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martes, 11 de mayo de 2021

Del santo apóstol de Nápoles.

San Francisco de Geronimo, presbítero jesuita. 11 de mayo. 

Nació en Grottaglie, el 17 de diciembre de 1642, en una familia acomodada y fue el mayor de 11 hermanos. Fue un niño piadoso y caritativo. Una leyenda piadosa nos cuenta que, en una ocasión, tomó en secreto el pan de la cocina para darlo a unos pobres. Fue sorprendido por la madre, la cual lo regañó amargamente por dejar a los suyos sin pan para darlo a los demás. Al tiempo, le prohibió que lo volviera a hacer. El niño Francisco le respondió: "Pero madre, ¿temes, tal vez, que por causa de la limosna perderemos el pan en casa? engañada está. Mire el arca del pan y verá”. La madre fue, abrió el arca donde se guardaba el pan y la halló a rebosar. Ante este milagro, abrazó al hijo y desde entonces le dio libertad para dar limosna. 

Desde niño fue amante del estudio y la religión, por lo que, a los 10 años, fue confiado a un grupo de presbíteros que se encargaban de la educación de los niños. No solo estudió con estos santos varones, sino que, además, convivió con ellos, contribuyendo con su labor de catequista y sacristán. Si los presbíteros iban de misión y evangelizaban a los adultos, él hacía lo propio con los niños. 

A los 16 años la Iglesia le concedió la primera tonsura para ser sacerdote, ingresando al año siguiente en el seminario de Taranto. Luego de estudiar la filosofía y retórica en un colegio de jesuitas, fue ordenado subdiácono en 1664. Al año siguiente le enviaron a Nápoles para cursar los dos derechos. Fue ordenado presbítero el 18 de marzo de 1666, con 24 años, por lo que fue necesaria una dispensa al no cumplir los 25 años preceptivos. En 1668 obtuvo, además, la licenciatura en Teología, continuando el Doctorado. Sintió vocación jesuítica y pasó algunas pruebas para poder entrar. En especial la oposición de su padre, quien le reservaba una brillante carrera en el mundo eclesiástico, teniéndole ya apalabradas una canonjía con buenos beneficios. Mas finalmente aceptó, pues hombre piadoso era. 

Francisco ingresó en la Compañía de Jesús el 1 de julio de 1670, haciendo el noviciado al mismo tiempo que profundizaba la Teología. Su maestro de novicios, viendo sus virtudes y queriendo comprobar si eran farsa o cosa de Dios, se empleó en probarlas con deseos. Le daba los oficios más laboriosos y aunque los hiciera bien, en no pocas ocasiones le mandaba rehacerlo todo. Entre otras cosas, le quitó su ración diaria de agua para lavarse, mandándole que se lavara en el agua sucia donde se lavaban los calzones y las sotanas de los padres y estudiantes. 

Entre 1671 y 1674 misionó en la Apulia, bajo la dirección del célebre misionero Agnello Bruno, con gran éxito. Ya desde estudiante se revelaron sus dotes de predicador y su celo apostólico, unido a una profunda vida interior, de silencio y oración. No en balde sus compañeros le llamaban “el santo”. Terminada la Teología, en 1676 le enviaron a misionar a Nápoles, lugar que sería su púlpito durante 40 años, aunque su deseo era ir a las misiones de la India o Japón. El 8 de diciembre de 1682 hizo su profesión solemne como jesuita. Francisco se lanzó a una misión popular constante y sin descanso: predicaba encendidos sermones en las calles y plazas, logrando sonadas conversiones. No podemos dejar de mencionar la conversión de María Elvira Cassier, una joven que había asesinado a su padre y, vestida de hombre había sido soldado al servicio de España. La predicación del santo la movió a confesarse y cambiar de vida. Además, la dirigió espiritualmente en adelante. 

Los terceros domingos de cada mes, además, guiaba a los que oían sus prédicas a la iglesia de los jesuitas, donde un ejército de sacerdotes oía confesiones durante todo el día, a la par que se celebraban misas y funciones religiosas. Todo terminaba con una fervorosa Comunión General. Las prostitutas fueron de la clase más tocada por sus sermones, arrancando a no pocas de la mala vida.

Además, predicaba en los muelles, donde el pecado y la blasfemia eran pan diario. Visitaba las cárceles, tenía una legión de piadosas personas, muchas convertidas, que le ayudaban visitando a los enfermos y socorriendo a los pobres. Él era el apóstol y numerosos laicos eran sus discípulos. y aún tuvo tiempo para predicar en otras regiones, como Los Abruzos o Sannio. En la invasión austríaca de 1707, cuando España perdió Nápoles, Francisco logró que los españoles no bombardearan la ciudad en respuesta, alcanzando además que no hicieran sitio y no llegara la hambruna y la enfermedad. Asimismo, su imponente y respetada persona consiguió detener saqueos y abusos por parte de los invasores.  

