Santos Cesáreo, diácono, y Julián, presbítero; mártires. 1 de noviembre.
Cuenta su leyenda que, imperando Claudio, a mediados el siglo I, Cesáreo, diácono africano, llegó a Campania para predicar el Evangelio. Llegó a Terracina en plenas fiestas de Apolo, durante las cuales los devotos del dios tenían la costumbre de despeñar a un joven, al que previamente habían alimentado copiosamente durante 9 meses, y al que luego quemaban (vivo o muerto, como estuviera) como un sacrificio en honor al dios para obtener prosperidad para el pueblo y larga vida para el emperador. Apenas Cesáreo supo de aquella abominación, les "aguó la fiesta" clamando contra aquella maldad, al tiempo que predicaba a Jesucristo. Entonces fue arrestado por orden de Luxorio, gobernador de Terracina, quien lo entregó a Leoncio, procónsul de Campania.
Este mandó que desnudaran al santo, y así le llevaran al templo de Apolo. Estando ante el templo, Cesáreo hizo oración y el edificio se destruyó por sí solo, matando a Firmino, un sacerdote pagano que era conocido por denunciar cristianos y pedir tormentos para ellos. Ante semejante portento, comenzó una protesta popular, pues muchos querían que asesinaran de una vez a Cesáreo, mientras que otros clamaban por que le dejaran libre, no fuera que tuviera razón en sus palabras. Leoncio buscó el punto medio y envió a Cesáreo a la prisión, donde el santo padeció hambre, castigos y frío casi dos años. Pero Dios le confortaba, y además, hizo crecer sobre su cuerpo un espeso pelaje para que no tuviera frío. A los dos años fue sacado de la prisión para ser condenado a muerte. En el momento de su sentencia una luz milagrosa descendió sobre él, lo cual provocó la conversión de Leoncio. Este renunció a asesinar a Cesáreo, que fue devuelto a la cárcel. Leoncio abandonó su cargo, se hizo bautizar por el presbítero Julián y al poco tiempo fue martirizado. Su memoria es a 30 de octubre.
Luxorio tomó el cargo de procónsul y mandó detener al presbítero Julián. Cuando lo tuvo ante él, lo metió en un saco junto a Cesáreo y los arrojó al mar, donde murieron ahogados. Un cristiano llamado Eusebio sacó los cuerpos del mar, y los enterró piadosa y secretamente. A los pocos días Luxorio murió mordido por una serpiente.
Hay que decir que las Actas de estos santos no son originales, pero son antiguas y parecen basarse en tradiciones conocidas por los cristianos. Sus nombres aparecen ya en martirologios del siglo IV y, además, Cesáreo está mencionado en el Sacramentario de San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal), lo cual es evidencia de un culto al santo ya establecido. Ciertamente, todo sea dicho, hay algunos errores, pues muchos hagiógrafos los hacen padecer en el año 300, bajo Diocleciano, lo cual sería imposible, pues los sacrificios humanos habían sido prohibidos en el año 97, y esta condena fue ratificada sucesivamente por los demás emperadores hasta que ya no hizo falta hacerlo, pues era algo del pasado. Debieron padecer antes del 97, y bien pudo ser durante Claudio.
Otros hagiógrafos hablan de dos santos
diferentes, uno el martirizado en Terracina y otro romano, con una iglesia dedicada
a su memoria en la Vía Appia, donde habría reliquias suyas, llevadas allí por
el monje San Eusebio (5 de noviembre). Esta coincidencia con el nombre del
protador de las reliquias es lo que les hace pensar que las Actas, tardías sin
duda, se basarían en el culto del Cesáreo romano.
Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año". P. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
A 1 de noviembre además se celebra a
San Harold Bluetooth de Dinamarca, rey mártir.
San Sabaulin de Bretaña, abad.
San Austremonio de Clermont, obispo.
San Cesáreo. |
Este mandó que desnudaran al santo, y así le llevaran al templo de Apolo. Estando ante el templo, Cesáreo hizo oración y el edificio se destruyó por sí solo, matando a Firmino, un sacerdote pagano que era conocido por denunciar cristianos y pedir tormentos para ellos. Ante semejante portento, comenzó una protesta popular, pues muchos querían que asesinaran de una vez a Cesáreo, mientras que otros clamaban por que le dejaran libre, no fuera que tuviera razón en sus palabras. Leoncio buscó el punto medio y envió a Cesáreo a la prisión, donde el santo padeció hambre, castigos y frío casi dos años. Pero Dios le confortaba, y además, hizo crecer sobre su cuerpo un espeso pelaje para que no tuviera frío. A los dos años fue sacado de la prisión para ser condenado a muerte. En el momento de su sentencia una luz milagrosa descendió sobre él, lo cual provocó la conversión de Leoncio. Este renunció a asesinar a Cesáreo, que fue devuelto a la cárcel. Leoncio abandonó su cargo, se hizo bautizar por el presbítero Julián y al poco tiempo fue martirizado. Su memoria es a 30 de octubre.
Luxorio tomó el cargo de procónsul y mandó detener al presbítero Julián. Cuando lo tuvo ante él, lo metió en un saco junto a Cesáreo y los arrojó al mar, donde murieron ahogados. Un cristiano llamado Eusebio sacó los cuerpos del mar, y los enterró piadosa y secretamente. A los pocos días Luxorio murió mordido por una serpiente.
Hay que decir que las Actas de estos santos no son originales, pero son antiguas y parecen basarse en tradiciones conocidas por los cristianos. Sus nombres aparecen ya en martirologios del siglo IV y, además, Cesáreo está mencionado en el Sacramentario de San Gregorio Magno (12 de marzo y 3 de septiembre, elección papal), lo cual es evidencia de un culto al santo ya establecido. Ciertamente, todo sea dicho, hay algunos errores, pues muchos hagiógrafos los hacen padecer en el año 300, bajo Diocleciano, lo cual sería imposible, pues los sacrificios humanos habían sido prohibidos en el año 97, y esta condena fue ratificada sucesivamente por los demás emperadores hasta que ya no hizo falta hacerlo, pues era algo del pasado. Debieron padecer antes del 97, y bien pudo ser durante Claudio.
Busto relicario. Terracina. |
Fuentes:
-"Vidas de los Santos". Tomo XIII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año". P. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
A 1 de noviembre además se celebra a
San Harold Bluetooth de Dinamarca, rey mártir.
San Sabaulin de Bretaña, abad.
San Austremonio de Clermont, obispo.
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