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viernes, 19 de mayo de 2017

Contra el diablo, fe y herradura.

San Dunstan de Canterbury, abad y arzobispo. 19 de mayo.

Nació en Balsbury, sobre 909. Sus padres eran nobles y buenos cristianos y su tío fue San Athelm (8 de enero), que sería obispo de Bath y Wells y desde 914, arzobispo de Canterbury. Como de otros santos se dice, desde antes de nacer, ya Dios había señalado que aquel niño sería grande. Estando su madre embarazada, y estando en misa en la iglesia, de pronto las velas de toda la iglesia se apagaron, menos la que sostenía la buena mujer. Todos encendieron su propia vela de la suya, tomando por presagio que el niño que esperaba sería luz para toda la Iglesia de Inglaterra. Dunstan fue educado en la abadía de Glastonbury, de tradición celta, donde se formó en las Escrituras, los Santos Padres y teología. Además, era muy hábil para las artes y los oficios, por lo que aprendió a labrar el oro y la plata, a iluminar manuscritos, a bordar, a tocar el arpa y demás artes. Cuéntase que en estos primeros años el diablo le tentaba constantemente, y que incluso un día se plantó en la puerta de la iglesia y no le dejaba entrar a la misma a orar. Entonces Dunstan trepó por la pared, pretendiendo descolgarse por el otro lado del tejado y entrar por una ventana. Pero un ángel le sostuvo y le llevó de nuevo a tierra, alejando al demonio. Y no sería la única vez.

Luego de haber estudiado, sus padres le enviaron a la corte del rey Aethelstan, de quienes eran parientes lejanos. Allí algunos jóvenes como él le tomaron envidia por sus buenas maneras, su dulzura y su habilidad para el estudio y el trabajo. Pero sobre todo le despreciaban como un inculto, por conocer antiguas canciones celtas, cuya lengua parecía perdida en los reinos que cada vez se latinizaban más. Por ello, un día que estaba cantando, dos compañeros lo arrastraron a un pantano y lo arrojaron allí, mientras se burlaban de él, pateándole. Y más aún, le dejaron allí dándole por muerto, pero el santo elevó su voz cantando y los perros del rey le oyeron, se fueron donde estaba y le sacaron salvándole de la muerte. Dejó el santo la corte y se fue con su otro tío San Alphege (12 de marzo), a la sazón obispo de Winchester. Su tío le inspiró el amor por la vida monástica, aunque el joven Dunstan no se decidía del todo. Pero le llegó una enfermedad en la piel (tumores y úlceras) que parecía mortal, de la que se libró por milagro luego que ofreciera ser monje si sanaba. Así, en 936 fue ordenado presbítero junto a su amigo San Ethelwold (1 de agosto) fue ordenado presbítero por su tío, y juntos se fueron a Glastonbury. Allí Dunstan se construyó una minúscula celda donde solo cabía de rodillas o sentado. Oración, penitencia, estudio y trabajo manual fueron los cuatro pilares que sostenían su vida espiritual. En 941 subió al trono el rey San Edmundo I (26 de mayo), que le nombró consejero, y además, fue confesor de la reina Santa Ælfgifu (18 de mayo). 

En 943 el mismo rey le nombraría abad de Glastonbury, aunque sin separarse de su lado. La envidia, otra vez, de algunos hicieron correr calumnias sobre él y el rey lo separó de su lado. Y Dunstan se fue tranquilamente a Glastonbury. Poco tiempo después, fue el rey a cazar y estando persiguiendo un ciervo, su caballo desbocado casi se precipita por un barranco que parecía sin fondo. El rey, viéndose a punto de perecer oró a Dios: "Gracias, Dios omnipotente, porque, afortunadamente, a nadie he causado daño últimamente, excepto al abad Dunstan. Pero si me dejas vivir, me reconciliaré con él". Y entonces el caballo se detuvo justo antes del barranco, sin sufrir daño el rey ni el propio animal. Edmundo mantuvo su promesa y esa misma noche pidió perdón a Dunstan, y además donó tierras y beneficios al monasterio. Bajo su mandato Glastonbury se convirtió en uno de los centros monásticos más importantes de Inglaterra. Construyó una bellísima iglesia y espectaculares jardines, los cuales los había soñado con precisión siendo un niño, al llegar en Glastonbury. 

