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jueves, 15 de febrero de 2018

Apóstol de Suecia, el segundo.

San Sigfried de Suecia, obispo. 15 de febrero.

Aunque Suecia había sido evangelizada una y otra vez por San Óscar (3 de febrero), los suecos siempre volvían al paganismo, al menos oficialmente, porque rescoldos de la fe cristiana siempre quedaban. En el siglo X el rey sueco Olaf Scobkongr se interesó por cristianizar el país, por lo cual mandó una embajada al rey Ethelred de Inglaterra para que le enviara misioneros a instruirle a él y a su pueblo en la fe de Cristo. Uno de los primeros en ofrecerse para la empresa fue nuestro Sigfried, que era archidiácono de la sede de York. Su presteza, frente al paso atrás de muchos presbíteros, hizo que el rey Ethelred le aplaudiera y mandara le consagraran obispo para la misión, que se presentaba difícil, sabiendo del carácter de los suecos.

Sigfried se embarcó a Suecia con sus tres sobrinos, los monjes Santos Sunaman, Unaman y Wiaman (15 de febrero). Desembarcaron en Gothland, donde inmediatamente celebraron la Eucaristía, con asombro de muchos, que nunca habían visto un culto tan hermoso como aquel. La leyenda dice que Jarl, señor del lugar, luego diría al rey que durante la misa, cuando el obispo levantó sus manos a lo alto, había visto a un niño hermosísimo en manos de aquel, que miraba a todos con una bella sonrisa. Es un milagro que suele leerse de otros santos, como San Hugo de Lincoln (17 de noviembre) o San Alto de Altomünster (5 de noviembre y 9 de febrero, traslación de las reliquias).

Olaf se entrevistó con el santo, aprendió nuestra fe católica y al poco tiempo se bautizó junto su familia y muchos de su pueblo. Luego dio al santo el castillo de Husaby, para que lo convirtiera en una iglesia. Desde allí empezó el santo la evangelización activa de los suecos, apoyado por sus sobrinos y otros presbíteros ingleses que se le unieron posteriormente. No siempre fue fácil, sufrieron mucho por el Evangelio, pues incluso sus tres sobrinos fueron asesinados en Växjö, y sus cuerpos arrojados a una sentina por paganos a los que amonestaron por su vida licenciosa. Los asesinos fueron descubiertos y se libraron de la muerte gracias a que Sigfried intercedió por ellos, perdonándoles y abriéndoles las puertas del cielo con el bautismo. Tampoco aceptó la “multa de sangre”, que consistía en que los asesinos debían pagar una suma a los parientes más cercanos del muerto. Sigfried tampoco aceptó dinero, y aún más, logró que el rey aboliera esa costumbre.

Sigfried levantó la catedral de Växjö por indicación de un ángel, en el sitio donde habían sido hallados milagrosamente las reliquias de sus santos sobrinos. Este martirio no le desalentó, sino que le reafirmó en su misión, que completó con éxito sobre 1030, cuando entró al cielo. Fue enterrado en la catedral de Växjö y canonizado por el papa Pascual II en 1155. Durante la persecución de los herejes luteranos hacia los católicos en el siglo XVI, sus reliquias fueron destruidas.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo II. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 15 de febrero además se celebra a
Santos Faustino y Jovita de Brescia, mártires.
San Claudio de La Colombière, presbítero jesuita.

jueves, 28 de septiembre de 2017

La Gracia basta, mas las obras colaboran.

San Fausto de Riez, abad y obispo. 28 de septiembre, 16 de enero y 20 de mayo (martirologio pseudojeronimiano).

Fausto nació en Armórica. De joven se dedicó al estudio, la oratoria y la filosofía. Sobre 402 Fausto tomó el hábito monástico en el célebre monasterio de Lérins, viviendo pobre y austeramente, dedicado al estudio y comprensión de las Escrituras y la Teología. En 433 fue elegido abad del monasterio. Fue un abad comprometido con la fe católica, celoso de la pureza de la doctrina. La época de Fausto está llena de definiciones y contrastes teológicos. Sobre todo los dogmas de la Trinidad y la Encarnación sufren ataques, purificaciones y clarificaciones. Es el momento en que se van definiendo, no su núcleo, sino la manera de explicarlos, presentarlos y sus implicaciones en la teología y la vida de la Iglesia. Sacudía la Iglesia una doctrina llamada "pelagianismo" que se enfrentaba a la corriente teológica de San Agustín (28 de agosto; 24 de abril, bautismo; 29 de febrero, traslación de las reliquias a Pavía; 5 de mayo, conversión; 15 de junio, en la Iglesia oriental).

