Mostrando entradas con la etiqueta martirologio. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta martirologio. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de agosto de 2016

La africana de Ausburg.

Santa Afra de Ausburg, mártir. 5 y 7 (en Ausburg) de agosto.

La leyenda de Santa Afra consta de dos partes: La "Conversio" y la "Passio". Aunque la "passio" sea contada como una continuación de la "conversio", lo cierto es que se redactó anteriormente (data de entre los siglos VI-VII). La parte que trata de la conversión, interrogatorio y detalles del martirio de Afra, y sus compañeras es posterior y solo trata de rellenar el vacío de datos:

I. La "Passio".
Según esta, Afra vivía en Ausburg y de pagana se convirtió al cristianismo, pero fue apresada antes de recibir el bautismo, por lo que su martirio, por medio del fuego se convirtió en su “bautismo de sangre”. Fue atada a una estaca y expiró dulcemente mientras las llamas la consumían. Fue sepultada a las afueras de la ciudad, en el segundo hito; o sea, a dos millas de la ciudad. 

II. La "Conversio".
Vivía en Ausburg una joven dedicada al culto de Venus que vivía con su madre llamada Hilaria, que había sido sacerdotisa de la diosa. Ambas tenían tres esclavas llamadas Eunomia, Eutropia y Digna. Era el inicio del siglo IV, en los tiempos de la persecución de Diocleciano, cuando llegaron a Ausburg el obispo San Narciso de Gerona (18 de marzo) y su diácono San Félix, que habían sido desterrados de España por cristianos. Se alojó Narciso en la casa de Hilaria, y al saber el oficio de Afra, le predicó de Cristo y le convirtió. A Afra y a las demás mujeres. Desde entonces llevaron una vida piadosa y cristiana, sosteniendo a Narciso, al que ayudaron a escapar. Pero la persecución llegó también a Ausburg y se presentó allí el juez Gayo, quien conociendo que la “famosa prostituta” Afra fuera llevada ante él. Estando Afra ante Gayo, se desarolló este diálogo:

Gayo: "Sacrifica a los dioses, pues te es mejor vivir a perecer por la tortura".
Afra: "Mis pecados, que he cometido en la ignorancia, son suficientes, ya sin añadir esto, que mandas que haga".
G: "Ve al capitolio y sacrifica".
A: "Cristo es mi capitolio, a quien tengo siempre delante de mis ojos, y a quien todos los días confieso mis faltas, y le ofrezo a mí misma como sacrificio voluntario".
G: "He oído que tú eres una cortesana. Sacrifica, pues no tienes de tu parte al dios de los cristianos".
A: "Mi Señor Jesucristo dijo que había bajado del cielo por los pecadores".
G: "Sacrifica, y recuperarás el amor de tus amantes, y se derramará su dinero en tu regazo".
A: "No recibiré su dinero del mal; rechazo ese dinero como la escoria".
G: "Tú no puedes ser cristiana, tú eres una ramera".
A: "Mi única pretensión al título de cristiana es por misericordia de Dios".
G: "¿Cómo sabes que Cristo te acepta?"
A: "En que me sostiene ante tu tribunal".
G: "Esas son fábulas, meras fábulas. ¡Sacrifica!"
A: "Cristo es mi salvación. ¿Quién si no,colgado en la cruz, prometió el paraíso al ladrón arrepentido?".
G: "No discutiré más contigo; sacrifica, y termina con esta locura, o tendré que torturarte y quemarte viva".
A: "Que sufra el cuerpo que ha pecado".

Entonces el juez la condenó a muerte; y Afra fue arrastrada hasta una isla en el río Lech, donde la desnudaron y la ataron a una estaca. Mientras, Afra, levantando los ojos al cielo, oró: "Señor Jesucristo, Dios Todopoderoso, que viniste para llamar a los pecadores y no a los justos, al arrepentimiento; recibe en esta hora la penitencia de mi pasión, y por este fuego temporal, preparado para consumir mi cuerpo, ¡sálvame de fuego eterno que consume el cuerpo y el alma juntamente!". Las llamas envolvieron a la mártir, que aún tuvo tiempo para suplicar a Cristo: "Te doy gracias, Señor Jesucristo, que me has considerado digna de sufrir por tu Nombre, que diste tu cuerpo sobre la cruz como víctima por todo el mundo, el justo por los injustos, el bueno por el malo, el bendito por el maldito, el dulce por lo amargo, el limpio por el pecador manchado por el mal. A Ti ofrezco mi sacrificio, que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo, Dios a través de siglos de los siglos, Amén". Y expiró entre las llamas.

Cuando la hoguera se apagó Digna, Eumonia, y Eutropia tomaron el cuerpo y lo enterraron en una sepultura a las afueras de la ciudad. Pero cuando Gayo lo supo mandó apresarlas también. Hallaron los soldados a Hilaria y las tres esclavas rezando ante la tumba de Afra, apilaron maderas en torno a la cripta y la quemaron, muriendo las cuatro mártires dentro (su memoria es a 12 de agosto). Todo esto habría ocurrido sobre el año 304.

Sepulcro de Santa Afra.
Claramente se nota que pone "virginis martyr"
Crítica.
En realidad la "Conversio", posterior como dije, no llama prostituta a Afra, sino que dice que Hilaria era sacerdotisa de Venus y que había consagrado al culto de la diosa a la niña. Y este culto a la diosa se desarrollaba celebrando la prostitución sagrada: Es decir, que el hombre que poseía a la sacerdotisa en realidad pretendía tener sexo con la diosa. Puede parecernos algo raro, pero esta relación sexual era un rito religioso y no prostitución como solemos entender, aunque mediara una ofrenda pencuniaria. Pero sin embargo, la Passio, que es más antigua, no dice nada de su condición ni su oficio. Y no solo esto lo calla, sino la mayoría de martirologios y breviarios de Ausburg. Hasta su sepultura la llama "virgen y mártir". Y es que no es sino hasta el siglo XII, cuando surge la "Conversio", que el término "prostituta" aparece en la leyenda de Afra. 

Butler apunta a que el nombre (o sobrenombre) "Afra" puede deberse a su origen africano, y fuera hija de algún importante militar romano, que solían trasladarse con su familia adonde les destinaran. No sería un caso raro, sabido de tempranos asentamientos romanos (África del Norte era territorio romano) en Augusta (la actual Ausburg) y en otras zonas de Europa. Un caso parecido sería el de Santa Verena (1 de septiembre), de quien se dice igualmente se trasladó desde Egipto tras la Legión Tebana.

