San Gerbold de Bayeux, obispo. 5 de diciembre.
Su leyenda, del siglo XI, cuenta que nació en el siglo VII en Liberiacum, la actual Livry, cerca de Caumont, Normandía. Aunque Berrière, en Bayeux, también reclama ser su lugar natal, y no solo eso, sino que además otras versiones le hacen nacer en Inglaterra, donde era administrador de un rico señor. Era cristiano piadoso y no se precisa si era o no presbítero cuando la mujer de este señor al que servía se encaprichó de él, que era bello e inteligente, y le quiso para hacerlo su amante. Gerbold se negó y entonces la mujer se encargó de hacer correr la voz de que había sido deshonrado por el joven. Fue condenado sin juicio, le ataron una piedra de molino al cuello y lo arrojaron al mar. Pero ocurrió que no se hundió, sino que la piedra y el santo flotaron por el agua hasta llegar a la orilla del continente, en Ver-sur-Mer, Normandía. Allí se dedicó a la oración y penitencia, como un eremita, pero los portentos que realizó y al saberse la causa de como había llegado a la costa, le aclamaron como obispo de Bayeux.
Como obispo, Gerbold socorrió a los pobres, en ocasiones con milagros como multiplicar el grano, reponer cosechas devastadas, calmar tempestades, etc. Pero los habitantes de la ciudad eran perezosos, poco dados a la piedad y la rectitud moral, así que echaron al obispo cuando el santo les reclamó su indiferencia religiosa y sus múltiples pecados. Al verse desterrado, Gerbold arrojó su anillo episcopal al río, con la promesa de que sólo volvería si los habitantes de Bayeux lo sacaban del mar. Y volvió a su ermita, pero he aquí que una epidemia de disentería se desató en la ciudad y el pueblo recordó a su santo obispo milagroso, que se negaba a regresar. Imploraron misericordia a Dios y ocurrió que un pescador atrapó un pez en sus redes y al abrirlo, halló el anillo del santo. Ante semejante milagro, el pueblo no pudo sino enmendarse y devolver al santo a su sede, que tampoco pudo negarse al ver la voluntad divina. Y claro, la epidemia cesó, y los aquejados recuperaron la salud.
Se dice que San Gerbold fundó un monasterio en su natal Livry. Además fundó o reformó otros cenobios. Después de su muerte en 695 fue enterrado en la iglesia de San Exuperio, y sus reliquias están divididas entre Bayeux y Petit-Celland. Es abogado contra la disentería y los dolores de cabeza, pues el primer portento que dicen realizó luego de desembarcar fue sanar de disentería a todos los que tocaron la piedra que le había traído a la orilla. Una capilla en su honor existió en el sitio donde, según la tradición, desembarcó sobre la piedra, pero en el siglo XVI los protestantes la saquearon y quemaron.
En el siglo XV Felipe de Argouges, señor de Gratot, construyó en sus dominios una capilla dedicada a San Gerbold, que, aunque de titularidad privada, llegó a tener su ermitaño. La Revolución Francesa confiscó el templo y casi lo destruye. En el siglo XVIII fue devuelta a la familia Argouges, que a mediados del XIX la venden. Va pasando de manos en manos hasta que a finales de ese mismo siglo el deterioro hace que se derrumbe parcialmente. En 1951 una asociación de amantes de la cultura logra que se declare monumento y se preserven las ruinas. En 2006 comenzó una restauración que sacó a la luz una escultura del santo (la que ilustra este artículo), escondida probablemente antes de la Revolución y ante los desmanes iconoclastas de esta.
Fuentes:
Su leyenda, del siglo XI, cuenta que nació en el siglo VII en Liberiacum, la actual Livry, cerca de Caumont, Normandía. Aunque Berrière, en Bayeux, también reclama ser su lugar natal, y no solo eso, sino que además otras versiones le hacen nacer en Inglaterra, donde era administrador de un rico señor. Era cristiano piadoso y no se precisa si era o no presbítero cuando la mujer de este señor al que servía se encaprichó de él, que era bello e inteligente, y le quiso para hacerlo su amante. Gerbold se negó y entonces la mujer se encargó de hacer correr la voz de que había sido deshonrado por el joven. Fue condenado sin juicio, le ataron una piedra de molino al cuello y lo arrojaron al mar. Pero ocurrió que no se hundió, sino que la piedra y el santo flotaron por el agua hasta llegar a la orilla del continente, en Ver-sur-Mer, Normandía. Allí se dedicó a la oración y penitencia, como un eremita, pero los portentos que realizó y al saberse la causa de como había llegado a la costa, le aclamaron como obispo de Bayeux.
Como obispo, Gerbold socorrió a los pobres, en ocasiones con milagros como multiplicar el grano, reponer cosechas devastadas, calmar tempestades, etc. Pero los habitantes de la ciudad eran perezosos, poco dados a la piedad y la rectitud moral, así que echaron al obispo cuando el santo les reclamó su indiferencia religiosa y sus múltiples pecados. Al verse desterrado, Gerbold arrojó su anillo episcopal al río, con la promesa de que sólo volvería si los habitantes de Bayeux lo sacaban del mar. Y volvió a su ermita, pero he aquí que una epidemia de disentería se desató en la ciudad y el pueblo recordó a su santo obispo milagroso, que se negaba a regresar. Imploraron misericordia a Dios y ocurrió que un pescador atrapó un pez en sus redes y al abrirlo, halló el anillo del santo. Ante semejante milagro, el pueblo no pudo sino enmendarse y devolver al santo a su sede, que tampoco pudo negarse al ver la voluntad divina. Y claro, la epidemia cesó, y los aquejados recuperaron la salud.
Se dice que San Gerbold fundó un monasterio en su natal Livry. Además fundó o reformó otros cenobios. Después de su muerte en 695 fue enterrado en la iglesia de San Exuperio, y sus reliquias están divididas entre Bayeux y Petit-Celland. Es abogado contra la disentería y los dolores de cabeza, pues el primer portento que dicen realizó luego de desembarcar fue sanar de disentería a todos los que tocaron la piedra que le había traído a la orilla. Una capilla en su honor existió en el sitio donde, según la tradición, desembarcó sobre la piedra, pero en el siglo XVI los protestantes la saquearon y quemaron.
En el siglo XV Felipe de Argouges, señor de Gratot, construyó en sus dominios una capilla dedicada a San Gerbold, que, aunque de titularidad privada, llegó a tener su ermitaño. La Revolución Francesa confiscó el templo y casi lo destruye. En el siglo XVIII fue devuelta a la familia Argouges, que a mediados del XIX la venden. Va pasando de manos en manos hasta que a finales de ese mismo siglo el deterioro hace que se derrumbe parcialmente. En 1951 una asociación de amantes de la cultura logra que se declare monumento y se preserven las ruinas. En 2006 comenzó una restauración que sacó a la luz una escultura del santo (la que ilustra este artículo), escondida probablemente antes de la Revolución y ante los desmanes iconoclastas de esta.
Fuentes:
- http://nominis.cef.fr/contenus/SaintGerbold.pdf
A 5 de diciembre además se celebra a
San Sabas, abad.
Beato Bartolomé Fanti, presbítero carmelita.
A 5 de diciembre además se celebra a
San Sabas, abad.
Beato Bartolomé Fanti, presbítero carmelita.
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