San Dunstan y el diablo.
Y el diablo a no dejarle en paz: le tentaba en forma de fieras y serpientes, pero siempre le vencía Dunstan rezando o haciendo la señal de la cruz. De esta época se cuenta una de sus anécdotas más famosas: Estando en oración, el diablo le molestaba, entonces el santo tomó unas tenazas, con las que solía trabajar, y le apretó la nariz a Satanás con tal fuerza, que el diablo salió pitando. Otra leyenda, seguramente más tardía e inspirada por estas dice que un día se acercó a la celda del santo un ser que le pidió le herrara. Cuando Dunstan vio que tenía pezuñas de cabra, entendió que era de nuevo el diablo. El santo le dijo que tenía que atarlo, y a continuación comenzó a herrarle, y de modo tan doloroso, que el demonio tuvo que confesar quien era realmente. Para librarlo, Dunstan le hizo prometer que jamás entraría a un sitio donde viera una herradura sobre la puerta. Así lo prometió y así nació esta costumbre. Pero lo dicho, es una leyenda tardía y una costumbre moderna.

En 945 San Edmundo fue asesinado y subió al trono su hermano Edred, pues los hijos de Edmundo eran pequeños aún. También con este rey tuvo cercanía Dunstan, y le apreciaba tanto el monarca, que quiso nombrarle obispo de Crediton, la ciudad natal del gran San Bonifacio (5 de junio). Pero Dunstan se negó, porque no se consideraba digno de ello, así que otro fue designado en su lugar. Esa misma noche se le aparecieron los santos apóstoles Pedro, Pablo y Andrés, a este último tenía gran devoción Dunstan. Sin embargo San Andrés le apaleó mientras le decía "Esto es lo que te mereces, porque te has negado a compartir nuestra misión apostólica". En 955 el príncipe Edwy "el Bello", hijo de San Edmundo, subió al trono con 15 años. Su matrimonio se había concertado con la princesa Aethelgifu, pero Dunstan se opuso, aduciendo a que la consanguinidad (eran primos hermanos) era un obstáculo insalvable. Ambos, novia y novio se enfurecieron y Edwy confiscó la abadía de Glastonbury, desterrando a Dunstan al mismo tiempo. El santo abad, fiel a su conciencia, tomó el camino del destierro y se fue a Gante, donde conoció al célebre reformador San Gerardo de Brogne (3 de octubre), y bebió de su espíritu renovador.

En 958 Edwy y su mujer fueron asesinados en una revuelta y San Eduardo "el Pacífico" (8 de julio), segundo hijo de San Edmundo, subió al trono. Hizo volver a Dunstan a la corte y le hizo consejero personal, y luego Primer Ministro. Pero más que consejo político, Dunstan hizo reconciliar a Eduardo con Dios: siendo joven Eduardo había seducido a la Beata Wulfrida (9 de septiembre), y con ella había tenido una hija ilegítima: Santa Edith (16 de septiembre). Este mismo rey nombró a Dunstan obispo de Worcester, y aunque Dunstan no quería en principio aceptó finalmente (tal vez recordó la apostólica paliza). Fue consagrado por el arzobispo San Odo de Canterbury (4 de julio), el cual, en la ceremonia de consagración dijo "te consagro obispo de Canterbury" en lugar de "obispo de Worcester". Cuando le señalaron el error, Odo dijo: "Sé muy bien lo que Dios ha dicho a través de mí. Mientras que yo viva, él será obispo de Worcester, pero después de mi muerte subirá a la sede de Canterbury y dirigirá la Iglesia de toda Inglaterra". 

Y así fue, cuatro años después, Eduardo le designó para la sede primada de Inglaterra. Dunstan primero se negó y pidió recibir el palio directamente del papa. Viajó a Roma y Juan XII le confirmó como primado y, además, le nombró Legado del Papa en Inglaterra. Junto a San Ethelwold y San Osvaldo de York (29 de febrero y 15 de octubre, traslación de las reliquias), Dunstan se lanzó a una intensa campaña de reforma de la Iglesia angla. Reforma de los monasterios y sus Reglas, de la vida moral del clero y los fieles, de la liturgia y el culto. Promovió leyes civiles y religiosas justas, ejerció la caridad, fundó varios hospitales, etc. En 975 el rey Eduardo falleció, y le sucedió su hijo San Eduardo "el Mártir" (18 de marzo y 20 de junio, traslación de las reliquias) que, como dice su sobrenombre, fue asesinado en 978, dícese que por orden de su madrastra, Elfrida. Dunstan padeció por este asesinato, pues protegía al joven rey y este era piadoso y buen gobernante. En 984, por la muerte de Ethelwold, la sede de Winchester quedó vacante y Dunstan nombró a San Alphege (19 de abril) como obispo de Winchester. 