Culto y reliquias.
El culto a Santa Afra es tan antiguo como su martirio, y la introducción de su nombre en el martirologio pseudojeronimiano, del siglo IV, lo prueba. Sus reliquias se han venerado desde entonces. En el siglo X Afra se apareció al obispo San Ulric (4 de julio) para pedirle "inventara" sus reliquias (es decir, las levantara o pusiera en veneración). Desde entonces el culto y la iconografía de ambos santos han ido de la mano. Ambos se veneran en la misma cripta de la iglesia de Santa Afra. El Beato Hermann el Paralítico (24 de septiembre) compuso un bello Oficio Litúrgico en su honor.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo IX. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año: Agosto. P JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1864.
-"Diccionario de los Santos" C. LEONARDI, A. RICCARDI y G. ZIARRI. Madrid, 2000.
-“Las Verdaderas actas de los mártires”. Tomo Tercero. THIERRY RUINART. Madrid, 1786.


A 5 de agosto además se celebra a  
San Abel de Reims, obispo.
Beato Guillermo Horne, cartujo mártir

jueves, 28 de julio de 2016

San Inocencio I, papa.

San Inocencio I, papa. 28 de julio y 12 de marzo.

Nació en Albano, y su padre, a decir de San Jerónimo (30 de septiembre y 9 de mayo, traslación de las reliquias) fue el papa San Anastasio I (19 de diciembre y 22 de abril), a quien Inocencio sucedió luego de la muerte de aquel, en 410. Algunos prefieren interpretar esta filiación como espiritual, refiriéndose a que era su discípulo. En aquel siglo V, el término "hijo", se utilizaba para ambas acepciones. Aunque de su vida se conoce poco, sí que constan sus desvelos por el Evangelio y la Iglesia. Fue celoso en el cumplimiento del celibato eclesiástico y en afirmar y reafirmar la definitiva autoridad del Sumo Pontífice cuando las iglesias locales no sabían dirimir sus asuntos, o estos las superaban en jurisdicción, o en asuntos de fe y moral. Y así se lo hizo saber en una carta a San Vitricio de Rouen (7 de agosto).

Fue el firme defensor del gran San Juan Crisóstomo (27 de enero, traslación de las reliquias a Constantinopla; 30 de enero, Synaxis de los Tres patriarcas: Juan, Gregorio y Basilio; 13 de septiembre, muerte; 13 de noviembre, Iglesia oriental; 15 de diciembre consagración episcopal) cuando fue expulsado de su sede constantinopolitana por las intrigas de la emperatriz Eudoxia y del Patriarca de Alejandría, Teófilo. No solo intentó persuadir al emperador Arcadio, sino que se negó a reconocer a los varios sucesores que tuvo el santo obispo en la sede. Además, confirmó las condenas al pelagianismo que los concilios de Cartago y Milevo habían efectuado, y alabó a los obispos por "haber consultado a San Pedro", en referencia a la solicitud que los obispos africanos habían hecho acerca de que les confirmara en la fe católica. Es Inocencio quien, de esta manera, daría pie a la célebre frase "Roma locuta, causa finita".

Ese mismo año de 410 Roma fue saqueada por hordas del rey godo Alarico. El papa estaba negociando con el emperador Honorio en Rávena, para que hiciera la paz con Alarico. A su regreso se volcó en la reconstrucción de las iglesias y casas destrozadas.

Dictó Inocencio, siempre según el "Liber Pontificalis", algunas normas eclesiásticas, como el ayuno de los sábados, que se diera al pueblo la paz antes de la comunión del presbítero. Es así que un gesto típicamente del pueblo, que expresa su perdón antes de presentar las ofrendas, pasa a ser algo del sacerdote, quien se reconcilia con el pueblo antes de comulgar. Además, restringió la celebración de la Confirmación al obispo. Edificó en Roma una iglesia a los Santos Gervasio y Protasio (19 de junio, traslación de las reliquias), que luego pasaría a llamarse de San Vital. Igualmente el "Liber" dice que ordenó 54 obispos, 30 presbíteros y 15 diáconos.

El santo papa murió a 12 de marzo del año 417, aunque no hay concierto sobre el tiempo que ocupó la sede de San Pedro. Baronio dice que 15 años, algunos hablan de 17, otros que 20. Fue sepultado en el cementerio de Ponciano.


Fuentes.
-"Vidas de los Santos". Tomo VIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Julio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1865



Otros santos papas son:

San Esteban I. 2 y 30 de agosto.
San Telesforo. 5 y 30 de enero (carmelitas), y 22 de febrero.
San Dionisio. 19 de enero (carmelitas) y 26 de diciembre.
San Celestino V. 19 de mayo.
San Cleto. 26 de abril.
San Ceferino. 26 de agosto.
San Calixto I. 14 de octubre.
San Gregorio III. 28 de noviembre.
San Sergio I. 8 y 9 de septiembre.
San Melquíades. 10 de diciembre.
San Agapito I. 22 de abril y 20 de septiembre, la traslación.
San Lino. 23 de septiembre.
San Urbano I. 25 de mayo.
San Silvestre I. 31 de diciembre.
San Eugenio I. 2 de junio.
San Hormisdas. 6 de agosto.
Beato Gregorio X. 10 de enero.
San Julio I. 12 de julio.
San Zacarías. 3, 15 y 22 de marzo.
San Marcos. 7 de octubre.

San Gelasio I. 21 de noviembre.
San Agatón. 10 de enero.
San Lucio I. 4 de marzo.
San León IX. 19 de abril.
San Aniceto. 17 de abril.
San Alejandro I. 3 de mayo.
San Gregorio VII. 25 de mayo.
San Celestino I. 6 de abril.

domingo, 12 de junio de 2016

San Onofre el penitente.

San Onofre, anacoreta. 12 de junio.
"Querido hermano Pafnucio, el Señor mi Dios no te abandonará, que Él te bendiga y te confirme en su amor, e ilumine tus ojos para que veas su bondad. Que Él te libre de todas las trampas y asaltos del diablo, y termine en ti el buen trabajo que has comenzado. Que sus ángeles te guarden en el terrible día del Señor". 

Fueron estas las últimas palabras del eremita Onofre a Pafnucio. Pero, ¿quiénes son estos dos personajes?

Leyenda Oriental.
Según cuenta la leyenda, era Pafnucio abad de un monasterio del desierto cuando un día que se retiró al yermo. Luego de varios días de penitencia vio a lo lejos una extraña bestia de dos patas, cubierta de pelos y ceñida con hojas de palma. Al ver que se le acercaba, Pafnucio huyó despavorido a un monte, pero el ser le siguió y al llegar a los pies de la colina habló, porque hombre era: "Santo varón, desciende; que hombre mortal soy y vivo en este desierto". Asombrado bajó Pafnucio de su altura y sentándose junto a él le preguntó quién era. Y el santo viejo, que hacía años no veía a mortal alguno, soltó la lengua:

"Me llamo Onofre y hace sesenta años que vivo en esta soledad, en la que no he visto otra persona aparte de ti. Siendo joven y monje en Tebas oí hablar de la vida que hicieron los profetas Elías y Juan el Bautista en el desierto, entendí que era más perfecto vivir en soledad y apartado de los hombres pendiente de sola la providencia de Dios, que no en comunidad, donde hay tantas ayudas y socorros. Me determiné a seguir lo más perfecto, y tomando algunos pocos panes para cuatro días, salí del monasterio y entré en el desierto. No sabía adonde encaminarme, pero en la noche una luz, que era mi ángel, iba delante de mi guiándome. Animado por aquella compañía caminé por aquella soledad unas siete millas, hasta que llegué a una cueva, de donde salió un venerable viejo que al verme dijo: 'Tú eres, Onofre, mi huésped e imitador: entra, hijo, y persevera en lo que has comenzado, que Dios te ayudará'. Estuve en compañía del viejo algunos días y cuando le pareció que yo estaba bien instruido me llevó más adentro del desierto, a cuatro días de camino, donde hallando una palma cerca de una pobre choza, me dijo que aquel era el lugar que Dios me tenía reservado, y allí hice morada. Una vez al año me visitaba el santo viejo hasta que murió y le enterré junto a su ermita".

