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lunes, 15 de octubre de 2012

De santos y de estrellas

Pregunta: sabes Ramón deberías empezar una serie de artículos de los santos y las estrellas hay varios que las llevan y que luego se ignora la razón. Mexico.

Respuesta: Si tu lo pides, amigo, pues me pongo a rebuscar en mi base de datos y te digo de los santos en cuya iconografía hay o puede haber una estrella, aunque no como para varios artículos, pues generalmente la intervención de la estrella no da para más, alguna mención y ya está:

La estrella como símbolo:
En muchas culturas la estrella es símbolo de la presencia divina, de la eternidad, del triunfo del bien sobre el mal, de la esperanza y los buenos augurios. Desde los antiguos, que coronaban a sus diosas con estrellas, como Venus o Isis, hoy los cristianos coronamos a María y los santos con estrellas. La estrella polar, además de una evidente ayuda en las noches, era considerada como la luz salvadora, símbolo de la protección de los dioses. El cristianismo adoptó estos símbolos de la estrella, y los asimiló a Cristo, luz que guía al alma y, por asociación, a María, la "Stella Maris". Desde la infancia de Cristo, hasta los símbolos del apocalipsis, está presente la estrella, por lo cual no es extraño que en las leyendas de santos sea un elemento iconográfico que, igualmente, signifique predestinación o señal de bendición o presencia divina.

Y vamos a ellos:

Stos. Melchor, Gaspar y Baltazar
Estampa francesa.
Santos Melchor, Gaspar y Baltazar, Reyes Magos: Una estrella les mostró el camino a Belén. 1, 6, 11 (Baltazar) y 12 de enero, y 23 de julio, traslación de las reliquias a Colonia.

Santa Zita de Lucca, virgen: Cuando murió, una estrella resplandeció sobre Lucca. 27 de abril y 26 de agosto. 

San Nicolás de Tolentino, religioso agustino: Se le representa con una estrella en el pecho; estrella que aparecía sobre el altar cuando decía misa. Es muy habitual verlo con el hábito sembrado de estrellas. 10 de septiembre. 

San Servacio de Maastricht, obispo: En su viaje desde Metz a Roma, una estrella le guiaba día y noche hasta llegar a Roma, donde desapareció. 13; 15, todos los santos obispos de Maastricht, y 16, en Bretaña, de mayo. 

Santiago Apóstol: La leyenda dice que San Carlomagno (28 de enero y 29 de diciembre, traslación de las reliquias) vio un camino de estrellas en el cielo, que indicaban la ruta hacia donde se hallaban las reliquias del santo. 4 de enero, Synaxis de los apóstoles, Iglesia Oriental; 12, Iglesia Copta; 30 de abril, Iglesia Oriental; 23 de mayo, aparición en Clavijo, 24 de mayo, traslación de las reliquias a Verona; 30 de junio; 25 de julio, 15 de noviembre, Iglesia Griega; 28 de diciembre, Iglesia Armena y 30 de diciembre, desembarco de las reliquias en Galicia. 

Santa Isabel de Hungría, reina, terciaria franciscana: Estando elrey de Hungría visitando al emperador del Sacro Imperio, el astrólogo de este le dijo al rey húngaro: "Veo una hermosa estrella, que brilla sobre Hungría, especialmente sobre Marburg en este momento. Alégrate por esta buena noticia, porque significa que la reina de Hungría ha cncebido una niña. Será grande ante Dios, será famosa por su santidad. Desde tu tierra, hasta los confines del mundo". 17 y 19, en Alemania, de noviembre.

Nuestra Señora, Santa María de Pontmain: En esta aparición, la Virgen vestía una túnica de estrellas y sobre ella se veían tres brillantísimas estrellas formando un triángulo. 17 de enero.

San Juan Nepomuceno, pesbítero y mártir: Le rodea una aureola con 5 estrellas que recuerdan las 5 estrellas que lucía la noche de Praga, cuando fue arrojado al río. 16 de mayo.

San Virgilio de Arlés, obispo: Una noche, mientras paseaba por Lèrins se acercó un extraño barco con extraños marinos que querían llevarlo consigo a predicar por su gran santidad y predicamento. Una estrella les iluminó y pudo ver el santo que eran demonios que le tentaban con la vanidad y la soberbia. 5 de marzo y 10 de octubre. 

