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viernes, 18 de mayo de 2018

Todo por Cristo, los cautivos y los locos.

Beato Juan Gilabert Jofré, presbítero mercedario. 18 de mayo.

Nació en Valencia, España, en 1350, en la familia del abogado Francisco Gilabert. Desde niño fue piadoso, amigo del estudio y la oración. Desde niño quería ser religioso, pero por complacer a sus padres y a su director espiritual, el mercedario Fr. Jaime de San Martin, estudió en Lérida el ambos Derechos. En esta ciudad trató con San Vicente Ferrer (5 de abril y segundo lunes de Pascua), quien estaba estudiando allí la Teología.

En 1369 volvió a Valencia y comenzó a vivir una intensa vida espiritual, comulgando con frecuencia, visitando a los pobres, y asistiendo cada día a misa. Las constantes visitas a los mercedarios del Puig, donde era Vicario su director espiritual, le determinaron a tomar el hábito de la Merced. Sus padres accedieron y entró al noviciado en 1370. Pronto demostró ser un religioso bueno y humilde. Se ejercitaba constantemente en el silencio, la penitencia y en obras de mortificación. No salía de su celda sino por cumplir los actos comunes o por obediencia. Se aplicó al estudio de los Santos Padres y de la Escritura siendo en ambas un erudito.

Sobre 1375 fue ordenado presbítero y pronto sus dotes para la predicación se hicieron patentes. En 1380 se le encomendó la restauración del monasterio de Logroño, casi en ruinas. En 1386 los superiores le enviaron como Comendador de Montblanc, sitio que reformó al tiempo que predicaba en toda Tarragona, haciéndose más conocido y respetado. Pero como lo suyo no era el mando, se fue a Barcelona y ante su director, ahora Comendador de Barcelona, Jaime de San Martin, renunció a su mandato. Además, por amor a la Orden, recriminó con caridad al Comendador General de la misma, Fr. Nicolás Pérez, por sus malos ejemplos ante los religiosos. Este prelado quedó admirado y edificado, enmendando su vida desde entonces. En 1391 el padre Juan fue enviado como religioso a Lérida, desde donde fue enviado dos veces (1391 y 1396) como redentor a Argel, haciendo su labor con prontitud y redimiendo a muchos cautivos. También participó en una redención de cristianos en Granada.

El rey Martín de Aragón le tenía gran aprecio e influyó para que fuese elegido en 1405 como Prior del Convento de Barcelona, pero el santo religioso se negó porque aceptando aquel puesto tendría que tomar parte en las pugnas entre su Comendador General, Fr. Antonio Quexal, y el antipapa Benedicto XIII, quien había nombrado como prior de Barcelona a su capellán, el mercedario Fr. Bartolomé Sensores. Obtuvo de su Vicario el poder retirarse al monasterio del Puig como un religioso más. Sin embargo, en 1406 el arzobispo de Valencia, Hugo de Bages logró le trasladaran al convento de la Merced de Valencia.

En esta ciudad el P. Jofré realizó la obra de su vida y por la cual miles de personas le debieron agradecimiento: el primer hospital psiquiátrico del mundo occidental. Cuéntase que en 1409, regresaba el P. Jofré a su convento, cuando vio como en una calle se maltrataba despiadadamente a un pobre loco, del cual el religioso asumió su defensa. Comprobando tanta indefensión, el 24 de febrero de ese mismo predicó un célebre sermón en la catedral de Valencia, conminando a la caridad para con los pobres dementes abandonados. El mismo año fundó un hospicio para recoger a los dementes, pobres y niños expósitos. El rey Martín I y el antipapa Benedicto XIII aprobaron con gozo su obra, dotándola con medios materiales y espirituales. Además, para promover su obra, el padre Jofré fundó una Cofradía y una capilla para dar culto a Nuestra Señora de los Inocentes, luego llamada Nuestra Señora de los Desamparados (Segundo Domingo de Mayo), convirtiéndose en la popular y milagrosa patrona de Valencia y de la Congregación de las Hermanas de los Ancianos Desamparados, fundada por Santa Teresa Jornet (26 de agosto).

