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martes, 17 de mayo de 2016

Bertoldo II, el emigrante.

Beato Bertoldo II de Lombardía, IV General latino. 17 de mayo.


De este “santo nuestro pasado”, que no hay que confundir con San Bertoldo (29 de marzo), no sabemos nada de su origen e infancia, salvo que los biógrafos le hacen natural de Lombardía y nacido a mediados del siglo XII. Fue de familia de caballeros y caballero él mismo.

Según una apócrifa carta de San Cirilo de Constantinopla (6 de marzo), Bertoldo fue de aquellos caballeros que una vez acabada la Cruzada y hartos del mundo y de las armas, quiso retirarse a soledad. Visitando la santa cueva y los lugares santificados por los profetas San Elías (20 de julio en la Iglesia romana; 12 de enero, la ascensión al Paraíso; 20 de junio, traslación de reliquias a la iglesia de los Santos Apóstoles en Constantinopla) y San Eliseo (14 de junio), conoció a los carmelitas, que ya tenían su regla, dada por San Alberto de Jerusalén (17 de septiembre y 8 de abril) a San Brocardo (2 de septiembre). A la sazón, estaban regidos los monjes del Carmelo por San Cirilo Constantinopolitano, el cual, apenas conoció a Bertoldo y vio su devoción, virtudes y luces, le dio el hábito carmelita. Fue un ejemplar religioso y, pronto se convirtió en la mano derecha de Cirilo.

En 1224 murió San Cirilo y los monjes eligieron a Bertoldo como superior y General de la Orden. En este mismo Capítulo en el que se eligió, debatieron los monjes si era conveniente pasar a Europa y extenderse por toda la cristiandad. El motivo principal era el peligro que corrían en Palestina, pues los crueles sarracenos asolaban cualquier territorio cristiano, y cada vez se acercaban más a la Tierra Santa. Si bien una facción recordaba las palabras evangélicas "si os persiguen en una ciudad, huid a otra" (San Mateo), la otra abogaba por permanecer en el Carmelo y afrontar el martirio si era necesario, y evocaban las palabras de Cristo "vosotros no temáis, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino" (San Lucas). Esa misma noche, se le apareció la Santísima Virgen a Bertoldo y le dijo: "Esta es la voluntad de mi Divino Hijo: Que la Orden del Carmelo ilustre no solo la Palestina y Siria, sino todo el orbe cristiano". Así que determinó Bertoldo que debían ir a Europa. Por ello se le atribuye la expansión de la Orden con los primeros religiosos llevados por los reyes cristianos y establecidos en Nicosia, Nápoles, Roma, España. Incluso en Alemania e Inglaterra.

En 1225, como había visto en visión San Bertoldo I, padecieron el martirio muchos carmelitas en Oriente, por parte de los sarracenos. Sus cabezas fueron arrojadas a la fuente de Elías y los cuerpos esparcidos por un valle que luego se llamaría "Valle de los mártires". Pero ese mismo año, en Europa empezarían a los carmelitas padecer otro “martirio”, por parte de los cristianos: la intención del clero y algunas órdenes monásticas de suprimir a los carmelitas. La principal razón aducida era que los carmelitas eran monjes de Oriente sin Regla aprobada por la Iglesia. Acudieron los carmelitas a Rieul, Patriarca de Jerusalén y sucesor de San Alberto, para que les confirmase la Regla Albertiniana. Este lo hizo y, además, les aconsejó que la hicieran confirmar por el papa. 

La persecución arreció y efectivamente, los carmelitas vieron zozobrar la Orden, por la insistencia y tejemanejes de dos prelados. Los carmelitas pidieron al papa Honorio III que les confirmase la Regla y este lo hizo, a pesar de que ya el Decreto de supresión ya estaba redactado por los tales prelados, y solo faltaba la firma del papa. La leyenda cuenta que la Virgen se le apareció al papa y le dijo que recibiese a sus hijos del Carmelo en la Iglesia, y que como prueba de su protección sobre la Orden, aquella misma noche, 15 de julio de 1226, habían muerto aquellos dos "infestissimi curiale", de diversa muerte, pero a la misma hora. Confirmado el hecho por parte del papa, expedió la Bula "Ut vivendi", que aprobaba la Regla Albertiniana, fechada a 26 de enero de 1226.