San Sadoc y compañeros, dominicos mártires: La noche de su martirio se pudieron contemplar cuarenta y nueve estrellas posarse sobre su iglesia y el convento quemados. 2 de junio.

San Switbert de Kaiserswerth.
San Switbert de Kaiserswerth, obispo: Estando encinta, su madre soñó con una estrella cuyas puntas llevaban iluminaban la zona de Alemania y Francia. La estrella cayó sobre su cama y la despertó asustada. Su obispo le confirmó que tendría un hijo santo, que iluminaría esa parte del mundo. 1 de marzo y 4 de septiembre.


Santa Solange de Bourges, virgen y mártir: Era tan piadosa que una estrella brillaba encima de su cabeza cuando oraba. 10 de mayo.


Santos Taraco y compañeros, mártires: Sus cuerpos fueron juntados con los de gladiadores muertos, para que no fuesen venerados por los cristianos, pero al ir de noche tres discípulos a buscarlos, una estrella fue posandose sobre cada uno de los cuerpos y, una vez recuperados, indicó el sitio donde debían ser sepultados. 11 de octubre.

San Juan el Enano: Paesia, una benefactora de sus monjes comenzó una vida de pecados y vicios y se alejó de él, por lo que fue a buscarla para que se arrepintiera. Ambos, pensando que ella debía hacer mucha penitencia, se fueron al desierto. De noche se acostaron sobre la arena, y en sueños Juan vio como sobre ella se posaba una estrella que la iluminaba, y oyó una voz: "El fervor por hacer penitencia de Paesia la ha perfeccionado en un instante". Y al otro día, amaneció muerta. 9 de noviembre. 

San Aidan de Lindsfarne, abad: Cuando estaba en el vientre de su madre, sus padres soñaron que una estrella caía del cielo y penetraba por la boca de su madre. 31 de enero y 7 de septiembre.

San Anastasio, carmelita mártir: Una estrella estuvo sobre su sepultura durante mucho tiempo. 22 de enero.

Santo Domingo de Guzmán.
Santo Domingo de Guzmán, presbítero fundador: La leyenda dice que su niñera una vez vio una que brillaba sobre su cabeza mientras dormía en su cuna. 8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias; 15 de septiembre,"in Soriano".

Beato Juan de Altamura, dominico: Cuando nació una estrella se posó sobre su casa. 15 de octubre.


Beata Dorotea Perinati, viuda, religiosa dominica: una estrella aparecía sobre su sepulcro cuando se obraba algún milagro. 16 de diciembre.


Santo Tomás de Aquino, Doctor de la Iglesia: Estando en Nápoles enfermó y mientras estaba padeciendo, una estrella entró por la ventana y se posó sobre su cabeza, para salir después. Y se recuperó. 28 de enero, traslación de las reliquias y 7 de marzo.

Beato Bentivoglio de Bonís, religioso mínimo: En una ocasión que predicaba ardorosamente, una estrella apareció sobre su rostro. 25 de diciembre.

Santa Ángela de Bohemia, carmelita: escapó una noche de su casa, guiada por una estrella, para dirigirse al monasterio carmelita donde profesó. 6 de julio.


Beato Juan Schio de Vicencia, dominico: Varias veces se vio una estrella sobre su cabeza mientras predicaba. 2 de julio.

Santa Inés de Montepulciani, virgen dominica: Suele ponerse con el hábito tachonado de estrellas, pues la leyenda dice que cuando oraba, un maná en forma de cruces bajaba del cielo y le llenaba el hábito. Deberían ser crucecitas, pero la iconografía la quiere de estrellas. 20 de abril.

San Bruno, fundador: 6 de octubre.

Santa Beatriz de Silva, virgen fundadora: Al momento de morir, al descubrir su rostro para darle la extremaunción, apareció en su frente una estrella de gran resplandor. 16 de agosto.

Beato Luis de Madalona, dominico: Ansiaba devolver la disciplina regular a los conventos y una noche mientras oraba con esa intención, apareció una estrella sobre él, confirmando su deseo. Fundó la congregación de san Marcos, dentro de la Orden. 14 de septiembre.

Santa Eusebia-Hospedes, virgen "carmelita": al morir, los monjes del vecino monasterio "carmelita" vieron en el cielo una cruz rodeada de estrellas brillantísimas. 23 de enero.

