San Polyeucto, mártir. 13 y 14 de febrero, 7 y 9 de enero.
Sobre ese santo tenemos dos "Actas", unas antiguas y escuetas, y otras más tardías y que pretenden completar a las otras.
Hubo dos soldados que eran grandes amigos, llamados Nearco y Polyeucto, siendo el primero cristiano y el segundo pagano aún. En 259 ambos amigos fueron destinados a Melitene de Armenia, donde les llegó el Edicto de persecución contra los cristianos emitido por Decio y Valeriano. Nearco, quien siempre lamentaba que Polyeucto no aceptara la fe cristiana, se llegó adonde su amigo para decirle que su amistad terminaría en breve. Este le protestó diciéndole que solo la muerte podría separarles. – "Dices bien" – le respondió Nearco – "estamos a punto de ser separados por la muerte", y le mostró el edicto imperial. Entonces (esta es una de las adiciones) Polyeucto contó a su amigo que había tenido una visión en la cual veía a Cristo quitarle sus vestiduras de militar, ponerle una túnica blanquísima, para luego subirle a lo alto en un caballo alado. Oyendo esto, Nearco se alegró, pues su amigo estaba más cerca del Señor que antes. Entonces le instruyó en la fe, Polieucto creyó en Jesucristo y comenzó a desear el martirio.
Para esto Polyeucto se declaró abiertamente cristiano, reprendiendo a los que le rodeaban por continuar el culto a unos falsos dioses y a los emperadores, como si fueran divinos. Fue sometido a la flagelación con varas de espinos, pero él no cejó. Le ofrecieron puestos de honor y riquezas, pero él solo se burlaba de ellos. Entonces le trajeron a su mujer y a su hijo pequeño, para que a la vista de estos, se ablandara. Ella lloró y suplicó por el amor que se tenían y por su hijito, pero Polyeucto respondió a su esposa predicándole de Cristo, de quien ya no podía apartarse nunca más. Luego de esto, los jueces le condenaron a muerte y le llevaron a las afueras. Mientras le sacaban de la ciudad, se encontró con su amigo, quien le dijo que pronto se verían en el cielo. Con esta alegría, Polyeucto alcanzó jubilosamente el martirio.
Por su parte Nearco, según las adiciones, le enterraría y luego sería él mismo mártir.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 13 de febrero además se celebra a
San Agabo, profeta y carmelita.
Beato Jordán de Sajonia, dominico.
Sobre ese santo tenemos dos "Actas", unas antiguas y escuetas, y otras más tardías y que pretenden completar a las otras.
Hubo dos soldados que eran grandes amigos, llamados Nearco y Polyeucto, siendo el primero cristiano y el segundo pagano aún. En 259 ambos amigos fueron destinados a Melitene de Armenia, donde les llegó el Edicto de persecución contra los cristianos emitido por Decio y Valeriano. Nearco, quien siempre lamentaba que Polyeucto no aceptara la fe cristiana, se llegó adonde su amigo para decirle que su amistad terminaría en breve. Este le protestó diciéndole que solo la muerte podría separarles. – "Dices bien" – le respondió Nearco – "estamos a punto de ser separados por la muerte", y le mostró el edicto imperial. Entonces (esta es una de las adiciones) Polyeucto contó a su amigo que había tenido una visión en la cual veía a Cristo quitarle sus vestiduras de militar, ponerle una túnica blanquísima, para luego subirle a lo alto en un caballo alado. Oyendo esto, Nearco se alegró, pues su amigo estaba más cerca del Señor que antes. Entonces le instruyó en la fe, Polieucto creyó en Jesucristo y comenzó a desear el martirio.
Para esto Polyeucto se declaró abiertamente cristiano, reprendiendo a los que le rodeaban por continuar el culto a unos falsos dioses y a los emperadores, como si fueran divinos. Fue sometido a la flagelación con varas de espinos, pero él no cejó. Le ofrecieron puestos de honor y riquezas, pero él solo se burlaba de ellos. Entonces le trajeron a su mujer y a su hijo pequeño, para que a la vista de estos, se ablandara. Ella lloró y suplicó por el amor que se tenían y por su hijito, pero Polyeucto respondió a su esposa predicándole de Cristo, de quien ya no podía apartarse nunca más. Luego de esto, los jueces le condenaron a muerte y le llevaron a las afueras. Mientras le sacaban de la ciudad, se encontró con su amigo, quien le dijo que pronto se verían en el cielo. Con esta alegría, Polyeucto alcanzó jubilosamente el martirio.
Por su parte Nearco, según las adiciones, le enterraría y luego sería él mismo mártir.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 13 de febrero además se celebra a
San Agabo, profeta y carmelita.
Beato Jordán de Sajonia, dominico.
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