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viernes, 28 de julio de 2017

Beato Juan Soreth, General y Reformador de la Orden

Hoy celebra el carmelo descalzo la memoria de uno de los carmelitas más insignes de la Orden. Por sus escritos, su obra, sus virtudes, fundador, reformador, legislador, humilde a pesar de los cargos, caritativo y penitente. Y es:

Beato Juan Soreth, General de la Orden, Reformador y Fundador. 28 de julio (24 en la O. Carm).

Juan nació en Caen, Normandía, en 1394. En 1412 tomó el hábito carmelita en su ciudad natal, donde también fue ordenado presbítero, cerca de 1417. Fue maestro de filosofía en varios conventos y en 1433 los superiores le enviaron a la Universidad de París, a doctorarse en Teología, terminando en 1438 y siendo Maestro de la misma durante dos años. Su ejemplaridad y celo por la Orden era tal que en 1440 fue elegido Provincial de Francia, donde comenzó una obra reformadora muy importante en los conventos de su jurisdicción. Amor a la Regla, observancia y vida interior y comunitaria fueron sus grandes obsesiones. Fue pacificador, y siempre buscó el bien y la justicia, como cuando medió en el pleito entre la Universidad y los frailes mendicantes parisinos.

En 1451 se le eligió Superior General de la Orden, y lo sería vitaliciamente, pues siempre fue reelegido. Soreth se enfrentaba una situación catastrófica social y religiosamente. La peste había diezmado ciudades y conventos. La disciplina religiosa se había disipado en aras de la subsistencia, aceptándose a cualquier individuo, o relacionándose en demasía con los seglares. Muchos religiosos no iban al coro, faltaban a la pobreza, habían abandonado el apostolado. El papa Calixto III fue su gran valedor para la ingente reforma que llevó a cabo. También quiso este papa crearle cardenal y ordenarle obispo, para que tuviera más poder en su reforma, pero el santo solo quería contar con su ejemplo y autoridad como General de la Orden, por lo que se negó a recibir dignidad eclesiástica alguna. Escribió una "Expositio paraenetica in Regulam Carmelitarum", que habla de la importancia de la observancia interior, sin la cual las normas y austeridades externas nada son. Toca igualmente los temas de la oración, el silencio y la humildad para la vida personal y comunitaria de un religioso. Redactó unas nuevas Constituciones y se hizo rodear de frailes competentes y santos para que le ayudaran con la labor reformadora.

Visitó conventos de toda Europa, exhortando, poniendo paz, restableciendo la disciplina eclesiástica y la armonía en las casas de la Orden. Aunque no siempre hubo esa armonía, como en Colonia, donde fue arrojado del convento y tuvo que excomulgar a los frailes rebeldes a su persona. Sabiendo que era imposible reformar todos los conventos y todos los frailes al mismo tiempo, estableció en cada provincia religiosa algunos conventos en los que la Regla se viviera a plenitud, permitiendo a estos el traslado de los frailes que quisieran una vida más carmelitana. En 1462 republicó una edición revisada de las Constituciones.

También apoyó la Reforma Mantuana, propia de Italia, que dependía de la Orden, pero tenía sus propias Constituciones. El origen de esta reforma está en la de "Las Selvas", en la que destacó entre sus primeros religiosos el Beato Ángel Agustín Mazinghi (17 de agosto) y duraría hasta 1783, destacando también en ella el Beato Bartolomé Fanti (5 de diciembre). Pero no solo se dedicó a los frailes, sino que, viendo la necesidad de la vida claustral femenina, comenzó la obra de erección de monasterios de monjas. En 1452 Clemente V le expidió la Bula "Cum Nulla", según la cual fue posible fundar las monjas. Así, unió a la Orden algunas comunidades de beatas de los Países Bajos, dándoles el hábito y la espiritualidad carmelitana de oración, la Regla de San Alberto (17 de septiembre) y por supuesto, la filial devoción a la Virgen María. En esta obra le fue indispensable la ayuda de la Beata Francisca de Ambroise (5 de noviembre), a quien se considera la primera monja carmelita (no contamos a las "elianas", por supuesto). También fundó la Tercera Orden para los laicos, estos a partir de algunas asociaciones piadosas en torno a las iglesias del Carmen, y para ellos escribió unas Constituciones en 1455.

