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miércoles, 28 de marzo de 2018

Ni traicionar a Cristo ni a la conciencia.

Venerable Magdalena de la Cruz, virgen carmelita y mártir. 28 de marzo.

Nació esta carmelita en 1732, en Lyon, al parecer de padres humildes, aunque nada se conoce de su familia, pues sus datos se recogieron tardíamente. Como los archivos del monasterio fueron quemados, tampoco se conoce la fecha de su entrada al Carmelo y profesión religiosa. Pero, y esto es lo que realmente importa, sí que tenemos testimonios de primera mano de su entrega gozosa al Rey de los mártires.

El Carmelo de Lyon fue arrebatado a las carmelitas descalzas en 1791, por obra de la Revolución Francesa. Magdalena, junto a varias monjas se reunió en una casa privada donde, como podían, continuaron viviendo la Regla carmelitana y su espiritualidad teresiana. En 1793 se unieron a ellas 11 clarisas, luego del asedio de la ciudad. En 1794, a pesar de todas las cautelas, fueron delatadas las monjas y el 11 de febrero de ese mismo año, detenidas. Fueron llevadas a un sótano, donde debían dormir en el suelo y donde permanecieron tres días a oscuras. Algunos revolucionarios las aconsejaban firmar el juramento de Libertad-Igualdad. Otro, que era luterano, les dijo que simularan una abjuración de fe, para los jueces las dejaran en paz y pudieran salir de allí con vida, pero a este una de las monjas le respondió: "¡Eh! ¿Qué dice, señor, traicionar nuestra conciencia?".

Algunos revolucionarios influyentes abogaron por las clarisas, pues estas eran muy queridas por la ciudad de Lyon, por lo cual, las libraron a ellas y a las carmelitas también, pues entre todas no hicieron distinción. Sin embargo, un mes más tarde, el 13 de marzo de 1794, fueron apresadas de nuevo por órdenes "de muy arriba". Los soldados, lioneses, las trataron con cortesía e incluso las protegieron de los alborotadores del pueblo. El día 14 fueron interrogadas con las mismas preguntas una y otra vez. Se le preguntó a nuestra mártir por qué no había firmado el juramento. "Porque mi conciencia se niega", fue su respuesta. A la pregunta sobre si amaba la República, Sor Magdalena contestó: "Nunca he perturbado el orden público". Manifestó, y las demás monjas, que no se inclinaban por partido alguno, sino que solo rezaban para que en todo se cumpliera la voluntad de Dios. Le preguntaron como miraba al decapitado rey. "Como un infeliz príncipe". "Si hubieras juzgado al rey, ¿cómo lo habrías juzgado?", le preguntaron. - "Habría examinado su conducta ante Dios, y luego juzgado por mi conciencia".

La pregunta más directa fue: - "¿Renuncias a tus votos?", a la que todas contestaron con fuerza "No, por supuesto que no". Entonces el secretario se dirigió a una de las monjas con dureza para decirle que por ello podría ser guillotinada. Esta le respondió -"No ignoro que las respuestas que dé quizá me lleven a la muerte mañana". Aunque esta respuesta no fue de boca de Sor Magdalena, igualmente ese era el sentimiento de su corazón.

Luego fueron trasladadas al Ayuntamiento para ser juzgadas por la severa Comisión Revolucionaria. Pasaron entre una turba que les ofendía constantemente, blasfemaba y pretendía pegarles. Allí fueron interrogadas nuevamente y metidas en un calabozo. La que narra el relato dice que la Hermana Magdalena era la más intrépida de todas, a las que animaba constantemente a no cejar y a permanecer fieles a sus votos. Por ello, dice, los jueces que sabían de su influencia, la interrogaban más severamente y que fue la primera en ser juzgada y sentenciada. Dice esta religiosa: "… se presentaba animada por un santo ardor por el martirio, como otra Anastasia: la firmeza que ponía en sus respuestas excitaba cada vez más la ira de los jueces. Entró en el paroxismo por la forma en que Sor Magdalena respondió a una petición que tenía por objeto envolver en su condena a las personas caritativas que tuvieron el valor de ayudarnos de nuevo en la cárcel".

