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domingo, 1 de abril de 2018

Obispo por fuerza, monje por vocación.

San Hugo de Grenoble, obispo. 1 y 22 de abril.

Nació en 1053, en Chateauneuf d’Isère, en una familia de clase media. Estando embarazada, su madre soñó que veía a su futuro hijo amparado por varios santos, y que San Pedro y San Pablo le señalaban el camino del cielo. Por ello su padre, que era caballero, decidió inclinar al pequeño Hugo al estudio con vistas a que hiciera la carrera eclesiástica.

A los 21 años, ya graduado en Teología, le nombraron canónigo de la catedral de Valence, y aunque no era presbítero, aventajaba a estos en el cumplimiento de la disciplina y en el rezo del Oficio común. Colaboró con el Legado papal en Francia, obispo de Die, quien le tomó mucho afecto y se hizo acompañar de él en 1079 en el Concilio de Anignon. En esta cita de eclesiásticos conocieron a nuestro santo varios canónigos de Grenoble, quienes se hallaban sin obispo desde la muerte de su prelado, Ponce II, quien además había sido un obispo nefasto, simoníaco y excomulgado. Los canónigos, viendo las dotes de Hugo, solicitaron al Concilio que les nombrara a Hugo como su pastor, a pesar que este solo tenía 27 años y ser seglar. A pesar de su oposición, Hugo fue ordenado presbítero por el Legado, quien luego le llevó consigo a Roma, donde fue consagrado obispo por el papa San Gregorio VII (25 de mayo). En Roma el santo comenzó a padecer una serie de ataques demoníacos y espantosas tentaciones que le acompañaron más de 40 años, de los que salió victorioso gracias a su fe en Cristo, su oración y sus penitencias.

Hugo se hizo cargo muy pronto de su Sede, la cual estaba devastada por el mal ejemplo de su anterior obispo, como dije. Los asuntos de administración en manos de nobles y seglares, presbíteros con posesiones y sirvientes, algunos amancebados y con hijos. Hugo comenzó una serie de predicaciones y penitencias públicas, exhortando a la conversión del clero y los fieles. Durante dos años predicó, visitó, castigó y perdonó a aquellos arrepentidos. Muchos le dieron la espalda, llegando, literalmente, a pasar hambre por no caer en negocios turbios. Creyendo era impotente para lograr la conversión de toda su diócesis, nuestro santo se retiró al monasterio benedictino de "Casa Dei", donde tomó el hábito, para vivir como un monje más, alejado del poder y del peligro de ostentar el mando. Pero sin embargo, al saber el papa Gregorio VII donde estaba, le mandó abandonar el monasterio y volver a su tarea de obispo. Por ello, Hugo salió del monasterio sin llegar a profesar como religioso. De vuelta en Grenoble se esmeró más aún en su labor y pronto tuvo resultados. En tres años la diócesis parecía otra: más fervor y recta vida en el clero y los fieles, y los asuntos políticos separados (hasta donde era pensable en el siglo XI) de los asuntos espirituales.

El sueño de San Hugo.
En junio de 1082 Hugo tuvo un sueño misterioso: Vio caer a sus pies 7 estrellas, que le guiaban a través de las montañas hasta un solitario paraje llamado Chartreuse. Allí vio a Jesucristo ordenando a los ángeles edificarle una casa para él. Hugo no sabía que significado tendría aquella visión, pues era más que un sueño, cuando le llegó la respuesta: Se presentó ante él San Bruno (6 de octubre), otrora canónigo de Colonia, con seis compañeros. Bruno le relató su inspiración de entregarse a Dios en la soledad, viviendo en común, pero manteniendo el aspecto eremítico de los antiguos Padres del Desierto. Para ello Bruno le solicitaba le cediera algún espacio solitario y alejado del mundo. Hugo entendió su visión y fue un entusiasta defensor de Bruno, colaborador en la fundación de la primera Cartuja y además, fue de gran valía para lograr la aprobación de la Iglesia sobre la nueva Orden.

Su cariño por Bruno y su peculiar estilo de vida se tradujo en las largas temporadas que Hugo pasó en la Cartuja, donde era recibido como un padre. Oraba con ellos, vivía en soledad, se penitenciaba y trabajaba como ermitaño, anhelando aquella vida para él mismo. Estaba tan a gusto allí, que más de una vez el abad debía decirle "Id a vuestras ovejas y dadles el pasto que les pertenece", pues Hugo parecía olvidar que era obispo.

