lunes, 24 de diciembre de 2012

La Navidad en México.

El amigo Andrews nos regala este artículo para conocer y comprender algunas de las bellas tradiciones navideñas mexicanas:

I. Las Posadas.
La Navidad mexicana es una de las celebraciones de más tradición en el país, las fiestas comienzan a partir del 16 de diciembre y hasta el 24 con el famoso novenario de “Las Posadas” también conocidas como las nueve jornadas y que recuerdan a los nueve meses de embarazo de la Virgen María y son símbolo del camino que recorrieron María y José buscando posada para poder hospedarse y que María diera a luz a Nuestro Señor Jesucristo; el origen de esta hermosa tradición netamente mexicana se remontan al siglo XVI cuando se empezaron a celebrar las llamadas Misas de Aguinaldo (así llamadas porque se ofrecía un obsequio o aguinaldo de navidad que consistía en dulces , frutas y algunos juguetes para los niños y se acompañaban de villancicos alusivos al nacimiento del Niño Dios).


Celebración de una posada
Dichas misas se llevaron a cabo por primera ocasión en 1587, en el pueblo de San Agustín de Acolman, Estado de México, gracias a que fray Diego de Soria, prior del convento de San Agustín, consiguió del papa Sixto V una bula o permiso para celebrar en la Nueva España tal devoción católica, con el ánimo de adoctrinar mejor a los indígenas. La imposición e inicio de la celebración de las posadas se usó para poder desarraigar a los naturales de la antigua tradición que ocurría en los mismos días de celebrar el nacimiento de Huitzilopochtli, los nueve días que duran las posadas eran los nueve días que debían ser sometidos los esclavos que serian sacrificados en honor a Huitzilopochtli, en esta época se acostumbraba que durante cuarenta días los sacerdotes mexicas guardaran ayuno y hacían penitencia para prepararse a la celebración, llamada Panquetzaliztli, a los dieciséis días del mes los dueños de los esclavos a sacrificar hacían ayunos y a los diecinueve comenzaban a realizar unas danzas.

Las llamadas “Posadas” consisten en llevar la imagen de los “Peregrinos” o el “Misterio” como se le llama en México, que son la Virgen y San José, por lo general la Virgen montada en un burrito y San José llevando a este, en otros lugares se acostumbra vestir a un niño y una niña de José y María respectivamente o a una joven virgen y un joven varón, de casa en casa por nueve días quedándose en cada hogar un día. Se peregrina con las imágenes y se va rezando el rosario y se cantan las letanías siendo anunciado el paso de los “peregrinos” con cohetes y luces de bengala. Al llegar a la casa designada se entona el popular canto de posadas que consiste en seis estrofas que cantan los de a fuera con los “peregrinos” y seis los de adentro de la casa al finalizar se abren las puertas para recibir a los “peregrinos” cantando en conjunto:



Fuera de la casa
Dentro de la casa
En el nombre del cielo os pido posada, pues no puede andar mi esposa amada
Aquí no es mesón sigan adelante
yo no puedo abrir no sea algún tunante.
No seas inhumano, tennos caridad 
que el Dios de los cielos te lo premiará.
Ya se pueden ir y no molestar
porque si me enfado 
os voy a apalear.
Venimos rendidos desde Nazaret,
yo soy carpintero de nombre José.
No me importa el nombre, 
déjenme dormir pues que ya les digo que no hemos de abrir.
Posada te pide, 
amado casero, por sólo una noche 
la Reina del Cielo.
Pues si es una reina quien lo solicita
¿cómo es que de noche 
anda tan solita?
Mi esposa es María, 
es Reina del Cielo
y madre va a ser del Divino Verbo
¿Eres tu José? ¿Tu esposa es María?
Entren peregrinos, 
no los conocía.
Dios pague señores vuestra caridad,
y que os colme el cielo 
de felicidad
¡Dichosa la casa que alberga este día
a la Virgen pura, 
la hermosa María.

