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martes, 23 de julio de 2013

Nuestra Señora de la Divina Gracia: carmelita

Reproducción de la imagen original,
coronada.
En la Octava de la Virgen del Carmen, celebra el carmelo descalzo la memoria de María, la Madre de la Divina Gracia. Es como un colofón a la novena, la solemnidad y la octava del Carmen. El oficio propio recoge el texto de la "Lumen Gentium":
"La Santísima Virgen, predestinada desde toda la eternidad como Madre de Dios juntamente con la Encarnación del Verbo, por disposición de la divina Providencia, fue en la tierra la Madre excelsa del divino Redentor compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo al Padre en el templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia." (LG. VIII, III, 61)
Y está muy bien que esta memoria tenga un carácter teológico y espiritual, pero no entró al calendario carmelita por ello, sino por un hecho, imagen, milagros y promesa concretos. Lamentablemente esta parte no se cuenta ni se propaga como devoción mariana propia, como propia por adopción es la devoción al Niño Jesús en su imagen de Praga. Y he aquí el origen de todo:

Nuestra Señora, Madre de la Divina Gracia. 23 de julio.
Viena, 1610. Tiempos convulsos de las guerras de religión, los peligros, martirios y despojos de los religiosos de nuestra Orden, llegaron estos a Viena, para fundar un convento. El más religioso entusiasta era el Venerable P. Domingo de Jesús María, del que habrá que dar una breve reseña antes: 

Fue un santo varón, nacido en Calatayud, España, el 16 de mayo de 1559. Había profesado en la O.Carm, y luego de ser ordenado sacerdote pasó al carmelo descalzo. Era un religioso muy piadoso, que penetró las altas moradas de la oración y la contemplación. Muy caritativo, se preocupó del drama de la prostitución, fundando casas para acoger a las arrepentidas. Con dotes taumatúrgicas, se le conocen varios milagros en vida, así como trato frecuente con su Ángel de la Guarda, revelaciones trinitarias y de algunos santos. Fue prior de los conventos de Toledo, Madrid, Valencia. Gran predicador de la penitencia, la paz y la misericordia. Fue embajador de Felipe II en asuntos espinosos de la Corte. En 1604 llegó a Roma, y fue persona de confianza del papa Pablo V, amigo de fray Luis de León y San Roberto Bellarmino (17 de septiembre) y defensor de los fundadores San José de Calasanz (25 de agosto y 27 de noviembre) y San Camilo de Lelis (14 de julio), y del legado del Beato Nicolás Factor (18 de agosto). Escribió obras espirituales y de piedad, así como su autobiografía, por mandato del Venerable Juan de Jesús María "el Calagurritano", su confesor. Fue impulsador de "Propaganda Fide" con Gregorio XV. Fue Definidor General, y finalmente, 5º General de los Descalzos, entre 1617 y 1620. En el cónclave de 1623 fue papable, aunque salió elegido Urbano VIII.

Venerable Domingo de Jesús María
En 1620, luego del Generalato de la Orden, fue Legado Pontificio de Pablo V, ante el emperador Fernando II. Tuvo una visión en la que obtuvo la seguridad de la victoria de las tropas católicas del emperador contra el ejército hereje, en la gran y decisiva batalla de la Montaña Blanca, el 8 de noviembre del mismo año. Tradicionalmente se le presenta a caballo entre las tropas católicas arengando a los soldados con jaculatorias y bendiciones, pero en realidad su intervención fue únicamente orante. Llevaba al cuello una pequeña tabla gótica de la Natividad de Cristo, a la cual los protestantes, en su obcecación por las imágenes, habían perforado los ojos de la Virgen, San José y los pastores. A esta imagen profanada se encomendaba y luego de la victoria, la llevó triunfante a Roma, donde preside la iglesia de Santa María de la Victoria, atendida por los carmelitas descalzos, pero que no hay que confundir con la de este artículo. Luego de esta victoria católica, el P. Domingo ganó en fama y aprecio por el pueblo y los poderosos, aunque continuo viviendo una vida piadosa y callada en Cristo. En 1629, Urbano VIII lo envió como Legado a Austria, donde murió el 16 de febrero de 1630. Fue declarado venerable por San Pío X (21 de agosto) en 1907, pero su proceso de canonización se detuvo luego de esto.