Santa Juana de Portugal, virgen dominica: Habiendo convencido a su padre el rey la llevase al monasterio dominico de Aveiro, una estrella guió su camino. 12 de mayo.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Santa Efigenia la Etíope, carmelita.

Pregunta: La presente es para ver que información me pueden enviar sobra Santa Efigenia, santa oriunda de Etiopía. Venezuela.

Respuesta: Vamos a ello, aunque he decirte que todo lo que leerás aquí es legendario y no hay por donde cogerlo. Es una mezcla de leyendas autóctonas, tradición carmelitana y cultos etíopes, posiblemente pre-cristianos:

Catedral de Tuy.
Santa Efigenia de Etiopía, princesa, virgen carmelita. 21 de septiembre.
Efigenia era hija de Egippus y Eufenisa, reyes de Etiopía, a principios del siglo I, habría que decir. Tenía Efigenia un hermano mayor, llamado Efronio. A los ocho años de la Ascensión del Señor llegó San Mateo (21 de septiembre) a la tierra de los nubios, o sea, Etiopía. Allí buscó a aquel eunuco etíope bautizado por el diácono San Felipe (6 de junio, 11 y 14 de octubre; 1 de mayo, Iglesia Griega; 27 de octubre, Iglesia Etíope), que ya había regresado a su tierra y esperaba apóstoles de Cristo. Este eunuco introdujo en la corte a Mateo y sus "coajutores", que eran carmelitas discípulos de Cristo y los Apóstoles. Mateo predicó, derrotó a los magos paganos Arfaxad y Zoroes, expulsó demonios y convirtió a las gentes. Enterado el rey, tomó partido neutral, permitió la predicación del cristianismo, pero continuó prefiriendo la religión anterior, o sea, no se convirtió del todo. Sin embargo, Efigenia sí que abrazó rotundamente el cristianismo, y buscó la manera de hacerle venir al palacio para que instruyera a su padre. Como no lo lograba, enfermó de tristeza.

Sucedió que Arfaxad y Zoroes, temiendo perder su influencia, convocaron a los demonios y entraron a la ciudad dos dragones terribles que asolaron tierras y cultivos. Los magos, como los dominaban, los devolvieron al desierto de donde salieron, por lo que el agradecido rey los introdujo con grandes honores en la ciudad. Aprovechados de esto, dijeron que habría grandes calamidades si Mateo y sus ayudantes no se iban del reino y, luego, que la princesa Efigenia fuese sacrificada a los dioses. Comunicó la noticia el rey a Efigenia con gran tristeza, pero convencido de la necesidad del crimen. Esta le respondió que aceptaba, pero que le diese unos días para prepararse, con lo cual quería ganar tiempo para instruirse, bautizarse y ser mártir por Cristo, si así tenía que ser.

Consintió su padre en dejar que entrara Mateo al palacio, y al encontrarse este con Efigenia, comenzó a instruirla en la fe y, finalmente, le reveló que aunque su aceptación del martirio era grata a Dios, este disponía otra cosa para su gloria, confusión de los magos y conversión del reino. Quiso bautizarse Efigenia, pero Mateo le pidió que esperase un tiempo, para que fuera de más gloria a Dios. Y llegó el día del sacrificio. Se hizo un hoguera, se puso a Efigenia en medio, pero por más que se intentaba encender el fuego, este no se encendía. Finalmente, invocando al demonio, lograron los magos encenderlo, pero entonces, Efigenia gritó el nombre de Jesús y bajó un ángel del cielo que, desatándola, la llevó por los aires junto a su madre, dentro del palacio. El rey estaba dispuesto a aceptar la supremacía de la fe cristiana, cuando los magos, en secreto, invocaron a los dos dragones, que aparecieron de nuevo, lo cual hicieron ver que era un castigo de los dioses. Pero no contaban con que apareció San Mateo y pidió al rey intervenir. Así, el santo se enfrentó a los dragones, que ya entraban por la ciudad (hay que ver con que tensión y floritura narra este padre el portento, parece que viéramos una película: Efigenia mira por una ventana, el Eunuco por otra, los niños corren, las mujeres gritan...).

