San Maximino de Tréveris, obispo. 29 de mayo (traslación de las reliquas) y 12 de septiembre.
Nació alrededor de 290 en Silly, cerca de Poitiers. Su hermano fue el obispo San Majencio de Poitiers (29 de mayo). Fue formado por San Agricio (13 y 19 de enero), el cual también le ordenó de presbítero y le admitió entre sus cercanos colaboradores. Y sobre 330 le sucedió en la sede, luego que un tal Ciriaco predijera que Maximino sería obispo en paz. Y ciertamente, fue el primer obispo luego de la paz de San Constantino (21 de mayo). Aunque si bien no tuvo persecución por parte del Imperio, sí que la tuvo de parte de los arrianos. Predicó, condenó y atacó la herejía con ánimo, y fue el valedor de San Atanasio (2 de mayo) cuando este fue arrojado de su sede de Alejandría. No solo le acogió, sino que además luchó para que Atanasio fuera devuelto a su legítima sede en 338. Igualmente en 340 acogería al desterrado San Pablo I de Constantinopla (7 de junio).
Maximino, junto a Osio de Córdoba fueron impulsores del Sínodo convocado por el papa San Julio I (12 de abril) en 340, para sostener la doctrina católica expresada en Nicea, y condenar una vez más el arrianismo. Además, se resuelve ilegal la nueva expulsión de Atanasio ese mismo año. En 342 igualmente Maximino y Osio promueven la celebración del Sínodo de Sardica, donde igualmente se vuelve a confirmar la fe católica. Los obispos de Oriente, indignados con la protección de Julio sobre Atanasio, le retiran su veneración, pues consideran una intromisión del obispo de Roma en asuntos de Oriente, ya que ellos consideran que el destierro de Atanasio era legal. Esta protección de Maximino sobre Atanasio y su defensa del papa Julio, le valió el destierro por parte de obispos arrianos. Sobre el año 343 tuvo que dejar su sede para comenzar una vida de eremita. Poco duró el exilio, pues hay constancia de que en 345 Atanasio está de vuelta en Tréveris, para la entronización de Maximino. Hallamos de nuevo al santo obispo defendiendo la fe católica en el Sínodo de Colonia, en el cual, junto a San Servacio de Maastricht (13 de mayo) será un verdadero martillo de los herejes arrianos.
Una leyenda que claramente es un añadido posterior, cuenta que, yendo el santo a Roma acompañado por un monje llamado Martín, un oso le comió la mula que lo transportaba. Ante eso, el santo ordenó al oso que tomara el lugar de la mula, y así, subido sobre la bestia, entró a la Ciudad Eterna. Y cuando se fue de Roma, le dio la libertad al oso, advirtiéndole que nunca más se comiera la cabalgadura de nadie. Esta leyenda está presente, con algunas variantes, en las “vitae” de muchos santos. Entre ellos San Corbiniano (8 de septiembre), San Gall (16 de octubre y 23 de nobviembre), San Ghislain (10 de octubre), San Humberto de Maroilles (15 de marzo), San Romedio (15 de enero), San Vaast (6 de febrero), y otros más. También esta leyenda hace a este monje llamado Martín ser la misma persona que el gran San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias; 1 y 13 de diciembre, traslaciones). Ciertamente las fechas y la estancia de San Martín en la zona casan sin problemas.
Maximino entró en la gloria en 349, y fue sepultado en un cementerio a las afueras de la ciudad. San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) le llama "uno de los obispos más valientes de su tiempo". San Gregorio de Tours (17 de noviembre) cuenta como Tréveris le recordaba con gran cariño y como su sucesor en la sede, San Paulino (31 de agosto), trasladó sus reliquias a la ciudad y las sepultó en una iglesia. La leyenda cuenta que los fieles que habían elevado una pequeña ermita sobre la sepultura, no querían perder las preciosas reliquias. Entonces se apertrecharon en torno a la tumba, pero una terrible tormenta se descargó sobre ellos y no cesó hasta que Paulino llegó a la tumba del santo. Vieron esto como un signo del cielo y dejaron partir las reliquias del santo obispo. Cuenta también como un sacerdote perjuro quedó muerto en el acto al jurar una mentira poniendo la mano sobre el sepulcro del santo obispo. El sínodo de Trier en 898 le canonizó. Santa Hildegarda de Bingen (17 de septiembre) visitó la sepultura del santo en 1160, y veneró sus reliquias. Conmovida por la devoción, incluso compuso una secuencia en honor al santo. Su cabeza hoy se venera en Senlis, y su culto está extendido por casi toda Francia. En ocasiones se le confunde con San Maximino de Aix (8 de junio).
Fuentes:
-"France historique et monumentale". ABEL HUGO. 1837.
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.