En memoria de esta aprobación (de palabra) del papa, al día siguiente de la muerte de los enemigos del Carmelo, el Beato Bertoldo instituyó para siempre, a 16 de julio, la Conmemoración Solemne de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo. Ese mismo año, visitando el Monte Carmelo, nuestro Bertoldo falleció santamente. Fue sucedido por el Beato Alano (12 de noviembre), V General latino y bajo cuyo generalato la Orden pasaría definitivamente a Europa, abandonando el monte Carmelo hasta el siglo XVII.


Por diversas causas, principalmente por dejarse llevar por la pasión y sumándole el desconocimiento de la historia, no pocos hagiógrafos escribieron que dichos "infestissimi curiale" son nada menos que Santo Tomás de Aquino (7 de marzo y 28 de enero, traslación de las reliquias) y San Buenaventura (15 de julio). La razón de tal asimilación puede originarse en que realmente ambos santos murieron inesperadamente. Tomás mientras se dirigía al II Concilio de Lyon, y Buenaventura, el 15 de julio, habiendo comenzado dicho Concilio. Pero esto fue en 1274, pues en 1225, ambos santos ¡tenían un año de edad!

Fuente: 

-"Flos Sanctorum del Carmelo". P. SIMEÓN MARÍA BESALDUCH, O.Carm. Barcelona 1951.


A 17 de mayo además se celebra a

San Torpes, mártir
San Pascual Baylon,
religioso franciscano
.
San Cathan,
fundador y abad.




viernes, 19 de julio de 2013

San Elías, virgen y eremita

San Elías. Padre Nuestro.
Speculum Carmelitanum
Pregunta: Ramón tu sabes que vivo en el Monte Carmelo, donde está la ciudad de Haifa en cuya univ. estudio... me llama la atención saber si Elías realmente estuvo casado o fue eremita (y si lo fue por cuanto tiempo) que sabes tú al respecto?

Respuesta: Primero me gustaría decirte que te envidio lo suficiente como para decirte que no pierdas oportunidad de pasarlo todo lo bien que puedas en ese lugar tan bello y sagrado. El Monte Carmelo es de esos sitios del mundo donde todos deberíamos ir al menos una vez, aunque muchos lo desconozcan.

Del Profeta San Elías (20 de julio) mucho se ha escrito, principalmente los carmelitas, y mucho se ha fabulado también. De su vida sólo tenemos las referencias de los libros de los Reyes, en la Sagrada Escritura. Referencia importante, porque estos libros siguen una secuencia lineal de los reyes de Israel, que solo es rota con las historias de Elías y Eliseo. No son libros que narren historia, mas bien son aleccionadores sobre los reyes que siguieron los mandatos divinos y los que no lo hicieron, remarcando sus diferencias y sus finales en la vida. La irrupción de Elías ha dado mucho de si, sobre todo porque a diferencia de otros profetas, ni escribió, ni se le achaca ningún escrito. Irrumpe súbitamente en la Biblia como un actor en escena, y así mismo sale, de manera espectacular y única: arrebatado al cielo en un carro de fuego. Esta presencia turbadora, diferente, es precisamente lo que ha llevado a muchos a pensar que solo es una figura literaria, mientras que otros no ponen en duda su existencia, aunque si aspectos de su “vida”. Contar aquí todo lo que dicen ambos Libros de los Reyes y lo que se ha fabulado sería mucho, me limitaré a tu pregunta: Elías, eremita; y Elías, no casado y por tanto, virgen.