Le preguntó Pafnucio a Onofre si en el principio de aquella vida tan austera había padecido mucho por vivir tan austeramente. "Mucho padecí" – respondió Onofre – "sobre todo por el hambre y la sed. Pero contento con mi perseverancia, Dios se apiadó y al cabo de unos años envió su ángel, que diariamente me traía alimento y agua. También dirigió Dios su providencia hacia la palmera a cuyos pies moraba: todos los años me obsequiaba con doce racimos de dátiles, los cuales con algunas yerbas me parecían manjar del cielo".

"Sígueme"
De pronto dijo Onofre: "Sígueme", y se adentraron en el desierto, hacia el sitio de retiro de Onofre. Llegados allí, bajo la palmera había un pan recién horneado y un cántaro con agua limpísima. Ambos dieron gracias a Dios, comieron y se pusieron en oración separados uno del otro a una distancia de un tiro de piedra. A la mañana siguiente Pafnucio halló a Onofre muy pálido y débil, y al asustarse, este le dijo: "No temas, hermano, porque el Señor, que es misericordioso, te ha enviado aquí para que entierres mi cuerpo; pues hoy acabo mi peregrinación, y me voy al lugar de mi descanso. Y si fueres a Egipto, da cuenta a los monjes de lo que te he dicho, y de las grandes misericordias que he recibido de Dios, en cuya bondad confió hará muchas mercedes a los que se encomendaren a él tomándome por intercesor". Pafnucio manifestó querer quedarse allí en su lugar, pero Onofre le reveló que no era esa la voluntad divina, sino que Dios se complacía en que, enterado de las vidas de los santos ermitaños, las diese a conocer a los monjes para su edificación, por lo que debía volver a su monasterio. Aceptó Pafnucio y le pidió: "Bendíceme, padre, y suplica a Nuestro Señor, que como te ha mostrado a mí en la tierra, en carne mortal, me deje verte inmortal en el cielo". Lo bendijo Onofre como leímos al principio, y entregó su espíritu. Se oyeron las voces de los ángeles en el silencio del desierto, Pafnucio hizo una oración y enterró al santo eremita. Y como prueba de la voluntad de Dios, en ese momento se derrumbó la ermita del santo y la palmera que le daba sustento se secó inmediatamente. Fue el 12 de junio de 400.

Leyenda Occidental.
Si bien la leyenda del santo hasta aquí es extravagante, en otros lares y con el tiempo se rellenó los huecos de la infancia y juventud con igualmente otros elementos milagrosos y extravagantes. Onofre habría sido hijo de un rey de Abisinia, cuyos padres no podían tener hijos. Tanto rogó la madre que concibió, pero el diablo malmetió al rey y este creyó que era hijo de un adulterio. "Apenas nazca, tíralo al fuego", le dijo el maligno. Así hizo el rey, pero un ángel sacó al niño del fuego, lo dio a sus padres recomendándoles bautizarle y entregarlo a Dios. Se convirtieron los padres a la fe de Cristo, y llevaron al niño a un monasterio para que fuera educado en la fe. Allí continuaron los portentos, pues una cierva blanca bajaba cada día de los montes para alimentar al niño Onofre ("el que trae lo bueno"). A los tres años de edad se desató una hambruna, pero la Santísima Virgen le daba de comer al mismo tiempo que al Niño Jesús, y así durante años. A los doce años el abad quiso nombrarlo sucesor, pero era muy pequeño, aunque Dios se manifestaba claramente en él. Sabiendo esto Onofre se fue al desierto guiado por el ángel, como ya sabemos, y ocurre lo mismo que narra la leyenda oriental, con algunos añadidos, como la presencia de dos leones que ayudan a Pafnucio a enterrar a Onofre, como leemos también de San Pablo Ermitaño (15 de enero) y San Antonio Abad (17 de enero).

Historia.
La historia de San Onofre tiene orígenes oscuros, pues no hay consenso sobre quién es este "Pafnucio" que cuenta la historia. Según unos es San Pafnucio Abad (9 de febrero), pero la muerte de este consta fue en 370 y la leyenda de Onofre dice que murió en 400, aunque siempre puede ser un error. Otros afirman que es célebre San Pafnucio (12 de septiembre), el que convirtió a Santa Thais (8 de octubre), o el padre de Santa Eufrosina-Esmaragdo (2 de enero y 10 de febrero), que fue monje y eremita, pero en su vida no se lee nada de que haya visitado el desierto. Y otros, finalmente, añaden que es Pafnucio, un discípulo de San Macario el Viejo (19 de enero). Pero en realidad es probable que fuese un desconocido, o su persona sea un añadido para propiciar un diálogo y tener palabras "de primera mano" de Onofre. De hecho, el "Libro de los Padres del Desierto" narra esta historia sin mencionar a Pafnucio alguno.

Culto y patronatos.
El culto al santo se extendió en Oriente con prontitud. En Constantinopla tuvo dos iglesias dedicadas, y de allí pasó a Occidente en épocas de las Cruzadas, cuando su leyenda aparece en Europa junto con dudosas reliquias, como la cabeza que se venera en Munich o los huesos de Brunswick, ciudades de las que es santo patrón. En Roma se le dedicó igualmente un templo. Es abogado de los eremitas, los penitentes y los tejedores (por los largos cabellos), de los peluqueros y se le invoca contra las enfermedades del ganado. En Occidente es habitual encontrar su iconografía con la corona real y el cetro a los pies, como símbolo de abandono del mundo. A veces porta cruz, rosario, piedra para golpearse el pecho, etc., pero es perfectamente reconocible por ir siempre casi desnudo y cubierto con una abundante cabellera blanca.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Junio. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1862.


A 12 de junio además se celebra a  
San Odulf de Utrecht, misionero
Beata Brígida de Holanda, dominica.
Santa Cunera de Rehen, virgen y mártir.

martes, 24 de mayo de 2016

San Vicente de Lérins, el semi hereje.

