domingo, 31 de julio de 2016

San Germán de Auxerre.

San Germán de Auxerre, obispo. 31 de julio.

San Amador reconviene a Germán.
Nacimiento y juventud.
Nació Germán en la misma ciudad de Auxerre, en 380, de una familia noble, que le educó en la fe, y la sabiduría del mundo. Luego pasó a Roma, donde estudió leyes y formó parte del tribunal imperial. El emperador Honorio le creó Dux (como un virrey) de su provincia y le casó con una noble dama romana llamada Eustaquia, familiar del mismo monarca y ferviente cristiana. Volvió Germán a Auxerre a hacerse cargo de su encomienda como Dux, cargo que incluía el mando sobre las tropas, sobre asuntos civiles y económicos. Era amante de la caza, y gustaba organizar monterías para luego exponer las cabezas y entrañas de las grandes piezas que se cobraba, colgándolas en un árbol que había en la plaza pública. A muchos repugnaba esta costumbre, sobre todo a los conversos al cristianismo, pues les recordaba las ofrendas públicas que los nobles paganos hacían a los dioses. Pero nadie osaba reconvenir al joven Dux Germán que, ciertamente, lo hacía por diversión solamente. Nadie, salvo el obispo de la ciudad, San Amador (1 y 11 de mayo), el cual le reconvenía sobre las trazas de idolatría que yacían en su gesto, pero Germán no le hacía caso alguno. Así que, en un viaje que Germán tuvo que hacer, Amador mandó cortar el árbol, lo cual provocó la ira de Germán, que llegó a amenazar de muerte al obispo.

Obispo a la fuerza.
La leyenda dice que Amador se retiró prudentemente a Autun, y allí tuvo la revelación de que Dios quería que su sucesor al frente del pueblo fuera ¡el Dux Germán! Lo sufrió Amador, que no entendió aquella voluntad divina, pero a pesar de su incomprensión, se dispuso a cumplirla presto. Ocurría que, según la ley romana, ningún oficial o funcionario del imperio podía dejar su puesto sin permiso del mismo emperador o, en su lugar, de sus Prefectos. El Prefecto de la Galia era Julio, y a este se fue a ver Amador para confiarle la voluntad de Dios. Este, cristiano devoto, dio el permiso y Amador regresó a Auxerre y dio orden secreta de que cuando el Dux entrase a la catedral, se cerraran las puertas y no le dejasen salir. Así se hizo y cuando Germán entró al templo a los oficios, San Amador se acercó a él, le confió la voluntad de Dios y le ordenó de diácono, nombrándole sucesor. Germán, que era cristiano piadoso, quedó sorprendido, pero no osó contradecir la voluntad de Dios. Pero esto anterior es legendario. En realidad, esto no ocurrió así, sino que el 1 de mayo de 418, murió Amador y el mismo imperio fue quien eligió como a Germán como obispo, eso sí, en contra de su voluntad. Fue consagrado el 7 de julio del mismo año.

Obispo por amor.
Si buen se había opuesto, una vez consagrado, la gracia de Dios llenó a Germán, haciéndole ver el gran bien que podía hacer a la extensión del Evangelio, misión a la que Dios le había llamado. Convino con su mujer vivir en adelante como hermanos, aunque continuaron casados, y además, repartieron todas sus riquezas y bienes a los pobres y a varias iglesias y monasterios. Ambos abrazaron la pobreza y la sencillez evangélicas. Nunca volvió a beber vino, ni a comer pan que no fuera de cebada. Pasó a dormir en unas tablas cubiertas de cenizas, y vestido de sayal. En 429 construyó un monasterio en Auxerre, en honor de Santos Cosme y Damián (26 de septiembre) junto al río Iona, frente al cual colocó de abad a San Aloge (8 de marzo). Poco tiempo después bautizó y sanó milagrosamente a San Mamertino (30 de marzo), que era un pagano manco y tuerto, al que incorporó a dicho monasterio. Fue Germán protagonista de la invención de las reliquias de un mártir de los tiempos de la persecución de Aureliano: San Prix (Prisco, Brys, etc., 23 de septiembre), que aún se veneran en su iglesia de Saint-Bris-le-Vineux. Construyó una iglesia a San Mauricio (22 de septiembre). En 431 halló las reliquias de San Julián de Brioude (28 de agosto) y San Ferreol (18 de septiembre), aunque lo mismo se cuenta de San Mamerto de Vienne (11 de mayo).


