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domingo, 31 de enero de 2016

Santa Ulpia y el croac croac

Santa Ulpia de Amiens, eremita. 31 de enero y 16 de mayo (traslación de las reliquias).

La Virgen aparece a Ulpia.
La leyenda de esta santa no nos dice nada sobre sus orígenes, sus padres o su infancia. Parte de su juventud, cuando Ulpia era una jovencita piadosa y caritativa. Fue pretendida por un joven, y sus padres accedieron a casarla, pero Ulpia manifestó que fuera de Jesucristo no quería otro esposo Y, dice la leyenda, dio gran alegría a sus padres con aquella resolución. El pretendiente no cejaba en sus propósitos, ora agasajándola, ora amenazándola. Tanto miedo tuvo Ulpia, que pasaba largos ratos en la iglesia, confiando en que el hombre no se atrevería a profanar la iglesia. Hasta un día en que tomó la resolución de “volverse loca” por Cristo, para que la dejasen en paz. Empezó un severo ayuno, vistió ropas miserables, vagaba por las calles gritando y peleándose con los perros. Así, cada vez más sucia y delgada, el pretendiente la dejó en paz.

Este tiempo de “locura”, Ulpia redobló sus oraciones y penitencias, lo que hizo tomara la resolución de servir enteramente a Cristo en la soledad. Tomó una capa abandonada, se cubrió y de esta guisa abandonó la su lugar de nacimiento, familia y riquezas. Llegó a un lugar solitario, a una fuente a las orillas del Noye y afueras de Amiens, donde descansó, quedando profundamente dormida. Soñó que la Santísima Virgen María se le aparecía resplandeciente, con el Niño Jesús y le decía: "Ulpia, hija mía, ya que elegiste a este niño por Esposo en la tierra, tus desposorios con Él durarán toda la eternidad, pero has de sufrir luchas terribles, como si el infierno fuera”. Y añadió la Madre de Dios: “En este lugar santificarás tus días. Aquí has de esperar la guía de un santo religioso". La visión se desvaneció, Ulpia despertó y rogó a la Virgen que la ayudara, y su oración fue contestada. A dos leguas y media de Amiens estaba establecido San Domicio (23 de octubre), un antiguo canónigo de la iglesia de Nuestra Señora, que había renunciado a sus riquezas y beneficios para disfrutar de la vida solitaria. Cada noche iba a la iglesia a rezar los maitines con los demás canónigos. Esa misma noche, estando Ulpia orando, una voz le dijo: "Levántate y ve presto a conocer a tu padre espiritual, que ya se acerca. Y al instante la santa levantó la vista y vio al religioso, vestido como ermitaño, descendiendo una pequeña montaña. Salió a su encuentro, se postró a sus pies y le suplicó en nombre de Dios, que asumiera la responsabilidad de su dirección espiritual. San Domicio se extrañó de hallar una joven en aquel sitio apartado, y temiendo fuera una tentación del diablo, le respondió a Ulpia que lo consultaría con el Señor, y ya Él diría.

Domicio se fue a su ermita y durmió pronto, por lo que olvidó a la joven, pero entonces, el ángel de la guarda de esta le despertó y le aseguró de parte de Dios que Jesucristo quería velase por su esposa. Al otro día en la mañana Domicio fue a ver a Ulpia, y la halló orando junto a la fuente. La chica le recibió diciéndole: "Bienvenido, padre mío y amigo mío. Me alegra vengas a cumplir tu obligación, ya que Dios me ha confiado a ti”. Allí pasó Domicio todo el día y llegada la noche, le dijo a Ulpia le acompañara a la iglesia a cantar los maitines con él. Llegaron a la catedral y al momento de entrar, que el obispo entonó el Oficio de vírgenes. Es que el obispo había tenido una revelación sobre ella. Terminó de cantar el obispo y se acercó a Ulpia, diciéndole: "Bienvenida, querida hija, tú que desde tu juventud estás consagrada a Jesucristo. Gracias a ti, bendeciré y consagraré una virgen cuyo ejemplo probablemente será seguido por muchas otras". Ulpia le respondió con lágrimas: "Reverendo Padre, no puedes cambiar la voluntad de Dios que me ha confiado a padre Domicio. Pero he aquí que primero tengo que obedecerte como mi obispo. Te ruego humildemente hagas aquello que más convenga a mi alma". Entonces, el obispo determinó darle la consagración de vírgenes, ordenándola de diaconisa y permitiendo viviera en soledad bajo la autoridad de Domicio. Además, le construyó una ermita con su celda, junto a la fuente donde se había establecido.

Santa Ulpia y la rana.
Allí adelantó en la virtud, alcanzando gracias del cielo y siendo muy estimada por los habitantes de la ciudad, que se encomendaban a sus oraciones, escuchaban sus consejos y se curaban con sus portentos y remedios. Y allí murió, siendo enterrada en su misma ermita. Su culto comenzó muy pronto junto a sus reliquias, una parte de las cuales están en el altar mayor de la actual iglesia del Espíritu Santo, levantada en el sitio de la ermita. Otras fueron trasladadas a la catedral.

Las ranas.
Cada noche Domicio pasaba a buscar a Ulpia para rezar los maitines en la catedral, pero una noche muy calurosa, las ranas de la fuente habían croado tanto, que Ulpia no había podido dormir nada hasta la medianoche. Domicio golpeó la puerta de la ermita, pero no halló respuesta. Pensó que Ulpia se le había adelantado, pero al llegar a la catedral no la oyó. Terminado el rezo, regresó y Ulpia estaba despierta y llorando. Le dijo “¿Cómo, mi padre, no me has despertado?”. Domicio le respondió que había golpeado la puerta y no había hallado respuesta. Ulpia le contó que las ranas no la habían dejado dormir. Ambos rezaron juntos y las ranas jamás volvieron a croar. En la iconografía de Santa Ulpia suele acompañarle una o varias ranas.