Varias veces intentó el santo prelado le removieran de la carga del episcopado, pero tanto Honorio II como Inocencio II no quisieron oír hablar de ello. No fue sino hasta cuando la edad y le enfermedad se lo impidieron, cuando el papa aceptó su renuncia, nombrando en su lugar a Hugo II, monje de la Grande Chartreuse. Dícese que tomó el hábito cartujano, y por ello la Orden lo tiene como santo propio, pero no está muy claro, porque hay testimonios de que siguió viviendo en Grenoble, muy cercano a su sucesor. Si no fue cartujo legalmente, de corazón sí que lo fue con certeza.

Muerte y veneración
del Santo.
Falleció Hugo el 1 de abril de 1132, Viernes de Pasión, teniendo más de 80 años. Sus funerales fueron un gozo pascual, celebrados con alegría más que con llanto. Le sepultaron en su catedral, donde se mantuvo incorrupto su cuerpo durante mucho tiempo después de enterrado. Los milagros junto a sus reliquias fueron tantos que el papa Inocencio II le canonizó el 22 de abril de 1134 en el marco del Concilio de Pisa, a tan solo dos años de su feliz tránsito. Pronto la Orden Cartuja obtuvo celebrar su memoria, y en 1258 pudo elevarla a categoría de Fiesta. Antiguamente la celebraban a 1 de abril, hoy a 22 del mismo mes.


Fuente:
"Santos y Beatos de la Cartuja". JUAN MAYO ESCUDERO. Puerto de Santa María, 2000.


A 1 de abril además se celebra a
La Estigmatización de Santa Catalina de Siena.
Santa Genoveva de Brabante, eremita.
Santa Teodora de Xalapa, virgen y mártir.

martes, 1 de abril de 2014

Genoveva, la de Brabante, a saber

Magnífico lienzo de Adrian Ludwig Richter,
donde Genoveva es lo menos que se ve.
Pregunta: ...pero, finalmente, Santa Genoveva de Brabante, existió o se ha demostrado que solo es una leyenda romántica medieval.

Respuesta: Pues hay que decir que no, hija mía, que no existió. Es una historia, como dices, romántica, una narración con moraleja sobre la humildad, la confianza en Dios, las pruebas de la fe. Vamos, una historia para aprender algo, como la Caperucita Roja. Y vamos a ver que se puede poner en limpio:


Santa Genoveva de Brabante, condesa, ermitaña. 2 de abril y 18 de enero.

La leyenda:
Genoveva vivió en el siglo VIII, y era hija de los condes de Brabante. Desde niña fue piadosa, caritativa y generosa con los pobres. Al llegar a la edad casadera, su padre le presentó a Sigfrido de Offendick, en agradecimiento a este, que poco antes le había salvado la vida. Se casaron ante el obispo San Hidulf de Tréveris (11 de julio) y fueron a vivir a Siegfriedsbourg, cerca del Rihn. Allí Genoveva continuó su vida de piedad, caridad y justicia para con los desfavorecidos. Poco duró la felicidad, pues Sigfrido tuvo que ir a la guerra contra los musulmanes, bajo el mando de Carlos Martel. No sabía Sigfrido, ni Genoveva, que esta ya estaba esperando un hijo. Genoveva, en la ausencia de su marido, redobló su piedad y caridad, dedicándose a educar a las niñas del condado. Antes de marcharse, Sigfrido había dejado al frente del condado a su mayordomo y fiel sirviente Golo. Este cumplió sus obligaciones fielmente hasta que el poder le corrompió, y, junto al espíritu de la impureza, se predió pretendiendo tomar a Genoveva como amante. Esta escribió horrorizada a Sigfrido, contándole lo sucedido, pero Golo sorprendió a Dracon, el mensajero y lo apuñaló frente a Genoveva, que gritó pidiendo ayuda. Pero Golo la acusó a ella de impureza con el asesinado, y mandó encerrarla en una torre, mientras escribía a Sigfrido contándole su versión falsa de lo ocurrido.

Dio a luz Genoveva en la prisión a un niño, al que llamó Benoni. Un día la visitó la hija de Dracon, contándole que Sigfrido sabía lo ocurrido, pero según la versión de Golo, decretando que Genoveva fuera decapitada junto al niño bastardo. Genoveva escribió a su marido:
"Adiós, esposo mío, adiós para siempre.
Cuando leas estas líneas que escribo en mi lóbrego calabozo, tu hijo y yo habremos sido decapitados, víctimas inocentes del pérfido Golo. Mi inocencia brillará tarde o temprano, pero cuando ese día llegue, no desesperes, Sigfredo; consuélate pensando que te perdono. Sí, te perdono aunque hayas dudado de mi amor y de mi fidelidad.