San Vicente de Lérins, monje. 24 de mayo.

Origen y formación.
La primera referencia a este santo, la hallamos en "De viris ilustribus", de Genadio de Marsella, contemporáneo suyo y que le dedica numerosas alabanzas. Esta obra no nos dice nada sobre el origen y familia de Vicente. San Euquerio de Lyon (16 de noviembre), dice de Vicente que "distinguía por su elocuencia y su saber". Durante mucho, los posteriores biógrafos apuntaban que fue un soldado hastiado del mundo, basándose en las mismas palabras del santo sobre su juventud: "En otro tiempo, arrebatado por los tristes y turbulentos torbellinos de la secular milicia, con la gracia de Cristo he arribado al puerto de la religión, refugio seguro para todos. Aquí, calmados los vientos de la vanidad y de la soberbia, entregado al ejercicio de la humildad cristiana que tanto agrada a Dios, lograré verme libre no sólo de los naufragios de la vida presente, sino también de los incendios del siglo futuro". Pero no hay que entender "secular milicia" como pertenencia al ejército, sino como el mundo y sus altibajos, tentaciones y luchas constantes. También, sin mucho fundamento, se le ha hecho hermano de San Lupo de Troyes (29 de julio).

Así que luego de esta juventud agitada, Vicente profesó en el celebérrimo monasterio de Lérins, fundado en 410 por San Honorato de Arlés (16 de enero), fuente de saber, evangelización y santidad durante siglos. Aunque no consta fehacientemente, todos los historiadores coinciden en que fue monje presbítero, y no es de extrañar que así fuera por los vastos conocimientos en teología, Biblia, historia de la Iglesia que demuestra. Conocimientos de los que, en la mayoría, quedaban excluidos los monjes legos.

El Pelagianismo.
La época en que Vicente irradia su luz al mundo está llena de definiciones y contrastes teológicos. Sobre todo los dogmas de la Trinidad y la Encarnación sufren ataques, purificaciones y clarificaciones. Es el momento en que se van definiendo, no su núcleo, sino la manera de explicarlos, presentarlos y sus implicaciones en la teología y la vida de la Iglesia. Sacudía la Iglesia una doctrina llamada “pelagianismo” que se enfrentaba a la corriente teológica de San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental).

La fe católica enseñaba como Verdad: 

1. Dios ha dado al hombre libre albedrío. 
2. Dios ha hecho al hombre para la felicidad perfecta. 
3. La felicidad perfecta sólo se alcanza por la voluntad del hombre, libremente de acuerdo con la voluntad de Dios. 
4. La voluntad del hombre se ve debilitada por la caída del primer hombre. 
5. Para remediar esta debilidad, Dios provee al hombre de la gracia para fortalecerlo para seguir la voluntad de Dios. 
6. El hombre para obtener la felicidad debe querer servir a Dios. 
7. La voluntad del hombre sin la gracia no es capaz de alcanzar este fin. 

Es decir, que Dios, que crea libremente y da libertad al hombre, no puede "oprimirle" con una gracia que anule su voluntad, pues estaría destruyendo su propia obra, al eliminar el libre albedrío. Pero tampoco la voluntad del hombre puede por sí sola alcanzar la salvación, sin la gracia efectiva de Dios. Sin embargo, los pelagianos rompían este equilibrio entre la gracia de Dios y la voluntad humana, negando la prolongación del pecado original en la raza humana partiendo de Adán, único al que habría afectado este pecado. Por ende, el bautismo de infantes era innecesario. También propugnaba que la gracia era supletoria en la salvación, para la cual bastaba el conocimiento y el seguimiento de Cristo. San Agustín había refutado con amplitud y profundidad estos errores, demostrando que todas las acciones humanas dependen de Dios, que es el que otorga gratuitamente al hombre la salvación. En 418 había sido condenada esta herejía por el Concilio de Cartago, convocado por el papa San Zósimo (26 de diciembre). Esta condena fue luego refrendada por el Concilio de Éfeso, en 431.

El Semipelagianismo.

La Galia estaba influenciada por las corrientes teológicas provenientes del también célebre monasterio de San Víctor, en Marsella. Allí su abad y fundador, San Juan Casiano (23 de julio y 29 de febrero, Iglesia Ortodoxa) es partidario de lo que llamamos "semipelagianismo". Esta corriente moderaba el pelagianismo, considerando que algunos movimientos de la voluntad humana preceden a la gracia. Según los semipelagianos, la fe no sería un don de Dios, sino que dependía de la voluntad humana, la cual con pretender hacer el bien, ya podía salvarse. El semipelagianismo admite la doctrina sobre el pecado original. San Agustín rebate esta corriente teológica con dos obras: "De la predestinación de los Santos" y "Del don de Ia perseverancia", reafirmando la doctrina católica sancionada por los dos concilios antes mencionados:
"Se ha de evitar, pues, ¡oh hermanos amados del Señor!, que el hombre se engría contra Dios, afirmando que es capaz de obrar por sí mismo lo que ha sido una promesa divina. ¿Por ventura no le fue prometida a Abrahán la fe de los gentiles, lo cual creyó él plenamente, dando gloria a Dios, que es poderoso para obrar todo lo que ha prometido? El, por tanto, que es poderoso para cumplir todo lo que promete, obra también la fe de los gentiles. Por consiguiente, si Dios es el autor de nuestra fe, obrando en nuestros corazones por modo maravilloso para que creamos, ¿acaso se ha de temer que no sea bastante poderoso para obrar la fe totalmente, de suerte que el hombre se arrogue de su parte el comienzo de la fe para merecer Bolamente el aumento de ella de parte de Dios?

Tened muy en cuenta que si alguna cosa se obra en nosotros de tal manera que la gracia de Dios nos sea dada por nuestros méritos, tal gracia ya no sería gracia. Pues en tal concepto, lo que se da no se da gratuitamente, sino que se retribuye como una cosa debida, ya que al que se cree le es debido el que Dios le aumente la fe, y de este modo la fe aumentada no es más que un salario de la fe comenzada. No se advierte, cuando tal cosa se afirma, que esa donación no se imputa a los que creen como una gracia, sino como una deuda". (Praedestinatione sanctorum. II, 6).