Dunstan falleció el 19 de mayo de 988, sábado posterior a la Ascensión, siendo sucedido por el mencionado San Alphege (no su tío, sino el otro). Fue sepultado en la catedral de Canterbury. En 1013, después del saqueo de la ciudad en 951, en el que fue martirizado el arzobispo Alphege, unos monjes de Glastonbury desenterraron de entre los escombros los restos del santo, al que reconocieron por su anillo, una pieza de orfebrería que el mismo santo había labrado. Sepultaron las reliquias en secreto, con la esperanza de que Canterbury resurgiría, y solo tendrían que pasarse el secreto del sitio del enterramiento de unos a otros, que estaba junto adonde había estado la puerta del coro. Allí estuvieron los restos incluso luego de la reconstrucción de la catedral, y por lo que fuera, la memoria de ellos se perdió. En 1184, haciendo obras luego de un incendio que volvió a destruir el templo, las reliquias de San Dunstan fueron halladas. 

Es abogado de los herreros, orfebres, cerrajeros, mecánicos, relojeros. Su iconografía más característica es muy simpática, pues suele aparecer tomando al demonio por la nariz con unas pinzas, o herrándole, por las leyendas antes descritas.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 19 de mayo además se celebra a

San Hadulf, obispo.
San Ivo de Bretaña,
abogado
.
San Celestino V,
monje y papa
.









sábado, 9 de febrero de 2013

Santa Apolonia, 3 en 1

Houssaye, Francia.
Siglo XVIII
Pregunta: “...en menos de lo esperado Santa Apolonia salta por voluntad propia a la hoguera ardiente para evitar renunciar a su amada religión. Los perseguidores junto al gobernador quedaron atónitos al ver que a pesar del fuego, las llamas no la consumían ni le hacían daño alguno, al verlo trataron incansablemente de golpearla para que muriera, pero la mano del Altísimo la protegía. Finalmente fue degollada...” EXTRAÍDO DE INTERNET, como lo que aquí leemos. ¿A quién le creemos? Dios nos bendiga.

Respuesta: A quien le creemos?... Pues yo prefiero creer al obispo San Dionisio de Alejandría (17 de noviembre), quien narra el martirio de Apolonia, de primera mano, en medio de una carta que escribe a Fabio, obispo de Antioquía (y que Eusebio recoge en su Historia Eclesiástica. 6, 41), para contar lo sucedido con el motín que causó la muerte a varios cristianos, entre ellos Apolonia. En cuanto a las webs, y también libros sobre santos, hay que decir que hoy se tima a la gente más que cuando la gran mayoría no sabía leer o era inculta. Esto pasa porque la crítica sigue brillando por su ausencia en temas de santos. Webs que se copian unas a otras, incluyendo las faltas de ortografía; libros que se escriben copiando de webs famosillas pero que se han copiado de otras. Vamos, una larga cadena de "yo leí", "me contaron"...

Pero ese soy yo, que sé a quien creer (Butler, Acta Sanctorum, etc.); los demás pueden creer y poner en duda lo que estimen conveniente (incluida esta web, por supuesto, que no aporta nada nuevo al tema), según su capacidad de tragar lo que les den, o por el contrario, de sospechar y buscar fuentes más fiables. Y que dice Dionisio? Pues esto: 
La persecución entre nosotros no comenzó con el edicto imperial, sino que se le adelantó un año entero. Un adivino y hacedor de maldades de esta ciudad tomó la delantera, azuzando contra nosotros a las turbas paganas y encendiendo su ingénita superstición. Excitados por él y con las riendas sueltas para cometer toda clase de atrocidades, no hallaban otra manera de mostrar su piedad para con sus dioses sino asesinándonos a nosotros”. 

