Sor Carmen con el Divino Niño. |
La hermana Carmen fue enviada a servir en el hospital recientemente inaugurado de la población de Tepeaca, pues el presidente municipal en persona había solicitado la ayuda a la congregación para que atendieran el recinto. Corría el año 1942 cuando las hermanas llegan a esta localidad, llevando consigo la preciada y venerada imagen que, como había sucedido en su residencia anterior, comenzó a obrar prodigios a quien afligido recurría a su auxilio, por lo que muchos le comenzaron a llamar también el “Santo Niño del Hospital”.
Tiempo después las religiosas fueron trasladadas al poblado de Tehuacán, Puebla y se llevaron consigo la imagen, pero esta fue reclamada de regreso por los pobladores de Tepeaca, quienes se habían encariñado con ella. En 1961 debido a la gran devoción que el pueblo le prodigaba a la imagen se estableció la festividad del Santo Niño Doctor de los enfermos el 30 de abril, fecha en la que en México se festeja el "Día del Niño”. Debido a la avanzada edad de la hermana Carmen Barrios, esta se mudó a la casa de la señorita Trinidad Torres, donde siguió siendo venerada la imagen por sus devotos en el oratorio particular de dicha casa hasta el 5 de julio de 1963, fecha del fallecimiento de la religiosa josefina. Al poco tiempo, para cumplir con la última voluntad de la hermana Carmen, la imagen del Santo Niño fue llevada a un altar lateral en la parroquia de San Francisco de Asís. En este sitio se encuentran, hasta el día de hoy, la imagen y los restos de la que en vida fuera su dueña.
Niño Doctor. Estampa tal vez de los años 50 |
Sus atributos son el maletín de doctor y su estetóscopo. En otras ocasiones es vestido completamente de azul, como cirujano, que bellamente nos recuerda que Cristo es el médico de cuerpos y almas; el único remedio de nuestros males y la medicina del espíritu. Los milagros de este divino infante se cuentan por miles. Según se dice las mejillas de la imagen palidecen cuando está ayudando a algún enfermo grave y se sonrojan cuando el enfermo ha sanado. También se cuenta, como suele suceder en muchas de las imágenes de gran devoción, que se le gastan sus zapatos porque en las noches sale a curar a sus enfermos. Por esto constantemente se le compra un nuevo par de zapatos, que de todos modos no le hace falta pues muchos le son obsequiados a modo de exvotos por los milagros recibidos.
Por: André Efrén Ordóñez.
Niño Doctor en la actualidad |
Y
yo, como muchas veces que me gusta apostillar algo cuando el artículo no es
mío, primero le doy las gracias a André por su artículo, y luego a
comentar algo sobre la imagen. La verdad es que me llama muchísimo la
atención (por desconocimiento de la cultura mexicana, claro está), como a
una imagen de reciente devoción (40 o 50 años es nada en devociones) le
surgen leyendas típicas de siglos pretéritos. Es normal que leyendas
como esas de los paseos nocturnos se creyeran en el pasado, muy pasado, y
se arrastren hasta hoy como tradiciones, pero me asombra que nazcan en
pleno siglo XX, cuando ya es hora de dar a la imagen si justo valor:
imagen inanimada que representa, remite a una realidad superior: Dios
presente en sus santos.
El título "Salus Infirmorum" existe desde hace mucho en la Iglesia, aunque referido a la Madre de Dios, y lo llevan varias advocaciones marianas, le corresponde plenamente y con más derecho a Cristo.
El título "Salus Infirmorum" existe desde hace mucho en la Iglesia, aunque referido a la Madre de Dios, y lo llevan varias advocaciones marianas, le corresponde plenamente y con más derecho a Cristo.
Y
la imagen en sí, pues hay que decir que tiene su encanto, se nota que
es una imagen "de belén" sentada y vestida, se ve ha sido retocada varias veces y, aunque los dedos se notan rehechos sin mucho arte, hay que decir que la policromía actual parece más antigua que en la primera fotografía que mostramos, tal vez una restauración le devolvió a su estado original.
Probablemente sea una imagen de finales del XIX o principios del XX y
de buena factura, cosa que no tienen ni por asomo los cientos de
imágenes que pretenden prepresentar esta devoción.
Y, por último, es
interesante ver como la Hermana Carmen, a pesar de llamarle Doctor, no le vistió tal cual un doctor de su momento, sino como Rey, como suele hacerse habitualmente. La identificación moderna con el típico médico
visitador, con el maletín cuasi mágico del que sacaban todas las pócimas
necesarias, aquellos médicos de antaño, es un ejempo más de como muchas devociones se van adecuando a nosotros, en lugar de nosotros a ellas.
Ramon Rabre.