuesta a la devoción hacia un peregrino oriental que ciertamente apareció en Gante en 1010, fue monje en San Bavón, destacó por su caridad con los apestados y murió con fama de santidad. 


Fuente:
-"Año cristiano o Exercicios devotos para todos los días del año". Abril. R.P. JOSÉ FRANCISCO DE ISLA. S.J. Madrid, 1818.


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