Narra como los cristianos perdían los bienes, algunos huían por miedo, otros por prudencia. Cuenta como fueron apresados y martirizados otros cristianos (que también se conmemoran hoy): Santos Serapión, Metras, Quinta, Amonaria, Mercuria y Dionisia. Y sigue:
"También prendieron a la admirable virgen anciana ya, Apolonia, a la que rompiéndole a golpes todos los dientes, le destrozaron las mejillas. Encendiendo en fin una hoguera a la entrada de la ciudad, la amenazaban abrasarla viva, si no repetía a coro con ellos las impías blasfemias lanzadas a gritos de pregón. Ella, habiendo rogado le dieran un breve espacio de tiempo, apenas se vio suelta, saltó precipitadamente sobre el fuego y quedó totalmente abrasada". 

Era el año 249.

De todos modos, no anda descaminada al publicar cosas erróneas, pues no escapa Santa Apolonia a librarse de inventos. Hay ciertas leyendas muy tardías sobre Apolonia que se difundieron a partir del siglo X más o menos, y que aquí te extracto bastante, ya que no valen mucho la pena, la verdad: Había en Alejandría un matrimonio sin hijos que prometieron a María dedicarle su hija si le concede una. La obtienen por milagro; la niña crece y al saber su milagroso origen quiere bautizarse y lo logra por San Leonino (2 de mayo), discípulo de San Antonio Abad. En el bautismo un ángel le manda a predicar a Alejandría, donde los ídolos se rompen al oír su voz, y confiesan que ella les atormenta. Decio comienza a perseguir a los cristianos y el mercenario Divinus es el primero en alentar contra los cristianos (y en esta parte la leyenda se parece a la carta de Dionisio). Apresada Apolonia, comienzan a arrancarle los dientes (este arrancar pasó al arte, obviando la verdad) mientras la amenazaban con lanzarla a la hoguera. Apolonia pide tiempo para pensárselo y se lanza a la hoguera, como ya sabemos. Unos cristianos recogieron sus reliquias calcinadas y las enterraron.

San Agustín, que habla de Apolonia, no justifica su acto suicida, salvo pensando que haya tenido un impulso del Espíritu Santo para demostrar a los paganos que más valía ofrecer la vida por Cristo que conservarla. Como sea, es evidente que Oriente no veneró a Apolonia como mártir, ni fue incluida en los menologios antiguos. El primero en incluirla oficialmente es Usuardo en el siglo IX. El primer templo dedicado a su memoria es el de Misilmeri, Palermo, en 1123. En 1260 el Beato Santiago de la Vorágine (13 de julio) la incluye en la "Leyenda Áurea", mezclando el testimonio de Dionisio con las leyendas. Y este puede considerarse el punto de expansión de la devoción a Santa Apolonia, desvirtuada desde el origen.

Lo que en un momento sirvió para dar gloria a un santo, hoy puede ser un escollo y ser contraproducente en su culto (salvo en la devoción popular y milagrera, que añora los portentos). Por ejemplo, si la leyenda del rayo que mata al padre de Santa Bárbara (4 de diciembre) le valió para ser protectora en muchos casos de peligro, y lo que extendió su culto; hoy le ha valido hacerla sospechosa de haber existido. El culto a Santa Cecilia (22 de noviembre) no habría pasado de ser local si acaso, de no tener un patronato sobre la música basado en un error. Hoy, al leer que es un error, muchos acusan a la Iglesia de mentir y, con cierta razón, sospechan de todo lo relacionado con los santos y los prodigios... Y así, como estos ejemplos, muchos más, y uno de los más dolorosos es la misma Santa Apolonia, una mujer real, nacida en un tiempo preciso, diaconisa, con las funciones propias de ella, bautizar, predicar incluso (no por gusto le rompen la boca), que fue eliminada del calendario por el cúmulo de leyendas y reliquias falsas. O sea, que lo que le dio gloria durante un tiempo largo, al final "le pasó factura" eliminándola del calendario, como si fuera una invención piadosa. Afortunadamente, esto no tiene porque ser definitivo, pues en 2005, Santa Catalina de Alejandría (25 de noviembre), de amplia leyenda, volvió al calendario como "memoria libre", gracias a la mano de Juan Pablo II; así que esperemos que un día vuelva Apolonia.

