domingo, 29 de julio de 2012

Santa Marta: Leyenda, culto y supersticiones

Santa Marta.
Vidriera francesa. Siglo XX
Pregunta: La biografia, en la que estoy interesado es en la de Santa Marta, la hermana de Lazaro, a quien Jesús resucito. Mexico.

Respuesta: De Santa Marta, lo único que se puede afirmar con certeza es que era una mujer de fe, cercana a Jesucristo, que le atendió en su propia casa. En su boca el Evangelista Juan pone una de las declaraciones de fe más grandes del Evangelio “Yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios”. Las leyendas nos hablan de su familia, o si estuvo junto a la cruz del Señor, cosa probable, puesto que San Mateo dice estaban allí "muchas mujeres que le habían seguido desde Galilea”. Todo lo demás, pertenece a leyendas muy posteriores y de sabor medieval, sin ningún crédito, pero que como forman parte de la devoción, la cultura y el arte de siglos, pues lo resumo aquí:

Según la leyenda provenzal, atribuida erróneamente a San Rábano Mauro (8 de febrero), Santa Marta, anfitriona de nuestro Señor Jesucristo, nació de una familia noble. Sus padres se llamaban Siro y Encharia. El padre era duque de Siria y las había dejado una buena herencia en Betania y Jerusalén. Marta jamás se casó y permaneció virgen, contenta de servir al Señor, tanto en su mesa, como por la fe. Después de la Ascensión de nuestro Señor, partir los discípulos, y arreciar la persecusión contra los cristianos, ella con su hermanos San Lázaro (29 de julio y 17 de diciembre) y Santa María ¿Magdalena? (22 de julio y 5 de mayo), San Maximino (y muchos otros obispos elegidos y enviados por los apóstoles), San Cedon (23 de agosto), que resuta ser el ciego de nacimiento de San Juan 9; Sara, Susana y Marcela (criadas de la familia. 28 de julio); Santa María Salomé (22 de octubre y 5 de mayo) y Santa María la de Santiago (9 de abril y 5 de mayo) se trasladaría a la Provenza, entre los años 42-43. Más que trasladarse, fueron metidos en un buque sin velas, ni remos ni timón y abandonados en el mar, llegaron hasta Marsella, desde donde fueron a Aix [1], convirtiendo a la gente a la fe de Cristo y Marta llamaba la atención por su fe, pureza y caridad.

En esa época, en un lugar entre Arles y Aviñón, había un gran dragón, nacido de un leviatán un onagro, bestia mítica gallega, y que había llegado allí por mar desde Galicia. El monstruo entró en tierra y se comió a un hombre, la gente asustada se encomendó a las oraciones de Marta y ella, arrojándole agua bendita, y mostrándole una cruz (que se venera en Anon), lo amansó como una oveja, atándole con su propia faja y fue muerto con lanzas y espadas por el pueblo. El sitio se llamaba Tarascón, por lo que se le ha llamado "tarasca" el bicho.

Santa Marta. Grabado Siglo XIX
Luego de ello, Marta, con permiso de San Maximino (8 de junio), y de su hermana, se quedó en aquel sitio para predicar y dedicarse a la oración y penitencia. Construyó un monasterio y una iglesia en en honor de la Santísima Virgen María, donde llevó una austera vida, evitando la carne y grasa, huevos, queso y vino, y comiendo una vez al día. Cien veces al día y cien veces de noche doblaba sus rodillas en oración. Hasta muy entrada la Edad Media, existieron unas beguinas que se decían herederas directas de esta supuesta fundación de Santa Marta.

En Avignon, mientras predicaba entre la ciudad y el río del Ródano, un joven, deseoso de escuchar sus palabras, se tiró al río porque no había barco que le cruzara. Comenzó a nadar, pero de repente fue tomado por la fuerza del agua, se ahogó y el cuerpo fue encontrado al día siguiente. Llevaron el cadáver a los pies de Marta y esta, haciendo la señal de la cruz cayó al suelo y oró: "Oh, Señor Jesucristo, que en que un día resucitaste a mi bien amado hermano, ten a bien resucitar a este joven". Lo tomó de la mano, y de inmediato resurgió la vida y recibió el santo bautismo. Martilla, criado de Marta, que después entró en Esclavonia, y predicó el evangelio de Cristo, escribió su vida, y después de diez años de la muerte de Santa Marta, descansó en el Señor.

La leyenda provenzal dice que Santa Marta murió con grandes consuelos del Señor, que apareció a San Frontón (25 de octubre) y le llevó por los aires desde Perigeux, junto a sus diáconos para que la enterrasen y cantaran misa sobre su sepulcro. Frontón, por olvido, dejó allí su anillo y guantes, lo que sirvió de prueba del milagro. El mismo Señor le aseguró que los devotos de su santa anfitriona cuando vivía, no padecerían al momento de la muerte. Clodoveo, rey de Francia, después de ser bautizado, enfermó, fue al sepulcro y allí recibió la salud. Este sepulcro, en la imagen siguiente, se venera aún, pero Se cree que en realidad sean las reliquias de Marta y Sara, mártires persas cuya traslación a la Galia constan desde el siglo V.

Santa Marta se celebra el 29 de julio (antiguamente con el adjetivo “virgen”, hoy eliminado), y de ella se reza el oficio de Santas Mujeres. Sus atributos más comunes son el acetre e hisopo de agua bendita, el dragón (en Filipinas es un cocodrilo, por un milagro local), una lanza que termina en cruz, la antorcha (la luz de la fe), el libro (los evangelios), y en ocasiones un cesto o bandeja con frutos, en recuerdo de su hospitalidad. Es patrona de las amas de casa, la hostelería, contra los maridos infieles y difíciles (por la tarasca que amansó). Hay sitios donde se acostumbra a poner en la boca del dragón, dentro del acetre o a los pies de Marta un papel con el nombre de los hombres rebeldes.


