domingo, 23 de diciembre de 2012

Antífonas Mayores de Adviento. Día 23: O Emmanuel

"La Virgen concebirá
y dará a luz un hijo,
y le pondrán por nombre:
EMMANUEL"
Al ofrecernos la última de las Antífonas Mayores del Adviento, el autor del Año Litúrgico quiere antes presentarnos la de la oración de la mañana: 
Hoy, en el Oficio de Laudes, la Iglesia canta esta antífona (1): 'Se ha cumplido ya todo lo que el Ángel dijo de la Virgen María'”.

Después de lo cual, podemos pasar ya a la Antífona de las Vísperas:


SÉPTIMA ANTÍFONA
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones 
y salvador de los pueblos,
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.





Y así la desarrolla el piadoso benedictino francés:
¡Oh Emmanuel, Rey de Paz! hoy es tu entrada en Jerusalén, tu ciudad escogida, pues allí tienes tu Templo. Pronto hallarás también en ella tu Cruz y tu Sepulcro; y llegará el día en que establezcas allí tu tremendo tribunal. Ahora llegas sin ruido ni ostentación a la ciudad de David y de Salomón. Es simplemente un lugar de paso para llegar a Belén. Tu Madre María y su esposo José nunca la atraviesan sin subir al Templo para ofrecer al Señor sus plegarias y homenajes, y ahora se realiza por primera vez el oráculo del Profeta Ageo, que había anunciado que la gloria del segundo Templo había de ser mayor que la del primero. Efectivamente, este Templo posee ahora un Arca de la Alianza mucho más preciosa que la de Moisés, e incomparablemente superior a cualquier otro santuario que no sea el mismo cielo, por la dignidad de Aquel a quien encierra. Es el mismo Legislador quien está aquí y no simplemente unas tablas de piedra donde está grabada la Ley. Pero en seguida el Arca viva del Señor desciende las gradas del Templo y se dispone a continuar su camino hacia Belén, adonde le llaman otras profecías. Adoramos, oh Emmanuel, todos tus pasos por este mundo, admirando la fidelidad con que cumples todo lo que de ti está escrito, para que nada falte de las señales que deben manifestarte, oh Mesías, a tu pueblo. Acuérdate que va a sonar la hora; haz que todo esté dispuesto para tu Nacimiento; ven a salvarnos; ven, para que podamos llamarte no sólo Emmanuel, sino Jesús, es decir, Salvador”.

También en este día se nos ofrece una de las antiguas antífonas que en otro tiempo se añadían a la del día, la O Hierusalem!:


SOLEMNE ANTÍFONA A JERUSALÉN
Oh Jerusalén, ciudad de Dios,
levanta los ojos a tu alrededor
y contempla a tu Señor,
porque en seguida va a venir
a librarte de tus cadenas.



El Emmanuel rodeado
por las antífonas de la O
Y a las puertas ya de la Navidad (que a todos los lectores deseamos muy felices), despedimos estas reflexiones con el último texto tomado de la “Conducta para pasar santamente el Adviento” del Padre Juan Bautista Elías Avrillon, religioso Mínimo:
¡Oh Emmanuel!, es decir, ¡Oh Dios con nosotros! En este augusto misterio es, ¡Oh Salvador mío!, en el que con justo título se te puede atribuir este glorioso nombre; porque ¡ah!, el pecado nos había alejado de ti, había formado una cruel separación entre ti y los hombres, y se necesitaba una misericordia infinita y un milagro de amor para reconciliar al hombre contigo y unir así la distancia que de ti le separaba. Pues esto es precisamente lo que tú haces, ¡Oh Dios de bondad!, en el misterio de la Encarnación: Atraviesas los espacios infinitos que hay entre el cielo y la tierra, desciendes del trono brillante de tu majestad, vienes a nacer entre nosotros, a vivir y conversar con nosotros, a hacerte semejante a nosotros para facilitar el que nos aproximemos a ti. ¡Ay!, nosotros estábamos sin conductor y tú vienes como rey, como padre, como amigo, como el deseado de todas las naciones y, en fin, como un poderoso libertador, para librarnos del pecado, de la muerte y del infierno. Ven, pues, ¡Oh Dios mío y mi Salvador!; ven a socorrernos”.

 
Pbro. Ángel Luis Estecha González.


LAS DEMÁS ANTÍFONAS:

Día 17: O Sapientia.
Día 18: O Adonai.
Día 19: O Radix Iesse.
Día 20: O Clavis David.
Día 21: O Oriens.
Día 22: O Rex Gentium.

Llegados a la última antífona, solo puedo agradecer profundamente al P. Estecha por el tiempo invertido en leer, seleccionar y traducir los textos, buscar los enlaces, conformar estos magníficos siete artículos que sin duda, han enriquecido mucho al blog, a mi, y a muchos lectores. 

Ramón Rabre. El Autor del Blog 

 


(1) Antífona del Benedictus, que recordemos es el cántico de Zacarías (Lc 1, 68-79). Sigue conservándose en la liturgia actual.

2 comentarios:

  1. Buenos días Ramon ! tengo un mensaje para vos en

    http://desdemicasarory.blogspot.com/2012/12/jesus-el-dulce-viene.html

    Un gran abrazo!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti, Ramón, por tu acogida. Espero que hayan sido de provecho para alguien. Muy feliz Navidad para todos.

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