La Hermana Magdalena fue sentenciada a muerte el día 27 de marzo y decapitada en la guillotina el día siguiente, 28 de marzo, a los 62 años de edad. Sea porque su muerte calmó a la turba y a los revolucionarios, o por la próxima derrota de los revolucionarios, las demás monjas, clarisas y carmelitas, fueron liberadas.


Fuente:
-"L'ordre de Notre-Dame du Mont-Carmel Carmes et Carmélites". R. P. ALBERT DE SAINT SAVIEUR. OCD. París, 1880.


A 28 de marzo además se celebra a





sábado, 9 de abril de 2016

Beata Margarita Rutan, mártir.

Beata Margarita Rutan, virgen Hija de la Caridad y mártir. 9 de abril.

"Jamás me tocarás viva".
Infancia y vocación.
Margarita nació en Metz, Lorena, el 23 de abril de 1736. Fue la octava de 15 hermanos, hijos un cantero y su mujer, profundos cristianos, que educaron a sus hijos en la virtud y la fe cristiana. Además de Margarita, otras dos hermanas, Francisca y Antonia, serían Hijas de la Caridad, además de una sobrina. Su infancia fue dura, incluso fue peón de su padre en los trabajos de albañilería y cantería. A los dieciocho años Margarita sintió la vocación religiosa, encaminada al servicio de los pobres en las Hijas de la Caridad y así se lo confió a su familia, pero esta no quiso hablar del tema hasta la mayoría de edad. Así, el 23 de abril de 1757, a la par que cumplía 21 años, comenzó su noviciado en la Casa Madre de las Hijas de la Caridad en París. Al instante le encargaron misiones con los enfermos y pobres, a los que servía como al mismo Cristo. 

Religiosa en lo bueno y lo malo.
Terminado el noviciado, la enviaron a Pau, donde pronto organizó una pequeña fábrica de lana junto al hospital en el que servían las Hermanas. Con este telar, dio trabajo a las mujeres viudas o enfermas que no tenían sustento propio. De allí la destinaron a los hospitales de Fontainebleau, Brest, y otros, en los que dio ejemplo de caridad y abnegación heroicos, siendo amada por las gentes sencillas y sus superioras. En 1779 es nombrada superiora de la comunidad que D’Aulan, obispo de Dax quiere se haga cargo del nuevo hospital que ha fundado. Margarita, como buena Hija de la Caridad, organiza, asiste, visita, negocia. En poco tiempo al hospital añade una bella capilla y una escuela para niñas huérfanas o expósitas. Diez años más tarde, en 1789, se unirá a ella su sobrina, la religiosa Ana Sofía, quien será testigo de la vida sacrificada y del martirio de su tía, de lo que dejará constancia escrita. 


Ese mismo año comienza la persecución contra la Iglesia, destruyendo junto a la libertad religiosa, el único socorro que tenían miles de pobres en toda Francia. La ciudad de Dax fue una de las que más padeció los desmanes a los que la Revolución Francesa nunca debió ceder. La Casa de las Hijas de la Caridad, obra preciosa de la Iglesia en la ciudad pronto se convirtió en el centro del odio contra la religión. Era una casa “refractaria”, “oscurantista”, donde “se obligaba a las mujeres a tener votos de esclavas”, a decir de quien no puede ver en el servicio abnegado a los pobres sino una esclavitud, solo porque su falta de religión le impide abnegarse igualmente. El obispo de la ciudad y el capellán de la Casa fueron destituidos por el Comité, y en su lugar nombraron a sacerdotes “juramentados”, o sea, que habían firmado la “Constitución Civil del Clero”, de sonado contenido neopagano y anticristiano. Al verse acosadas en su aspecto externo, Margarita decidió que las religiosas vistieran de seglar, cosa que, en definitiva, es más afín al espíritu de San Vicente de Paúl (27 de septiembre y 26 de abril, traslación de las reliquias). 