Sepulcro de Santa Marta en Tarascón.
Su culto ha ido derivando en una serie de supersticiones más o menos constantes: Amansa o aleja a los maridos, siempre concede lo que se pide pero a cambio quita algo, es una santa triste que concede, pero hace sufrir... y dos o tres más. De hecho su conocida oración es una amalgama de frases supersticiosas y de origen desconocido. Nuestra fe católica nos enseña que ningún santo "cobra" por interceder ante Dios, primeramente porque no necesita nada nuestro, que bien poco podemos ofrecerle. Es que ¿como podría necesitar alguna miseria nuestra quien posee al Todo: Dios?. Esa creencia está arraigada, no solo con Santa Marta, sino con Santa Rita (22 de mayo) o Santa Elena (18 de agosto). 

Dios da sus gracias por intercesión de los santos sin que por ello nos pida nada. Son nuestros conceptos vengativos, humanos, incapaces de intuir lo que es el verdadero amor divino, manifestado en Santa Marta y en todos los santos, lo que nos hace crear esos mitos de "Santa Marta te da lo que te pide, pero te quita algo muy querido". No actúan de esa manera los santos, solo les mueve a actuar por nosotros el amor y la cercanía como hermanos en la fe que somos todos. Si aún nosotros, menos santos que ellos, no lo hacemos con nuestros amigos, menos lo harán los que nada necesitan y que solo interceden por nosotros por puro amor.

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[1] De Aix sería Maximino el primer obispo. Junto a la Magdalena, habría construido y consagrado una pequeña capilla dedicada al Salvador, en cuyo altar pondría reliquias del Santo Sepulcro de Cristo. Esta iglesia, que hoy se sabe que no es anterior al siglo III, fue destrozada por los sarracenos en el siglo IX y reconstruida en el siglo XI, en el 1080, pero como una gran basílica, hasta el punto que la pequeña capilla hoy ocuparía un trocito de la nave derecha de la catedral del Salvador, que es su nombre. Leer más en este artículo.




A 29 de julio además se celebra a 
Santos Simplicio, Faustino y Beatriz, mártires.
San Guillaume de St-Brieuc, obispo.


 

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sábado, 28 de julio de 2012

De santos y deportes


Llegan las Olimpiadas y me pregunto, por qué los deportes, casi ninguno, tiene santo patrón. La respuesta podría estar en que las Olimpiadas fueron prohibidas por la Iglesia en un momento. El deporte, el ocio, la diversión por la diversión siempre ha sido mal vista por el cristianismo, mal nos pese admitirlo. Ya son hoy otros tiempos y la Iglesia alaba la competitividad, la fraternidad y los ideales nobles de todo deporte. Existen los equipos y competencias interparroquiales (como aquella en que leí un cartel que decía: "Día 16: San José contra la Inmaculada") e interdiocesanas. Así que por lo tanto, habrá que buscar un santo para los deportes, que protejan a los deportistas. Vamos con los primeros que se me ocurren, olímpicos y no olímpicos:

San Edesio, contra el pretor
400 metros planos: Santa Honora de Bretaña. Corrió más que el caballo de su perseguidor. Segundo domingo de Octubre y 6 de noviembre.
Ajedrez: Santa Juana de Arco. Por ser estratega militar. 30 de mayo.
Béisbol: San Lorenzo de Novara. Fue apaleado junto a muchos niños, mientras se preparaba bautizarlos. 30 de abril.
Boxeo: San Edesio. La emprendió a puñetazos con el pretor. 2 de abril.
Carrera de Fondo: Santa Bárbara. La llevaron corriendo por toda Nicomedia, perseguida a latigazos. 4 de diciembre.
Caza: San Gil abad. Fue cazado, literalmente, en lugar de una cierva. 1 de septiembre.
Ciclismo: Santa Catalina de Alejandría. Su atributo es una rueda de pinchos, que por otro lado, ha dado nombre a las ruedas “catalinas” de las bicicletas. 25 de noviembre.
Colombofilia: Santa Teresa, que lo es de verdad. 15 de octubre y 26 de agosto. Y también cualquier santo que lleve una paloma como atributo.
Dardos: San Sebastián. Fue diana de múltiples flechas. 20 de enero.
Esgrima: Nuestra Señora de los Dolores. “y una espada atravesará tu propia alma”. 15 de septiembre y Viernes de Dolores.
Fútbol: San Alejandro de Bérgamo. Pateó el brasero en el que ardía el carbón para el sacrificio que se negó a realizar. 26 de agosto.
Hípica: San Hipólito. Fue arrastrado por un caballo. 13 de agosto.
San Donato
Lanzamiento de jabalina: San Donato de Muenstereifel. Protector contra los rayos, que son su atributo. 30 de junio.
Lanzamiento del martillo: San Quirico. Fue lanzado contra el suelo agarrándolo por el pie. 16 de junio y 15 de julio (liturgia bizantina).
Levantamiento de peso: Santa Eufrasia. Durante tiempo fue puesta a trasladar piedras de un lado a otro, por obediencia. 13 de marzo.
Lucha libre: Santa Perpetua. Soñó que combatía con un etiope con sus manos desnudas, y lo derrotaba. 7 de marzo.
Nado sincronizado: Santas Brígida y Maura de Picardië. Lanzadas al río, flotaron por el agua. 30 de enero (traslación de las reliquias) y 13 de julio.
San Walter de Onhaye
Natación: Santos Crispín y Crispiniano. Metidos en calderas de pez hirviendo ni lo notaron. 20 de junio (traslación de las reliquias) y 25 de octubre.
Patinaje sobre hielo: Santa Lidwina. Sí que lo es ya. 15 de junio.
Piragüismo: Santa Noyale de Pontivy. Montadas sobre un tronco, su niñera y ella pasaron el canal de la mancha. 24 de junio y 6 de julio.
Remo: San Walter de Onhaye. Un clérigo al que reprendía le mató a golpes de remo. 23 de junio.
Salto con pértiga: Santa Trahamunda. Con una palma atravesó toda España, desde Granada hasta Galicia. 25 de julio.
Salto de trampolín: San Clemente Papa. Lo lanzaron al agua con un ancla atada. 23 de noviembre.
Salto Alto: Santa Cristina la Admirable. Salía volando al olor del pecado. 24 de julio.
Tenis de campo: Santos Tigrio y Eutropio. Fueron apedreados, pero las piedras rebotaban contra los soldados. 24 de enero.
Tenis de cancha: San Frontón de Perigeux. Creo que queda claro. 25 de octubre.
Tiro con arco: Santa Úrsula. Fue asaeteada y la flecha es su atributo principal. 21 de octubre.
Vela: San Raimundo de Penyafort y San Francisco de Paula. Ambos cruzaron el mar sobre sus capas. 8 de enero, Raimundo; 2 de abril, Francisco. 


