Hoy, Dom Guéranger empieza recordándonos:
Seguidamente, dedicaba bastante espacio a recordar que en su tiempo de alguna manera las Ferias mayores eran como interrumpidas para honrar a Santo Tomás Apóstol, cuya fiesta se celebraba en este día. Actualmente, la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II ha trasladado la celebración de este apóstol al 3 de julio (antigua fiesta de la Traslación) para no quitar protagonismo a estas jornadas de preparación inmediata a la Navidad. Por este motivo, omitimos tanto la meditación como los otros textos referidos al mismo (2). Haremos una excepción presentando como curiosidad la Antífona "O Thomas Didyme!" que como se nos recordaba en la introducción general a estos días, en la antigüedad acompañaba a la Antífona O de hoy:
Tras ello, veamos la Antífona de Vísperas que nos corresponde:
Sigamos ahora la meditación que nos dirige el fervoroso benedictino:
También nos podrá ayudar en nuestra reflexión este texto de la liturgia mozárabe:
Y concluimos como cada día con la paráfrasis del autor de la “Conducta para pasar santamente el Adviento”:
LAS DEMÁS ANTÍFONAS:
(1) Antífona al Cántico evangélico del Benedictus. Recordemos que todos los días en Laudes se reza o canta dicho Cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). Esta antífona se sigue conservando en el actual Oficio Divino.
(2) Se incluía una lectura hagiográfica tomada del Breviario Romano de su tiempo, la oración de Maitines del antiguo Breviario Gótico o Mozárabe y un Himno tomado del Menologio Griego.
(3) Este es otro de los textos no conservados por editores castellanos, por lo que lo traducimos de la edición francesa, teniendo a la vista el original latino.
(4) Del Breviario Mozárabe. Oración para el lunes de la V semana de Adviento. Lo traducimos de la edición francesa por omitirlo la traducción castellana del Año Litúrgico.
“La voz de la Iglesia nos hace oír hoy en el Oficio de Laudes el siguiente solemne aviso: 'No temáis, dentro de cinco días vendrá a vosotros el Señor'”. (1)
Seguidamente, dedicaba bastante espacio a recordar que en su tiempo de alguna manera las Ferias mayores eran como interrumpidas para honrar a Santo Tomás Apóstol, cuya fiesta se celebraba en este día. Actualmente, la reforma litúrgica posterior al Concilio Vaticano II ha trasladado la celebración de este apóstol al 3 de julio (antigua fiesta de la Traslación) para no quitar protagonismo a estas jornadas de preparación inmediata a la Navidad. Por este motivo, omitimos tanto la meditación como los otros textos referidos al mismo (2). Haremos una excepción presentando como curiosidad la Antífona "O Thomas Didyme!" que como se nos recordaba en la introducción general a estos días, en la antigüedad acompañaba a la Antífona O de hoy:
“Oh Tomás el mellizo,
que has merecido ver a Cristo;
nosotros hacemos subir hacia ti
que has merecido ver a Cristo;
nosotros hacemos subir hacia ti
nuestras oraciones en voz alta;
socórrenos a nosotros, miserables,
para que no seamos condenados con los impíos
al Advenimiento del Juez”. (3)
socórrenos a nosotros, miserables,
para que no seamos condenados con los impíos
al Advenimiento del Juez”. (3)
Tras ello, veamos la Antífona de Vísperas que nos corresponde:
QUINTA ANTÍFONA
Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven ahora a iluminar
Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna,
Sol de justicia,
ven ahora a iluminar
a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte.
y en sombra de muerte.