Elías, eremita:
San Ambrosio (7 de diciembre) dice de él: "es un maestro, y los monjes sus discípulos", formando parte de una larga tradición que hace de Elías el fundador del monacato. En algunos casos, como el carmelita, en un sentido estricto, y los más, en un sentido simbólico, en tanto que Elías adelanta y prefigura al hombre que lo deja todo por Dios, sigue sus mandatos y, esto es importante, busca el retiro para meditar y aguardar la visita del Señor. Esta búsqueda de la soledad, la experiencia del retiro, es única en la Biblia. Los profetas y demás personajes del A.T hablan, predican, reinan o actúan, pero no buscan y hallan a Dios en la soledad y el silencio, que en el caso de Elías es la preparación de su ministerio. No en balde los primeros monjes y los Padres de la Iglesia no dudaron en dilucidar esta paternidad. Ya los carmelitas, desde el inicio de su vida como comunidad monástica recogen este aspecto paternal de Elías en su regla, dada por San Alberto de Jerusalén (17 de septiembre), donde menciona que se habían reunido junto a la fuente de Elías.

Pero Elías no es un eremita en sentido estricto, el eremitismo en él es puntual, por un momento preciso; mientras que el eremita cristiano, en órdenes monásticas o en solitario, tiene esa vocación de por vida, es una vocación en sí misma.

Elías, virgen:
Muchos autores, como el carmelita Daniel de la Virgen María en su "Speculum Carmelitanum", hacen de Elías un hombre de pureza excepcional, santificado en el vientre de su madre, como el Bautista. La verdad es que son puras alegorías: si Elías es precursor de San Juan, y más aún, de Cristo, si venera en deseo a aquella que será la Madre-Virgen, necesariamente tenía que tener la virtud de la pureza virginal, en grado sumo: santificado antes de nacer. Ojo, no significa esto que fuera inmaculado, que esto es otra cosa. Es cierto que la Sagrada Escritura no menciona que haya sido casado y por su itinerancia, no debió serlo, o al menos después de irrumpir en la Biblia, pero de ahí a afirmar una virginidad casi celestial, hay un trecho. Esta virginidad se afirmó también de San Eliseo (14 de junio y 20 de julio), su discípulo.

"Sube del mar una nubecilla
como de un palmo"
Speculum Carmelitanum
Así, por ejemplo, San Metodio (14 de febrero) escribió en el año 825, en un “diálogo” con María “Asimismo Elías profeta y virgen, avisado del cielo de tu pureza, recogido en su espíritu quiso ser imitador tuyo, con que por su abrasada vida tejió inmortal corona de virginidad”. Y la Leyenda Áurea, dice sobre María, al hablar de la advocación del Carmen, que “Elías la tuvo por dechado y ejemplar, de quien aprendió la virginidad y demás virtudes religiosas que había de enseñar á sus hijos”. 

Y un ejemplo interesante de como las interpretaciones sobre un texto pueden ser manidas y de cuantas conclusiones se pueden sacar: Según San Juan Jerosolimitano (10 de enero), "en su Institución Monástica", la Virgen María, aunque pura, tuvo deseo de hacer voto de virginidad ¡porque Elías, devoto de la que sería la Virgen Madre, guardó virginidad en su honor!:


Quod haec Infantula Virginitatem perpetuam ad exemplum Eliæ amplexatur, Deum sub figurata visione revelasse”.

Y se recrea en otras lindezas; pero con esto basta. En fin, que la virginidad de Elías era necesaria en aras de una mayor asimilación con Cristo y su Madre. Y para terminar, una curiosidad: San Elías fue tenido en ciertos lugares, como patrón de la Inquisición (ya sabemos, ambos amantes del fuego).

Ver otro artículo sobre N.P San Elías.