Apenas organizada esta obra, el Padre Juan se unió a San Vicente Ferrer en una ardua labor apostólica entre los musulmanes en Italia, Murcia, Valencia y Salamanca, donde se cuenta que durante una predicación, llovieron cruces del cielo, milagro que propició la conversión de cientos de judíos. En 1413 fue nombrado Vicario del Convento del Puig, tomando posesión en 1416, con alegría de religiosos y fieles, que admiraban su virtud. Pero poco tiempo estuvo en el cargo, pues de nuevo se lanzó a la misión con el angélico Ferrer, en Borgoña y Constanza esta vez.

En un momento, ya siendo 1417, Ferrer le reveló al padre Jofré que era voluntad de Dios volviese al Puig para prepararse a bien morir. Y allí volvió el buen mercedario, cargado de méritos y trabajos por el Evangelio. A su llegada al convento las campanas repicaron solas, anunciando a los fieles que su "santo en vida" regresaba. El P. Jofré adoró al Santísimo Sacramento y a la Madre de Dios del Puig, dio la obediencia al Comendador de rodillas, y allí mismo, en aquel acto de humildad, entregó su espíritu, el 18 de mayo de 1417. Doce días estuvo el venerable cuerpo expuesto, mientras que miles de valencianos le honraban. Obispos y abades le visitaron y encomendaron su alma, aunque nadie dudaba de su gloria.

Fue sepultado en el mismo convento y santuario de Nuestra Señora del Puig, y desde entonces su culto ha sido ininterrumpido, viéndose con frecuencia milagros a su vera. En Madrid, Valladolid y Salamanca tuvo algún culto, con altar e imagen dedicados en la iglesia de la Veracruz de esta última ciudad. En 1585 el cuerpo fue analizado y se halló incorrupto y flexible. Lamentablemente su devoción vino a menos en el siglo XVII, a tenor de las nuevas normas canónicas de Urbano VIII, según las cuales no se podía dar culto a ningún cuerpo de persona no canonizada. en el siglo XIX se comenzó el proceso de canonización, pero quedó interrupto. En el siglo XX se reabrió y de nuevo quedó cortado por la Guerra Civil Española. En 1996 se reabrió, terminado su fase diocesana en 2007, y siendo enviado a Roma. Aquí le llamamos Beato sin pretender adelantarnos a la Iglesia, pero en numerosas crónicas mercedarias y civiles se le llama Beato y aún Santo.


Fuentes:
-"Vida y obra del padre Juan Gilabert Jofré". FÉLIX RAMAJO ALISTE. Diputación Provincial de Valencia, 1998.
-"Año Cristiano de España". Tomo V. D. JOAQUÍN LORENZO VILLANUEVA. Madrid, 1792.


A 18 de mayo además se celebra a:


San Teodoto y las siete
mártires de Ancyra.
Santa Ælgifu, reina.
San Félix de Cantalicio,
religioso capuchino.





jueves, 5 de abril de 2018

Casada por una promesa.

Santa Ethelburgis de Lyminge, viuda y abadesa. 5 de abril y 8 de septiembre.

Fue hija de San Ethelbert de Kent (24 de febrero) y Santa Bertha (1 y 4 de mayo). Cuando su hermano Eadbald subió al trono, arregló el matrimonio de Ethelburgis y Edwin, rey de Northumbria. Sin embargo, Ethelburgis se negó a casarse con un pagano, por más rey que fuera, por lo cual, Edwin aceptó convertirse a la fe de Cristo. Y en 625 tuvo lugar el matrimonio. Pero la promesa de Edwin tuvo poco de sincera y Edwin siguió viviendo como un pagano. Ethelburgis rezaba constantemente por su marido, y llegó a escribirle al papa Bonifacio V para pedirle consejo, oraciones y que avisara al rey sobre su compromiso con la fe cristiana, bajo el cual se había celebrado el matrimonio, dejando entrever que le abandonaría si no se convertía.

Sin embargo, la conversión le llegó luego que su consejero, favorable a traer el cristianismo al reino, le dijera: "Sobre lo que lo precede y lo que sigue a esta vida, no sabemos nada de ello. Si esta religión puede decirnos un poco más sobre eso, entonces creo que deberíamos aceptarla".Así, en 627, Edwin sería bautizado por San Paulino (10 de octubre), confesor de Ethelburgis.