Vicente y su recta equivocación.
Nuestro Vicente, y con él su abad San Fausto (28 de septiembre), al leer estas obras de Agustín, las rebatió argumentando con lo que él creía que era la Tradición de la Iglesia, si bien sus argumentos eran válidos, lo hacían a partir de un principio errado: la doctrina de San Agustín eran una novedad a rechazar. Para Vicente, la enseñanza de Juan Casiano venía avalada por los orígenes orientales del abad, y le creía depositario de la verdadera enseñanza sobre la Gracia. En general, Vicente admiraba la enseñanza y autoridad de Agustín, sólo en este punto difería de él, aunque nunca llegaron a extremos de desacreditaciones personales ni acusaciones. Un ejemplo es el apoyo y difusión de la obra agustiniana sobre la Trinidad y la Encarnación que hace Vicente en la Galia. La controversia entre ambos fue en el plano de las formulaciones teológicas. Por otra parte, el semipelagianismo no había sido condenado por la Iglesia, incluso el papa San Celestino I (6; 8, Iglesia Oriental; 9 de abril y 27 de julio) defendió la buena intención de los semipelagianos al compararlos con los nestorianos al condenar a estos. De hecho el pelagianismo no sería condenado formalmente sino hasta casi 100 años de la muerte de Vicente, en el Sínodo de Orange, en 529. Y por su probada fidelidad a la íntegra fe de Cristo está claro que hubiera aceptado la verdad proclamada por la Iglesia, que repito es esta: La gracia sin la cooperación libre del hombre no es operativa para llevar a cabo la salvación del hombre. Por su parte, la voluntad humana sin la ayuda de la gracia no tiene poder para obtener la salvación por sí sola. 

Al exagerar el poder del libre albedrío o la función de la Gracia, se cae en la herejía. Pelagiana si se exagera el libre albedrío, calvinista si se dota a la gracia de fuerza absoluta. De hecho, luego del nacimiento de la herejía luterana, algunos de los llamados "reformadores" y sus ideas semipelagianas (que por supuesto ellos consideraron una supuesta vuelta a la fe cristiana) como arma frente al bautismo de los infantes, aunque por causa errada, y se valieron de "Commonitorium", la más famosa obra de San Vicente, escrita en 434. El papa Benedicto XIV, a la par que condenaba los errores de dicha obra, defendió la buena fe de San Vicente de Lérins y su adhesión a la única fe cristiana: la de la Iglesia. Y estas palabras de dicha obra lo confirman:
"Acaece con la religión de las almas lo que sucede con el desarrollo de los cuerpos. Con la edad los cuerpos crecen y se dilatan sus proporciones, permaneciendo siempre los mismos. (...) Esta ley del progreso se aplica igualmente al dogma cristiano: los años lo consolidan, los tiempos lo desarrollan, la edad lo hace más vulnerable; pero debe permanecer incorrupto e intacto, completo y perfecto en todas sus dimensiones y – si así podemos hablar – en todos los miembros y en todos sus propios sentidos. El dogma no admite ninguna alteración, ninguna atenuación, ninguna variación de lo que ha sido definido".
"No ocurra nunca, por tanto, que los rosales de la doctrina católica se transformen en cardos espinosos. No suceda nunca, repito, que en este paraíso espiritual donde germina el cinamomo y el bálsamo, despunten de repente la cizaña y las malas hierbas. Todo lo que la fe de nuestros padres ha sembrado en el campo de Dios, que es la Iglesia, todo eso deben los hijos cultivar y defender llenos de celo. Sólo esto, y no otras cosas, debe florecer y madurar, crecer y llegar a la perfección".
"Todo cristiano que quiera desenmascarar las intrigas de los herejes que brotan a nuestro alrededor, evitar sus trampas y mantenerse íntegro e incólume en una fe incontaminada, debe, con la ayuda de Dios, pertrechar su fe de dos maneras: con la autoridad de la ley divina ante todo, y con la tradición de la Iglesia Católica".

Vicente murió en Lérins, entre los años 445 y 450. La polémica sobre su ortodoxia hizo que nunca tuviera culto público y que hasta el siglo XVI no fuera insertado en el martirologio romano por Baronio, que lo pone a 24 de mayo copiando este dato de Molano, del que se desconoce el por qué lo pone en este día, cuando el martirologio de Pedro de Natalibus coloca a San Vicente de Lérins a 1 de junio.


Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD.
-"Nuevo Año Cristiano". Tomo 5. Editorial Edibesa, 2001. 




El 24 de mayo además se celebra a


Santa Afra de Brescia,
virgen y mártir
.
Nuestra Señora,
María Auxiliadora
.
San Juan Estilita. 
La Traslación de
Santo Domingo.






sábado, 26 de marzo de 2016

Santa Larissa, virgen y mártir.

Pregunta: Me gustaría conocer si existe santa Larisa. Gracias. 

Respuesta: Pues sí que existe, y aparece mencionada en un grupo de mártires antiguos:

Santos Mártires de Crimea. 26 de marzo y 23 de octubre.

En 370 (375 según otros), reinando los emperadores Valente, Valentiniano y Graciano, en la época en que los godos invadieron la península de Crimea, el capitán Hungerik capturó un grupo de cristianos, los encerró en una iglesia y la incendió posteriormente. Fueron, según menologios griegos, 308 personas, de los que solo nos han llegado los nombres del presbítero Bathusio y su mujer Virka, otro presbítero de nombre Berko, el monje Arpil, y los seglares Habib, Agnus, Racso, Igathrax, Isaac, Silas, Signico, Soniril, Suïmbal, Thermo (o Thermagoras), Filo, y las vírgenes Ana, Alla, Manca, Mamica, Animaide y Larissa. Algunos apuntan que Agnus es tal vez un nombre genérico: "cordero", probablemente aplicado a un niño, señalando la inocencia más que un nombre real. Algo parecido con Santa Inés (21 y 28 de enero). 


Enterada del martirio, la reina Gaätha ordenó fueran recuperados los restos del incendio y trasladadas solemnemente a Cizico, Asia. 

El culto a estos mártires ha sido escaso, incluso en la Iglesia Ortodoxa, aunque recientemente, el auge del nombre de Larisa le ha dado cierta relevancia, pero puramente testimonial e iconográfica, pues muchas mujeres quieren conocer la "imagen de mi santa". Lo curioso es que no es por la santa por la que el nombre se ha hecho conocido en Occidente, sino por la región griega de igual nombre.



 A 26 de marzo además se celebra a






sábado, 21 de noviembre de 2015

De tres andaluces que eran de más lejos.

Santos Honorio, Eutiquio y Esteban, mártires. 21 y 24 (en Jerez de la Frontera) de noviembre.


San Honorio. Retablo de San Dionisio.
Jerez de la Frontera.
A estos tres mártires la devoción les creó una layenda, y la historia los colocó “en su sitio”. Es un buen ejemplo de lo serios que pueden llegar a ser un error, una coma, una insinuación, o una sugerencia. Vamos por partes, primero la leyenda y luego la historia y las aclaraciones:

La leyenda:
Santos Honorio, Eutiquio y Esteban, patronos de Jerez de la Frontera, España, nacieron y fueron martirizados en Asta, colonia romana de la provincia Bética (la actual Andalucía) y de la que aún se ven ruinas cerca Jerez de la Frontera. Los tres llegaron a la fe de Cristo por medio de alguno de los Siete Santos Varones Apostólicos, aquellos discípulos de los Apóstoles que misionaron en España: Tesifonte, Torcuato, Segundo, Indalecio, Eufrasio, Hesiquio y Cecilio. Una leyenda que también merecería su artículo. Pues eso, que una vez que se convirtieron al Dios verdadero, no se guardaban su fe, sino que la predicaban en público, por calles y plazas. Llegó a la ciudad un edicto imperial que mandaba hacer un sacrificio público a los dioses (eran frecuentes, para impetrar bienes, conjurar males, pedir protección al Imperio, etc). Los tres santos se negaron y fueron apresados, llevados ante el juez, el cual los mandó torturar hasta que consintieran en sacrificar.