Martillo de los herejes y misionero en Anglia.
En este tiempo comenzó el hereje Pelagio a predicar su doctrina, llamada “pelagianismo”, que se enfrentaba a la corriente teológica de San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental). Si bien la fe católica enseña como Verdad que Dios crea libremente y da libertad al hombre, y no puede "oprimirle" con una gracia que anule su voluntad, pues estaría destruyendo su propia obra, al eliminar el libre albedrío; pero tampoco la voluntad del hombre puede por sí sola alcanzar la salvación, sin la gracia efectiva de Dios. Sin embargo, los pelagianos rompían este equilibrio entre la gracia de Dios y la voluntad humana, negando la prolongación del pecado original en la raza humana partiendo de Adán, único al que habría afectado este pecado. Por ende, el bautismo de infantes era innecesario. También propugnaba que la gracia era supletoria en la salvación, para la cual bastaba el conocimiento y el seguimiento de Cristo. San Agustín había refutado con amplitud y profundidad estos errores, demostrando que todas las acciones humanas dependen de Dios, que es el que otorga gratuitamente al hombre la salvación. En 418 había sido condenada esta herejía por el Concilio de Cartago, convocado por el papa San Zósimo (26 de diciembre). Esta condena sería luego refrendada por el Concilio de Éfeso, en 431.

En la Galia se extendió pronto el pelagianismo y su variante, el semipelagianismo, del que fue seguidor San Vicente de Lèrins (24 de mayo), que murió antes de la condena formal de esta herejía. El papa San Celestino I (de abril) envió a San Paladio (7 de julio) a Escocia para rebatir la herejía, y para predicar en Inglaterra eligió a nuestro Germán en 429, y por su parte, los obispos de la Galia decidieron en un Sínodo que le acompañase el obispo San Lupo de Troyes (19 de julio). La crónica de este viaje, obra de San Próspero de Aquitania (25 de junio) mezcla historia con exaltación de la recta fe católica y prodigios de ambos santos, con lo cual aunque es un testimonio de primera mano, hay que tomar "con pinzas".

San Germán y
Santa Genoveva.
Llegados a Nanterre, cerca de París, ambos prelados predicaron contra el pelagianismo, y allí se le acercó una jovencita a Germán, deseosa de consagrarse a Dios. El santo, antes que la joven dijera nada, colocó su mano en la cabeza de la niña y predijo su gran santidad. Allí mismo la joven, que no es sino la gran Santa Genoveva de París (3 de enero), hizo su voto y Germán se lo recibió y confirmó solemnemente. Partieron hacia la Gran Bretaña, y cuando estaban navegando, se levantó una terrible tormenta que San Germán conjuró derramando unas gotas de aceite bendito en el agua (Beda dice que fue agua bendita). En Gran Bretaña, el pueblo católico les recibió con alegría, pues venían los santos a confirmarles en la fe católica. Los herejes en un principio rehusaban cualquier controversia hasta que para no quedar en ridículo, aceptaron una conferencia. Fue en Verulam, y los herejes presentaron su doctrina pelagiana con gran aparato, por su parte, Germán expuso la sana doctrina apoyándose en las Escrituras y los Santos Padres, obligando a callar a los pelagianos. Pero para confirmar la Verdad, un tribuno y su mujer presentaron ante ambas facciones a su hijo de diez años, ciego. Los pelagianos nada pudieron hacer, y Germán, sacando una arqueta en la que guardaba reliquias de santos, hizo una oración, la aplicó al niño y este recobró la visión. Todos juntos fueron a dar gracias a San Albano (22 de junio y 2 de agosto, traslación de las reliquias), y Germán mandó abrir el sepulcro del santo, cambió algunas reliquias de las suyas por un poco de polvo y sangre del protomártir de Inglaterra. A su regreso a Auxerre construyó una iglesia en su honor y depositó dicha reliquia allí.

Capitán de ejércitos.
También tuvieron Germán y Lupo parte activa en las contiendas entre los ingleses enfrentados a los pictos y los sajones. Estos invadían constantemente los territorios de los primeros. En 439 dedicieron los de Gran Bretaña presentar batalla y pidieron ayuda a los santos para que orasen por ellos en medio de la contienda. Los santos obispos invirtieron todo su tiempo en corregir las costumbres de los soldados cristianos a la par que convertían a los paganos prisioneros, obteniendo promesa de mejorar de vida y ganando para ellos la libertad. Pasada la Pascua de ese mismo año, y viendo Germán que los enemigos iban a más se puso al frente de las huestes anglas e ideó un ardid: dejó un pequeño ejército en un valle entre dos montañas y él subió a un cerro, luego de dar la orden de que repitieran lo mismo que él. Al ver a los piratas sajones, Germán clamó "Alleluia, Alleluia, Alleluia", grito que repitieron sus soldados. Y el eco hizo lo siguiente: se repitió tanto, que los adversarios creyeron que aquel bramido correspondía a un terrible ejército, y huyeron dejando un valioso botín.