Al abrir las puertas


Entren santos peregrinos, peregrinos
reciban este rincón.
Aunque es pobre la morada, la morada
os la doy de corazón.
Cantemos con alegría, alegría
todos al considerar,
que Jesús, José y María, y María
nos vinieron a honrar.


En este vídeo de Youtube podéis oir una versión: 



Este canto es muy popular y conocido por todos, y como pueden apreciar trata de cómo José pide posada para su esposa que está a punto de dar a luz; al terminar la petición de posada y entrar los peregrinos en la casa se lee el día que corresponde a la novena, cabe decir que esta estructura de las posadas no se difunde si no hasta el siglo XIX y principios del siglo XX, aunque ya desde el siglo XVIII las posadas dejaron de hacerse en los templos para comenzar a realizarse en las casas particulares y en los barrios. Posteriormente se procede a romper la piñata que para la posada debe ser en forma de estrella de 7 picos simbolizando los 7 pecados capitales, se rompe con un palo que simboliza la virtud y se le vendan los ojos a los que la van a romper como símbolo de la fe que es ciega. La piñata se hace con una olla de barro que simboliza al demonio, al romperse la piñata caen los dulces y frutas sobre los asistentes como símbolo de la gracia de Dios que cae sobre los hombres al acabar con el pecado. Para romper la piñata se entona otro canto también muy popular:

Pintura popular de una piñata
Dale, dale, dale
no pierdas el tino
porque si lo pierde
pierdes el camino
La piñata tiene caca…,
tiene caca…,
cacahuates de a montón.
Esta piñata
es de muchas mañas
solo contiene
naranjas y cañas
No quiero oro
ni quiero plata
yo lo que quiero
es romper la piñata.

Al concluir de romper la piñata se reparten los famosos “aguinaldos” o “colación” que es una bolsa de dulces y frutas de la temporada, con otro canto más:


Piñata
Piñata
Echen confites
y canelones,
pa’ los muchachos
que son muy tragones
Anda María
sal del rincón
con la canasta
de la colación
Andale Juana
no te dilates
con la canasta
de los cacahuates.
Castaña asada
piña cubierta
denle de palos
a los de la puerta
Y que le sirvan
ponches calientes
a las viejitas
que no tienen dientes.

Por desgracia la hermosa tradición de las posadas en las zonas urbanas de México se ha extinguido casi en su totalidad, es en las zonas rurales donde aun se conservan y se siguen celebrando anualmente. En las ciudades se ha transformado de ser una festividad religiosa acompañando a José y María, en fiestas que solo fomentan muchas veces el vicio y no recuerdan en absoluto el recorrido de María y José, y sólo en los templos es donde se siguen celebrando como tal.

Pesebre
II. El Nacimiento del Niño Dios.
El Nacimiento, como se le conoce en México; Belén o Pesebre como se le llama en otras latitudes, tiene una gran tradición y particularidad en México. Desde los primeros días de diciembre se puede ver en los mercados a los artesanos que venden figuras para adornar el nacimiento o pesebre. El nacimiento se introduce en México con la llegada de los franciscanos desde el siglo XVI, pero no se populariza el uso de imágenes de barro hasta el siglo XVIII, destacando los personajes de la vida social novohispana vestidos a la usanza de la época con pelucas blancas. Se podía ver personajes como virreyes y obispos transformados en pastores o reyes magos. Desde finales del siglo XVIII y principios del XIX, gracias a la influencia de los jesuitas, los nacimientos comenzaron a llenarse de personajes populares como el "vendepiñatas", los indígenas que llevan guajolotes al niño, nopales, magueyes Aunque mucho antes, desde la época colonial, se habían agregado animales típicos del nuevo mundo como el mismo guajolote.