Pero ellos aprovecharon su presencia entre los magistrados para enseñarles las tinieblas de su superstición, y llevarlos a la luz de Cristo. Manifestaron el error que era sacrificar a dioses falsos, y cuyas historias los hacían más viles que los hombres. A todas las amenazas de más tormentos respondían que solo esperaban padecer más por Cristo, y que sea era su felicidad. “Bienvenidos sean los martirios si nos llevan al cielo”, decían. Cansado el juez, viendo que ni los azotes, ni el fuego, ni el potro lograban algo, mandó les decapitasen, el 21 de noviembre, imperando Trajano. Otros cristianos recogieron los cuerpos y los enterraron para venerarlos como mártires. Sus reliquias y veneración se mantuvieron llegada la paz de Constantino, pero se perdieron con la dominación musulmana.

La historia:
Hasta el siglo XVI, Jerez de la Frontera no supo que había tenido tres ilustres mártires entre sus vecinos. No había culto, ni reliquias, ni documento alguno que lo avalase. En 1597, los jesuitas de Jerez de la Frontera emprenden una cruzada para revitalizar la veneración de unos mártires españoles que habrían padecido en Asta, según el calendario editado en Ronda en 1538. Clemente VIII manda investigar aquello y, efectivamente, consta ese martirio en la ciudad llamada Asta, que los jesuitas, insignes hombres y letrados del momento, identifican con la Asta bética. Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla era ferviente promotor de la idea, pero murió antes de terminar, y la conclusión del caso lo llevó a cabo Fernando Ñuño de Guevara, cardenal presbítero. Este aceptó gratamente las investigaciones de los jesuitas y las presentó en Roma. En 1603 se aprueba el culto y comienza una espiral de devoción: patronato sobre la ciudad, retablo en la iglesia jesuita, procesiones y votos por parte del Ayuntamiento y pueblo, etc. Para día de la memoria se eligió el mismo del martirio, el 21 de noviembre, pero chocando con la Presentación de la Santísima Virgen, se movió al 24 del mismo mes, porque el 22 y el 23 ya estaban ocupados por las memorias de Santa Cecilia y San Clemente, respectivamente. En 1605 la festividad se enriquece con algunas indulgencias, con vistas a promover la devoción a los santos. La primera “vita” se escribe en 1617, que es más un panegírico que otra cosa. A falta de datos se sacan conclusiones, se narran tormentos leídos en otros santos. En 1624 la diócesis de Sevilla los introdujo en su santoral propio. En 1714 San Dionisio obispo (9 de octubre) fue proclamado patrón de Jerez, en los actos conmemorativos de los 500 años de la reconquista de la ciudad por parte de los cristianos. Este patronato compartido mermó un poco la devoción a los tres mártires patronos.

Las conclusiones.
La primera estocada contra la leyenda y el culto la dio el agustino Enrique Flórez en su “España Sagrada”, una monumental obra del siglo XVIII que desgrana la geografía española según sus santuarios, reliquias veneradas y sus santos. El P. Flórez prueba que el martirologio romano dice que los tres santos fueron martirizados en Asti, Italia, y no Asta. Y el pseudo-jeronimiano pone a Honorio padeciendo en Antioquía, mientras que Eutiquio y Esteban padecen en Austis (la actual Ostia). Además, añade que el martirologio Auterpiense llama “Honorato” a Honorio, y que añade algunos compañeros. El de Aquitania los pone padeciendo en “civitate Ostia”.

Pone Flórez otros ejemplos, como algunos mártires de Cartago de África llegaron a ser considerados de Cartago Nova, la española, o de Valence de Francia, pasaron a Valencia de España. El P. Flores prueba también que ningún martirologio español, ni breviario de las iglesias béticas o de otra parte de España (ni los anteriores a la conquista) trae dicha memoria de los tres santos “andaluces”. Santos de los que vemos que su recorrido fue corto.


Fuentes:
-“Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año”. Noviembre. P. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-“España sagrada, teatro geográfico histórico de la Iglesia de España”. Volumen X. P. ENRIQUE FLÓREZ. O.S.A. Madrid, 1792.
-http://elbarrocojerezano.blogspot.com.es


A 21 de novoembre además se celebra a
San Gelasio I, papa.
San Mauro de Porec, obispo y mártir.

martes, 10 de noviembre de 2015

Santa Ninfa, la santa vestal.

Pregunta: Podrías escribirme algo sobre Santa Ninfa? Fué de Palermo? Es una de las tantas martires sicilianas?

Respuesta: Esto hay que separarlo entre la leyenda y la historia, allá vamos. 


Santa Ninfa de Palermo, virgen. 10 de noviembre y 5 de septiembre (traslación de la cabeza a Palermo).

Leyenda:
Ninfa fue hija de Aureliano, prefecto de Palermo y era una vestal. Se convirtió viendo un milagro realizado por San Trifón (10 de noviembre), que derribó un templo pagano mediante su oración al Verdadero Dios. San Mamiliano (19 de octubre), la bautizó junto a otras treinta personas. Cuando lo supo su padre, el prefecto, la mandó arrestar junto a otros cristianos para hacerle apostatar de la fe de Cristo. Fueron torturados y devueltos a la cárcel, con vistas a ser martirizados, pero esa noche ocurrió un portento: un ángel les abrió la cárcel y liberó a Ninfa y a Mamiliano. Luego los condujo al mar, donde tomaron una barca guiada por el mismo ángel y se dirigieron a la Isla del Lirio, donde ambos comenzaron vida eremítica, en oración y penitencia. Un día se les apareció un ángel diciéndoles que debían visitar Roma, y allá se fueron. Luego de venerar las reliquias de los santos, Mamiliano murió y Ninfa lo enterró, quedando en Roma, viviendo a la vera de la sepultura de su maestro. Cuando falleció fue enterrada junto a Mamiliano y otros santos.