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jueves, 26 de julio de 2012

La Parentela de Santa Ana

Pregunta: Siempre había entendido que los padres de la Virgen María eran ancianos cuando Nuestra Señora nació, pero recientemente he leído que tenían más hijos y que Santa Ana se había casado más veces. Perdone, pero eso no me parece muy de Santa Ana. ¿Podría aclararme esto? Gracias. México.

Para ver la imagen más grande e identificar a cada personaje da clic aquí.

Respuesta: Es un tema interesante y simpático al mismo tiempo: Mientras en Oriente la tradición continuó contando que Joaquín y Ana eran ancianos, ella estéril y que Dios le anunció que tendría una niña, etc, etc... en Occidente, en pleno siglo XV, Santa Coleta de Corbie (6 de marzo), abadesa y reformadora clarisa dijo haber tenido ciertas visiones sobre la vida de Santa Ana. En ella narraba los tres matrimonios de Santa Ana (26 de julio):
I. Matrimonio con San Joaquín (26 de julio y 16 de agosto)
     Hija: La Virgen María.
II. Matrimonio con San Cleofás (25 de septiembre y 30 de octubre), [1] hermano de Joaquín.
     Hija: Santa María de Cleofás (9 y 24 de abril). 
III. Matrimonio con Solas (o Salom)
     Hija: Santa María Salomé. (9 de abril, 25 de mayo y 22 de octubre).

Sus tres hijas, a su vez, se casaron y tuvieron hijos: 

María Cleofás casó Alfeo (24 de abril), que le dió cuatro hijos: 
  1. Santiago el Menor (4 de enero, Iglesia Oriental, synaxis de los apóstoles; 4 de febrero, Iglesia Copta; 3, 11 y 25 de mayo; 30 de junio y 9 de octubre, Iglesia bizantina.
  2. San Judas Tadeo (19 de junio, Iglesia Oriental; y 28 de octubre)
  3. San José el Justo (30 de octubre), y
  4. San Simón de Jerusalén, obispo  (27 de abril). [2]
María Salomé casó con San Zebedeo (25 de mayo), que le dio dos hijos:
  1. Santiago el Mayor (4 de enero, Iglesia Oriental, synaxis de los apóstoles; 12, Iglesia Copta) y 30 de abril, Iglesia Oriental; 24 de mayo, invención de las reliquias en Verona; 30 de junio; 25 de julio; 15 de noviembre, Iglesia Griega; 28 de diciembre, Iglesia Armenia; 30 de diciembre, Traslación de las reliquias a Compostela).
  2. San Juan Evangelista (4 de enero, Iglesia Oriental, synaxis de los apóstoles; 6 de mayo, San Juan ante Portam Latinam8 de mayo y 26 de septiembre, Iglesia Oriental; 27 de diciembre).
La Santa Parentela:
De un lado María y el Niño, José y Joaquín.
Del otro, Ana, Zacarías e Isabel
.
Y, como sabemos, la Virgen María casó con San José (23 de enero y 24 de marzo y 26 de noviembre, Desposorios con María; 19 de marzo, Natividad; 26 de marzo, Circunsición; 27 de abril; San José Obrero, 1 de mayo; Presentación en el Templo; 19 de junio, Concepción; 20 de julio, muerte y Asunción, Iglesia Copta; y tercer miércoles de Pascua, El Patrocinio), y de la cual nació Jesucristo.

Esta leyenda se desarrolló más como motivo de iconografía que devocional, porque como grupo no hubo una devoción ni festividad específica, mientras que a los artistas les permitía explotar su sentido de la estética y de la composición. El norte de Alemania y los Países Bajos fueron receptores del tema y lo representaron muchísimo. Mucho más antiguo en la devoción y el arte, y de orígenes bíblicos era el tema del árbol de Jesé, tan bellamente expuesto en muchas iglesias góticas. La Parentela de María intentó ser un sustituto femenino (nacido en un monasterio de mujeres, es lógico) pues Santa Ana era la protagonista y a su alrededor giraban las demás figuras, hasta que al crecer la devoción mariana, la Virgen María y el Niño Jesús ocuparon el centro de la escena.

Como suele suceder, con el tiempo la cosa se complicó, ya pues no bastaban Santa Ana, sus tres maridos, sus tres hijas, sus tres yernos y sus siete nietos. Sino que la genealogía se extendió, al añadir a: 

Santos Hortolano y Emerenciana (padres de Santa Ana, 26 de febrero), con otras hijas y hermanas de Santa Ana:
Esmeria, casada con Eliud.
     1. Hijo: Emiú, casado con Memelia, con su hijo:
         San Servacio de Tongeren o Maastricht, obispo (13 y 15, Todos los Santos Obispos de Maastricht, y 16 de mayo) [3]

Por si fuera poco, se añadió a otro hermano de San Joaquín
Jacob, del que la leyenda no dice esposa:
     Hija: Santa Isabel, casada con San Zacarías (ambos el 26 de septiembre y 5 de noviembre)-
            Hijo: San Juan Bautista (24 de junio, Natividad; 29 de agosto, Degollación y Segunda Invención de la Cabeza; 23 de septiembre, Imposición del nombre; 24 de febrero, Primera Invención de la cabeza; 25 de mayo, Tercera Invención de la cabeza).