Los nacimientos mexicanos son muy particulares puesto que en muchos hogares se puede ver más de un solo Niño Jesús en el pesebre. En lugares como Chiapas se debe a una amalgamación con antiguas creencias autóctonas donde se cree que Jesús tiene un gemelo como símbolo del cielo y la tierra y de Dios y hombre. Pero esta tradición tiene una raíz bastante católica cuando nos referimos a la sociedad urbana, debido a que desde la época colonial en la Nueva España a todas las religiosas se les obsequiaba un Niño Jesús al momento de profesar y muchas llegaban a tener más de uno, algunas hasta tres. En su concepto era una forma de sustituir a los hijos, encargándose de cuidar y vestir a esas imágenes del niño Jesús como si fueran su madre.

Otra característica de los nacimientos o belenes mexicanos, es que muchas veces la imagen del niño Jesús es de un tamaño mucho mayor que el de sus padres o el de las demás figuras, significando que Jesús es lo más grande, que Cristo es lo que más importa en el nacimiento. Los portalitos o casitas que se hacen para poner al “misterio” son de paredes abiertas, solo poseen una pared trasera y el techo, como símbolo de que el portal de Belén está abierto para todos. Otras veces se puede ver imágenes del niño Dios de tez oscura, que nos recuerda que Cristo nació para todos sin importar la raza o el color de piel.

El 24 de diciembre después de haber asistido a la misa de gallo y haber celebrado la última posada, la familia se reúne alrededor del nacimiento o Belén. Al dar las doce de la noche se procede a la tradición de “arrullar al Niño Dios” antes de acostarle en el pesebre. Esta costumbre inicia leyendo el Evangelio de San Lucas y haciendo algunas reflexiones y villancicos. Después, ya sea el jefe o el más pequeño de la casa, da en adoración al Niño Jesús y todos pasan a besarle, luego el padrino de la imagen del Niño Jesús (la persona que fue elegida para llevar a bendecir la imagen se convierte en padrino del niño) debe darlo a arrullar a cada uno de los miembros de la familia. En caso de no tener padrino se comienza también por el menor hasta el más grande, y cada uno arrulla la imagen del niño Jesús como si de un niño de verdad se tratara entonando el canto que se utiliza para esta celebración:

Pesebre con niño negro
A la rorro, niño,
a la rorro ró
que viniste al mundo,
solo por mi amor
A dolor me mueve
ver dos animales
que finos y leales
tu amor los conmueve
Coros celestiales
con su dulce acento,
canten la ventura,
de este nacimiento
La Virgen María
mirándote está
el patriarca llora
de felicidad
Ya los reyes magos
cercanos están
vienen caminando
a donde tu estás.

Al terminar de arrullarlo toda la familia, la imagen se pone en el nacimiento o Belén y la familia se dispone a departir en la cena de Navidad. En el sureste de México, particularmente en el estado de Tabasco, para el 31 de diciembre se acostumbra vestir, arropar y sentar al “Niño Dios” (en otros lugares se le arropa y viste el mismo 24 de diciembre o el 25 y en el centro del país se acostumbra hacerlo hasta el 2 de febrero). Desde principios de diciembre en todos los mercados del país se confeccionan y venden  montones de modelos de ropones en diferentes tamaños para las imágenes del niño Jesús, así como sillitas de madera en diferentes tamaños y hechas de forma que se pueda sentar las imágenes en ellas (a forma de trono para sentar en ella al Rey de los Cielos). 

Para el 31 de diciembre todos acostumbran vestir al Niño con sus mejores galas o modestamente según el estado económico de la familia. En ocasiones ellos mismos los confeccionan y los tejen a mano, como suele suceder con las señoras de mayor edad, pues muchas de ellas prefieren hacer por sí mismas las ropas que le pondrán a su “Niño Dios”. Esta tradición es en recuerdo de que la Virgen envolvió en pañales al niño Jesús. Este mismo día, como ya mencioné, también se sienta al Niño en su silla, para que espere la llegada de los Reyes Magos el 6 de enero. Esto recuerda que, como dice el Evangelio, cuando los magos llegaron al pesebre encontraron al niño en brazos de su madre; pues para sustituir los brazos de la Virgen al niño se le sienta dicha silla.