A 20 de julio además se celebra a
San Vulmar, abad.
Santa Librada, virgen y mártir.

miércoles, 6 de marzo de 2013

San Cirilo de Constantinopla, Padre Nuestro

El 6 de marzo celebraba la Iglesia y la Orden del Carmen a este semi-legendario personaje, del que, salvo crónicas carmelitanas antiguas, no existen referencias históricas, ni de vida, obra o culto. Aún así, el "Flores del Carmelo" se hace eco de algunas "vitae", resumiéndolas y dándolas por ciertas, error que no comete Butler o el "Acta Santorum", obra bastante severa con las leyendas carmelitanas. Sospechosamente, las vidas más antiguas eran inglesas y "se perdieron", así como toda la obra escrita que se le atribuye. En fin, como sea, que diremos algo, resumiendo de nuestro "Flores..." de este santo "padre nuestro":

Según estas “vitae” más o menos legendarias, San Cirilo nació cerca de 1141, en Constantinopla, de padres nobles y cristianos piadosos y ejemplares. Para no ser menos que otros santos, desde niño fue inclinado por voluntad propia a las letras y la piedad y antes del uso de razón, ya había hecho voto de virginidad y de entregarse a Dios. No se sabe mucho de su infancia y juventud (por lo menos eso sí lo admite el “Flores del Carmelo”), sino que cuando tuvo la edad pertinente fue ordenado sacerdote, siendo ya (y cito) “consumadísimo teólogo y letrado, conque era inmenso el fruto que así con sus sermones, como con sus consejos hacía”. Quiso Cirilo predicar a los alejados o que no conocían a Cristo y la ocasión le vino por medio de un prodigio: En 1168 ocurrió que la madre del Sultán
de Iconio, cristiana en secreto, estando moribunda mandó a su hijo levantar un mausoleo y poner sobre este una cruz. Murió la mujer y el hijo, por miedo al pueblo, puso la cruz de noche. Al otro día llegaron algunos turcos celosos de su fe y pretendieron quitar la cruz. El primero se subió, cayó y se hizo papilla; el segundo lo mismo; el tercero se hizo acompañar de millares (!) y lograron tirarla, pero de pronto se formó una tormenta de rayos que mató a la mayoría y apareció un ángel que colocó otra cruz más hermosa aún en el sitio de la otra. Muchos se convirtieron, pero no podían bautizarse, por no haber ministros de Cristo. Enterado Cirilo de este milagro, allá se fue, instruyó al Sultán y a todos los que quisieron aprender la fe cristiana.

Escribió el Sultán al papa Alejandro III (bueno, en realidad no escribió nada, es una carta apócrifa), pidiéndole enviase desde Roma algunos presbíteros valientes para predicar en esta tierra. La carta la llevó el mismo Cirilo, que regresó antes que los embajadores del Sultán, que a su vez recibiría otra carta de Alejandro III. Otra legación ante el papa llevó a cabo, por mandato del Emperador Emanuel Commeno, pero aunque Baronio y otros intentan casar fechas, documentos y personas, todo es bastante confuso. En fin, que según la leyenda, regresó Cirilo a Iconio, y continuó la catequesis del Sultán, que recibió el Bautismo secretamente, en la Pascua de ese mismo año. Lo de secreto bien parece una excusa, pues no consta ninguna conversión de sultán alguno, aunque sí un período de paz para los cristianos en aquellas tierras en estas épocas del sglo XII. En fin, que regresó Cirilo a Constantinopla donde tuvo que enfrentarse en la plaza pública al Patriarca Miguel, que propagaba la herejía de que el Espíritu Santo sólo procede del Padre, y no del Padre y del Hijo. Sufrió Cirilo el acoso del Patriarca y sus seguidores. Amenazas y castigos, hasta que una noche, mientras oraba, se le apareció la Madre de Dios, que le dijo (y cito):

 No quieras temer, Cirilo. Si pretendes huir de los errores de los griegos y alejarte de sus lazos, busca el sosiego y la soledad del Carmelo. En él gozarás de sosiego, tendrás paz y yo seré siempre en tu amparo”.