De vuelta a Auxerre.
Luego de su cruzada evangelizadora, Germán y Lupo regresaron a sus sedes. Germán halló la suya gravada de impuestos, por lo cual se fue a Arlés, a arreglar la situación con Auxiliar, el Prefecto de Roma para las Galias. Este le recibió con amabilidad y le pidió sanase a su mujer, cosa que hizo el santo a cambio de librar al pueblo de las cargas e impuestos que le habían sido exigidas. Vuelto a su diócesis el Santo se dedicó con ahínco a reformar las costumbres del clero y del pueblo, reparó algunas iglesias y se ocupó de la caridad para con los enfermos. Cuando tenía un tiempo libre, se retiraba a su monasterio de Santos Cosme y Damián para hacer oración, leer y hacer penitencia "por sus muchos pecados", decía.

Segunda misión en Gran Bretaña.
En 446 fue llamado otra vez a la Gran Bretaña para predicar y socorrer a la iglesia local frente al pelagianismo, que volvía de nuevo a fomentarse. Para esta misión tomó de compañero a San Severo de Trier (15 de octubre). Ya en tierra de misión, buscaron a los que se habían desviado de la doctrina católica y caído en el pelagianismo, para convertirlos, luego convirtieron a algunos predicadores de aquel error, y de nuevo con milagros probó la verdad del Evangelio que predicaba, sanando a un niño cojo, hijo de un hombre principal. Constató Germán que sin buenos predicadores y misioneros, nunca se extirparía aquella y otras herejías, así que estableció algunas escuelas para los presbíteros en las catedrales y principales iglesias. Ordenó presbítero a San Illtud (6 de noviembre) y de obispo a San Dubricio (14 de noviembre), aunque con esto hay alguna confusión, porque ambos santos florecieron más bien en el siglo VI. De estas escuelas monásticas salieron santos evangelizadores como los hermanos San Tugdual (30 de noviembre) y San Lunaire (1 de julio; 2 de septiembre, Todos los Santos Obispos de Rennes, y 30 de julio, la liberación de Trélévern). En esta visita, además, habría conocido a Santa Nennoc de Ploërmel (4 de junio). La habría apoyado en su intención de consagrarse a Dios y habría allanado su camino para la fundación de un monasterio en Bretaña.
Pero esto según la leyenda de esta santa, pues en ninguna "vita" de San Germán se lee este encuentro.

Imagen en la iglesia
de Guenroc, Francia.
La Galia y Rávena.
Volvió el santo obispo a su país y ya llegaba a Auxerre cuando tuvo que interceder ante Eocarich rey bárbaro de los germanos, que castigaba a los habitantes de Armorica a causa de una rebelión. El bárbaro se enfrentó a Germán, pero el santo apenas tocó la brida del caballo y comenzó a hablar en voz baja, desarmó al pagano, que prometió mansamente no hacer más daño a los afligidos de la provincia, si el mismo emperador Valentiniano III les perdonaba. Y, claro, partió Germán a Rávena, donde se hallaba el emperador. Sin poder descansar ni visitar su sede, de nuevo a los caminos. Al pasar por Milán, liberó a algunos posesos del demonio, y sanó a algunos enfermos. En Rávena le recibió el obispo, a la sazón, San Pedro Crisólogo (30 de julio). El emperador y su madre, Galla Placidia, le recibieron con honores, y para no faltar a la humildad del santo, le enviaron todo tipo de manjares sencillos y sin nada de carne o vino. El santo en respuesta envió a la emperatriz madre una rebanada de pan de cebada en un trozo de palo. Esta, teniéndolos por grandes reliquias, recubrió de oro el palo y el pan lo conservó con devoción y algunos milagros alcanzó de Dios por su medio. Alcanzó Germán el perdón de Valentiniano, realizó algunos milagros como resucitar al hijo de Volusiano, Canciller y Secretario real. Una leyenda externa dice que convirtió a cinco  hermanas Magnencia, Pallacia, Máxima, Porcaria y Camila,
las cuales habrían acompañado el cortejo de las reliquias de Germán hasta Auxerre, donde Santa Camila (3 de marzo) quedó como reclusa.

Entrada a la gloria.
Estando en Rávena, se sintió enfermar Germán y un día, después de Maitines, dijo a los obispos y clero reunidos a su vera: "Hermanos míos yo os encomiendo a vuestras oraciones mi partida a la eternidad. Me parece que vi esta noche a mi Salvador, que me daba prevenciones para mi jornada, y me dijo que aquello era para que me fuese a mi verdadera patria, para recibir el eterno descanso". A los pocos días cayó enfermo, con gran pena de todos. A la emperatriz dijo el santo que procurase que su cuerpo fuera llevado a Auxerre, y esta asintió, aunque con pena, pues pretendía gozar de la presencia de sus santos restos. Luego de días de padecimiento, el gran apóstol Germán entraba a la Vida el 31 de julio de 448, luego de un episcopado de 30 años. La traslación de las reliquias fue espectacular. La emperatriz cubrió el cuerpo con una tela brocada y riquísima, y lo depositó en un bello ataúd. Se dispusieron carruajes reales y seis obispos acompañaron el cortejo. Habiendo sido avisados en Auxerre, el clero y pueblo de esta ciudad salió a recibirlo, llegando hasta los Alpes, donde se hizo la entrega del cuerpo de San Germán. Fue sepultado a 1 de octubre, en el oratorio de san Mauricio, la actual abadía de San Germán. Su culto se extendió pronto y varias iglesias le fueron dedicadas en la Galia y Gran Bretaña, donde tan buen recuerdo tenían de él.