Continuaron su trabajo un tiempo más, hasta que en 1792 las Hijas de la Caridad son acusadas de robo de bienes públicos (por aceptar limosnas). En diciembre de 1793 los revolucionarios se presentaron en el hospital y acusaron a nuestra Beata de “fanática” e “incívica”, por continuar una labor religiosa, no dejar de rezar y mantener documentos peligrosos a la Revoclución. Documentos que no eran más que estampas, libros de devoción, etc. No deja de ser irónico que los verdaderos fanáticos del control, la opresión, la injusticia, llamasen fanática a una mujer coherente con su fe y oficio. 

Prisión y martirio.
El 23 de diciembre fue encarcelada, sin más razón que su fe católica y su condición de religiosa, que no hay otra. A principios de abril le confirmaron la acusación y la condena a muerte por contrarrevolucionaria. Margarita solo pidió perdón de Dios para aquellos que la condenaban injustamente. El 9 de abril de 1794 ella y el párroco de Gaube, un anciano sacerdote, fueron sometidos al escarnio público y atadas las manos a la espalda, fueron conducidos a la plaza principal de Dax, centro de las ejecuciones revolucionarias. La plaza estaba abarrotada de gente, mucha de ella asistida o visitada por la condenada. Dos soldados, apenados, se condolieron de la religiosa, y ella los animó, y a uno regaló su reloj y a otro su pañuelo. Subió a la plataforma de la guillotina, y antes de inclinar la cabeza, un soldado intentó quitarle la cofia atada al cuello, pero ella se le encaró y le espetó: “Déjame, ningún hombre me ha tocado jamás y tú tampoco lo harás mientras viva". Al ser decapitada, el infame tomó la cabeza y la abofeteó pretendiendo escarnecerla. En 1795, sustituido el Comité, el Consejo Administrativo de la ciudad reconoce que Sor Margarita había sido sacrificada injusta e inhumanamente. Y que fuera gente que llenaron Francia de absurdos cultos “a la diosa razón”, cambiaran el calendario gregoriano por referencias estacionales, y destruyeran tanto y tanto arte, pues tiene más ironía. En todo caso, si fanática fue, no derramó más sangre que la suya, en contraste con los “libertadores del pueblo”.


Beatificación de Margarita Rutan.
Culto y beatificación.
En 1907 Mn. Touzet, obispo de Aire inició el proceso de canonización, en el cual testificaron incluso juristas expertos en la Revolución Francesa, que dictaminaron que ni siquiera bajo las leyes inicuas y ridículamente fanáticas (esas sí) se podía acusar a Sor Margarita Rutan de delito alguno. En 1909 el proceso se reabrió a petición de Roma. En 1916la causa pasó a Roma, donde, a 24 de enero de 1917 Benedicto XV, firmó la apertura de la causa. En 1918 la Congregación de Ritos ratificó el “non cultu”, una verificación necesaria desde los tiempos de Benedicto XIV, que invalidaba cualquier proceso si el candidato había sido objeto de culto previamente y sin autorización. Esta norma ya no está vigente, pues ciertamente contradice el origen de las beatificaciones, que son precisamente la ratificación de este culto. De hecho, en 1994 la Iglesia de Dax celebró los 200 años del martirio de Sor Margarita Rutan. La Causa durmió en los archivos hasta 1999, en que una comisión histórica comenzó a remover las causas olvidadas. En 2000 el Abbé Devert se hace cargo de la Causa como postulador, para lograr que a 1 de julio de 2010, el papa Benedicto XVI firmara el Decreto de martirio de Sor Rutan. Y fue beatificada en la en la plaza de toros de la misma ciudad que la vio dar su vida por Cristo, el 19 de junio de 2011.


Fuente:
-http://rutan.cef.fr/


A 9 de abril además se celebra a






jueves, 22 de octubre de 2015

Beata Josefina Leroux, clarisa, no ursulina.