Fue devotísimo del Santísimo Sacramento, pasando todas las horas que podía en adoración del Señor. Y demostró este amor en 1468, durante el saqueo de Lieja por parte de Carlos el Temerario. Habiéndose incendiado una iglesia, nuestro Beato salvó el copón con el Sacramento, a riesgo de perder su vida, y lo llevó a la iglesia carmelita. En 1459 logró que el Papa Pío II aprobase el Oficio Litúrgico propio de San Ángelo (5 de mayo), el protomártir carmelita.

El santo reformador murió en Angers el 25 de julio de 1471, en circunstancias poco claras. Algunas crónicas hablan que murió envenenado por un fraile opuesto a la reforma continua del santo, aunque la historia oficial cuenta que murió de cólera luego de comer fresas verdes. El Beato Bautista Mantuano (17 de abril) le dedicó una hermosa elegía. Aunque recibió culto, nunca fue beatificado hasta que se comenzó el proceso de la Beata Francisca de Ambroise, lo cual impulsó el culto a Juan Soreth hasta ser confirmado el culto por Pío IX en 1866.


Fuente:

-Los Carmelitas: historia de la Orden del Carmen. Tomos 2 y 4. JOACHIM SMET. BAC, 1987.


A 28 de julio además se celebra a
Santos Nazario y Celso de Milán, mártires.
San Inocencio I, papa.

sábado, 5 de noviembre de 2016

De Duquesa de Bretaña al Carmelo.

Beata Francisca de Amboise, viuda, primera carmelita. 4 y 5 de noviembre.

Grabado del siglo XIX.
Fue hija de Luis, el vizconde de Thouars y principe de Talmond y señor de Amboise y de su esposa Maria de Rieux. Nació en 1427 y se crió y educó en la corte de Bretaña. Era una niña muy inteligente y muy piadosa, tanto que a los cinco años el obispo le permitió hacer la primera comunión. Fue dirigida en su infancia por San Vicente Ferrer (5 de abril y segundo lunes de Pascua). En 1444, con 15 años, casó con el príncipe Pedro II de Bretaña (con el que estaba prometida desde los cuatro años), a pesar de su deseo de consagrar su virginidad a Dios. Para colmo su marido no era para nada buen ejemplo de esposo, siendo celoso sin motivo, al mismo tiempo que él era amante de placeres y mujeres ajenas. Varios años duró aquella vida de mal matrimonio hasta que Pedro, vencido con la oración y la paciencia de Francisca, cambió su corazón, convirtiéndose plenamente a Cristo y comenzó a respetarla. Ambos consintieron en llevar una vida de hermana y hermano, absteniéndose en delante de cualquier relación sexual, prometiéndose uno al otro que el que sobreviviera al otro ingresaría en un monasterio para santificarse. 

En 1450 Pedro heredó el ducado de Borgoña y ambos fueron coronados como tales en la catedral de Rennes. En la corte Francisca fue todo un ejemplo de austeridad y piedad. Desterró los lujos en damas y edificios, acabó con las fiestas excesivas, la picaresca y la lascivia produto del ocio. Estableció la caridad que supervisaba por ella misma, volvió a establecer la misa y las devociones diarias para ella y sus sirvientes. Fue gran impulsora de la canonización de San Vicente Ferrer y la fundadora del monasterio de las clarisas de Nantes. Asistía a todas las horas canónicas en la catedral, estableció penitencias y procesiones públicas, restauró iglesias y hospitales. Fue muy devota de Santa Úrsula (21 de octubre) y en su honor estableció que cada miércoles se le entregara a once niñas pobres cinco monedas de oro. En Navidad procuraba regalos y melindres para los niños pobres y en Jueves Santo ella misma lavaba los pies y socorría caritativamente a 12 mujeres pobres. El hospital de leprosos, un pudridero antes de su llegada, igualmente supo de su caridad, arreglando las instalaciones, construyendo una capilla nueva y les hubiera atendido personalmente si se lo hubieran permitido.