Museo del Ex Convento
Nuestra Señora del Carmen, D.F.
Un regalito de Tacho Juárez
Respondió Cirilo a esta visión con determinación, repartió sus bienes a los pobres y se embarcó a Tierra Santa. Llegado a Jerusalén, encontró a San Brocardo (2 de septiembre), prior del monasterio del Carmelo. Este había recibido por revelación que un santo varón y una gloria de la Orden vendría a su encuentro y por ello había bajado a la ciudad. Cirilo le contó su visión de María, y Brocardo lo llevó consigo al Carmelo, donde le enseñó los santos lugares de Elías y Eliseo. Al otro día pidió y obtuvo el hábito. ¿Hay que decir fue dechado de virtudes y ejemplo de todos los religiosos, aún de los mayores, en todas las virtudes? No, ya lo sabéis. A los ocho años, se le apareció San Basilio Magno (2 de enero y 14 de junio), que le conminó ir a Armenia a predicar el Evangelio, del que casi ni recuerdo quedaba.
Le dejó partir San Brocardo y le dio por compañero a Fr. Eugenio. Llegó Cirilo a Armenia y fue “llegar y tocar el santo”. El inefable “Flores…” dice: 
llegando el santo a la Corte, la conmovió toda y con la eficacia de su predicación y santidad de su vida, acreditada con insignes milagros, alumbró a los Gentiles, redujo a los Cismáticos, reformó a los Católicos, y a todos los dejó tan obedientes al Sumo Pontífice, que el rey y sus vasallos enviaron a Roma a dar humildes la obediencia a Su Santidad, que era a la sazón Lucio III”.
En estas tierras, además de entre los medos, los esclavones y los partos, según dice el Beato Bautista Mantuano (17 de abril), estuvo 10 años Cirilo como predicador, hasta 1191, año en que regresó a su amado Monte Carmelo y sus soledades. Aunque estuvo a punto de durar poco allí, pues el nuevo papa, Celestino III, le nombró Patriarca de Jerusalén, a lo que se negó nuestro santo.

En el monte Carmelo tuvo el santo, un día de San Hilarión (21 de octubre), una revelación: se le apareció un ángel que le entregó unas azucenas, y enseñándole unas tablas de plata de las que debía transcribir el texto y luego fundirlas para hacer un cáliz y un incensario. Las tablas narraban las once persecuciones que hasta el fin del mundo padecería la Iglesia. Las remitió a Joaquín, abad de los cistercienses de Calabria (al cual hay que tomar con pinzas en todo lo que dice, pues alguna obra suya fue condenada por el III Concilio de Letrán). Otra visión tuvo cuando, al lamentar los peligros de la Orden en manos de moros o cristianos griegos, la Virgen María se le apareció, prometiéndole que la Orden se expandiría y a ella vendrían hombres de muchas naciones. Como fue, al año siguiente se fundaba en Colonia, y luego en Sicilia. 

Milagros obró el santo, como con un mendigo enfermo y ciego que subió al Carmelo a por limosna. Le dio Cirilo una moneda, que el hombre besó y posó en sus ojos, para ver inmediatamente. Conmovido, pidió el hábito, pero se le dilató hasta que regresara San Brocardo, que estaba ausente. A los tres días murió y estando para enterrarlo, llegó Brocardo; preguntó quien era, y el mismo difunto se levantó y dijo “por los méritos de Cirilo he recuperado la luz del cuerpo y del alma, y juntamente la vida”, con lo que se le dio el hábito, y fue un religioso ejemplar.

En 1221 murió San Brocardo, y los religiosos eligieron, por unanimidad, a Cirilo para sucederle como General, ya que le había sido muy fiel y junto a este había obtenido la Regla de manos de San Alberto (7 de agosto). Teniendo este oficio de General, estuvo Cirilo en la canonización de San Ángelo (5 de mayo) en Jerusalén; envió como vicario suyo al futuro general San Simón Stock (16 de mayo), aunque el mismo libro dice que fue San Brocardo, al tratar de la vida de este; visitó a los monasterios dependientes del Monte Carmelo; escribió cartas y obras espirituales, como terminar hasta sus días la “historia” de la Orden que había comenzado Juan Silvano, el patriarca de Jerusalén, o algunos tratados sobre el Espíritu Santo. En 1224, a los 82 años, cansado ya, pidió a Dios le llevase con Él. Obtuvo por una revelación que sería pronto, por lo que apenas enfermó, dispuso todo para su partida, pidiendo perdón a los religiosos y alentándoles a ser fieles. Murió el 6 de marzo de ese mismo año, y fue enterrado junto a sus predecesores, Santos Bertoldo y Brocardo, no sin antes obrar varios milagros en algunos que subieron al Monte Carmelo a venerar sus reliquias. Fue sucedido por el Beato Bertoldo II de Lombardía (17 de mayo), IV General latino.