Pregunta: Si tienes información de la beata clarisa Josefina de Lerouk, martir clarisa del 22 o 24 de octubre. Casi nadie sabe de la pobre, y ni su imagen tienen, por favor, si pudieras ayudarme en eso!!!!

Respuesta: No es que haya mucho tampoco, querido amigo, aquí te va:
 

Beata Josefina Leroux, virgen clarisa y mártir. 22 (orden franciscana) y 23 (con su grupo de mártires) de octubre.

Ana Josefa nació en Cambrai, en 1747 y a los 22 años ingresó en el convento de las clarisas Urbanistas de Valenciennes, donde profesó al año siguiente. Las “urbanistas” son clarisas que siguen una Regla dada por el papa Urbano IV, en 1263, a tan solo 10 años de la muerte de Santa Clara (11 de agosto y 23 de septiembre, invención de las reliquias), mitigando la Regla y permitiendo las posesiones comunitarias y rentas, la abadesa puede ser vitalicia. A veces es llamada “Segunda Regla de Santa Clara”. Actualmente hay 88 monasterios y unas 1000 religiosas. De su vida conventual se conoce poco, era una religiosa más y quien sabe si así hubiera sido si no le hubiera llamado Señor a la entrega total; al martirio. Es la época de la Revolución Francesa, en la que muy pronto, a los sublimes ideales de Libertad, Igualdad y Fraternidad habrían de añadírseles una coletilla: “o muerte”.

Solo había una manera de entender esa libertad, esa igualdad, y esa fraternidad y quien no pasara por el aro, ya se sabía. Es un modo simple de resumir una época histórica muy complicada y, todo sea dicho, fundante de muchos de las libertades y derechos que hoy gozamos y defendemos. Época aún no del todo clarificada ni depurada en cuanto a responsabilidades, pero con respecto a lo que nos importa: Por confesar su fe cristiana muchos fueron asesinados y a eso se le llama martirio. “Hay martirio cuando el perseguidor, movido por su odio a la fe, inflige la muerte, aunque diga y vanaglorie de hacerlo por otra causa". Benedicto XIV, en «Tratado de Canonización de los Santos».

La Revolución Francesa exclaustró en 1791 a todas las religiosas de sus monasterios en Valenciennes y Josefina volvió a Cambrai junto a su familia, y luego pasó a Mons, donde se habían refugiado las ursulinas, entre las que había profesado su hermana Sor Escolástica. En 1793, al tomar Austria la zona de Valenciennes regresan las ursulinas, y Josefina, ya que no podía entrar al monasterio de las clarisas, pidió y obtuvo ser admitida entre las ursulinas, sin renunciar a su profesión como hija de Santa Clara. Esto mismo hicieron las religiosas brigidinas Beatas Ana María Erraux y Lilvina Lacroix (23 de octubre). Pero duró poco la paz. En 1794, los franceses toman la ciudad, y el 3 de septiembre, las monjas son apresadas hasta el 23 de octubre, día en que fueron llevadas a la guillotina por el “delito de emigrar ilegalmente, volver al país y ser enemigas de la Revolución”, Mientras subían al cadalso cantaban el Te Deum y las Letanías. Fue beatificada, junto a las demás, en 1920, por Benedicto XIV.

Nuestra Josefina y las dos brígidas durante mucho tiempo fueron consideradas ursulinas, hasta que las investigaciones lo pusieron todo en su sitio. Las ursulinas mártires de Valenciennes tienen su memoria a 17 de octubre y son: Beata María Natalia de San Luis Vanot, Beata María Laurentina de San Estanislao Prin, Beata María Úrsula Gabriela de San Bernardino Bourla, Beata María Luisa de San Francisco Ducrez y Beata María Agustina del Sagrado Corazón de Jesús Déjardin.


 

Fuentes:
-"Una mártir de la revolución francesa, Beata Josefina Leroux". 23 de octubre. Casals, 1965.



A 22 de octubre además se celebra a  
Santa Córdula de Colonia, virgen y mártir
San Mello de Rouen, obispo.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...