Historia:
No hay que ser muy avezado para darse cuenta que de esta leyenda no tiene por donde agarrarse. Las primeras menciones a su memoria la relacionan con los santos Trifón y Respicio, que se veneran a 10 de noviembre, pero la razón es únicamente porque las reliquias de los tres se veneran en Sassia. Las Actas de estos santos, elaboradas lo menos en el siglo XI la mencionan, como vimos, pero la razón es la del culto conjunto a las reliquias. Otros restos andan dispersos en otras iglesias, como Roma, Siena o Palestrina. En la catedral de Palermo (ciudad de la que es patrona) se venera la cabeza desde el siglo XVI. Tres bustos con reliquias de Ninfa, Trifón y Respicio eran venerados públicamente el primer sábado de Cuaresma en la basílica de San Agustín de Campo Marzio, Roma, por un privilegio especial, ya que la primera estación penitencial de Cuaresma se celebraba en la iglesia de San Trifón. Y lo más probable es que ninguna de esas reliquias sean auténticas, la razón es que es factible que en el origen de todo haya un error de traducción, pues las Actas dicen que estos mártires fueron enterrados “locus ad Nympha dictus”, es decir, "en el lugar llamado de la ninfa", por si fuera poco, vamos. Es demasiada coincidencia que una santa con un nombre tan curioso esté relacionada con santos enterrados en un sitio llamado así “de la ninfa”. En Roma se conoce una iglesia dedicada a su memoria al menos en el siglo IX.



Fuentes:
-“La leyenda de oro para cada día del año”. Volumen 3. PEDRO DE RIVADANEIRA. Barcelona, 1866.
-“Las cosas maravillosas de la santa ciudad de Roma”.  GIOVANNI BATTISTA VACCONDIO. Roma, 1720.
-http://preguntasantoral.blogia.com.


A 10 de noviembre además se celebra a 
Santa Natalina de Pamiers, virgen y mártir.
Santos Olimpas, Tercio, Trifena y Trifosa, discípulos

sábado, 24 de octubre de 2015

San Félix, el mártir de la Palabra.

San Félix de Tubzacene, obispo y mártir. 24 de octubre.


En 303 Diocleciano y Maximiano emitieron un edicto por el cual se ordenaba que todas las iglesias cristianas fueran destruidas, junto con sus vasos y libros sagrados. Como con toda ley, cualquiera que se negara, habría de ser castigado. Un ejemplo lo tenemos en los esposos Santos Timoteo y Maura (3 de mayo y 9 de septiembre). El escritor cristiano Teodoreto cuenta como en toda una región de siria en solo un día, el Viernes Santo de 303, se destruyeron todas las iglesias en unas pocas horas. Las Actas de nuestro santo nos cuentan que, en Tubzacene, África, siendo obispo Félix, el gobernador Magniliano ordenó a todos los presbíteros se presentasen ante él. Faltó Félix, que estaba en Cartago. Se presentaron el sacerdote Aserio y los lectores Giro y Vital. Magniliano les preguntó, “¿Tenéis libros sagrados?”. “Tenemos”, contestó Aserio. “Dánoslos para que los quememos”, dijo Magniliano. Aserio le dijo que los tenía el obispo Félix consigo. Preguntado por el paradero del obispo, Aserio se negó a decir donde estaba y quedó preso hasta que apareciera.

Al día siguiente llegó Félix y Magniliano le apresó, y una vez ante él, le dijo: "Félix, renuncia a los libros y pergaminos que tienes”. Félix replicó: "Yo los tengo, pero no me separaré de ellos". "La ley está antes que todo, y debe ser obedecida", alegó Magniliano. “” – dijo Félix – "pero la ley de Dios está antes de que los mandamientos de los hombres”. A los tres días, Félix fue llevado de nuevo ante Magniliano, el cual le preguntó: “¿No has considerado el asunto?” Félix dijo: "Lo que dije antes estoy dispuesto a repetirlo ante el procónsul, si quieres”. “pues ante él darás cuenta”, expresó Magniliano.

Y lo trasladaron a Cartago el 24 de junio. Allí le echaron a la prisión, y al otro día fue presentado ante el procónsul Anulino. Este le preguntó: “¿Por qué no entregaste esas escrituras vanas?” Félix contestó: "No voy a renunciar a ellas”. Entonces Anulino mandó le cargasen de cadenas y lo arrojasen a lo profundo del calabozo más escondido. Allí estuvo dieciséis días, con el peso de las cadenas en los hombros, cuello y extremidades. Al cabo, fue llevado de nuevo ante el procónsul, que le preguntó de nuevo: “¿Por qué no renuncias a esas escrituras?” Félix respondió: "Tengo el propósito de no entregarlos”. Entonces Anulino mandó, el 15 de julio, que lo metiesen en la cárcel, duplicando antes el peso de las cadenas. Al cabo de nueve días repitió el interrogatorio y ante la negativa del santo obispo, ordenó lo llevasen a Roma. En el barco fue metido entre los caballos, sin darle de comer ni beber durante cuatro días que duró el viaje.

Pasaron por Agrigento, donde algunos cristianos pudieron verle y besar sus cadenas. En Catena igualmente, los cristianos le abrazaron y consolaron. Pasando por Venossa, el prefecto mandó descasarle y que le quitaran las cadenas. Luego le preguntó: “Félix, ¿por qué no entregas las escrituras? No será que no tienes ninguna y solo quieres padecer neciamente?”. “Yo las tengo – le contestó Félix – pero no voy a renunciar a ellas". Cansado, el prefecto ordenó: “Matadle a espada”. Y Félix, el obispo, el santo, clamó al cielo: “Te doy gracias, Señor, que te has dignado liberarme. He pasado cincuenta y seis años en este mundo, y como guardé mi virginidad, yo he guardado los Evangelios a seguro. He predicado la fe y, oh, Señor Dios del Cielo y de la Tierra, Cristo Jesús, ante Ti me inclino mi cuello como una víctima. Tú que eres eterno, a quien sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén". Y fue decapitado, el 30 de agosto de 303.

Y aquí podríamos dejarlo, pero siempre me gusta ir un poco más allá, e ilustrar con un poco de historia, culto, etc. Sus Actas las consideran fiables todos los hagiógrafos y estudiosos. El nombre del obispo Félix, el mártir de las Escrituras, aparece en varios martirologios, el más antiguo el “Martirologio Napolitano”, una estela de mármol grabada, con varios nombres de mártires. El pseudo jeronimiano, el romano y otros autores lo recogen a 24 de octubre, aunque también se señalan el 30 de agosto u otras fechas, por confusiones y errores provocados por adiciones a las Actas.

Estas adiciones, correcciones e intenciones de aclarar lo que claro estaba, llevó a mezclar a varios santos entre sí. Como a 30 de agosto, “diez natalis” de nuestro Félix se venera en Nola a un santo de nombre Félix, pues se copiaron las actas de nuestro Félix y se aumentaron con interrogatorios, tormentos y milagros, y se cambiaron los lugares de padecimiento, para hacerle morir en Nola. Así en Ostia, donde se venera a los mártires Félix y Adaucto, que padecieron igualmente bajo Diocleciano y Maximiano se creó la confusión de que era el mismo santo Félix, y algunos escritos hicieron padecer a Félix y Adaucto en Agrigento, otros en Venossa, solamente por tomar de las Actas. En esta última ciudad, para colmo, se venera otro San Félix que padeció Maximiano y cuya memoria es a 28 de agosto con los mártires Jenaro, Fortunato y Septimio. Igualmente fue tomado como el mismo santo, al que se le añadieron compañeros, que las Actas no mencionan para nada. Copian las Actas y las pervierten, sustituyendo los nombres de Giro y Vital (ver arriba), por Jenaro, Fortunato y Septimio. Pero la cosa aún se complicó más, como en Salerno se veneran a los mártires Félix, Fortunato, Cayo y Antero, el martirologio de esta ciudad del siglo XIII trae a 28 de agosto esta entrada: "Félix, obispo de Tubzacene y con él Adaucto, sacerdote, Fortunato, Caius y Antero, que fueron martirizados bajo Diocleciano y Maximiano”, mezclando a todos los santos entre sí. Cuando son mártires separados.