Sus reliquias se veneran aún en Auxerre y algunas han sido repartirdas por Francia e Inglaterra. De sus reliquias se cuenta una graciosa leyenda: Cuando las invasiones normandas, las reliquias de San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias; 1 y 13 de diciembre, traslaciones) fueron trasladadas a Auxerre, junto a la tumba de San Germán. Así que se tenían los dos cultos y cada uno sus seguidores. Entraron en pelea, esas tontas peleas de los que no tienen nada que hacer, sobre que santo sería el causante de los milagros que ocurrían allí, y cual, en definitiva, sería más "poderoso". No se les ocurrió otra cosa que ir al hospital cercano, agarrar a uno que acababa de morir y tenderlo sobre las tumbas. En primer lugar fue puesto en la tumba de San Germán, pero no pasó nada. Luego lo pusieron en la de San Martín y de inmediato resucitó el hombre. Los devotos de San Martín quedaron muy contentos, riéndose de los otros. Y estos, que no querían perder, les dijeron que habría sido una grosería de San Germán hacer el milagro, en lugar de mostrarse hospitalario y ceder el milagro a su invitado.


Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Julio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.


A 31 de julio además se celebra a  
San Antonio de Hungría, carmelita mártir.
Santa Ellin de Skövde, viuda mártir. 

sábado, 30 de julio de 2016

Los Santos "de la pedra".

Santos Abdón y Senén, mártires. 30 de julio.

Retablo en Tarrassa.
Si bien sobre estos santos lo que nos ha llegado es una leyenda de poca veracidad, su culto está documentado al menos desde el siglo IV en Roma. Su "passio", tardía con respecto al culto nos cuenta que imperando Decio, y habiendo vencido a los persas, quiso ofrecer un sacrificio de acción de gracias a los dioses. Como era costumbre, por otro lado, en el imperio. En el marco de los sacrificios, supo de dos nobles cristianos persas que se habían negado a participar en los festejos y, como estaba resuelto a exterminar a los cristianos, mandó les arrestaran y los llevaran a su presencia.

Decio los recibió con la distinción que merecían por su nacimiento y trató de ganárselos para sí. Los santos respondían con respeto hasta el punto en el emperador les habló de abandonar su fe cristiana si querían conservar el favor imperial. "Somos cristianos" – respondieron – "y nos gloriamos de serlo. Si para merecer vuestra benevolencia fuera necesario sacrificar nuestra quietud y nuestros bienes, prontos estaríamos a hacer este sacrificio; pero vos mismo sabéis que no es justo preferir la gracia de los hombres a la de Dios, y perder la del creador por merecer la del príncipe". Irritado, Decio les dijo: "no conozco otro Dios que los dioses del imperio, a los que os mando adorar". Los santos le replicaron: "Gran príncipe, hasta la simple razón demuestra que no puede haber muchos dioses; pues en un imperio no se podrían sufrir dos dueños igualmente soberanos. Esos que llamáis dioses son demonios, monas ridículas de la divinidad, que se burlan de los hombres. No hay más que un solo Dios y soberano dueño del universo, creador de todas las cosas. A este adoramos como a nuestro soberano dueño y también vuestro".

