Beata Juana María de Maillé, virgen terciaria franciscana. 29 de marzo.
Nació el 14 de abril de 1331, en una familia noble. Sus padres fueron los barones Hardouin I de Maille y de Juana de Montbazon. Desde niña fue muy piadosa y amante de todo lo que se relacionara con Dios. A los 7 años de edad murió su padre y la familia se trasladó a vivir con el abuelo, un hombre bueno, pero de un carácter imponente. La niña Juana hizo un voto de castidad perpetua y a los 12 años era asidua a todos los actos religiosos que podía y su caridad era inmensa.
A pesar de haber expresado su intención de ser religiosa, en 1343 su abuelo la comprometió con el barón Roberto II de Sillé. Juana obedeció, pero le recordó al abuelo que no podía quitarle una esposa a Jesucristo sin que nada pasara. Y pasó: el abuelo de Juana falleció repentinamente el mismo día en que ella contraía matrimonio. Viendo esto el esposo, le permitió su vida de piedad y no la tocó jamás, permitiéndole que conservara su virginidad. No era un hombre especialmente piadoso, pero sí temeroso de Dios y realmente no quería le ocurriese lo mismo que al abuelo de Juana.
El matrimonio duró poco, pues Roberto murió en 1362, a causa de las heridas recibidas en una de las batallas de la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra. Juana ya libre del todo, se dedicó a la oración y la caridad. A pesar de haber perdido toda su fortuna por las pendencias del marido. Ella no tenía nada para sí misma, pero aún tenía para dar a los pobres. Sus suegros la culparon de todos los males de su hijo muerto, le robaron lo que le correspondía y la echaron de la casa familiar. Intentó volver a casa de su madre, pero cuando esta comenzó a buscarle un nuevo marido, huyó de allí para servir como sirvienta en el hospital de San Martín.
En 1388 tomó el hábito de terciaria franciscana y comenzó una vida de reclusión en una pequeña celdilla junto a la iglesia de los terciarios franciscanos en Tours, los “cordeliers”. Oración, penitencia, trabajo manual y caridad es el resumen de su vida penitente y austera. Tuvo numerosas gracias místicas y dones como la profecía. Fue al encuentro del Divino Esposo el 28 de marzo de 1414, luego de una larga vida toda para Cristo.
Fue sepultada en el cementerio local, pero poco después se le trasladó a la iglesia donde había vivido. Junto a su sepultura se verificaron milagros y curaciones, y el culto se consolidó. Las reliquias fueron profanadas en 1562, pero la devoción aún continúa. El papa Pío IX la beatificó el 27 de abril de 1871.
A 29 de marzo además se celebra a
Beato Raimundo Llull,
mártir.San Cirilo,
diácono mártir.San Armogasto
y otros mártires.San Bertoldo,
II General Carmelita.
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