Llegados a la Plaza Mayor (?), se abalanzaron contra el apóstol, pero este hizo la señal de la cruz, y los dragones vinieron mansos a sus pies, y se echaron como corderitos. Las turbas quisieron linchar a los magos, pero Mateo no lo permitió, bajo promesa de ellos de que se convertirían. Y mandó a los dragones que se fuesen y nunca más volvieran. Como así fue. Pero no terminó la cosa ahí. Aún estaba el pueblo festejando, cuando murió el príncipe heredero, Efronio. El rey, aún creyente en los magos, los mandó llamar en secreto, para que revivieran a su hijo, cosa que no sucedió, por lo que mandó a encarcelarlos (aunque escaparon y fueron a Persia donde murieron aplastados por un templo pagano que se les vino encima). Efigenia llamó a Mateo que, revivió al príncipe. Ante esto, el rey se convirtió formalmente, mandó quemar los templos de los ídolos, levantar templos a Jesucristo, y ordenó que todos fueran catequizados y bautizados. Los carmelitas acompañantes de San Mateo pudieron fundar su primer convento en el África. Se levantó una hermosa catedral dedicada a la Resurrección del Señor, en la que Mateo asentó cátedra y enseñaba a la familia real y su corte.

Iglesia de Santa Efigenia.
Sao Paulo, Brasil.
Pasado un tiempo, Efigenia quiso hacer algo más por Dios, definir lo que este querría de ella y un día, en un éxtasis, Dios le reveló. "Efigenia, si pretendes saber el conveniente modo de agradarme según mi divina voluntad, te has de hacer Generalísima de un ejército de vírgenes pobre, obedientes y castas, que renunciando voluntariamente al siglo, consigan la fortuna de ser esposas mías". Comunicó a San Mateo esta revelación y este le explicó lo que significaba la virginidad, la vida monástica y de como podría servir a Dios así; y que era voluntad de Dios se fundase un monasterio de religiosas en la ciudad. Consintieron sus padres, que antes pensaban casarla, y pusieron todos los medios para construir el monasterio. Y mientras tanto, Efigenia comenzó a buscar a sus compañeras entre las convertidas más castas y santas. En poco tiempo tuvo 200 compañeras. Llegó el día de la consagración y San Mateo les dio el hábito marrón, la capa blanca y el velo negro en la catedral, para, luego de exhortarlas, llevarlas en procesión hasta el edificio monástico. Y ya aquí nos la hacen carmelita, pues vivirían esta Regla traída por los compañeros de San Mateo y que en adelante, serían sus superiores y directores.  

Al poco tiempo de entrar al monasterio murieron sus padres y un tío suyo, pagano, llamado Histarco se levantó contra el reino y contra Efronio, príncipe heredero. Además de los desmanes y crímenes, llegó a prender al príncipe y encerrarle en una torre, para someterle y hacerse con la corona etíope. De nada valían las exhortaciones y amenazas de San Mateo, por lo que Efigenia, con gran pena decidió abandonar temporalmente la clausura para plantarle cara al usurpador. Así que luego de noches de vigilias, oración y penitencias, se fue adonde el tirano y le habló con palabras tan encendidas que le dejó confundido, arrepentido y le prometió cesar en sus injusticias y liberar al príncipe, sin pretender reclamarle el reinado. Pero el demonio le tentó de otra manera y, apareciéndole a Histarco, le hizo ver que sería ventajoso para él convertir a Efigenia en su mujer, para tener acceso al poder. Para nada le importaba que fuera una virgen consagrada, así que comenzó a visitarla para “pedirle consejos”, hasta que se atrevió a proponerle hacerla su esposa y la gran reina de Nubia (Etiopía), pasando por encima de Efronio. Efigenia quedó espantada al oír aquello, aunque ya sabía por revelación que las visitas de su tío no iban por buen camino. Lloró aquel atrevimiento de su tío, al que tachó de blasfemo por pretender a una virgen consagrada.