Santa Ana "triple".
Este añadido dice que Cleofás, el hermano de Joaquín sería padre de Simeón y San José, con lo cual José y la Virgen María serían primos carnales. Pero entonces, si se unen las leyendas, y ya que Ana se casó con este Cleofás ern segundas nupcias, resultaría que Santa Ana, sería madre de San José, con lo cual este y María serían ¡medio hermanos!

Nunca gozó esta leyenda estrafalaria de gran entusiasmo por parte de la autoridad de la Iglesia (afortunadamente), así que el Concilio de Trento acabó con ella de un plumazo y de manera tajante, aunque por razones artísticas algunos siguieran pintándola. Y, por cierto, el hecho de que Ana, o como se llamase la madre de Nuestra Señora, se casara más veces, nada quitaría a su santidad.

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[1] La tradición más aceptada comúnmente es la que hace a este Cleofás hermano de San José, y sus hijos, por tanto, primos del Señor.
[2] En Oriente, Santiago el Menor, Judas Tadeo, José el Justo y Simón aparecen como hijos del primer matrimonio de San José, junto a sus hermanas Lidia y Asia. Pero otra tradición Simón es hermano de San José, aunque hijo de Cleofás.
[3] Esta leyenda de Emerenciana y Servacio fue ampliada y tenida por propia por los carmelitas, ya que Emerenciana habría vivido junto al Monte Carmelo y con estos religiosos tenía trato frecuente.

martes, 24 de julio de 2012

Santa Cristina la Admirable, no la imitable.


Pregunta: Me gustaría conocer la historia de Santa Cristina la Admirable, aquella santa belga de la Edad Media, pero sobre todo los atributos y características iconográficas para poder identificarla en la pintura. Mexico.

Respuesta: Me preguntas por una de las santas más extravagantes y raras del santoral, solo comparable, quizás, con San Simeón Estilita (5 de enero). Cristina vivió entre 1150 y 1224,  nació en una familia humilda, a la que abandonó, junto a sus dos hermanas, para vivir como eremitas. De ella lo que más ha trascendido son sus fenómenos, llamémosles místicos, narrados y autenticados por el cardenal Jacques de Virty, que la conoció personalmente. 

Murió muy joven, entre los 20 y 30 años, y estuvo largo tiempo insepulta, por varias razones. mientras estaban cantando la misa de su funeral se levantó del ataúd y voló hasta que el techo de la iglesia la detuvo, porque "le repugnaba el olor nauseabundo de los pecadores empedernidos que asistían a su funeral", solo bajó cuando el sacerdote oficiente se lo ordenó. Hay que decir que esta sensación de olor nauseabundo ante el pecado, aún el más recóndito, le acompañó durante su vida, llegando a vomitar convulsivamente a la vista de algún pecador (esto me hizo recordar a Jean Baptiste, el personaje de "El perfume", de Patrick Zuskind).

Cristina, luego de su pseudo-muerte, declaró que había estado en el infierno, en el cielo y en el purgatorio y que Dios le había ofrecido ir al cielo o volver a la vida para dar testimonio y sufrir por las almas del purgatorio, pagando con sus penitencias, sufrimientos y enfermedades lo que las almas debían. Ella eligió lo último y a partir de entonces los prodigios, o como se llame a eso, se sucedieron unos detrás de otro:

El demonio la arrojó a un horno de pan, de donde salió ilesa, otras veces ella misma se arrojaba, para padecer algo similar, pero mucho menor a lo que padecían las almas, allí lloraba y gemía, pero no se quemaba. También llegó a poner las manos largos ratos en los braseros, sufriendo grandes dolores, pero no las quemaduras (ojo, niños, esto no lo hagáis en casa). Otras veces se sumergía durante una semana entera en agua helada, en pleno invierno. Se arrojaba a los molinos de agua, pasando su cuerpo por entre las ruedas, aplastando su cuerpo y dejándola con grandes dolores. En algunos éxtasis místicos conducía a las almas del purgatorio al cielo. Volaba a la vista de todos, ante la simple visión de un pecador, alejándose de él; se remontaba a los árboles o las torres de las iglesias. Gozaba del don de la profecía, de milagros, de ubicuidad... y de mil y unos fenómenos más.

Ante estos fenómenos fue encerrada y encadenada, acusada de brujería, pero siempre salía volando, lejos del pecado y el no arrepentimiento, en medio de cantos de salmos o cánticos religiosos. En otras ocasiones, hacía todo lo contrario, se refugiaba en tumbas putrefactas, cuyo olor le era más soportable que el del pecado. Incluso en la cárcel, las llagas que le hicieron los grilletes, exhalaban un óleo milagroso que sanaba de sus llagas a otros presos. Otros milagros se sucedían en la pila bautismal donde había sido bautizada; allí todo enfermo que se metía era sanado en el acto. A pesar de la oposición eclesiástica era consultada por grandes personajes, como Luis II, conde de Loon, o Santa Lutgarda de Tongeren (16 de junio).

