lunes, 4 de enero de 2016

San Rigoberto, contra las congestiones.

Pregunta: Existe el santo con nombre de RIGOBERTO y cual es su biografia. El Salvador.

Respuesta: Sí que eviste el santo, como no. Aquí va:

San Rigoberto de Reims, obispo. 4 de enero  y 17 de junio.

Su nombre, que a veces se confunde con Roberto, significa “príncipe brillante”. Nació al final del siglo VII y sus padres se llamaban Constantino y Francine. Desde muy joven se dio a la disciplina y oración. Fue un gran amante de la castidad, que alcanzó con trabajos, oraciones, y la asidua meditación de la Palabra de Dios. Muy joven fue elegido abad del monasterio benedictino de San Pedro de Orbais. Por su humildad, sabiduría, justicia y prudencia fue elegido arzobispo de Reims en 690, sucediendo a su primo San Rieul (3 de septiembre). En sus sermones hablaba insistentemente de la importancia de la penitencia y las buenas obras. Escribió varias obras por las que muchos se convirtieron y, alentados por sus ejemplos, se congregaban junto a él para alcanzar la santidad, como un maestro. Lamentablemente fue expulsado de su sede por Carlos Martel, contra la legalidad de los cánones eclesiásticos, luego de treinta años de gobierno pastoral, por no querer apoyarle en sus peleas con Austrasia (además que Carlos quería para la sede episcopal a un sacerdote de su agrado). Luego de estas luchas, Rigoberto regresó del exilio en Gascuña y para evitar el escándalo entre los fieles, no intentó recuperar su obispado, y su sucesor, el oscuro Milo de Tréveris, le encargó servir de acólito en la catedral, para humillarle, pero Rigoberto prefirió retirarse a la soledad y Milo le permitió vivir como un eremita en Gernicourt, cerca de Reims. Allí se dedicó a la oración y la penitencia, sin guardar rencor alguno a sus enemigos. Aunque Milo fue depuesto por San Bonifacio (5 de junio), Rigoberto no quiso regresar y la sede fue dada a San Abel (5 de agosto), a la par que se elevaba la diócesis a arquidiócesis.

Una bonita leyenda dice que iba Rigoberto de camino desde su ermita hacia Reims con su discípulo Pedro, pero se atrasaron en el camino y como era día de ayuno, pues llevaban el estómago vacío. A las pocas horas tenían hambre, y aunque Rigoberto llevaba dinero para entregar a Wibert, gobernador de la ciudad, no se atrevía a usar en provecho propio un dinero ajeno. Pedro miraba con hambre dentro de cada pastelería por la que pasaban, pero Rigoberto le entretenía con salmos y cánticos. Aunue descansaron en algunas casas, ninguno de los pobladores, avaros, les dio ni un vaso de leche ni un trozo de pan. Y así, padeciendo llegaron adonde el gobernador, Rigoberto entregó el dinero y aunque la mesa estaba puesta, no mencionó para nada el hambre que traían, con angustia del joven Pedro. Pero este miraba con tal ansia la mesa, que Wibert lo notó y aunque Rigoberto ya salía por la puerta, le dijo: "Me haríais un gran honor si vos y vuestro discípulo comierais de mi mesa". Rigoberto respondió: "Eso es muy amable de su parte, Señor Wibert. Gracias, pero tenemos que volver rápidamente a Gernicourt estar a tiempo para los oficios”. Y se volvió a Pedro diciéndole: "Vamos, Pedro, hijo mío, tenemos que irnos". Y salieron; el chico con lágrimas en los ojos. Apenas cruzaron la puerta, hallaron un sirviente de Wibert, que intentaba controlar un gran ganso, con grandes esfuerzos del criado y graznidos de la bestia. Preguntó Wibert que sucedía y fue informado que el ganso era un regalo que le enviaban. Wibert se volvió a Rigoberto y le dijo: "Si no puedes quedarte a cenar conmigo, pero puedes llevarte el ganso y comerlo en tu ermita". Antes que Rigoberto pudiera aceptar, Pedro tomó el ganso fuertemente, y echaron a andar.

Iba el santo arzobispo sumido en sus pensamientos y alabanzas cuando el joven, cansado, dejó escapar al ganso sin querer. Se echó a llorar, viendo como la deliciosa comida se le iba volando. Exclamó Pedro: "¡Oh padre, lo que faltaba. Ahora no tendremos nada de comer. Soy un idiota". Y se echó a llorar. Rigoberto le respondió: "El animal no tenía, por supuesto, ningún deseo de ser asado y comido. Si te atrapasen a ti con la intención de matarte, asarte y comerte, por supuesto que harías cualquier cosa para ser puesto en libertad. Entiendo a esa bestia. Y tú no eres idiota, sino que ella es sabia". Y siguieron andando, y pronto notaron que el ganso les seguía, sobrevolándoles y graznando. Y no solo eso, sino que bajó a tierra, a los pies del santo, como diciendo "yo no podía saber que estabas tan hambriento, y que no tenías que comer, así que tuve remordimientos y volví". Pedro quiso atrapar al ganso, pero Rigoberto se lo impidió, permitiendo que el ave les siguiera hasta la ermita. Allí Rigoberto dijo al ganso: "No tenemos que comer, pero tampoco podemos comernos a un amigo tan leal. Puedes vivir con nosotros, jamás levantaremos un dedo contra ti". Al ver la generosidad y caridad del santo, los otrora avaros habitantes de Gernicourt, se arrepintieron de no haber socorrido al santo y su ayudante, y se volcaron para darles alimentos, ayuda y algunas mantas. Y Rigoberto dijo a Pedro: "Ves, hijo mío, nunca te arrepentirás, de ser bueno con una persona, un pájaro, o cualquier otro animal". Y el ganso le acompañaba a todos sitios. Cuando el santo iba a la iglesia, el ave le esperaba fuera, tomando el sol. Cuando estaba enfermo, le llevaba hierbas curativas del bosque, y cuando estaba orando o de retiro, el ave espantaba a los que se acercaban a la ermita. Cuando envejeció, el ganso murió y Rigoberto y el pueblo con él, lloraron su pérdida. 

Finalmente, Rigoberto murió en 743, y allí mismo fue enterrado. En 864 San Hincmar (21 de diciembre) trasladó su cuerpo a la iglesia de San Thierry en Reims. Luego serían divididas entre la iglesia Reims y la catedral de París, donde se dedicó una capilla a su memoria. Su primera “vita”, ensalzando sus virtudes, fue escrita en en 890 por un canónigo de Reims. Desde muy antiguo se le invoca contra los males de dientes y de la boca, así como contra las congestiones pulmonares.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 
http://alexandrina.balasar.free.fr/rigobert_de_reims.htm.


A 4 de enero además se celebra a  
San Gregorio de Langrés, obispo.
Beata Elizabeth de Rosendaal, virgen cisterciense.

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