La iconografía es bastante repetitiva en su caso: Lleva unas tenazas con un diente. más aludir al martirio, que ya vimos fue con una piedra, alude al martirio legendario, que sí habla de arrancamiento de dientes, y a la par recuerda el
patronato sobre los dentistas. Suele verse como una chica joven, aunque es evidente que no lo era, al ser diaconisa y para serlo se debía tener lo menos 40 años, ser virgen o viuda y con esto pasamos a la segunda pregunta:


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Grupo escultórico en Tonquédec, Francia.
El verdugo hala el pelo a Apolonia.
Pregunta: ¿Era realmente Santa Apolonia una mujer anciana en el momento de su martirio? En la carta de Dionisio de Alejandría se afirma que la virgen Apolonia era anciana ya en el momento de ser agredida. Pero recientemente leí en otra parte que esto es una mala traducción del latín original de la carta, y el autor sostenía que "presbytera virginis" no debía traducirse como "virgen anciana" sino como "virgen presbítera", es decir, diaconisa. ¿Qué es lo más probable? ¿Acaso creíamos que los artistas se equivocaron al representarla joven, y resulta que éramos nosotros los equivocados, o quizá no? Muchas gracias por la respuesta. España.

Respuesta: Mira, el asunto hay que verlo desde varios puntos de vista.

1. El hecho es que los artistas (los occidentales) siempre han pintado las vírgenes mártires jovencitas y hermosas. Eso de una virgen anciana, como que no tiene "mérito", pues parecería que ya no defendía la castidad, cosa que, por otro lado, se ha sobrevalorado en las actas de martirios, y la misma Apolonia es ejemplo de como eso no era lo principal en un linchamiento que terminaría en martirio. También es evidente que los artistas se han copiado unos de otros muchas veces, siguiendo un canon más o menos estable en las santas vírgenes: juventud y belleza. Mientras que occidente pinta a todos los santos bellos; Oriente, hace todo lo contrario, no pinta belleza física.

2. Lo de diaconisa, tampoco convenía a los ansiosos de borrar que, efectivamente, la Iglesia tuvo diaconisas en sus orígenes, y mucho tiempo después. Por lo tanto, "anciana" era mejor que "presbítera", que en fondo significarían lo mismo, pero al vulgo le chocaría eso de una presbítera. No olvidemos que en épocas pasadas, en la Sagrada Escritura, se cambió "Febes, diaconisa", por "Febo, diácono" (Santa Febes de Corinto). Santa Olimpia, viuda, también es una de estas diaconisas, de hecho muy respetada e importante en su época.

Yo lo resumiría así: Apolonia se representa joven y hermosa, para acentuar la gloria de su virginidad (si es anciana, no le queda mas remedio), son tópicos machistas y lo que se le quiera llamar, pero es la realidad de nuestro mundo. Y no es cosa "de iglesias", también lo hizo Alejandro Amenábar con su Hipatia de Alejandría, convirtiendo a una anciana (lo que era Hipatia al ser asesinada) en una "tía buena". Apolonia sería mayor, porque el oficio y la responsabilidad de diaconisa se le concedía a mujeres maduras, generalmente viudas o vírgenes consagradas.


Y respondido esto, culmino con los patronatos de Apolonia: Es patrona de los dentistas, técnicos dentales. Es invocada contra el dolor de muelas, dolor de cabeza, congestión nasal, pérdida de dientes, lo cual me da pie a pasar a la tercera pregunta:

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Grabado de Sadeler.
Pregunta: En primer lugar me gustaría felicitarte por tu blog, acabo de descubrirlo hoy y me gusta mucho. Bueno, escribo este email porque conozco a una persona que tiene muchos problemas con los dientes y me gustaría saber si hay alguna oración a Santa Apolonia para rogarle que se mejore. Un saludo y felicidades otra vez.

Respuesta: Me alegra que hayas descubierto la página y más aún que te haya gustado. Aquí te pongo toda una novena, más que una oración. Para ti y los demás que buscan o preguntan sobre oraciones a Apolonia. Aunque este no es un blog devocional, alguna que otra he publicado y publicaré. 


NOVENA A SANTA APOLONIA VIRGEN Y MÁRTIR
ABOGADA DE LOS MALES DE MUELAS.