Sigamos ahora la meditación que nos dirige el fervoroso benedictino:
“¡Oh Jesús, Sol divino!, vienes a arrancarnos de la eterna noche, ¡bendito seas por siempre! Mas, ¡cuánto pruebas nuestra fe antes de brillar ante nuestra vista en todo tu esplendor! ¡Cómo te complaces en ocultar tus destellos hasta que llegue el momento señalado por tu Padre celestial para que muestres la plenitud de tu brillo! Vas atravesando Judea y te acercas a Jerusalén; el viaje de María y de José toca a su fin. Por el camino, encuentras una gran muchedumbre que caminan en todas direcciones vuelven cada cual a su ciudad de origen para cumplir el Edicto de empadronamiento; ninguno de todos esos hombres ha adivinado que estuvieras tan cerca de ellos ¡oh divino Oriente! A María, tu Madre, la toman por una mujer ordinaria; todo lo más, reconocerán la dignidad e incomparable modestia de tan augusta Reina, sintiendo vagamente el rudo contraste que existe entre tan soberana majestad y un exterior tan humilde, pero en seguida olvidarán tan feliz encuentro.
Pues, si a la Madre miran con tanta indiferencia ¿tendrán acaso un solo pensamiento para el Hijo no nacido aún a la luz visible? Y sin embargo, ese Hijo eres tú mismo ¡oh Sol de justicia!. Aumenta en nosotros la fe, e incrementa también el amor. Si esos hombres te amaran, ¡oh libertador del género humano! harías que ellos te sintieran; tal vez no te verían aún sus ojos, pero al menos ardería su corazón dentro de su pecho; suspirarían por ti, y con sus ansias y oraciones anticiparían el momento de tu llegada. ¡Oh Jesús, que atraviesas el mundo creado por ti, sin forzar a ninguna de tus criaturas! queremos acompañarte durante el resto de tu viaje; queremos besar en la tierra las huellas benditas de aquella que te lleva en su seno; no te abandonaremos hasta que contigo lleguemos a la afortunada Belén, a esa casa del Pan, donde por fin te verán nuestros ojos ¡oh Esplendor eterno, Señor y Dios nuestro!”.
"Sol del Oriente" El milagroso Cristo "Gerokreuz". Siglo X. Catedral de Colonia. |
“¡Oh Dios y Padre nuestro!, es grande a tus ojos la culpa de tu pueblo, pues han despreciado a tu Hijo, anunciado por la Ley, permaneciendo en el abismo de la incredulidad, mientras que lo han reconocido aquellos a quienes no les había sido anunciado y los que no han oído hablar de él lo han contemplado en su inteligencia. Te suplicamos que arranques de nosotros todo aquello que en nuestras obras se resista a ti, para que los dones que has sembrado en nuestro dócil corazón tengan un crecimiento fecundo y la raíz de la humildad no se seque nunca, Amén”. (4)
Y concluimos como cada día con la paráfrasis del autor de la “Conducta para pasar santamente el Adviento”:
“¡Oh Sol!, origen de todas luces, puesto que eres engendrado por tu Padre celestial desde toda la eternidad en el esplendor de los santos, que derramas en las almas la luz de las verdades eternas para ilustrarlas en los caminos de la salvación; Sol de justicia mil veces más luminoso que el de la naturaleza, que no brilla sino por tu claridad, y que sin ti no sería más que tinieblas. ¡Ay! Nosotros mismos estamos en las tinieblas y sombras de la muerte: Ven pues a iluminarnos, por ti suspiramos; ven a conversar con nosotros, a abrirnos los ojos del alma; ven a hacer que te conozcamos a ti y nos conozcamos a nosotros mismos, para que te amemos y a nosotros mismos nos aborrezcamos; ven a disipar nuestras tinieblas y librarnos de la muerte, puesto que eres el principio de la luz y el autor de la vida, de la gracia y de la gloria”.
Pbro. Ángel Luis Estecha González.
(1) Antífona al Cántico evangélico del Benedictus. Recordemos que todos los días en Laudes se reza o canta dicho Cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). Esta antífona se sigue conservando en el actual Oficio Divino.
(2) Se incluía una lectura hagiográfica tomada del Breviario Romano de su tiempo, la oración de Maitines del antiguo Breviario Gótico o Mozárabe y un Himno tomado del Menologio Griego.
(3) Este es otro de los textos no conservados por editores castellanos, por lo que lo traducimos de la edición francesa, teniendo a la vista el original latino.
(4) Del Breviario Mozárabe. Oración para el lunes de la V semana de Adviento. Lo traducimos de la edición francesa por omitirlo la traducción castellana del Año Litúrgico.
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