III. La Rama
En los estados de Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y algunos municipios de Chiapas (el sureste mexicano) se realiza una hermosa tradición que es considerada por muchos como la versión mexicana del árbol de navidad. Consiste en adornar una rama con faroles, cadenas y diversos adornos de papel, globos, escarcha o motivos navideños y salir con ella, especialmente niños, de casa en casa cantando el “canto de la Rama” para recolectar dinero que les servirá para realizar las posadas, o para realizar algún convivio navideño. Esta tradición tiene diversas fechas. En algunos lugares va del 1 al 24 de diciembre; en otros, del 1 al 31 de diciembre; del 1 al 6 de enero; del 16 al 24 de diciembre, o del 16 de diciembre al 6 de enero. Su significado, al igual que las posadas es recordar el peregrinar de José y María hasta Belén buscando posada. Y la rama simboliza el árbol del jardín del Edén por el que nuestros primeros padres fueron expulsados del paraíso. Así como con el nacimiento de Cristo fuimos redimidos y cumplidas las promesas a Adán y Eva, los adornos recordarían el fruto prohibido. Muchos mencionan que esta tradición tiene muchos elementos tanto hispanos, como indígenas y afrocubanos

Esta costumbre fue utilizada por los misioneros para sustituir la que los indios tenían durante estas fechas decembrinas de adornar una rama llamada "versuchil" para celebrar el renacer de la naturaleza. Además, en la región maya (Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas) el árbol de la ceiba tenía un significado místico y cósmico pues se pensaba que la ceiba unía al cielo y la tierra y que en el cielo las almas descansaban a la sombra de uno de estos árboles, por lo que se nota la importancia de las ramas de los árboles en estas culturas. En algunas casas a los que llevan la rama les dan los típicos buñuelos con miel que son a base de harina y arroz o dulces típicos. También muchos acostumbran adornar un portalito con José, María y el Niño y es llevado junto con la Rama. 

En cada uno de los estados en que se realiza esta tradición las estrofas de la canción es diferente así como la forma de entonarla. Desgraciadamente debido a la inseguridad en muchas ciudades esta tradición se ha ido perdiendo por la desconfianza de los padres de dejar ir solos a sus hijos con la rama por las calles, y en otros sitios por la falta de interés en recuperar estas tradiciones. En el estado de Veracruz se acostumbran celebrar concursos de la mejor Rama. Algunas de las estrofas más comunes del canto de la Rama son estos:

Buenas noches decimos señores
la Rama les viene a cantar;
les viene a cantar sus honores
¡A ver que le puede usted dar!

Niños con la Rama
Blancas azucenas
lindos girasoles
naranjas y limas
limas y limones
Naranjas y limas
limas y limones
más linda es la Virgen
que todas las flores
Ábranme la puerta
si quieren que cante
que al Niño Jesús
traigo por delante
Salga para afuera
verán que bonito
verán a la rama
con sus farolitos
A la media noche
un gallo cantó
y en su canto dijo
ya Cristo nació
Ya se va la rama
muy agradecida
porque en esta casa
fue bien recibida
Ya nos despedimos
en la oscuridad,
y a todos deseamos
¡Feliz Navidad!

Lic. Andrews E. Ordóñez Capetillo




BIBLIOGRAFÍA
Fernández, José Luis, La Navidad en México orígenes y celebraciones, Tomo III, México, Paulinas, sexta reimpresión, 1992.
Foster, George, Cultura y Conquista la herencia española de América, México, Editorial UV, segunda edición, 1985.
Iglesias y Cabrera, Sonia, Navidades Mexicanas, México, CONCACULTA, primera edición, 2001.
Romandía de Cantú, Graciela, Nacimientos, belenes y presepios, en Artes de México, el arte tradicional del nacimiento, México número 81, Artes de México, 2006.