-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 29 de mayo además se celebra a:
Nació alrededor de 290 en Silly, cerca de Poitiers. Su hermano fue el obispo San Majencio de Poitiers (29 de mayo). Fue formado por San Agricio (13 y 19 de enero), el cual también le ordenó de presbítero y le admitió entre sus cercanos colaboradores. Y sobre 330 le sucedió en la sede, luego que un tal Ciriaco predijera que Maximino sería obispo en paz. Y ciertamente, fue el primer obispo luego de la paz de San Constantino (21 de mayo). Aunque si bien no tuvo persecución por parte del Imperio, sí que la tuvo de parte de los arrianos. Predicó, condenó y atacó la herejía con ánimo, y fue el valedor de San Atanasio (2 de mayo) cuando este fue arrojado de su sede de Alejandría. No solo le acogió, sino que además luchó para que Atanasio fuera devuelto a su legítima sede en 338. Igualmente en 340 acogería al desterrado San Pablo I de Constantinopla (7 de junio).
Maximino, junto a Osio de Córdoba fueron impulsores del Sínodo convocado por el papa San Julio I (12 de abril) en 340, para sostener la doctrina católica expresada en Nicea, y condenar una vez más el arrianismo. Además, se resuelve ilegal la nueva expulsión de Atanasio ese mismo año. En 342 igualmente Maximino y Osio promueven la celebración del Sínodo de Sardica, donde igualmente se vuelve a confirmar la fe católica. Los obispos de Oriente, indignados con la protección de Julio sobre Atanasio, le retiran su veneración, pues consideran una intromisión del obispo de Roma en asuntos de Oriente, ya que ellos consideran que el destierro de Atanasio era legal. Esta protección de Maximino sobre Atanasio y su defensa del papa Julio, le valió el destierro por parte de obispos arrianos. Sobre el año 343 tuvo que dejar su sede para comenzar una vida de eremita. Poco duró el exilio, pues hay constancia de que en 345 Atanasio está de vuelta en Tréveris, para la entronización de Maximino. Hallamos de nuevo al santo obispo defendiendo la fe católica en el Sínodo de Colonia, en el cual, junto a San Servacio de Maastricht (13 de mayo) será un verdadero martillo de los herejes arrianos.
Una leyenda que claramente es un añadido posterior, cuenta que, yendo el santo a Roma acompañado por un monje llamado Martín, un oso le comió la mula que lo transportaba. Ante eso, el santo ordenó al oso que tomara el lugar de la mula, y así, subido sobre la bestia, entró a la Ciudad Eterna. Y cuando se fue de Roma, le dio la libertad al oso, advirtiéndole que nunca más se comiera la cabalgadura de nadie. Esta leyenda está presente, con algunas variantes, en las “vitae” de muchos santos. Entre ellos San Corbiniano (8 de septiembre), San Gall (16 de octubre y 23 de nobviembre), San Ghislain (10 de octubre), San Humberto de Maroilles (15 de marzo), San Romedio (15 de enero), San Vaast (6 de febrero), y otros más. También esta leyenda hace a este monje llamado Martín ser la misma persona que el gran San Martín de Tours (11 de noviembre, sepultura; 4 de julio, ordenación episcopal; 5 de octubre, Iglesia Oriental; 12 de octubre, Iglesia bizantina; 12 de mayo, invención de las reliquias; 1 y 13 de diciembre, traslaciones). Ciertamente las fechas y la estancia de San Martín en la zona casan sin problemas.
Maximino entró en la gloria en 349, y fue sepultado en un cementerio a las afueras de la ciudad. San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) le llama "uno de los obispos más valientes de su tiempo". San Gregorio de Tours (17 de noviembre) cuenta como Tréveris le recordaba con gran cariño y como su sucesor en la sede, San Paulino (31 de agosto), trasladó sus reliquias a la ciudad y las sepultó en una iglesia. La leyenda cuenta que los fieles que habían elevado una pequeña ermita sobre la sepultura, no querían perder las preciosas reliquias. Entonces se apertrecharon en torno a la tumba, pero una terrible tormenta se descargó sobre ellos y no cesó hasta que Paulino llegó a la tumba del santo. Vieron esto como un signo del cielo y dejaron partir las reliquias del santo obispo. Cuenta también como un sacerdote perjuro quedó muerto en el acto al jurar una mentira poniendo la mano sobre el sepulcro del santo obispo. El sínodo de Trier en 898 le canonizó. Santa Hildegarda de Bingen (17 de septiembre) visitó la sepultura del santo en 1160, y veneró sus reliquias. Conmovida por la devoción, incluso compuso una secuencia en honor al santo. Su cabeza hoy se venera en Senlis, y su culto está extendido por casi toda Francia. En ocasiones se le confunde con San Maximino de Aix (8 de junio).
Fuentes:
-"France historique et monumentale". ABEL HUGO. 1837.
-"Dix mille saints: dictionnaire hagiographique". A. SIGIER. 1991.
-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 29 de mayo además se celebra a:
San Cirilo niño mártir. |
Santa Laura, trinitaria mártir. |
Beata Gherardesca terciaria camaldulense. |