Cuando regreses se piadoso con todos, incluso con Golo, el causante de todo mi mal. Golo es el más necesitado de piedad, y aunque te confiese haberse vengado de mis desprecios calumniándome, castígale, pero no le mates. Debemos perdonar a los que delinquen, para que también nuestras propias culpas nos sean perdonadas en el cielo.

¡No puedo más!... ¡Las fuerzas me abandonan al pensar que no he de volver a verte! ¡Adiós, esposo mío! ¡Soy inocente, te amo y te perdono!...

¡Adiós!
Genoveva
"
Golo, ajeno a esta carta, mandó a dos sirvientes que llevaran a Genoveva y al niño al bosque, y allí les mataran, pero estos se conmovieron por la dulzura de Genoveva, y la dejaron libre, a cambio de que jamás saldría del bosque. Mataron un perro y llevaron a Golo los ojos, diciéndole eran los de Genoveva.

Trailer de "Genoveva de Brabante".
José Carlos Burle. 1947

Y se quedaron a vivir en el bosque, alimentándose de la leche de una cierva salvaje, que mansamente se quedó a vivir junto a Genoveva y Benoni. Al cabo de siete años, Genoveva enfermó para morir, y viendo que su hijo era ya fuerte, le enseñó el camino de salida del bosque, y le envió junto a su padre, pero este no quiso dejarla. En tanto, durante esos siete años, Sigfredo ya había sabido la verdad por la carta de Genoveva, y había perdonado a Golo, que vivía arrepentido de su supuesto asesinato. Y resultó que un día salió Sigfredo de cacería, vio una cierva hermosísima y quiso cazarla. Notó que la cierva, huía de él, pero no lo suficiente como para esperar se acercara y la siguiera. Así lo hizo y ¡voilá! llegó a la gruta donde Genoveva yacía enferma. Esta lo reconoció, le enseñó su anillo de bodas y Sigfredo reconoció a su esposa y a su hijo. Los tomó y llevó al castillo, en medio de festejos y alegría populares. La cierva continuó visitando y alimentando a Genoveva hasta que esta, finalmente, falleció; y entonces comenzó a visitar su tumba. Sigfrido levantó una ermita en el sitio de la cueva, donde comenzaría el culto a la inocente y paciente Santa Genoveva de Brabante.
Muy bonito, no? Pues todo faso. O casi todo...


La historia:
Sigfrido halla a Genoveva y Benoni
Wilhelm Walther. 1913
Pues con algunos matices, la "historia" de Genoveva fue publicada y dada a conocer a las masas en 1638, en la obra "La inocencia reconocida. Vida de Santa Genoveva de Brabante", del jesuita René de Cerisiers. Esta obra, traducida al español en el siglo XIX, tenía el precedente de una leyenda oral del siglo X, más o menos, que hablaba de una tal Genoveva, acusada de adulterio injustamente, fue castigada, y luego que se supo la verdad, restituida a su honor. De siglos posteriores se conocen otras obras menos importantes. Y ha sido llevada al cine varias veces, como buen pastelón romántico que es. También hay una ópera de Shumann sobre la "vida" de Genoveva.
También es histórica la capilla dedicada a Santa Genoveva (que podría ser la Genoveva de París, quien sabe), y la presencia de una sepultura, que se tomó como la de nuestra Genoveva. Los Bolandistas, que no creen en nadie que les huela a leyenda, han dado carpetazo negando la historicidad de estos relatos del vulgo. Sinceramente, ha sido el arte pictórico del romanticismo quien más ha dado a reconocer a Genoveva y su leyenda. Nunca ha sido inscrita en calendarios, martirologios, ni ha recibido culto oficial por parte de la Iglesia. Popularmente se le recordaba el 18 de enero, y el 2 de abril, una procesión tenía (tiene?) lugar en su supuesto sepulcro.


Una historia parecida, se lee en la leyenda de Santa Ida de Toggenburg (3 de noviembre), falso adulterio y ciervo incluido. Finalmente, como nota curiosa, hay que decir que María de Brabante, esposa del duque de Baviera pasó por algo parecido en el siglo XIII. Condenada por adúltera, luego absuelta y reconocida. Más curioso aún, fue castigada un 18 de enero, día que se "celebra" una memoria de Genoveva de Brabante.


A 1 de abril además se celebra a
La Estigmatización de Santa Catalina de Siena, virgen dominica.
Santa Teodora de Xalapa, virgen y mártir. 
San Hugo de Grenoble, obispo.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...