Y sigamos con Nuestra Señora de la Divina Gracia.
En 1610 el P. Domingo buscaba una casa donde fundar definitivamente en la ciudad de Viena., pues estaban los religiosos en una casa temporalmente. Halló una casa destartalada, pero que podía ser restaurada y convertida en convento (¡cuán parecido a las fundaciones teresianas!). Estando inspeccionándola halló un montón de escombros y siguió adelante. De pronto, tuvo una inspiración y volvió a los escombros. Se acercó y descubrió una sucia y desgarrada pintura de la Virgen María y se quedó pasmado. La tomó con veneración, orando a la Virgen Santísima: "Me apena, querida Madre, que alguien haya tratado tu imagen de tal terrible manera. Te llevaré al convento conmigo, te adecentaré y te daré el homenaje que tú con tanta razón mereces". El P. Domingo, más lleno de inspiración que de conocimientos artísticos, limpió la imagen, repintó los trozos dañados y colocó la imagen en su celda, comenzando a rendirle culto. 

Un día, luego de barrer la celda, vio que el lienzo tenía polvo y exclamó: "Oh, lo siento mucho mi queridísima Madre! Humildemente pido tu perdón por olvidarme de desempolvar tu pintura". Tomó un paño limpio y oró a la Santísima: "Oh, la más pura y santa de las Vírgenes, nada en el mundo entero es digno de tocar tu santa cara. Querida Madre, yo sólo tengo este ordinario y viejo paño, y te ruego aceptes mi buena voluntad de quitar el polvo de tu imagen". Y procedió a pasar el paño por el rostro de Nuestra Señora, cuando de repente, este se animó y sonrió al P. Domingo. Este se asustó, pensando fuera engaño demoníaco, y entonces, la Virgen se le apareció excatamente como en la imagen y le habló: "No temas, hijo mío, que tu petición ha sido concedida - aludiendo a una petición personal que el religioso le había hecho tiempo antes - tu plegaria será respondida y será como recompensa, por el amor que tienes a mi Hijo Jesús y hacia mí. Ahora, Domingo, quiero que me pidas con toda confianza, que favor te gustaría que yo te concediera". Y respondió el P. Domingo, de rodillas: "Oh querida Madre, yo me ofrezco enteramente a ti y a tu querido Hijo Jesús, y solo deseo hacer lo que tú y Jesús pidan de mí. Señora, se que el alma de un bienhechor está sufriendo en el purgatorio. ¿Serías tan amable de liberar su alma de los fuegos del Purgatorio?". "Domingo hijo mío - respondió María - yo liberaré esta alma del Purgatorio si tú haces muchos sacrificios y ofreces muchas misas por su alma". 

"Vera efigie", reproducción italiana
de N. S de la Gracia.
Y así fue, luego de un tiempo de misas y sacrificios, Nuestra Señora se le apareció al P. Domingo, acompañada del liberado del purgatorio, que le agradeció sus trabajos por liberarle del fuego. La Santísima Virgen le dijo: "Domingo, quiero que me pidas más gracias y bendiciones. Yo soy la Madre de Dios y me deleito en auxiliar a mis hijos a obtener gracias para su salvación”. Respondió el buen religioso: "Querida Madre, habrías tú de ser tan amable como de escuchar compasivamente las oraciones de todos aquellos que honraran tu imagen y pidan por ella tu socorro?" Y Nuestra Señora, solemnemente le reveló: "Todos aquellos que pidan por mi protección y honren esta imagen con devoción, obtendrán una respuesta a sus plegarias y recibirán muchas gracias. Más aún, prestaré especial atención a las plegarias que me son ofrecidas por la liberación de las almas del purgatorio".

El P. Domingo, deseando ponerla a la pública veneración, la llevó a Roma, poniéndola en el Oratorio de San Carlos Borromeo, junto a la iglesia de Santa María de la Scala. Allí tomó el título de Nuestra Señora de la Gracia, por las grandes bendiciones y gracias que alcanzaban los devotos que la honraban. En 1630, ya muerto el P. Domingo, Maximiliano de Baviera pidió a la Orden le cedieran la sagrada imagen que tan milagrosa era, para fuera venerada en sus dominios, a lo que aceptó el General. Fray Anastasio de San Francisco, amigo y compañero del P. Domingo de Jesús María fue el encargado de organizar y acompañar la imagen en la peregrinación. El 7 de agosto de 1631 fray Anastasio juró y firmó un documento donde atestiguaba toda la historia contada por el P. Domingo de Jesús María. Maximiliano tuvo la imagen un tiempo, y luego la donó a los carmelitas de Munich. En el mismo 1631, el emperador austro-húngaro Fernando II, recordando el origen vienés de la imagen y agradecido al P. Domingo por su intervención en la batalla de Praga, antes mencionada, reclamó la imagen, y los carmelitas la cedieron, aunque con pena.