Al final murió en el convento de Santa Catalina de Saint-Trond, luego de un tiempo sin fenómenos y oculta a todos, pero llena de devoción de la gente, aunque también de recelo por parte de algunos clérigos, que no veían con buenos ojos aquellas cosas. Pero no murió de una vez, como los demás, sino que cuando había muerto ya, un hombre llegó al monasterio suplicando la salud de su hermana que había enloquecido; Cristina hizo su último milagro reviviendo y sanando a la chica; luego volvió a morir y ya esta vez para siempre. Es patrona de las almas del purgatorio, psiquiatras y enfermos mentales. Aunque sólo fue beatificada, se le llama santa, sin más distinción y su memoria es el 24 de julio. Al nombre se le ha añadido los sobrenombres de "la admirable" y "la atonita", o sea, la extática.

Sus atributos iconográficos más característicos son: las alas y la hoguera, ambos alusivos a sus fenómenos místicos más conocidos. También se le suele representar volando por los aires y con una especie de escapularios que hacen referencia a su insistencia en la necesidad de la devoción mariana como prenda de no ir al infierno. Aunque se le acostumbra poner vestida de monja, no está claro si al final tomó los hábitos, todo parece indicar que no.


A 24 de julio además se celebra a 
San Declan de Ardmore, obispo
San Miliau de Tréguier, conde mártir.


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domingo, 22 de julio de 2012

Santa María Magdalena: un poco de todo.

Santa María Magdalena, Apóstol de apóstoles. 22 de julio, 20 de marzo, traslación de las reliquias; tercer domingo de Pascua, o de las Miróforas.
 
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La Asunción de la Magdalena.
José de Ribera.
Es María Magdalena probablemente una de las santas de las que más se ha escrito, llevado al arte, la música, el cine. Los místicos, los tratadistas espirituales, los pastores de almas han tenido en su figura una inspiración constante a la hora de acercar a las almas a Dios. Ya sean los Padres de la Iglesia poniéndola de ejemplo, el Medievo insistiendo en la penitencia, el barroco recreándose en su alma enriquecida por la gracia divina, o el romanticismo del XIX, reviviendo su epopeya legendaria, todas las épocas según sus características han amado y hecho amar a la Magdalena. Es que incluso la musicalidad de su nombre, María Magdalena, ya inspira deseos de escribir de ella. Y, sin embargo, todos estos siglos ha sido la leyenda, el sentimiento y la fe, más que la historia, lo que han modelado el culto a la Magdalena. La leyenda se ha basado principalmente en dos puntos: su identificación con María, la de Betania, y en sus tres “estados del alma”: pecadora, penitente, y agraciada. Este post versará precisamente sobre estos dos puntos, que se entremezclan:

¿La Magdalena, endemoniada, prostituta o adúltera?
La asimilación de María Magdalena con las pecadoras y endemoniadas evangélicas, dio mucho tema a la teología moral del medievo, pero sobre todo del barroco. Muchas obras piadosas, de edificación para los fieles, recorrían esta “vida” en los estados de pecado, penitencia y santidad. Consideraciones que pasaban de lo sublime a lo extravagante en un paso. Algunos la ponían tan, pero tan pecadora, que sería imposible; otros, muy pecadora, pero sin entregar el corazón enteramente al pecado. Luego la presentaban en unas ansias de penitencia increíbles, sobre todo porque, aunque los judíos hacían penitencia, no tenían un concepto como el cristiano, y menos, tan expiatorio como el de la época en que esas obras tan fantasiosas se escribían. En cuanto a la santidad, bueno, algunos la elevan al coro de las vírgenes, por la penitencia, incluso hablan de una asunción (José de Ribera la pintó magníficamente). Pero esta unión de personajes es muy bonita, da mucho para meditar, pero no tiene ningún viso de ser real, por más que la duda de paso a interpretaciones diversas. Intentemos desmenuzar un poco más: 


Primero veamos si María Magdalena puede ser alguna de las pecadoras. María “la magdalena” (este magdalena, hay que recordar que no es un nombre, sino un gentilicio o tal vez un apodo), es una discípula de Cristo, tradicionalmente considerada originaria de Magdala (población no identificada actualmente), que toma un papel relevante en la Resurrección del Señor, y es mencionada expresamente en la Crucifixión. Había sido liberada de siete espíritus, según Lc. 8, 2 y Mc. 16, 9, lo cual se puede leer, efectivamente, como que había sido liberada de enfermedades, pecados y vicios, más que de demonios literales. Es cierto que durante siglos se le relaciona con la famosa pecadora pública aparece en el capítulo anterior, en Lc. 7, 36-50, y al mismo tiempo con la adúltera de Jn. 8, 2-11, pero una simple mirada desecha esta teoría. Una prostituta, la que lavó los pies del Señor en la cena de Simón en ese pasaje tan bello, casi poético, no podría es la misma mujer adúltera a punto de ser apedreada, porque no podría ser casada y al mismo tiempo prostituta. Sin embargo, la prostituta sí podría ser la de los "siete demonios" o sea, María Magdalena. Pero solo “podría ser”, porque el Evangelio no da nombres a ninguna de las dos pecadoras. Los nombres siempre se dan en las Escrituras porque son reconocidos por los receptores, y serían de personas conocidas en la Iglesia primitiva, que podrían aportar su testimonio a los relatos. Por ejemplo, Alejandro y Rufo, los hijos del Cirineo, cuyos nombres se dan en Mc. 15, 21 como garantía de la veracidad de lo contado, vemos en Rm. 16, 13, que es un miembro conocido de la comunidad romana.