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS
Todopoderoso y Eterno Dios, admirable en tus obras, y admirable singularmente en el brío y fortaleza con que corroboras a tus mártires, aun en la edad mas débil y en el sexo mas frágil; yo te ofrezco a incomparable gloria que supo darte la anciana virgen y garbosa mártir Santa Apolonia, cuando por la defensa de tu honor y tu fe, se dejó destrozar a golpes las mejillas, y arrancar con violencia los dientes y las muelas, y en testimonio de su amor se arrojó con denuedo, y por su pie, voluntariamente, a la hoguera encendida con que la amenazó el tirano. Y te suplico por amor suyo y por sus méritos, fortalezcas mi fe, enciendas mi corazón y me hagas digno de los muchos favores que has librado por su intercesión; sobre todo que a su imitación muera amándote, y confesando la fe de Jesucristo tu Santísimo Hijo, que contigo y el Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos. Amén

PRIMER DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que con la constancia de muchos años de virtud te hiciste respetable y venerable a toda Alejandría: emplea tu intercesión con Dios, y tu patrocinio conmigo en hacerme digno devoto tuyo por la imitación de tus virtudes, y constancia en los buenos propósitos: alcánzame asimismo el favor que te pido en esta ocasión, interponiendo con tus méritos los de mí Señor Jesucristo. Amén. (al fin de cada día se hace la petición y se reza tres veces el Padre nuestro, el Ave María, con Gloria).

SEGUNDO DÍA
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que con largo ejercicio de mortificación, te dispusiste e hiciste digna del martirio, con que coronaste tantas virtudes, yo te suplico Santa mía que me alcances de Dios una gracia eficaz, para vivir de suerte, que me disponga á conseguir una muerte dichosa; y el especial favor que ahora te pido, interponiendo para ellos tus méritos, y los de mi Señor Jesucristo. Amén.

TERCER DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, a quien aun antes que la muerte, martirizaba en lo intimo del corazón el celo ardiente de la fe de Jesucristo viéndola perseguida e introducido en Alejandría el sacrílego culto de los ídolos; yo te suplico Santa mía intercedas con Dios, por la intención de ese celo de la fe católica, y que lo entres en mí; y asimismo por el favor particular que ahora te pido, interponiendo para nao y otro juntos tus méritos, y los de mi Señor Jesucristo. Amén.

CUARTO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que con valiente integridad, y católica intrepidez repulsaste resueltamente la osadía del tirano en persuadirte al culto de los dioses, avergonzándolo con eso, y exasperando su crueldad, alcánzame de Dios semejante firmeza en las tentaciones del demonio, y de la carne, para rebatirlas con entereza, y no ofenderlo nunca; y el favor que te pido mediante tus méritos, y los de mi Señor Jesucristo. Amén.

QUINTO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que lejos de cesar a las persecuciones ni amenazas de los idolatras, los confundías e intentabas eficazmente convertirlos, predicando llena de espíritu y elocuencia del Cielo, la verdadera fe de Jesucristo; alcánzame de Dios luz abundante para nunca dejarme pervertir de los engaños del demonio y del mundo; y el favor que espero mediante tus méritos, y los de mi Señor Jesucristo. Amén.


Vidriera inglesa.
Siglo XX
SEXTO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que habiendo ostentado de lo que fortalece la gracia, te mostraste entera y serena, como si no sintieras los agudos dolores del martirio: alcánzame de Dios una resignada conformidad y paciencia en los que padeciere yo, para satisfacer con ellos mis culpas; y el especial favor que ahora te pido por la intercesión de tus méritos y los de mí Señor Jesucristo. Amen.

SÉPTIMO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que pudiste mirar con sereno semblante el espectáculo horroroso de la hoguera a que te destinaba la tiranía, sin espantarte ni temerla: alcánzame de Dios un justo horror a las llamas del infierno, y una firme esperanza de que me libre de ellas; y a ti el favor que te pido por medio de tu mérito unidos a los de mi Señor Jesucristo. Amén.

OCTAVO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, cuyo corazón fue una hoguera de amor Divino, que te encendía en deseos de sacrificarte, agradable víctima al obsequio de Dios, te suplico me alcances de su Divina Majestad una centella de ese amor, que abrase y fortifique en mi corazón sentimientos de lo que le he ofendido; y el favor que espero ahora mediante tu intercesión y méritos y los de mi Señor Jesucristo. Amén

NOVENO DÍA.
ORACIÓN: Gloriosa virgen y fervorosa mártir abogada mía, Santa Apolonia, que con asombro de los mismos verdugos, y en crédito del verdadero Dios, inspirada del Cielo y arrebatada de su amor, te arrojaste a la hoguera espantosa en que te consumiste, te suplico me consigas de Dios un corazón dócil y pronto a sus inspiraciones, que obre de manera que en todas mis acciones lo glorifique, y el favor que te pido por la intercesión de tus méritos y los de mi Señor Jesucristo. Amén.


A 9 de febrero además se celebra a





Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...