Fuentes:
-"Triunfos de los mártires". TOMO II. SAN ALFONSO DE LIGORIO. Barcelona, 1843.
-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.



A 24 de octubre además se celebra a  
San Evergislo de Colonia, obispo.
Beato Tadeo McCarthy, obispo

sábado, 15 de agosto de 2015

El caso Napoleón, una verguenza.

El 15 de agosto, día jubiloso de la Asunción de la Madre de Dios tuvo su rejuego político en la Francia del siglo XIX. En este juego de intereses se mezclan un mártir antiguo, un emperador ensorbecido y una Iglesia débil y servil. Todo para confluir en el expediente X de:

San Napoleón, soldado mártir. 15 de agosto y 2 de mayo.

El de 2 de diciembre de 1804 Napoleón Bonaparte se coronaba como emperador de los franceses, y al año justo, el 2 de diciembre de 1805, ganaba la batalla de Austerlitz, dando inicio al Imperio Napolónico, que como todo gobierno en manos de un iluminado, pretendía cambiar los destinos del mundo. Y si para ello la realidad era un obstáculo, pues tanto peor para la realidad. Historia, culto, vida cotidiana debían ser cotejadas con la única "realidad" posible: la voluntad del Emperador. No se inventaba nada Napoléon, pues ya la República Francesa en un delirio renovador había hasta cambiado los meses y años, como quien pone a 0 un cronómetro.

Una de las primeras medidas, autocomplaciente por demás, fue declarar una Fiesta Nacional que pusiera la mirada en el emperador. No le valía la fiesta de San Luis de Francia (25 de agosto), que era patrono de los Borbones. Del 14 de julio, ni hablar. Así que se decidió fuera el cumpleaños del mismo Napoleón, que había nacido el 15 de agosto de 1769. Ya lo había hecho antes, pues el Concordato con la Santa Sede había sido firmado el 15 de julio, pero Napoleón lo retrasó su publicación a 15 de agosto, para que coincidiera con su cumpleaños. En 1802 hizo lo mismo, el 3 de agosto era creado Cónsul Vitalicio, pero no lo hizo público hasta el día 15, para que igualmente coincidiera con el día de su nacimiento. Así las proezas, glorias de Francia se personalizaban en él. Pero el deseo de proclamar su cumpleaños como Fiesta Nacional chocaba con un obstáculo: era día de la Asunción, celebración mariana profundamente arraigada en Francia, que además, ya era festiva. Para colmo, había sido una de las fiestas más promovidas por la antigua monarquía francesa, de la que él quería distanciarse. Necesitaba su propia fiesta.

Resurge San Neopolus.
Portalis, Ministro de Cultos del Imperio fue quien sugirió que si tantos hombres en Córcega llevaban el nombre de Napoleón, necesariamente tenía que haber un santo llamado así, por lo que encargó a la Iglesia y a historiadores que lo hallaran. Y mientras, para ir adelantando, el 19 de febrero de 1806 hizo público que el 15 de agosto de ese mismo año el 15 de agosto se celebraría a San Napoleón, patrono del Emperador. Pero ni rastro de un santo de ese nombre. La solución la halló el Cardenal Cappara, que estaba en Francia enfrascado en la elaboración del "Catecismo Imperial" (da miedo el nombre). Cappara halló en el martirologio romano, a 2 de mayo, lo siguiente: "In Rome SS. Martyrum Saturnini, Neopoli". Ya tenía el nombre. Habilmente tradujeron Neopolus a Napoleone, y de ahí a Napoleón. Ciertamente, el origen es el mismo: "ciudad nueva". Que el martirologio pseudo jeronimiano pusiera este martirio en Alejandría no fue obstáculo alguno.
Estampa de "san" Napoleón
con el rostro de Bonaparte.
Pero de un santo del que solo se sabía el nombre, no había que decir, así que el 14 de marzo de 1806 el obispo de Tournay, ante el desconcierto del clero, mandó que el 15 de agosto celebrasen a San Napoleón obispo, que ya se haría el oficio litúrgico propio. El 21 de mayo la leyenda ya estaba conformada, por obra de Cappara: San Napoleón era un soldado romano, victorioso en batallas y más aún victorioso en los innumerables tormentos a los que fue sometido, para finalmente morir en la prisión. El 15 de agosto la festividad fue solemne, pero solo en los ámbitos del Emperador, la mayoría de localidades celebraron la Asunción, aunque se hicieran referencias al santo del emperador. En territorios de la hoy Bélgica se celebró con desidia, e incluso algunos sacerdotes se negaron a celebrar aquella impostura que suplantaba a la Madre de Dios. El papa Pío VII protestó, pero con cautela, pues sabía que lo mismo que el emperador se servía de la Iglesia podía comenzar a perseguirla. Por su parte, la Iglesia francesa, tan nacionalista, se sumó con gozo a la novedad: la iglesia de Santa Genoveva de París, la abadía de Santa Cruz de Quimperle y otras, tomaron a San Napoleón como patrón. Los bonapartistas hicieron lo mismo. Incluso se llegó a imprimir y bendecir estampas del santo ¡con el rostro del emperador!

El fin de esta payasada imperial llegó pronto. En 1815 le llegó la derrota a Napoleón, y el nuevo rey, Luis XVIII anuló la fiesta del santo Napoleón, devolviendo a su sitio la Asunción de la Virgen Santísima. Napoléon III en 1852 volvió a celebrar el cumpleaños del primer emperador de los franceses, pero sin hacer alusión al santo soldado mártir. Con el tiempo, solo quedan los vestigios arquitectónicos e iconográficos, como alguna escultura o vidriera en iglesias, que recuerdan el infausto tiempo en que un emperador quiso un santo propio.

Fuentes:
-http://inmf.org/saintnapoleon.htm
-http://napoleon1er.perso.neuf.fr/Saint-Napoleon.html

A 15 de agosto además se celebra a:

Nuestra Señora de la
Asunción de Guanabacoa
.
Nuestra Señora de
la Asunción de Cuaco
.
Nuestra Señora de
la Asunción de Tzoculiac
.
San Altfried de
Hildesheim, obispo
.






Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...