La fe católica enseñaba como Verdad que Dios crea libremente y da libertad al hombre, y no puede "oprimirle" con una gracia que anule dicha voluntad, pues estaría destruyendo su propia obra, al eliminar el libre albedrío. Pero tampoco la voluntad del hombre puede por sí sola alcanzar la salvación, sin la gracia efectiva de Dios. Los pelagianos rompían este equilibrio entre la gracia de Dios y la voluntad humana, negando la prolongación del pecado original en la raza humana partiendo de Adán, único al que habría afectado este pecado. Por ende, el bautismo de infantes era innecesario. También propugnaba que la gracia era supletoria en la salvación, para la cual bastaba el conocimiento y el seguimiento de Cristo. San Agustín había refutado con amplitud y profundidad estos errores, demostrando que todas las acciones humanas dependen de Dios, que es el que otorga gratuitamente al hombre la salvación. En 418 había sido condenada esta herejía por el Concilio de Cartago, convocado por el papa San Zósimo (26 de diciembre). Esta condena fue luego refrendada por el Concilio de Éfeso, en 431.

Por su parte, el semipelagianismo, del que fueron partidarios San Juan Casiano (23 de julio y 29 de febrero, Iglesia Ortodoxa) y San Vicente de Lérins (24 de mayo y 1 de junio) consideraba que algunos movimientos de la voluntad humana preceden a la gracia. Según los semipelagianos, la fe no sería un don de Dios, sino que dependía de la voluntad humana, la cual con pretender hacer el bien, ya podía salvarse. El semipelagianismo admite la doctrina sobre el pecado original. San Agustín rebatiría esta corriente teológica con dos obras: "De la predestinación de los Santos" y "Del don de Ia perseverancia", reafirmando la doctrina católica sancionada por los dos concilios antes mencionados.

Fausto participó en un principio de esta corriente semiherética (recordad que no sería condenada hasta 529, en el Sínodo de Orange), incluso cuando el hereje Julián, pelagiano, fue desterrado encontró refugio en Lérins. Era una respuesta a la doctrina agustiniana, aún no desarrollada, de la predestinación. Una predestinación entendida incorrectamente corta las raíces de la moral cristiana y de las buenas obras, pues si estamos predestinados irremediablemente a la condenación o a la salvación, de nada valdría una buena moral. Si embargo, una vez esclarecida por la Iglesia la doctrina de la predestinación, dentro de la fe católica, Fausto y su monasterio adhirieron la doctrina de San Agustín como verdadera.

Sobre 452 Fausto fue elegido obispo de Riez, sucediendo a San Máximo (27 de noviembre), que también había sido abad de Lérins. Con ocasión de ello, Fausto dijo en un sermón: "Lerins ha dotado a la Iglesia de dos obispos sucesivos. Está orgulloso del primero mas se ruboriza por el segundo". San Sidonio Apolinar (21 de agosto) da testimonios también sobre la elocuencia de Fausto y su facilidad para la predicación.

Fausto fue consultado por el papa San Benedicto II (7 de mayo) acerca del asunto de la gracia y las obras. Él contestó: "Me pregunta (…) si el conocimiento de la Trinidad es suficiente para la salvación En las cosas divinas, respondo, no solo se exige la creencia, sino también el agradar a Dios. La fe desnuda sin méritos es vacía y vana". En 473 el tema de la fe y las obras saltó de nuevo a la lidia con la herejía predestinataria, cuyo mayor propagador fue Lucidio, un presbítero que llevó al extremo el asunto de la predestinación. Según esta herejía, algunos hombres estaban predestinados al pecado, y por eso pecaban inevitablemente; mientras que otros estaban predestinados a hacer el bien, y vivían vidas santas por necesidad inevitable. Por ello, no existía el mérito; la acción de Dios insuflaba a los hombres según la voluntad divina: a unos en la condenación, a otros en la justificación. Fausto le escribió una carta que condensa la fe católica de modo brillante. Algunas traducciones aparecen firmadas por más obispos en el marco del Sínodo de Arlés, en 475, pero probablemente estas firmas sean de apoyo, y no de realización de dicha carta que, correctamente, se atribuye a Fausto.