Irritado sobremanera Decio, quiso juzgarles, atormentarles y ajusticiarles ahí mismo, pero como su triunfo sobre los persas aún era precario, temió una sublevación de estos, que estimaban mucho a Abdón y Senén. Así que prefirió que fueran juzgados en un sitio donde no les amaran, y les metió entre los prisioneros que había hecho en la campaña y que debían ser conducidos en su viaje triunfal a Roma. El viaje a la Ciudad Eterna fue brutal, de tanto que padecieron los dos hermanos. Burlas, desprecios, castigos, fatigas… todo es poco, para lo que describen las "actas" y que no transcribo por brevedad. Llegados a Roma, Decio los entregó como valiosa presa y terribles enemigos al prefecto Valeriano. Al día siguiente Abdón y Senén comparecieron ante el tribunal, causando admiración al pueblo, por su entereza, gallardía y porte. Valeriano puso un altar en la misma sala de la audiencia, sobre el cual colocó un ídolo de Júpiter y mandó a los santos que sacrificasen al dios. Aparte, les mandó decir que le valía con que al menos hicieran las ceremonias exteriores, aunque no creyeran, pues deseaba verles libres. Pero los hermanos repudiaron tal simulación y dijeron: "Somos cristianos, tenemos gloria en serlo y no entendemos de disimulo en materia de religión. No adoramos más que a un solo Dios, y solo a él se deben ofrecer sacrificios. Vuestras soñadas deidades son invención de vuestras fábulas. Conociendo nosotros su ridiculez, jamás podremos incurrir en vuestras impiedades". "¿Llamáis impiedad" – replicó Valeriano – "a reconocer al sol por dios de vuestra nación, y que es adorado como tal por vuestros padres?" "Sin duda" – repusieron los Santos – "¿Es que hay cosa más impía que reconocer por dios a una pura criatura? Tan descaminados vivieron en este punto nuestros padres como vosotros, y en eso estamos nosotros muy lejos de imitarlos; nunca diremos, y nunca sentiremos otra cosa". Viendo Valeriano que no había caso con Abdón y Senén, dio cuenta de ello al emperador, que determinó que los dos persas fueran llevados por la fuerza delante de la estatua del dios Sol, y se les obligase a ofrecer incienso al ídolo. Pero una vez puestos los hermanos ante el dios, lo que hicieron fue escupirlo con desprecio. Y esto les costó ser azotados con plomadas y cuando ya se les veían los huesos, los enviaron al anfiteatro a ser devorados por las fieras.

Entretanto Abdón y Senén entonaban cánticos de alabanza a Cristo, ya les azotaran, ya les echaran a la arena. En el anfiteatro les soltaron dos leones y cuatro osos, que si bien salieron con gran ferocidad de sus jaulas, al llegar a los pies de los hermanos, se postraron a los pies de los santos como para respetarlos y rendirles homenaje. Clamó Valeriano a la multitud que había reunida para ver el espectáculo: "No se puede negar que estos dos cristianos son dos grandes magos; mirad como amansaron las fieras de repente", y temiendo que aquel prodigio moviera a muchos a convertirse a la fe de Cristo, mandó que los gladiadores los degollaran a las puertas del recinto. Así se hizo, y luego tomaron los cuerpos y arrastrándolos, los ataron a de la estatua del Sol y allí los ataron. Estuvieron los santos cuerpos tres días sin ser spultados, hasta que un subdiácono de nombre Quirino se los llevó a la tercera noche y los enterró en una caja de plomo en su propia casa. 

Cráneos de los santos en Sagunto, Valencia.
Uno se ve destrozado.
Culto y reliquias.
En tiempos de Constantino, las reliquias fueron halladas y sepultadas con honor en el cementerio de Ponciano (hecho que recoge el martirologio pseudojeronimiano a 30 de julio), donde consta que tuvieron culto, como demuestran su sepulcro y frescos que aún se conservan. En el siglo VI las reliquias se trasladaron a una iglesia construida en dicho sitio. La segunda traslación que consta se hizo en 828, cuando Gregorio IV donó una parte de los cuerpos de ambos santos a la iglesia del papa San Marcos (7 de octubre), en Roma y allí se veneran actualmente. Otra parte a la abadía de San Medardo de Soissons, donde estuvieron hasta que los hugonotes las profanaron y quemaron en el siglo XVI. Desde esta abadía se extendió su culto a Francia y a España, donde son venerados principalmente en la zona mediterránea como abogados de las cosechas, el buen tiempo y contra el granizo, "la pedra", como se dice en valenciano. Unas supuestas cabezas de ambos santos se veneran en Sagunto, Valencia, donde he tenido la oportunidad de honrarlas.


Fuentes:
-"Las iglesias de Roma con todas las reliquias y estaciones". FRANCISCO DE CABRERA Y MORALES.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". JuLio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865.
- "Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000.
-"Vidas de los Santos". Tomo VII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.


A 30 de julio además se celebra a 
Beata Ingeborg de Dinamarca, reina
Santa Julita de Cesarea, mártir.

viernes, 29 de julio de 2016

Santa Beatriz romana.

Pregunta: Cuando nací un cura eligió mi santo es decir, dijo el día que lo tendría que celebrar y dijo el 29 de mayo, ahora tengo curiosidad por saber que Santa Beatriz es ese día puesto que he buscado mucho y nunca lo he encontrado. España.

Respuesta: ¡pues qué manía tienen algunos con nombrar a otros, ¿no?! Y para colmo mal, pues a 29 de mayo no hay santa Beatriz alguna. Imagino que haya sido por:

Un servidor venerando las reliquias
de Beatriz, Simplicio y Faustino.
Basílica de San Nicolás "in Carcere", Roma.
Santa Beatriz, virgen y mártir, junto a Simplicio, Faustino y Rufo. 29 de julio y 22 de febrero (traslación de las reliquias).