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domingo, 23 de diciembre de 2012

Antífonas Mayores de Adviento. Día 23: O Emmanuel

"La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo,
y le pondrán por nombre:
EMMANUEL"
Al ofrecernos la última de las Antífonas Mayores del Adviento, el autor del Año Litúrgico quiere antes presentarnos la de la oración de la mañana: 
Hoy, en el Oficio de Laudes, la Iglesia canta esta antífona (1): 'Se ha cumplido ya todo lo que el Ángel dijo de la Virgen María'”.

Después de lo cual, podemos pasar ya a la Antífona de las Vísperas:


SÉPTIMA ANTÍFONA
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones 
y salvador de los pueblos,
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.





Y así la desarrolla el piadoso benedictino francés:
¡Oh Emmanuel, Rey de Paz! hoy es tu entrada en Jerusalén, tu ciudad escogida, pues allí tienes tu Templo. Pronto hallarás también en ella tu Cruz y tu Sepulcro; y llegará el día en que establezcas allí tu tremendo tribunal. Ahora llegas sin ruido ni ostentación a la ciudad de David y de Salomón. Es simplemente un lugar de paso para llegar a Belén. Tu Madre María y su esposo José nunca la atraviesan sin subir al Templo para ofrecer al Señor sus plegarias y homenajes, y ahora se realiza por primera vez el oráculo del Profeta Ageo, que había anunciado que la gloria del segundo Templo había de ser mayor que la del primero. Efectivamente, este Templo posee ahora un Arca de la Alianza mucho más preciosa que la de Moisés, e incomparablemente superior a cualquier otro santuario que no sea el mismo cielo, por la dignidad de Aquel a quien encierra. Es el mismo Legislador quien está aquí y no simplemente unas tablas de piedra donde está grabada la Ley. Pero en seguida el Arca viva del Señor desciende las gradas del Templo y se dispone a continuar su camino hacia Belén, adonde le llaman otras profecías. Adoramos, oh Emmanuel, todos tus pasos por este mundo, admirando la fidelidad con que cumples todo lo que de ti está escrito, para que nada falte de las señales que deben manifestarte, oh Mesías, a tu pueblo. Acuérdate que va a sonar la hora; haz que todo esté dispuesto para tu Nacimiento; ven a salvarnos; ven, para que podamos llamarte no sólo Emmanuel, sino Jesús, es decir, Salvador”.

También en este día se nos ofrece una de las antiguas antífonas que en otro tiempo se añadían a la del día, la O Hierusalem!:


SOLEMNE ANTÍFONA A JERUSALÉN
Oh Jerusalén, ciudad de Dios,
levanta los ojos a tu alrededor
y contempla a tu Señor,
porque en seguida va a venir
a librarte de tus cadenas.



El Emmanuel rodeado
por las antífonas de la O
Y a las puertas ya de la Navidad (que a todos los lectores deseamos muy felices), despedimos estas reflexiones con el último texto tomado de la “Conducta para pasar santamente el Adviento” del Padre Juan Bautista Elías Avrillon, religioso Mínimo:
¡Oh Emmanuel!, es decir, ¡Oh Dios con nosotros! En este augusto misterio es, ¡Oh Salvador mío!, en el que con justo título se te puede atribuir este glorioso nombre; porque ¡ah!, el pecado nos había alejado de ti, había formado una cruel separación entre ti y los hombres, y se necesitaba una misericordia infinita y un milagro de amor para reconciliar al hombre contigo y unir así la distancia que de ti le separaba. Pues esto es precisamente lo que tú haces, ¡Oh Dios de bondad!, en el misterio de la Encarnación: Atraviesas los espacios infinitos que hay entre el cielo y la tierra, desciendes del trono brillante de tu majestad, vienes a nacer entre nosotros, a vivir y conversar con nosotros, a hacerte semejante a nosotros para facilitar el que nos aproximemos a ti. ¡Ay!, nosotros estábamos sin conductor y tú vienes como rey, como padre, como amigo, como el deseado de todas las naciones y, en fin, como un poderoso libertador, para librarnos del pecado, de la muerte y del infierno. Ven, pues, ¡Oh Dios mío y mi Salvador!; ven a socorrernos”.