Carta autógrafa del santo.
Pude venerarla en la
misión Santa Clara, California
.
Fue nuestro santo un apóstol taumaturgo, y los milagros ocurrían a su alrededor. Él siempre los achacó a la intercesión de San Ciro (31 de enero), cuya reliquia se veneraba en la casa jesuita de Nápoles y que De Geronimo siempre portaba en sus misiones y prédicas callejeras. También predicaba seguidamente de las virtudes y excelencias de la devoción a la Madre de Dios.  

El santo misionero entró al premio eterno el 11 de mayo de 1716 en su amada Nápoles. En 1806, restituidos los jesuitas en el reino de Nápoles gracias a Fernando IV, el papa Pío VII beatificó a De Geronimo el 2 de mayo del mismo año. Gregorio XVI lo canonizó el 26 de mayo de 1839, celebrándose por esta causa solemnes festejos en Nápoles y en toda la Orden Jesuita. Sus reliquias se veneran en la iglesia de Jesús, donde había vivido toda su vida napolitana. Su casa natal en Grottaglie también es un santuario, iglesia y convento jesuitas. 

Fuente:
-"Vita di San Francesco di Girolamo, sacerdote professo della Compagnia di Gesù." LONGARO DEGLI ODDI. Roma, 1839.


A 11 de mayo además se celebra a

San Gengulf, mártir.
San Mamerto de Vienne,
obispo.
Todos los Santos
Abades de Cluny
.
Santa Eustelle,
virgen y mártir.







 

domingo, 20 de mayo de 2018

La Conversión de San Ignacio de Loyola.

La Conversión de San Ignacio de Loyola. 20 de mayo.

En este día celebraba la Compañía de Jesús la "conversión" de su fundador, San Ignacio de Loyola (31 de julio). Memorias como estas solo tenemos, además, la Conversión de San Agustín (4 de mayo), y son memorias que recuerdan que luego de un momento determinado, la vida de estos santos se transformó totalmente, marcando esta conversión un antes y un después. Y se convierten en memorias litúrgicas porque no solo para bien de los propios santos han servido estas sendas conversiones, sino para toda la Iglesia han sido momentos claves de lo que vendría después. En el caso de Agustín, sería el comienzo de su fe católica, la cual defendería posteriormente y la cual ayudaría a definir y esclarecer con sus obras como nadie hasta hoy. En el caso de Ignacio, sería el inicio de su camino apostólico, como adalid de la contrarreforma católica en el siglo XVI.

Ignacio pertenecía a una ilustre familia de la nobleza española. Era un caballero noble y esforzado. Católico, como tantos, pero en asuntos de fe, pues tibio. También como tantos. Sin embargo, el 20 de mayo de 1521, en la batalla de Pamplona contra los franceses, fue herido por una bala de cañón en la rodilla, cuando estaba en la flor de la vida, 30 años. En su convalecencia no tenía nada más que hacer que entretenerse pensando en una bella dama a la cual conquistaría luego, y se pasaba el tiempo soñando con ello, para matar el tiempo. Ero he aquí que un día pensó que podía leer, y buscando en el castillo de los Loyola, encontró una "Vita Christi" y un "Flos Sanctorum". Los ejemplos de los santos le conmovieron al punto que poco a poco dejó de pensar en la tal dama, para constantemente preguntarse "¿Cómo sería ser como San Francisco, o como Santo Domingo?” Hasta que llegó el punto en que notó que le interesaba saber más de la vida religiosa, que de damas.

Su rodilla no sanaba, sino al contrario, el hueso se desvió, creando una úlcera. Le volvieron a partir la pierna para recolocarla, pero nada. Finalmente le quedó más corta que la otra. Así que Ignacio fue sometido a tal tormento sin anestesia alguna. Pensó que moriría, pero el pensar en los martirios de los santos, halló fuerzas para resistir, sobrevivir y plantearse en serio su vida espiritual. Cuando estuvo mejor, emprendió una ardua peregrinación al santuario más famoso de España de aquellos momentos: el de Nuestra Señora de Montserrat (27 de abril). Ante la Santísima Virgen María puso su espada, veló toda una noche y luego de ello, comenzó una vida de penitencia y oración que desembocaría en la fundación de la Compañía de Jesús, 20 años después.

Ad Maiorem Dei Gloriam.


Fuente:
-"Vida de San Ignacio de Loyola". P. PEDRO DE RIBANEYRA. Barcelona, 1863.


A 20 de mayo además se celebra a:


San Baldiri, mártir.
Santa Saturnina, mártir.
San Talaleo y c. mártires.







Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...