Histarco recurrió a San Mateo, prometiéndole darle medio reino si convencía a Efigenia, ya que tanto ascendiente tenía sobre la princesa. San Mateo fingió acceder, y le invitó fuera a la catedral el siguiente domingo, donde predicaría sobre el matrimonio, para convencer a Efigenia, a la que invitaría igualmente. Y llegó el domingo, y San Mateo predicó sobre la grandeza del matrimonio, con satisfacción de Histarco. Gozo que se transformó en ira cuando san Mateo se giró a él y le dijo: “habéis oído las excelencias de un sacramento, que se puede solicitar por medios lícitos, pero no por reverencias y sobornos escandalosos a la ley de Dios. Decidme, si hubiese un imprudente vasallo que presumiese robar la Esposa de su monarca y señor, habiéndose celebrándose los desposorios, ¿no haría a su soberano una grandísima ofensa y no merecería la pena capital por esta osadía? Esta es la razón por la que estando a Jesucristo, Señor de los monarcas, consagradas las religiosas no pueden contraer con hombre alguno matrimonio: porque haría a su señor y creador la mayor de todas las injurias”. Salió Histarco de la catedral muy airado, y apenas terminaba los oficios el apóstol, envió un sicario y allí, al pie del altar, le dio un golpe mortal y lo dejó muerto (o vivo para Cristo), derramando toda su sangre por la Verdad.

Regresó Efigenia al monasterio, donde Histarco le hizo llegar que si no se casaba con él, le esperaba el mismo fin que a su maestro, sumándole antes penosos tormentos. Efigenia le mandó responder que ya podía comenzar a torturarla cuando quisiera, que su voluntad seguiría siendo la misma. Contrató Histarco a varios nigromantes y paganos, para que por medio de hechicerías doblegasen la voluntad de Ifligenia. Pero nada podía con la fe de esta. Así que cansado el malvado mandó prender fuego al monasterio, pero no contaba con Cristo, que no deja desamparados a sus fieles. Cercaban las llamas a casi todo el monasterio cuando Efigenia hizo una profunda oración y de pronto desapareció el fuego, trasladándose al palacio del impío y abrasando todos sus tesoros. Histarco, que estaba fuera y quedó vivo no pudo soportar aquello y se clavó un puñal en el pecho y murió desangrado y su sangre bebida por los perros.

Ya en paz, y de vuelta a su retiro, Efigenia sobresalía por encima de sus hermanas. Tenía altísima oración, se ejercitaba en la obediencia, aunque era la abadesa y no le faltaban penitencias por hacer. Era humilde y nunca trataba a sus religiosas como inferiores, sino como hermanas. Acometía los trabajos más serviles, atendía y trataba a todas por igual. Caridad, penitencia, y oración. En esto se puede resumir su vida (legendaria, recordad). Al final de esta, tuvo la revelación de parte de Dios que pronto se reuniría con Él. Cayó enferma, con desolación de sus monjas y del reino etíope, que pronto se prestó a acompañarla en su tránsito desde los exteriores del monasterio. Efigenia se despidió de sus hijas espirituales, recordándoles su condición de “hijas de la Virgen Madre, tal como las quería el santo profeta Elías”. Se despidió de Efronio, su hermano ya rey, aconsejándole que siempre rigiera según la norma del Evangelio de Cristo. Luego de esto, mandó la despidieran de su pueblo, a cuyas oraciones se encomendó. Quedó en paz y suavemente se reclinó para siempre en el regazo de Dios.

Nueve días duraron los funerales, para ser enterrada al cabo, en la iglesia del monasterio. Aunque nunca ha sido canonizada, su nombre fue incluido en el martirologio romano, lo cual es algo. Su culto en la Orden del Carmen comenzó en Andalucía y Portugal, principalmente en los conventos de Cádiz, Sevilla y Lisboa. De aquí llevaron los carmelitas de la Antigua Observancia el culto a América, especialmente a Brasil, donde la presencia de los esclavos aumentó su devoción, junto a la de San Elesbaam. Eran estos santos etíopes muy queridos para los pobres esclavos negros . Se le invoca contra los incendios, las llagas, las heridas incurables.

La leyenda de Santa Franca de Visalta (25 de abril) pone a Franca apareciéndosele al abad Columba junto a Santa Efigenia y Santa Cirila (28 de octubre) para revelar  el sitio donde estaban las reliquias de la misma Franca. 


Fuente:
-"El Carmelo Ilustrado con favores de la Reina de los ángeles" P. FRANCISCO COLMENERO. Valladolid, 1754. 



A 21 de septiembre además se celebra al
Beato José Vila Barri, presbítero HSF y mártir. 
San Cuadrato de Atenas, obispo y mártir

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...