Santos Gurias, Samonas y Habib de Edesa, mártires. 15 de noviembre.
No es mucho lo que de estos tres santos se sabe, pero certero es, al menos. Vivieron en el siglo entre los siglos III y IV. Gurias y Samonas eran presbíteros avanzados en años que, junto al diácono Habib se retiraron al desierto cerca de Edesa, para dedicarse enteramente a Jesucristo. Gastaban sus días entre la oración, la penitencia y la predicación a los que pasaban por allí. Estuvieron en paz, hasta que estalló la persecución de Diocleciano. Fueron apresados e interrogados por el gobernador Antonino, que no logró que apostataran. Luego de pesados interrogatorios, los metió en la cárcel hasta que decidir qué hacer con ellos. Pero el tiempo pasó, Antonino murió y tardaron en designar sucesor. Y los santos en la cárcel.
En 306, cuando llegó el sucesor, Muson, este mandó torturarles hasta que adoraran a los ídolos y al emperador. Como no lo logró, mandó decapitar a Gurias y a Samonas. Este último entonó una oración al Señor: "Oh Señor mi Dios, contra cuya voluntad ni un gorrión cae en la trampa, fuiste tú quien salvó a David en su dolor, quien hizo al profeta David fuertes como león, y el que concedió al hijo de Abraham salvarse de la muerte. Sabes, oh Señor, la debilidad de nuestra naturaleza, mira la lucha que se nos aviene; nuestro enemigo trata alejarnos de tu mano derecha y privarnos de la gloria que está en ti. Con tu ojo compasivo vigila que conservemos en nosotros la luz inextinguible de tus mandamientos. Guía nuestros pasos a tu luz, y haznos dignos de su reino. Bendito eres por los siglos de los siglos. Amén". Luego de ser martirizados, los cristianos enterraron sus cuerpos con reverencia.
En 306, cuando llegó el sucesor, Muson, este mandó torturarles hasta que adoraran a los ídolos y al emperador. Como no lo logró, mandó decapitar a Gurias y a Samonas. Este último entonó una oración al Señor: "Oh Señor mi Dios, contra cuya voluntad ni un gorrión cae en la trampa, fuiste tú quien salvó a David en su dolor, quien hizo al profeta David fuertes como león, y el que concedió al hijo de Abraham salvarse de la muerte. Sabes, oh Señor, la debilidad de nuestra naturaleza, mira la lucha que se nos aviene; nuestro enemigo trata alejarnos de tu mano derecha y privarnos de la gloria que está en ti. Con tu ojo compasivo vigila que conservemos en nosotros la luz inextinguible de tus mandamientos. Guía nuestros pasos a tu luz, y haznos dignos de su reino. Bendito eres por los siglos de los siglos. Amén". Luego de ser martirizados, los cristianos enterraron sus cuerpos con reverencia.
No nos dan más datos de cómo se libró Habib, pero el hecho es que le dejaron de lado y le liberaron, tal vez por su juventud. El santo volvió al desierto para dedicarse a la oración y, además, a socorrer a los cristianos perseguidos. Unos años vivió en paz, hasta 323, cuando en la persecución de Licinio fue apresado junto con algunos que escondía. Después de varias torturas finalmente fue quemado vivo. Junto a él estaban su madre y algunos parientes y amigos, y de todos se despidió con el beso de la paz. Sus reliquias fueron enterradas junto a las de sus queridos Gurias y Samonas, y con ellos se venera 15 de noviembre.
Se les considera patronos contra los malos matrimonios, a partir de un suceso ocurrido en el siglo VI: Cuéntase que un soldado godo que servía en Edesa tomó por mujer a una cristiana llamada Eufemia, luego de jurar sobre la tumba de santos mártires Gurias, Samonas y Habib que no haría su esposa ningún daño, a pesar de no ser cristiano. Cuando terminó su servicio volvió a Europa, llevándose a Eufemia, la cual descubrió la verdad al llegar a casa de su marido: Estaba casado, y ambos la convirtieron en su esclava. Invocó Eufemia a los tres santos, recordándoles el perjurio que se había cometido sobre sus reliquias, y esa misma noche se acostó en Europa y despertó en casa de su madre, en Edesa. Al ver este traslado milagroso, todos dieron gracias a los santos. A los dos años el godo volvió y fue denunciado ante el prefecto y ejecutado por este.
Fuente:
-“Dictionnaire des prénoms”. TRISTAN HORDÉ. París, 2009.
A 15 de noviembre además se celebra a
San Leopoldo III de Austria, confesor.
San Malo de Aleth, obispo.
A 15 de noviembre además se celebra a
San Leopoldo III de Austria, confesor.
San Malo de Aleth, obispo.
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