Es el Evangelio de San Juan, el que le da una especial relevancia a María Magdalena (donde sí aparece este "magdalena" como nombre propio), pero sólo al final, sin hacer referencias anteriores. La pone al pie de la Cruz y es muy interesante un detalle: mientras de la hermana de la Santísima Virgen necesita el autor decir quién es (no sería muy conocida), de los demás, con decir quiénes estaban, es suficiente. Al decir que estaba María Magdalena ya deja claro quién es, sin más detalles. Está claro que los destinatarios saben de quien se les habla. La otra escena de San Juan es la de la Resurrección de Cristo y que ha configurado la relación entre ambos, y ha dado tanto tema. Sólo hay que comprender un poco del mundo judío y su trato a la mujer, para sorprenderse de ver que es esta mujer la encargada de llevar el anuncio de la Resurrección. De hecho, este sería uno de los inconvenientes para aceptarla: los discípulos de Emaus dirán “es cierto que algunas de nuestras mujeres han dicho que lo vieron” en Lc. 24,13-35. Es decir, tienen testigos, pero por ser mujeres no les creen. Entonces, si esta mujer fue la encargada de anunciar a los apóstoles la Resurrección, si fue testigo privilegiada de la crucifixión, surgen las preguntas ¿Quién era esta mujer que aparece de pronto en San Juan? ¿Que importancia tenía en la vida de Cristo, en su predicación? ¿Qué relación previa tuvo con el Señor? Profunda había de ser. Y al buscar en el Evangelio, sólo encontramos una mujer con un papel tan destacado en la vida pública de Cristo. Y resulta que no es la Magdalena, sino otra María, la de Betania. Y entramos en el otro punto:

María, ¿de Magdala o de Betania?
Esta es una polémica ya vieja, nacida en el siglo IV. Es San Ambrosio de Milán (4 y 5 de abril, muerte y entierro; 7 de diciembre, consagración episcopal) el primero conocido, que identifica a María, la Magdalena, con María de Betania (29 de julio), y al mismo tiempo con la pecadora pública de Lc. 7, 36-50, tema tocado en el apartado anterior. 


Primero veamos quien fue María de Betania: Es la hermana de San Lázaro (17 de diciembre) y Santa Marta (29 de julio). Aquella que escogió “la mejor parte”, según Lc. 10, 38-42. Cristo dice mucho de esta mujer, y lo desconcertante, sobre todo, es que después no se ve más su persona, ni el Evangelio de Lucas la vuelve a mencionar. La “mejor parte”, aquella que “nadie se lo quitará”, ¿está revelando un papel en la Iglesia? ¿Está anunciando una vida de santidad?, ¿un camino diferente de vida en Dios? Durante siglos, esta “mejor parte” se ha reducido a la vida religiosa, como un camino o estado de perfección, y por ahí tomó la leyenda de María Magdalena, que la pone como eremita en la cueva de Provenza. Se le tomó como ejemplo de contemplativa, de esposa extasiada en el Esposo. Numerosos místicos hallaron en esta imagen fuente de sus elevaciones y escritos.

Otro momento importante, es la muerte y resurrección de Lázaro, que leemos en capítulo 11 de San Juan. Cuando el señor llega a la casa, se repiten los términos de la escena de Lucas: Marta reclama y María vuelve a ponerse a los pies del Señor. Su papel es determinante, pues si bien Marta hace una confesión de fe como ninguna en el Evangelio, María solo adora, confía y suplica. Y he aquí que hasta que María no sale al encuentro de Cristo, no salen los que la acompañaban. Las lágrimas de María ante Cristo, desatan las lágrimas de los judíos y del propio Cristo. ¿Tan conocida y querida era esta María? ¿Qué relación tan estrecha tenía con Jesús, para conmoverle y llorar? Si era tan conocida, tan querida, como no se menciona después en el evangelio, en los momentos claves de la Pasión y la Resurrección, mientras que se mencionan a otras mujeres, y siempre por sus nombres? ¿O es que sí lo hacen, pero llamándola María Magdalena? 

El otro momento clave es la unción en Betania, en Jn. 12. De nuevo protagonizan María y Jesús un suceso único en el Evangelio, en el que Jesús acepta un homenaje. Vuelven a decirnos que Marta servía, cuando de pronto María derrama perfume, y buen perfume, y comienza a ungir los pies del Señor, y secarlos con sus cabellos, en un acto de servicio y reconocimiento de la grandeza del Ungido. Es una imagen que inmediatamente nos recuerda la unción de la pecadora pública de Lc. 7, 36-50. Solo que aquí no hay lágrimas, aunque se prevé la cercana Pasión del Señor en las palabras de Jesús “para mi sepultura lo ha guardado”. En Mt. 26, 6-13, y Mc. 14, 3-9 no se nos dice que sea María de Betania la mujer que unge, y el hecho ocurre donde Simón el leproso (para rizar más el rizo, el dueño de la casa en la escena de la pecadora, también se llama Simón). La unción es en la cabeza, evidenciando más aún el sentido mesiánico y consacratorio de la unción. Aquí, además de su defensa, Jesús añade que “donde quiera que se predique el evangelio en el mundo entero, también se hablará de lo que esta ha hecho, para memoria suya”.

Los tres textos aluden a la importancia de María de Betania en la sepultura de Cristo y, sin embargo ¿Cómo es que no aparece esta María, y quien tiene el protagonismo es María Magdalena? Indudablemente, esta María de Betania es alguien importante en la comunidad cristiana y también lo era, como vimos antes la Magdalena. Entonces, ¿son o no la misma? Veamos primero algunas teorías que lo apoyan y luego las que no:

A favor: 1. La unción de Betania: Recuerda a la unción de la pecadora pública, aquella con lágrimas, esta con gozo. Muestran una misma sensibilidad, un mismo corazón. Por otro lado, si María había guardado el perfume para la sepultura, ¿cómo es que no aparece en el entierro de Cristo, y es otra María, la Magdalena, la que está al pie de la Cruz y junto al sepulcro es la que lleva la voz cantante? Son la misma mujer entonces.

2. Los gestos de postración de María de Betania ante el sepulcro de Lázaro y sus lágrimas, se repiten en María Magdalena ante el sepulcro de Cristo. En ambas hay el mismo gesto de reconocer quien es el Maestro. Son la misma mujer entonces.