 
Pbro. Ángel Luis Estecha González.


LAS DEMÁS ANTÍFONAS:

Día 17: O Sapientia.
Día 18: O Adonai.
Día 19: O Radix Iesse.
Día 20: O Clavis David.
Día 21: O Oriens.
Día 22: O Rex Gentium.

Llegados a la última antífona, solo puedo agradecer profundamente al P. Estecha por el tiempo invertido en leer, seleccionar y traducir los textos, buscar los enlaces, conformar estos magníficos siete artículos que sin duda, han enriquecido mucho al blog, a mi, y a muchos lectores. 

Ramón Rabre. El Autor del Blog 

 


(1) Antífona del Benedictus, que recordemos es el cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). Sigue conservándose en la liturgia actual.

sábado, 22 de diciembre de 2012

Antífonas Mayores de Adviento. Día 22: O Rex Gentium.

En la tradición cristiana es común desde tiempo inmemorial representar a Jesús con corona y otros atributos regios, pues “El mundo fue hecho por medio de él(1); esto culminará con la institución de la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo (2). Aquél que nace humildemente en Belén es el mismo al que reconocemos como Soberano de toda la creación. La Antífona Mayor de hoy nos lo recuerda. 

SEXTA ANTÍFONA
Oh Rey de las naciones
y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia,
que haces de dos pueblos uno solo,
ven y salva al hombre 
que formaste del barro de la tierra.





Rex Gentium
Y Dom Próspero Gueranguer nos dice en su Año Litúrgico:
"¡Oh Rey de las naciones! cada día te vas aproximando más a Belén, donde habrás de nacer. El viaje se acerca a su fin, y tu augusta Madre, animada y fortalecida con tal dulce carga, camina en constante coloquio contigo. Adora ella tu divina majestad y da gracias por tu misericordia; se alegra de haber sido elegida para la sublime misión de servir de Madre a todo un Dios. Desea y goza ya del momento en que te contemplará con sus propios ojos. ¿Cómo podrá servir dignamente a tu soberana grandeza, la que se considera como la última de las criaturas? ¿Osará levantarte en sus brazos, estrecharte contra su corazón, amamantarte en su humano regazo? Y con todo eso, al pensar que se avecina la hora en que, sin dejar de ser su hijo, vas a salir de ella y reclamar todos los cuidados de su ternura, su corazón desfallece, y al unirse su amor materno con el amor que tiene a su Dios, está a punto de expirar en aquella desigual lucha de la débil naturaleza humana con los más fuertes y poderosos afectos reunidos en un mismo corazón. Pero tú la sostienes ¡oh Deseado de las naciones! porque quieres que llegue a ese momento feliz en que dé a la tierra su Salvador, y a los hombres la Piedra angular que los ha de unir en una sola familia. ¡Bendito seas, oh Rey divino, por las maravillas de tu poder y de tu bondad! Ven cuanto antes a salvarnos, acordándote del amor que tienes al hombre por haber salido de tus manos. Ven, pues tu obra ha degenerado; ha caído en la perdición y la muerte la ha invadido: tómala de nuevo en tus poderosas manos y rehazla; sálvala; pues la continúas amando y no te avergüenzas de lo que has hecho". 

Nuevamente encontramos en dicho Año Litúrgico una Antífona que en la antigüedad acompañaba a la de la O, en este caso la O Rex Pacifice!, dirigida a Nuestro Señor:

SOLEMNE ANTÍFONA EN HONOR DE CRISTO
Oh Rey Pacífico,
que naciste antes de los siglos,
date prisa a salir por la puerta de oro:
visita a los que vas a rescatar
y haz que suban al lugar 
de donde les arrojó el pecado.