En 633 Edwin fue asesinado por el rey Penda de Mercia, un feroz pagano, lo cual hizo a Edwin, paradójicamente, un mártir de la fe, y se le venera como San Edwin (12 de octubre). El país se sumió en el caos y Ethelburgis logró escapar a Kent con su hija y San Paulino. Su hermano le donó terrenos en Lyminge, donde Ethelburgis construyó un monasterio que rigió con prudencia, caridad y firmeza. El 5 de abril de 647, lunes de Pascua, subió al cielo.


Fuente:
-"Vidas de los Santos". Tomo IV. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.


A 5 de abril además se celebra a





domingo, 3 de diciembre de 2017

De una "divina" inspiración y dos confusiones.

Beata Lucía "la Casta", virgen terciaria dominica. 3 de diciembre.

De esta Beata venerada por la Orden Dominica poco conocemos. Todos coinciden en su origen francés, y crónicas la hacen discípula de San Vicente Ferrer (5 de abril; 17 y 18 de noviembre en Juchitán; 13 de junio, invención de las reliquias, 29 de octubre, traslación de las reliquias, Segundo Lunes de Pascua), a quien habría conocido un día mientras el santo predicaba en una plaza. Arrebatada de amor divino, dejó todos sus bienes y tomó el hábito de penitencia de la Tercera Orden.

Cuéntase que su decisión de santidad era tan fuerte que al saber que un hombre la pretendía, le preguntó sobre que veía en ella que le hacía amarla. "Tus ojos tan hermosos" – fue la respuesta” – "son los que me han robado el corazón". Y al punto, Lucía se fue a su casa, y movida de divina inspiración, tomó un cuchillo y se sacó los ojos. Quedó el hombre tan tocado por aquello, que mudó su vida y tomó el hábito dominico. Y he aquí que luego de dicha conversión, Dios restituyó los ojos a la virtuosa virgen. He escrito "movida de divina inspiración", por relatar la leyenda, pues sabemos que Dios no inspira a atentar contra su Templo, que es nuestro cuerpo. Ni siquiera porque luego vaya a deshacer lo hecho con un milagro.

En realidad, al parecer el origen de esta leyenda se halla en confundir a una Beata dominica llamada Lucía con Santa Lucía Mártir (13 de diciembre), de la cual Vicente predicó un sermón en el cual dice, como se creía erróneamente en su tiempo, que la santa de Siracusa se arrancó los ojos ante un pretendiente. Es decir, que una confusión iconográfica (Lucía Mártir con la bandeja con ojos en las manos) creó una leyenda, que a su vez provocó otra leyenda en la Orden de Predicadores.

Lucía entró a la vida eterna sobre 1420, en España, adonde había seguido a su maestro el Ferrer. Al parecer Jerez de la Frontera, España, tuvo reliquias suyas y fue muy venerada allí. Por supuesto, es abogada contra los males de la vista.


Fuentes:
-Manual de los dominicos, informe de los blasones más gloriosos de la Religión de Predicadores. FR. TOMÁS DE LA MAGDALENA. Zaragoza, 1746.
-"Sacro Diario Dominicano". P. FRANCISCO VIDAL O.P. Valencia, 1747.


A 3 de diciembre además se celebra a
Santos Lucio, rey, y Emérita, virgen.
San Casiano de Tánger, mártir.

viernes, 1 de mayo de 2015

San Vicente Ferrer, abogado de la LGBT

Que hay santos con varias memorias al año, ya sea muerte, canonización, traslación de reliquias, ect., es algo ya sabido. Que algunos son trasladados por la concurrencia de su memoria con días fuertes de Semana Santa o Adviento, lo mismo. Y que otros conservan su memoria universal, más la antigua festvidad, también. Pero esta de hoy es una conmemoración seguramente insólita entre las memorias. Va de San Vicente Ferrer, que ya tiene su festividad del 5 de abril, otra vez el segundo Lunes de Pascua en la Comunidad de Valencia, y además, en México tiene otra fiesta y devoción muy singular: 

San Vicente Ferrer de Juchitán. 5 de abril; 17 y 18 de noviembre en Juchitán; 13 de junio, invención de las reliquias, 29 de octubre, traslación de las reliquias. 
La población de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca fue fundada en el siglo XV como un asentamiento zapoteca. Posteriormente con la llegada de los españoles en el siglo XVII fue evangelizado por los dominicos, ya que formaba parte de la provincia dominica de San Hipólito de Oaxaca, y fueron los dominicos precisamente quienes dieron a esta población por santo patrón a uno de los santos más venerados de su orden que es San Vicente Ferrer. 