Fernando y su emperatriz, Leonor de Mantua, la recibieron en su palacio con gran devoción y la tuvieron en su capilla privada, donde se le empezó a llamar "Nuestra Señora de la Cabeza Inclinada". A ella le encomendaron su vida personal y la de todo el imperio, incluso el emperador se hacía acompañar de la imagen en sus viajes, y en los momentos de grandes decisiones. En 1637 murió el emperador y Leonor entró de religiosa a las carmelitas de Viena, llevando consigo la milagrosa imagen, que fue ubicada en el altar mayor, volviendo a estar al culto público, como querían la Santísima Virgen y el Venerable Domingo de Jesús María. En 1655, luego de la muerte de la emperatriz la imagen fue reclamada por los carmelitas a las monjas, que la cedieron para que tuviera el culto apropiado. Los religiosos la llevaron a su iglesia de San José y se dieron a la tarea de divulgar la promesa de María sobre su protección sobre las almas del purgatorio, devoción que entronca perfectamente con la devoción al escapulario del Carmen, por otro lado. Archicofradía, visitas, novenas, procesiones y rogativas, extendieron la fama de la imagen. Se fundó una cofradía y se hicieron muchísimas réplicas del original, siendo veneradas en conventos de la Orden e iglesias parroquiales. 

En 1683 los turcos saquearon el monasterio e iglesia, pero la imagen pudo ser salvada. Fue restaurada y en 1848 fue igualmente dañada por la revolución de Viena. En 1901 los carmelitas se trasladaron Döbling, otro barrio de Viena, construyendo un nuevo monasterio e iglesia, trasladando consigo a Nuestra Señora de la Gracia o de la Cabeza Inclinada, que aún recibe la veneración de los fieles. 

Lo que os debo, y con gran pena, es el momento en que pasó a formar parte del oficio propio carmelitano para toda la Orden descalza.


A 23 de julio además se celebra 
La Traslación de los Reyes Magos a Colonia.
Santos Bernardo, María y Gracia, mártires.
Beata Brígida de Holanda  


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domingo, 7 de octubre de 2012

Nuestra Señora, la Virgen del Rosario

Pregunta: Mi madre se llama Rosario y me gustaria saber si hay alguna Santa con su nombre y saber su historia.
Respuesta: Además de que alguna santa lleve el nombre de Rosario, que veremos al final, es la advocación mariana de Nuestra Señora del Rosario, la que es celebrada por las mujeres llamadas así, el 7 de octubre, y de la que te hablaré escuetamente porque mucho y mejor se ha dicho sobre el tema:

Nuestra Señora del Rosario. 7 de octubre.

Sobre el Rosario mucho se ha dicho, y es poco aún, siendo una oración tan importante en la vida de la Iglesia. Comúnmente, y con cierta simpleza, se dice que Nuestra Señora se le apareció a Santo Domingo de Guzmán (8 de agosto; 24 de mayo, traslación de las reliquias, y 15 de septiembre "santo Domingo in Soriano") y le dio el rosario, enseñándole como rezarlo. 

Pero la historia nos demuestra otra cosa: Brevemente, el origen del rosario está en la costumbre monacal de rezar los 150 salmos cada día; los monjes legos, que no sabían leer, o se aprendían los salmos de memoria, o los sustituían por 150 padrenuestros. Hay que notar que este orar repetitivo entronca perfectamente con la tradición judía de repetir palabras insistentemente (lo que hoy se llama "mantra", como si se hubiera inventado ahora), como haría el mismo Cristo en su vida. En el siglo IX encontramos en Irlanda la costumbre de hacer nudos en un cordel para contar, los Padrenuestros o las Ave María. Esta costumbre se uniría a la de ofrendar las coronas de flores o rosas a las imágenes marianas, tradición proveniente de cultos pre-cristianos. Así que es totalmente cierto decir que en el siglo X ya se conocía esta devoción, por más que se conformara con el tiempo. Eso en Occidente, porque en el cristianismo oriental, en el Islam o el Budismo, igualmente existe la costumbre de orar repetitivamente usando cuentas. 