Rey del mundo y
piedra angular de la Iglesia.
Y por hoy el punto final lo pone la reflexión piadosa del religioso Mínimo Padre Avrillon en su “Conducta para pasar santamente el Adviento”:
¡Oh Rey de las naciones!, Rey de los reyes, soberano Señor del cielo y de la tierra, Rey querido de todos los pueblos que tienen la felicidad de vivir bajo tus leyes y de quienes haces toda la dicha, la gloria y las delicias. Piedra angular, sobre la cual va a fundarse todo el edificio de la Iglesia, y contra la cual nunca prevalecerán las puertas del infierno. Señor omnipotente, que sólo tú tienes la fortaleza de poner en el centro de la unidad las cosas más contrarias, y que de los diferentes pueblos de las dos alianzas vas a hacer uno solo, para vivir de la misma fe y de la misma caridad, para hacerle heredero de tu reino eterno. Date prisa, ven a obrar este gran prodigio; ven a salvar al hombre que has formado del cieno de la tierra, pero que le has honrado haciéndole a tu imagen, para establecer un perfecto amor en una perfecta semejanza”.

Pbro. Ángel Luis Estecha González.


LAS DEMÁS ANTÍFONAS:

Día 17: O Sapientia.
Día 18: O Adonai.
Día 19: O Radix Iesse.
Día 20: O Clavis David.
Día 21: O Oriens.
Día 23: O Emmanuel.





(1) Cf Jn 1, 10.
(2) Por el papa Pio XI en 1925. Actualmente se celebra el último Domingo antes del Adviento.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Antífonas Mayores de Adviento. Día 21: O Oriens.

Hoy, Dom Guéranger empieza recordándonos:
La voz de la Iglesia nos hace oír hoy en el Oficio de Laudes el siguiente solemne aviso: 'No temáis, dentro de cinco días vendrá a vosotros el Señor'”. (1)

Seguidamente, dedicaba bastante espacio a recordar que en su tiempo de alguna manera las Ferias mayores eran como interrumpidas para honrar a Santo Tomás Apóstol, cuya fiesta se celebraba en este día. Actualmente, la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II ha trasladado la celebración de este apóstol al 3 de julio (antigua fiesta de la Traslación) para no quitar protagonismo a estas jornadas de preparación inmediata a la Navidad. Por este motivo, omitimos tanto la meditación como los otros textos referidos al mismo (2). Haremos una excepción presentando como curiosidad la Antífona "O Thomas Didyme!" que como se nos recordaba en la introducción general a estos días, en la antigüedad acompañaba a la Antífona O de hoy:



“Oh Tomás el mellizo,
que has merecido ver a Cristo;
nosotros hacemos subir hacia ti 
nuestras oraciones en voz alta;
socórrenos a nosotros, miserables,
para que no seamos condenados con los impíos
al Advenimiento del Juez”
. (3)

Tras ello, veamos la Antífona de Vísperas que nos corresponde:


QUINTA ANTÍFONA
Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven ahora a iluminar 
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte.