San Vicente "el chico".
La imagen del santo patrón.
La imagen de San Vicente que es venerada en Juchitán es célebre quizá no tanto por sus legendarias historias como por la devoción popular del pueblo, que gira en torno al santo y aún más debido a la  sangrienta historia que empaña la imagen de San Vicente desde finales del siglo XIX: A partir de 1867 gobernó el estado de Oaxaca el coronel Félix Díaz, hermano de Porfirio Díaz quien posteriormente sería presidente de México por 32 años. Este período en el que Félix  Díaz gobernó abarca la reforma hecha por el presidente Benito Juárez por la cual se limitaba el poder y la intromisión de la Iglesia y se habían incautado sus bienes. El coronel Díaz llevó a un gran extremo su anticlericalismo al grado que hizo quemar los 14 retablos barrocos del Templo de Santo Domingo de Oaxaca, y así mismo se burlaba de los sacerdotes y demás ritos católicos, cosa que no era bien vista por el pueblo de Oaxaca y muchas veces ni por el mismo presidente Juárez.

Hacia 1870 se presentó un problema en la región del itsmo a la que pertenece Juchitán, ya que habitantes de este lugar a mediados de este año habían atacado un retén del ejército como protesta por los abusos y excesos cometidos por las tropas del gobierno. La situación fue tal que a principio de diciembre el coronel Félix Díaz decidió ser él mismo quien encabezara las tropas para acabar con el levantamiento armado. El día 28 de diciembre el ejército al fin pudo ocupar el pueblo de Juchitán muy a pesar de la resistencia de los juchitecos. En la madrugada del día 29 el gobernador ordenó que se le prendiera fuego a todas las casas para hacer salir a los rebeldes y matarlos. En cuanto hombres, mujeres y niños huían despavoridos por el fuego, fueron asesinados a balazos y los que lograron huir al bosque los persiguieron hasta matarlos sin importarles de quien se tratase. Muchas familias se juntaron en el atrio de la iglesia mientras contemplaban la terrible destrucción a su alrededor cuando el gobernador Félix Díaz montado en su caballo entró al templo y tomando una cuerda lanzó la imagen de San Vicente Ferrer y la arrastró por las calles de todo el pueblo, llevándoselo consigo hasta la capital del estado.

San Vicente "el Grande"
Cuando el presidente Benito Juárez se enteró de lo que Félix Díaz había hecho, le ordenó que devolviera la imagen de San Vicente a los pobladores de Juchitán, pero debido a que la caja que eligió para regresarlo no cabía la imagen, Díaz le cercenó la cabeza, los pies y los brazos y se los dio a su suegro para que los guardara y tal parece que el cuerpo lo hizo quemar aunque no lo logró por completo. Esto fue para los juchitecos una terrible ofensa y juraron tomar venganza por todo lo que el gobernador les había hecho. En 1871 debido a situación políticas en el país Félix Díaz decidió salir del país. El 4 de enero de 1872 dejó la ciudad de Oaxaca con una pequeña escolta, donde llego muy agotado hasta Puerto Ángel, un lugar cercano a Juchitán. Los pobladores se enteraron que Félix Díaz estaba cerca de Juchitán y enviaron dos grupos de gente comandados por Albino Jiménez y Benigno Cartas para prender a Félix Díaz. El gobernador no opuso resistencia pues estaba muy débil por la falta de comida y los días que tenia de viaje. Ya en las manos de los juchitecos Félix temía lo peor para sí, pero nunca se imaginó a que magnitud: los juchitecos tomaron total venganza de él. Con un cuchillo le rebanaron la planta de los pies y lo obligaron a caminar por la tierra de esa forma mientras le daban latigazos y le escupían mientras le repetían: “acuérdate de San Vicente”. Posteriormente Félix fue amarrado y arrastrado como él lo había hecho con San Vicente. Después de todo esto falleció y los juchitecos mutilaron su cadáver como él había hecho con la imagen del santo dominico.

