Santa Hadelogis, princesa y abadesa. 2 de febrero.
Vivió esta santa en el siglo VIII y fue hija de Carlos Martel. Fue piadosa y resuelta desde niña, y cuando llegó a la juventud no deseaba otra cosa que consagrarse a Cristo, aunque su padre no quería ni hablar de aquello. Carlos le buscó pretendientes de los más encumbrados, pero ella solo quería una cosa: ser esposa de Cristo. Entonces, el padre, lleno de ira, resolvió avergonzarla en público: He aquí un día que Hadelogis estaba con su director espiritual, su padre se presentó y le dijo: "He aquí, hija mía, que has rechazado a reyes, duques y príncipes, para unirte a un cura". Y luego salió y dijo a uno de sus caballeros que estaba allí: "Dile al capellán que se vaya, él y su concubina, o ambos serán ejecutados mañana por la mañana". Al oír esto, ambos partieron sin mirar atrás y andaron hasta un lugar desierto llamado Kitzingen, donde edificaron un pequeño monasterio. Muy pronto hubo otras vírgenes que igual querían servir a Cristo, a las que el presbítero dio el velo y nombró abadesa a Hadelogis, dándoles la regla de San Benito (21 de marzo y 11 de julio).
Cuando le llegó su hora, el sacerdote murió, y al poco tiempo apareció a una monja que enamorada de un hombre, pensaba huir del monasterio. Ya salía en la noche cuando vio la sombra del capellán que le decía: "¡Vuelve, querida virgen! El celestial Esposo te llama". La monja se asustó y regresó, y a los tres días enfermó y falleció, contenta de hacerlo en el monasterio. Otra monja, tiempo después, planeaba su huida con un noble, cuando en un sueño vio a Hadelogis que le decía: "Oh, Cristo viene, prepárate para ir a su encuentro! Viene el Esposo, mantén tu lámpara encendida". Despertó la monja arrepentida y en adelante fue una religiosa ejemplar esposa de Cristo.
Pasaron los años y estando Carlos Martel anciano, se le apareció el capellán (lástima que no sabemos su nombre) y le dijo: "El Rey Eterno me envió a ti para declararte mi inocencia sobre aquello de lo que una vez me acusaste. Si ahora no me crees, entonces serás llamado ante Dios, para que ante su justo tribunal me oigas defender mi causa". Despertó Carlos, arrepentido de su mal, y buscó a su hija. Cuando dio con el lugar, se reconcilió con Hadelogis diciéndole: "Ruega por mí, hija mía, para que el Señor no cargue sobre mí el pecado de hablar contra ti y mi capellán, tu director". Y Hadelogis le abrazó, perdonándole. Carlos entonces dotó al monasterio de tierras y algunas villas,y de beneficios.
Algunos milagros se cuentan sobre Hadelogis. Uno de ellos dice que fue asesinado un siervo del monasterio, el cual tenía un perro al que quería mucho. Los asesinos se llevaron sus ropas y dejaron el cuerpo desnudo en el bosque. Tres días cuidó el cuerpo el perro, hasta que fue al monasterio y comenzó a llorar ante la puerta de Hadelogis, y cuando ella salió, tomó su hábito entre los dientes, llevándola al bosque. La santa halló al joven muerto, convocó a todos sus siervos, a los que interrogó. Como ninguno confesó, Hadelogis advirtió que les daba una última oportunidad, antes de comparecer ante Dios. Nada, nadie confesó. Entonces el perro dio un salto y destrozó las gargantas de los dos asesinos.
Santa Hadelogis murió sobre 751. Aún hay ciertas corrientes que hablan de que es la misma persona que Aude, hija de Carlos, casada por tres veces, con Daniel de Poher, Thierry de Autun y Aka Makhir Ben Habibai (bautizado David), que terminaría siendo abadesa de un monasterio y a la cual el tiempo habría dotado de una leyenda.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Volumen II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
A 2 de febrero además se celebra a
Nuestra Señora de la Candelaria del Socavón.