Sigamos ahora la meditación que nos dirige el fervoroso benedictino:
¡Oh Jesús, Sol divino!, vienes a arrancarnos de la eterna noche, ¡bendito seas por siempre! Mas, ¡cuánto pruebas nuestra fe antes de brillar ante nuestra vista en todo tu esplendor! ¡Cómo te complaces en ocultar tus destellos hasta que llegue el momento señalado por tu Padre celestial para que muestres la plenitud de tu brillo! Vas atravesando Judea y te acercas a Jerusalén; el viaje de María y de José toca a su fin. Por el camino, encuentras una gran muchedumbre que caminan en todas direcciones vuelven cada cual a su ciudad de origen para cumplir el Edicto de empadronamiento; ninguno de todos esos hombres ha adivinado que estuvieras tan cerca de ellos ¡oh divino Oriente! A María, tu Madre, la toman por una mujer ordinaria; todo lo más, reconocerán la dignidad e incomparable modestia de tan augusta Reina, sintiendo vagamente el rudo contraste que existe entre tan soberana majestad y un exterior tan humilde, pero en seguida olvidarán tan feliz encuentro.
Pues, si a la Madre miran con tanta indiferencia ¿tendrán acaso un solo pensamiento para el Hijo no nacido aún a la luz visible? Y sin embargo, ese Hijo eres tú mismo ¡oh Sol de justicia!. Aumenta en nosotros la fe, e incrementa también el amor. Si esos hombres te amaran, ¡oh libertador del género humano! harías que ellos te sintieran; tal vez no te verían aún sus ojos, pero al menos ardería su corazón dentro de su pecho; suspirarían por ti, y con sus ansias y oraciones anticiparían el momento de tu llegada. ¡Oh Jesús, que atraviesas el mundo creado por ti, sin forzar a ninguna de tus criaturas! queremos acompañarte durante el resto de tu viaje; queremos besar en la tierra las huellas benditas de aquella que te lleva en su seno; no te abandonaremos hasta que contigo lleguemos a la afortunada Belén, a esa casa del Pan, donde por fin te verán nuestros ojos ¡oh Esplendor eterno, Señor y Dios nuestro!”.

"Sol del Oriente"
El milagroso Cristo "Gerokreuz".
Siglo X. Catedral de Colonia
.
También nos podrá ayudar en nuestra reflexión este texto de la liturgia mozárabe:
¡Oh Dios y Padre nuestro!, es grande a tus ojos la culpa de tu pueblo, pues han despreciado a tu Hijo, anunciado por la Ley, permaneciendo en el abismo de la incredulidad, mientras que lo han reconocido aquellos a quienes no les había sido anunciado y los que no han oído hablar de él lo han contemplado en su inteligencia. Te suplicamos que arranques de nosotros todo aquello que en nuestras obras se resista a ti, para que los dones que has sembrado en nuestro dócil corazón tengan un crecimiento fecundo y la raíz de la humildad no se seque nunca, Amén”. (4)

Y concluimos como cada día con la paráfrasis del autor de la “Conducta para pasar santamente el Adviento”:

¡Oh Sol!, origen de todas luces, puesto que eres engendrado por tu Padre celestial desde toda la eternidad en el esplendor de los santos, que derramas en las almas la luz de las verdades eternas para ilustrarlas en los caminos de la salvación; Sol de justicia mil veces más luminoso que el de la naturaleza, que no brilla sino por tu claridad, y que sin ti no sería más que tinieblas. ¡Ay! Nosotros mismos estamos en las tinieblas y sombras de la muerte: Ven pues a iluminarnos, por ti suspiramos; ven a conversar con nosotros, a abrirnos los ojos del alma; ven a hacer que te conozcamos a ti y nos conozcamos a nosotros mismos, para que te amemos y a nosotros mismos nos aborrezcamos; ven a disipar nuestras tinieblas y librarnos de la muerte, puesto que eres el principio de la luz y el autor de la vida, de la gracia y de la gloria”.
Pbro. Ángel Luis Estecha González.


LAS DEMÁS ANTÍFONAS:

Día 17: O Sapientia.
Día 18: O Adonai.
Día 19: O Radix Iesse.
Día 20: O Clavis David.
Día 22: O Rex Gentium.
Día 23: O Emmanuel.





(1) Antífona al Cántico evangélico del Benedictus. Recordemos que todos los días en Laudes se reza o canta dicho Cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). Esta antífona se sigue conservando en el actual Oficio Divino.
(2) Se incluía una lectura hagiográfica tomada del Breviario Romano de su tiempo, la oración de Maitines del antiguo Breviario Gótico o Mozárabe y un Himno tomado del Menologio Griego.
(3) Este es otro de los textos no conservados por editores castellanos, por lo que lo traducimos de la edición francesa, teniendo a la vista el original latino.
(4) Del Breviario Mozárabe. Oración para el lunes de la V semana de Adviento. Lo traducimos de la edición francesa por omitirlo la traducción castellana del Año Litúrgico.

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