Su leyenda dice que Beatriz fue hermana de los santos mártires Simplicio y Faustino, que fueron degollados imperando Diocleciano. Sus cuerpos fueron arrojados al río Tíber y ella los recogió y enterró cristianamente. Por este hecho Beatriz, al año siguiente fue denunciada por Lucrecio, un pariente lejano que tenía interés en heredarla, y al que ella rechazaba constantemente. Recordemos que en esta época estaba prohibido enterrar los cuerpos de los mártires, pues los emperadores sabían que eran venerados por los cristianos y por ello fue encarcelada y estrangulada en la misma cárcel, e igualmente su cadáver fue arrojado al Tíber. El pariente no pudo gozar de la herencia de Beatriz, pues murió fulminantemente tras la muerte de ésta. El cuerpo de Beatriz fue rescatado por una mujer de nombre Lucina, junto al de otro cristiano llamado Rufo que también habría padecido martirio. Lucina los sepultó junto a los hermanos. 

Si bien esta leyenda es tardía, estos santos mártires gozaron de un antiguo culto. El martirologio pseudojeronimiano pone la "Depositio" efectivamente a 29 de julio, en las catacumbas de Generosa. Con lo cual tal fecha es en realidad el enterramiento y no el día del martirio. El papa San Dámaso (11 de diciembre) levantó una iglesia en su honor, y el papa San Gelasio (21 de noviembre) hace menciones a Beatriz y su culto. Algunas reliquias habrían sido llevadas por San Bonifacio a Fulda, luego de su visita a Roma, de donde partió con numerosas reliquias de santos. En 683 San León II (3 de julio) trasladó las reliquias de Beatriz y sus hermanos a una iglesia que había construido en honor a San Pablo. Posteriormente serían trasladadas a la Basílica de Santa María la Mayor, y posteriormente a la basílica de San Nicolás "in Carcere", junto al río Tíber, donde se veneran actualmente bajo el altar mayor, salvo una porción que Inocencio X donó a Ana de Austria.


Otras santas llamadas Beatriz son:

Santa Beatriz de Silva: Con el apoyo de Isabel la Católica fundó la orden de la Inmaculada Concepción (Concepcionistas). Defendió el dogma de la Inmaculada, muchos siglos antes de su definición dogmática. 18 de agosto.

San Agustín se aparece a
Santa Beatriz de Nazaret.
Santa Beatriz de Nazaret. 29 de agosto.

Beata Beatriz de Ornacieux. 25 de noviembre.

Beata Beatriz D’Este: Religiosa que restauró el monasterio de Gémmola, en los montes Euganeos, Padua. Tuvo una vida breve, pero muy santa. 10 de mayo.

Beata Beatriz D’Este (otra): Era casada y al morir su esposo renunció a sus bienes y las obligaciones, consagrándose bajo la Regla de San Benito, en el monasterio que ella misma había fundado en Ferrara. 18 de enero.


A 29 de julio además se celebra a 
Santa Marta, virgen
San Guillaume de St-Brieuc, obispo.

jueves, 28 de julio de 2016

San Inocencio I, papa.

San Inocencio I, papa. 28 de julio y 12 de marzo.

Nació en Albano, y su padre, a decir de San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) fue el papa San Anastasio I (19 de diciembre y 22 de abril), a quien Inocencio sucedió luego de la muerte de aquel, en 410. Algunos prefieren interpretar esta filiación como espiritual, refiriéndose a que era su discípulo. En aquel siglo V, el término "hijo", se utilizaba para ambas acepciones. Aunque de su vida se conoce poco, sí que constan sus desvelos por el Evangelio y la Iglesia. Fue celoso en el cumplimiento del celibato eclesiástico y en afirmar y reafirmar la definitiva autoridad del Sumo Pontífice cuando las iglesias locales no sabían dirimir sus asuntos, o estos las superaban en jurisdicción, o en asuntos de fe y moral. Y así se lo hizo saber en una carta a San Vitricio de Rouen (7 de agosto).

Fue el firme defensor del gran San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan, Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia oriental; 15 de diciembre consagración episcopal) cuando fue expulsado de su sede constantinopolitana por las intrigas de la emperatriz Eudoxia y del Patriarca de Alejandría, Teófilo. No solo intentó persuadir al emperador Arcadio, sino que se negó a reconocer a los varios sucesores que tuvo el santo obispo en la sede. Además, confirmó las condenas al pelagianismo que los concilios de Cartago y Milevo habían efectuado, y alabó a los obispos por "haber consultado a San Pedro", en referencia a la solicitud que los obispos africanos habían hecho acerca de que les confirmara en la fe católica. Es Inocencio quien, de esta manera, daría pie a la célebre frase "Roma locuta, causa finita".