En 1399 el Capítulo General de la Orden en la Toscana, pidió y obtuvo su canonización a la par de celebrar su memoria litúrgica. Eugenio IV lo canonizó directamente. Recoge el “Flores…” algunos milagros, como resurrecciones; o el regaño a dos religiosos parlanchines del Colegio de Nueva España, a los que amonestó junto a Santo Tomás de Aquino (28 de enero y 8 de marzo); y otro más en las monjas de Sevilla, a las que enturbiaba el agua de una fuente constantemente por haberla hecho reutilizando unos azulejos en los que había estado su imagen. En 1635, el P. Próspero del Espíritu Santo, al "reconquistar" para la Orden el Monte Carmelo, comenzó una serie de excavaciones, identificando, sin mucha crítica, los sitios de Elías, los profetas y el primitivo convento. En una gruta, al tirar un tabique, aparecieron tres tumbas que, inmediatamente, y con menos crítica aún, identificó como las tumbas de los tres Generales: Bertoldo, Brocardo y Cirilo.

En la iconografía carmelitana aparece casi siempre entre los sabios y doctores, junto a San Cirilo de Alejandría (27 de junio; 18, con San Atanasio, y 28 de enero, antes los carmelitas; 9 de junio, liturgia bizantina) y San Cirilo de Jerusalén (18 de marzo), con los que se piensa haya sido confundido, creando un personaje nuevo. Sus atributos son el hábito, el birrete doctoral, la pluma y el libro, la paloma del Espíritu Santo, las mencionadas tablas "proféticas" y unas azucenas.


A 6 de marzo además se celebra a:






domingo, 2 de septiembre de 2012

Nuestro Padre San B...

En 1663 concedía Clemente X a los carmelitas, poder celebrar oficio propio de San Brocardo, padre nuestro, uno de aquellos "santos pasados nuestros del Monte Carmelo", al decir de Santa Teresa. Aunque los documentos sobre este santo son abundantes y antiguos, no lo son lo suficiente como para separar su vida de la leyenda florida del Carmelo. Vamos a ello, a ver que se puede hacer:


San Brocardo, eremita, II General latino de la Orden. 2 de septiembre.


Son las adiciones al martirologio de Usuardo el testimonio más antiguo que se conserva sobre San Brocardo, porque de dos supuestas "vitaes" anteriores (una de ellas escrita a raíz de su muerte por un discípulo) no se sabe nada. Mucho menos quedan otras dos, que se dice eran conocidas y propagadas en Inglaterra antes de la extinción de la Orden allí. De estas adiciones han compuesto más o menos algunos escritores, algunas vidas dudosas y que hay que tomar con pinzas, incluído su nombre.
Nació Brocardo en 1141, puesto que "se dice", y ya empezamos, que murió con 80 años, en el año 1221, y esto sí que es real. En 1188 fue elegido General, a la muerte de San Bertoldo (29 de marzo), según textos apócrifos del también polémico San Cirilo de Constantinopla (6 de marzo), III General [1] y sucesor por tanto de Brocardo. Aún así, repito, aunque nada se sabía, a Brocardo se le dio una vida, que extracto de "Flores del Carmelo", de Fray José de Santa Teresa:



Nació Brocardo en Jerusalén, y no se sabe si sus padres eran latinos establecidos en la ciudad o hebreos, pero en todo caso, "eran cristianos, piadosos y estimaban a los ermitaños del Carmelo" (?). Nada se nos dice de su infancia, sino que estudió Artes y los dos Derechos. En 1141, el Patriarca de Jerusalén reformó a las órdenes monásticas, por lo qur Brocardo, que ya tenía vocación religiosa, eligió a los carmelitas para consagrarse a Dios. Le recibió el mismo San Bertoldo en el Carmelo y desde el inicio supo de sus virtudes y la gloria que daría a la Orden. Ahora empiezan los lugares comunes en la leyenda: A pesar de su juventud era más piadoso, penitente, orante, caritativo, pobre, casto, amante de la soledad, paciente, etc, etc., que los religiosos más ancianos. Así que muy joven, como San Bertoldo tenía que visitar los demás monasterios [2], le nombró vicario suyo como Prior del convento del Monte Carmelo. Y siguió brillando en virtudes, claro: estricto, pero caritativo; firme, pero compasivo; duro consigo mismo y blando con los demás, ect. Siendo prior, tuvo una revelación de que fuese a Jerusalén, en busca de un santo sacerdote, llamado Cirilo (sí, el mismo Cirilo) y lo trajese al Carmelo, que así lo quería la Virgen María. Así lo hizo, lo halló y le dió el hábito.

En 1187, murió San Bertoldo y no se pudo celebrar capítulo General por las guerras que asolaban Tierra Santa. Así que en 1188, fue elegido Brocardo como su sucesor. Fue General durante 33 años. Y si como religioso y prior había sido inmejorable, como General fue "dechado de virtudes sin cuento". En 1191 se arrecian las guerras entre moros y cristianos. Los musulmanes van tomando posiciones y acercándose al Monte Carmelo, y la situación se hace extremadamente peligrosa con la caída de Jaifa. Una noche, estando los carmelitas orando por la paz, se les apareció la Virgen María, que les dijo: "Id a los reyes Felipe de Francia y Ricardo de Inglaterra, que han venido en favor de Tierra Santa, y aseguradles de mi parte, que he descendido para su defensa y victoria. Decidles que no continuen asediando la ciudad [Haifa], pues al cuarto día la pondré en sus manos". Y así fue, en ese momento hubo un terremoto grandísimo en la ciudad, los moros se asustaron y capitularon a los cuatro días. Pasado esto, San Brocardo visitó los monasterios carmelitas cercanos, enterró a los mártires, restauró la vida regular y las iglesias destruidas o profanadas.Y, lo más importante, supuestamente redactó unas constituciones basadas en San Basilio (2 de enero y 14 de junio, consagración episcopal). Esto último, aunque legendario es totalmente posible, pues si había intención de tener una regla, es pobable que antes ya hubiera unas normas comunes de vida.

Bajo su mandato florecieron ilustres santos y personajes, como San Ángelo (5 de mayo) y el hermano gemelo de este, el Beato Juan, Patriarca de Jerusalén (1 de agosto), el Beato Gerásimo de Nazaret (7 de junio), recibió en la Orden a la legendaria Santa Ángela de Bohemia (6 de julio), a quien dio el velo; e incluso recibió al novicio y futuro General San Simón Stock (16 de mayo). 

En 1204 llegó el nuevo Patriarca, San Alberto de Jerusalén (17 de septiembre y 8 de abril), al que Brocardo le pidió una regla de vida, que además de regular la vida eremítica, sancionara la Orden y fuera aceptada por la Iglesia. Consintió el santo obispo y, en 1209, les dio la santa Regla que tantas veces hemos leído y que comienza: "Alberto, por la gracia de Dios, llamado Patriarca de Jerusalén: A los amados hijos B... y demás ermitaños que moran bajo su obediencia en el Monte Carmelo, cerca de la fuente [de Elías], salud en el Señor y bendición del espíritu Santo" [3]. Así, con la regla establecida, levantó San Brocardo el monasterio, del cual aún quedan ruinas, como mandaba la Regla: La iglesia en medio, las celdas en derredor, y la del prior junto a la puerta, para que fuera el primero en recibir a los peregrinos.