Fuente:
-"Les vies de tous les Saints de France". Tomo II. M. CH. BARTHELEMY. Versalles 1864.
-“Nouvelle vie de Sainte Ulphe: vierge, patronne de l'église d'Amiens”. LOUIS SELLIER. Amiens, 1841.
-"Vidas de los Santos". Tomo I. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1914.


A 31 de enero además se celebra a  
Santa Ulpia Cándida, virgen. 
Santa Marcela, viuda y religiosa

martes, 25 de septiembre de 2012

San Agabo, el pretendiente de María.

Comentando en facebook esta preciosa pintura (al lateral) de San Agabo Profeta, del pintor barroco Juan Bautista Maíno, me surgió la idea de dedicarle una entrada a este santo nuestro del Carmelo, del que nadie se acuerda. Y como me alentaron a ello, allá va.


San Agabo, profeta, carmelita. 13 de febrero y 8 de abril (Iglesia Oriental).
De Agabo hay que decir que aunque verdadero profeta, su fama se la ha ganado por la leyenda. El santo aparece en los Hechos de los Apóstoles en dos ocasiones:
"Por aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que ciertamente habría una gran hambre en toda la tierra. Y esto ocurrió durante el reinado de Claudio". (Hechos 11, 27-28).

Esta hambruna, efectivamente, ocurrió sobre el año 45 [1]. El otro texto dice:
"Y deteniéndonos allí [en Cesarea] varios días, descendió de Judea cierto profeta llamado Agabo, quien vino a vernos, y tomando el cíngulo de Pablo, se ató las manos y los pies, y dijo: 'Así dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al dueño de este cíngulo, y lo entregarán en manos de los gentiles'. Al escuchar esto, tanto nosotros como los que vivían allí le rogábamos que no subiera a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: '¿Qué hacéis, llorando y quebrantándome el corazón? Porque listo estoy no sólo a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús' ". (Hechos 21, 10-13)

Es decir, que este Agabo, del que nunca antes se oyó hablar en el Evangelio, predice la prisión de San Pablo, a lo que este contesta con determinación, a padecer por Cristo. Y se pierde la memoria de su nombre, aunque luego aparece en una lista de profetas en un escrito de Melquíades contra Montano [2]. Pero ¿de donde salió Agabo? El verbo "descender" utilizado en ambos textos bíblicos, dio pie a hacerlo venir desde el Monte Carmelo, como uno de aquellos hijos de los profetas que en Pentecostés habrían recibido el Espíritu Santo. Pero ahí no quedó la cosa, la leyenda carmelitana le dotó de una vida y sucesos muy interesantes:

Resulta que Agabo era un mago que vivía prendado de la Virgen María y, al enterarse de que se había hecho un concurso de varones de la casa de San David, para elegir pretendiente, quiso presentarse al "casting", aunque no pertenecía a esta descendencia. Cuando supo que María habría de ser casada con aquel cuya vara floreciera, Agabo recurrió a su magia, pero de poco le sirvió. La vara florecida fue la de San José, y:
"como no fuese Agabo el destinado en los decretos eternos para compañero de la Madre de Dios, sino el santísimo patriarca José, viendose excluido de la dicha a que aspiraba, retiróse a las soledades del Monte Carmelo, pesándole de haber gastado tiempo en aquella ciencia falaz; y más luego que pudo averiguar que en María se encerraba un misterio oculto a los siglos, y que la magia no podía penetrar. Asocióse a los elianos, en cuyo instituto hizo penitencia de su vida pasada, con lo que vino a hacerse hijo y hermano espiritual de la Virgen Santísima, ya que no fue digno de ser su esposo, y a ser compañero y cohermano de los apóstoles". [3]

San Agabo. Icono moderno
Y, allí en el Carmelo construiría una iglesia dedicada a la Virgen María junto a San Enoch de Amatin (7 de julio). Que restauró la de San Elías, dicen otros, como Dorlando, en su "Vida de Santa Ana". Del Carmelo, junto a Enoch, descendería del Carmelo para predicar el Evangelio, residiendo ambos en el convento "carmelita" de la Puerta Dorada, que había sido casa de Santa Ana. Muy bonito, pero cuando los Padres de la Iglesia, como San Gregorio de Nisa (9 de marzo, 10 de enero, 14 de octubre y 22 de noviembre), San Juan Damasceno (4 de diciembre y 7 de mayo) o San Germán de Constantinopla (12 de mayo) hablan de los Desposorios de María y San José, no mencionan esta irrupción dramática de Agabo. Ni ningún libro apócrifo lo alude.

En cuanto a su culto, hay que decir que solo lo recibe en la Iglesia oriental, junto a otros discípulos y profetas, a veces con el título de mártir. En occidente aparece su memoria por primera vez en el martirologio de San Adón de Vienne (16 de diciembre), que a 13 de febrero dice: "El triunfo de San Agabo profeta, en Antioquía, del cual habla san Lucas en los Hechos de los apóstoles" [4]. Aunque otros le citan a 8 de abril. En la orden, aunque fue muy representado junto a otros santos, no tuvo nunca culto litúrgico, ni oficio. Se le reconoce iconográficamente por llevar una iglesia con la inscripción "Virginis Matris" y tener una vara o báculo roto. 

A 13 de febrero además se celebra a

San Polyeucto, mártir
Beato Jordán de Sajonia, dominico.




[1] Historia Eclesiástica. Libro Segundo; 2, 8.
[2] Historia Eclesiástica. Libro Quinto; 17, 3.
[3] Vinea Carmeli, 315.
[4] Glorias del Carmelo. Libro V. Gloria XVI

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...