Ciertamente, cuando Santo Domingo de Guzmán comienza su obra evangelizadora y apologética ante la herejía albigense, descubrió la importancia de la devoción mariana como elemento fortalecedor de la fe cristiana y lo aprovechó en su labor misionera con excelentes frutos. Esa necesidad devocional, sumada a la facilidad del rezo, incluso para los que no sabían leer, dieron como fruto que la Orden Dominica se lanzara de lleno a la propagación de esta devoción, a la que surgirían, con el tiempo, algunas parecidas, como la corona de Santa Brígida, el rosario de las Llagas de Cristo... etc., etc. Un hito importantísimo sería la división en "misterios" del Evangelio, hecha por el cartujo Egher de Kalgar. La primera meditación de pasajes evangélicos unidos al rosario es del benedictino inglés Dominique Hélion (he aquí el origen de la leyenda sobre santo Domingo y el rosario: en otro Domingo). Ambos aportes datan de inicios del siglo XV, cuando viene al mundo otro apóstol del rosario: el Beato Alain de la Roche (8 de septiembre).

Con él la devoción tuvo un nuevo empuje. Predicando, disciplinándose, organizando procesiones y devociones públicas, poco a poco el Beato Alain hizo del rosario la oración mariana predilecta del pueblo y de la Iglesia. su obra piadosa principal fue la fundación de la Cofradía del Rosario, llamada en origen "Cofradía del Salterio de Jesús y María", recogiendo el origen monástico del rosario, fundada en 1470 en Douai, y en apenas un año ya tenía 50.000 miembros. Fue este el origen de la "Hermandad del Rosario", establecida hasta hoy en casi todas las iglesias dominicas. La leyenda, que no falta, nos dice que la Virgen se le apareció muchas veces, alentándole a perseverar, y que le profetizó el nacimiento de la herejía luterana, siendo el Rosario un eficaz remedio contra dicho mal. También le mostró los males que atraería para toda la Iglesia el abandonar su rezo, que ella lo tenía como preferido por sobre todos. Apariciones marianas como Lourdes o Fátima corroborarían este amor de la Santísima Virgen al Santo Rosario.

La Protección de María
en la batalla de Lepanto.
Pero el definitivo impulso vendría en el siglo XVI, cuando en 1571 el papa San Pío V (30 de abril) pediría a la cristiandad que rezara el rosario para alcanzar el triunfo contra los moros que asediaban Europa como nunca. En la batalla de Lepanto, el 7 de octubre de ese mismo año, las tropas cristianas, sin esperarlo ya, ganaron a los musulmanes. El papa estableció la memoria de Nuestra Señora de las Victorias, unida indisolublemente a la devoción del rosario. Además, y por el mismo motivo agregó a las Letanías Lauretanas el título de "Auxilium Christianorum". Fue Gregorio XVI quien cambió el nombre de la fiesta por Nuestra Señora del Rosario, aunque en muchos sitios tomó el nombre de "Nuestra Señora del Rosario y de las Victorias" (como en mi parroquia, según descubrí en una estampa antigua).

Otro momento decisivo fue el triunfo sobre los turcos en Viena el 12 de septiembre de 1683, fiesta del Dulce Nombre de María. Nuevo impulso, sin duda, le han dado a la devoción, las apariciones marianas, singularmente Lourdes, Fátima, Beaureaing y Banneaux, entre los siglos XIX y XX. Numerosas son las parroquias, congregaciones religiosas, cofradías, imágenes dedicadas a la Virgen del Rosario, que ha traspasado ampliamente las fronteras de la Orden Dominica. Todos los papas se han referido al rosario con hermosas palabras, lo han rezado y portado siempre, colmándolo de indulgencias. Igualmente todos los santos, desde el siglo XVI sobre todo, le han tenido gran afecto y ha sido su oración mariana predilecta.

Y santa, o sea, mujer elevada a los altares con ese nombre, tenemos a la Beata Rosario de Soano(22 de septiembre) Terciaria Capuchina, virgen y mártir de Valencia .


A 7 de octubre además se celebra a:

Santos Sergio y Baco,
soldados mártires
.
San Marcos,
papa
.
San Martín Cid,
abad










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Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...