Dicha carta dice "pensamos que el que pierde su salvación por culpa suya, podría haber sido salvo por la ayuda de la gracia, si hubiera cooperado con ella; y, por otra parte, que el que, cooperando con la gracia, logra la salvación, podría, por negligencia o por su propia culpa, haber sido condenado. Excluimos toda soberbia, porque consideramos como un don lo que hemos recibido de la mano del Señor". Además, contiene estas proposiciones:

1. Anatema a aquellos que niegan, como Pelagio, el pecado original y la necesidad de la gracia.
2. Anatema a aquellos que sostienen que el cristiano bautizado que cae en pecado mortal lo hace a través de la inherencia del pecado original y no a través de la acción de su libre albedrío.
3. Anatema a aquellos que sostienen que el hombre está fatalmente condenado a la muerte espiritual en virtud de la voluntad predeterminada de Dios.
4. Anatema a aquellos que enseñan que los que están condenados no recibieron de Dios medios de salvación.
5. Anatema a los que declaran que una vaso de deshonor no puede elevarse para convertirse en vaso de honor.
6. Anatema a los que afirman que Cristo procuró la salvación de algunos y no de todos los hombres.

Lucidio suscribió la carta, comprendiendo el peligro de excomunión que cernía sobre él. Acató la fe católica sin fisura alguna y su herejía terminó. San Leoncio de Arlés (1 de diciembre) y los Padres Sinodales de Arlés pidieron a Fausto que escribiese una obra sobre la gracia y la predestinación, exponiendo la recta doctrina católica. Así, Fausto se puso manos a la obra y escribió "De gratia Dei" y "Humanae mentis libera arbitrio", dedicando ambas a Leoncio. Pero si bien las obras son una maravilla expositiva, yerran al culpar a San Agustín como la fuente de todas las herejías sobre la gracia, la predestinación y la libertad del hombre. Si bien es cierto que el predestinarianismo agustiniano está tocado por su maniqueísmo, las contribuciones de San Agustín a la fe católica son suficientes como para pasarle por alto esta "culpa".

Este ataque al gran Padre de la Iglesia hizo caer sobre Fausto la losa del tiempo y el olvido, pues su memoria no fue incluida en martirologio alguno, ni celebrada nunca, máxime cuando había acogido a un pelagiano desterrado. Durante siglos han sido muchos los detractores de Fausto, pero al purificar su memoria y escritos, puede verse la integridad católica de su doctrina.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo X. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 28 de septiembre además se celebra a
Santas Lioba y Tetta, abadesas.
San Simón de Rojas, presbítero trinitario.

sábado, 25 de junio de 2016

Beatos mártires de Alkmaar.

Beato Daniel de Derendonk y compañeros mártires de Alkmaar. 25 de junio.

Beato Daniel.
El 24 de junio de 1572 piratas herejes invadieron Alkmaar, Países Bajos, con la consecuente profanación, saqueo y muerte de todo lo que oliera a católico.la primera iglesia en caer fue la del monasterio de las clarisas, pero estas habían huido a Amsterdam.

Fueron los herejes a por los religiosos franciscanos, en cuyo convento hallaron a los frailes: El Guardián Daniel de Derendonk, y los frailes presbíteros Cornelio de Diest, Juan de Naarden, Louis Voets de Arquennes, y el hermano portero, Adrian de Gouda. Fueron apaleados y encarcelados en una de las celdas del convento. Les enseñaron formas consagradas de las profanadas en la iglesia y les preguntaron si "eso" era el Dios al cual adoraban y que si era el mismo Cristo. El padre Daniel respondió: "si se trata de una forma que ha sido consagrada por un sacerdote, creo que realmente es el mismo Cristo, mi Salvador". Y esta confesión de fe selló la condena: ahorcamiento por ser sacerdotes católicos.

Como el Hermano Adrián no era sacerdote, los herejes le perdonaron la vida, a cambio de que atara a sus hermanos religiosos. Su respuesta fue extender sus manos para que las suyas fueran atadas primero. No contentos con la muerte sentenciada, los herejes se complacieron en torturar a los religiosos, cortándoles los labios, las orejas y la nariz, dejando para el final al joven religioso Louis Voets, para que renegara de su fe, y pidiera misericordia, al ver aquel horror. Pero nada lograron. Finalmente fueron ahorcados al día siguiente, el 25 de junio de 1572. Otro franciscano, Engelbert de Terborg logró esconderse por un tiempo, pero finalmente fue capturado y encarcelado en Ransdorp. Luego de meses de horribles torturas a causa de la fe "papista", fue martirizado el 24 de noviembre del mismo año.

Aunque nunca han sido beatificados, reciben culto local junto a sus sepulturas. En 1931 se abrió un proceso de canonización, pero la causa no prosperó. Ha sido reabierta en 2013.



A 25 de junio además se celebra a  
Santa Febronia, carmelita y mártir.
Santas Pazanne, Macrina y Columba

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...