Ese mismo año de 410 Roma fue saqueada por hordas del rey godo Alarico. El papa estaba negociando con el emperador Honorio en Rávena, para que hiciera la paz con Alarico. A su regreso se volcó en la reconstrucción de las iglesias y casas destrozadas.

Dictó Inocencio, siempre según el "Liber Pontificalis", algunas normas eclesiásticas, como el ayuno de los sábados, que se diera al pueblo la paz antes de la comunión del presbítero. Es así que un gesto típicamente del pueblo, que expresa su perdón antes de presentar las ofrendas, pasa a ser algo del sacerdote, quien se reconcilia con el pueblo antes de comulgar. Además, restringió la celebración de la Confirmación al obispo. Edificó en Roma una iglesia a los Santos Gervasio y Protasio (19 de junio, traslación de las reliquias), que luego pasaría a llamarse de San Vital. Igualmente el "Liber" dice que ordenó 54 obispos, 30 presbíteros y 15 diáconos.

El santo papa murió a 12 de marzo del año 417, aunque no hay concierto sobre el tiempo que ocupó la sede de San Pedro. Baronio dice que 15 años, algunos hablan de 17, otros que 20. Fue sepultado en el cementerio de Ponciano.


Fuentes.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Julio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865



Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.

San Gelasio I. 21 de noviembre.
San Agatón. 10 de enero.
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril.

miércoles, 27 de julio de 2016

Luz desde la celda.

Beato Tito Bransdma, presbítero carmelita y mártir. 27 de julio.

Anno Sjoerd nació el 23 de febrero de 1881 en Bolsward, Holanda, en una familia profundamente católica. Desde su niñez sintió la vocación religiosa, se educó con los franciscanos pero ingresó en los carmelitas de la Antigua Observancia, tomando el hábito el día de San Alberto de Jerusalén (17 de septiembre) de 1898, y recibiendo el nombre de Tito. Profesó sus primeros votos al año siguiente, el 3 de octubre. Desde el noviciado Tito mostró un gran celo por la historia, las tradiciones y sobre todo por la mística carmelitana. Tenía vocación de escritor y de investigador y ambas facetas las puso al servicio de la fe y la Orden. Estudió en los conventos de Sendereen, Boxmeer y Oss, donde dejó gratos recuerdos por su aplicación y luces. El 17 de junio de 1905 fue ordenado sacerdote y en 1906 fue a Roma para doctorarse en Filosofía, lo cual logró en 1909, con 28 años. Fue un ferviente defensor de la prensa católica y del uso de esta como importante medio de evangelización. Fundó la revista "Van Neerlands Carmel" y dirigió desde 1912 la revista "Carmerozen", y además, fue redactor jefe del periódico "De Stat Oss".

Fue uno de los fundadores de la Universidad Católica de Nimega, donde fungió como profesor de Filosofía e Fistoria de la Mística en 1923. Más tarde sería elegido Rector Magnífico de dicha Universidad. Fue un gran conocedor de la obra de Santa Teresa de Jesús (15 de octubre y 26 de agosto, la Trasverberación), cuyas obras tradujo con gran acierto al holandés, dando un gran impulso al conocimiento de la santa incluso entre religiosos y religiosas. También investigó sobre la mística flamenca de varios siglos, logrando reunir un corpus de obras místicas y doctrinales de gran calado y de imprescindible consulta para todo aquel que quiera acercarse a estos místicos. El actual "Instituto Tito Brandsma" de Nimega, dedicado al estudio de la mística, tiene su origen en la obra de nuestro beato. En 1925 fundó la Unión de Escuelas Católicas, siendo su presidente hasta incluso estando preso y ser martirizado. En 1935 es nombrado consejero eclesiástico de la Asociación de Periodistas Católicos de Holanda.

Pero el P. Tito fue ante todo un religioso carmelita. No olvidó la sencillez, la humildad y la vida interior tan preciosa al Carmelo. Celebraba la misa con gran devoción, predicaba, daba retiros, visitaba enfermos, etc. En la comunidad era un religioso más, y nunca se permitía faltar a los actos comunitarios, como Capítulos o al coro. Si tenía que ayudar en la cocina o limpiar suelos, lo hacía con naturalidad, como un religioso más, a pesar de dirigir la Universidad. Su amor a la verdad era doble, si puede ser, como cristiano y como periodista. Por ello cuando en 1940, los nazis invaden Holanda, el P. Tito no calló ante los desmanes nazis, denunciando el peligro antropológico, político y religioso que significaba el nazismo. Fue ardiente defensor de la libertad de los judíos y de otros grupos étnicos y sociales. También se enfrentó a los nazis cuando estos exigieron que los judíos fueran expulsados de las escuelas católicas, únicas ya donde podían estudiar en paz. Y, sobre todo, se negó a prostituir su amada prensa católica con propaganda nacionalsocialista.

