jueves, 18 de marzo de 2021

De Santos Reyes (XXVI): San Eduardo, el "más o menos" mártir.

San Eduardo II de Inglaterra, rey mártir. 18 de marzo, 20 de junio, traslación de las reliquias; 3 de septiembre y 13 de septiembre, Traslación en la Iglesia Ortodoxa Inglesa. 

No se conoce el año de su nacimiento, pero fue sobre 960. Fueron sus abuelos paternos Santa Ælfgifu (18 de mayo) y San Edmundo I "el Magnífico" (26 de mayo). 
Fue el hijo mayor del rey San Eduardo I, el Pacificador (8 de julio). Sobre su madre, algunos dicen fue la Beata Wulfrida (9 de septiembre), quien había sido violada por San Eduardo I, naciendo de este acto una hija la ilegítima, Santa Edith (16 de septiembre). Pero en realidad no consta que Wulfrida haya tenido más hijos con Eduardo, pues se retiró como monja a la abadía de Wilton. Otras versiones dicen que su madre fue una dama casada llamada Æthelflæd, pero sin prueba alguna. En cualquier caso, no habría nacido nuestro Eduardo dentro de un matrimonio legítimo. 

Cuando San Eduardo I murió en 975, Eduardo era un adolescente. Hubo alguna disputa en la sucesión, pues los nobles y clero enemigos de las reformas monásticas de Eduardo I eran contrarios a que nuestro joven, quien mostraba signos de piedad y de amor por la Iglesia, le sucediera. A su lado estaban los obispos San Dunstan de Canterbury (19 de mayo) o San Osvaldo de York (29 de febrero y 15 de octubre, traslación de las reliquias). La viuda y tercera esposa del rey Eduardo I, llamada Elfrida, reclamaba el trono para su hijo Ethelred, de nueve años, y contaba con el apoyo del obispo San Ethelwold (1 de agosto). Disputas más allá o más acá, finalmente se resolvieron con la consagración de real de Eduardo el mismo año de la muerte de su padre, impidiendo se llegase a una guerra fraticida. A cambio, los eclesiásticos renunciaron a tierras que Eduardo I había mercedado a la Iglesia, en favor de Ethelred. 

El reinado de Eduardo no estuvo exento de tensiones entre el poder civil y eclesiástico. La reforma de San Dunstan trajo que muchos monasterios perdieran territorios con sus consecuentes pueblos y vasallos. Varios de los pueblos que pasaron al vasallaje de los señores feudales se rebelaron pues perdieron algunos privilegios y beneficios, o se les aumentaron las cargas impositivas. Otros monasterios se disolvieron para acceder los monjes a canonjías como párrocos. La impresión general de los historiadores es que, a pesar de haber sido un reinado corto, fue convulso y la figura real perdió demasiada autoridad y poder frente a los reyes de Wessex y East Anglia, así como que los prelados intervinieron demasiado en el poder terrenal. 

Eduardo fue asesinado 18 de marzo de 978 cerca del castillo de Corfe, mientras visitaba a su hermano Ethelred y a su madrastra Elfrida. La versión más extendida de esta muerte es que la instigadora del crimen real fue Elfrida. Guillermo de Malmesbury cuenta que ocurrió así: 

“Un día el joven rey estaba cazando en Dorsetshire, cerca del castillo de Corfe, donde vivían Elfrida y su hijo Ethelred. El rey estaba cansado y sediento, así que se apartó solo de la caza y dijo: 'Iré a descansar yo solo a Corfe, con mi madrastra Elfrida, y mi hermano Ethelred'. Al llegar al castillo, Elfrida salió a su encuentro y lo besó. Y él dijo: 'Dame de beber, porque tengo sed'. Le trajeron una copa y mientras bebía, Elfrida hizo una señal a su criado, y este apuñaló al rey con un puñal. Cuando el rey sintió la herida, hincó espuelas a su caballo e intentó unirse a sus camaradas, que continuaban cazando. Pero se resbaló del caballo y su pierna se enganchó en el estribo, por lo que fue arrastrado hasta morir. 

Elfrida ordenó que lo enterraran en Wareham, pero no en tierra santa, ni con ninguna pompa real. Pero una luz del cielo brilló sobre su tumba, y se hicieron maravillas allí. Cuando el pequeño Ethelred se enteró del asesinato de su hermano, empezó a llorar y a lamentarlo, porque Eduardo siempre había sido muy amable con el niño. Su madre, aguijoneada por su conciencia, y enojada con él por sus lamentos, se abalanzó sobre el niño para golpearlo, y no teniendo ningún palo a mano, sacó una vela de cera de su candelabro y lo golpeó con ella. Pero después, cuando oyó de las poderosas obras que se hicieron en la tumba del rey Eduardo, cómo los enfermos eran curados, y los cojos caminaban, resolvió ir y ver los milagros con sus propios ojos. Pero cuando montó su caballo para cabalgar, el caballo no se movió. Así que el duro corazón de Elfrida se estremeció, y se alarmó por el pecado que había cometido, y se retiró al convento de Wherwell, para arrepentirse de las maldades que había hecho”.

Otros historiadores han dejado varias versiones del hecho. Algunos afirman que unos nobles al servicio de Ethelred y Elfrida fueron los que asesinaron a Eduardo, sin el conocimiento de estos, con vistas a quitarse de en medio a un rey inestable, demasiado manipulado por la Iglesia y que solo traía problemas. Ciertamente crónicas del siglo X hablan de Eduardo como alguien que "había ofendido a muchas personas importantes por su intolerable violencia de discurso y comportamiento”. 

Eduardo fue enterrado en Wareham, sin que se le dieran honores reales. En 979 se le desenterró para sepultarlo más honrosamente en la abadía de Shaftesbury, donde su abuela Santa 
Ælfgifu había sido sepultada y era venerada como santa. El cuerpo de Eduardo fue hallado incorrupto, lo cual fue tenido como cosa de milagro. El 20 de junio de 1001 se le trasladó a una fastuosa tumba dentro del mismo monasterio y comenzó a recibir culto como santo, aunque nunca ha sido canonizado formalmente. Aún así, las iglesias romana, anglicana y todas las ortodoxas lo veneran como santo. 

En el siglo XVI las reliquias fueron escondidas para evitar la profanación de todo lo sagrado llevada a cabo por la persecusión de Enrique VIII. Y no volverían a aparecer sino en 1931, durante una excavación arqueológica. John Edward Wilson-Claridge, quien halló las reliquias las donó a la Iglesia Otodoxa Rusa en Inglaterra, mas se entabló un pleito pues la Iglesia Anglicana quería fueran devueltas a la Abadía de Shaftesbury. Luego de años de disputa la Iglesia Ortodoxa obtuvo la custodia de los restos del rey mártir (?) y las depositó en el santuario del cementerio de Brookwood, Woking. Actualmente la iglesia y las reliquias pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Griega, incluso existe una comunidad de “Monjes de San Eduardo”. 


Fuente:
-Vidas de los Santos. Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 18 de marzo además se celebra a













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