3. “Nadie le quitará la mejor parte” concuerda muy bien con la participación en la Resurrección de Cristo y con la "vida de penitencia" y santidad de la Magdalena. Son la misma mujer entonces. Esto tiene la inconveniencia de dar por hecho la penitencia y la santidad sublime de la Magdalena, cosa que alaba la leyenda provenzal, que es solo eso, leyenda.

En contra:
1. Está claro: Una María era de Betania, y la otra de Magdala. Son diferentes mujeres entonces. Los contrarios a esto dicen que al prostituirse se fue a Magdala y al convertirse volvió a casa de sus hermanos. Indemostrable, como indemostrable es, siendo sinceros, que Magdala sea realmente un sitio.


Conclusión:
En fin, que la cosa ha dado para mucho a lo largo de los siglos, pero la iglesia hoy en día se inclina a seguir la tradición de las iglesias ortodoxas, que es formular que son dos personas distintas, pertenecientes al círculo más cercano del Señor. Porque esta unificación se da en solo la Iglesia occidental. Los orientales lo tienen más claro (más o menos) desde siempre: María de Betania no es la Magdalena, pero la Magdalena sí es la pecadora y la "endemoniada". En occidente hoy en día, se intenta separarles, incluso en algunos santorales católicos. Tengo ante mí el Ritual de la Orden del Císter de 2004, donde aparecen el 29 de julio “Ss. Marta, María y Lázaro, hospederos del Señor”, y lo mismo el Calendario Litúrgico Español de 2015, que trae, solo para los Reparadores, Benedictinos, Cistercienses y Trapenses a “Santos Marta, María y Lázaro, amigos del Señor”. 


Y a todas estas, ¿cual es el origen de esta asimilación de personajes? Pues dar más realismo a una santa tan importante, clarificando su vida, su nacimiento, familia… etc., intentando exponer cada momento de su vida. Y el resultado fue recoger dos figuras y hacerlas una. Por una parte, María de Betania aportaba orígenes, familia, relación con Cristo previa a la Pasión, y María Magdalena aportaba participación activa en la Iglesia primera. Luego la leyenda provenzal ya completaría la “vita” de una sola persona, y que daría para otras entregas.

Es el mismo recurso el empleado en la identificación de Santa Fotina (20 de marzo) con la Samaritana, de la Verónica (4 de febrero) y la Hemorroísa, o de San Dimas (25 de marzo) y la leyenda de la huída a Egipto. Y así, la mayoría de discípulos de Señor, identificados luego con obispos fundadores de diócesis que vivieron casi trescientos años después (el mismo Lázaro, es un caso). Repito, el origen y el sentido de esta mezcla de personajes con leyendas, es clarificar los orígenes de un culto asimilándole con personaje importante. Además, añadir en este caso que el hecho de que a la octava del 22 de julio se celebrase a Santa Marta, ayudó más aún al hecho de hacerlas hermanas.

En el siglo XIX el padre Lacordaire, dominico, escribió su famosa “Vie du Sainte Marie Madeleine”, una obra hagiográfico-histórico-devocional y patriótica, en el marco de la revitalización del patrio-catolicismo francés. Esta obra, poniendo a la Magdalena penitente y muerta en la Provenza (sus supuestos sepulcro y reliquias se descubrieron en el siglo XI, junto al de San Maximino) relanzó la teoría de la unificación de ambos personajes, aunque sea reciente. Históricamente esta obra no vale nada, pero es muy poética, muy descriptiva de paisajes, ambientes, personajes y da un buen seguimiento del culto y las enseñanzas morales alrededor de esta santa.


Fuente:
-Biblia de Jerusalén. 1976.



A 22 de julio, además se celebra a  
San Wandrille, abad
San Platón de Ancyra, mártir.

sábado, 21 de julio de 2012

San Víctor de Marsella


Estampa popular

Pregunta: mi abuelo quiere hacer un cruceiro para el patio, pero no sabe que santo ponerle en la parte posterior. Me ha dicho que lo escoja yo. ¿Qué santo se puede poner?

Respuesta: Hombre… ya que te han dado a escoger, y como te llamas Víctor, pues que ponga una imagen de tu santo. Hay muchísimos santos con ese nombre… pero yo te propongo a Víctor de Marsella.

San Víctor de Marsella, soldado mártir. 21 de julio.
Fue un soldado del ejército romano, y padeció el martirio con algunos compañeros en el año 304 y en Marsella, en la actual Francia. Hay dos Actas de su martirio, la más antigua es más breve y la otra es más extensa y adornada; pero ambas son poco fiables, porque son tardías y están escritas en tono de apología: O sea, el escritor, para dar más peso a la defensa de la fe cristiana, pone los argumentos en boca de los mártires. Estas actas dicen que, llegado el Emperador Maximiano a Marsella, conocido por la masacre de San Mauricio y la Legión Tebana (22 de septiembre), Víctor comenzó a alentar a los cristianos de la furia del Emperador contra la fe de Cristo. Fue arrestado y presentado ante los prefectos Asterio y Eutiquio, que le conminaron a abandonar la fe en “ese hombre desconocido que murió hace mucho tiempo”. Víctor responde que ese es “el Hijo Todopoderoso de Dios Altísimo” (y aquí el autor se recrea en términos teológicos y catequéticos). Surgen desavenencias entre ambos jueces por la forma en que habría que tratar a Víctor y Eutiquio se retira, dejando juzgar a Asterio, que decide esperar al Emperador y presentarle el caso, ya que estaba llegando.