En 1213 San Alberto fue invitado por Inocencio III al IV Concilio de Letrán que habría de celebrarse en 1215. Pero antes quería lograse garantías de Saladino, sobre la paz, la libertad de los cristianos y los peregrinos, la restitución de iglesias y territorios eclesiásticos. Alberto nombró a Brocardo comisionado suyo para esta tarea. Lamentablemente, Alberto fue asesinado en 1214 y no se sabe que pasó con semejante empresa, aunque por lo menos consta que durante años, los católicos vivieron en paz bajo Saladino. ¿Éxito de Brocardo? A saber...



Vidriera francesa. Siglo XX.
El hábito barrado totalmente.

Varios milagros, que no pueden faltar, realizó el Santo Padre Brocardo, como resucitar a un joven de Jerusalén, al que luego le dio el hábito. Y el más sonado, la curación del virrey de Damasco, enfermo de lepra y que mandó llamar a Brocardo, por su fama de santo y caritativo. Llegó el santo y le pidió le acompañase al río Jordán, mientras le explicaba los rudimentos de la fe. Al entrar a las aguas del río, quedó sano inmediatamente el Virrey, y además, recibió la fe, pues Brocardo le bautizó. El personaje lo dejó todo, siguió a Brocardo al Carmelo y recibió el hábito.



En 1214 Brocardo creó la Provincia carmelita de Occidente, para la que nombró vicario a San Simón Stock, en Inglaterra. A los 80 años, y cansado, pidió a Dios le dejase descansar ya, y Dios le reveló que pronto le daría el premio eterno. La noche antes de morir, se le apareció la Virgen María y le dijo: "Ven ya, bendito del Señor, y entra en los eternos Tabernáculos que tienes merecidos:que contigo están tu Padre Eliseo y los Profetas, que te recibirán y te colocarán en su coro". Llamó a los religiosos, les exhortó a perseverar en la Regla,como hijos de Elías y hermanos de María. Y durmió en paz. Era el 2 de septiembre de 1221. Al enterarse de su muerte, Rodolfo, el Patriarca de Jerusalén, dijo: "Cayó en Brocardo la flor del Carmelo, ya está libre, ya está seguro entre los príncipes de la Iglesia. Digno es de estar escrito en el Catálogo de los santos". El cuerpo fue sepultado en la iglesia del monasterio que había construido, junto a San Bertoldo, cuyo cuerpo había trasladado allí. En 1635, al recobrar los carmelitas descalzos el Monte Carmelo, por medio del padre Próspero del Espíritu Santo, este hizo unas excavaciones en las grutas y ruinas de la iglesia. Tras un tabique halló tres tumbas que, sin más, declaró eran las tumbas y reliquias de Bertoldo, Brocardo y Cirilo. Por los avatares sufridos desde esa época hasta hoy, esas supuestas reliquias se perdieron.

Fuentes:
-"Breve compendio del origen y antiguedad de la sagrada religion del Carmen". FR. MANUEL GARCÍA CALAHORRA O.CARM. Madrid, 1766.
-"Glorias del Carmelo". Tomo I. P.JOSÉ ANDRÉS. S.I. Palma, 1860.

-"Flores del Carmelo: Vidas de los Santos de Nuestra Señora del Carmen".  FR. JOSÉ de SANTA TERESA OCD. Madrid, 1678.


A 2 de septiembre además se celebra a 
Beata Ingrid de Skänninge, viuda dominica. 
Santa Margarita de Lovaina, virgen y mártir






[1] La historia precisa bien que estos primeros Generales (Bertoldo, Brocardo, Cirilo, ect) son los latinos. La leyenda lo dice, pero recordando que el primeros Generales fueron San Elías y San Eliseo. 
[2] Totalmente legendario, en esta época los habitantes del Carmelo eran eremitas dispersos, principalmente peregrinos, excruzados, devotos cristianos.
[3] Así, "B..." aparece en la regla, fue la hagiografía carmelitana quien completó el nombre. Esta Regla fue retocada por Honorio III en 1226, para adaptar el eremitismo a la vida mendicante. Las primeras constituciones que se conocen son de 1281.

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...