San Lorenzo de Canterbury, obispo.
Vivió esta santa en el siglo VIII y fue hija de Carlos Martel. Fue piadosa y resuelta desde niña, y cuando llegó a la juventud no deseaba otra cosa que consagrarse a Cristo, aunque su padre no quería ni hablar de aquello. Carlos le buscó pretendientes de los más encumbrados, pero ella solo quería una cosa: ser esposa de Cristo. Entonces, el padre, lleno de ira, resolvió avergonzarla en público: He aquí un día que Hadelogis estaba con su director espiritual, su padre se presentó y le dijo: "He aquí, hija mía, que has rechazado a reyes, duques y príncipes, para unirte a un cura". Y luego salió y dijo a uno de sus caballeros que estaba allí: "Dile al capellán que se vaya, él y su concubina, o ambos serán ejecutados mañana por la mañana". Al oír esto, ambos partieron sin mirar atrás y andaron hasta un lugar desierto llamado Kitzingen, donde edificaron un pequeño monasterio. Muy pronto hubo otras vírgenes que igual querían servir a Cristo, a las que el presbítero dio el velo y nombró abadesa a Hadelogis, dándoles la regla de San Benito (21 de marzo y 11 de julio).
Cuando le llegó su hora, el sacerdote murió, y al poco tiempo apareció a una monja que enamorada de un hombre, pensaba huir del monasterio. Ya salía en la noche cuando vio la sombra del capellán que le decía: "¡Vuelve, querida virgen! El celestial Esposo te llama". La monja se asustó y regresó, y a los tres días enfermó y falleció, contenta de hacerlo en el monasterio. Otra monja, tiempo después, planeaba su huida con un noble, cuando en un sueño vio a Hadelogis que le decía: "Oh, Cristo viene, prepárate para ir a su encuentro! Viene el Esposo, mantén tu lámpara encendida". Despertó la monja arrepentida y en adelante fue una religiosa ejemplar esposa de Cristo.
Pasaron los años y estando Carlos Martel anciano, se le apareció el capellán (lástima que no sabemos su nombre) y le dijo: "El Rey Eterno me envió a ti para declararte mi inocencia sobre aquello de lo que una vez me acusaste. Si ahora no me crees, entonces serás llamado ante Dios, para que ante su justo tribunal me oigas defender mi causa". Despertó Carlos, arrepentido de su mal, y buscó a su hija. Cuando dio con el lugar, se reconcilió con Hadelogis diciéndole: "Ruega por mí, hija mía, para que el Señor no cargue sobre mí el pecado de hablar contra ti y mi capellán, tu director". Y Hadelogis le abrazó, perdonándole. Carlos entonces dotó al monasterio de tierras y algunas villas,y de beneficios.
Algunos milagros se cuentan sobre Hadelogis. Uno de ellos dice que fue asesinado un siervo del monasterio, el cual tenía un perro al que quería mucho. Los asesinos se llevaron sus ropas y dejaron el cuerpo desnudo en el bosque. Tres días cuidó el cuerpo el perro, hasta que fue al monasterio y comenzó a llorar ante la puerta de Hadelogis, y cuando ella salió, tomó su hábito entre los dientes, llevándola al bosque. La santa halló al joven muerto, convocó a todos sus siervos, a los que interrogó. Como ninguno confesó, Hadelogis advirtió que les daba una última oportunidad, antes de comparecer ante Dios. Nada, nadie confesó. Entonces el perro dio un salto y destrozó las gargantas de los dos asesinos.
Santa Hadelogis murió sobre 751. Aún hay ciertas corrientes que hablan de que es la misma persona que Aude, hija de Carlos, casada por tres veces, con Daniel de Poher, Thierry de Autun y Aka Makhir Ben Habibai (bautizado David), que terminaría siendo abadesa de un monasterio y a la cual el tiempo habría dotado de una leyenda.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Volumen II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
A 2 de febrero además se celebra a
Nuestra Señora de la Candelaria del Socavón.
San Lorenzo de Canterbury, obispo.
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