San Guillermo de Norwich, niño mártir. 25 de marzo y 15 de abril, Invención de las reliquias.
El 25 de marzo de 1144, Sábado Santo, mientras un monje paseaba por el bosque de Thorpe, notó un saco que colgaba de un árbol, lo bajó y al abrirlo, descubrió dentro el cadáver violentado de un niño. Fue sepultado en el mismo sitio sin más ceremonia que una simple cruz. Sin embargo, a la semana comenzaron los rumores de que aquello habría sido un asesinato ritual a manos de judíos, debido a que había ocurrido en la Semana Santa. El Lunes de Pascua un cortejo civil y eclesiástico se dirigió al bosque y, abriendo la improvisada tumba, se sacó el cadáver. Unos jóvenes identificaron el cuerpo como el de Guillermo, de 12 años, aprendiz de curtidor. A pesar que la acusación contra los judíos se hizo en firme, estos eran protegidos del rey, y por la escasez de pruebas no se pudo actuar contra ellos. La Iglesia permitió el culto que los monjes dieron al niño en su propio cementerio, y poco más. Sin embargo, en 1149 ocurrió un hecho que cambiaría todo: un judío llamado Eleazar fue asesinado por hombres de Sir Simón de Novers, pariente cercano de Turbe, obispo de Norwich. Cuando los judíos pidieron justicia por este crimen el obispo esgrimió el crimen del Guillermo como contraataque. Los judíos, para evitar ser culpados de este asesinato, con las consecuencias que les traería, decidieron no exigir castigo y a su vez, pagaron una fuerte multa al rey, quien se había desplazado a Norwich para el caso.
Tomás de Monmouth, monje testigo de todo aquello contó la historia y, además, propició el culto del niño mediante fabulaciones, con la ayuda del obispo Turbeville y el prior de su monasterio. En 1150 él mismo habría tenido unas apariciones en las que se le ordenaba trasladase el cuerpo de Guillermo desde el cementerio a la Sala Capitular del monasterio. Así se hizo, y en 1151 se trasladó a la catedral, comenzando el culto público. El 5 de abril de 1154 se trasladaría solemnemente a una nueva urna relicario en el ábside de la misma catedral, un sitio importantísimo. También hubo una capilla en el bosque, en el sitio del hallazgo del cuerpo, que sería demolida en tiempos de la persecución de Enrique VIII.
La leyenda fue acompañada de la publicación de estupendos milagros y una leyenda que caló enseguida: sus padres se llamaron Wenstan y Elwinay, que el niño hacía milagros desde que tenía tres años, que sabía los salmos de memoria, que ayunaba tres días a la semana, o que se infligía duras penitencias en consideración a la Pasión de Cristo. El lunes de Semana Santa de 1144 la madre del niño fue sacada del pueblo diciéndole que le daban empleo en la cocina de un canónigo. Esta fue y el niño quedó solo. Entonces los judíos lo llevaron con engaños a casa de uno de ellos, para no ser visto más con vida. El Miércoles Santo fue llevado ocultamente a la Sinagoga y luego de unas oraciones blasfemas, le coronaron de espinas, lo crucificaron y le atravesaron el costado con una lanza. Según el falsario Tomás de Monmouth, esto lo supo de primera mano, al contárselo una mujer testigo de los hechos y que habría visto el martirio estando oculta. El Viernes Santo el cuerpo habría sido metido en el saco y llevado al bosque de Thorpe, donde ya sabemos fue hallado. Todo esto estaría confirmado por Teobaldo, un monje converso del judaísmo, quien detalla los crímenes (inventados) que cometían los judíos con niños cristianos. Añade Tomás otros detalles “probatorios”, como la comprobación de las llagas provocadas por las espinas, los clavos y la lanza. Esta comprobación, según él, se habría llevado a cabo al examinar el cuerpo en cada traslación.
Además, nos dicen que un hombre llamado Aelward, estando para morir en 1149 confesó que él habría visto a los judíos entrando en el bosque con el cadáver en el saco. Al descubrir a Aelward, los judíos habrían huido y sobornaron al Magistrado del Norwich con 100 marcos de plata para que se callase. Y este mismo Magistrado hizo, a su vez, que Aelward se callara bajo pena de matarle. Está claro que de este Aelward no hay rastro ni prueba alguna, pues que se nos aclara que para 1154, cuando se escribe la “historia”, ya estaba muerto.
El culto al niño Guillermo fue muy popular, aunque nunca como el de San Simón de Trento (24 de marzo) o San Cristóbal de La Guardia (25 de septiembre). Mucho menos fue canonizado, aunque el culto popular le llamara santo. En el siglo XVI el culto había disminuido bastante. Sin embargo, a pesar del poco culto católico, la historia de Guillermo ha hallado gran interés entre los historiadores hasta recientemente, quienes han dado varias explicaciones del hecho. Desde el crimen sexual, el ritual, la venganza, un asalto que salió mal, etc. Más de uno considera que el verdadero criminal fue el judío converso Teobaldo. Otros apuntan a que pudo haber ocurrido algo parecido a lo que cuenta Socratés Eclesiástico en el siglo V que pasó en Inmestar: "los judíos, mientras se divertían en su forma habitual con una variedad de deportes, algunos impulsados por la embriaguez, fueron culpables de muchos desmanes. Comenzaron a burlarse de los cristianos, e incluso de Cristo mismo; y en la burla a la cruz y a los que ponen su confianza en el Crucificado, agarraron a un muchacho cristiano, y habiéndolo atado a una cruz, comenzaron a reírse y a burlarse de él. Pero en poco tiempo se comportaron con tanta furia que azotaron al niño hasta que murió bajo sus manos." Hay que decir que de este hecho no se produjo persecución o matanza de judíos en la zona, pues aunque en 1190 hubo una revuelta contra los judíos en Norwich, no fue resultado directo del asesinato de Guillermo. Pero esta historia sí que sirvió de base para que otros crímenes contra niños en esos siglos fueran achacados a los judíos, quienes en otros casos no corrieron con la misma suerte.
Fuentes:
-Vidas de los Santos. Tomo III. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI Y G. ZIARRI. Ed. San Pablo. Madrid, 2000.
Otros "niños mártires de los judíos" son:
A 25 de marzo además se celebra a