En 1457, Pedro cayó enfermo de un mal del que nadie supo dar cuenta, ni los mejores médicos. Algunos cortesanos sugirieron que era un mal causado por alguna hechicería y se procuraron un hechicero para sanarle, pero Francisca no quiso ni oír hablar de aquello. Primero por su fe cristiana y segundo porque era mujer ilustrada y no creía para nada en magias ni encantos. Así, en septiembre de ese mismo año falleció Pedro, dejando a Francisca con gran dolor y además, a la merced de Arturo, sucesor de su marido, que le arrebató poder y bienes, la maltrataba de palabra y acción. Pero a Arturo sucedió el conde de Etampes, duque de Bretaña, que restituyó a Francisca lo robado y le manifestó afecto y devoción, reconociendo sus virtudes. Poco tiempo llevaba de viuda cuando su padre quiso casarla en segundas nupcias con el duque de Saboya, pero Francisca se negó aunque los reyes Luis XI y Carlota tomaron parte en el asunto insistiendo. Francisca despachó con un "no" rotundo a los embajadores que los reyes mandaron una y otra vez para casarla. Además, con consentimiento de su confesor, Francisca hizo un voto privado de perpetua castidad, y para alejarse de pretendientes y molestos, se retiró a Saintes. Luis XI, molesto con aquella obstinación, mandó a los parientes de la Beata que la tomasen por la fuerza y la llevasen a su presencia. Así lo hicieron, pero cuando iba a partir el barco anclado en el Loira, el río se heló y no pudieron partir. Los habitantes de Saintes, entretanto, enfadados con la violencia empleada con su señora, a la que querían mucho, la tomaron a su vez y la llevaron a un lugar seguro. Cuando la dejaron en paz, intentó dos veces ser religiosa con las Clarisas Pobres de Nantes, pero la mala salud lo impidió.

El 25 de marzo de 1463 conoció al Beato Juan Soreth (24 y 28 de julio), el cual le interesó por su obra fundacional de monjas carmelitas, asociadas a los frailes. Francisca quedó impresionada con la vida carmelitana, su historia y su devoción mariana, por lo cual accedió a formar parte de aquella obra. Así fundaron el monasterio carmelita de Las Tres Marías en Vannes, a la par que continuaba su obra caritativa en la ciudad. En 1468 tomó el hábito carmelita en su propio monasterio. En 1477 fue elegida priora del monasterio y en 1476 aparece convirtiendo un monasterio de benedictinas a carmelitas en Les Couëts. En este monasterio, en 1485 atendiendo a una hermana enferma de un mal contagioso, ella misma se contagió y murió el 4 de noviembre del mismo año, luego de una vida de oración, penitencia y llena de virtudes.

Relicario de la cabeza de la Beata.
Catedral de Nantes.
Su primera biografía se escribió tardíamente, en 1701, y es donde se le llama "fundadora de las carmelitas". Así, tradicionalmente se le considera la primera monja carmelita (sin contar, ya sabéis las antiguas a las que legendariamente se les llama carmelitas), pero en realidad el primer monasterio de religiosas asociado a la Orden del Carmen lo hayamos en Flandes, cuatro años antes. Lo que sin duda es Francisca en ser la primera es el ser la primera carmelita famosa por sus virtudes y santidad fuera y dentro del monasterio. Se conservan unas "Exhortaciones" que escribió para las monjas.

Su sepulcro se venera aún en el monasterio de la Divina Providencia de Nantes, y la cabeza se venera en la catedral de la misma ciudad. El culto en la Orden del Carmen fue tardío, surge a partir del siglo XVIII y no sería hasta el 11 de julio de 1863 cuando el Beato Pío IX (7 de febrero) la beatificó.



Fuentes:
-"Diccionario Biográfico de Mujeres Célebres". Tomo I. VICENTE DIEZ CANSECO. Madrid, 1844.
-"La Vie de la bienheureuse Françoise d'Amboise". ABBÉ RICHARD. Nantes, 1865.


A 5 de noviembre además se celebra a 
San Alto de Altomünster, abad
Las Sagradas Reliquias.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...