miércoles, 28 de noviembre de 2012

San Juan de la Cruz, fraile entero

La santa Madre visita Duruelo
El 28 de noviembre de 1568, I Domingo de Adviento, inicia Teresa la aventura de tener frailes "descalzos" para sus monjas y para la iglesia. La idea era vieja en su mente, y sólo le bastó tener dos religiosos para comenzarla. Al Padre Antonio Heredia, ya lo conocía, pues la había ayudado (aunque desastrosamente) a fundar el monasterio de las monjas de Medina del Campo. Luego conocería a Nuestro Padre San Juan de la Cruz, llamado entonces Fray Juan de Santo Matía. La entrevista fue en el mismo Medina del Campo, entre agosto y septiembre de 1567: "Cuando yo vi ya que tenía dos frailes para comenzar, parecióme estaba hecho el negocio, aunque todavía no estaba tan satisfecha del prior, y así aguardaba algún tiempo y también por tener adonde comenzar". (Fundaciones 3, 17).

El P. Gracián declarará que la santa dijo "ya tengo para la fundación fraile y medio", por ser Fray Juan pequeño de estatura. Podría ser, pero si la santa lo dijo, no falta quien vea más allá, y la santa haya intuido que el fraile entero era el santo padre. Leamos que dicen sus escritos sobre cada fraile, al presentarle su idea:

Del Padre Antonio Heredia: (...) se alegró mucho cuando lo supo y me prometió que sería el primero. Yo lo tuve por cosa de burla, y así se lo dije; porque, aunque siempre fue buen fraile y recogido y muy estudioso y amigo de su celda, que era letrado, para principio semejante no me pareció sería, ni tendría espíritu ni llevaría adelante el rigor que era menester, por ser delicado y no mostrado a ello. El me aseguraba mucho, y certificó que había muchos días que el Señor le llamaba para vida más estrecha; y así tenía ya determinado de irse a los cartujos y le tenían ya dicho le recibirían. Con todo esto, no estaba muy satisfecha, aunque me alegraba de oírle, y roguéle que nos detuviésemos algún tiempo y él se ejercitase en las cosas que había de prometer. Y así se hizo, que se pasó un año, y en éste le sucedieron tantos trabajos y persecuciones de muchos testimonios, que parece el Señor le quería probar; y él lo llevaba todo tan bien y se iba aprovechando tanto, que yo alababa a nuestro Señor, y me parecía le iba Su Majestad disponiendo para esto. (Fundaciones 3, 16)

Del P. Fray Juan de Santo Matía: (...) Poco después acertó a venir allí un padre de poca edad, que estaba estudiando en Salamanca, y él fue con otro por compañero, el cual me dijo grandes cosas de la vida que este padre hacía. Llámase fray Juan de la Cruz. Yo alabé a nuestro Señor, y hablándole, contentóme mucho, y supe de él cómo se quería también ir a los cartujos. Yo le dije lo que pretendía y le rogué mucho esperase hasta que el Señor nos diese monasterio, y el gran bien que sería, si había de mejorarse, ser en su misma Orden, y cuánto más serviría al Señor. El me dio la palabra de hacerlo, con que no se tardase mucho. (Fundaciones 3, 17)

Lo primero que salta a la vista es que la santa expresa verazmente sus dudas sobre el P. Heredia, a pesar de sus virtudes. Estas virtudes se irían acrecentando, en los trabajos que pasó el buen padre, y la Santa va quedando conforme. Sin embargo, de fray Juan, le basa hablar con él, para contentarse y, lo más destacable, no le da tiempo a que se prepare, sino que le ruega aguarde él por ella. Pero hay más:

"...como yo no tuviese remedio para tener casa [para fundar a los frailes], no hacía sino encomendarlo a nuestro Señor; porque -como he dicho-ya estaba satisfecha de estos padres. Porque al padre fray Antonio de Jesús había el Señor bien ejercitado un año que había que yo lo había tratado con él, en trabajos y llevádolo con mucha perfección. Del padre fray Juan de la Cruz ninguna prueba había menester, porque aunque estaba entre los del paño, calzados, siempre había hecho vida de mucha perfección y religión". (Fundaciones 13, 1)

Pero Si aún fuera poco, lo que deja claro el valor del santo fray Juan, y el papel que la santa le daría en la descalcez, se deja claro en estas frases:

Santa Teresa instruyendo
a San Juan de la Cruz
.
"Ahora nos quedaba alcanzar la voluntad de los dos padres que tengo dichos, porque con esa condición había dado la licencia nuestro padre General. Yo esperaba en nuestro Señor de alcanzarla, y así dejé al padre fray Antonio que tuviese cuidado de hacer todo lo que pudiese en allegar algo para la casa. Yo me fui con fray Juan de la Cruz a la fundación que queda escrita de Valladolid. Y como estuvimos algunos días con oficiales para recoger la casa, sin clausura, había lugar para informar al padre fray Juan de la Cruz de toda nuestra manera de proceder, para que llevase bien entendidas todas las cosas, así de mortificación como del estilo de hermandad y recreación que tenemos juntas (...). El era tan bueno, que al menos yo podía mucho más deprender de él que él de mí; mas esto no era lo que yo hacía, sino el estilo del proceder las hermanas". (Fundaciones 13, 1)

Es decir que, visto el sitio de la fundación (un pajar en el que hacía falta un gran corazón para vivir), la Madre nombra al P. Heredia prior y le deja acondicione la casa, pero se reserva a fray Juan para que aprenda el como ser descalzo. Es él el único que aprenderá de la santa directamente, lo que era la reforma. No solo era un regreso a la antigua Regla, sino que era una forma nueva de ser religioso: era la impronta de la Humanidad de Cristo, en la humanidad de las monjas y religiosos. No por gusto menciona la santa específicamente la "hermandad y recreación" en la que se forma el santo. Será la suavidad y humanidad, en medio de la austeridad, que caracterizará a San Juan de la Cruz y las comunidades o religiosos que estén bajo su mando. Frailes observantes de la Regla, pobres y penitentes, pero frailes que ríen, que pasean por el campo, que cantan por Navidad.

Como observábamos hace unos días, sobre el P. Heredia, este era necesario para la santa. Era inteligente, tenía contactos, era hombre de negocios con el mundo. Él, Gracián, Ambrosio Mariano, Doria, serían los frailes "de avanzada" los negociadores, los de los cargos y tejemanejes con nuncios, papas y reyes. El santito fray Juan, que no daba para ello, sería el formador, los ojos y el corazón de la Santa en los conventos. Él formaría la cantera, mientras otros trabajaban en el exterior. Fue organizador del noviciado de Pastrana ante las atrocidades y burradas que se cometían para humillar a los novicios. Será Rector del colegio de Alcalá de Henares, primero de la Reforma; prior de Granada, La Peñuela, el Calvario, confesor de la Encarnación de Ávila, nombrado directamente por la Santa Madre.

Juan de la Cruz aprendió de una mujer a ser descalzo, algo impensable para sus compañeros de la reforma, y algo que incluso algunos intentan obviar al llamarle "fundador" de los frailes, algo que el santo jamás habría permitido. Para el Santo Padre fue esta una experiencia configuradora, sin duda alguna. Sus deseos por la austeridad cartujana, se convirtieron en deseos de vida fraterna, contemplativa viendo a Dios en los hermanos; y esto se lo hemos de agradecer a la Santa Madre.

Y que digan lo que quieran, a ver quien era fraile entero, y quien medio fraile.

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