Por todo ello, el 19 de enero de 1942 fue arrestado en el convento de Nimega y trasladado a la cárcel de Scheveningen, donde continuó su labor de escritor, haciendo una apología de su inocencia. Allí escribió el 12 de febrero de 1942:
Cuando te miro, mi buen Jesús, advierto
en Ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.

Este amor tuyo - bien lo sé - produce
sufrimiento y exigen gran coraje;
mas tu gloria, en este duro viaje,
solo el camino del dolor conduce.

Feliz en el dolor mi alma se siente;
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena 
y me une a Ti, estrechamente.

Si quieres añadir nuevos dolores
a este viejo dolor que me tortura,
fina muestra serán de tu ternura
porque a Ti me asemejan, redentores.

Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra;
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.

¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia;
que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia.             


Como no le reducían, le llevaron a la cárcel de Amersfoort, donde le encomendaron trabajos forzados, sin cesar de torturarle. Pero su fe y su ciencia eran inquebrantables. Padeció numerosas enfermedades, entre ellas la disentería, que le llevó a la enfermería de la prisión, donde se agenció para organizar tertulias literarias y encuentros religiosos con los demás presos. Era su ángel, su consuelo, un respiro que Dios les enviaba. A mitad de año le trasladaron al terrible campo de Dachau, luego de brutales interrogatorios. Antes de llegar estuvo en la prisión de Kleve, donde sufrió una auténtica agonía del alma o "noche del espíritu", en la que vivió atormentado sobre cuál sería la voluntad de Dios, si acaso obraba correctamente o le movía la soberbia o la fe. Llegado a Dachau, fue destinado igualmente a trabajos forzados, que terminaron agotándolo. En la enfermería, a la que enviaron desahuciado, su agonía aumentó, pues fue sometido a experimentos médicos. En su caso fue el de producir flemones artificiales, con todo el dolor que conllevaban. Cuando se les hizo inservible, los nazis ordenaron que fuera asesinado con una inyección de ácido fénico, el 26 de julio de 1942. Su santo cuerpo fue incinerado y los restos fueron arrojados a una fosa común.

La enfermera que aplicó la inyección declaró posteriormente en el el proceso de beatificación. Ella le había confesado que se había educado como católica, pero había abandonado la fe. El P. Tito le dio su rosario y le pidió rezara con él. Al responderle que había olvidado las oraciones, el buen carmelita sonrió y le replicó: "de todos modos podrías decir las palabras 'ruega por nosotros pecadores'". El 3 de noviembre de 1985, el papa Juan Pablo II le beatificó. El Decreto de Beatificación expone: 
"De pequeña y grácil estatura y de salud siempre delicada, supo combinar una intensa vida interior y una gran solicitud por todas las formas modernas de apostolado: misiones, unión de las Iglesias, escuelas y educación católicas, medios de comunicación social (…) De carácter apacible pero firme, destacaba por su fe viva, por su inmensa confianza en Dios y por su exquisita caridad, especialmente para con los pobres, por lo que muchos, ya antes de su martirio, le tenían por santo (…) Pasó sus últimos meses en cárceles y campos de concentración dando a todos ejemplo de una fe inquebrantable, de fortaleza de ánimo, de paciencia y de exquisita caridad. Perdonó a sus enemigos y rezaba por ellos."




Algunas frases suyas nos han quedado como testimonio de su integridad cristiana y su amor al Carmelo.

"La espiritualidad del Carmelo, que es vida de oración y de tierna devoción a María, me llevaron a la feliz decisión de abrazar esta vida. El espíritu del Carmelo me ha fascinado".

"La contemplación de Dios será el objeto de nuestra felicidad en el cielo, de la cual debemos sentir la anticipación en esta tierra. Debemos gustar de leer mucho de Dios, así como de oír hablar de él. Debe ser Dios objeto frecuente de nuestras meditaciones y contemplaciones. Hablar de Dios frecuentemente".

"Nunca dejemos de mirar a María, para ver y admirar como Dios la transformó, a qué gloria la encumbró. ¡Cuántas y qué gracias quiere darnos Ella, a qué gloria nos queire elevar! ¡Bienaventurados han de llamarnos todas las generaciones!"

"La imitación de San Elías y la devoción a la Santísima Virgen ha sido siempre desde los orígenes los dos elementos específicos de la espiritualidad del Carmelo. Siempre se ha inculcado a los carmelitas el deber de imitar estos dos modelos: Elías y María. Hijos de Elías y hermanos de María. Y es también de aquí de donde nace para el Carmelo su orientación mística".



En 2005 la ciudad de Nimega le eligió como su más honorable habitante a través del tiempo.



Fuente:
-"Camino del cielo. Pensamientos espirituales del beato Tito Brandsma". P. RAFAEL MARÍA MELÚS. Onda  


A 27 de julio además se celebra a  
San Aurelio y compañeros mártires.
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