Para empezar, le suspende de paga durante dos meses y le apresa. Comenzado ya juicio con el Emperador, se decretó que fuera atado de manos y pies y arrastrado por la ciudad, como se hizo. Fue presentado de nuevo ante el Emperador, para que renunciara a Cristo y adorara a los dioses. Víctor hizo un discurso sobre la grandeza de Cristo y la vacuidad de culto pagano; sobre la vanidad y las honras del mundo frente a la humildad, la vida sencilla y la pobreza; y sobre los castigos del infierno para los seguidores del diablo y los ídolos, frente a los premios de la Vida Eterna. Critica el culto a Júpiter, “un dios que en secreto o abiertamente comete adulterio, engaño, violencia e incesto”. Y termina presentando a Cristo, muy superior a estos dioses tan mezquinos y libidinosos. 1


Relieve alemán.
Porta el molino en lugar de la piedra.
Los jueces reaccionaron con indignación, por predicarles, y le exigieron que decidiera si vivir o morir, a lo que Víctor dijo: "Rechazo a tus dioses y abrazo la fe de Jesucristo. Estoy preparado para todo, a ser sometido a torturas, incluso a las que inventes para mi". Decidieron quemarle a fuego lento un tiempo y luego crucificarle. En este martirio, se le habría aparecido Cristo para confortarle y apoyarle, recordándole los premios eternos. Inmediatamente Víctor dejó de sentir dolor y su rostro brilló de júbilo. Los verdugos entendieron que era inútil torturarle y lo metieron en una cárcel profunda y oscura. “Allí” -dicen las Actas- “envió el Señor unos ángeles, las puertas se abrieron y una luz brillante que el sol, llenó la habitación”. Los ángeles entonan melodías celestiales, los carceleros se convierten y piden el bautismo. Víctor les instruye y los lleva adonde hay sacerdotes, que los bautizan en el mar.2

Interrogado sobre esto dirá: "yo no escapé, las puertas estaban abiertas a la vista de todos. Pero tampoco me fui a dar un paseo, sino a visitar enfermos, como lo he hecho siempre. Dios me envió a su ángel, que abrió las puertas cerradas y me hizo salir a pesar de la cárcel" (este es un caso típico para recordar como San Pedro escapó de la cárcel; es otro recurso para acercar más a Víctor a Cristo y los tiempos apostólicos). La conversión de los soldados Alejandro, Feliciano y Longinos provoca la ira de los jueces, que les obligan a hacer inmediatamente un sacrificio a los dioses, so pena de muerte. Víctor les alienta sobre el valor del sufrimiento, a vencer las tentaciones del mundo y del demonio. Les recuerda que son salvados, que Cristo no les fallará; así como les renueva sus promesas bautismales. Así, decididos, los tres son juzgados y rápidamente decapitados.

La multitud pidió la muerte de Víctor, que fue colgado por las muñecas y golpeado con palos y latigazos, y desgarrado con peines de hierro. Cuando los verdugos se cansaron, le llevaron de nuevo a la prisión, donde estuvo lleva tres días en oración, encomendándose a Cristo. De nuevo es llevado ante el Emperador, que manda preparar un altar a Júpiter y poniendo al santo enfrente, le dice: "toma el incienso, ofrece un sacrificio a Júpiter y te mostraré mi compasión y amistad”. Víctor se delanta, como si fuera a sacrificar y lo que hace es ¡patear el pebetero con el incienso ardiendo! Se ordenó que le amputaran el pie y, para terminar, fuera triturado en unas ruedas de molino (esto es una clarísima referencia a la Eucaristía: el Pan-Cuerpo, triturado por nosotros). La máquina se rompe en pedazos, por lo que, finalmente, fue decapitado y en ese momento, se oyó una voz del cielo: “Víctor, has ganado tu premio”. No quiso Maximiano que fuera enterrado para evitar su veneración y mandó arrojar el cuerpo al mar, pero unos ángeles los salvaron y unos cristianos los enterraron en una tumba excavada en la roca (última referencia explícita a Cristo).

San Gregorio de Tours (17 de noviembre), en su estupendo libro "La gloria de los mártires" dice: "La tumba de San Víctor, mártir de Marsella, tiene un gran poder. No sólo los enfermos alcanzan allí muy a menudo la curación, sino también posesos, al gritar el nombre del mártir, se libran de sus malos espíritus. Incluso el abad Aureliano fue siervo de un espíritu maligno (…) le llevaron a la iglesia y tres días más tarde fue liberado (…) recibió la tonsura y (…) fue elegido abad".

El pie con el que pateó el brasero de incienso se conservó en la abadía de San Víctor de París hasta la Revolución Francesa, cuando fue profanada y la abadía fue arrasada y sus piedras dispersadas para uso en otros edificios. Sólo se salvaron unos huesos pequeños, que permanecen en Tew, y otras reliquias dispersas en Francia y Bélgica, extraídas y trasladadas mucho antes de la Revolución. En el año 1002 el General Marius derrotó a los teutones, que amenazaban Provenza e Italia, cerca de Aix y en memoria de la victoria, hizo construir un templo dedicado a San Víctor. Allí, en el mes de mayo, se celebra una fiesta en la que se enciende una hoguera, contestadas por otras hogueras, en las montañas colindantes. Es una fiesta pre-cristiana, pero enmarcada en el culto a San Víctor de Marsella.

Víctor es patrón de la catedral de Marsella, de los molineros, los marinos y se le invoca contra el rayo y el trueno. Se le representa como un soldado, con palma de mártir y una rueda de molino. Su culto lo recogen en el Martirologio atribuido a San Jerónimo, Adón, Usuardo, y el Martirologio Galicano, entre otros.

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1 Como decía, en realidad estos argumentos no pertenecen a Víctor, ni al proceso, sí reflejan los argumentos generales de la fe de la Iglesia en los siglo III y IV sobre las virtudes, el culto a los mártires, el valor del sufrimiento, etc; por lo que son un buen testimonio de la realidad cristiana de la época.

2 En esta noche de liberación y renacimiento hay referencias teológicas y litúrgicas a la Noche de Pascua de Resurrección, es todo un símbolo.


A 21 de julio además se celebra a
San Daniel, Profeta.
San Tremeur de Bretaña, príncipe, monje y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...