A pesar de todo esto la imagen de San Vicente no volvió a Juchitán y se tuvo que reemplazar por otra que mandaron a hacer que comenzó a ser llamado “San Vicente chico” debido a que es una imagen de menor tamaño que el originalmente venerado. Los pobladores de Juchitán han vuelto en una leyenda la historia, pues dicen que cuando Félix Díaz mando a quemar la imagen de San Vicente sólo el cuerpo se quemó y que la cabeza, las manos y los pies quedaron intactos. No fue hasta 1964 cuando un grupo que juchitecos que estaban trabajando en la población de San Blas Atempa reconocieron en una casa de este pueblo la imagen del antiguo patrón San Vicente, y de la que dicen las leyendas que se le apareció a la dueña de la casa en repetidas ocasiones pidiéndole que devolviera su imagen a Juchitán por lo cual la mujer tuvo que aceptar. De esta manera fue que la imagen de "San Vicente grande” regresó de nuevo a Juchitán. En 2005 el templo de Juchitán sufrió un terrible incendio en el cual se quemó casi en su totalidad la imagen de San Vicente “el grande” por lo que tuvo que ser reconstruida casi en su totalidad por un artista local.

San Vicente y los homosexuales.
Aparte de estas leyendas que rodean a la imagen de San Vicente hay un curioso patronazgo que este santo ostenta en Juchitán, lo cual lo ha hecho muy famoso, y es que es considerado patrón de los homosexuales, travestis, transgéneros, lesbianas etc. Este extraño patrocinio se debe a una leyenda que se cuenta en el pueblo, pues ellos dicen que Dios envió a San Vicente a repartir por el mundo los diferentes géneros en tres sacos, uno con hombres, otro con mujeres y el otro con un tercer género, pero que cuando pasó por Juchitán se le rompió la tercera bolsa y cayeron muchos "muxes" (este es el nombre que se le da en esta región a los homosexuales). Para ellos que un hijo sea homosexual es un orgullo y gran felicidad pues dicen que nunca se casará y se quedara a vivir con sus padres y velará por ellos. Desde pequeños los niños homosexuales son aceptados en la comunidad y se les permite vestirse como niñas y se les enseña a vivir como mujeres. 


Procesión de la “Vela muxe”.

Otra leyenda similar sobre San Vicente dice que cuando el santo llegó a Juchitán se le mezclaron los costales con hombres y mujeres y que de ahí salió el tercer género, que son los muxes y del que cayeron muchos en Juchitán. Esta curiosa leyenda ha movido a una gran tradición por la veneración de la comunidad gay hacia San Vicente Ferrer en Juchitán. Cada mes de noviembre alrededor del día 17 se realiza una enorme peregrinación en honor a San Vicente de la cofradía o como es conocida en Juchitán “la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro”, donde una gran cantidad de homosexuales y lesbianas vestidos con el traje tradicional posesionan con velas y flores en las manos y concluyen con una misa en agradecimiento a San Vicente en su iglesia. Esta es pues posiblemente el único caso de una marcha del orgullo gay con sentido religioso hecha en honor a un santo y que termina con una misa. Del mismo modo posiblemente sea el único caso de una peregrinación religiosa conformada en su totalidad por homosexuales. Esta procesión a San Vicente de la “Vela muxe” como también es conocida tiene una gran fama y es tomada por muchos como un tipo de marcha del orgullo gay. Debido a esto es que el pueblo de Juchitán venera a San Vicente Ferrer como patrón de los muxes, del tercer género y de la comunidad LGBT. 

Santa Almedha, virgen y mártir.

Santa Almedha, virgen y mártir. 1 de agosto.   Fue esta una de las legendarias hijas del rey de Britania, San  Brychan  ( 6 de abril ). Hast...